Carmen Martín Gaite nació en Salamanca el 8 de diciembre de 1925 y murió
en Madrid el 23 de Julio del 2000. Recibió el premio príncipe de Asturias en
1988. Carmiña (como la llamaban los que la
querían) era la segunda hija del matrimonio formado por José Martín López y
María Gaite Veloso. Sus padres se habían conocido en Salamanca, donde su padre
ejercía como notario. Allí en Salamanca hay un monumento erigido en su honor
desde diciembre del 2000, en la Plaza de los
Bandos, donde nació,
en la ciudad de Salamanca. Sus abuelos maternos y su madre eran de Orense. Su
abuelo había sido catedrático de Geografía y su tío abuelo fue fundador del
Ateneo de Orense y director y editor del periódico El Orensano. La
familia solía pasar todo los veranos en una finca que tenían sus abuelos
maternos en San Lorenzo de Piñor (Barbadás), a cinco kilómetros de Orense. Estos viajes fueron la
base de su vinculación con Galicia y su interés por la cultura de la tierra,
que sirve de escenario a alguna de sus obras como Las ataduras y Retahílas. Carmen nació y creció en la ciudad de
Salamanca. En su infancia no acudió a ningún colegio ya que su padre, de ideas
liberales, no deseaba que fuera educada en una institución religiosa, por lo
que recibió clases de profesores particulares y de su padre, gran aficionado a
la historia y la literatura, que ejerció como iniciador de Carmen y su hermana
Ana en estas disciplina.
El comienzo de la Guerra Civil Española impidió a Carmen cursar el bachillerato en el
Instituto Escuela de Madrid, como ya había hecho su hermana Ana, por lo que
tuvo que realizar sus estudios de segunda enseñanza en el Instituto Femenino de
Salamanca, cuyo ambiente se refleja en su novela, Entre visillos. Allí
tuvo como profesores a Rafael Lapesa y Salvador Fernández Ramírez, dos futuros miembros de la Real Academia Española y que marcaron su vocación literaria. En 1943, inició sus estudios de
Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde tuvo como profesores a Francisco Maldonado, Antonio Tovar, Manuel García
Calvo y Alonso Zamora Vicente, En el primer curso coincidió con Ignacio Aldecoa y Agustín García Calvo, en esos años colaboró en la revista Trabajos y
días, donde aparecieron sus primeros poemas y también se interesó por el
teatro, participando como actriz en varias obras. Durante el verano del 1946,
permaneció becada en la Universidad de Coimbra, en la que afianzó su interés
por la cultura galaico portuguesa. En
verano de 1948, tras terminar su licenciatura en la rama de Filología Románica,
fue becada para ampliar estudios en el extranjero, en el Collège International
de Cannes. Allí
perfecciona el idioma francés, se inicia en la literatura francesa
contemporánea y conoce un tipo de sociedad más abierta y cosmopolita. Ese mismo
año, al volver de Francia se trasladó a Madrid con la intención de preparar su
tesis doctoral sobre los cancioneros galaico-portugueses durante el siglo XIII,
que no llegaría a concluir. En Madrid se reencuentra con Ignacio Aldecoa, que
la introduce en el círculo literario de algunos de los componentes de la
llamada Generación del 50, entre los que se encontraban Medardo Fraile, Alfonso Sastre, Mayrata O'Wisiedo, Jesús Fernández Santos, Rafael Sánchez Ferlosio, Josefina Rodríguez Álvarez (Jose fina Aldecoa) y Carlos Edmundo de Ory o Juan Benet.
Poco a poco su proyecto de la tesis doctoral se fue diluyendo y ganó peso
su dedicación a la literatura. Publicaba cuentos y artículos en revistas y
trabajó durante un tiempo haciendo fichas para un diccionario de la Real
Academia Española, trabajó también como profesora en un colegio femenino y como
empleada de la notaría de su padre que se había trasladado a Madrid. En 1953,
comenzó a colaborar con la revista literaria Revista Española, y en el
mes de octubre contrajo matrimonio con el también escritor Rafael Sánchez Ferlosio, al que había conocido a su llegada a Madrid en 1950.
Tras la boda, el matrimonio pasa unos meses en Roma, en casa de los abuelos maternos
de Sánchez Ferlosio, además de visitar otras ciudades italianas como Nápoles, Florencia y Venecia. Este periodo
italiano le llevó a contactar con la literatura contemporánea de ese país;
entre sus principales influencia destacan Cesare Pavese, Italo Svevo y Natalia Ginzburg. Se separaría
de Ferlosio en 1970, para vivir con su hija Marta que fallecería en 1985 a la
edad de 29 años. En la primavera de 1954 obtuvo el Premio Café Gijón por su
novela corta El balneario. En octubre de ese mismo año nació su primer
hijo, Miguel, que murió de meningitis en mayo del año siguiente. Su hija Marta,
nació dos años después en 1956. Su consolidación como novelista llegó con el premio nadal que obtuvo en
enero de 1958 por su primera novela larga, Entre visillos. La segunda
fue Ritmo lento, que quedó finalista del premio Biblioteca Breve de
Narrativa de 1962.[3]
En los años sesenta, deja un poco de lado la escritura de ficción, atraída
por la Historia, permaneciendo más de diez años sin publicar ninguna novela.
Fruto de este trabajo son El proceso de Macanaz: historia de un
empapelamiento (1970) sobre el político del siglo XVIII, Melchor de Macanaz, y El conde de Guadalhorce, su época y su labor
(1976). En esa línea de investigación construyó su tesis doctoral con el título
Lenguaje y estilo amorosos en los textos del siglo XVIII español, que
leyó el 11 de junio de 1972, con 46 años, ante un tribunal compuesto por sus
antiguos profesores Rafael Lapesa, Alonso Zamora Vicente, y que también
componían José María Jover y Emilio Lorenzo.[3] La obra, que
analiza curiosos fenómenos desaparecidos como el "chischiveo",
fue publicada en 1973 con el título Usos amorosos del dieciocho en España]
Recibió, entre otros, el Premio Nadal y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Españolas en 1988. Premio
Castilla y León de las Letras en 1991. Premio
Nacional de las Letras Españolas en 1994. Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1997.
Escribió el balneario en el 57, ganando el premio café gijón. La novela
mezcla el surrealismo con el costumbrismo y hay mucha influencia de Kafka; un
matrimonio pasa unos días en un balneario dónde se mezcla lo real y el sueño, o
la pesadilla, la fantasía y realidad para hablarnos de la alienación humana.
Ese mismo año escribe entre visillos, la vida e infancia de unas chavalas de
pueblo que asisten a bailes sociales para conocer chicos. Una de ellas se
enamora de Klein, el misterioso profesor de arte que llega al pueblo. La novela
ganó el premio Nadal y fue llevada al cine. En el 59 publica las ataduras y en
el 63 ritmo lento. Después se dedica a sus investigaciones históricas y hasta
el 74 no publica y lo hace con retahílas y dos años después con fragmentos de
interior. El cuarto de atrás del 78 es otro sueño suyo. Un periodista que se
parece a Mefistófeles al demonio la hace una entrevista en su casa. Ese
periodista representa el interlocutor soñado que Carmen estuvo toda su vida
buscando: el lector ideal potencial. La escritora responde al periodista y
hablan de meta literatura. Ganó el premio nacional de literatura narrativa con
esta su mejor obra.
Recopiló sus cuentos completos entre el 78, el 94 y el 2005. Se la
considera una escritora infantil ya que ha publicado muchos cuentos infantiles:
El castillo de las tres murallas (1981), El pastel del diablo
(1985), Dos relatos fantásticos (1986), Sibyl Vane (1989) y
sobretodo Caperucita en
Manhattan (1990).
Caperucita debe entregar un pastel que su madre ha cocinado a su abuela que
vive en la otra punta de Nueva York. Pero por el camino se encuentra al lobo,
el señor Woolf, que es un empresario comercial que quiere comprarle los
derechos de la tarta para venderlas en una multinacional de pasteles. De esta
forma la Gaite critica el capitalismo que intenta que lo pequeño sea absorbido
por lo grande, lo artesanal y casero y tradicional comprado por el dinero. Esta
obra se la dedico a su hija muerta y se escribió durante la movida y el mayo
del 68. Es un cuento infantil pero con una moraleja para adultos, con mucha
ideología.
