El malo de la película
Gonzalo Villar
Ha muerto Fidel Castro, el
comandante cubano. Noticia que no nos pilla por sorpresa; tenía 90 años y una
enfermedad lastrándole desde hacía mucho tiempo. El especial sobre su muerte
estaba ya preparado en periódicos y televisiones. Cuestión de esperar. Ya no
sabíamos si era otra de esas informaciones falsas que circulan por internet y
se viralizan en el wasap.
El mundo intelectual se divide
ahora entre sus detractores y admiradores. Se puso de moda ir a Cuba y darle la
mano. Le visitaron presidentes y gente anónima. Ya no podemos estrecharle la
mano. Fue un dictador, pero para otros; un héroe consecuente con sus ideas. Era
de muchas ideas, de discursos de 7 horas y un intelectual amigo de Hemingway o
García Márquez. Lezama Lima y José Martí son los escritores revolucionarios,
pero no debemos olvidar a los escritores disidentes; Reinaldo Arenas, perseguido
por su homosexualidad, o los exiliados a Miami, como Zoe Valdés que lo demoniza
en su novela La Nada Cotidiana.
Fidel era el ‘abuelito’ de un
país bloqueado económicamente. Fumaba puros habanos y echaba ´humo negro´ como
el del antagonista del inspector Gadchet, de malo de la película. Así nos lo
presentó el cineasta Oliver Stone. No sabemos qué hubiera pasado si no hubiera
sido asesinado el Che. Guevara fue como el mesías y Fidel materializó esta
‘religión’. Es el rol Jesús Pedro, Sócrates Platón, Quijote Sancho, Lenin Stalin.
El hombre idealista deja enseñanzas y proyectos y su continuador lo desvirtúa. Ya decía Wilde que se perdona antes al
criminal que al soñador. Mataron a Jesús y salvaron a Barrabás o al Che y quedó
Fidel.
¿Qué pensaría Che de las
camisetas con su efigie? Al final lo antisistema es asumido por ese sistema.
Los surrealistas se revolverían en sus tumbas al ver a los empresarios (digo
emprendedores) decorando sus oficinas con cuadros dada. Los publicistas usan la lluvia de ideas para
diseñar creativas campañas publicitarias. Todo es absorbido por el capital,
hasta la contracultura. No nos afiliamos a los partidos o grandes revoluciones
sino a consignas, y eslóganes. En la muerte de los meta-relatos ser rebelde es otra
moda hípster más, otra tribu urbana. El capitalismo ha ganado la batalla al
comunismo, pero en esta globalización e imperialismo estadounidense hay ‘una isla
resistiendo al invasor’ Fidel fue la utopía llevada a la praxis El paraíso en
la tierra que prometía el marxismo acabó en infierno. Un país no puede cerrarse
en autarquía, aunque tampoco delegar en las multinacionales las labores de
estado. El neoliberalismo del Banco Mundial y el Fondo Monetario también es una
dictadura encubierta, con sus víctimas. Donald Trump va a involucionar todo el acercamiento
de Obama, a ‘lo pato’. Pero la esperanza es lo último que se pierde, porque la
utopía sobrevive a sus adalides… ¡Hasta la victoria siempre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario