Juan José Millas vino a
Baracaldo, a la casa de cultura Clara Campoamor. Este escritor progre acaba de
publicar la mujer loca, un libro desdramatizando la locura y sin embargo me
llama pirado cuando le doy para que me firme un libro de Faulkner en vez de uno
suyo. Millas consiguió el premio Espasa con dos mujeres en Praga y en el 2007
el planeta con su novela el mundo, en parte autobiografía. Millas es quizá uno
de los máximos exponentes de la generación de Mayo del 68. Empieza la
conferencia hablando de cómo los periodistas distorsionan las noticias. Según
un periodista Millas estaba casado con Carmen Laforet que cuando descubrió su
homosexualidad, le dejó. A Millas la tecnología le parece muy bien pero siempre
van a necesitar un andamiaje cultural, alguien que las maneje. Los escritores
no van a desaparecer. Eso no pasaba con la enciclopedia Espasa. Millas construye
sus novelas siempre jugando con el lenguaje y la meta literatura, hablar de la
literatura dentro de la literatura. En su última obra la mujer loca, una mujer
con rasgos sicóticos piensa que la gramática la persigue. Nosotros mismos nos
creemos dueños del lenguaje pero a veces es la lengua quien juega con nosotros.
Como la anécdota que cuenta; a través de un teléfono inalámbrico escuchaba las conversaciones
del piso de arriba. A las 6 de la tarde siempre pillaba la conversación entre
madre e hija, y él se iba a la cocina a apuntar los diálogos en su bloc notas
para posibles nuevas novelas. No decían nada de interés. La lengua los movía a
ellos, como esos circuitos modernos de los relojes. Si los abrimos los relojes
hay circuitos en su interior, impresos como letras en un libro, por ahí se
mueven los electrones. Los humanos nos movemos por circuitos establecidos, pero
todo es posible, es posible escapar de ello, y ser original.
En la entrevista de Solís
Serrano en a fondo Rulfo, el autor de Pedro Paramo, contó que se recorría México
con un magnetofón para así recoger el habla popular, las jergas de la calle. En
sus cuentos los personajes hablan con la gente de la calle, aparenta que la
gente habla así. No hablamos como en las pelis; miénteme o dime que me amas.
Millas cuenta que en su pueblo se contaban historias de un señor que quería vender
un caballo pero no se lo querían comprar porque estaba ciego. Se estampó con el
caballo, no es que este ciego es que no ve nada.
La protagonista de La
Mujer Loca tiene rasgos sicóticos, una especie de paranoia con el lenguaje. Los
locos dicen a veces verdades inquietantes. Solo locos y niños y borrachos dicen
la verdad. Las palabras son plastilina para usar de forma determinada. No
poseemos las palabras, las palabras nos poseen a nosotros. Hemos creado un
monstruo que se independiza, la lengua es un monstruo creado por los humanos,
un objeto a nuestro servicio. Hay una relación arbitraria convencional entre la
palabra capa y el termino capa. La gramática se da en primero de lingüística.
Hay una relación conflictiva con el lenguaje. Es la relación significante
significado. Quien posee la palabra poseerá la cosa. Al principio fue el verbo está
bien dicho porque aunque en principio fuera la cosa, la realidad, si no tenemos
lenguaje para nombrarla es como si no existiese. Ojos que no ven corazón que no
siente. El salvaje es feliz sin ser consciente de que es feliz, sin poder
nombrar su felicidad. Por eso los límites de la realidad empiezan con los límites
de nuestra capacidad de comunicarnos. La capacidad de invención es limitada,
hemos de bajarnos los humos, podemos imaginar cosas pero estamos en una jaula o
en una red, el lenguaje tiene gritas por donde escapa, es eso de los románticos
de que no hay palabras para describir esta realidad. El lenguaje es una
herramienta y a veces falla y siempre miente, distorsiona, inventa.
Y hay cosas en la vida
que no se pueden expresar, determinados sentimientos o el noúmeno, lo
trascendente, Dios no podía nombrarse o representarse gráficamente durante
muchos años en muchas culturas. A veces el lenguaje no basta. A través del
personaje de esta mujer trastornada Juan José Millas reflexiona sobre la
literatura dentro de la meta literatura y reflexiona sobre la gramática y el
lenguaje. Por ejemplo, nuestra actitud con las palabras nuevas. Los neologismos
a veces son rescates lingüísticos, las palabras de ahora vienen de dialectos y
jergas pasadas. Millas habló del diccionario del profesor Manuel Seco, el
último gran diccionario. Recordó su enciclopedia Espasa de su infancia y el
diccionario Moliner de María Moliner. Su editorial iba cambiando de dueños. Estos
llevan 30 años haciendo el diccionario. Cuando la madre filóloga enfermó, para estar
cerca de la madre viuda, sus hijos alquilaron un piso al lado de madre y se
fueron a trabajar al barrio de la concepción. Millás habló de que tenía en una
habitación miles de cajas de zapato con fichas para futuras novelas. Palabras
que esperan a ser clasificadas. Hay que incorporar palabras cada 5 años. Unas
se van, otras se quedan, como el sujetador wonderbra o el 600 que era símbolo
de coche utilitario. A las 11 de la mañana en el vip hablaba Millas de estas
cosas y el camarero se quedó alrededor nuestro pensando que hablaban de sujetadores
y perversiones sexuales. Millas es un gran aficionado a los diccionarios y enciclopedias.
Recuerda su diccionario Clodes editado por sms y por supuesto la enciclopedia
Espasa. Consultando estos 100 tomos se pasó sus tardes de adolescencia enganchado
a leer enciclopedias. Las enciclopedias están muy bien escritas. Recuerda
cuando leyó la entrada de lo que era una mariposa. Las mariposas son gusanos
mimetizados con el excremento de un pájaro para evitar que se lo comiera el pájaro.
Como todo niño buscaba las definiciones más morbosas y prohibidos; por ejemplo
el artículo sobre la muerte. La palabra muerte explicaba que para averiguar si alguien
se ha muerto o no está muerto de verdad hay que acercar una cerilla encendida
al dedo gordo del muerto, si el dedo se hincha y explota está vivo. Estos artículos
de la Espasa que leía a escondidas le formaron como escritor. También relataba
la enciclopedia la anécdota de una señora que se iba fuera de Segovia, a una
casa de hospedaje. Los mensajeros le dieron este mensaje al marido; vuelva a Segovia,
su mujer ha fallecido. Al llegar el marido ya la habían sepultado. El marido pidió
que abrieran la lápida y nació un hijo de la embarazada muerta. Este señor vivió
muchos años y fue alcalde de Segovia. Así rezaba el artículo sobre la muerte.
El diccionario es la casa de fieras de las palabras. La palabra, muy usada en
prensa virtual, tiene capacidad para producir un efecto. Esa precisión a la que
está obligada el diccionario es lo que le hizo ver que la literatura en última
estancia es precisión también. Siempre visita el diccionario como algo extraño.
En el Moliner buscas cualquier palabra, y es como un diccionario de uso, te
lleva de una palabra a otra. Pero se puede distinguir unos diccionarios de
otros según el esfuerzo de precisión al que está obligado el que escribe el diccionario,
la precisión del bisturí literario.
El personaje del propio
Milllas escritor es el alter ego protagonista de esta novela. No soy yo sino mi
representación. Esta novela cultiva varios géneros; novela reportaje y biografía.
El individuo va a hacer un reportaje, sobre la eutanasia, por un encargo de la
oficina de morir dignamente (OMD) No es cuestión que me especialice en este
asunto tenebroso, piensa graciosamente, pero lo cierto es que esta mujer se va
a quitar la vida y hay que descubrir por qué. Va a la casa de la mujer enferma
y allí vive una sicótica con delirios de persecución.
A millas le interesa mas
la sicótica que la enferma. Ese interés informativo periodístico tiene más de reportaje
que de novela. Es una novela meta literaria por la relación original –copia.
Rosa o realidad- idea de rosa o palabra. Vivimos en una cultura de la copia, de
la simulación, la virtualidad, la apariencia, una sociedad mítica del mitos más
que del logos. Creemos que es más real la palabra que la cosa que nombra.
Creemos que es más real una video llamada por skype o una conversación por
wasap que nuestro amigo en carne y hueso. Por eso vivimos en una cultura de
simulacro, de realidad virtual, de apariencias, de la imagen, audiovisual, de
las formas, como una especie de caverna platónica (caverna es el nombre de la
novela de Saramago sobre un artesano de toda la vida y una multinacional)
Tomamos por real el simulacro, el medio. Creemos que lo que dice el tv diario
es la realidad cuando solo es un medio para informarnos de ella. Confundimos
realidad y ficción en el cine, en las redes sociales, como ese Truman que
descubre que su vida no es real sino una serie de ficción. la imagen (la tele,
el pc, la tablet) esta sustituyendo la realidad, preferimos wasapear a quedar
con el amigo, preferimos las relaciones teleológicas. Por eso la meta
literatura, la meta filosofía, el meta arte está tan de moda. Usamos la
literatura para hablar de literatura sin hacer verdadera literatura. Sin duda
esta generación es la del copia pega del mensaje institucional o el de la
agencia efe en vez de la sociedad en la que el periodista salía a la calle a
buscar la noticia de interés humano, al contacto con la gente. Millás será de
los pocos periodistas que siguen haciendo eso. En su reportaje literario fijo
en la sección del País cada semana se reúne con un personaje de interés humano
y social; un síndrome de dawn, un desahuciado… esta novela es un reportaje
sobre la eutanasia, sobre la locura y por supuesto sobre la meta literatura y
el lenguaje.
Millás contó otra
anécdota más. Estaba con su mujer en Santander, fue a ver el pasaje de Altamira,
reservó un hotel rural, una casa de piedra muy bonita de 5 o 6 habitaciones, todo
muy rustico, del XIX. Desayunaba magdalenas de la bisabuela, en el patio interior
había al fondo un estanque donde iba a meditar. Se acercaba al estanque y se ponía
a cantar una rana, cuando se iba seguía cantando la rana. Luego descubrió que
no era una rana sino un artefacto que se activaba con la voz. Los nenúfares eran
de plástico, las madalenas de la abuela eran magdalenas industriales del eroski
que ponían en un cuenco. Millás se descubrió viviendo en la mentira, hemos
estado en una casa del xix, creyendo hacer un viaje al pasado y todo es falso.
Y es que en literatura todo es falso, también, pero hay que dar la sensación de
que es real, más que de realidad hablamos de verosimilitud. En nuestra cultura
de plástico y fastfood las cosas son más copias de las cosas que cosas en sí.
Nuestra existencia ha perdido la esencia y ahora todo es apariencia. Primero la
apariencia, luego la existencia y por último la esencia. En la filosofía de Platón
era primero la esencia, luego la existencia y al final la apariencia. Un giro
nietzsiano. Hay más mensajes que nunca pero estos mensajes son todos iguales,
pensamiento único, homogeneización social, global. Millás siguió contando
anécdotas, mitos, para que entendiéramos su logos; la perdida de lo real, la
perdida de la esencia. Richard Serra tiene varias esculturas en el gughem, son de
acero y pesan 7 toneladas. Un buen día una de esas esculturas desapareció. Nadie
sabe cómo. Se investigó su desaparición, pero como Serra conservaba los moldes
hizo otra idéntica y se la regaló al museo. les dio la orden de que destruyeran
la obra original si aparecía alguna vez. Pues este original sería considerado
como copia.
La legitima es la que
tengo los papeles, pero lo ilegitimo y lo bastardo, la copia, acabará
sustituyendo lo original. Como esa caverna de Platón donde se cree que la
apariencia (las sombras del teatro) son la esencia. Y cuando el prisionero
descubre cual es la verdadera esencia nadie quiere escucharle. Preferimos vivir
en la mentira.
En sus ensayos de Freud sobre
la novela familiar de un neurótico opina que todos hemos fantaseado con la idea
de ser adoptados, por nuestros abuelos, porque si eres adoptado puedes desear a
tu madre sin culpa de incesto. Para Millas solo hay dos escritores; los q creen
ser hijos de sus padres, o los bastardos que se lo cuestionan. Los primeros
podrán escribir el código civil y ser muy realistas pero no podrán nunca
escribir madam bobary. Esto quiere decir que la mentira es necesaria y la
apariencia y los poetas que expulsó Platón. Solo hay que saber que son copias
de la realidad, que son mitos, símbolos, imágenes, no tomarlos como una
realidad única. Lo primero en el hombre es su existencia, su vida, y saber que
en el hombre hay apariencia y esencia y jugar a equilibrar ambas, equilibrar
mitos y logos, cosas e ideas, materias y espíritus. Es como la ropa, ¿qué más
da al final si es una copia original o una reproducción? ¿por qué hay que
etiquetar a una de verdadera y a la otra de falsa? En el pueblo donde Millás veranea,
en un pueblo de Asturias, hay un mercadillo donde venden relojes falsos que
funcionan como un reloj de verdad. Se cargan con el movimiento del brazo, lo ha
comprado por 20e y ahora presume de reloj. A veces la ropa falsificada dura
hasta más que la ropa original de marca. Y es que toda la literatura y esta
novela en concreto es una farsa, un simulacro, una ficción. en el periodismo no
puedes mentir, decir llevaba bigote si no lo tenía. Lo único que distingue a un
cuento de un reportaje es que los datos te vienen de fuera y no puedes inventar
nada. Pero también se puede recopilar datos para cuentos igual que para
reportajes. La barrera entre cuento y reportaje esta borrada, des limitadas las
fronteras. Aquello que puedes poner en un periódico parece un reportaje, y lo
que incluyes en un libro parece un cuento. Millás como escritor se lo ha pasado
muy bien escribiendo el libro pero también se sufre mucho, es un trabajo de
chinos.
Cada dos años en verano como
hay poca cosa que contar, al director del periódico se le ocurre llamar 4
escritores y con eso arma un reportaje. El hecho de escribir se percibe como
algo raro, nadie llama a 5 ginecólogos y les preguntas porqué se dedican a
esto, ¿quien te manda escribir novela? Y parece que el escritor ha de
inventarse coartadas de su crimen, por qué escribe. Cuando mejor estamos no
sentimos la necesidad de escribir y lo dejamos para mañana, se me ha acabado el
boli de punta fina y el estanco está cerrado por defunción o hay que visitar a
un enfermo al hospital. Si somos felices no hay necesidad de auto justificar
nuestra tragedia en el papel. en cambio cuando estamos mal volcamos nuestro
dolor en el escrito. Al día siguiente escribes un folio en vez de medio, y te
acabas descubriendo escribiendo 15 líneas al día en un momento mientras tomas
un café. Si escribes 7 líneas al día en un año tienes una novela corta. No es
tan dificil ser escritor, reconoce Millás. Las coartadas te tranquilizan o de ponen
mal humor, llevo 6 meses sin escribir, estoy acabado, la tensión permanente, y
se junta el placer que produce escribir y con el sufrimiento de corregir y acabar
la novela dichosa.
Colombia es el país
hispanohablante donde mejor se habla castellano, la gente sencilla es la que lo
habla, no la culta. Manuel Vicente es un artículo habla de su conexión con la
escritura. Algo me obsesiona y escribo a ver qué pasa. No son de fiar los escritores
que antes de ponerse a escribir ya saben de qué escribir y tienen la novela
entera en la mente. El escritor tiene que sorprenderse al mismo tiempo que el
lector según va escribiendo los capítulos. En la novela sobre héroes y tumbas Sábato
dice que fue un genio porque fue a la jungla buscando tigres y encontró
elefantes. ¿Estamos a rolex o a setas) Madam Curie lanzó la partícula a ver qué
ocurría, Cervantes escribió en un lugar del que no se acuerda y le salió el
quijote. La importancia del azar y la casualidad en el escritor, más que de un
destino predestinado determinista. Millás escribe por obsesiones, lo que los
románticos quizá llamaban inspiración. Algo le obsesiona y busca el significado
de eso que le interesa. Y trabaja t trabaja, trabajo hay por cierto, pero
necesita esa inspiración u obsesión con el tema que le hace estar días escribiendo.
“No se que va a pasar en la página siguiente o como va a terminar la novela”,
reconoce Millás. Lo que nos hace preguntarnos a su vez ¿Estamos ante un auténtico
millas o ante la versión replicante que va a sus conferencias? Todo es copia,
simulacro, ficción. lo que ha salido al final es algo real, un libro, pero
enmascarado, un libro que no se sabe si es reportaje del País o novela o
reflexión sobre la gramática o la entrevista de una loca y de una enferma
terminal, o una meta novela… no se sabe si es una esencia o una apariencia,
aunque sin duda estamos hablando de una presencia, de una existencia. (la
presencia precede a la esencia, como la misma palabra lo dice; estamos antes
que somos. Primero es estar en el mundo y luego ser) Millás reflexiona como la
loca protagonista de su novela sobre la gramática, el lenguaje, las palabras
arcaicas que se pierde el castellano, los arcaísmos, las jergas familiares en
desuso… palabras como alienación, capital que desaparecen para dejar sitio a
nuevas. Millás no quiere que se pierda la infancia, el pasado o su propia
existencia. Por eso sigue escribiendo. Y para no perder el lenguaje sigue dando
talleres de escritura creativa. Crear una atmosfera literaria donde hay que pensar
la realidad continuamente porque la realidad cambia. Y hay que enseñar también
a olvidar el pasado, esas palabras, hay que enseñar a desaprender. Aún hay resistencia
a los talleres literarios, es un último resto romántico del escritor que se
hace asi mismo. En EEUU todo el mundo va
a talleres igual que todo el mundo va a sicoanalistas. Dicen que
escribir no se aprende, pero se enseña para las demás profesiones, no naces
sabido. Millás es un profe dominado por el pánico de que sus alumnos descubran
que no tiene ni idea de lo que habla. Ese es el mejor taller; aprender de sus
alumnos. No puedes enseñar nada si no aprendes nada. Solo sé que no sé nada.
Millás crea la atmosfera de pensar la realidad desde nuevos puntos de vista
literarios pues la novela está aún por inventar. Sus clases empiezan con qué es
esto que llamas literario. La primera clase dura dos horas, se sale de la norma
literario, trasgrede hasta la idea o definición de literatura. La literatura
tiene que trasgredir y renovarse constantemente, un poema de Ane Sexton empieza;
“cuando fuiste mía” Dos millones de canciones empiezan con cuando fuiste mía, pero
si a esa frase añades “cuando fuiste mía llevaba bragas moradas” estas ya
creando algo nuevo, rompiendo con el tópico. Por eso le gusta las técnicas dadá
como el cadáver exquisito o la lluvia tormenta de ideas. Sin olvidar la poética
tradicional del cuento por ejemplo en Raymond charles. “Una de esas hermosas
tardes de febrero... si es que te importan estas cosas” anula el tópico. Su taller intenta
desaprender lo que conocemos tradicionalmente por literario. No hay una sola
forma de construir diálogos, hay muchas.
Un taller es por
definición experimental y vanguardista, es así esta profesión en cuestión.
Millás no es capaz de quedarse con un libro entre toda su obra, quizá el jardín
vacío es la novela en que puso más energía y esfuerzo que luego es devuelta con
creces, como quien tiene un hijo y disfruta viéndolo crecer. Los autores que
mas le gustan son José Agustín Goytisolo Juan Mayorga. A veces tiene la tentación
de otras obras reelaborarlas. Cuando escribimos siempre nos basamos en la
tradición y siempre se copia, se plagia, inter textualidad. Su primera novela se
publicó en el 75, y parece que lo escribió otro, por el tiempo que ha pasado.
La literatura, un poco menos que el periodismo, tiene que tomar referencias de
la actualidad. Un texto siempre es dinámico, está en marcha y en movimiento.
Millás no se considera de esta generación de mayo del 68 dónde la mayoría han
sido profesores aunque su literatura tiene muchos rasgos comunes con la
generación. Tampoco le gusta recomendar ningún libro ni rebelar que autores le
han influenciado ni confesar sus escritores fetiches y de cabecera. Siempre le
preguntan lo mismo. y Millás le responde al entrevistador según si tiene cara
de Kafka o sí se ha amanecido con la sensación de que Dostoievski le deja
patidifuso. Ya dice que el periodismo en vez de buscar la esencia se queda en
las apariencias. Por eso quizá han dicho que se casó con Carmen Laforet hasta
que esta descubrió su homosexualidad. Para
el que quiera escribir sólo da un consejo; no te dediques a esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario