Vemos el documental de Víctor
Magán. Gritos de rabia y alegría. Fernando tenía sueños santos de revoluciones.
Josu tenía ganas de cambiar todo. Éramos todos jóvenes. En el arranque de las
fiestas nuevas era todo fuera de lo posible. Queríamos recuperar la calle, la
libertad. Eran entonces las fiestas de Bilbao un tablado de danzas de la sección
femenina, danzas vascas organizadas por el ayuntamiento. El había jueves fuegos
artificiales pues era el día gordo y las primeras corridas de toros y teatro, pero
del malo. En Agosto Bilbao se vaciaba. Estabas de fiesta porque te lo habían
dicho. Eran fiestas para la burguesía. Bilbao era un lugar aburrido y gris. En ese
contexto hacen las primeras fiestas de Bilbao como las conocemos ahora; la aste
nagusia.
Quico mochales era un personaje
al que debemos las fiestas. Pilar Careaga, alcaldesa de Bilbao, era un caballo
salvaje y no lo permitía las fiestas. Fueron fiestas hechas para el pueblo y
por el pueblo. En la primera y única semana del deporte vasco en Bilbao el
arenal estaba vacío de coches. Podías salir revolcado otra vez. La alcaldesa lo
cierra a la semana. Esperaban el día soñado, danzar en libertad. En el 77
empezó a salir el sol en el cielo nublado. Zuron hizo una convocatoria. Era un
aburrimiento la semana grande. No había ni Kalejira. Estaban en plena
transición. Para la creación de las fiestas jugó un papel importante la radio
popular, que tenía mucha audiencia, era bilingüe y en abierto, con
participación ciudadana. En el locutorio anuncian las fiestas. Querían sokatiras,
rompe pucheros, cosas tan populistas y pueblerinas tan fáciles de hacer pero
que aquí no se hacían; txistus, panderetas, ikurriñas, banderas del Athletic….
Un tiempo nuevo iba a comenzar.
No se podía parar el reloj. Vino Berasategui, el ultimo alcalde que no pensaba
continuar en el cargo y organiza un concurso de ideas. “Montar lo que queráis”,
les dijo, “que yo me voy de vacaciones, dejo el puesto de alcalde y ya he
terminado, hacer lo que queráis”. Habla oficialmente con los ediles y todos se
ponen de acuerdo en organizan las bases para este concurso de ideas sobre las
fiestas. Montan un jurado donde estén representadas todas las organizaciones
con algo que decir, desde asociaciones de vecinos hasta lo institucional. El
corte ingles recogió todo y les dio cartera con todos los proyectos. Los vecinos
decían; “una carrera de patitos me gustaría que hubiera”. Mandaban dibujos, una
muestra de la creatividad que había en Bilbao. La fiesta no es sólo un conjunto
de espectáculos. Lo importante es crear un marco en que la gente se pueda
expresar. Este caudal de creatividad había sido secuestrado por el régimen
franquista. Las fiestas funcionan en un espacio definido, pugnan con personas
del propio colectivo, más partidarios de fiesta descentralizada por barrios.
Hubo una descentralización organizativa por parte de la comisión de fiestas
participativa. Se integran colectivos ciudadanos de lo más diversos. La propuesta
de Txomin Barullo era sobre actos concretos. Existía ya la romería que se hacía
a Begoña, pero no la bajada de Begoña al centro. Se crean comparsas y txoznak,
entran los colectivos organizados de los barrios. Han ganado los comunistas, se
quejó uno. Es un concurso abierto, participa todo el mundo, presentan trabajos,
vosotros opináis. Fue el momento de llevar las ideas a la práctica. El comité
de EMK y Barullo editan un programa ganador para que quede constancia. Hay una
convocatoria amplia y un buzón de ideas. Hay una comisión variada participativa
de ciudadanos. Los concejales y la alcaldía se van de vacaciones. En el salón
árabe colocan el campamento central de fiestas. En este salón noble venia gente
de barrios, de asociaciones de vecinos y comparsas. Las comparsas y la comisión
de fiestas recogen muchas cartas de jóvenes que mandaban. Josep Zuazo, nuestro
amigo y compañero de sueños, era el padre de la corrika. Tenía un gran encanto
personal. Caía muy bien a la gente. Combinaba bien tradición y modernidad. Tenía
ideas tradicionales sobre el mundo folclórico. El Bilbao del 79 era en blanco y
negro, y Josep era en color, tenía una sensibilidad especial para muchas cosas.
