lunes, 30 de mayo de 2016

reflexiones sobre Nietzsche


Recreación literaria de su filosofía existencial- vivencial.

Ya su nombre (Esa ardua cadena sonora) retumba como metáfora mágica, pero ¡Cuidado con su hechizo! Lo que en el pensador es tan atrayente y repulsivo es la presunción del Caos, de que el mundo no es esa estructura ordenada que la cosmológica del lenguaje, la iglesia y la Ciencia “nos han vendido”.

Mundo primario de fuerzas combatientes, colosos chocando, pugnando; energía que no se destruye ni construye sino que se transforma. Cataratas, turbulentas olas, corrientes de aire, huracanes que arrasan todos nuestros veleros y refugios dorados en el devenir de este ir y venir del ser al no ser ná de ná, ríos que van a dar a este mar de nada. Tras el vendaval, la explosión catártica de Nietzsche aniquila estos últimos reductos de idealismo al que nos aferrábamos. ¡¡¡¡BOOM ¡!!!! Los ideales eran aire y a él han vuelto,  aquí nos quedamos; cuerpos mortales.

Somos insignificantes hormigas en la inmensidad del mar, entre sus olas y la fuerza con que mueren sobre las rocas y nacen otras, Voluntad de poder; La espuma del mar venciendo sobre el acantilado nunca será la misma, ni ella ni tú. Y entonces gritamos ante el acantilado

- Dios, ¿Por qué nos has abandonado? ¿Por que me dejaste en este valle de lagrimas tan triste y solo? –

En este submundo apocalíptico que el gran profeta presagió, la música Wagneriana sonará sobre las ruinas de la cultura occidental, sobre resquicios del Super hombre, que aspiraba al infinito y ha sido aplastado por su mundo, por la voluntad de poder, por la tragedia. En el caos somos simples marionetas de la voluntad de poder, como ese héroe Ulises que tras huir de la hechicera Circe (La magia de las palabras) no atisba Itaca. Sólo en el naufragio, sin asideros o flotadores, y aún así ha de emerger a flote.
Este héroe trágico nada en la Nada de las apariencias, poniéndose la mascara del arte tras aceptar su absurda condición humana; sus venas latiendo, su hombre salvaje, sus instintos, sus pasiones, su piel, su deseo de trascender, de amar y amarse, de ser Y SER más y mejor, extenderse en el infinito azul de un mar sin origen ni causa ni fin, sin sentido teológico o teleologico, entre pasiones auto- destructivas y su creatividad o constructividad artística; Sólo, completamente sólo en un mundo tragicómico. Consciente de que el mundo fantasioso en que se evade se llama Arte y no cátedra.

Sobre estas ruinas de la cultura occidental, amanecerá la nueva aurora con un inmenso arco iris. Surgirán los niños, desde nuestro interior, sonriendo a la adversidad. Sus risas alborozadas no serán los rugidos de un león o los lamentos de un camello bien jorobado. Se reirán como ríen los niños trágicos, solitarios, jugando pero totalmente serios pues en el juego les va la vida misma. Niños en la edad de la inconsciencia que los adultos llaman inocencia. Estos infantes del Apocalipsis se reirán de su tragedia, del patetismo de esta vida, porque la vida es epicúreo Carpe Diem Horaciano y estoico valle de lagrimas: De la vida no podemos huir, por miedo, sin presentar nuestras armas infantiles; las risas. 

¡Vive el momento, aunque sea triste! ¡Ríete de la tragedia! ¡Vive!

 Creo que su mensaje ante todo era vital. El único problema es que la voluntad de poder, como el anillo de los nibelungos o el de Frodo, puede pervertir de  megalomanía al portador. (Hitler es el ejemplo de esa voluntad de poder súper humana, pero no entendió a Nietzsche al no respetar lo vital. Nietzsche no era un nazi y de hecho mucho de sus amigos eran intelectuales judíos)

 Fragmento para pensar:                                                     
Ahora el esclavo es hombre libre, ahora en la armonía universal se siente cada uno fundido en si mismo, cual si el velo de Maya se desgarrase y sólo andease echo jirones ante lo misterioso. Ha desaprendido a hablar y a andar, así que echa a volar por los aires bailando. ¡Transformación mágica!. En él resuena algo sobrenatural, se siente Dios, camina ora tan estático como en sueños veía caminar a los dioses.

¡ El hombre ya no es artista, es una obra de arte!  NIETSZCHE

 Sus ojos eran los de un loco, no los de un anarquista enamorado del Caos o un fascista de la gran política de “la nueva aurora”. Sus ojos escrutaban sin juzgar, más allá de la moral, del bien y del mal, por encima de la destrucción y de la construcción, de la realidad y del ideal. Sus ojos abarcaban el mundo entero en todo su pensamiento horizontal, sin rechazar la piel de los sueños (Esa tela de la que se confeccionan los mundos oníricos). Se le reblandeció el cerebro de tan abierta que tenía la cabeza.

Por su debilidad física, este enfermizo niño triste (O debo decir trágico) gestó una noche de tormenta a su nuevo Prometeo, la antítesis de este débil David que se sentía preso en la voluntad de poder, en la voluntad del Goliat de su Realidad. 

                           Anti-cristo que combate los espectros con la lanza del Quijote.

                           Loco del Tarot batido con la Razón.

                         Anti- Dios que ve cómo el mundo se destruye en  siete días.

 
PENSAMIENTO MÁGICO:  VERSIÓN MÍTICA/ POSTMODERNA DEL ORIGEN DEL HOMBRE

En la absoluta soledad y oscuridad de una caverna, Titán transformaba en su fragua hierros ebrio de fantasía.  Lo que soñaba cobraba vida en su torno de barro. Este demiurgo (dios artista) gestó al primer hombre.

El oráculo de Delfos vaticinó que su creación se rebelaría y lo mataría. ¿Qué sabría esa pitia pirada!? ¿Qué podía conocer ella de sus lágrimas que crearon nuestros ríos, de su ajada piel que originó las cordilleras o de sus suspiros perdidos en el viento de las olas?. Por si acaso, este sempiterna especie de Saturno devoró la pieza de arcilla y se atragantó. Al igual que Atenea brotó de la frente de Zeus y de esta escatológica forma el hombre nació de la defecación del titán ((¿Y por qué no?¿No es suficientemente Kitchz para nuestras estéticas o voluntades de apariencia?)) 

El hombre, no nacido del barro sino de la mierda, fue condenado a ser un “pringado” desde su nacimiento. Un día robó la antorcha que “iluminaba” la caverna paterna y mató al Dios envuelto entre sus excrementos. Aunque el hombre mató a su Dios, siguió envuelto en la misma mierda.

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