martes, 7 de noviembre de 2017

ROQUE DALTON

Roque Dalton 1935 1975, lo mataron con 40 años. La madre es de San Salvador y el padre de EEEUU, estudia en la universidad de san Salvador, y en la universidad de Chile. Con 20 años ya se considera cristiano progresista, pero hay un hecho que cambia su vida cuando haciendo la revista de chile entrevista a Diego Rivera, el muralista y marido de Frida Kalho. Le preocupa que con 18 años no haya leído nada de marxismo, ha tenido 18 años de ser imbécil. Se empieza a preocupar por el marxismo. Vuelve a la universidad del Salvador a seguir estudiando derecho. 3 años después, con 21 años, militaba en el partido comunista. Tiene una preocupación social pero también artística literaria creativa. Su deseo de escribir era sangrante con la realidad que tiene en torno suyo. Junto a Sergio Ramírez o Monterroso pasa por la cárcel, los tres tuvieron también que exiliarse en países distintos. Dalton es encarcelado en el 59, pasa meses en la cárcel y le condenan a muerte. Estuvo en la cárcel, salía de ella por los medios más sorprendentes, peregrinos y azarosos. Estuvo encarcelado con el dictador Ignacio Lemus, pero con el levantamiento del 59 se salva de que lo maten. Pronto le sucedió otro dictador y se exilió a Méjico donde estudia antropología y etnografía. Vive los primeros tiempos de la revolución cubana, el cambio de conciencia del ser humano oprimido que busca un destino distinto. Vuelve a salvador y meses después es encarcelado, torturado. Se escapa de la cárcel porque hay un temblor de tierra, habitual en Centroamérica. En Nicaragua hay un terremoto tremendo en el 75 76, contra Somoza, el dictador de turno. Estuvo en Guatemala, Chile, Ecuador, Corea, Vietnam, Checoslovaquia. Es su época más fructífera creativamente hablando. Gana en tres ocasiones el premio centroamericano de poesía. Estuvo casado y tuvo tres hijos y dos mueren por los soldados paramilitares. En el 74 regresa a Salvador. Participa en grupos que toman las armas por la fuerza contra la dictadura, el ELP, ejército popular de liberación. En el 75 muere, lo asesinan con 31 años. Creyeron que fueron los paramilitares, pero fueron sus compañeros de guerrilla los que le asesinaron, los más radicales y extremos. Fue un hombre marxista, guerrillero y poeta. Su poesía no es nada dogmática. Tuvo un par de condenas a muerte. Fue torturado y se exilió dos veces. Dos hijos murieron por causas políticas. Pero en sus poemas hay energía y vitalismo, se ríe de todo, incluso de sí mismo. El sentido del humor es el relativismo de todo. Se enemista con los burócratas y el dictador, pero también con su propio bando. Su país estaba marcado por la violencia, en un subcontinente violento. Sufrió la lucha de la guerrilla, la represión militar-. Su adhesión a la causa no le convierte en un poeta panfletario. Su desgarro vital no es pesimismo. Tiene una ironía mordaz contra el dogmatismo. Estas cosas provocan y precipitan su muerte. Era alegre, autocritico, falto de solemnidades. Tenía la capacidad de reírse de sí mismo, y del autoritarismo del ejército y la policía. Participó en los levantamientos, pero siempre desde su heterodoxia. 

  Descanso del guerrero
Los muertos están cada día más indóciles.

Antes era fácil con ellos:
les dábamos un cuello duro una flor
loábamos sus nombres en una larga lista:
que los recintos de la patria
que las sombras notables
que el mármol monstruoso.

El cadáver firmaba en pos de la memoria:
iba de nuevo a filas
y marchaba al compás de nuestra vieja música.

Pero qué va
los muertos
son otros desde entonces.

Hoy se ponen irónicos
preguntan.

Me parece que caen en la cuenta
de ser cada vez más la mayoría.

