Recreación literaria de su filosofía existencial-
vivencial.
Ya su
nombre (Esa ardua cadena sonora) retumba como metáfora mágica, pero ¡Cuidado
con su hechizo! Lo que en
el pensador es tan atrayente y repulsivo es la presunción del Caos, de que el
mundo no es esa estructura ordenada que la cosmológica del lenguaje, la iglesia
y la Ciencia “nos han vendido”.
Mundo primario de fuerzas combatientes, colosos chocando,
pugnando; energía que no se destruye ni construye sino que se transforma.
Cataratas, turbulentas olas, corrientes de aire, huracanes que arrasan todos
nuestros veleros y refugios dorados en el devenir de este ir y venir del ser al
no ser ná de ná, ríos que van a dar a este mar de nada. Tras el vendaval, la
explosión catártica de Nietzsche aniquila estos últimos reductos de idealismo
al que nos aferrábamos. ¡¡¡¡BOOM ¡!!!! Los ideales eran aire y a él han
vuelto, aquí nos quedamos; cuerpos
mortales.
Somos insignificantes hormigas en la inmensidad del mar,
entre sus olas y la fuerza con que mueren sobre las rocas y nacen otras,
Voluntad de poder; La espuma del mar venciendo sobre el acantilado nunca será
la misma, ni ella ni tú. Y entonces gritamos ante el acantilado
- Dios, ¿Por qué nos has abandonado? ¿Por que me dejaste en
este valle de lagrimas tan triste y solo? –
En este
submundo apocalíptico que el gran profeta presagió, la música Wagneriana sonará
sobre las ruinas de la cultura occidental, sobre resquicios del Super hombre,
que aspiraba al infinito y ha sido aplastado por su mundo, por la voluntad de
poder, por la tragedia. En el caos somos simples marionetas de la voluntad de
poder, como ese héroe Ulises que tras huir de la hechicera Circe (La magia de
las palabras) no atisba Itaca. Sólo en el naufragio, sin asideros o flotadores,
y aún así ha de emerger a flote.
Este héroe trágico nada en la Nada de las apariencias,
poniéndose la mascara del arte tras aceptar su absurda condición humana; sus
venas latiendo, su hombre salvaje, sus instintos, sus pasiones, su piel, su
deseo de trascender, de amar y amarse, de ser Y SER más y mejor, extenderse en
el infinito azul de un mar sin origen ni causa ni fin, sin sentido teológico o
teleologico, entre pasiones auto- destructivas y su creatividad o
constructividad artística; Sólo, completamente sólo en un mundo tragicómico.
Consciente de que el mundo fantasioso en que se evade se llama Arte y no
cátedra.
Sobre estas ruinas de la cultura occidental, amanecerá la
nueva aurora con un inmenso arco iris. Surgirán los niños, desde nuestro
interior, sonriendo a la adversidad. Sus risas alborozadas no serán los rugidos
de un león o los lamentos de un camello bien jorobado. Se reirán como ríen los
niños trágicos, solitarios, jugando pero totalmente serios pues en el juego les
va la vida misma. Niños en la edad de la inconsciencia que los adultos llaman
inocencia. Estos infantes del Apocalipsis se reirán de su tragedia, del
patetismo de esta vida, porque la vida es epicúreo Carpe Diem Horaciano y
estoico valle de lagrimas: De la vida no podemos huir, por miedo, sin presentar
nuestras armas infantiles; las risas.
¡Vive el momento, aunque sea triste! ¡Ríete de la tragedia!
¡Vive!
¡ El hombre ya no es artista, es una obra de
arte! NIETSZCHE
Por su debilidad física, este enfermizo niño triste (O debo
decir trágico) gestó una noche de tormenta a su nuevo Prometeo, la antítesis de
este débil David que se sentía preso en la voluntad de poder, en la voluntad
del Goliat de su Realidad.
Anti-cristo que combate
los espectros con la lanza del Quijote.
Loco del Tarot
batido con la Razón.
Anti- Dios que ve cómo
el mundo se destruye en siete días.
En la
absoluta soledad y oscuridad de una caverna, Titán transformaba en su fragua
hierros ebrio de fantasía. Lo que soñaba
cobraba vida en su torno de barro. Este demiurgo (dios artista) gestó al primer
hombre.
El oráculo
de Delfos vaticinó que su creación se rebelaría y lo mataría. ¿Qué sabría esa
pitia pirada!? ¿Qué podía conocer ella de sus lágrimas que crearon nuestros
ríos, de su ajada piel que originó las cordilleras o de sus suspiros perdidos
en el viento de las olas?. Por si acaso, este sempiterna especie de Saturno
devoró la pieza de arcilla y se atragantó. Al igual que Atenea brotó de la
frente de Zeus y de esta escatológica forma el hombre nació de la defecación
del titán ((¿Y por qué no?¿No es suficientemente Kitchz para nuestras
estéticas o voluntades de apariencia?))
El hombre,
no nacido del barro sino de la mierda, fue condenado a ser un “pringado” desde
su nacimiento. Un día robó la antorcha que “iluminaba” la caverna paterna y
mató al Dios envuelto entre sus excrementos. Aunque el hombre mató a su Dios,
siguió envuelto en la misma mierda.
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