Miguel Hernández
es uno de los más grandes poetas
españoles. En 2010 se cumplió 100 años del nacimiento de este genial
escritor. Por ello en la asociación espacio Luzarra ha querido darle un
homenaje recitando sus poemas de forma teatralizada. Miguel Hernández no
escribió ninguna novela pero como poeta fue el precursor de la poesía social o política
ya que sus letras son consignas, gritos reivindicativos, lemas a favor de la república
y contra la guerra civil que él vivió. La
guerra le mató, como a Lorca, acabó con sus huesos en la cárcel y allí murió de
hambre y pena y añoranza por su mujer e hijo. De hecho su poema más famoso tal
vez sea las nanas de la cebolla dedicadas a su único hijo.
Miguel nació el 30 de octubre de 1910 en
Orihuela. Era el tercer
hijo de los siete que tuvieron Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert,
y el segundo varón. Su familia se dedicaba a la cría de ganado caprino, lo que
motivó que se trasladaran de la casa donde Miguel nació (San Juan, nº 82) a una
más grande y acorde con el negocio familiar (calle de Arriba, nº 37), ubicada
en las afueras. Su padre aspiraba a ascender socialmente, logrando ser nombrado
"alcalde de barrio"; su madre, por su parte, era una mujer enfermiza
(padecía bronquitis crónica) y a menudo debía guardar cama. A los 14 el
padre le pone a pastorear cabras, desde niño tenía temple, se tiraba al agua, y
vivió mucho la vida, le gustaba divertirse pero también culturizarse. Tuvo una infancia feliz llena
de juegos, correrías por el monte, los recuerdos típicos que todos tenemos de
los pueblos. Miguel fue un pastor de cabras autodidacta, era un chico muy
estudioso por su cuenta pero un fracaso escolar en lo académico. Se llevaba los
libros del padre Luis Armancha Hernández, el obispo de Orihuela, aunque se los
devolvía mojados. Este cura le pasaba libros clandestinos, Miguel lee de todo; Gabriel
Miró, Paul Verlaine, Cervantes, Lope de Vega., Calderón, Garcilaso y sobretodo Góngora...
No hay libros que encuentren un lector tan fiel y tan autodidacta como Miguel,
el pastor. Miguel Hernández digirió en su adolescencia clásicos desde Virgilio
hasta san Juan cruz, era un genio; Mozart murió a los 33, y el a los 30. ¿De dónde
sacaba tiempo?. Cuando sacaba el rebaño a pastorear se llevaba novelas, obras
de teatro y sobretodo libros de poesía a las eras y campos. Mientras cuidaba el rebaño,
Hernández leía con avidez y escribía sus primeros poemas. Su padre le
apagaba la luz para que durmiera y él seguía leyendo con una linternita bajo
las sabanas. Fue
escolarizado desde 1915 hasta 1916 en el centro de enseñanza «Nuestra Señora de
Monserrat» y de 1918 a 1923 recibió educación primaria en las escuelas del Amor
de Dios. En 1923 pasa a estudiar el bachillerato en el colegio de Santo Domingo
de Orihuela, regentado por los jesuitas, que le proponen para una beca con la
que continuar sus estudios, que su padre rechaza. En 1925 abandonó los estudios
por orden paterna para dedicarse en exclusiva al pastoreo.
Esta conferencia es un coloquio sobre su
vida. Fue un niño solitario, marginado, mantenía una relación difícil con su
padre, el padre era duro con el, su padre no entendía que tuviera esa obsesión
afición con la poesía. El padre nunca llegó a entenderle, Miguel era un letra
herido, el espíritu de la poesía (era muy delgado y alto, dicen que hermoso). De
hecho cuando murió en la cárcel el padre comentó que él se lo había buscado. La
relación no era buena. El padre tenía muchas limitaciones como educador y
Miguel era un espíritu libre, mucho más culto que el padre. Lo que en Italia
llaman diletante o amante del saber. El padre lo lleva a un colegio de familias
ricas, trabaja allí para poder comer, no era maltrato, era la mentalidad de
aquella época en la que había que ganarse el pan. Miguel estudiaba en un colegio pobre, el padre era
violento cuando le veía con la luz apagada, palo por aquí y por allá. La autoridad de la madre era bien poca, la madre
era el poli bueno, hacía de mediación entre el padre y el hijo. Una lectura psicoanalítica
de Miguel Hernández nos rebela que sufrió el Edipo, quería más a su madre ideal
que a su padre real al que tantas veces se rebela (como Lorca, Dalí, Miguel
Bosé…) por eso, por el complejo de Edipo,
resultó tan rebelde y revolucionario y trasgresor. Miguel fue a trabajar de prácticas
con los niños pobres. Miguel no se lamentaba de las dificultades invisibles, un
padre duro es mejor que un padre deprimido.
No se puede elegir a los padres. Miguel se inspira en la naturaleza, en los prados, en el
locus armonicus renacentista para escribir sus poemas que tienen también mucho
de panteísta.
Sus visitas a la biblioteca pública eran cada vez más
frecuentes y empezó a formar un improvisado grupo literario junto a otros
jóvenes de Orihuela en torno a la tahona de su amigo Carlos Fenoll. Los
principales participantes en aquellas reuniones eran, además de Hernández y del
propio Carlos Fenoll, su hermano Efrén Fenoll, Manuel Molina y José Marín Gutiérrez,
futuro abogado y ensayista que posteriormente adoptaría el seudónimo de «Ramón Sijé»
y a quien Hernández dedicó su célebre Elegía.
Desde ese momento, Ramón Sijé se convirtió no solo en su amigo, sino también en
su compañero de inquietudes literarias.
El 25 de marzo de 1931, con tan solo 20
años, obtuvo el primer y único premio literario de su vida concedido por la Sociedad
Artística del Orfeón Ilicitano con un poema de 138 versos llamado Canto a Valencia, bajo el lema Luz..., Pájaros..., Sol... El tema
principal del poema era el paisaje y las gentes del litoral levantino, en el
que destacaba el mar Mediterráneo, el río Segura
y las ciudades de Valencia, Alicante, Murcia y, en mayor medida, Elche. Cuando Hernández
recibió la notificación de la consecución del premio, se apresuró a viajar a la
ciudad ilicitana creyendo que recibiría un premio económico, pero fue acreedor
tan sólo de una escribanía de plata.
Desde el 1930 al 31 de diciembre de 1931 hace muchos viajes
a Madrid,
buscando consolidarse en la escena, acompañado de unos pocos poemas y
recomendaciones. Introducido por Francisco Martínez Corbalán,
las revistas literarias La Gaceta Literaria y Estampa
lo ayudaron a buscar empleo, pero el intento no fructificó y se vio obligado a
volver a Orihuela el 15 de mayo de 1932. No obstante, dicho viaje tuvo gran
importancia, al permitirle conocer de primera mano la obra de la generación del 27, así como la teoría necesaria
para la composición de su obra Perito
en lunas. En 1933 se publicó Perito en lunas, su primer libro.
Hernández fue invitado a hacer lecturas de su obra en la Universidad de
Cartagena y en el Ateneo de Alicante el 29 de abril de 1933.
Tras aquel prometedor comienzo, marchó a Madrid por segunda
vez para obtener trabajo, esa vez con mejor fortuna pues logró ser nombrado
colaborador en las Misiones Pedagógicas. Más tarde le escogió como secretario y
redactor de la enciclopedia Los toros
su director y principal redactor, José María de Cossío, que se convirtió en
su protector y más ferviente sostenedor de su obra. Colaboró además con
asiduidad en Revista de Occidente y mantuvo una
tórrida relación con la muy liberada pintora Maruja Mallo,
que le inspiró parte de los sonetos de El rayo que no cesa. Se presentó a Vicente Aleixandre e hizo amistad con él y con Pablo Neruda;
este fue el origen de su breve etapa dentro del Surrealismo,
con aliento torrencial e inspiración telúrica. Su poesía por entonces se hace
más social y manifestó a las claras un compromiso político con los más pobres y
desheredados. En diciembre de 1935 murió su fraternal amigo de toda la vida, Ramón Sijé,
y Hernández le dedicó su extraordinaria Elegía,
que provocó el difícil entusiasmo de Juan Ramón Jiménez en una crónica del diario El Sol.
En 1930, con 20 años, se marcha por
segunda vez a Madrid. Más allá de Orihuela hay un mundo entero por descubrir.
Miguel se siente como un paleto venido a la capital, un pastor o un campesino
que es lo que era en una ciudad metrópoli. Madrid le impresiona, Madrid le
asusta. Como asustará a Lorca el Nueva York de los rascacielos y el neo
capitalismo feroz donde prima el individualismo y la ley de la selva, la ley
del más fuerte. Miguel Hernández llama rasca leches a los rascacielos que
rascan las nubes. Su vega murciana, era bucólica. Allí en esos campos
andaluces, lee a Virgilio. Los griegos y los renacentistas llamaban locus
armonius a los lugares armónicos, naturales, agrestes, salvajes en los que
relataban novela pastoril o bucólica. Miguel Hernández se sentía uno de esos
pastores cortejando damiselas en el campo como las poesías de Garcilaso de la
Vega o de Petrarca. Leyó a todos los clásicos, las obras de teatro griegas, las
novelas y diarios romanos. Tenía una sed
embebecida de aprender. Aprender siempre, incluso en la cárcel (El Lute se sacó
la carrera de derecho en la cárcel tras sus robos de ovejas) Miguel Hernández
se negó a ir a la mili franquista y también a la cárcel, pero durante la guerra
le apresaron por republicano. Se había alistado en el ejercito republicano. En el verano de 1936 también se afilió al Partido Comunista de España.Hernández figuró en el 5.º
Regimiento y pasó a otras unidades en los frentes de la batalla de
Teruel, Andalucía y Extremadura. En plena guerra, logró escapar
brevemente a Orihuela para casarse el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. A los
pocos días tuvo que marchar al frente de Jaén.
En el verano de 1937 asistió al II Congreso Internacional de Escritores
Antifascistas celebrado en Madrid y Valencia, donde conoció a César Vallejo.
Más tarde viajó a la Unión Soviética en representación del gobierno de la
República, de donde regresó en octubre para escribir el drama Pastor de la muerte y numerosos
poemas recogidos más tarde en su obra El
hombre acecha.
Su mujer, Teresa Manresa, recibía sus
cartas desde el frente llena de miedo y ansiedad. Miguel arengaba a sus compañeros en el frente, dio
muchos discursos de guerra airados y vehementes. Había conocido a a josefina
Manresa en Orihuela y antes de marchar a la guerra se casaron. Teresa estaba
embarazada de Manuel Ramón, el hijo de Miguel Hernández que muere en el 37, con
pocos meses. A él
le dedicó el poema Hijo de la luz y de
la sombra y otros recogidos en el Cancionero
y romancero de ausencias. En enero de 1939 nació su segundo
hijo, Manuel Miguel, a quien dedicó las famosas Nanas de la cebolla. Escribió un nuevo libro: Viento del pueblo. Destinado a la 6ª
división, pasó a Madrid. En abril de 1939, recién concluida la guerra, se había
terminado de imprimir en Valencia El
hombre acecha. Aún sin encuadernar, una comisión depuradora franquista presidida por el filólogo ,Joaquín de Entrambasaguas, ordenó la
destrucción completa de la edición. Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron
permitieron reeditar el libro en 1981. Su amigo Cossío se ofreció a acoger al
poeta en Tudanca, pero este decidió volver a Orihuela.
Pero en Orihuela corría mucho riesgo, por lo que decidió irse a Sevilla pasando
por Córdoba, con la intención de cruzar la frontera de Portugal
por Huelva.
La policía de Salazar, dictador fascista
de Portugal, lo entregó a la Guardia Civil.
No se
arrepintió jamás ni reconoció que su vida había sido un error. No quiso verse
con el cura que confesaba a los presos en la cárcel. Para Miguel Hernández la cultura
es cultivarse así mismo. La cultura como un cultivo de la tierra propia, de la
pequeña huerta, del botage y el openfield. Aquello que decía Voltaire de
cultivemos nuestro jardín interior. Y el jardín de Miguel era enorme, un gran
mundo interior, mucha fantasía e imaginación, muchas lecturas, mucho trabajo y
esfuerzo, mucha suerte e inspiración y una vida vivida en plenitud como la de
un buen salvaje pero consciente de lo que vivió. El jardín de Miguel era su
infancia, el tiempo perdido, su adolescencia. Apenas probó la madurez. La Tierra
era para el que la trabaja, el que da fruto, pensaba Miguel Hernández pues fue
furibundo comunista y republicano. Sin embargo no le gustó la URSS cuando la
visitó, era un mundo muy deshumanizado y peligroso, tanto o más que Nueva York.
Los coches eran elefantes en esta selva sin ley de la metrópoli. La policía le
detuvo y prendió porque creían había
robado un reloj que Vicente Alexandre le regaló. Lo identificó un guardia
civil. Se defendió lo mejor que pudo, pero le llevaron preso la guardia civil,
le maltrató el jefe de falange de Alicante. Se juzgó su vida “pecaminosa”. Si
se hubiera defendido, si se hubiera arrepentido quizá podría haber salido de la
cárcel pero Miguel era testarudo, y un republicano convencido. ¿su delito? Ponerse
de parte de los rojos. No tenía delitos de sangre, no delinquió, no asesinó, le
condenaron por sus poemas.
Desde la cárcel de Sevilla lo trasladaron al penal de la calle Torrijos en Madrid
(hoy calle del Conde de Peñalver), de donde, gracias a las gestiones que
realizó Pablo Neruda ante un cardenal, salió en
libertad inesperadamente, sin ser procesado, en septiembre de 1939. Vuelto a
Orihuela, fue delatado y detenido y ya en la prisión de la plaza del Conde de
Toreno en Madrid,
fue juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940. José María de Cossío 14
y otros intelectuales amigos, entre ellos Luis Almarcha Hernández,15
amigo de la juventud y vicario general de la diócesis de Orihuela (posteriormente
obispo de León en 1944), intercedieron por él y se le conmutó la pena de muerte
por la de treinta años de cárcel. Pasó a la prisión de Palencia en septiembre
de 1940 y en noviembre, al penal de Ocaña (Toledo). En 1941, fue trasladado al reformatorio de Adultos de Alicante,
donde compartió celda con Buero Vallejo. Allí enfermó. Padeció primero
bronquitis y luego tifus, que se le complicó con tuberculosis.
Falleció en la enfermería de la prisión alicantina
a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 años
de edad. Se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que su
amigo Vicente Aleixandre compuso un poema. Fue enterrado en el nicho número mil nueve del
cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el
30 de marzo.
Se le hizo
callar, el tenía sus ideas y los falangistas no querían escucharlo. La guerra le
obliga a sacar lo máximo de él mismo hasta desgastarse. Miguel escribe según le
da el siroco de los vientos árabes, o lo que los árabes llaman samsara, la
locura lúcida. Al primer hijo que murió, Miguel lo escribió también desde la
cárcel. Le apresaron en el 39, al final de la guerra. Pretendían con su
apresamiento dar ejemplo de lo que les pasa a los republicanos que no aceptan
el nuevo régimen. Mientras está en la cárcel nace su segundo hijo, también
Manolo, al que le escribe la nana de la cebolla. No tenía para alimentar a su
hijo más que cebolla, decía Teresa Manresa, de sus ubres salía también leche de
cebolla. Le dejaron en libertad pero le volvieron a detener porque le denuncian
los vecinos. Conoció 13 cárceles
distintas. Allí en la última cárcel le entra tuberculosis, y muere en un hospital de alicante que los
fascistas habían liberado. Muere con 31 años
Son sus poemas
de Libertad y educación para el pueblo, hablan de las ausencias, las tristezas,
la amargura y la lucidez. Miguel escribió una de los mejores elegías de la
lengua castellana. Su poesía es consecuente con la causa en la que luchó. Era libre
espiritualmente, para el alma humana
no hay cárcel, no hay límites que se puedan imponer. La infamia, el drama, la penuria del ser humano, la ignorancia, la necedad,
la vulgaridad, siempre va a persistir en el ser humano. Un ser humano que para Hernández
es bueno por naturaleza, roussiano pero que el poder, la sociedad, la cultura
pervierte. Él mismo es el ejemplo de buen salvaje metido de lleno en el mundo
feliz. El ejemplo del hombre de campo bueno y noble que en la sociedad se
comen. Miguel Hernández llega a la ciudad de Madrid como un Alfredo landa al
que hacen el timo de la estampita, un salvaje en la ciudad. Un hombre bueno de
pueblo cuyo crimen intenta ser ejemplar y que le hace quedar como un icono, una
leyenda o un mito. La memoria histórica está
ahí no para ver las cosas con venganza y rencor sino para revindicar su figura
y el ejemplo de vida que dio a sus contemporáneos. Sus herederos no dejaron que
los franquistas manejaran su herencia e hicieron una moción a las altas instancias para que
levantaran la sentencia del rojo separatista.
Fue un poeta pobre (le regalaban los libros, no tenía dinero) Un poeta que
luchó contra y viento y marea contra la incultura de su época. Poemas como solo por amor o antes del odio dan
buena cuenta de ello. A veces tenía que comer cuchillos. Podía estar lleno de
chinches y piojos, podrán matar su cuerpo pero nunca su alma, su palabra. San
Juan de la Cruz y Fray Luis de León (y hay mucha influencia de esta poesía mística
en Miguel) decían que el alma se eleva ante el cuerpo que duele. Miguel tuvo
que sufrir mucho, aguantó mucho dolor físico en la cárcel y eso le hizo
elevarse a lo trascendente. Por eso en Miguel hay mucho de místico, de preso en
su celda que sueña con volar, con escapar. Que cuenta los días que lleva en la
pared con una tiza y que añora, extraña a su mujer y a su hijo, al que ni
siquiera ha visto nacer, del que no sabe nada. Sí, podrán matar su cuerpo pero
no su palabra. Ahí nos queda su palabra, eterna e inmortal cuando la
escribimos. Efímera, volátil, voluble cuando no la escribimos. Escribimos para
que las palabras no se las lleve el viento. La esperanza es lo último que se
pierde, lo que no se pierde nunca. Miguel es la utopía, es la esperanza, el
color verde del prado.
mmmmmmmmmmmmmm
En cuanto a su
técnica o poética diremos que fue un poeta barroco, gongorino al principio. Tenía
gran amistad con Alexandre, Jrj y Lorca y era conocido del refinado Cernuda.
Cernuda, tan chulo de barrio, tan borde y con tanto ego, no tuvo muchos amigos.
Su poesía es pastoril, es marxista, habla de la clase trabajadora frente a los señoritos
de ciudad. Alexandre le quería mucho, daba clases con Lorca, Neruda. Algunos críticos
le sitúan en la generación del 27 y para otros se encuentra en la generación
del 36, la de la guerra. A medio camino entre la generación de la república (la
del 14, la de Azaña) y la de posguerra (los años 40, Rosales) Lorca estuvo en
NY y Rusia y Miguel Hernández en Madrid y en la URSS.
La Generación del 27 estaba
llena de snobs universitarios, como el propio Cernuda. Miguel no era así, ni
relamido ni pedante. Le veían no como un igual sino como un pegado, un caso
aparte. Miguel está a caballo entre todas las generaciones sin pertenecer a
ninguna, como pasaba con Juan Ramón Jiménez y otros. Dámaso Alonso dijo que fue
el genial epilogo del 27.
Neruda y Lorca le ayudan a
publicar, le regalan libros. Hernández está entre las generaciones del 27 y el 36,
en tierra de nadie. En el 27 tiene 17 años, y se relaciona con los poetas, es
un chaval que empieza a escribir. El poeta pastor. Dámaso Alonso, Manuel Antolaguirre,
Alberti, Cernuda, Guillen, Emilio prados, Gerardo Diego y otros constituirán la
generación del 27, la edad de plata. Se llevan 11 años del mayor al menor.
Neruda y José Bergamín son los que más le ayudan. Pero también estarán por ahí
Juan Ramón Jiménez, los hermanos Machado, Unamuno, Ortega (con su libro la
deshumanización del arte) No se le puede llamar parte de la generación al 27 porque
no cumplen los requisitos que el critico Petersey pedía para pertenecer a esta
generación. No habían muerto los poetas anteriores. No coincide en la misma
edad con los otros miembros. No asistió
al famoso homenaje a Góngora en la que se sacó la foto de poetas del 27.
