Todos podemos decir al menos unos
diez nombres de la generación del 27; Lorca, Cernuda, Alexandre… pero ¿Cuántas
mujeres podremos nombrar? Las mujeres de la república, las mujeres que nacieron
entre el 98 (la generación del 98) y que desarrollaron su pensamiento en la república
y en el exilio han permanecido ocultas. Su voz se ha silenciado. Y la historia
no es justa si la cuentan siempre los mismos, si no se da voz a estas mujeres,
porque la historia la escriben los hombres, y siempre los hombres vencedores.
Ahora parece que no, hemos dado un giro y la historia la escriben los
perdedores porque son los que más se han interesado en el pasado. La historia
actual la escribe García de Cortázar y se escribe en Madrid. Y es que la
historia está de parte de los republicanos porque no había verdad en un régimen
totalitario que llenó España de hambre y miseria, de cartillas de
racionamiento, de pobreza y analfabetismo. El franquismo ha sido una involución
histórica en todos los campos de la ciencia y la cultura. Estas mujeres,
fuertes y valientes, tuvieron que exiliarse, a países europeos o a países
sudamericanos. Pero su corazón y su pensamiento siempre las acompañó allá donde
fueran. Pocas fueron las que se quedaron en esta España en blanco y negro. Y
las que se quedaron en esta España gris se exiliaron por dentro, que es el peor
de los exilios, meterse en su mundo interior por no poder afrontar el exterior.
La generación del 27 también fue
la de la filósofa María Zambrano, discípula de Ortega y Gasset y seguidora del
racio vitalismo, más vital que racional. María Zambrano pertenece al grupo
filosófico de la escuela de Madrid, seguidores de Ortega y Gasset. En este
grupo estaban Julián Marías o García Calvo o Xubiri o Tierno Galván o
Aranguren, a los que en el franquismo expulsaron de sus cátedras en la UCM, en
la complutense. En sus obras Delirio y Destino o Claros en la noche. María Zambrano
es sin duda la mejor pensadora de todo el siglo xx. Escribía en la revista de occidente
y participaba en tertulias, iba al ateneo y al liceo en Madrid. Su pensamiento
fue libre, y su filosofía era la del viaje a la vida, la que constituía un
método de vivir. Una razón práctica y no mortuoria. La realidad para Ortega aún
es platónica y se constituye de ideas pero para ella la filosofía se hacía de
realidades, y ahí está la influencia del salvaje Nietzsche. Una filosofía más
intuitiva y no de conceptos sino del arte de sentir que retoma del sentimiento
trágico de la vida de Unamuno. Su agnosticismo que a veces se convertía en
ateísmo y otras en una fe personal. Una escritura, más poética que otra cosa,
confidencial, que parece dirigirse al oído de la persona susurrándole bellas
metáforas. Ella escribía como hablaba y es que hablaba maravillosamente. No era
la filósofa estricta, la hegeliana, la metódica y estaba más cerca de la
existencialista, la Simone de Beavour española.
Las circunstancias sociales mellaron en su Yo, desarrollándolo creando en
ella un pensamiento libre y autónomo. Siempre en busca de la quimera y la utopía.
Así lo trasmitía a sus alumnos de México, Chile y Cuba. Dio conferencias por
todo el mundo. Desarrolló un castillo
interior (como las moradas de Santa Teresa), un mundo o espacio mental donde
ella vivía en paz y tranquilidad moral. Envuelta en la fantasía, tan necesaria
para vivir. Quizá todo su pensamiento fue el sueño o el delirio de querer una
España libre y progresista. A su condena por ser mujer se añadía la de ser exiliada
y la de ser intelectual y dedicarse a algo tan minoritario como la filosofía.
Siempre buscando cotas de libertad más amplia para su pueblo. Volvió a España
pues necesitaba reconciliarse con la historia de su país. María huía de lo
humano, de si misma y a la vez su obra es tan humana y próxima… el tiempo es el
pacto de la soledad, el tiempo abstracto y discontinuo que no tiene fin, como
es eterno el pensar humano. El pensar
humano que nunca termina ni terminará.
