jueves, 23 de noviembre de 2017

¿LA MUERTE DE LA NOVELA?



H IBAN ZALDUA - ELVIRA NAVARRO - ALICIA SAN JUAN
“¿ESTÀ LA NOVELA EN CRISIS?” EZTABAIDAK LITERATURAREKIN XXI. MENDEAN
Los conferenciantes de hoy van a hablar del estado actual de la novela. Existe cierto catastrofismo histórico que acompaña a la novela y a otros géneros. La novela está en crisis porque no hay lectores. Es algo más externo que interno. Hay muchos competidores; internet, el cine, las series… Se lee más por internet que en papel. Intrínsecamente no está en crisis. Si no hay una sociedad receptiva, la literatura entera está en crisis por esa falta de dialogo. Cada vez más los escritores escriben para un circuito reducido. La literatura se convierte en hobby, como quien colecciona sellos. Está en crisis la literatura y el necesario dialogo que tendría que entablar con los lectores, con la sociedad. 
  
Es una realidad contrastable y deseable, dice Iban Zaldua que ha venido a hablar mal de la novela. Es sobre todo cuentista y está aquí de intruso. Si va a la mesa de una biblioteca siempre hay novelas. Si haces un club de lectura, salvo que sea especifico de filosofía o ciencia ficción, la gente lo que demanda son novelas. La literatura en mayúsculas está en crisis y la novela en específico. La novela de sillón, la alta novela, tiene detrás una gran tradición literaria. Y la novela de tumbona y toalla de playa no está en ningún caso en crisis. ¿Sigue habiendo alta literatura y baja literatura? Muchos peligros la acechan y por eso la novela está felizmente en crisis. Él aboga por el cuento. Hay competencia de la tv, de las series… eso afecta directamente a la novela y no solo a la de sillón, también a la de tumbona. La confusión entre alta y baja literatura es grande. Se han roto esas fronteras de hace 50 años, cuando estaba en el instituto, y estaban muy claras las separaciones. Ahora esos límites se han borrado y hay una amalgama de la literatura mezclada. En un apartado en una librería de viejo esta la novela literaria. Los libros que ve allí y las novelas le parecen horribles. Pero es un escalón más. Esa confusión lleva a ese tipo de cosas, a darle el Cervantes a Eduardo Mendoza o Sergio Ramírez o el premio nacional de las letras a Rosa Montero. Los considera literatura menor, viendo quienes estaban antes en esas listas. Lo ha visto desde el punto vista de la oferta, pero por la demanda también hay problemas. Existe cierta tendencia al auto biografismo y auto ficción. La muerte de la ficción afecta a la novela. ¿Dónde vamos ahora con la novela? La novela del xix fue un espejo a lo largo del camino, la del xx un camino a lo largo dl espejo y la del xxi un espejo a lo largo de espejo, dijo Sthendal. Ahora refleja el yo y antes reflejaba el mundo o el camino para hacer las novelas. Da la sensación de ser beligerante con la novela. Hubo un buen tiempo en que se escribían grandes novelas, haciendo un ejercicio de nostalgia. Siempre se han escrito más novelas. La tradición que nos llega nos viene por un tamiz, solo nos llega lo mejor. Que buena era la música de los 80, pero la de los Beatles y los discos comerciales, pero también se publicaba mucha basura. Antes las barreras entre alta y baja literatura eran más claras y marcaba pautas.
  
 La necesidad de reconquistar un poco al lector no es una responsabilidad únicamente nuestra.  ¿Qué tendría que pasar? La crisis es total. El interés del lector ha decaído. La auto ficción es un intento de reconquistar al lector. La manera tradicional de narrar están ya las series de tv. Frente a eso hay algo que ofrece siempre la literatura y la novela y el cuento frente a una narración visual donde tenemos unos personajes que desarrollan un conflicto a través de diálogos y la escena. Eso es la introspección. ¿Qué es lo que nos había ofrecido antes la narrativa? Ese ejercicio de introspección. La auto ficción no es negativa, no deja de ser ficción. El hecho de inventarse a uno mismo no convine necesariamente un ejercicio de narcisismo. No siempre lo es. Porque una novela sea auto ficción no es egocéntrica.  Son hipótesis. 
  
Han cambiado sus condiciones de verosimilitud por el audiovisual. La telerrealidad esta ha llevado a un paradigma que ha asimilado la propia narrativa. Para adaptarse a lo verosímil se acerca a un supuesto y. ese yo de narrativa es tan ficticio como un personaje. ¿Qué podríamos hacer los escritores para reconquistar el territorio perdido? La propia narrativa ha asumido este paradigma. A sus talleres viene todo tipo de gente y a veces propone lecturas difíciles, Joyce, y muchos alumnos se ofenden. Hay un complejo de inferioridad cultural en España donde lo elevado de las manifestaciones artísticas se ha visto como una especie de desdén hacia el gran público. Estas cosas elevadas no son para mí. En este país nunca se ha leído demasiado. En otros piases se plantean como recuperar el territorio perdido, pero aquí no ha habido territorio, ¿Cuánta gente leía a Galdós o a Pereda? La lectura era una cosa de clases privilegiadas y en España esa clase no era muy ilustrada. El problema es muy basto y hay que verlo desde el punto de vista de la sociología, política, historia. La alfabetización se ha extendido cuando la literatura no era signo de elevación. Ni las clases pudientes tienen aprecio por la literatura, aprecian yates o el golf. Hay que enmarcarlo históricamente. Tiene que ver con eso. 
  
Lo de reconquistar al lector es algo que le produce dudas y sospechas. Viene del ámbito vasco parlante y rechaza esas campañas de seducirnos y traernos al eusquera. Lo que se hace es rebajar la literatura. En la contrarrevolución literaria de los 80, tras la transición, la narratividad se impone y colisiona con las series. Se intentó volver a narrar como se narraba en el XIX, pero ha sido una contrarrevolución, ha quedado en agua de borrajas. La pelota no está en el lado de los escritores o de la oferta sino de la oferta educativa, qué hace el estado en esto. La palabra clave de esto es el placer de la lectura. Es algo que cuesta, como en el sexo, y no está lejos del dolor, hay que avanzar. Ha traído una cita de Félix Ovejero que dice “la enseñanza de lo que importa debe ser obligatoria Solo quien ha estudiado algebra puede disfrutar de ella. Quien avanza páginas de Ulises o va en búsqueda del tiempo perdido paseará por el resto de páginas sin que le falte el aliento”. Su experiencia es en talleres de lectura. Aunque le protestan. Ese libro que les ha puesto no ha podido con él. Chesterton no es difícil. Pero con la traducción en eusquera es complicada la traducción. Tras 15 años con el taller de lectura ha entrado en lo que sea, en cualquier libro. Es un proceso de educación lo que falta en la escuela. A sus hijos les mandan libros para leer. Es literatura muy fácil, dentro de lo juvenil se podría seleccionar mejor. A partir de 14 15 años es más o menos adulta. Tuvo suerte de tener buenos profesores que le veían leyendo ciencia ficción y le daban rayuela o señas de identidad. Y a veces no podías con ellas. El placer es algo que hay que educarlo. Le da miedo lo de seducir al lector, la manera más fácil de seducir es ir directamente no al placer sino a la satisfacción inmediata. Eso lo hace muy bien el mercado. Hemos perdido el “para qué” es importante leer o educarte. Educarte no sirve para nada. Se pierde el horizonte de sentido de estudiar matemáticas o leer o lo que sea. No a todo el mundo le gusta la física cuántica. Por eso es absurdo el empeño de que todos lean, algunos leerán o no, hay que darle herramientas al posible lector para que se produzca este placer con lo bajo, o lo alto. Vamos a lo fácil y hacemos novelas para leer que no tienen chicha ni limoná literalmente. Luego ¿qué vas a exigir el día de mañana? La educación es una tecla fundamental. Les dan lecturas muy facilonas a sus hijas. El paisaje que vivimos es la infantilización eterna. Antes daban herramientas para crecer y consumir libros que ha leído toda su vida. Ahora son mensajes para alargar la eterna niñez que es un problema. Parece que hay una teoría conspira-noica para que el pueblo no se eduque. Hay herramientas para que nos eduquemos todos y la responsabilidad del pueblo de educarse. Se va al territorio de placer más elaborado y profundo, que abre más perspectivas de ver cosas. ¿Por qué elegimos la infantilización? ¿Qué saca la sociedad con ello? Ella no cree en teorías de “al pueblo hay que tenerle entretenido”. La sociedad elige entretenerse, pero acaba aburrida de todo. Son preguntas que deberíamos hacernos todos. 
  
Hay campañas sobre la literatura cuya función principal es distraernos, función digna de la literatura en algún momento. Después de vida y destino él se lee una se Simenon, necesitas algo más suave después de esta droga fuerte. La distracción lleva a la alienación. Ha leído el libro tachado de Patricio Ploom y decía que la promoción de la lectura que tanto entusiasma a los gobiernos de centroderecha fomenta una literatura para usos recreativos y frívolos. No da herramientas para leerlo de forma productiva, aunque de acceso a los textos. La responsabilidad es grande. El tuvo la suerte de encontrarse profesores de literatura a los que les gustaba la literatura, pero no es lo que siempre encontramos. En el campo de la educación bilingüe las cosas son más kafkianas aún. Compara lo que le dan a leer en castellano a sus hijas, como ha cambiado el cuento. Muchas novelas en las estanterías a las que acedemos están alejadas del arte. Un escritor literario sigue buscando hacer una obra de arte. Lo que pasa es que ¿qué es una obra de arte? Esto nos lleva a un melón interminable. Les daban la lección con una primera edición, editada en México. La novela es un género joven, a fin de cuentas, Se fue construyendo como género a lo largo del XIX y XX, había que demostrar que estaba por encima de cuento, la poesía, el teatro y los géneros clásicos. Esa generación aún vivía de aquello, pero no ve que quede nada de eso.
Se ha estado documentando, leyendo una novela sobre la novela. Es una novela de impedimenta, la buena novela, “Good Roman”, de Laurent José, una autora francesa. Plantea la cuestión siguiente; vamos a hacer una librería donde solo se vendan buenas novelas. Las novedades inundan el mercado de productos de muy baja estofa. Reúnen a un comité de sabios, 8 escritores, algunos con nombres supuestos, pero una es Virginie Despentes si conoces la literatura francesa los reconoces a todos. Cada uno hace una lista. No aparecen ellos en las listas y boicotean la librería. La novela es una novela con una trama política absolutamente vulgar, pero tiene esa cosa tan francesa de ser una novela de amores, de infortunios del amor, muy convencional, que le recuerda cosas horribles tipo Amelí o la elegancia del erizo. ¿Cómo me vendes esto?, usas las mismas armas que estas criticando en la novela. Todo es novela literaria o best seller que está en buenísima salud. 
  
Para sentirse buen escritor hay que escribir una buena novela. A veces escriben una novela sin demasiado apetito o convicción. No está segura de si lo que ha escrito son novelas. El primer libro es un libro de cuentos, pero con la misma protagonista en todas las historias, que se leyó como inter genérico, novel o novela. Es un libro de cuentos, lo escribió así. Tiene un segundo libro, dos nouvelles o dos relatos cortos. Tiene un tercer libro que parece que es más novela. Tiene la sensación de no haber escrito una novela nunca, con trama lineal, personajes, al modelo decimonónico. La quinta parte funcionaria ella sola como una nouvelle, un relato largo que no llega a ser cuento ni novela. Tampoco es tan larga para ser una novela. lee novelas convencionales, incluso grandes clásicos, que se le caen de las manos. Le aburrió estas navidades David Copperfield de Dickens, le reconoce su maestría, pero está aburrida de esa manera de narrar, ¡la ha visto tantas veces! No se siente obligada a hacer una novela de ese tipo. En Latinoamérica es distinto, tienen a Borges Cortázar y el cuento tiene importancia mayor. Aquí parece que si no has escrito nunca una novela juegas una liga de segunda. Llegó a la literatura en 2007 cuando los grandes pastos se habían acabado, había crisis. Nunca se ha leído demasiado y ahora se lee menos. Tiene una sensación de que esos lugares que parece que uno va a ocupar si te dedicas a escribir han desaparecido. Un día ocupas el sillón que es para ti. Pero en su generación no existía tal sillón para las generaciones que venían detrás. Daba igual que escriba una novela o no, para llegar a tal sitio he de escribir una novela. No vamos a llegar a ese sitio donde uno llegaba si escribía una novela gorda que todos leyesen. No se siente obligada salvo por una cuestión de curiosidad suya, ¿qué pasaría si escribirá una novela larga? Le aburre leerlas y escribirlas, se le caería de las manos. Si escribiera algo largo sería más bien fragmentario. Escribe relatos largos y le da otra forma. Le interesan otros formatos. En el caso de iban también. Seré más escritor si escribo una novela. 