En el 92 escribe nubosidad variable, la historia de dos amigas que
estudiaron juntas y que se vuelven a encontrar y mantienen una
correspondía. Una Marina es una ama de
casa y la otra una sicoanalista y juntas hablan de cosas de mujeres. Ese año
publica dos cuentos maravillosos y en el 94 la reina de las nieves. En el 97 lo
raro es vivir e irse de casa un año después. En lo raro es vivir escribe su
novela más existencialista y nihilista, con música y banda sonora de los Beatles.
Con irse de casa cuenta la historia de una generación de mujeres cuando la
protagonista vuelve al pueblo de su infancia. En el 2000 deja inconclusa la
novela los parentescos. Tras su muerte
se publica La guapa dorroniense (2001) y el El libro de la fiebre (2007 - póstumo,
escrito en 1949) escrito durante una enfermedad larga de la autora. Su
poesía esta recopilada en A rachas (1973), Todo es un cuento roto en
Nueva York (1986), Poemas de 2001. Solo escribió una obra de teatro;
La hermana pequeña del 99. Carmen Martin Gaite solo tuvo una hermana.
Carmen Martin Gaite ha escrito mucho ensayo. Se licenció en historia con la
tesis El proceso de Macanaz: historia de un empapelamiento (1970) en la que habla de un mitómano noble. También
ha escrito El conde de Guadalhorce, su época y su labor (1976). Sus
ensayos sobre el amor más conocidos son Usos amorosos del dieciocho en España (1973) y Usos amorosos de la Postguerra española (1981) premio anagrama de ensayo en el 87. En ellos
aborda la poesía del amor cortés, el amor al estilo ilustrado y las relaciones
de amor en el franquismo, el conservadurismo del matrimonio, las costumbres
como los bailes sociales, las canciones típicas, las coplas, los poemas de la
época… sobre meta literatura ha escrito El cuento de nunca acabar (notas
sobre la narración, el amor y la mentira) (1983)Desde la ventana:
enfoque femenino de la literatura española (1987) Vida cotidiana en tiempos de Goya (con
Natacha Seseña y Gonzalo Anes) (1996) La
búsqueda de interlocutor y otras búsquedas (1974), artículos Agua pasada
(Artículos, prólogos y discursos) (1993), Cuadernos de todo (2002),
diarios Visión de Nueva York (2005), diario Pido la palabra
(2002), conferencias Tirando del hilo : (artículos 1949-2000) (2006
Carmen Martin Gaite fue la mujer
de letras total, la gran humanista que estudió historia y filosofía y letras y
lo mismo escribía novelas que poemas que ensayo. Era hija de una familia noble
y liberal que era amiga de Unamuno al que invitaban a sus tertulias
intelectuales y al que tuvo de maestro. Su padre era notario y tenía una gran
biblioteca. Se llevaba sólo un año con Ana María Matute y muchas veces las
confundían pues ambas escribían de fantasía y ambas se las catalogado como
escritoras infantiles, relacionadas con los cuentos de hadas. Tuvo una triste infancia en Salamanca,
una etapa melancólica en la universidad, un encierro voluntario en el archivos
de Simanca para escribir su tesis doctoral(Estudió Filosofía y letras) y sus
apuntes y tesis de novela histórica, cuando aún se refugia en el orden de la
historia. Sus personajes casi siempre son femeninos, mujeres que se
salen de la senda marcada y de lo convencional. En las ataduras por ejemplo se
hace mención a la mujer que estaba atrapada por las ataduras de la época.
Aunque no se consideraba feminista Carmen Martin Gaite es una de las primeras
escritoras feministas en nuestro país. En nubosidad variable dos mujeres
dialogan sobre la vida y la literatura. Una obra que aún hoy es actual y de
plena vigencia. En su ensayo sobre la ventana Carmen reflexiona sobre el papel
de la mujer en la historia y en el arte y la literatura. El tema de la mujer lo aborda también en sus
dos ensayos sobre el amor en el XVIII y en la posguerra. Desde el amor cortés
del renacimiento y cortecía pasando por la canción galaico portuguesa. Y es que
a Carmen Martin Gaite le apasionaba la literatura gallega, los cancioneros
épicos y liricos, pero de la misma forma estaba fascinada por la literatura
inglesa y francesa y americana, sobretodo por el romanticismo y realismo. En
sus conferencias reunidas en Pido la palabra la autora analiza a las mujeres
del 98 o del 27, las grandes olvidadas, las sin sombrero pero también a las
escritoras realistas y románticas, las grandes heroínas.
