jueves, 22 de diciembre de 2016

HERMAN HESSE Y LA TRASGRESION DE LA CONTRA CULTURA

La literatura es una forma para entender la realidad desde la reflexión. Lo que subyace en un texto como el de Hesse es un análisis psicológico, sociológico, vital, intuitivo, de hechos y situaciones que afectan a la humana condición. Por eso una vez más aquí el escritor se convierte en filosofo. Al leer una novela de Herman Hesse olvidamos el lugar donde se desarrolla, los personajes, la descripción ambiental… eso es lo de menos. Enseguida Hesse nos atrapa de forma inductiva en su hilo de pensamiento. Lo bueno de sus novelas es que son filosóficas, parecemos asistir a su monologo interior. Entramos en su pensamiento, nos abduce y nos dejamos llevar por sus frases sugerentes. Es un maestro reflexionando, filosofando, y nos hace sentir que lo que él está pensando lo pensamos nosotros también, desde siempre, pero no le habíamos dado palabras.  Su pensamiento es existencialista, religioso si quieren, apela al sentir de la trascendencia, y nos mueve a la la rebelión contra las estructuras políticas y sociales de forma total. Quizá por eso ha sido acogido como un símbolo, un icono, de la cultura hippy o mejor dicho; la contracultura pop. No hay camino para la paz, la paz es el camino. Hemos de guerrear por la paz. Frases así nos dan una idea de lo pacifista que era. Era un hombre bueno, siguiendo el tópico, pero un hombre rebelde. Tan rebelde como Sartre o Camus o toda la plana de existencialistas. Vivió mucho, casi un siglo y está a camino entre el siglo XIX y el XX. Él adopta el pensamiento de Schopenhauer y Nietzsche en sus orígenes. Es un romántico, sin duda. Pero vivió tanto que podemos decir que le influyó todo; las dos guerras mundiales, las vanguardias surrealistas…sin él no se puede entender el pensamiento del siglo XX. Se pregunta ¿por qué la guerra? Se lo pregunta desde el punto de vista de la psicología. En el siglo XX las teorías de Freud han ido tomando forma de diferentes escuelas; la sicoanalista, la jungiana, la lacaniana, los conductistas, los humanistas, la cognitivo conductual o la transpersonal y gestal… el ser humano es bueno por naturaleza como creía Rousseau en su mito del buen salvaje. Pero al ser social por naturaleza, al entrar en el Otro, debe defenderse. Él hombre, inocente corderito, puede convertirse en lobo para el hombre. El hombre en sociedad hace un pacto o contrato social formando lo que llamamos estado. En cualquier relación, de integración y comunicación, dos voluntades de poder se enfrentan radicalmente. Uno intenta imponer su tesis a la antítesis del otro no logrando nunca una síntesis en esta dialéctica infinita. Ese es el origen de la guerra.