Hay cierta presión, en el caso vasco más al escribir en eusquera. Resumiéndolo mucho, poniendo en cámara rápida la historia de la lite vasca, no hemos tenido historia de la lite vasca hasta hace 50 años como dios manda. Se demandaba que hubiera novelas realistas, todo lo que no se había hecho en el XIX y XVIII, en España se hizo en Euskadi con cierto retraso artístico. Aquí estaba el Quijote. En el país vasco nada así. La presión en ese sentido ha sido algo mayor. También en el campo español. De alguna manera siente que el reconocimiento como escritor pasa por hacer una novela, por eso escribe su manifiesto. Publicar algo a lo que le llames novela. La novela ya se fracturó y se le dio la vuelta al calcetín desde finales del XIX. Cualquier cosa poniéndole el nombre de novela puede funcionar y venderse como novela que es lo que importa a la editorial y a la gente que te dice que es novela o no. Ha escrito dos novelas porque el cuento le ha salido más. Si te sale mal el cuento o lo tiras a la basura o lo hinchas y lo pasas por novela. Es la estrategia que siguió. El editor le dijo ese cuento largo como libro de relatos no lo veo, aquí hay más historia y era verdad. Es un cuento que había escrito para un concurso literario. En la página 30 mata al personaje porque tenían que ser 30 paginas. Para él es algo que no tiene que ver con su espíritu. Tiene la suerte de no vivir de la literatura y eso le da cierta libertad y no ha vuelto a internarlo después de esas dos veces porque no es lo suyo. Los buenos novelistas no son buenos cuentistas y viceversa, pero hay excepciones. Hay cierta presión en el ambiente. Después del manifiesto no puede escribir novelas. Siempre habrá voces que te acusen de ser incoherente. 
  
