lunes, 30 de mayo de 2016

reflexiones del mostacho de Nietzsche

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Soy el poblado bigote de Nietzsche que nunca he sabido escribir o pronunciar su nombre.  Mientras los escribía, pude leer alguno de sus libros (Así habló Zaratrusta, el nacimiento de la tragedia, humano demasiado humano, el Ecce Homo autobiográfico y algún ensayo sobre su figura) Este pensador creía que el equilibrio descansaba en la nariz (porque le avergonzaba reconocer que era yo, su bigote, quien le aportaba templanza).
Así que al afeitarme el trágico bufón o payaso triste perdió su fuerza  (como Sansón) y le tomaron por loco. Este niño triste de apocada mirada sufrió tanto, fue tan cristiano (educado en el pietismo más austero) y tan tímido que al final de su vida ya se reía histriónico de todo sobre un acantilado.
Dicen que tras leerle, nada volverá a ser igual y la vida no tendrá mas sentido que el que le demos.
Un bigote como yo sólo se aferra al “devenir” de la cara de su portador. Comento la última frase que esbozó antes de partir al loquero.  Como ven; sus últimas palabras le dan que pensar a un trágico bigote. He usado Nie como abreviatura de Nietzsche porque este bigote nunca ha sabido escribir o pronunciar su nombre, esa cadena sonora que invoca y convoca a las fuerzas naturales de la tierra.     
 
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- ¿Se me ha comprendido? Dionisos versus el crucificado-

Con esta última frase concluye su último libro, el Ecce Homo. En esta sentencia mortuoria hace un esfuerzo de síntesis filosófica- vital.  Exalta a un Baco “beodo de la Vida” frente a un Apolo “ideal de la muerte”. Los ideales se saldan en muertes; las grandes palabras siembran regueros de sangre. (También para Freud el malestar de la cultura se debe al impulso agresivo del Thanatos o de la irascibilidad que oscila según la Concupiscibilidad, libido o Eros).
Una civilización única, excluyente, asesina, y por eso; decadente. Han muerto los ideales, la belleza platónica en el arte, los espíritus puros, el bien en sí... La pregunta es más bien... ¿Qué nos queda vivo? 
En su nuevo Prometeo confluyen Baco y Apolo, así que no condena al soñador apolíneo que acepte lo bacanal y vital. A Nie se le malinterpreta como a un materialista que mata el idealismo hegeliano, marxista, cristiano y romántico, pero lo cierto es que propone una nueva forma de idealismo.
Su anticristo no condena lo trascendente o intelectual o elevado, sólo nos recuerda que no olvidemos lo concreto, inmanente, pragmático, práctico y terrenal. Abstraigámonos pero con los pies en la tierra viene a decir ese “soñar sabiendo que sueñas”. ¡No nos vaya a pasar lo que al lunático de Platón! Aristofanes se reía de los sofistas y filósofos que rendían culto a las nubes (De ahí la expresión “estar en las nubes”). El iluminado de Platón (el primer ilustrado con ese pretencioso afán prometeico de alumbrar nuestras cavernas de ignorancia) se cegó de tanta luz. Se negó a aceptar su mundo sombrío. Denegó de su naturaleza corpórea (concupiscibilidades e irascibilidades que su templanza reprimía, salvo en los symposium con los efebos mancebos, ¡claro!)