Nació en Velez Málaga en 1904. De su infancia recuerda el pozo,
el limonero y sobretodo la luz, la luz del alba, que habla de Dios, o más bien
de lo eterno, lo trascendente. Sus padres dejaron Málaga cuando tenia 5 años, y
allí conoció las flores y su aroma y el aire de mar y libertad y su infancia
fue su jardín mágico. Sus padres eran maestros nacionales de las escuelas de
barriada de entonces y con ellos viajó por distintas ciudades. De niña conoció
a Machado e instalada con sus padres en Segovia cursó el bachillerato. Siempre
fue una niña muy aplicada, quizá un poco en su mundo, pero curiosa como la
lechuza de Atenea. Se pasó la vida estudiando pero nunca se olvidó de vivir y
viajar y enamorarse. Su trabajo era metódico, diario, la filosofía más que un
hobby o una profesión era una pasión. Luis
rosales sentía admiración por ella. Se casó con Alfonso Rodríguez Álvarez,
historiador, embajador de España en chile. Volvió en el 39 pero en España
estaba ya todo perdido. La republica fue una batalla perdida y cuando volvió al
Madrid de los 70 y la transición no lo reconoció. Aquellos rascacielos deshumanizados
(los rasca leches de Miguel Hernández) nada tenían que ver con sus recuerdos en
la república. En el 39 volvió a México. Y allí daría conferencias de poesía y
pensamiento en el palacio de bellas artes. Horizonte liberalismo es el primer libro
de su etapa en la universidad en Madrid. Defensora de la republica, articulista
que quiere favorecer sus ideales ¿Es posible ser hombre y cómo? En su figura de
la realidad, toda existencia tiene un sentido, siempre algo que hacer. Muy influenciada
por la filosofía de García Morente en la La razón poética
Era un placer escuchar a María
hablar durante horas. Horas de reloj. Nadie puede creer que su voz se ha
silenciado con su muerte. Fue de las pocas mujeres que entonces se separaba y
al hacerlo se fue a vivir a Lapies en Francia, a Ginebra y Roma. Paris México y
la habana. Rodeada de gatos y de su
hermana Araceli, allí volcó su soledad en la literatura. La soledad a veces
espanta, se huele la soledad igual que los perros huelen si tienes miedo y te
atacan. Y la soledad asusta y evitamos al solitario. Pero ella nunca estuvo
sola, siempre tuvo familia, y amigos, y sobretodo lectores. Sufrió mucho pero
también fue feliz. Tuvo sus depresiones. Y en el 84 vuelve a España tras 45
años de exilio y ver aquel Madrid la deprimió aún más. España es un
enigma, una esfinge en el desierto que
hechiza a cientos de viajeros. ¿Quién se atreve a dialogar con una esfinge?
Sólo el filósofo. Y la Esfinge está condenada a serlo hasta q alguien no entre
en dialogo con ella. Cuando la preguntaron que sentía al volver respondió que
nunca se había ido.
Su regreso tuvo mucho de
despedida. Para siempre. María estaba enferma. Encerrada en su casa madrileña última
recibe homenajes con mezcla de gratitud y cansancio. Quizá se la
instrumentalizó políticamente, quizá simplemente se convirtió en símbolo de
algo. La nombraron entonces hija predilecta de Andalucía, la dieron el
Cervantes (a una mujer), distinciones de la Universidad de Salamanca y Honoris
causa por la universidad de Málaga. Ella daba las gracias por este honor
merecido. No mostró falsa modestia o hipocresía, el premio era merecido. Publica
Sueños y el tiempo, Persona y democracia, el Hombre divino y Pensamiento y poesía.
En el 84 regresa, en el 81 le han dado
el premio príncipe Asturias de humanidades y en el 88 el Cervantes, primera vez en dárselo a una
mujer, por unir pensamiento y filosofía.
Sus constantes filosóficas son el
tiempo, dios, el sueño, la muerte, el problema de España y la libertad o falta
de ella. Funde poesía y pensamiento como los idealistas alemanes. Ella era la
vida misma, la vida que no se desliga del pensamiento. Frágil mujer que vivió
siempre pobre y humilde pero acumuló un pensamiento capaz de revolucionar la
historia de la filosofía. Obras suyas son El hombre y divino, la Tumba de Antígona,
Claros del bosque o Delirio y destino. Influenciada por las vanguardias en
filosofía, su biblioteca aguarda aún material no publicado, su obra metafísica.
Se ha creado la fundación Zambrano para difundir su obra. Es la más brillante
pensadora del siglo. Aunque murió en la vejez, con una pensión que le dio el
ayuntamiento. Su vida solitaria errante la había llevado a una triste penuria
económica y allí murió, en su casa, en la calle Mendrugo. Premiaron la luz que
tuvo desde niña, esa niña interior que nunca perdió pero quizá el
reconocimiento llegó demasiado tarde. Es dudoso que exista en el hombre mayor
soledad que la que algunos poetas y filósofos llaman la soledad del que muere
El ser humano se ve alrededor
pero no asi mismo
Nunca he quedado sin patria, la
patria es el idioma
La filosofía moderna no quiso
reformar la vida sino trasformar la verdad
La biografía de un filósofo es su
sistema
Solo en soledad se siente sed de
verdad
El corazón es centro porque es lo
único que de nuestro ser da sonido
La historia es un dialogo
instante dramático entre el hombre y el universo
Todo extremismo destruye lo que
afirma
La democracia en la que no solo está
permitido sino exigido ser persona
La acción de preguntar supone la
aparición de la conciencia
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