Zambrano, rosa chacel, carolina
coronado, incluso Elena Fortun y su serie de cuentos para niños Celia. Carmen
Martin Gaite participó en el guion de la serie Celia que se emitía todas las
navidades el día de reyes magos. También participó en el guion de Santa Teresa
con Concha Velasco en el papel, junto a la escritora y directora Josefina
Molina. También el homenaje a Goya. Colaboraba mucho con el también escritor
Borau. Algunas de sus obras fueron llevadas al cine como entre visillos, en
blanco y negro. Carmen Martin Gaite fue amiga de Ana María Matute o de Carmen
Laforet. Entonces las mujeres no podían dedicarse solo a escribir. La mujer era
la compañera del escritor del gijón. Las mujeres cultas tenían mala prensa; la
marisabidilla, la sabihonda… ganó el Nadal con entre visillos igual que Matute
lo ganó con primera memoria. Una mujer veinteañera y provinciana trasgrede en
esa época al enamorarse de su profesor.
En Esperando el porvenir del 94 hace
un homenaje a Aldecoa, al que dedica infinidad de artículos y ensayos. Aldecoa
era el líder de la generación del 50 y muere joven. Esta muerte marcará a
Carmen Martin Gaite. Aldecoa era un bohemio que pasaba de la universidad, que
no tenía estudios, que prefería vivir la vida y la bohemia y emborracharse en
los bares. En cambio Gaite estudió dos carreras y escribió varias tesis y
ensayos pero nunca dejo de admirar los cuentos perfectos de Ignacio. Gaite
escribía sin imponer nada al lector, colocaba los textos delante del lector sin
emitir juicios de valor pues el lector era el que juzgaba. En la transición se
opuso al franquismo y es en la movida donde mejores obras escribiría. Se la
considera hija y madre del mayo del 68 español. Siempre fue comunista y de
izquierdas. En su viaje a Nueva York levantaba el puño en alto, allí escribió
cuadernos de Nueva York. Estuvo casada con Rafael Sánchez Ferlosio más de 20
años aunque al final de su matrimonio dormían en camas separadas. El marido le
salió rarito. Esta relación era vista en Madrid como un ejemplo de pareja
intelectual y liberal, como un Sartre Simone Beavour a la española, a lo
castizo madrileño, a lo proto cursi. Gaite se escribía también con el escritor
juan Benet (el de aire de un crimen o volverás a región), con Delibes, con
Carmen Laforet y al final de su vida apadrinó a escritores como Belen Gopegui,
Lucia Etxebarria o Espido Freire, a las que enseñó a escribir en su casa. No se
trataba de hacer bien el trabajo, se trataba de hacerlo impecable. El padre de
su marido era Rafael Sánchez mazas, protagonista de la novela y también
escritor. Con la llegada a la democracia llega al gran público a través del
ensayo. En Desde la ventana aborda un ensayo feminista sobre el crecimiento del
papel de la mujer en la literatura española. A modo de Virginia Woolf
reflexiona sobre las escritoras mujeres y la falta de ideas ilustradas en
España.
En el Proceso a Macanaz historia
de un empapelamiento, Gaite aborda la figura de este hidalgo mitómano e
iconoclasta al que le persigue la inquisición hasta que lo eliminan, aquel
hombre intentó llevar a España las ideas
ilustradas.
Cuadernos de todo cosas es una de
sus obras más personales, en ella hay ensayos sobre literatura, la confesión de
un diario personal, apuntes de su novela en libretitas. Cuaderno de todo es una
recopilación de todos los cuadernos que escribió en vida pero no sólo los
escribía, hacía portadas, colages, pegaba fotos de mujeres o de publicidad, lo
mismo encuentras dibujos que fotos que recortes que poemas o diarios; hoy
dejaré de fumar. A lo largo de su vida escribió muchos cuadernos de todo.
Siempre la recordaremos con su pelo blanco, sus boinas a lo gaite, siempre con
bolsas llenas de libros y con anotaciones en su cuaderno. Sus ensayos son de meta literatura; las obras
que la han influenciado (Herman Hesse, Alicia en el país de las maravillas,
Peter Pan, Shakespeare) junto a reflexiones sobre cómo escribir. En estos
ensayos esta su poética, sus trucos para hacer novelas, los esquemas que
utilizaba para crear sus obras, sus apuntes, resúmenes de otros libros… siempre
juega con la metáfora de tirar el hilo. La literatura se escribe como se borda.