Iban se ha tomado a molestia de traer el manifiesto para que lo pueda leer la gente y sepan de que van a hablar ahora. iban Zaldua argumenta que la novela no es un género interesante. Ha escrito el manifiesto con sentido del humor y mucha claridad. Ha elegido clarificar conceptos. Dice que la novela es turbo capitalista. Es el género que al final se impone. La novela surge con la imprenta y en los primeros pasos del capitalismo. Se coinvierte en negocio. Al final hay esa obligación de escribir novela porque es el único género que da réditos, beneficios, no siempre y no todas. Por fortuna en la literatura cuando se intenta catalogar, no es como fast food o las hamburguesas de Mc Donald pues se intenta repetir el éxito literario, pero tiene un punto de azar. En la novela se concentra gran parte del negocio. En las editoriales te dicen a veces, “publicas gracias a que Reverte o Montero venden un montón”. Es difícil escapar de eso. Winston Wallace lo dice; las malas novelas se venden mucho. Pero si lo criticas y luego te pasa a ti que descoloque hay, que incongruencia. Le carcomía esa cuestión a este hombre. Por eso le da el epíteto de turbo capitalista. ¿qué pasaría si la novela no diera dinero o no hubiera habido ese sistema que permitió que la novela llegara a todo el mundo? ¿si el capitalismo desapareciera desaparecería la novela?, no, pero perdería peso. Da la impresión. No sé que lo sustituiría. Los nichos de beneficio son pocos. La literatura, incluso el best seller es la historia del entretenimiento. El mismo igual no se convertiría en lector ahora. Si le hubieran dado una Xbox o un teléfono móvil de niño quizá no sería ahora lector. Llego a la literatura porque era malo jugando a futbol y ¿qué iba a hacer sino? Era relativamente barato. La novela perdería parte del protagonismo al desaparecer el capitalismo. Es la esperanza que tiene. No sería tan obligatorio. La novela ha sido un buen sistema de propaganda, que funcionaria para cualquier gobierno, no solo el capitalista. En la URSS la novela también pero la poesía tenía más presencia que lo que pasaba en el oeste. En los países de cultura árabe la poesía sigue teniendo un peso aun todavía mayor. No tiene una teoría clara, pero parece que si el sistema cambiara la novela dejaría de ser como es, como parte de ella al menos, pero como no va a cambiar… Se considera rencoroso iban, algo visceral y refrescante al tiempo. Se necesitan ataques de sinceridad en la literatura como el de este manifiesto, de que alguien exprese lo que siente. Echa de menos en este engranaje de la literatura. No hay ninguna contención ahora en redes, pero lo que se dice no tiene importancia. Como en redes sociales, lo que se dice no tiene peso porque hay miles de mensajes. Podemos decir eso, teóricamente, pero no es así por una cuestión de narcisismo y vanidad. Es muy fácil obtener me gustas, es un placer momentáneo, me voy a sumar a esta polémica que se tiene que hablar hoy. Ha generado una expresión brutal. Es muy difícil que haya un debate interesante que llegue a amucha gente. Porque hay mucha dispersión y ese beneficio inmediato del me gusta no es apto para debates con cierto matiz como el literario. Hay un exceso de opinión, a veces bien fundado, pero hay tanto que ¿Dónde miras al final? Hay opiniones d gente que escribe cosas en las redes. Tiene un punto obsesivo con esas cosas y se engancha cosa mala. Hay que elegir lo que hay dentro. Desparecen los grandes referentes. Antes solo leías Babelia. La crítica se ha dispersado y no hay grandes poppers. Todo está tan fragmentado que te buscas tu capillita y te resguardas en ella. El manifiesto no va mas allá, es una tontería que se añade al ruido en general en ese sentido. A él le llega. Elegir. Al llegar a redes con expectación y entusiasmo, se generaba cierto debate, con los blogs de moda, había debates larguísimos de gente con entradas que argumentaban. No estaban extendido esto de los trols. Esto ha ido derivando al horror. Los blogs permitían exponer mejor cualquier argumento. Leías el post entero que podía ser largo, media hora leyendo una entrada larga y los comentarios, echabas la tarde y era como leer una revista literaria. Fue sustituido por las redes, opiniones mu cortitas, en Facebook puedes echar grandes parrafadas, pero no tiene sentido porque hay mucha oferta y no invita a ello. El efecto es pernicioso, uno elige a quien sigue porque le da me gustas. Abre twitter y le sale “por si te lo perdiste”. Siempre va a los mismos. Gente que le interesa, interesantes pero que generan el fenómeno de capillita. Es más difícil buscar como en Google. Glogeas algo y te sale lo más pinchado que no es lo mejor. Para encontrar algo hay que hacer un esfuerzo, trabajo de búsqueda. La impresión que tiene a punto de cumplir los 40 años, es que era mejor lo de antes. Había más libertad en formarte en tus lecturas criterios porque no tenías esta presión de la opinión continua de las 4 personas que sigues que te salen en lugar central. Es su experiencia. Está derivando en algo masturbatorio o es el uso que hace ella. Se ahoga por saturación, algo turbo capitalista. El proceso de blogs al twitt, ha evolucionado de una columna d opinión a una frase más menos ingeniosa, molona. Va más allá de las redes, síntoma de una debacle más profunda. No hay asideros, ni línea. Ni líneas contrapuestas sino que hay muchísimo donde elegir. La crítica se ha desmigajado y no hay manera de seguir un apoyo. Qué hay que leer, por dónde tirar. 
  
¿Cómo os colocáis ante la carrera literaria, si con optimismo o pesadumbre? Lo afrontan con ilusión. Están hablando desde lo exterior. Son optimistas pero no porque se plantee llegar un día a ser millonaria sino porque escribir le gusta mucho. Para ella es un placer que se procura casi a diario. Procura todos los días escribir y no lo hace con sufrimiento. Se lo pasa muy bien escribiendo y mientras ese placer le dure, su ambición es escribir buenos textos, que le gusten a ella primero, y dar lo mejor de ella. Si al final eso encuentra más o menos editores… si los encuentras el ego se alimenta. Hay algo de que escribiría aunque no encontrara lector, por una necesidad interna. Ella con la literatura pierde la cordura, le da un sentido ficticio y un estado mental donde está divertida. Es un estado extraño donde le gusta estar. Ocupa muchas horas en su día la literatura, lo cual le parece maravilloso. No hay que mirar fuera para no descentrarse. Es inútil escribir, es como leer. Cuando lee un libro lo disfruta a tope, no mira afuera, si el vecino también opina que es maravilloso. El propio hecho creativo vale, aunque el resultado lo des al mercado o a la comunidad no deja de ser algo como algo contigo mismo, aunque lo extiendas fuera. La batalla la libras contigo mismo y es gozosa. Iván, sin embargo, se imagina perfectamente sin escribir. No siente esa necesidad imperiosa. Hay una contradicción porque escribir es para los otros, no para uno mismo. Eso para él es no escribir. No usa la escritura como parte de una terapia. Le interesa el texto. Si tiene algo que decir lo dice, se convierte en algo para otros. Intenta que salga y si gusta bien y si no lo pasa mal. ¿Para qué vas a contribuir más al caos de sobreabundancia más absoluta? No hay más que ir a una librería. Se imagina sin escribir, pero no sin leer. Solo si cree que lo que va a hacer puede tener mínima contribución, se pone a ello. No sufre escribiendo pero se dice ¿para qué?. Lo que es parte de él es leer, no puede irse a la cama sin leer un libro en ese momento. 

¿Cómo se explica que haya tanta gente que quiere escribir y menos lectores actualmente? Si se pone una escuela de escritura en pueblos pequeños es habitual que fracase. En Córdoba se ha intentado, aunque haya suficientes habitantes que da a pensar que un taller puede funcionar. Funcionan en Madrid Barcelona, en ciudades grandes. Sigue habiendo más gente que lee y poca gente que escribe. En su taller solo un 20% de los asistentes se plantean la literatura como algo a lo que quieran dedicarse profesionalmente. O que necesiten escribir diariamente. El resto les gusta la literatura porque abre nuevas vías y se divierten como cuando te apuntas a tenis y no pretendes ser Rafa Nadal. Es como echar un rato un partido al tenis. Hay mucho alumno de ese perfil. Hay mucha gente que escribe en redes. Son pocos los que tienen una pretensión literaria. Eso no es literatura. Es una idea que circula pero que no es cierta.
Uno de los espectadores afirma que viene más por el presentador que por los conferenciantes, hoy se va contento, porque amén de unas interesantes disertaciones sobre literatura actual, se lleva un libro para leer en el trayecto del metro. Su nieta no lee, pero le gusta escribir, emborrona notas, escribe en un diario, la intenta persuadir de que para escribir antes hay que leer. Lo que le gusta ante todo es la tv, ve ficción en la tv. Tiene 9 años. Busca las cosas mas increíbles, información de los volcanes, pero todo en formato audiovisual. La imagen gana a lo conceptual. Él ha sido profesor de filosofía y se habla del horizonte de sentido. Unamuno ha estado presente en el tema de la ficción, del formato de la narración. El inventó el termino Nivola, que no era ni novela ni nada, pero tenía la necesidad de escribirla. El espectador que ha tomado la palabra se posiciona contra Iván. ¿No creéis que la dimensión de ficción del hombre es eterna? La novela, en cuanto que representa el mundo siempre de la libertad y de las posibilidades, y los ex futuros, es inmortal. Trata de lo trascendente, de lo que no está presente y hace del hombre humano. La novela no pude morir mientras seamos humanos y no robots, y no trabajemos con algoritmos sino con sentimientos y racionalidad. La novela es eso desde siempre. En los momentos más graves de crisis tenemos el Decamerón o George lucas, o los existencialistas. ¿Por qué dices que va a acabar la novela?  ¿Vamos a ser todos robotizados? Es deseable como cuentista que la hegemonía de la novela acabe y no sea tan grande. De hecho, habrá una novela escrita por un robot, igual mejor que muchas de las que escriban los humanos. Desde siempre no ha sido así. La novela como género literario lleva 500 años en la historia humana, un suspiro. Es imaginable que haya otras cosas. Es probable que no tengan que ver con lo que entendemos ahora por literatura. Lo que se lee en las hojas de papel pasa a la pantalla. Quizá la nieta de este señor escriba y se convierta en guionista para series o algo en internet. La cuestión de la creación está ahí, es lo que dice Kundera; la novela es una forma de acercarse a novelas que se plantean en otros formatos del saber, de la filosofía o la política. Lo hace a través de unos personajes, una estructura y de forma no dogmática. Es lo que la diferencia de otras disciplinas y de forma comprensiva distingue a la novela del cuento. En eso no le puede ganar el cuento. Se refiere a una novela más convencional, pero puede ser más fragmentaria. Aunque desapareciera la novela su pregunta apunta a algo más amplio; la necesidad del hombre de hacer ficción para establecer hipótesis, explorar lo posible y lo imposible. La novela puede morir, pero eso no morirá; se hará otra manera, no en novelas. Es una constante el crear ficción, asentar lo establecido e intuir lo posible. En Grecia la literatura estaba ligada a la costumbre y a educación como buen ciudadano. Mientras la cultura y nosotros seamos eso, existirán diversas formas de explorar lo posible o lo que de facto es. Se crearán distintas manifestaciones literarias que no necesariamente pasan por la novela. Es la forma dominante en una cultura como esta. 

Lo que está en crisis es que no hay tiempo para leerla ni pelas para comprarlas. No habría que escribir novelas tan largas sino más pequeñas, por cuestiones de tiempo. Responde a una disponibilidad del tiempo que ya no tenemos. Cuando va por el metro o en el bus ve a la gente leyendo novelones enormes. A los cuentistas les dicen para animarlos que el cuento es el género del futuro porque no hay tiempo y al cuento se acede de forma inmediata y rápida, el cuento es lo que se adecua a eso. Pero vas a un editor y te sigue rechazando el libro de cuentos o no vende y no llega a una segunda edición. Lo que no hay es tiempo porque tienes esa barrera de entrada entre la alta y baja literatura, la Literatura en mayúsculas y la novela de evasión o best seller; no hay tiempo para leer “Vida y destino” pero a Dan Brown sí. Puedes estar media hora en el tren, luego cortas y sigues leyendo o lo lees en el móvil. No lo ve tan claro. Cuando habla de las cuestiones del tiempo leer un libro de cuentos es más difícil incluso que leer novela, aunque sean cortos y se adapten mejor al tiempo. Porque en un libro de cuentos sales de la historia continuamente. Se termina y vuelves a la realidad. Una novela sin embargo te absorbe, eso de enganchar. Esa novela me ha enganchado, se dice mucho, y nos acordamos de la droga. Iván, que viene de los 80, lo de enganchar le recuerda la heroína. Le parece peligroso. Te están llevando a borrarte de la realidad, y evadirte, al “pan et circum”. Las buenas novelas te devuelven a la realidad constantemente y los buenos cuentos también. Fomentan el pensamiento crítico. Hay que diferenciar de qué tipo de novela estás hablando. Todo cae en un maremágnum donde se mezcla todo. Hay que hablar de alta y baja literatura más en estos tiempos de confusión y sobre información.

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