Ishiduro es el último premio
nobel y también premio booker. Al principio sus novelas las protagonizaban
japoneses, algunos venidos a Inglaterra. Pues él es de Japón, pero vino aquí
con sus padres. Nació en la ciudad de Nagasaki, la de la explosión nuclear junto
a Hiroshima en la segunda guerra mundial. Pero vivió su infancia adolescencia
en Inglaterra porque su padre era oceanógrafo y vino aquí a vivir cuando él
tenía 6 años. Por eso ha estudiado en la universidad de Kent donde fundó un
grupo literario, los hijos airados, con otros escritores de su generación como
salman Rushdie o Julián Barnes. Es
guionista de cine y escribe novelas cada 7 años. Tiene 6 novelas. La novela los
restos del día es la que hoy nos ocupa en el taller de lectura, la que hemos
todos leído. Trascurre en la Inglaterra victoriana. Todas sus novelas son
narradas en primera persona salvo su última novela, que es en tercera persona y
con la que juega a la novela histórica, es el gigante enterrado. También ha
publicado Cuando fuimos huérfanos, donde aparece un ambiente de prostitución,
mafias, políticos corruptos… En Nunca me abandones, juega con la novela de
ciencia ficción, distopía de futuro, función genética y el arte en la sociedad.
En 2015 escribe su última novela el gigante enterrado, juga con novela
histórica, se desarrolla en edad media fantástica, época artúrica, tema memoria
histórica y de los pueblos, memoria colectiva y personal. Las ha ido publicando
entre largos periodos de tiempo cada novela; 82 89 95 99 2005 2015. Tarda en escribir
la novela 3 o 4 años, incluso 7 años o 10. Nunca me abandones es otra de las
novelas. La cálida luz de las colinas es su primera novela, con personajes
japoneses. Su estilo es sorprendente, totalmente
distinta una novela de otra. Formal y temáticamente son distintas, se considera
un autor de riesgo. No en cuanto a su estilo que se ven coincidencias de una
novela a otra. Le gusta jugar con los géneros literarios, es lo que hace
últimamente. Nosotros lo escribe en 2010 y es un libro de relatos, los personajes
son músicos en 8 relatos.
Salvo la última están todas
narradas en primera persona. ¿Podría funcionar esta novela no escrita en
primera persona? En todo momento adoptamos la versión del mayordomo
protagonista que es el que nos habla. Y nos habla de su responsabilidad en su
trabajo que le da dignidad. Incluso cuando su padre se está muriendo, él no le cierra
los ojos, pues no puede dejar su trabajo ni un momento. Habla poco de sus
emociones, mucho de lo que hace, de su oficio. Solo hay una pincelada de
humanismo en él cuando le cae una lagrima al morir su padre. y se le descubre
un corazón, dos licencias que se permite. Tiene pocos sentimientos. Ishiguro busca sencillamente crear un
personaje a través del cual asistamos a la historia. El narrador es el cristal desde
el que ves lo que está sucediendo. Es una persona parca a la hora de contar. A
un narrador en primera persona le das crédito, pero cuenta algo de manera auto destructiva.
Le vas pillando, y te vas alejando de su forma de ver el mundo (¿pero qué dices?)
Esa construcción del personaje es muy compleja. Se dirige al lector de alguna
forma. Se muestra más rotundo al final. Afirma que ni él ni los lectores somos
quien para entender las cosas que hacen los que rigen el mundo. Ciñámonos a
nuestro trabajo y a lo que nosotros nos incumbe, nos dice.
Es una novela victoriana escrita
en el siglo xx, por momentos parece Jane Austen, o ese tipo de literatura. Te
dicen que es un autor de ese siglo y te lo crees. La crítica dice que mezcla la
novela victoriana y Kafka. Deforma a los personajes. damos a crédito a la
novela en la medida que perdemos la credibilidad a él. Ishiduro es un artista
porque crea un personaje que fascina por su extraña mirada sobre el mundo. El
mayordomo es una persona reprimida que interpreta la realidad auto
justificándose en todo momento. Se engaña así mismo todo el rato. El tema es la
relación del ser humano con la memoria, lo que le pasa a Steven el mayordomo es
anecdótico. Nos atrapa e interesa porque nos pasa a todos esto con la memoria;
te acuerdas de una cosa o otra, no sé si fue un día u otro, así o asá. La
memoria es selectiva. Hay momentos que lees en voz alta y te gusta. Está
preciosamente traducido, los otros igual no tanto.
Lo único que guía la vida de
Steven son las formas, las costumbres. Hay una escena potente cuando está en la
habitación, en el despacho, donde hace sus historias y entra el ama de llaves
sin llamar con un ramo de flores. Él está leyendo y se interesa ella de qué
está leyendo. El cuerpo se queda accidentalmente pegado al de ella. Tiene mucha
sensualidad la escena. Y al final la echa. Él dice que lee porque un mayordomo
debe saber hablar y leer, conocer los modismos. Queda con ella a tomar
chocolate para hablar de cosas laborales. Estaba enamorado de ella en secreto.
Están dos horas hablando en el hotel. Se lo comenta cuando está mirando el bus
en la marquesina, que algo siente. Es de esa forma fría porque ha sido educado
así, su padre era igual o peor, lo ha aprendido del padre. Hay mucho humor en
la novela. La dignidad es el tema recurrente de la obra y el ambiente o fondo
es el paisaje de Inglaterra. Hace una descripción típica de la figura del mayordomo
inglés, el trabajo de mayordomo le hace digno y superior a cualquier otro tipo
de trabajador. No acepta intimidades con la otra criada, porque él tiene una categoría
superior. Solo se explicaría así su rechazo o que fuera gay. Es un ser humano atrapado en los
convencionalismos. Nunca da el autor a pensar que sea gay. En realidad, es
frígido, asexuado, reprimido. Sentía cierta inclinación por ella, pero lo principal
es el trabajo. La dignidad pesa más que otras cosas. Tuvo que volver al papel
de mayordomo porque no tiene otro papel y no quiere estar desnudo. El autor
critica esa forma tan severa de creernos nuestro papel o el rol con el que
actuamos en el juego de máscaras y disfraces de la sociedad. Le va bien
actuando así. Tiene carencias, pero vive bien sintiéndose orgulloso de hacer bien
su trabajo. En las reuniones con el ministro de exteriores se siente orgulloso
de participar en la política. Es dueño de si mismo, su vida es su trabajo. Lord
dallynton al final de su vida ha podido decir que estaba equivocado, él ni eso.
El mayordomo sólo vive a través de los otros. Ha recibido una educación
inglesa, con falta de sentimientos. No puede dejar escapar su trabajo por un
amor que le va a durar dos días.
El tema no nos resulta atractivo,
un mayordomo inglés es aparentemente algo lejano a nosotros. El autor escribe
de maravilla. El mayordomo ha de servir fielmente, sin rechistar, renunciando a
sus sentimientos más primarios. Muere el padre y el sigue sirviendo a los señores.
Esa escena es terrible; hay una cena importante donde pasan cosas importantes,
muere el padre y cuenta como se tienen los niños al jovencito lord, los secretos
de la naturaleza humana. También se ve su frialdad en la falta de solidaridad
con las criadas judías. Su señor reconoce que ha actuado mal echándolas. La
actitud del mayordomo es el servilismo, actitud peligrosa en la sociedad, ese sólo
obedecer órdenes, con que se justificaban los gerifaltes de Hitler. Estas
personas serviles y conservadoras apoyan personajes y acontecimientos
catastróficos para la humanidad, como e fascismo, opresión y renuncia a los
derechos humanos. Él mismo renuncia al amor también, tiene su matiz sensual,
pero él está por encima de todo eso. La dignidad está en servir fielmente. El
deber del mayordomo es que haya buen servicio, no intentar solucionar los
problemas de la nación. Los grandes señores deben gobernar el mundo, él de
política no quiere saber nada. Es la mentalidad de esos años, pero también de
ahora. Esta actitud está muy extendida en la sociedad. Hace una distinción
entre los mayordomos de la generación anterior que se afanaban de servir a
nobles y los de su generación que son unos idealistas. Su finalidad no es
servir a una familia noble sino estar cerca de la gente que mueve los hilos
para que la cosa, el país, mejore. El coche se queda sin gasolina. Sale el tema
de la dignidad. El periodista le baja a la tierra; dignidad no tienen solo los grandes
señores, cualquier persona es digna. Cuando le preguntan por temas políticos no
piensa nada, no se va a posicionar delante de esta gente dirigiendo, ministros
ect. Lo hace por proteger y porque representa al señor hasta tal punto que se
hace pasar por él. le toman por señor por sus maneras. Él dice que no a esa
relación con la criada, pero se pregunta por qué no, su coraza se debilita y él
se desconcierta.
Cuando Dallynton echa a las dos
criadas judías él está en contra de eso, pero sólo lo piensa fugazmente. Son
buenas trabajadoras, no tiene ninguna queja, pero no cuenta su opinión. Donde
manda capitán no manda marinero. Dallynton se arrepiente y quiere mejorar la
situación. ¿te tienes que estar disfrazando continuamente?, le preguntamos al
mayordomo. Pero él no se da cuenta de su disfraz. Solo ve a los ojos del señor,
a él le afecta personalmente todo lo que le pasa a su amo. Le afecta el despido
de las doncellas porque son buenas criadas. Lo siente, le afecta, pero no dice
no estoy de acuerdo con eso. Ni se le pasa por la cabeza hacer eso. Para él la
dignidad es comerse sus sentimientos. Aunque piense que no es correcto lo
acepta porque lo dice su señor. Él tiene que obedecer.
En Inglaterra siempre ha habido jerarquías.
La novela habla de la Inglaterra antes de la segunda guerra mundial y un poco
después. El habla con nosotros, los lectores. El mayordomo no es consciente de
que cumple un disfraz, nosotros tampoco lo sabemos a principio. ¿Hasta dónde puede
llegar al auto engaño del ser humano? la deformación de nuestra mirada es
diferente a como nos interpretan los demás. El mayordomo interpela al lector
para justificar a su señor y a él mismo. Pensareis que mi señor obró mal, nos
dice, pero mi señor tenía estos motivos. El mayordomo da su explicación; los
que piensan que no ha actuado bien deberían entender que… En el fondo está como
regadera, es un fanático por el orden, pero es muy coherente en su discurso.
Vemos el fanatismo ajeno, pero no el propio. La viga en el ojo ajeno. El lector
se da cuenta si el lord es conservador o no por sus conversaciones en la mesa
sobre el tema del nazismo. El sobrino está preocupado por su tío. A la cena
asiste el embajador alemán, el primer ministro inglés, toda la policía está allí.
El mayordomo al niño le explica de dónde vienen los niños. Uno de los
comensales es periodista y saca el tema de si los ingleses deberían apoyar a
Hitler. El tema despierta la curiosidad de todos. El nazismo intentó tener mano
blanda con los ingleses, tenerles como aliados. El periodista le intenta
convencer y abrir los ojos al lord para que se de cuenta del peligro que corre
el país y él mismo. El mayordomo ve, oye y calla pues tiene que servir a la
gente de la sala. El ama de llaves acaba de ser preguntada por la policía de si
trabaja allí. Se para en la puerta el mayordomo un instante, se le va el
tiempo, tiene que servir la cena. La criada no le oye llorar, pero está segura
de que está llorando. Está a tres bandas en esta escena. En la primera el padre
muere y en la segunda pierde a la criada.