Buscándome líos. Primer día en la célula comunista
La noche de mi primera reunión de célula llovía mi manera de chorrear fue muy aplaudida               
por cuatro o cinco personajes del dominio de Goya todo el mundo ahí parecía levemente aburrido         
tal vez de la persecución y hasta de la tortura diariamente soñada.                                   
Fundadores de confederaciones y de huelgas mostraban                                                   
cierta ronquera y me dijeron que debía escoger un seudónimo que me iba a tocar pagar cinco pesos al mes
que quedábamos en que todos los miércoles y que cómo iban mis estudios                                 
y que por hoy íbamos a leer un folleto de Lenin                                                       
y que no era necesario decir a cada momento camarada.                                                 
Cuando salimos no llovía más mi madre me riñó por llegar tarde a casa.               
Aniversario
Un hombre sale al patio trasero de su casa
(ahí no llega nunca el duro viento del otoño)

tiene en sus manos una pequeña copa de aguardiente
y se mesa con cariño el cabello

aquí las canas del hambre
aquí las de aquel día en que fue héroe
entre miles de héroes
aquí las huellas del asco
las señales de quien tocó con dedos jóvenes la grandeza
las del temor
la de la inmensa alegría
las del todopoderoso conocimiento

En el fondo del cielo luce una estrella
que él llama esperanza

el hombre alza su copa
y bebe.


POEMA DE AMOR
Los que ampliaron el Canal de Panamá
(y fueron clasificados como “silver roll” y no como “gold roll”),
los que repararon la flota del Pacífico
en las bases de California,
los que se pudrieron en la cárceles de Guatemala,
México, Honduras, Nicaragua,
por ladrones, por contrabandistas, por estafadores,
por hambrientos,
los siempre sospechosos de todo
(“me permito remitirle al interfecto
por esquinero sospechoso
y con el agravante de ser salvadoreño”),
las que llenaron los bares y los burdeles
de todos los puertos y las capitales de la zona
(“La gruta azul”, “El Calzoncito”, “Happyland”),
los sembradores de maíz en plena selva extranjera,
los reyes de la página roja,
los que nunca sabe nadie de dónde son,
los mejores artesanos del mundo,
los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera,
los que murieron de paludismo
o de las picadas del escorpión o de la barba amarilla
en el infierno de las bananeras,
los que lloraran borrachos por el himno nacional
bajo el ciclón del Pacífico o la nieve del norte,
los arrimados, los mendigos, los marihuaneros,
los guanacos hijos de la gran puta,
los que apenitas pudieron regresar,
los que tuvieron un poco más de suerte,
los eternos indocumentados,
los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo,
los primeros en sacar el cuchillo,
los tristes más tristes del mundo,
mis compatriotas, mis hermanos.

LOS POLICÍAS Y LOS GUARDIAS (Roque Dalton)

Siempre vieron al pueblo
como un montón de espaldas que corrían para allá
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.

Siempre vieron al pueblo con el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo
la mira de la pistola o la del fusil.
(Un día ellos también fueron pueblo
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma
un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreadores y a los desempleadores).

Siempre vieron al pueblo aguantando
sudando
vociferando
levantando carteles
levantando los puños
y cuando más diciéndoles:
“Chuchos hijos de puta el día les va a llegar.”
(Y cada día que pasaba
ellos creían que habían hecho el gran negocio
al traicionar al pueblo del que nacieron:
“El pueblo es un montón de débiles y pendejos -pensaban-
qué bien hicimos al pasarnos del lado de los vivos y de los fuertes”).

Y entonces era de apretar el gatillo
y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias
contra la orilla del pueblo
así iban siempre
de allá para acá
y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana año tras año
quebrantado de huesos
lloraba por los ojos de las mujeres y los niños
huía espantado
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quién que se salvó
para su casa y luego nada más
sólo que los Bomberos lavaban la sangre de las calles.
(Los coroneles los acababan de convencer:
 “Eso es muchachos -les decían-
duro y a la cabeza con los civiles
fuego con el populacho
ustedes también son pilares uniformados de la Nación
sacerdotes de primera fila
en el culto a la bandera el escudo el himno los próceres
la democracia representativa el partido oficial y el mundo libre
cuyos sacrificios no olvidará la gente decente de este país
aunque por hoy no les podamos subir el sueldo
como desde luego es nuestro deseo”).