SENTIMIENTOS La filosofía, crítica Nie, deja en segundo plano lo sensible y sentimental. Supedita lo emocional a lo intelectual, aunque “El corazón tiene razones que la Razón no entiende”  ¿Qué iba a primar en un mundo cerrado de monjes neo- platónicos y escolásticos aristotélicos? Estos monjes no derrochaban amor al prójimo bajo sus casullas. Me parece interesante corroborar cómo la voz “platónico” sigue designando hoy día al amor “uránico”, al in correspondido e irrealizable, al de los poetas clásicos.  Ese es el amor etéreo y romántico, (aunque maniqueo y falso) que vemos en Garcilaso hacía Isabel Freyre, en Petrarca a su Laura, en Dante a Beatriz, en Fausto a Margarita y un etc infinito de poetas frustrados, más interesados en describir los cabellos de su amor estableciendo analogías con los mitos griegos que en conocer y describir realmente a su amada, sin tanta floritura. A eso Nietzsche lo criticó y lo tachó de “apolíneo” (Son poetas clasicistas pero nada sinceros. Es la diferencia que hay entre un Lorca que se desnuda en sus poemas y un Góngora que se viste en sus poemas de metáforas, símiles, retruécanos y otras figuras retóricas y recursos estilísticos)
Nietszche sometido a psicoanálisis Podríamos concluir que la decadente filosofía clásica, y su mundo, ha desarrollado un complejo de Edipo. El platónico depende del padre – demiurgo- celeste. El cristiano necesita a Dios padre. El positivista se supedita a papá estado y mamá ciencia. El revolucionario cree en  su padre ideológico y su madre patria. Nietzche patenta esta perdida de tutores, esta muerte de Dios y los demás padres, pero por supuesto él no mata a Dios; lo halla muerto, vaticinando la posmodernidad. 
(“Algunos nacemos póstumos. Ya se darán cátedras sobre mi Zaratrusta” escribe en “por qué soy un destino” ya que en su época nadie le lee).
Él nos ofrece una emancipación pero no disfraza a Dios con harapos de Diosa Razón como Kant. No hay más fines teleológicos que los que le damos a la vida.  Necesitamos aferrarnos a un sentido vital (Esencia, arché, nous... o el palabrejo que quieran) pero conscientes de que ese sentido lo elucubramos nosotros y no lo tiene por sí la vida.
Todo es poesía, hasta la ciencia. La naturaleza no tiene sentido en sí misma, se lo damos.
Para un sicoanalista el mito del auriga y los corceles a domar simboliza la represión del Ello.
El inconsciente es ese monstruo interior del caos, hombre salvaje que lastra todo hijo de Adán.
¡No nos engañemos; sólo somos animales con un brote de imaginación en la frente!. (como los unicornios con su cuerno) La imaginación que portamos en la frente (Atenea brota de la frente de Zeus y es la musa lechuza del intelectual) nos distingue del animal. (Los ideales nos separan del animal, escribió Víctor Hugo) Lo Razón o los ideales sólo son fantasías, igual que Dios es una entelequia, y el Amor otra fantasmagoría. Todo es mentira. Todo es un producto cultural. 
A Niet no le va el paternalismo, él decía que no quería seguidores ni discípulos, sino librepensadores. Nada de niños de papá en su trágico mundo. En estas ruinas culturales que vaticinaban nuestra posmodernidad todos somos huérfanos.
EL CRITICÓN  El filosofo y filólogo critica la moral contranatural Cristiano- Platonica-Kantiana- positivista que ha llevado a la Decadence Europea, al nihilismo negativo que niega esta vida, reprime los modos de comportamiento e inhibe al rebaño.
Los juicios valorativos de estas filosofías son  antitéticos a la vida misma. Son éticos (¡Qué de moral rebosan los tratados para una vida feliz!), si, y muy estéticos (¡Qué bonitos son los símiles mitológicos de Platón!) pero falsos como toda filosofía o ciencia no demostrada empíricamente. Falsos y lo que es peor aún; sin conciencia de su falsedad. Al menos él reconoce que su filosofía es una obra literaria más, no una senda religiosa ni un proyecto moderno ni un camino en la lucha obrera (estos sistemas son teleológicos, a largo plazo, planes de vida, y quizá la autorrealización que propone también).
Moral El pecado original La Iglesia nos hace libres para que podamos pecar. El libre albedrío cristiano no existía para un griego llevado por el concepto determinista de “Necesidad”, pero no constituye una verdadera libertad. El libre albedrío, al igual que la libertad, es inherente al ser humano. Pero este libre albedrío no nos ofrece un marco de elección y ya decía Sartre que la libertad es la condena a elegir por nosotros mismos.