Su poesía esta impregnada de
sentimientos y corre paralela (tanto en vida como en obra) con la de
Lorca; Romancero gitano, la poesía deshumaniza surrealista, la poesía social de
poeta en nueva york… la poesía de Miguel
Hernández es realista y social, muy política, muy comprometida. Entonces se
hablaba de poesía pura e impura. Pura es la de Góngora (culteranista,
culto a la forma) e impura la de Quevedo (conceptista, culto al fondo,
concepto). La poesía pura el maestro es Juan Ramón Jiménez y uno de sus artífices
también es Rubén Darío. La poesía pura es la que está llena de metáforas, de
palabras cortas, la palabra como algo preciso, el adjetivo exacto, reducir con
el menor número de palabras una idea, un contenido. Intentar llegar a la quinta
esencia de la poesía, es un arte conceptual por tanto pero que cuida mucho la
forma. Buscar el purismo en poesía, el arte por el arte. Se acusaba a la poesía
pura de estar deshumanizada. La impura era más sentimental y surrealista. Y también
más política. Y ahí es donde situamos a Miguel Hernández; en la poesía impura. Es
más importante el mensaje que quieres dar casi que la forma en que lo das. (Para
Rubén Darío lo importante es la forma, se escribe con palabras, no con ideas.
Usar palabras como en el poema de la princesa de labios de fresa; nenúfar,
odalisca, témpano….culto a la palabra, a
la forma)
Los poemas de Miguel son conceptistas;
llamadas a la lucha, a la praxis, a la esperanza de la utopía. Para la poesía
pura, el tema no debe interferir en el poema, no debes contar tus problemas o
los de la sociedad. La poesía pura es la poesía por la poesía, el arte por el arte,
las emociones contenidas en unos versos perfectos técnicamente. Es más la
forma, la rima, los recursos estilísticos lo que interesa. Interesa la belleza
estética y no el contenido, el significado. Pero la Poesía impura de Miguel Hernández
utiliza el verso libre, abandona la métrica, propone novedosas y trasgresoras estructuras
poéticas. A Miguel no le importa que no haya
rima o que esta rima sea asonante. Le da igual el verso, la rima, la
métrica. No tenían entonces claves para comprender la poesía impura, que
proponía nuevas figuras literarias, nuevos ritmos, nuevos recursos fonéticos, nuevas
imágenes y metáforas. Durante el franquismo la poesía será oficialista o garcilasista y social o política.
Miguel Hernández no retrata el folclore andaluz gitano como Lorca pero a cambio
nos ofrece el cantico de los republicanos.
Miguel tiene contactos
epistolares con todo el 27 y su poesía dejó huella en la poesía del 36; Gerardo
diego, Dámaso Alonso y Luis rosales. Los tres fueron los que se reconciliaron
con el franquismo, los que asumieron la dictadura, los que no se exiliaron. Estos
tres poetas simpatizaron con Franco pero siempre les quedo por dentro el
remordimiento por ese millón de muertos de la guerra civil. La poesía de Miguel
estuvo por supuesto prohibida en el franquismo pero los poetas sociales como
Celaya o Blas Otero o Ángela Figuera lo rescataron. Alabaron su actitud
comprometida, sus críticas al tema franquista. Parece que los poetas que se
marchan al exilio o mueren son los más famosos. Nos queda la leyenda de Lorca
fusilado o de Miguel Hernández muerto en la guerra. Pero tampoco podemos
olvidar a los que optaron por exiliarse interiormente o asimilaron el
franquismo. Al igual que de Machado, Serrat sacó un disco con los poemas de
Miguel. Aquel se hace camino al andar de Machado recitado en sus labios,
revisitado. Canciones llenas de letra y rima. Sin duda los comunistas
instrumentalizaron a Miguel Hernández pero él era un comunista convencido aunque
no apoyó la URSS. Miguel fue un cordero para el hombre. Un hombre bueno y de
pueblo asustado por los rasca leches de la capital.
Sus restos fueron exhumados en 1984 debido a la muerte de su
hijo Manuel Miguel Hernández Manresa el mismo año. Aquella exhumación causó
gran revuelo entre un grupo reducido de seguidores de Hernández, que se
agolparon el día del entierro del hijo, llegando a besar su calavera o intentar
robar un hueso. El ataúd fue preservado para exponerlo en la Casa-Museo de Miguel Hernández
de Orihuela.En diciembre de 1986, los
restos de ambos fueron trasladados a un terreno cedido por el Ayuntamiento de Alicante ubicado en el
mismo cementerio y en febrero de 1987 fue enterrada junto a ellos la que fuera
esposa de Miguel Hernández, Josefina Manresa.18
Poesía[editar]
- Perito en lunas, Murcia, La Verdad,
1933 (Prólogo de Ramón Sijé).