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La gran tarea del animal humano es evolucionar de animal a humano, a Hombre. El hombre primitivo está sometido a sus pasiones y no es libre, como no lo es un animal que repite sus movimientos por la inercia del automatismo y sus instintos. El hombre es hombre porque tiene moral, cultura, es decir; puede separar el bien del mal, puede elegir. Por eso nos echaron del paraíso, porque ya no necesitábamos a Dios, sabíamos distinguir el placer del dolor, el eros del thanatos y el bien del mal. Y Dios, al que no le gusta que le asesine ningún filosofo de la sospecha, les dijo; sólo tendréis dolor en el vientre y sudor en la frente. El hedonista intenta que eso no sea así, que el hombre sufra lo menos posible y haga sufrir al otro lo menos posible. El hedonista, un punto más allá del epicúreo, reclama el paraíso perdido igual que un niño reclama su juguete o su jardín de infancia. Es el edén natural al que el escritor, siempre en busca del tiempo perdido, quiere volver. Aquí hay un tema que plantea una contradicción; rechazamos la inconsciencia del aldeano bruto que no tiene razón ni auto conciencia de vida, es decir; conciencia de muerte, conciencia de finitud. Pero por otro lado echamos de menos esa inconsciencia, o esa vida primitiva, en el campo, en la naturaleza, no pervertida por los libros, la escuela y la cultura. Ningún intelectual renegará de su razón, pero siempre le quedará un poso de “qué feliz yo era siendo inconsciente”. La conciencia nos hace sufrir, sobretodo el pensamiento dual que es la dialéctica sin solución y en eterna lucha y la conciencia de que vamos a morir. Y quizá a menor consciencia uno pueda ser más feliz o Feliciano. Todos llevamos un Sancho dentro al igual que un quijote. Nos gusta ser racionales y conscientes, pero también niños inconscientes y es que no hemos de olvidar que en el ser humano hay un 1% de racionalidad y un 99% de inconsciencia. No dejamos de ser animales por muy ilustrados del XVII nos pongamos. No somos cabezas con patas. No hemos de olvidar tampoco que la cultura es un pacto o un juego entre individuos. Es algo que hemos inventado. No hay que tomarse muy en serio un juego social. Todos los escritores y artistas han estado en contra de la moral y normas sociales de su tiempo, desde el detalle más superficial hasta el más profundo. Y también hay en Hesse mucho de ese malestar con la cultura, de ese deseo de trasgresión que es primero destrucción para luego ser creación. Nihilismo negativo que se vuelve luego positivo. Y Hesse dirá un enorme No a muchas cosas que él no comparte de su tiempo. Pero dirá Sí a un montón de utopías y sueños que son por los que ahora lo recordamos.
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Hesse fue un niño feliz en su infancia, se escapaba de sus monitores en los grupos de campamento o se negó a ir al ejército, pero tampoco quería dejar de ser racional. El hombre se diferencia del animal por su capacidad de soñar, trascender y crear. Se ha querido ver en Herman Hesse a un niño eterno, o más bien a un adolescente rebelde toda su vida. Pero quizá lo vean así sus detractores, toda esa gente “adulta y adultera” que lo pre enjuicia como un escritor para adolescentes. Era un moralista Hesse aunque lo que hiciera fuera predicar una antimoral. Nunca se puede ser a moralista, siempre está uno con algo o contra algo. Hesse, como todos los escritores (en mi opinión), idealiza a ese niño inconsciente que juega al margen de las normas sociales. Pero tampoco quiere quedarse estancado en esa etapa oral y anal del niño. Recuerdo una de sus frases; “el mayor crimen del hombre es quedarse anclado en la isla de la infancia”. Hesse, como Proust cuando busca el tiempo perdido de su niñez, está revindicando su niño interior. Pero siempre desde el adulto. Hesse no está contra la cultura ni la civilización porque sabe que eso es lo que nos diferencia de los animales, nos hace ser hombres; el humanismo. Quizá lo que pretendía era proponernos otra alternativa de cultura, una civilización más ética y pacífica.  Abandonamos el principio de placer y el de muerte y nos creamos lo que Freud llamó principio de racionalidad. Está claro que el principio eros thanatos es instintivo y connatural y que el principio de Razón (a lo que llamamos Razón y Realidad) es algo arbitrario, convencional, ficticio, hecho por los hombres para los hombres. Pero es necesario este principio. Incluso en la anarquía se da este principio, pues la anarquía no deja de ser otro tipo de estado. Los filósofos de la sospecha sospecharon de la Realidad, la Razón y de la idea de Dios. De la Realidad sospecha Marx, de la Razón Freud y de Dios Nietzsche. Hay que ir un paso más de la razón cartesiana (pienso luego existo), de la razón hegeliana (la realidad es racional. La razón es realidad y punto, no me preguntes más) y de la razón de los ilustrados como Kant.  Más allá de esa diosa Razón consciente está el Logos que engloba lo físico con lo metafísico, el noúmeno con sus fenómenos, la ciencia con el espíritu. Y es el logos el verdadero conocimiento al que ya los presocráticos intentaron llegar con sus raras elucubraciones, mezcla de ciencia y religión. El humano actúa de forma diferente al animal primigenio, pero sin olvidar que somos animales. El hombre sería una evolución superior que se aleja de lo primigenio y al que le enorgullece formar parte de la especie humana o al que le avergüenza serlo, pero intenta cambiar el mundo para mejor. La teoría de las especies de Darwin engloba con la idea de la supervivencia o ley del más fuerte (o más listo, o más guapo…) Esta vida es una lucha de todos contra todos, como decía Hobbes en el Leviatán. Una voluntad de poder sobre otra, una selva, y cada uno con su guerra. Sálvese quien pueda.   Ana María Matute decía que no estaba nada orgullosa de pertenecer a la especie humana. Y Herman Hesse tampoco. Era ese niño que es rebelde pero bueno, que desobedece las leyes de los mayores, pero no para hacer gamberradas sino las justas para intentar ser feliz. Es como Jesús cuando se escapa de sus padres para ir al templo y aprender de sus maestros sacerdotes. Jesús hacía el bien, pero era rebelde. Y eso es una prueba más de que la ética placer/ dolor hedonista contempla más que la moral católica Bien/mal que es relativa.
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Herman Hesse es el autor de Demian, el lobo estepario, shidartta, bajo las ruedas, Gertrudis, el juego de los abalorios, Narciso y Godmundo, sus cuentos, el último verano de Klinsor.. nos enseña cómo hacer el paso de lo primigenio a lo evolucionario sin que nos cause trauma. Es ese devenir un camino por recorrer. Quizá por eso escribía tanta bildur romans o novela de iniciación del adolescente en la vida. Este género de novelas nace en Alemania en el romanticismo con las penas del joven Werther de Goethe o incluso con su Fausto. Fausto hace un pacto con el demonio. El demonio le dice; ¿cogerás la manzana envenenada del árbol de la ciencia o el de la vida? Y Fausto escoge el de la ciencia. En el árbol de la ciencia de Baroja volvemos a ver las enseñanzas seudo budistas de Schopenhauer y el vitalismo de Nietzsche; escogemos el árbol del conocimiento perdiéndonos el de la vida. Nos hacemos empollones y se nos olvida vivir. De eso trata la novela Demian. Sinclair es un chico estudioso cuya vida trascurre entre libros y mamotretos. Su compañero de colegio es el típico gallito de instituto, el típico matón, un chico callejero con gramática parda. Demian (que significa demonio. De nuevo el leviatán de Hobbes) hará cambiar la forma de vivir de Sinclair, el tímido y retraído buen estudiante. ¿no es acaso ese el argumento de la historia interminable? Bastián es un chico marginado en su colegio con el bullin. Y Atreyu es un héroe de aventuras, de cuentos y del mundo de la fantasía. Esa dualidad entre el estudioso/vividor (árbol de ciencia y el de la vida) la volvemos a ver en Narciso y Godmundo. Uno es un fraile erudito y el otro un fraile de la vida, de la experiencia. Jane Austen habría llamado a uno Sentido y al otro Sensibilidad. O ilustrado y romántico. Creo que me siguen. Herman Hesse sigue repitiendo esta dualidad, esta dialéctica, en el juego de los abalorios. Lo increíble de esta novela es que los monjes hermenéuticos y escolásticos de una abadía pretenden catalogar y sistematizar toda la cultura que ha habido hasta esta época. En el monasterio saben de todo y tienen el interés cultural de unir todas las artes y humanidades y hacer un compendio del todo, del absoluto de nuevo. Hesse en esta novela está haciendo un monumento al humanismo; el hombre ha de saber de todo porque nada del hombre me es ajeno, como decía Cicerón. El hombre de letras es también de armas. Es el Hombre, diletante renacentista, concepto de HOMBRE con todas sus letras.  Son monjes copistas que intentan abarcar todo el saber cómo una biblioteca de Alejandría o como el mito de la biblioteca universal de Borges y de Funes el memorioso que todo lo quería recordar. El Aleph del Borges es un lugar de la pared desde el que ver el mundo entero en toda su amplitud, complejidad, ambivalencia e infinitud. 
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Hesse rechaza lo animal primigenio, pero también la represión y la razón erguida como diosa razón. Creo que buscaba un punto medio. El recuerdo de la infancia, de la belleza, de los primeros momentos en nuestra vida infantil sólo puede pensarse desde la auto consciencia y el presente- ahora en que somos adultos. Cuando éramos niños no lo saboreábamos. Actuábamos inconscientemente. Quizá fuéramos más felices, pero no teníamos las herramientas conceptuales para ser conscientes de esa felicidad. El Zaratrusta de Nietzsche es un salvaje, un Calibán inconsciente, que no sabe que es feliz, pues no lo analiza.  Hesse es un contra moralista. En su época la sexualidad estaba reprimida. Se condenaba el mundo sensorial, el de los sentidos, el del cuerpo porque ya Platón había creído que el mundo intelectual era superior al sensorial. Y había errado al dividir alma/cuerpo.  Igual que lo cree Fausto cuando vende su alma a cambio del conocimiento. Nietzsche fue el filósofo que nos hizo reflexionar sobre el mundo inmanente, el del cuerpo. Que las filosofías, hasta la que se creía ciencia, venían de la cabeza de unos seres humanos. Que quizá esos seres humanos fueran unos resentidos con su propio cuerpo que por eso condenaban el de los demás. Nietzsche nos enseñó que la filosofía era otra filología más, y que era más bella expresarla en prosa poética que en sistemas hegelianos cerrados. Esa es la muerte de Dios, el paso de lo apolíneo a lo dionisiaco, de lo intelectual-divino- a lo sensorial- humano, el paso de la metafísica a la física y a la ciencia. Nuestra cultura actual es claramente dionisiaca y materialista (no el materialismo dialéctico de Marx pero sí mucho del de Aristóteles) Ahora estamos en el otro extremo y rechazamos todo lo que tenga que ver con cultura, con al política, la educación, religión o Dios. Vivimos en la sociedad de los estímulos, la cultura del consumo, y esto es un epicureísmo mal entendido y no hedonista. Nuestra sociedad del ocio y el espectáculo nos satisface los instintos primarios, los sensoriales, los sensuales. Damos culto al placer físico y creemos en la ciencia como nueva diosa razón. Es la actual una cultura dionisiaca en todas sus formas (la tele, el deporte, el sexo, los chats) que rechaza lo apolíneo y lo espiritual. Sólo creemos en lo material, en el fenómeno, en lo que podemos tocar y percibir con los sentidos. Hesse quería que el ser humano evolucionara a hombre, no se queda en la bestia del bosque o basajun que era el Zaratrusta o el Gilgamesh. Ahora vivimos en la animalidad porque el capitalismo nos suple momentáneamente las carencias materiales, emocionales e intelectuales y es el nuevo Dios el divertirse, el carpe diem, el no ocuparse en teleologías y en teologías.
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Hesse nos propone nuevos estados de conciencia. Busca la armonía, la ataraxia griega- católico, la quietud, el nirvana de Shidarta. Quizá por eso coqueteó con las drogas, seguramente experimentó menos que la fama que tuvo por ello. Realmente fue más la cultura beat la que experimentó con drogas como aparece en la historia de las drogas de Escotado. La filosofía literaria de Hesse es el gran salto del hombre que es intelectual pero no rechaza lo sensorial ni el mundo infantil ni la trascendencia ni la búsqueda ni la rebelión. Como en el cuento de las habichuelas mágicas, propone un camino iniciativo para escarbar de abajo a arriba. La religión es la jerarquía de la tierra al cielo, del hombre a dios. El hombre busca la luz en la penumbra oscurantista y el nirvana, el conocimiento es plenitud, pero por si solo no basta; es necesario el sentimiento, la trascendencia y el inconsciente y los sueños. Su filosofía es más que existencialista porque es vitalista. El existencialista Kinkegard existe, como idea, como ser pensado así mismo, pero no vive, no goza la vida. Y Nietzsche nos dice; vivir, pero vivir desde el ombligo, la nariz, el estómago y el pedo escatológico. Defiende lo dionisiaco frente a lo apolíneo. Defiende un hedonismo de hombre frente al falso placer del animal. El gozo al que se refiere Epicúreo es de carácter ataráxico, quieto, placentero, e intelectual. Como en la lámpara maravillosa de Valle Inclán, se nos propone el placer del cuerpo, pero también el de la mente.  Es el lenguaje y sus relaciones el que nos da placer o causa daño. Olvidamos que la civilización y la cultura es un juego creado por el hombre para el hombre y como tal es dinámica, cambiante, temporal. Hesse rechaza todo el ruido gutural de la animalidad para buscar la comunicación entre personas. Por eso rechaza la guerra, las estructuras sociales que oprimen a ese hombre (cuando se le trata como animal, como instrumento y no fin en sí mismo) La religión y la política y la economía han reprimido al hombre. En nombre de ideales ha muerto. Y los ideales de Hesse son vitales, en cambio. El estado del siglo XIX ponía falsas perspectivas en los ideales, uno era de un partido o de otro, se podía matar o morir en su nombre. Esas estructuras sociales no querían liberar al hombre sino atarle en corto, reprimirlo y oprimirlo. Las arengas de Hitler trataban al nazi como una masa, como un animal o un vegetal. Por eso las estructuras sociales, que son un pacto del hombre salvaje con el otro, deben cambiarse. Las estructuras o el sistema deben permitir que el ser humano desarrolle sus necesidades básicas (aquella pirámide de Maslow) pero también sus aspiraciones no materiales, de índole intelectual o espiritual. El estado de aquel momento impedía que el animal humano evolucionara a hombre. Hesse quiere que el paso de animal humano a hombre se haga realidad vital. No quiere animales humanos. Recoge su saber de Nietzsche, pero lo suaviza, lo civiliza, igual que hizo nuestro Ortega. Dónde Nietzsche dice león pongamos guerrero o atleta. Donde Nietzsche dice bestia interior digamos inconsciente a sublimar por el artista. Del inconsciente se ocupó Freud. La realidad es un ensueño, magia, Maya para los hindús, un teatro, una representación. La vida es el sueño donde buscamos nuestro bienestar olvidando que solo es voluntad y representación. En la fantasía estamos despiertos y cuando vivimos esto que llamamos realidad es cuando estamos dormido. El hombre actual está dormido porque el despertar es muy doloroso. Hay diferentes niveles de auto conciencia. Hesse rechaza la animalidad. No cree en el súper hombre, pero sí en un hombre compendio de armonías. El Súper hombre necesita de una imposición, que le digan ¡eres divino!, no le convence el mero hecho de ser hombre lineal, de formar parte de un todo. En Nietzsche el súper hombre es un todo. El hombre en Hesse es el súper hombre (dionisiaco) de Nietzsche frente al hombrecito o el cura- camello (apolíneo) El hombre de Hesse se convierte en súper hombre por ser hombre. Y es un hombre rebelde que quiere cambiar el mundo. Quiere trasformar la realidad religiosa política. Protesta contra ella. Es una rebeldía vital e intelectual. No es solo la rebeldía del inmaduro, de juventud. Se leen libros en la adolescencia (que es rebelde) pero no se leen en la madurez que debería ser también rebelde. Rebelión no es sinónimo de juventud, es un proceso de toda una vida. El hombre maduro tiene que ser rebelde, resucitar su niño interior. El joven inmaduro se encuentra con la rebelión. García calvo pedía la rebelión contra todo lo que se nos impone. El No como palabra sagrada.  El No aparece en la adolescencia e inmadurez del niño que protesta por todo, y pide caca y pis. El ser humano es el mayor destructor, puede su inconsciente querer matar al vecino y puede destruir el medio ambiente y cargarse el planeta con una bomba atómica.
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EL SI Y EL NO, PALABRAS SAGRADAS