El Dios cristiano nos ofrece sólo dos árboles, el de la Ciencia o el de la Vida, que son  antagónicos. (¡Quien estudia, no disfruta de la vida.! ¡Quien viva la vida que no toque un libro!. O ciencia o vida. O fe o Razón. O creencia o ideas. ¿Acaso un científico no puede creer en Dios? ¿Y un empollon divirtiéndose? ¿y un macarra leyendo? Nuestra cultura ha separado la vida y la cultura, y esta escisión tan insana se salda en la alienación del individuo) El demonio y Dios parten del mismo imaginario colectivo según escribe Foucault en su “lenguaje y literatura” y es él quien nos incitó a comer la manzana de la sabiduría, para poder culparnos de por vida. El árbol de la vida y el de la ciencia no son antagónicos. No comparto lo que el tío Iturrioz dice a su sobrino en el libro de Baroja (El libro de la ciencia) citando a Shopenhauer, ya que no debiera haber filósofos y biofilos, todos deberíamos disfrutar de la vida y reflexionar sobre ella como proponen los epicúreos.
Dios nos expulsa del paraíso de la infancia (la inocencia e inconsciencia natural y animal) y nos hace culpables ya sólo por el hecho de haber nacido con ese “pecado de adán”. Nos condena a “trabajar con el sudor de la frente” (Thanatos) y a “parir con el dolor del vientre” (Eros) en este valle de lágrimas. Encima nos inculca en la frente el estigma de Caín (la imaginación) por el que sufriremos y haremos sufrir. (Véase Demian de H. Hesse, capitulo 2)
- No preciso un Dios que me conceda la libertad de pecar o obrar “Bien”, siempre fui libre. – grita el Prometeo de Niet, desprendiéndose de todas las cadenas, igual que un Segismundo en su celda.
“Somos inocentes de las culpas que los filósofos, resentidos contra su propia naturaleza física, nos han cargado a los lomos, a las jorobas.”   “No creemos en la libertad como elección entre el bien y el mal, sino en la inocencia del niño más allá de este juicio moral bipolar y excluyente.”
Un Dios cristiano nos deja libres para elegir entre dos sendas (La misma dicotomía platónica) pero como niños que somos, no discernimos las sendas y nos gusta perdernos por los laberintos.
No nos van los caminos unidireccionales del pensamiento lineal, fruto del sobre desarrollado hemisferio izquierdo del cerebro de cuatro chalados.  Un niño no distingue el bien y el mal, inconsciente en el paraíso de su infancia. Ese niño no es inocente o bueno por naturaleza como los de Bakunin o Rosseau (¿¿Que es lo Bueno??) pero respeta la vida, y todos sus actos van en concordancia con este principio vital.  Aunque este respeto a la vida ya es en cierta forma un imperativo moral, por mucho que Nie se declare más amoral que inmoral (Según Ortega no existe la amoralidad, sólo una contra- moral que ya representa una nueva moral. Así que leer a Nietzsche, además de contracultural, es contra moralista)
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Con su frase “Dios ha muerto” (Dios como Metáfora de la unidad; Bien, Utopía, Ideas Puras, lo Apolineo, lo eterno, inmutable) derriba todo el pensamiento occidental aunque su espíritu afirme, se afirme en esta vida tal como se presenta; caótica, azarosa, eso que Manrique llamó “río que va a dar a la mar del morir”. Un vivir en continuo DEVENIR y sin vivir en mí, un transito del Ser al No Ser para volver a ser un nuevo Ser (el pensador no cree en la reencarnación o la vida eterna pero sí en el eterno retorno). Un mundo continuamente creándose, destruyéndose y reconstruyéndose en un eterno retorno (La tesis- síntesis y antitesis de Hegel o ese “Nunca puedes bañarte dos veces en el mismo río” de Heraclito) El destino humano, para Nietsche o para la tragedia griega, se mueve sólo en la rueca de la Necesidad y el Azar (Esa diosa que en el medievo se llamó Fortuna), sin más sentido o asidero que el que le damos, nosotros; ¡unos pobres mortales!.
Ante este río que no cesa, los navegantes que temían naufragar construyeron pesadas embarcaciones. Sus concepciones inteligibles se erguían cual refugios ante el maremagnum del Caos. Les daban miedo las olas de la vida y se escondían en sus cavernas o sistemas filosóficos utópicos. Así Platón soñó con su República, Moro con su Utopía, San Agustín con su Ciudad de Dios aburriendo a sus comensales con su proyecto de Vida Feliz y Kant con su Razón Universal (o incluso Marx con su paraíso terrenal). 
Antes que enfrentarse al absurdo existencial, estos filósofos se evaden en mundos perfectos tejidos a su medida, luego seguidos por el pueblo debido a ese anhelo natural de trascendentalización.
Lo que critica el pensador a la filosofía desde Socrates hasta Kant es ese afán hybrico (sed de infinito para Aristóteles que Niet llama voluntad de poder o de realidad) Esa capacidad abstractiva de impregnar de conceptos dictados por el entendimiento una realidad que existe al margen de ellos.
Él platónico ha buscado la trinidad “Bien, Verdad y Belleza” (A posteriori fundamentándolo en el concepto de Unidad) olvidando que la vida es inabarcable, constante apariencia, mutable e inaprensible.
Pero el encantamiento infantil nos descree de estos dualismos y luchas de contrarios que se anteponen y nunca complementan (El mundo celeste de las ideas y la oscura caverna. El más allá y la tierra. Buenos y malos. Burgueses y obreros...) Y lo único que nos deja es una Vida en todo su mágico misterio que no puede ser aprehendida.
El mundo de la esencia, fruto del inteligible, del logos, de superponer un Cosmos al Caos se contrapone así al sensible y “corpuscible”, que puede no gustar, pero es el que hay cuando acudimos al retrete. Por este recelo a su mundo sensible, las voluntades de poder y apariencia (la ética y estética excluyente) tienden a crear otro, inventar ficciones lógicas, racionalizar lo imposible, cosificar la realidad.
No sólo nos hemos creído estas mentiras de otra vida, sino que hemos denegado de nuestra propia naturaleza corpórea. Ambas filosofías – la clásica y la trasgresión de Niet- son mentiras, ambas son espejos de apariencia... porque no podemos conocer la realidad, sólo vivirla (Y prolongarla en el arte).
¿Quien nos ha hecho creer lo que no es sino mentira? EL LENGUAJE Esa “vieja hembra engañadora” llamada gramática encarcela la vida, como los versos no hacen justicia a lo que arde en el poeta. Ningún concepto refleja la inexorable realidad. Todas las estructuras lingüísticas limitan el campo de interpretación de lo que quería decirse y se nos ha perdido en el humo de las letras y las palabras, palabras, palabras que se lleva el viento. Esa perla de sabiduría del circulo de Viena “De lo que no se sabe, se debe callar” ya la escribió el bardo ingles siglos atrás; “todo lo demás es silencio”
La GAYA CIENCIA y la Diosa Razón también castran la sana diferencia del mundo aparente.  Pretenden pretenciosamente materializar, aprehender, igualar, generalizar, abarcar y conocer lo que no se puede más que expresar en un poema como el de los nibelungos o en una sinfonía de Wagner; ¡la Vida!
Hemos nacido con esa tendencia a cazar las mariposas del infinito, y a que se nos escapen. El filosofo opina que los mecanicistas y positivistas dan palos en el agua, que no es posible el conocimiento de las leyes naturales, sólo conocer sus efectos fenomenológicos, su suma de relaciones e interpretarlos (No conocemos si hay vida en otros planetas, sólo podemos seguir observando y aunque se logrará esa certeza quedarían infinitos enigmas). La ciencia nada sabe del corazón o las lágrimas y en definitiva del motor del mundo. No hay que olvidar que en el XIX los tecnócratas ingleses confían ciegamente en el progreso y el capital como motor del mundo. Pero esto lo piensa hasta Marx, olvidando que el hombre es una pirámide de necesidades - desde fisiológicas hasta las de trascendencia, autorrealización o amor.-  Esto los filósofos irracionalistas lo abordan literariamente, pero lo clasifica y sistematiza Maslow.
En resumen; Nie Se mete con todo Idealismo excluyente que olvida que somos cenizas y polvo, aunque nos demos aires. Se mete con...  
Con el Sócrates de Platón porque a su juicio no hay moldes esenciales (Ideas Puras) que refieran a los objetos aparentes. Tampoco hay una dualidad ontológica cerrada sino abierta pluralidad. No comparte el intelectualismo moral, porque este niega la presunción de inocencia. (¿A mayor sabiduría, mayor bondad? Pues sólo hay que leer a Maquiavelo o escuchar a la ministra de cultura para descreerse de eso.) Niet rechaza que se deban “domar” las corceles de lo corpuscible e irascible; “dogmar” esto es antinatural.    Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario.
Con la iglesia por crear una moral de siervos conformistas que se amparan en un Dios omnipotente que vela por ellos, providente. Por darnos una sensación de seguridad que nos cobran con sentimientos de culpabilidad e histerias de redención en el juicio final. Por hacernos vivir sumisos en un valle de lágrimas, en espera de un más allá del que sólo da cuentas la fe. Por hacernos creer verdad una mentira de éter.  
Con la Razón también topa cual Quijote. A veces es una excusa para la auto- represión. (Pienso en la interesante vida sexual de Kant o en sus apasionantes viajes que nunca realizó. Un posmoderno piensa que Kant esta muy bien y eso, pero aburre. No hay imperativos categóricos; haz lo que quieras que “obras son amores y no buenas razones”. Y “lo peor que puedes hacer es no hacer nada” que decía Niet y luego el poeta beat Kerouak. Frente a la adusta y severa diosa Razón se alza ese eslogan de  “Imaginación al poder” del Mayo francés con el que se inicia la era posmoderna.)
El pensador arrasa con todo el pensamiento occidental y al séptimo día descansa y se dedica al arte.
EL ARTE o el fenómeno estético Nietzsche cree posible la Ciencia, pero se plantea sus limites (Como Kant) y no cree que en ella resida la explicación de la realidad (Ontología) ni de qué poder conocer (Epistemología) La música romántica Wagneriana no le parece una vía de escape, sino una forma de manifestación del Yo más exacerbado, no una mera evasión de si mismo sino una prolongación de su ser(Ser más y mejor). El arte es una aceptación de su pluralidad cambiante y la de los demás. Por tanto, en el arte descansa la modesta ontología que podemos permitirnos en nuestro pensamiento débil; sólo podemos conocer el mundo desde nuestra humilde opinión o doxa, desde una interpretación literaria y personal, y sólo subjetiva. Podemos escribir columnas de opinión pero no sistemas filosóficos.
Con su metáfora del sentimiento trágico de la vida (Describiendo el teatro ático, los ritos Dionisiacos, bacanales, los estilos dóricos/jónicos y el mito de Baco y los titanes) concluye que la vida es valle de lagrimas y Carpe Diem Horaciano, tragi- comedia a partes iguales. El Arte supone la aceptación de esta vida, un nihilismo positivo que pisa tierra y a la vez aspira a las estrellas, como en la tragedia griega. 
Nietzsche, al principio púber romántico e influenciado por Shopenhauer y Wagner, canta a la Voluntad del corazón, a la sensibilidad como espadaza a la recta Razón, a las emociones exaltadas frente a  la mera reflexión preventiva de nuestros actos (Imperativos categóricos). Canta también al inaprensible mundo onírico (Después interpretado por el otro psicólogo de la sospecha; Freud.)
Egocéntrico incomprendido. También es cierto que se cantó demasiado así mismo algo ególatra y algo Whitman y nuevo profeta, “¿Por qué escribo libros tan buenos? ¿Por qué soy tan inteligente? ahh... y ¿Por qué soy un Destino?”
Este mensajero de la nueva buena y la nueva aurora se ríe de su época, abogando por aceptar instintos en pleno victorianismo de doble moral (Sólo piense en un Lewis Carrol que escribe hermosos y “apolíneos” cuentos de hadas para las victimas de su pederastia. O piense en los juicios contra Lord Byron, Oscar Wilde o André Gidé por su homosexualidad)
Lo más sugerente en él es su proyecto vital y vitalista “Vive la vida como si fuera eterna y fuera a repetirse, incluso tus mismos errores” No significa; reprímete, que ya tendrás tiempo, sino que no vivas días; sino emociones (gozos y penas, aventuras y desventuras). No vivas tiempo; sino momentos. Ese “Vive cada día de tu vida como si fuera una vida en si mismo, de Horacio”.
Canta al crío interior(Superhombre) más allá del bien y del mal, inocente de pecado alguno, creador y destructivo (Voluntad de poder).
Dado que concibe la realidad como un prisma de apariencias, la perspectiva de una ventana abierta en una habitación propia, pretender comprenderla es imposible, sólo queda vivirla. Ninguna perspectiva o idea debe supeditar al resto y menos atentar contra las necesidades inherentes al hombre. El mundo es mutable pluralidad, falsa apariencia, juego de mascaras y espejos. Ninguna verdad debe proclamarse como la Verdad, excepto la Vida misma en su plenitud.
Esto supone una transmutación de todos los valores imperantes en su época y la nuestra, bordear todo aquello que atente contra la vida; el opio religioso, el caballero dinero, la divina Razón... ¡Afirmarse en esta vida, aceptar este mundo! No quiere decir conformarse con él, sino no llevarse a engaño cerrando los ojos. En ultimo término; uno mismo A)aceptarse, B)afirmarse y C)prolongrarse arte través.
Por eso; “Nosotros superhombres aprendamos a reír” Exaltemos nuestra creatividad, superémonos, autorrealizemonos con nuestras ansias perfeccionistas, trascendentes, hybricas, esencia enamorada con sed de infinito. Mas no olvidemos nuestra animalidad. Somos ceniza que aspira a ser aire (El alma griega se simbolizaba en el suspiro, en lo aéreo y etéreo. De ahí que un beso despierte a la bella durmiente y un ósculo tenga el poder de resucitar a un muerto del Hades como creían estos mitómanos griegos) Todo Nietszche es un mensaje de amor; ama la vida, la tuya y la de los demás (¿No era el mensaje de Jesús que resumía todas los demás manda- mentiras de la catequesis?)
Nietzsche no se libra de las críticas.
1- El egoísmo, misantropía y narcisismo del solitario. La moral de Señores es la afirmación de la soledad, el individualismo y hasta el egocentrismo (Y por supuesto es la imperante en nuestra pos modernidad neo capitalista, en una era de la comunicación en que nos hallamos aislados en nuestros pisos inteligentes). El pensador rechaza el psicomarxismo o las utopías socialistas de su época, pues estas guardan analogías con el cristianismo: el borreguismo disfrazado en igualitarismo y divulgación, la hermandad, la sumisión, la búsqueda del paraíso, la concepción de buenos y malos (burgués y obrero)... “Mis libros no son para todos, sino para unos pocos” (¿iniciados?) Tan pocos que su primer libro fue leído por tres catedráticos amigos suyos que encima le criticaron y expulsaron de su Basilea natal...
...tan pocos que muere loco y solo. (Algunos nacemos póstumos e incomprendidos. ¡Pobre hombre!)