- El rayo que no cesa, Madrid, Héroe, 1936.
- Viento del pueblo, Valencia, Socorro Rojo
Internacional, 1937 (Prólogo de Tomás Navarro Tomás).
- Cancionero y romancero de
ausencias
(1938–1941), Buenos Aires, Lautaro, 1958 (Prólogo de Elvio
Romero).
- El hombre acecha, Santander, Diputación,
1981 (Facsímil de la primera edición de 1939 perdida en imprenta).
- Andaluces de Jaén, Jaén, 1937
Teatro[editar]
- Quién te
ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras,1933.
- El torero más valiente, 1934
- Los hijos de la piedra, 1935
- El labrador de más aire, Madrid - Valencia,
Nuestro Pueblo, 1937.
- Teatro en la guerra, 1937.
Antologías[editar]
- Seis
poemas inéditos y nueve más, Alicante, Col. Ifach, 1951.
- Obra escogida, Madrid, Aguilar, 1952
(Incluye poemas inéditos).
- Antología, Buenos Aires, Losada,
1960 (Selec. y Prólogo de Mª de Gracia Ifach. Incluye poemas inéditos).
- Obras completas, Buenos Aires, Losada,
1960 (Ordenada por E. Romero. Prólogo de Mª de Gracia Ifach).
- Obra poética completa, Madrid, Zero, 1979
(Introducción, estudio y notas de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia).
- 24 sonetos inéditos, Alicante, Instituto de
estudios Juan Gil-Albert, 1986 (Edición de José Carlos Rovira).
Menciones y condecoraciones
Hijo predilecto de la provincia de Alicante. Hijo adoptivo
de la ciudad de Murcia.21
Poemas musicalizados
«Andaluces de Jaén»,
musicalización del poema «Aceituneros», realizada por el grupo Jarcha
en su álbum Libertad sin
ira.
Homenaje a Miguel Hernández por Adolfo
Celdrán, Movieplay-Fonomusic, 1976.22
Homenaje flamenco a Miguel
Hernández, por Enrique
Morente (1971). Poemas de Miguel Hernández. Guitarra de Parrilla de
Jerez y Perico el del Lunar.
Miguel Hernández, por Joan Manuel Serrat (1972). Poemas de Miguel
Hernández. Arreglos y Dirección Musical: Francesc
Burrull.
«El niño yuntero», musicalizado por el cantautor chileno Víctor Jara
en su álbum El derecho de vivir en paz
en 1971, además la bellísima versión de Joan Manuel Serrat, en su álbum Miguel
Hérnandez, volumen 1. También una de las últimas canciones de Jara, «Vientos
del pueblo», donde canta sobre la posibilidad de una guerra civil o una
dictadura fascista en su país (predicción que se haría triste realidad en septiembre de 1973), está
inspirada por un poema homónimo de Hernández.
«Carnívoro cuchillo», poema aparecido en El rayo que no cesa
fue transformado en canción por el cantante Poncho K
en su disco Cantes
valientes del año 2007.
Hijo de la luz y de la sombra, poema dedicado a Josefina
Manresa (Serrat, 2010).23
«Tierra y sangre». Homenaje del cantante y guitarrista
Fraskito, quien pone música flamenca a los poemas del poeta.25
«Compañero (Elegía a Ramón Sijé)», Silvia Pérez Cruz. Canción homenaje a su amigo Ramón Sijé.
"Para la libertad". Del cantante Miguel Poveda
"http://www.bandainaudita.com/a_la_luna/alaluna_nuevocd.htm",
disco del grupo Banda Inaudita con Julián Páez, sobre poemas de Miguel
Hernández.
- Fundación Cultural Miguel
Hernández
- Documentos
RVE: «Miguel Hernández: el verso que no cesa»
- Miguel
Hernández y el flamenco
- Obras
digitalizadas de Miguel Hernández en la Biblioteca Digital Hispánica
de la Biblioteca Nacional de España
- Reportaje
de Informe Semanal (TVE) con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento.
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