Siempre vieron al pueblo
crispado en el cuarto de las torturas
colgado
apaleado
fracturado
tumefacto
asfixiado
violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado
ahogado en orines y mierda
escupido
arrastrado
echando espumitas de humo sus últimos restos
en el infierno de la cal viva.
(Cuando resultó muerto el décimo Guardia Nacional.
Muerto por el pueblo
y el quinto cuilio bien despeinado por la guerrilla urbana
los cuilios y los Guardias Nacionales comenzaron a pensar
sobre todo porque los coroneles ya cambiaron de tono
y hoy de cada fracaso le echan la culpa
a “los elementos de tropa tan muelas que tenemos”).

El hecho es que los policías y los Guardias
siempre vieron al pueblo de allá para acá
y las balas sólo caminaban de allá para acá.

Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo
y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.

Que lo piensen mucho
pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan cara de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez mas fusiles.

Poema Como Tú de Roque Dalton

Yo como tú
amo el amor,
la vida,
el dulce encanto de las cosas
el paisaje celeste de los días de enero.

También mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.
Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan,
de todos.

Y que mis venas no terminan en mí,
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.

 
GALEANO hace una semblanza del escritor. Dice que hace reír a las piedras y huía de lo solmene. Por eso a su muerte no hará una necrológica de cartón húmedo de lágrimas. Le da asco el silencio de la prensa pues se ha enterado de su muerte con retraso. Las grandes compañías de prensa no informan de su muerte, están más ocupados en los percances sentimentales de Jacki Kennedy o alguna mierda así. Son máquinas de mentir. Este poeta no nació en parís ni ha sido bendito en Europa. Ha caído acribillado a balazos. Hacia una poesía jocosa y pecadora. Siempre con el puño en alto. Tenía mucha valentía y era ajeno a la retórica. Su vida fue de sacrificio. Nada le aburría. A todo se oponía. Suena su risa clara y sus palabras con un deje de alegría, quedan sus palabras para recrearse en ellas. 
 
hace treinta y cinco años, Roque fue asesinado mientras dormía.
Yo soy uno de sus muchos dolientes.
Fui su amigo, y lo sigo siendo.
Su asesinato me dolió, y me sigue doliendo.
La impunidad me indignó, y me sigue indignando.
La impunidad estimula a los criminales.
Y los militantes que matan para castigar la discrepancia no son menos criminales que los militares que matan para perpetuar la injusticia. Aquí va mi abrazo, de muchos brazos, a los familiares de Roque, a sus amigos, a sus compañeros, y a las muchas y muchos que no lo conocieron pero lo aman amando las palabras que nos dejó.
Noche en casa de Iván Egüez. Me pongo a hablar de Ro­que Dalton.
Roque era un disparate vivo que no paraba nunca. Está corriendo, ahora, en mi memoria. ¿Cómo hizo para atra­parlo la muerte?
Iban a fusilarlo y cuatro días antes de la ejecución cayó el gobierno. Otra vez iban a fusilarlo y un terremoto ra­jó las paredes de la cárcel y se escapó. Las dictaduras de El Salvador, el país chiquito que era su país y que él llevaba tatuado en todo el cuerpo, nunca pudieron con él. La muerte se vengó de este tipo que tanto le había tomado el pelo. Al final lo acribilló a traición: le mandó los tiros desde el exacto lugar donde él no los esperaba. Durante meses se dudó o no se supo. ¿Fue, no fue? Fue. No vibraron las teletipos para informar del asesinato de este poeta que no había nacido en París ni en Nueva York.
Él era el más alegre de todos nosotros. Y el más feo. Hay feos que al menos pueden decir: “Yo soy feo, pero simétrico”. Él no. Tenía la cara chueca. Se defendía di­ciendo que no había nacido así. Así lo habían dejado, decía. Primero un ladrillazo en la nariz cuando jugaba al fútbol, por culpa de un penal dudoso. Después, una pedrada en el ojo. Después, el botellazo de un marido con sospechas. Después, las biabas de los milicos de El Salvador, que no comprendían su pasión por el marxismo-leninismo. Después, una misteriosa paliza en una esquina de la Mala Strana, en Praga. Una patota lo dejó tirado en el suelo con doble fractura del maxilar y conmoción cerebral. Un par de años más tarde, durante una maniobra mi­litar, Roque venía corriendo, fusil en mano y con la ba­yoneta calada, cuando se cayó en un pozo. Allí había una tremenda chancha recién parida, con todos sus chanchitos. La chancha deshizo lo que quedaba de él.
En julio del 70 me contó, ahogado de risa, la historia de la chancha, y me mostró un álbum de historietas con las hazañas de los famosos hermanos Dalton, pisto­leros de película, que habían sido sus antepasados.
La poesía de Roque era, como él, cariñosa, jodona y peleadora. Le sobraba valentía, y por lo tanto no nece­sitaba mencionarla.
Hablo de Roque y lo traigo, esta noche, a la casa de Iván. De los que están aquí, ninguno lo conoció. ¿Qué importa eso? Iván tiene un ejemplar de Taberna y otros lugares. Yo también tuve ese libro, tiempo atrás, en Mon­tevideo. Busco en Taberna, y no encuentro, un poema que quizás imaginé, pero que él bien pudiera haber escrito, sobre la suerte y la hermosura de nacer en América.
Iván, que conoce la taberna Ufleka, de Praga, lee, en voz alta, un poema. “Luis”, un largo poema o crónica de amor. El libro pasa de mano en mano. Yo elijo unos versos que hablan de lo bella que viene de pronto la cólera.
2.
Cada uno entra en la muerte de un modo que se le parece. Algunos, en silencio, caminando en puntillas; otros, reculando; otros, pidiendo perdón o permiso. Hay quien entra discutiendo o exigiendo explicaciones y hay quien se abre paso en ella a las trompadas y puteando. Hay quien la abraza. Hay quien se tapa los ojos; hay quien llora. Yo siempre pensé que Roque se metería en la muerte a carcajadas. Me pregunto si ha­brá podido. ¿No habrá sido más fuerte el dolor de morir asesinado por los que habían sido sus compa­ñeros?
Entonces suena el timbre. Es Humberto Vinueza, que viene de la casa de Agustín Cueva. No bien Iván le abre la puerta, Humberto dice, sin que nadie le haya explicado ni preguntado nada:
-Fue una fracción disidente.
-¿Qué? ¿Cómo?
-Los que mataron a Roque Dalton. Agustín me dijo. En México publicaron que…
Humberto se sienta entre nosotros.
Nos quedamos todos callados, escuchando la lluvia que golpea las ventanas.

Aquí va mi abrazo, de muchos brazos, a los familiares de Roque, a sus amigos, a sus compañeros, y a las muchas y muchos que no lo conocieron pero lo aman amando las palabras que nos dejó.
Roque Dalton, alumno de Miguel Mármol en las artes de la resurrección, se salvó dos veces de morir fusilado. Una vez se salvó porque cayó el gobierno y otra vez se salvó porque cayó la pared, gracias a un oportuno terremoto. También se salvó de los torturadores, que lo dejaron maltrecho pero vivo, y de los policías que lo corrieron a balazos.
Y se salvó de los hinchas de fútbol que lo corrieron a pedradas, y se salvó de las furias de una chancha recién parida y de numerosos maridos sedientos de venganza. Poeta hondo y jodón, Roque prefería tomarse el pelo a tomarse en serio, y así se salvó de la grandilocuencia y de la solemnidad y de otras enfermedades que gravemente aquejan a la poesía política latinoamericana. No se salva de sus compañeros. Son sus propios compañeros quienes condenan a Roque por delito de discrepancia. De al lado tenía que venir esta bala, la única capaz de encontrarlo.
 
MARIO BENEDETTI A ROQUE
Llegaste temprano al buen humor
al amor cantado
al amor decantado

llegaste temprano
al ron fraterno
a las revoluciones

cada vez que te arrancaban del mundo
no había calabozo que te viniera bien
asomabas el alma por entre los barrotes
y no bien los barrotes se afojaban turbados
aprovechabas para librar el cuerpo

usabas la metáfora ganzúa
para abrir los cerrojos y los odios
con la urgencia inconsolable de quien quiere
regresar al asombro de los libres

le tenías ojeriza a lo prohibido
a las desgarraduras para ínfula y orquesta
al dedo admonitorio de algún colega exento
algún apócrito buen samaritano
que desde europa te quería enseñar
a ser un buen latinoamericano

le tenías ojeriza a la pureza
porque sabías cómo somos de impuros
cómo mezclamos sueños y vigilia
cómo nos pesan la razón y el riesgo