El mayordomo se siente orgulloso
del servicio, y se reconoce feliz y contento, alguien que necesita decirse eso
es porque está jodido. Es su actitud. Alguien que necesita decir qué feliz
estoy es porque está mal. Al final se da cuenta de las cosas que se ha perdido.
Solo en esos dos momentos, cuando muere el padre y pierde a la criada él dice
que es feliz. Lo verbaliza. La señora se casa sin estar enamorada, se enamora
con el paso de los años. El mayordomo hace balance de su vida, no le ha servido
de nada su trabajo, su vida no ha sido satisfecha. Le preguntan cómo ve su
futuro. No sabemos que edad tiene, pero no tiene nada. Solo ha seguido a su
señor que se ha equivocado y por rebote él. En el viaje va por ella, a por la
doncella, lo que perdió. Vuelve a trabajar en la casa, esa es toda la esperanza
que el tiene. La novela nos plantea las trampas mentales y emocionales que nos
ponemos todos a nosotros mismos. Mr kalintan es ese periodista, crítico con las
posturas nazis del Dallynton. Ishiguro hace una teoría sociológica de las
posturas conformistas de tapadillo. “Usted solo ve pasar las cosas sin pararse
a pensar en lo que significan”, le dice el periodista (hijo del amigo) al señor
Dallynton. Despierta la obra el sentido crítico, aprender a escucharnos a
nosotros mismos. Se nos ha impuesto el pensamiento único globalista. En la edad
medía también, igual había más posibilidades que ahora de pensar diferente. La
gente sigue a rajatabla el tvdiario, anula su capacidad de poder cambiar.
También es verdad que ahora hay más posibilidades de enterarte de las
realidades y poder elegir entre ellas.
De la novela nos ha conmovido más
la parte humana. El mayordomo es un esclavo feliz, un esclavo por propia
voluntad. Firma una obediencia en vida, “hice lo que me mandaron hacer, cumplía
mi papel. iba a trabajar y hacia esto o aquello”. Pero eso no es una excusa
para una vida sin nada, vacía. Se compara con otros mayordomos, él es el mejor
de su época. Todos queremos ser mejor en algo. Al niño no le decimos; tienes
que ser feliz, sino tienes que ser el mejor.
En el otro libro el trasfondo es
el mismo, vuelve a decir lo mismo. Los pueblos nos olvidamos del pasado y
recuperamos la memoria traumáticamente. Plantea el escritor si hay que defender
la memoria y a qué precio. Los buenos escritores tienen 3 4 temas que los
expresan de forma diferente en cada novela. Es una crítica a la realidad de
Japón después de la segunda guerra mundial, y al emperador Hirohito, es una lectura
que hizo una persona respecto al libro. Hay paralelismos de la obra con la
serie de arriba abajo, Wodehouse, es el mismo tema copiado. Es la novela
victoriana. Plantea la misma relación entre ellos con el ama de llaves. Downton Abbey retrata la sociedad de 1900. Era el ambiente de la gente rica. Una
lectora nos cuenta que estuvo ella en una casa en 1987 en Londres de un tío con
dinero que tenía ama llaves, chofer, mayordomo, una cocinera y una que venía a
planchar. Es una forma de interpretar el clasismo inglés.
El meollo de la historia es
hacernos cómplices al lector en esa interpretación tan peculiar de la realidad
que tiene él, es su realidad. Lo que su padre le ha enseñado. Tenemos otras
realidades nosotros, pero igual de estancas que esas. Hay que darnos cuenta de
que hay otras realidades. La visión que tenemos de la realidad puede cambiar. Es
ese mayordomo canónigo inglés, pero no denuncia la lucha de clases sino como
nos engañamos los seres humanos. Nuestra mochila es la única, no salimos de la
crisálida. Estamos entretenidos en que tenemos la razón y que somos los más
dignos y mejores, y nos pasan cosas alrededor que luego nos arrepentimos de no
haber vivido. Un amigo del amo ha muerto en el frente en la segunda guerra
mundial. El señor de la casa se siente culpable de haber desatado la guerra.