2- La mala interpretación del súper hombre. “Para que exista el superhombre, debe haber esclavos”.
Si existieran millones de súper héroes escapados de los cómics, se pegarían por la escasez de tragedias.  O pensemos en una confrontación de egos en las tertulias del Gijón. Ambas metáforas son horribles para referirme a la barbarie nazi. Realmente estos súper villanos actuaron más allá del Bien y el mal, pero sin respetar la vida como es condición inherente en los niños.  Sacaron su lado salvaje, pero no de forma consciente y con el fin de superarla, sino arrastrados por la conciencia de grupo (Tampoco fueron individualistas como el filosofo) En definitiva; Actuaron como niños caprichosos y consentidos y por tanto; niños sin infancia, con la inocencia perdida y turbia. Lo contrario al “niño” en que creía el filosofo.
En Mayo del 68 la escuela de Frankfurt (Horkheimer, Adorno, Marcuse), entendiendo mal a Nietzsche, se preguntan “Si todo es devenir, no hay bien y mal y ha muerto Dios... ¿Por qué no Austricht?..” Nietzsche se revolvía en la tumba por responder a estos psico marxistas “En resumen, mi filosofía es una constante afirmación de la vida(- No sólo de la mía- diría con una sonrisa triste)” Esto también le respondería a ese verso de Rubén Darío en el elogio al Quijote
(Para Darío el alma española es la del Quijote, y en esto disiento pues Cervantes retrató y criticó una España de Sanchos Panzas)  “Dios; sálvanos de tanto súper hombre” (Darío, en el fondo, era un ferviente católico)
3- Su inocencia. Este autoproclamado “conde polaco” estaba cerca de ese otro aristó-crata á-crata de Bakunin y del inocente Rosseau al creer (quizá no en la bondad natural humana) al menos en el niño interior del artista. Rimbaud le demostraría como llegar a ser un “enfant terrible” tan estético como poco ético. Nosotros mismos sabemos lo crueles que pueden llegar a ser los niños, la inocencia infantil ya parece una mentira poética. 
Conclusión sicoanalítica
No todos logran reconciliarse con ese hombre salvaje del inconsciente, el Id, el Caos o en términos literarios; el minotauro de Creta, el Pigmalión, el Eriduk... Muchos lo reprimen toda su vida y no pueden sublimarlo para elevarse del polvo a la brisa (Para Freud la cultura es una sublimación del instinto, aunque la civilización viva reprimiéndolo de forma neurótica) La sexualidad es una sublimación de la cópula animal. El arte culinario un enaltecimiento de la necesidad de comida y así con todos los logros culturales.
Las patologías neuróticas surgen ante la represión instintiva de unos padres castradores y la psicosis cuando el instinto ni se reprime ni se sublima por ausencia de unos padres, de una autoridad, de una legitimización. La mayoría de perversiones sexuales y homicidios son fruto de la psicosis, como los típicos vecinos que matan un día a su familia sin aparente motivo, como forma catártica de expresar su irascibilidad o impulso de agresión reprimida.  Hay muchas formas de sublimar instintos; la ciencia, la religión, el deporte o el arte. Tanto Dios, la Razón o la Imaginación en el arte son cosmologías que ordenan el caos interior y nos salvan de caer en el trastorno y el desorden psíquico somático.
La locura de Nietzsche estaba diagnosticada y realmente murió de reblandecimiento cerebral, pero a veces pienso que de todas formas se lo hubieran quitado de encima; No era un filólogo al uso y como filosofo no dejó títere vivo. Era un artista (más que filosofo) y un poeta (más que filólogo) y murió en una clínica mental,  dejando a los verdaderos locos sueltos (Léase...). Estos locos mancillaron su nombre y el de Wagner (Y el de Dietricht, y el del anillo de los nibelungos y el de toda la Humanidad) para la posteridad de las enciclopedias escolares.  Los nazis.

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