Pero después de la bomba atómica de Nietzsche, yo soy dinamita, viene la reconstrucción. Después del existencialismo negativo que se queja de todo y critica todo, viene la reafirmación de esta vida. Quizá desde el dolor, sí, pero aceptando ese resentimiento interior que todos tenemos. La iglesia no acepta que son resentidos. Nietzsche sufrió mucho y su filosofía está llena del dolor y sufrimiento de un eccehomo y un anticristo. Lo que no te mata te hace más fuerte. Escucha a tu cuerpo dolorido. Y a la naturaleza que te grita. La rebeldía a la que invita Hesse es la rebeldía desde la madurez, y desde el logos. Ser crítico, libre pensante (ni bien pensante ni mal pensante) como proponía Kant en su atrévete a pensar. Protestar contra lo que se nos impone como forma de realidad y racionalidad. Eso dura toda una vida. ¿En qué momentos de nuestra vida uno dice el NO como palabra sagrada, seguido de un SI profundo a la propia vida?  No a la muerte. Si a la vida. Nietzsche. (lo contrario al Muera la inteligencia Millán Astray con Unamuno) Decir un no encierra un si rotundo a lo que hay que descubrir. En la adolescencia está más acentuado el NO. El No es la muerte, el nihilismo negativo y pesimista de Heidegger. El Si es un nihilismo positivo, existencialista. Hay que dar el paso a ese si desde el no. Se impone en la adolescencia y madurez como un deber moral decir un no para revindicar después un si que no sabemos lo que es. Al decir no sabemos lo que no queremos, aunque quizá aún no sepamos lo que queremos. El sí aparece sin dogma ni oposición, sin planteamiento dictatorial, irá surgiendo cuando caiga el edificio falso del NO. El No es una bolsa adosada a un falso edificio que explota y se cae. El sí es la edificación después de ese no sin saber qué forma tendrá finalmente el edificio. Si sabemos qué edificio vamos a hacer empieza la imposición; las cristaleras serán de este estilo, haremos la casa empezando no por el tejado sino por los andamios… dejemos que el edificio sea lo que vaya surgiendo sin imposición ninguna. Es el edificio conceptual de nuestra mente o el de la creación de una novela, me da igual. Para muchos los filósofos de la sospecha fueron unos niños rebeldes que jugaban a la revolución. Era una pataleta de burgueses e hijos de papá, como dicen despectivamente. Aquello solo era romper, destruir. Romper farolas, destruir contenedores o quemar conventos. Pero lo que no ven es que detrás hay una filosofía de creación. Se rompen los automóviles para recuperar el placer del tren. Se rompen los ordenadores para protestar que no contraten a nadie. Un No radical que hay que decir es a la tele. Es un medio de incomunicación entre humanos, de sobre información que nos satura y se mete en nuestras vidas condicionándolas. Desde fuera organizan la vida ante unos intereses estructurales. Te imponen la realidad, te venden una realidad impuesta. Me obligan a mí a echarme la siesta pues si respeto los ritmos de mi cuerpo siempre me entra sueño después de comer. Qué casualidad, siempre después del telediario y durante el documental de animales de la 2. Se obliga a participar en un si determinado estructural que coincide con el no de muchos individuos, choca. Es el devenir de la propia dinámica de la historia, la vida en común, el organigrama estructurado para que la vida sea lo que alguien ha estructurado que sea.  Digamos sin miedo un No a la guerra, a la mala utilización de los recursos naturales, al falso tiempo del ocio, al consumismo. El decir no es un si que hay que descubrirlo. Sabemos lo que no queremos, ¿sabemos lo que queremos?  
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Hesse era un antisistema. Individualista. Asocial. Seguramente creía en el mito del niño salvaje de la selva. En el pequeño salvaje de Truffault vemos la dualidad contradictoria entre Naturaleza/ cultura y civilización. Protesta por que acabamos con el medio ambiente. Critica la animalidad humana primaria, la razón cuando actúa sin logos. Tener razón e idea es seguir el principio de placer y nada más, no pensar en el principio de placer de los demás. Mi libertad acaba cuando empieza la tuya. Hesse pasa por este filtro de interpretación. No seamos animales de realidades, no creamos solamente en la propia concepción de cosas materiales. Optemos por lo que crean un si, aunque las masas dejen al individuo minoritario abandonado. La masa es un ente sin control acorde del silbato, hay masas en el futbol, los deportes, la política, son un símbolo grupal. El grupo abandona el concepto de individuo y hace que los individuos desaparezcan y triunfe el berrido de las masas. El hombre crea e idea, la masa cree. El individuo se hace masa, leamos la rebelión de las masas de Ortega. El individuo da un grito silencioso contra las masas. En este sentido conviene leer también al anarquista Maxz stirner el único y su propiedad. Carlos de Agustín recuerda cuando empezaba las charlas con aquello del individuo ciudadano al margen de una estructura que hace que no exista como individuo. Los conceptos totalitarios y absolutistas de pueblo, nación- estado… hay que desterrarlos de nuestro vocabulario.
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El problema del individualismo es llevarlo a la praxis. Yo actúo bien, éticamente, pero ¿podemos asegurar que el otro también lo hará? Es un intelectualismo moral lleno de inocencia pensar que cuanto más sabemos, o más intelectuales seamos, mejores personas seremos. En ese error cae Platón identificando al sabio con el bueno. Puede haber un catedrático de ética inmoral o el hombre más culto ser una mala persona. El estado siempre trata de ser un instrumento para castigar, dominar… el hombre es bueno por naturaleza, pero eso lo ignoran, el hombre es un animal y como tal debe ser dominado, reprimido, amaestrado. De esa forma surge el estado o el capital como un ente paternalista y patriarcal que vela por todos nosotros y que hace las cosas por nuestra propia seguridad. El colectivo en vez de corregir, castiga. Parten del supuesto de que el hombre es lobo para el hombre. El mal está en el ser humano, inherente a él. El gitano nace ladrón y la prostituta nace prostituta, ignorando los condicionamientos sociales; familias desestructuradas, pobreza…Aparece siempre la voluntad de poder en el hombre al interactuar con el otro. Empieza el mal con la sociedad, el hombre se hace lobo cuando hay otro individuo. los regímenes totalitarios emplean el código penal y estados más liberales prefieren re corregir a la persona con trabajos a la comunidad… tratan de reconciliarla con su sociedad, reinsertarla. Los estados totalitarios tratan al hombre como animal y los estados democráticos como ser humano. Del estado nación a la federación hay que intentar no condenar al que infringía una norma. Es mejor corregirlo en el error que ha cometido. Dulcificar las convenciones. El hombre es un lobo para el hombre. El sumatorio de individuos que da por resultado la convivencia le dulcifica intentando que el castigo no sea lo propio en una convivencia democrática sino una pequeña corrección conductista.
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Zaratrusta es una divinidad. Soy dios y os doy mi mensaje de trasformación, yo soy un Destino.  Aquí en Hesse hay individuos que antes de ser otra cosa son individuos. Alcanzan divinidad en su individualismo. Luchan por la concepción de ser un hombre. El de Nietzsche es un hombre endiosado. El de Hesse es sencillamente un hombre humano.

CONTEXTO AÑOS 60-2000

Hesse es un icono de la rebelión y trasgresión. Icono de la contracultura hipee como Jon Lennon, los Beatles, Janes Joplin o las drogas. En ese momento vital Hesse no va en esa recta. Los beats deciden quedarse en el camino, como la famosa novela de Jack Kerouak; En el camino. Se resisten al cambio tecnológico y surgen las distopías como el mundo feliz de Huxley o el gran hermano de Orwell o incluso Walden 2 del conductista Skinner.  La sociedad de finales del siglo XX se resiste al cambio, pero otros quieren cambiar, mejorar el mundo, moverlo, son los pogres. El retro es aquel que se reafirma en un tiempo pasado que ya no volverá y que es siempre retrogrado, reaccionario con lo nuevo y trasgresor.  Pogres y retros surgen en estos tiempos históricos. Hesse propone nuevas andaduras por las que se desarrolla la vida de cada cual. La cultura necesita ir a contracorriente de lo establecido y habitual. El NO se usa de forma muy directa, es un no a lo establecido, se trata de encontrar un si, que unos dejan definido, y otros no. Nietzsche hablaba de la nueva aurora, que es lo que ahora en la postmodernidad llamamos new age, pero Nietzsche estaba loco…. Estos autores beats (de la generación beat o bicho) como Gisber con su aullido sacan una tarjeta roja a una falsa cultura. La cultura y civilización es la corrupción del hombre natural, del buen salvaje, inocente por naturaleza. (eros y civilización de Marcuse) El consciente reprime al inconsciente y de lo que se trata es de sublimarlo en el arte, nuevo dios de los puristas y estetas. No se trata de cargarse la civilización y volver a ser un mono sino de proponer nuevos caminos al hombre y al humanismo, rutas alternativas, que ahora llamaríamos histers, tribus urbanas. El otro, los demás, es lo que le corrompe.  El infierno de los Otros, decía Sartre, Si viviéramos solitarios no habría ni pecado para la religión católica (como decían protestantes, luteranos, anglicanos y erasmistas con el sacerdocio personal pero universal). El hombre en solitario es un ángel súper hombre y en sociedad un lobo. Un hombre individualmente cogido no es nada, pero juntos son mucho.  Las masas entran en esa contra cultura y el sistema absorbe también los movimientos de denuncia y protesta que lo pretenden destruir; el dadaísmo, el surrealismo, las camisetas del ché…para muchos hombres “serios” los hypies son unos “desmelenudos” sucios vestidos de vagabundos. Lo yuppie absorbe lo hippy y el capitalismo gana la batalla.  Aquí hemos tenido un pequeño mayo del 68 en la acampada de puerta del sol durante el 15m. Esta gente ha dicho NO, ha dicho basta ya a una linealidad que no satisface el principio de placer de un sumatorio de individuos que no quieren ser considerados masa, que ya desde la rebelión de las masas de Ortega tiene carácter peyorativo esta palabra que suena más a harina que a persona. Desde esa individualidad el grupo es un sumatorio de individuos, una federación republicana, un pueblo. Y sí, son populistas, pero menos que el partido popular. No caen en la masa. Aparecen conceptos de nación etc para reaccionar contra el individualismo anti sistema.
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Hesse nació en 1880  y murió en el 62. Vivió 90 años.  No consiguió ver el sueño logrado de Mayo del 68. Lo rozó. Herman Hesse está a caballo entre el romanticismo decimonónico de Schopenhauer o Nietzsche o Fitse y lo que se llamó realismo y después vanguardias. Vivió dos siglos, dos guerras mundiales, felices años 20 y años de gran depresión. Surge en los 60 las primeras protestas, Jon Harrison, Bob Dylan, Jon Báez, un nuevo mundo a contra corriente frente a las burguesías establecidas con sus sistemas políticos reaccionarios y caducos como el nacionalismo. Una nueva generación de gente ve otros sonidos, otra música, poesía, otra manera de escribir, de sentir la religiosidad, y las relaciones personales. El catolicismo en los años 70 y 80 estuvo muy cerca del comunismo y los curas obreros de la transición y democracia. La revolución cultural de los 60 le pilló a nuestro filosofo Aranguren en la universidad de California en el 68 del Mayo. Allí se había exiliado y vio todo ese mundo. E intentó comprenderlo desde una fe que se resquebrajaba como parte de ese sistema caduco y ese status quo que empezaba a moverse. Aranguren dio clases a alumnos de ese mundo contracultural en la línea de Marcuse, Adorno, Erick Fromm, Chomski, wiliam Reich… por entonces se leían cosas como el archipiélago gulag de solsevisky que denunciaba el sistema estalinista… en la película el Diputado los protagonistas leen la forja de un rebelde de Arturo Barea. (Ramón Barea es el actor) La transición en España supuso una ruptura, un corte brusco, una lucha generacional, vital, lo anterior ya no sirve. Ese es el NO. Aquellos que lucharon contra Franco y le dijeron No, empezaban tímida y moderadamente a dar el sí a la democracia. Surgían periódicos que ilustraban a los ciudadanos y que hablaban de libertad de prensa, de opinión, de religión, de empresa. Se enfatizaban los derechos humanos. El ciudadano estaba implicado en la política. Ahora es totalmente absentista y pasota, no vota, deja hacer. los medios de comunicación entretenían, pero no aborregaban y no olvidaban su papel informativo y didáctico. La gente creía en el sistema, en la democracia. Era algo vivo, estaba en la calle. El periodista encontraba sus noticias en la calle, en la gente y no en notas de prensa, copia y pegas institucionales o noticias mandadas por agencia efe. La transición fue una liberación en todos los sentidos; desde el cine que se veía clandestinamente en Francia, hasta las actrices del destape en aquellas películas de zoom borroso y cámara moviéndose. Surgían los cantautores, una nueva música para un nuevo tiempo. La filosofía y la cultura era algo que interesaba al ciudadano. Se hacían fiestas y guateques. Llegaban libros clandestinos de escritores en el exilio que volvían al país. Claro que, como toda revolución burguesa, la clase alta acabó imponiéndose sobre la baja, para que todo cambiara y así todo siguiera igual, como se cita en el Gatopardo de Lampedusa. Los hypies de antes son los yuppies de ahora, la sociedad se ha sofisticado y aburguesado. Esto lo vemos en el cine de Almodóvar; de sus películas caseras y entre amigos en súper 8 al cine exquisito de ahora.