por suerte eras impuro
evadido de cárceles y cepos
no de responsabilidades y otros goces
impuro como un poeta
que eso eras
además de tantas otras cosas

ahora recorro tramo a tramo
nuestros muchos acuerdos
y también nuestros pocos desacuerdos
y siento que nos quedan diálogos inconclusos
recícrocas preguntas nunca dichas
malentendidos y bienentendidos
que no podremos barajar de nuevo

pero todo vuelve a adquirir su sentido
si recuerdo tus ojos de muchacho
que eran casi un abrazo casi un dogma

el hecho es que llegaste
temprano al buen humor
al amor cantando
al amor decantado
al ron fraterno
a las revoluciones
pero sobre todo llegaste temprano
demasiado temprano
a una muerte que no era la tuya
y que a esta altura no sabrá que hacer
con
tanta
vida.


opr Ernesto Cardenal
 
“Roque Dalton yo lo recuerdo riendo. Flaco, de un blanco pálido, huesudo, narizón como yo, y siempre riendo. No sé por qué siempre te recuerdo riendo, Roque Dalton. Un revolucionario reidor. No es que los revolucionarios sean especialmente serios ni mucho menos, pero es que él era un revolucionario especialmente reidor. Se reía en primer lugar de él mismo. Se reía de cosas ridículas de El Salvador, y siempre estaba hablando de El Salvador y es que quería muchísimo a su país, Pulgarcito. Se reía de la burguesía salvadoreña naturalmente, y nos hacía reír a todos. Se reía de los jesuitas con los que se había educado y en cuyo colegio había «perdido la fe» (también se reía de esta expresión) para entrar al Partido Comunista y también se reía de cosas de su Partido Comunista (pero de todos modos era su partido)”.
Contaba historias fantásticas de El Salvador que parecían inventadas, pero eran ciertas. A un hombre lo tuvieron preso por varios años en una cloaca cubierto de cucarachas. Cuando lo sacaron de allí estaba loco, y las cucarachas ya no le disgustaban en absoluto; se sonreía beatíficamente, y para él estar lleno de cucarachas era como estar lleno de mariposas. Roque Dalton una vez estuvo preso y lo iban a fusilar. Además, iban a hacer creer al Partido que él era un informador y un agente de la CIA para que no lo consideraran como mártir. Esa noche, aunque él no tenía fe en Dios, él oró, se arrodilló en su celda y oró. La «suerte loca» -decía él- hizo que esa noche hubiera un terremoto y se cayeran las paredes de la cárcel, y él se escapó. Cintio, Vitier y Fina y yo nos reíamos de él diciéndole que nosotros dábamos otro nombre a lo que él llamaba «suerte loca», y él también se reía. Roque Dalton estaba siempre de buen humor a pesar de los horrores que había pasado, y de los horrores que lo esperaban por delante y que él adivinaba. El compromiso de Roque Dalton con la revolución era como un compromiso matrimonial. Estaba desposado con la revolución. Su destino fue no solo cantarla sino también dar la vida por la revolución. Ahora él está encarnado en muchas vidas, está resucitado en la insurrección de El Salvador. Está siempre riendo, a pesar de las masacres, a pesar del llanto. Está riendo porque está triunfante. Es como si hubiera triunfado ya. Roque Dalton pronto será parques infantiles, escuelas, hospitales, será sus poemas escritos antes y muchos otros poemas por venir. Roque Dalton será un pueblo reidor y feliz de roque daltons.
Por qué escribimos

Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan , hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.

Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.

Preguntarán qué fuimos,
quienes con llamas puras les antecedieron,
a quienes maldecir con el recuerdo.

Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.