Era capaz de dedicar mucho tiempo a cosas en las que nadie se empleaba. Iba a
contra corriente. Era ingenioso, seductor, creativo, imbatible en las
conversaciones. Un tipo muy potente. Era exótico. Llevaba corbata en horas
libres, no porque trabajara en un banco, porque daba clases en una gaoescola. Tenía
una sensibilidad especial. Era como Txomin Barullo. Hay que recordar también a
Fernando Toja, comparsero. Era elegante, desprendido en dinero, conseguía datos
de todo. Creó las fiestas civiles patronales.
Mari era la diosa de la fertilidad
y de la naturaleza, un mito pre cristiano y vasco. De ahí viene el nombre de Mari-
jaia. Se crea Marijaia, representa lo femenino de las fiestas, de Bilbao. Había
que recuperar la fiesta. A Mari Puri, la creadora del muñeco le dieron unas máscaras,
le dieron el nombre y la dijeron que se iba a quemar con las fiestas. Marijaia era
una persona que había esperado mucho tiempo para divertirse. Para bailar. Debía
tener los brazos en alto para saludar. Lo suben en un coche dan 6 que se abre
por el techo. Así lo llevan a Begoña. El primer pregón fue improvisado. Se sorteó la lectura, o por designación, de la
muchacha que lanza el chupín. En el 79 toma forma el chupín. La chupinera del
siglo era un personaje creado por Emiliano de Arriaga, la única funcionaria del
ayuntamiento era la señora de la limpieza, ese cargo pasaba hereditario a la
hija. Se creó un programa de conciertos y actuaciones, se libera el arenal del tráfico
para que la gente pudiera andar. Con el desplazo de la gente se llena Bilbao de
todo. No había ayuntamiento ni policía municipal ni queríamos que hubiera en la
fiesta. Era una fiesta desde el pueblo para el pueblo. No hubo conflictos. Ni
broncas ni follones. En agosto del 78 teníamos el ayuntamiento en nuestras
manos. Las txoznas eran muy rudimentarias, hechas con muy poco. En la plaza
nueva hacíamos manualidades de barro y Kirmen Uribe hizo una mari jaia de
arcilla. Se meten en el mundo musical
por el grupo musical de Basurto.
Es el año de las elecciones
democráticas, y la victoria del athetic. Montar txoznas y comparsas. Se pidió
el doble, y se quedaron cortos. José María Amantes, comparsero, decía que eran
unas fiestas del copón, no había móviles, esto es cojonudo. Se acababa el pan
el chorizo y el calimotxo. En agosto estaba todo cerrado. Pillo de sopetón a
todo el mundo. Mari Puri hizo una falsa esquela de Mari jaia y la publicó en el
periódico. También confeccionó un ataúd de dos metros y picos de color amarillo,
como vestidos del papa, para hacerle un entierro marinero. Era el símbolo de
las fiestas. Acaban las fiestas con la sensación de que algo ha pasado gordo.
Deja la cartera Bittor Allende comparsero, y se dedica a dibujar y hacer las
fiestas. Su familia le pagaba la carrera con gran esfuerzo. Acabó la mili y
luego hizo lo de las fiestas. Fernando Toja y otros decidieron que había que
recuperar los carnavales, los gigantes y el gargantua. Se recuperaron los carnavales
con la semana grande. Los carnavales fueron la consecuencia del éxito de las
fiestas. En el verano del 79 en las calles aparecía Mari Jaia. Reservaban los
turistas las fiestas para ir a Bilbao en verano. Era un ritmo mejor organizado,
pero igual de festivo. Marino Montero estaba al cargo de la comisión de
fiestas. Santi Brouard y Pedro López Merino, dos médicos, liberales de
convicción, entendieron que la gente de la comisión sabía lo que hacían con las
fiestas y ellos refrendaron lo que se propuso. Si hacía falta que firmasen
firmaban. Entran colectivos de Bilbao, Vinuesa con la cadena Astoria y montan
el rollo teatral que es ahora Bilbao. 4 grupitos de revista y vaudeville o el
teatro de Manolita en Argentina era lo que entendían entonces por teatro. Tenían
buena relación con la plaza de toros. El ercilla y hotel Carlthon se involucran
en las fiestas. El centro es el arenal, pero ocupan todo Bilbao en sitios de
desahogo. Marije Agirregoitia fue elegida como nueva txupinera. Se estipula que
sea una mujer. Le tocó a Uribarri y deciden que Marije lance el chupín. En el
78 saliendo del franquismo la mujer estaba en desigual condición con el hombre,
sin representación social. Asomarte a un balcón con miles de personas
abarrotando el arenal debía impresionar y ver el puente, y que no había un
cacho de calle no ocupado. Estaban tan a gusto que nada lo podía fastidiar.
En el Bilbao del 80 gobierna el
alcalde Castañares. El ayuntamiento quiere tener más control de la situación.
Una cosa era la representación política y otra la participación ciudadana.
Surgen tensiones y roces cada vez mayores. Querían tener el control de la
asociación de fiestas. Hasta aquí habéis llegado, iros para casa, ahora lo
hacemos nosotros. Ellos no fueron flexibles, no estaban de acuerdo. Hay una ruptura
con el ayuntamiento. El ayuntamiento pone a Santi Brouard como presidente
comisión de fiestas y delega en Tasio Erkizia y lo convierte en miembro
comisión de fiestas y a la vez representante municipal. Trabaja de forma
puente. Castañares publica un decreto suspendiendo la comisión de fiestas, y
diciendo que la alcaldía asumía las fiestas. El PNV y el ayuntamiento hace su
cartel y la comisión el suyo. Es una bomba de relojería del franquismo en la
democracia. Querían tomar las riendas del ayuntamiento. Nombran a Padura de
presidente. El PNV toma el control y lo municipian todo. Quieren cargarse la
comisión popular y hacerlo a su gusto. José Luis Padura es elegido miembro
presidente de la comisión de fiestas. Es más financiero, un directivo de
hacienda. Se entera por el periódico que le habían nombrado. Comanda una
comisión que era él y poco más. Ya no había salida. Fue un problema político el
del 80, la gestión de fiestas, desde la autoridad política pública o desde
colectivo amplio ciudadano. Bitor allende hace un cartel que se expone en la
sala BBK y el ayuntamiento le llama y el concejal le felicita por el cartel y
le dice que si podía llevar el cartel al ayuntamiento. “Ya no es mío, lo he
entregado a la comisión de fiestas que ha organizado el concurso”, responde. No
podía ni quería llevárselo. Y le piden hacer uno parecido. Le iban a dar 60 mil
pesetas por el premio y él ya las veía peligrar. Convoca una reunión de prensa
y aparece en los periódicos diciendo que el concejal le quería sobornar. En el
cartel de Mari jaia aparece la cara del alcalde, su slogan de campaña era “el
hombre capaz”. Y escriben “Mari Castaña, la mujer capaz de cargarse las fiestas
de Bilbao”. Aparece en el cártel Marijaia en blanco y negro con la cara del
alcalde. El humor descongestiona la tragedia, alegra la vida. Marino montero, Ritxi
de tximboa de la tzoznak de entonces silban al alcalde. En la plaza ayuntamiento
desangelada, aparece el alcalde temblando como un flan, por el papelón que
estaba haciendo. Lee el pregón, con un final vibrante en que felicitó con un “felices
pascuas”. Lio 8 grupos para montar las txoxnak. Consiguió solo 8 casetas. Las
monjas han montado una txoznak también. Santiago Burutxaga fue elegido para la
comisión de fiestas del 78. Apuestan por la filosofía de la fiesta. Se organiza
sin recursos, pero con éxito un fin de semana de aste nagusia en septiembre. No
costó ni un duro. Se le llamó la Asteburu txiki. Lo propone Marino Montero en
la comisión de fiestas del 78. Apagaron las luces de las farolas, y los de la
comisión lo agradecieron; así era más fácil encontrar las luces de los bares
abiertos para continuar la fiesta. Pacta el ayuntamiento con el pequeño
movimiento ciudadano de las comparsas. Se hace una comisión mixta formada por 7
corporativos y 7 representantes de comparsas. Desaparece la representación
ciudadanía. José María amantes fue comparsero. Las elecciones, por polémicas
que fueran, se tomaban por consenso. Las reuniones en el ayuntamiento acababan
en el bar la tortilla. Llegan a acuerdos. No hay fiesta si el alcalde se
enfada. Hubo un paréntesis forzado. Y una toma de nuevo de las iniciativas, más
participativas y con más ganas. Le hacen un video en el 81 a la Ochoa, creían
que el personaje no existía, que era como la pantera rosa. La Ochoa cantaba “Ser
mariquita no es un delito, lanza el grito, libérate, si estas vivo y no muerto
dale gusto al cuerpo. Libérate”
En el 83 empezaron los nubarrones
con Julián san Cristóbal el señor gobernador. Fue el origen de la guerra de
banderas. Coge una partida de maderos, lo lleva al ayuntamiento y pone banderas
a la fuerza sin consultar con alcalde. El ayuntamiento está ocupado
militarmente y la mayoría de la corporación se traslada a Garellano. La policía
española ocupa el ayuntamiento, quita la ikurriña. El alcalde llama los
concejales de PNV y HB. Han ocupado el ayuntamiento y se trasladan a Garellano.
Hay porrazos y huracanes de banderas.
Si crees que en el cielo hay
nubarrones aun no has visto la verdadera tormenta. Empiezan las famosas
inundaciones de Bilbao del 83. Llovía todo el rato, era una lluvia tropical, a
la tarde. El agua pasa por encima de las txoxnak. Un comparsero le dice al policía,
sabiendo que debajo del uniforme hay una persona; “esto se va a inundar, deja las
puñeteras banderas y marcha para casa”. Los de la comparsa se ponen a limpiar
de noche y de día. Cada barrio hizo lo que pudo. José ángel Iribar fue el
pregonero. Fue increíble la solidaridad que hubo, todos queriendo ayudar.
Santiago Burutzaga, de la comisión fiestas 78, destaca la intervención del
estado. Los soldados ayudaron en las inundaciones. Al alcalde gobernador le
comentaron que la gente de Bilbao estaba trabajando, él dijo (pensando que
estaba a micrófono cerrado): “todos los que están con la pala son unos hijos de
puta”. Hubo una manifestación. Eso pudo acabar con cargas policiales y
represión, pero cambian el tono de las protestas y dicen; “señor gobernador
usted es un bombo”. Podía haber acabado como el palacio de invierno en la
revolución rusa del 17. Se presentó una demanda. Propusieron una penitencia
para este hombre que era que subiera a las escaleras de Mayona Begoña con
garbanzos en los zapatos, pero cocidos porque estaban contra la tortura. No se dignó
a acudir el gobernador. Nos puso querella criminal como ataque a la autoridad. Ellos
respondieron; “la autoridad hay que ganársela, no te la da un título o un traje”.
La Aste Nagusi, opina Kirmen
Uribe, es una fiesta joven, no como las que se hacen a la virgen de Begoña
desde hace años. Hay una identidad critica participativa. Es una fiesta joven,
pero con futuro si la gente participa y son populares. Si cae en el elitismo
dejará de tener futuro. Se ha mantenido durante más de 35 años. Ha surgido del
pueblo para el pueblo. La sociedad ha cambiado y las fiestas con ella. La fiesta
es única porque la gente de Bilbao es única, opina Joseba Solazabal. El concepto
de divertirnos en Bilbao es muy particular. Las txoznas no están apartadas de
la urbe sino en el centro de Bilbao y hay mucho espíritu popular, y hay integración
en la semana grande. Juega un papel importarte las comparsas, dinamizadoras de
las fiestas. Si sólo hubiera habido comisión, hubiera caído en aguas de
borrajas. La fiesta es de la calle. El programa no es tan importante, quien va
a tocar, como los bilbaínos que lo celebran. El artista viene ese año, pero luego
se marcha, o el artista, el torero…. Son elementos que la decoran, pero las
personas de Bilbao las hacemos distintas. Si quieres vender Bilbao tienes que
vender originalidad y autenticidad, y no una cosa fría. La Aste Nagusia es Bilbao
en su salsa.
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