La sociedad tardó en adaptarse a esos mundos de lo novedoso. La movida fue movida, pero para unos pocos, los que iban de discoteca en discoteca y de fiesta en fiesta. Antonio López era un cronista de la calle y los edificios y Umbral lo era de los famosos y la noche. Como en toda revolución, primero trascurrió en la teoría y luego en la práctica. Al igual que los ilustrados franceses fueron el germen de la revolución francesa, los escritos de la escuela de Madrid (Ortega, Julián Marías, Xubiri, Aranguren, Zambrano, García Calvo, Carlos de Agustín…) calaron en aquella sociedad. La poesía social y la novela de denuncia dejó paso a la poesía de la experiencia y la experimentación. Esta nueva generación de la transición había nacido ya con el cine, el teléfono, los comics y la cultura pop. La literatura insuflaba las conciencias y cambiaba las conductas. Los escritores republicanos volvían de su exilio. Canciones y libros animaban a rebelarse y ser rebelde era algo más que una canción tonta a la que el mundo ha hecho así.  Esta literatura fue un punto de referencia para el edificio que en el tiempo de la historia se va edificando. Y Herman Hesse era entonces un autor de culto.
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El libro enseña el NO como palabra sagrada y el si como palabra por descubrir. Lo mismo que se experimentaba formalmente en la literatura, también se experimentaba con el mundo de las drogas. Como se relata en la historia de las drogas de Escotado, todos querían hacerse “un viaje”.  La psicodelia y las pastillas permitían entrar en los mundos oníricos con los que ni Freud pudo adentrarse. La maraya del Ello y lo inconsciente sigue siendo insondable. Es más noúmeno que fenómeno. Se quería escribir de una manera distinta al estado normal y por eso mucha gente escribía borracha o drogada intentando emular a los poetas malditos de Montmartre y Montparnasse. No sabían entonces que realmente se escribe igual drogado o no, incluso quizá se escriba peor puesto hasta las trancas. Era más una pose que una realidad en el escritor. Es cierto que la droga potencia la sensibilidad, concibes la realidad de manera distinta. Herman Hesse ya nos estaba hablando de esto, de abrir nuevos estados de conciencia, estados alterados.  Janis Joplin muere de sobredosis. El guateque era algo novedoso. Esa era la noche y el día era la facultad, la protesta, la manifestación, las huelgas, el movimiento estudiantil. Toda esta cultura es tan amplia que puede ir desde Elvis Presley hasta el suicidio de Kurt Kobain del grupo Nirvana en los 80. Quiero decir que ha durado casi medio siglo, que se ha erigido como un movimiento con entidad propia. Todo lo ocurrido en la segunda mitad del siglo XX puede considerarse contra cultura y el inicio de lo que ahora llamamos postmodernidad. También es cierto que mucha gente murió del caballo. Murieron poetas jóvenes imitando a Rimbaud en su malditismo y esnobismo.  La generación Beat es un ejemplo de ello. La generación de las sureñas americanas, los novísimos experimentales, el hiperrealismo, el arte abstracto, el informalismo europeo, el arte pop, el cubismo, la música pop rock… hay tantos movimientos como queramos dentro de ese grupo que llamamos contra cultura.  La generación beat comparte con Herman Hesse ese carácter contra moralista; los protagonistas son jóvenes en su viaje iniciático, a veces el viaje es drogándose, a veces el viaje es en una furgoneta recorriendo la américa profunda como en la novela En el camino. Y el personaje ficticio de Ned Casaddy.  Empezaba el mundo de las adiciones, prozac y dudas. La sicología se implanta con más fuerza que la religión. Son los nuevos curas. La psiquiatría es el Orfidal-opio del pueblo. El periodismo se convierte en tercer medio. El objetivo es trasformar la realidad y verla de otra manera. Jimis Hendrix muere de sobredosis. También Jim Morrison murió. Y así una larga lista de artistas que mueren jóvenes y dejan una bonita calavera; James Dean, Marilyn Monroe, Fredy Mercuri de los queens, David Bowie, Leonard Cohen o Mickel Jackson. Jon Harrison canta mi dulce señor. Se empieza a hablar de la tercera vía en política y en cultura. Frente al rock and roll duro de los Rolling y la música pop de los Beatles aparece Harrison cantando mi dulce señor. La nueva religiosidad es la sicodelia, los sonidos, la anti psiquiatría que hace mella en ese tiempo.
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Hay que mencionar el concierto en la isla de whit. Isla de la paz. La contracultura de Jon Harrison, de donovan, Joan Baez, Bob Marley fumándose sus porritos de marihuana… el acontecimiento de contracultura, de paz hypis amor y drogas, decir SI al amor y NO a la guerra. Se quiere romper con la violencia estructural de una sociedad capitalista que produce un sistema de clases sociales y castas. Todo esto surge en EEEUU con las protestas ante la Casablanca por el cese de la guerra de Vietnam (algo que se irá repitiendo cada vez que el imperio entra en una nueva guerra; bosnia, Afganistán, Irak..) También surgen movimientos anti militaristas. Además es en EEUU donde surgen los movimientos contra el apartheid. Es la cultura afroamericana la que protesta contra el racismo y la xenofobia de los yanquis; primero con los indios o nativos americanos en sus reservas en la época de la fiebre del oro y el western. Y luego con los movimientos anti segregación racial de Martin Luther King. Esto hay que verlo en el contexto mundial del fin del colonialismo; Gandhi e Indira Gandhi en la India, Nelson Mandela en Sudáfrica. las canciones de Ella FitzGerald y el discurso de “hoy, he tenido un sueño”. Luego se verá que este racismo esconde algo peor, la oporofobia o fobia al pobre. (si el negro es jugador de baloncesto como Jordán o presidente como Obama no somos racistas) Junto a esto surgen las tres olas del feminismo, tres olas que van desde las sufragistas londinenses y americanas hasta las nuevas feministas como Naomi Woolf o las afroamericanas. Surgen las ONG, resurgen con más fuerza los sindicatos. El pacifismo va secundado por el ecologismo, se crea Greenpeace, las protestas por la OTAN o la ONU o el FMI fondo monetario internacional y el BM banco mundial, con lo que entramos ya en la antiglobalización y lo antisistema. Esto podemos leerlo en Chomsky o en No logo de Naomi Klein o en los documentales de Michael Moore. El ecologismo quiere volver a un estado primigenio más conectado con la naturaleza y el locus armonius. En ese sentido surgen los poetas trascendentalistas americanos como Whitman, Emerson o Thoreau y sus cantos a la vida comunal y en la naturaleza. También surge en esta época la new era y el gusto por lo exotérico, y lo paranormal y las primeras sectas. Según estos nos encontramos ahora en la era de acuario, nueva aurora de la postmodernidad. Surgen las novelas de distopia y de ciencia ficción, el comic como una cultura no apocalíptica y si integrada en lo pop. Warhol hace sus serigrafías de Marilyn y la coca cola. El hombre llega a la luna y se desata la carrera espacial junto a la guerra fría. El mundo dividido en el bloque comunista y el capitalista. El miedo al terrorismo islámico, la inseguridad ciudadana, la paranoia con la seguridad colectiva que denunciaba por ejemplo Susan Sontag. Hay protestas también por las centrales nucleares o desastres como Hiroshima y Nagasaki. EEUU es capaz de destruir el mundo con una bomba atómica. Nos llenamos de pánico ante la carrera armamentística de EEUU y la URSS. No repitamos los errores de Austrich, nos dice la escuela de Frankfurt y de Palo Alto. También surgen otros movimientos como los de la defensa de los gays y la inter sexualidad, las primeras LGTB. Era una época de cambio en la que se decía NO a muchas cosas y SI a otras tantas. Sin embargo, el acontecimiento de la comuna de París fue una revolución en toda regla, una revolución burguesa, como ya estudiamos con Jules vales. En cambio, todo aquello de los 70 fueron unas revueltas que quizá en conjunto fueran más multitudinarias que la comuna, pero mayo del 68 no reunió tanta gente como aquella comuna de Sartre. Sartre estuvo en ambos acontecimientos; en la comuna y en el mayo. Empezó como una revuelta estudiantil, pero se convirtió en un fenómeno mundial de masas. La movida que tuvimos en España no es ni un 5% de la que hubo en Nueva York. Greenwich villaje sustituía a Montmartre como cuna de la cultura mundial. La bohemia estaba ahí, en los teatros de Broadway y el actor estudio y en las películas de Woody Allen perseguidas en la caza de brujas de Mc Carthy. Fue otra revolución burguesa más pues sólo son unas elites las que toman conciencia del no y hacen esos actos. La clase medía seguía estos grupúsculos minoritarios, secundándoles a veces con violencia. La comuna fue un no rotundo de las clases menos favorecidas de la sociedad.
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Toda revolución comienza en su élite intelectual y acaba en la calle, a golpe de hoz y martillo. La sociedad copiaba a los grandes ídolos de la televisión y la publicidad. Y no hay que olvidar que la clase medía lo que quiere no son ideales sino ponerse en el nivel económico del burgués contra el que luchan. La gente quiere comida, vestidos, no ideales abstractos. Fue por tanto una sustitución de unas clases sociales por otras. Un acceso al poder de aquellos que lo criticaban, instrumentalizando a las grandes masas influenciables. Al final los privilegiados siempre son una minoría, pero se logró implantar cosas como el estado de derecho actual, una democracia más a o menos saneada que funciona gracias a las clases medías o como diría Borges, gracias a la manipulación estadística. En la comuna de París, las clases sociales bajas ocupan todas las calles. Fue una rebelión total. Las clases sociales no tenían nada que perder, se morían de hambre. Claro que hubo una instrumentalización de la burguesía a las clases bajas. Pero la diferencia es que mayo del 68 fue una revuelta de una clase social alta y culta que no pasaba hambre. Los de la comuna de París si la pasaban. Es importante el papel que toma el partido comunista en todas estas revueltas, que ha ido evolucionando desde el socialismo utópico y el materialismo dialectico a una izquierda más suavizada, más europea (con la entrada de la OTAN de González) y que ha terminado constituyendo la amalgama de partidos que es ahora. Segmentación de las izquierdas en vez de unión (la unión hacía la fuerza) La izquierda se encuentra segregada en partidos ecologistas, verdes, feministas… Podíamos decir que la izquierda se ha convertido en ambivalente, multi cultural, plural y mestiza, ambigua. Los grandes meta relatos e ideales se han convertido en consignas, campañas del momento y pensamientos débiles de Vattimo. Aquel Mayo empezó en el campus de California con el dreamers de los mamas and the papas. No olvidemos las canciones del recién premio nobel Bob Dylan; la verdad está en el viento. o el recientemente fallecido Leonard Cohen. O aquí en España Serrat, Víctor Manuel o Aute; el pensamiento no puede tomar asiento. Jon Harrison, con mi dulce señor refleja lo que es contracultura de ese tiempo, es una canción sintomática de aquella contra cultura. El movimiento filosófico que está detrás de todo esto es el  existencialismo. Juliette Grecó se convierte en musa existencialista. Sartre y Simone son el modelo de pareja liberal con relación abierta y sexo libre. Camus representa al hombre rebelde, al ángel caído, él es el extranjero y también la peste para la sociedad y también el mito de Sísifo, aquel titán y atlas prometeico que lastraba la pesada bola del mundo a su espalda. Los elementos que entonces eran contracultura, ahora tienen calidad de “clásicos”. El pogre y retro de entonces es el carroza casposo de ahora. En el 15 m del 2011 se visionó en la puerta del sol los videos de García Calvo hablando a la gente como adalid de la revolución. Incluso se musicaron sus poemas, se convirtieron en canciones y del libre te quiero, Vasilio Martin Patino ha hecho una película. Un tal Fancin rodó un documental sobre todo lo relacionado con el 15m. Isabel escudero era la compañera sentimental de García Calvo y también aparece en la docu movi. Isabel escudero escribió las adivinanzas de coser y cantar hace ya muchos años. Entonces todos teníamos 20 años y descubrimos que la vida iba en serio y que tendríamos amigos, tendríamos amor, aunque Goytisolo nos dijera que la vida no tenía sentido. Y encerraron a Panero dejando a gente como Fraga en la calle.
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En este artículo no nos interesa averiguar si Hesse tomaba drogas o no. Si es un invento de sus publicistas o tenía una vida monacal como la del juego de abalorios. Eso son añadidos extraliterarios a una obra que habla por sí sola. El adolescente que no haya leído el lobo estepario no ha tenido adolescencia ni tiene perdón. La pubertad, la adolescencia, y la juventud son la época en que el hombre se ve obligado a elegir. Empieza la terrible condena a la libertad que decía Sartre; tener que elegir. Ya desde que Adán prueba la manzana, la vida está llena de pequeñas decisiones y elecciones. Si tomamos una no podemos tomar la otra. Y eso choca con nuestro deseo de absoluto, de trascendencia, de posesión, de tenerlo todo. Y todo no se puede. Es terrible el tema de elegir. Es lo que Eric Fromm llamó el miedo a la libertad. Los esclavos tienen miedo a la libertad, miedo a salir de la caverna de sombras platónica y claman al cielo unas cadenas. ¡vivan las caenas de tv!. La gente con miedo a la vida te dice cosas como “si dios no existiera todo estaría permitido; ergo existe” o “dios no existe pero hay que inventarlo”. La adolescencia es el momento de optar. Hesse es novelista para la adolescencia, pero no solo para ella. Lo puedes aplicar a todo momento de la vida. En la madurez te sirve el no como palabra sagrada. Vale para los 15 años y para los 83. El no adolescente nunca nos abandona. Un señor mayor puede rebelarse a tomar sus medicinas en el geriátrico.  La Bildurs roman es las novelas de iniciación, de la adolescencia. Lo han sustituido las novelas de autoayuda que nada tienen que ver con estas novelas en las que siempre hay un viaje, un camino, un peligro. Si algo bueno tuvo el romanticismo y el idealismo alemán fue reconciliarnos con nuestro ego y nuestro yo. El romanticismo es la época más individualista me atrevería a decir de toda la historia. Y es en la adolescencia cuando formamos la conciencia del propio yo y lo solidificamos. Las novelas de Herman Hesse te hacen plantearte cosas de la vida, del rumbo que va a tomar y en ellas siempre está la elección, la duda no cartesiana sino vital, y el canto a la libertad que, claro, entraña la posibilidad de errar y equivocarnos. Es necesario un aprendizaje de la madurez. Llega un momento en la vida en que los cuentos de hadas ya no sirven y necesitamos patrones de identificación como los personajes de estas novelas de iniciación. Y cuando digo iniciación casi debería decir iniciación masónica, pues sabido es que Goethe era masón. Los libros de Hesse nos permiten conocer la vida, saber estar, afrontar las zozobras, descifrar la vida, descodificarla. Los protagonistas de este tipo de novelas son héroes románticos como el Childe de Lord Byron en sus peregrinaciones. Son románticos que hacen el gran tour por Europa o el universitario Andrés Hurtado del árbol de la ciencia. Estas novelas nos hablan de las pasiones políticas, religiosas y vitales. El romántico es aquel que se quema. No se adapta a la vida. Quiere transformarla, cambiarla, darle una visión distinta. Ser romántico (ahora diríamos gótico, emo, hister) entraña soledad, marginación, malditismo. El individualismo es egoísta, nada tiene que ver con el comunismo y mucho con el genio y con el artista. El individualismo es lo que más choca con el estado. Pero quizá no choque tanto con el capital pues el capitalismo busca la idea de auto selfman, de hecho así mismo, de ciudadano Kane y de multimillonario que empezó repartiendo periódicos. Y Donald Trump es un ejemplo de este individualismo neoliberalista, neocapitalista. ¡si los románticos levantasen la cabeza…!
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El Lobo estepario es un canto al individualismo y a la libertad. El lobo es el agresor, pero es el marginado. El lobo es el súper hombre que ataca, que tiene voluntad de poder. El hombre es un lobo para el hombre. El rebaño excluye y margina al lobo. Por eso el lobo se vuelve agresor, en malestar con la cultura. El rebaño es masa gregaria y baila el canto gregoriano. De repente el hijo pródigo se escapa del padre, Jesús se escapa de sus padres. El pastor de sus ovejas las abandona a todas para ir a buscar a la oveja negra, a la oveja descarriada. Nietzsche dice que el súper hombre es león, pero también podría ser lobo o águila, que son grandes pero siempre vuelan solas. Dios nos libre de tanto súper hombre, cantaba Machado y quizá lo cierto este en ser un “lobito bueno” como el de la canción de Rosa León. Además, el lobo estepario es el paradigma de lo antiguo frente a lo moderno. El lobo estepario es el proyecto moderno que empezaron los ilustrados y que ya nadie sigue. Y la chica con la que baila el charlestón representa la postmodernidad. Hago esa lectura del libro; él intenta ser libre y ella intenta ser feliz, solamente, que no es poco. Son un poco el personaje de Pastor y Neumática del Gran Hermano. Él es un erudito refugiado en los libros y ella baila la última canción de vanguardia. Denotamos en Hesse de nuevo la dualidad entre lo cultural y lo vital, entre el hombre encerrado en sí mismo y sus libros y la mujer viva la vida. Igual que Demian y Sinclair.  Ella representa la aparición de las vanguardias. Ella le pone al día de lo novedoso, es una pogre y él es un retro. Nos habla Hesse en esta novela del cambio generacional, de un nuevo tiempo histórico.  Las masas no se adaptan a las vanguardias, sino que estas se nutren de pequeños individuos que las apoyan.
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Con el paso del tiempo la vanguardia se convierte en algo natural, asumido por el sistema. Diariamente surgen nuevas vanguardias. Lo conservador tiene su tiempo. La Vanguardia recuerda que vienen nuevos tiempos. Y lo nuevo se come a lo viejo. Los antiguos criticaron lo nuevo y los nuevos lo antiguo en una eterna dialéctica de lucha de clases, incluso lucha generacional. Pero esto se ha desorbitado en nuestra sociedad actual, la información y las modas van tan rápidas que no hay ni tiempo de asimilarlas. Cuando nos hemos comprado el último modelo de ordenador ya han salido 7 mejores. Y pasa con la música, la literatura como producto comercial, la información, la comunicación en redes sociales…
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el lobo estepario es el individuo asocial o el erudito antisocial y marginado. Es un antihéroe existencialista más que un héroe romántico.  Ella representa la banalidad, lo superfluo y frívolo, la insoportable levedad del ser. Él es la gravedad del mundo, densa y pesada como la roca de Sísifo. Lo moderno frente a lo postmoderno. La dualidad Demian/ Sinclair es otra ambivalencia entre dos seres antagónicos como Sancho y el Quijote que al final se intercambian papeles en alegre simbiosis. La filosofía de los contrarios enriquece el entorno, pues cuando sólo está el Uno no hay comunicación. No hay ambivalencia, el individualismo hace del yo un absoluto. El individualismo es el ideal, pero en toda sociedad hay dialéctica y es imposible ser individualista 100%. Por eso surge la lucha de clases, de tesis. Quien es uno, quien es otro en la Interpretación de la realidad. El mundo de las ideas de Platón y el de las cosas de Aristóteles no se dan por separado sino en conjunto, y de esta forma no hay absoluto sino ambivalencia.
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Allan watts basándose en teorías tarotistas de armonías mezcla la religiosidad y la no violencia, como una nueva forma de comunicación que surgía en lo social rompiendo la cultura tradicional. En la Editorial kairos se ha publicado a Salvador Paniker en la colección de contracultura. El autor del cuaderno amarillo vivió la Gauche divine barcelonesa junto a Racionero, Regás, Carmen posadas, Terenci moix, y su novio, la Matute..  Conocí un periodista que había vivido todo esto. La actual música new age tiene muchos rasgos de esoterismo.  Lorena mc kernitt, o Enya hacen una música de contracultura. En mundos tan hostiles como la década de los 80 90, crean una vanguardia en la música; música relajante, estética, pacifica, sonidos delicados, como en la nueva aurora de Nietzsche. La Contracultura la asume el sistema. Cuadros dadá decoran los bancos. Los creativos publicistas usan la lluvia de ideas y el cadáver exquisito en sus campañas.  Las vanguardias políticas de hoy se convertirán en status quo del mañana. El sistema tiene siempre carácter conservador y sabemos que toda innovación quedará algún día atrasada. Pero es necesario que haya trasgresión y vanguardia pues la historia de las ideas es cíclica, cambiante, mutable. En el análisis de la filosofía de podemos vemos rasgos del pasado y sabemos que pronto quedaran anticuados. Mi dulce señor jon Harrison, de los Beatles se lo dedica al hari crismath, a la espiritualidad, religiosidad, la ruptura con lo establecido. Igual que esa foto de Jhon Lennon con Joko ono en la cama. Ya sabemos dos cosas; que el mundo funciona por contraposición de dualismos (idealismo materialismo/ romanticismo realismo) y que la trasgresión será normalizada y asumida con el paso del tiempo, que todo lo cura. 
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https://www.youtube.com/watch?v=pl2IJql7-CU
Hesse nos ha dejado grandes palabras como rebelión, Anarquismo, percepción, belleza, verdad, armonía… grandes palabras que hacen que el hombre sea hombre frente a la fealdad, la desarmonía, la guerra del ser humano. No hay que pedir la paz sino guerrear por la paz. Estar en guerra y poner paz en nuestro interior. No se habla de grandes revoluciones sino de la otra, de la revolución personal. No era un autor infantil o juvenil, aunque lo idealizáramos en nuestra juventud. Dejó escrito que lo más nefasto del hombre es ese quedarse anclado en la isla de la infancia. Hay que dar el paso a la madurez. Es un viaje iniciático como en la bildur romans. Sus novelas tienen mucha filosofía poética. No es doctrinario ni panfletario. No es moralista sino contra moralista. No es un impositor. Es muy libertario. Es un personaje libertario de si mismo, según dejó en sus escritos y según vivió. No le costó adaptarse al papel del intelectual comprometido que opina de todo y se hace referente moral de sus lectores. Fue activista político, fue comprometido y sobretodo vivió acorde a su filosofía personal, siendo ejemplo para todos sus seguidores. Fue un personaje público y político. En él está Heidegger, Schopenhauer, Nietzsche, el budismo, el tao, la religiosidad desde lo místico. Lo mismo le valía la religión católica occidental que lo hindú pues su fe no se establecía en los dogmas y lo heterónomo sino en lo autónomo. Hay algo que trasciende en el ser humano y lo asumimos en condición de hombres. Pretendía llegar a la ataraxia, al nirvana o al menos a la felicidad. Fue un hombre de acción, no solo de palabra. Tenía compromisos políticos y su reino queda en el cielo, así como en la tierra. Viajó mucho en vida, fue aventurero. Siddhartha es el libro arquetipo del funcionario que se va a la India, a que un chamán le cambie la vida.  Vivía solo de escribir, aunque hizo algún trabajo periodístico. Le gustaba la música. Era un hombre pacifico, y pretendió ser sabio pacifico. Fue un rebelde en su vida. La rebeldía aparece en la juventud, pero también hay una rebeldía más madura. El último verano del pintor Klinsor es su último libro. Fue un testamento literario. El protagonista es un viejo bohemio, un pintor que recluido en una casa en medio de la nada (como el Walden de Thoreau) repasa su vida y se propone pintar su último cuadro. La narrativa de Hesse siempre tiene de protagonistas a niños, jóvenes, adolescentes, rebeldes, artistas liberales, profesiones bohemias, aventureros… Es el fin de los días de un anciano que no deja de ser rebelde. La ética debe acompañarnos toda la vida, así como la rebeldía de cada cual. Si por ejemplo alguien descalifica a la ética diciendo que es una inmadurez de adolescencia es porque no quiere tener un compromiso de madurez con la realidad. Se pretende descalificar a los personajes de Hesse como personajes adolescentes, pero son personajes humanos y éticos. Ética es la excelsa madurez del individuo que hace de la rebeldía su punto de referencia para trasformar la realidad. Dime si te llaman inmaduro y te diré que grado de madurez ética tienen los que así se manifiestan. La ética es revolución y la revolución siempre es madurez. Los que la califican de inmadurez no son revolucionarios y esconden su egoísmo y se vanaglorian de él descalificando a la parte contraria que tiene ética y compromiso. Hesse opta por la ambigüedad moral. No toma parte ni por el bien ni por el mal. Ni por Nietzsche, ni por el placer ni el dolor. Muestra su pensamiento y que cada cual saque la consecuencia de ir al dolor o al placer. el chico estudioso quiere ser como el matón del colegio y el monje envidia la erudición del otro monje.  Destierra la animalidad, pero juega con el recuerdo que los adolescentes tienen de sus pasiones. Es un autor global que pretende interpretar al Hombre con mayúsculas. Tuvo esposa e hijos. No era budista. Le interesa el sentido de la trascendencia desde lo místico
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En el Lobo estepario aparece un circo con el cartel de “abstenerse gente normal, solo para locos”. Un profesor de filosofía me preguntaba; ¿cómo lees esto si es solo para locos? Tonto el que lo lea.  Esto me recuerda al cuento del final de la América de Kafka en la que aparece un circo y el artista del trapecio. Y el cuento, también de Kafka, del artista del hambre que pasa hambre dentro de una jaula. La nueva novela de Juan José Millás está basada en el artista del hambre y la metamorfosis; un hombre que vive dentro de un armario. En El balneario de Hesse se retrata a un hombre, hospedado en un hotel-balneario, al que le molesta la presencia del otro. El hombre es bueno hasta que entra en contacto con el otro. Freud decía que tenemos instintos, un hombre desearía matar a otro cruzando una calle ante una mala mirada o gesto.  Hesse escribió Sobre la paz, editado por Bruguera. Lo decoran ilustraciones y pinturas hechas por él. Es una apología del pacifismo, sin destrozar al otro. Gandhi Emerson Thoreau, los poetas pacifistas y trascendentalistas, influyeron en su prosa. Hesse no es otro filosofo de la sospecha aunque en él esta Marx, Freud y Nietzsche. Es más escritor y filósofo de la contracultura. Fue un adelantado a su tiempo y pregonó el inicio de la postmodernidad.
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Bibliografía de libros que se leían entonces:

El capital de marx, el manifiesto comunista

El zaratrusta, ecce homo, el anticristo, la voluntad de poder, el caminante y su sombra

Psicoanálisis de Freud, tótem y tabú, el malestar de la cultura, sobre la interpretación sueños  

Eros civilización de Adorno

El hombre unidimensional de Marcuse

El desayuno almuerzo desnudo de wiliam bougrourst

El camino de Keruak

Aullido de Gisber

Wiliam Reich escucha hombrecito, la revolución sexual, la función del orgasmo

Fromm, miedo libertad, el arte de amar, ética y psicoanálisis

Laing la antisiquiatria

Historia de las drogas escotado

El tercer ojo de lampsa

El héroe de las mil caras de Cambell

El mono desnudo

No logo Naomi lein

La forja de un rebelde

Los 400 golpes de Truffault (peli)

La evolución especies Darwin

El ser y la nada Heidegger

Angustia, temblor, de Kinkegaard

La nausea de Sartre

La habitación propia de Virginia Woolf

La metamorfosis, el proceso, el castillo de Kafka

La peste, extranjero, mito de sisifo, Calígula, el hombre rebelde de Camus

La mujer rota, el segundo sexo, Simone de Beavour

El árbol de la ciencia de Baroja

La rebelión de las masas, la deshumanización del arte ortega

La deconstrucción de Derrida  

Claros en la noche Zambrano    etc ect

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