ROQUE DALTON

MecanÓgrafo
Poema publicado el 13 de Septiembre de 2002


Sales de tu casa por las mañanas                                       
con olor a jabón pensando en las macetas                               
de claveles en el daño que les hacen los niños                         
ya estás bien del resfriado el sol                                     
sabe a cognac barato a trago grande de él                             
¿es la mañana un vaso indescriptible un vaso                           
en cuyo fondo queda siempre la resaca                                 
de las dichas de ayer de otros ayeres como ayer?                       
No te importa                                                         
tomas el bus frente a la Penitenciaría                                 
ahí quedan -hace frío hace fiebre- los allegados a la violencia:       
los asesinos los ladrones los poetas los locos                         
los revolucionarios los santos del altavoz                             
los imprecadores por el amor                                           
con los ojos abiertos.                                                 
Mas no te importa                                                     
bajas cerca de la oficina                                             
y compras un periódico como todos los días:                           
han invadido -al fin- a Cuba                                           
desde la altura el fuego mató niños en las playas ciudades y más niños 
pasas luego a los cómicos la solución -tarareas-                       
del crucigrama el horóscopo Géminis y tu buena estrella               
-ella ha nacido en Tauro con sus ojos azules-                         
el partido del domingo ha sido suspendido                             
por el estado de emergencia nacional -una lástima-                     
nuevos presos políticos la policía balaceó a un obrero                 
gran campaña anticomunista se persigue                                 
con gran ardor patriótico a las organizaciones clandestinas.           
No te importa                                                         
subes las escaleras buenos días doctor                                 
muy buenos días señor jefe de sección                                 
muy buenos días -bajas la cabeza- cómo está Usted                     
Señor -sonríes- director.                                             
Luego te sientas frente a la máquina                                   
rutilante como un ópalo en la barriga de un gran pez                   
-beatífica la sonrisa satisfecha la piel                               
desnuda entre la ropa y los zapatos-                                   
alargas tus dedos blancos de pianista                                 
(yo vi en una película a Chopin el pobre                               
se murió tísico -sangre en el pañuelo- por excesos de amor)           
tus diez dedos pulcrísimos y tac                                       
tac tac tacatac no te importa                                         
nada tacatac                                                           
eternamente tac                                                       
tacatac                                                               
hondo es el pozo tac                                                   
tacatac tac                                                           
tacatac             

S. O. S.
(Carta que me llegó)
«El gran poeta chileno Pablo Neruda
recibió el Premio Nobel.
Esa noche invitó a cenar a solas a Gabriel
García Márquez
y luego dijo a la TV francesa
que la narrativa es mejor que la poesía y que
Cien años de Soledad
es la mejor novela del siglo y quizás
la mejor novela en español desde Cervantes.
El presidente Richard Nixon recibió
el 3 de febrero al poeta soviético Eugenio Yevtushenko,
durante media hora en la Casa Blanca.
«La poesía, la música y la pintura -dijo Nixon-
son un lenguaje internacional que trasciende
toda frontera geopolítica».
Henry Kissinger, Consejero Especial de Nixon para
Asuntos de Seguridad, asistió a una parte de esta entrevista.
Después de ella, el poeta Yevtushenko
voló a Puerto Rico donde declaró
que
Cien años de Soledad es la mejor novela del siglo
porque tiene de todo: misterio, poesía, denuncia, etc.
Antología poética de Roque Dalton 16
Yo que pienso que el Premio Nobel es el Premio Principal
de la burguesía internacional,
que sé que en Haifong y Hanoi conocen bien el lenguaje
internacional del que Nixon habló a Yevtushenko,
sospecho que en algún lugar deberá tener
abundante mierda
Cien años de Soledad
-que tanto me ha gustado hasta ahora
en su embelesador marco estrictamente literario
(no he leído la crítica al respecto)-
como para lograr tan peculiar coincidencia».
Puede ser que esto no sea poético.
Pero si en todo ello hay verdad,
en nombre de todos los embelesados lectores
de «la más bella literatura de América Latina»,
pido auxilio.
Critica a Márquez llosa Neruda que eran más oportunistas que comunistas. Apoyan a los poderes internacionales, algo terrorífico para la cultura.

NO, NO SIEMPRE FUI TAN FEO 


Lo que pasa es que tengo una fractura en la nariz
que me causó el tico Lizano con un ladrillo
porque yo decía que evidentemente era penalty
y él que no y que no y que no
nunca en mi vida le volveré a dar la espalda a un futbolista tico
el padre Achaerandio por poco se muere del susto
ya que al final había más sangre que en un altar azteca
y luego fue Quique Soler que me dio en el ojo derecho
la pedrada más exacta que cabe imaginarse
claro que se trataba de reproducir la toma de Okinawa
pero a mí me tocó ruptura de la retina
un mes de inmovilización absoluta (¡a los once años!)
visita al doctor Quevedo en Guatemala y al doctor
Bidford que usaba una peluca colorada
por eso es que en ocasiones bizqueo
y que al salir del cine parezco un drogadicto desvelado
la otra razón fue un botellazo de ron
que me lanzó el marido de María Elena
en realidad yo no tenía ninguna mala intención
pero cada marido es un mundo
y si pensamos que él creía que yo era un diplomático argentino
hay que dar gracias a Dios
la otra vez fue en Praga nunca se supo
me patearon cuatro delincuentes en un callejón oscuro
a dos cuadras del Ministerio de Defensa
a cuatro cuadras de las oficinas de la Seguridad
era víspera de la apertura del Congreso del Partido
por lo que alguien dijo que era una demostración contra el Congreso
(en el Hospital me encontré con otros dos delegados
que habían salido de sus respectivos asaltos
con más huesos rotos que nunca)
otro opinó que fue un asunto de la CIA para cobrarse mi escapatoria de
la cárcel
otros más que una muestra de racismo antilatinoamericano
y algunos que simplemente las universales ganas de robar
el camarada Sóbolev vino a preguntarme
si no era que yo le había tocado el culo a alguna señora acompañada
antes de protestar en el Ministerio del Interior
en nombre del Partido Soviético
finalmente no apareció ninguna pista
y hay que dar gracias a Dios nuevamente
por haber continuado como ofendido hasta el final
en una investigación en la tierra de Kafka
en todo caso (y para lo que me interesa sustentar aquí)
los resultados fueron
doble fractura del maxilar inferior
conmoción cerebral grave
un mes y medio de hospital y
dos meses más engullendo licuado hasta los bistecs
y la última vez fue en Cuba
fue cuando bajaba una ladera bajo la lluvia
con un hierro M-52 entre manos
en una de esas salió de no sé donde un toro
yo me enredé las canillas en la maleza y comencé a caer
el toro pasó de largo pero como era un gran huevón
no quiso volver para ensartarme
pero de todos modos no fue necesario porque
como les iba contando yo caí encima del hierro
que no supo hacer otra cosa que rebotar como una revolución en África
y me partió en tres pedazos el arco cigomático
(muy importante para la resolución estética de los pómulos)
Eso explica por lo menos en parte mi problema.


ENCUENTRO CON UN VIEJO POETA 


Ayer vine a toparme cara a cara
con el hombre que antes que nadie aplaudió mi poesía.
Él fue el responsable de que mis versos
encontraran el cauce de los periódicos y las editoriales
y de que se comenzara a hablar de ellos
en forma que parecía necesitar una iniciación.
Ayer vine a toparme cara a cara con él
muy cerca de los mercados pestíferos
(supongo que él dejaba su oficina e iba a casa).
Yo venía sonriendo para mí mismo
porque unos minutos antes todo había salido bien
y no hubo necesidad para nosotros
de usar las armas.
Él palideció bajo la luz roja de neón (una proeza)
y buscó la otra acera como quien repentinamente tiene sed.

La taberna y otros lugares es un libro que escribe en Praga. Es un poeta político, pero no cae en lo panfletario. Lleva el humor y el optimismo a su obra que contrasta con la vida que llevó. Silvio Rodríguez se inspiró para su disco el unicornio azul en los poemas del escritor al que dedicó el disco. Es de los autores latinoamericanos más publicados en España, ni del propio Cardenal se puede encontrar toda su obra. Hay poemas en antologías desconocidas y perdidas. Fue un poeta desconocido que se codeó con grandes escritores. Se ha publicado a más poetas que novelistas de Sudamérica.
Flor para Roque
Por Silvio Rodríguez
No sé si le habrá dolido
el tiro que lo mató,
pero sé que su asesino
matándolo se murió.
No sé dónde lo pusieron
a dormir el desamor.
Hoy debo mirar al cielo
si quiero darle una flor.
Aída, Juanjo y Jorgito,
de cinco quedaron tres.
¿Dónde están Roque y Roquito?
¿Cuándo comienza después?
Roque Dalton fue mi amigo.
Él era un poco mayor
y ahora me resulta un hijo
necesitado de amor.
No es venganza lo que quiero,
sino dejar una flor
donde escondieron los huesos
de un héroe de El Salvador.
 

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