Hay que enhebrar el relato con mucho cuidado para que todo este cosido, para
que todo tenga equilibrio, concordancia, coherencia y sobretodo hilo argumental.
Usa muchas expresiones; tirando del hilo, hilo a la cometa, hilar, hilo
argumental, enhebrar…
Carmen Martin Gaite se sentaba en una mesa llena de papeles
e iba uniendo unos con otros, pegando un papel en otro, cortando con las
tijeras, haciendo colages… escribir es algo como el cocinar, un oficio de
artesanos, como una costurera o cocinera sus novelas están llenas de
ingredientes jugosos que hay que saber condimentar y mezclar. Por ello nos
queda la imagen de esta escritora como la de una gran trabajadora o artesana
del lenguaje. La escritora fue muy experimental en sus novelas, siempre usando
el monologo interior, el pensamiento en primera persona. Jugaba con el lenguaje
como Clara Janes, estaba al día de las vanguardias y nuevas corrientes
europeas, juega con la sonoridad y musicalidad y su literatura es muy abierta,
importa mucho el feedback del lector. Su literatura se lee sin problema. Carmen Martin Gaite no se limitaba a
escribir; famosas son sus perfonmances, sus hapenins, leía poesía, iba a muchos
recitales siempre con un libro bajo el brazo, daba conferencias, talleres y
cursos de escritura y literatura… al final de su vida recopiló sus cuentos
completos, artículos y conferencias. En búsqueda del interlocutor y otras
búsquedas habla de la importancia del receptor en la obra literaria, el lector
ideal al que dirigimos las obras. Siempre escribimos buscando quién nos
escuche. en sus artículos analiza obras como Madam Bobary, o cumbres
borrascosas, obras que ella misma tradujo. Analiza la literatura española de
mujeres; Rosalía de castro, Emilia Pardo Bazán, Santa Teresa, Juana Ines de la
Cruz,
El cuarto de atrás es una novela ganadora con
el premio nacional de literatura. En ella la autora se desnuda a sus lectores.
Posiblemente es su novela más autobiográfica, cuya protagonista (ella) postula
continuamente sobre el propio y mágico quehacer literario, sus obras, su
carrera literaria, su familia, sus amores, los lugares donde ha vivido, los
libros leídos, lo soñado. A través de las preguntas de un misterioso
entrevistador, de formulario nada al uso, presentado a las tantas de la noche
en su piso madrileño, la autora reflexiona sobre su persona y su narrativa. En
ella, desde que su madre le apegó el amor a la literatura (El abuelo era
maestro de geografía pero ella, por ser mujer, no pudo estudiar “Mujer que sabe
latín no puede tener buen fin”) ha visto un cobijo, un refugio contra la
incertidumbre. Como los que la protegían de las bombas de la guerra civil. Pero
la literatura no es una tortuga, una huida, sino una catarsis, un desafío a la
lógica (Por eso la autora dedica esta obra vanguardista y surrealista a Lewis
Carrol, su Alicia -ella- y su mundo al revés) Gaite reconoce que la literatura es
una búsqueda constante del entrevistador, del interlocutor y cura los estragos
de la vida sin mucho éxito, como ese país inventado de niña, escuchado en
canciones; Cúnigan.
Ven pronto a
Cúnigan,
si no has estado
en Cúnigan,
lo encontrarás
espléndido,
mágico, único, magnifico
en verdad
¿Dónde vas a
merendar?
Voy a Cúnigan,
Cúnigan, Cúnigan.
Por las noches
¿Donde vas?
Voy a Cúnigan a
bailar
“La princesa esta triste, ¿Que tendrá la
princesa? los suspiros se escapan de su boca de fresa, Que han perdido la risa,
que ha perdido el color.
O esa canción; “Volverá a reír la primavera,
que por cielo, tierra y mar se espera” de la posguerra.
Santa Bárbara bendita que en el cielo estás
escrita con papel y agua bendita.
Cabecita, Cabecita, tente a ti, no te
resbales y apareja los puntales de la paciencia bendita.
Verás cosas que toquen en milagrosas Dios
delante y San Cristóbal gigante
No hay comentarios:
Publicar un comentario