Pero la guerra vino por Hitler, no por él. Le intentan convencer de que apoye a
los nazis. Hasta el propio rey se quería unir a eso. La mentalidad era que a
ver si haciendo una entente no llegaban a más. Estaba engañado. En las relaciones
internacionales siempre hay uno que engaña a otro. En 1923 organizan un mitin
en la mansión, cuando muere su padre, un invitado americano les dice que son
unos aficionados y que la guerra es cosa de profesionales. Al final de la cena
hacen la misma reflexión; la política es cuestión de los profesionales, de los
que saben. Le gastan la broma al mayordomo, ¿qué harías si sube la libra esterlina
y las acciones en Inglaterra? Hasta el jefe se burla de él y le pide perdón
luego. Lo serio debe estar en manos de los que saben y el pueblo a sus tareas,
a hacer lo que estan capacitados a hacer. El protagonista está de acuerdo con
eso. No finge ignorancia, realmente no sabría que hacer. Considera que la gente
del pueblo no debería meterse en política. Solo los nobles o gente bien tienen
cultura y criterio para entender la política. Cuenta toda la historia como si
fuera un personaje secundario. Dallynton debería tener más importancia, pero no
es un personaje secundario, lleva toda la historia él. Con pocas pinceladas
mete el tema político, la sociedad inglesa, el debate de como delegamos en los profesionales
las cosas serias y el lector con lo que sabe lo rellena. Está lleno de elipsis,
cosas que no se dicen, pero se intuyen. ¿Cuál es la verdad, lo que me dice
antes el mayordomo o lo que me dice ahora? hoy en día la gente piensa así,
votar cada 4 años y ya está- Las opiniones profundas se dejan en manos de
profesionales y el vulgo se permite el chascarrillo y la broma. Esto del pensar
libremente lo han resuelto alemanes e italianos fascistas, está convencido el
mayordomo de ello; los trabajadores a trabajar y los políticos a gobernar.
Sigue sucediendo ese desesterarnos de las cosas políticas. En un momento dice
que hay que volver atrás, que no es bueno que se opine. El régimen nazi rompía
las libertades del momento. El amigo del señor sugiere que esto tiene
proyección de futuro, y que es algo que nos afecta. Los que saben de política
lo llevan a su terreno, vosotros dedicaros al taller literario. Los
especialistas o profesionales que saben de economía lo harán bien. Los hilos
los llevan ELLOS, ese ente interpersonal de la economía o el dinero. El
sistema. Decimos somos libres porque votamos y esta democracia es lo más
perfecto de todo el mundo. Con la democracia se ve que la sociedad está
estancada, retrato de la mitad del siglo xx en Europa. Pero va más allá.
Vivimos en democracias asentadas, es democracia porque haces una papeleta. Los
movimientos económicos no dependen del voto de nadie. Se justifica el
movimiento nazi por el tratado de Versalles, la dejan en la ruina a Alemania y los
ingleses no tienen más remedio que unirse contra ellos, según la tesis del pro
nazi. Un amigo suyo acaba suicidándose. ¡La de cosas que toca el libro! A un
amigo le matan en la guerra del Boers. Su padre para el mayordomo es el ejemplo
de dignidad. También es graciosa la anécdota del león. Habla mal de su padre,
pero no de su señor. Uno de los lores se pregunta si se cargaron a su hijo
dignamente o no. Unos fueron porque quisieron y otros no, obligados. El padre
sigue siendo sumiso, aceptó que el hijo fuera a matar por Inglaterra. En España
también hay exaltamientos patrióticos, los últimos de Filipinas eran todos unos
asesinos. En América está muy inculcada la cultura del ensalzamiento, morir por
la bandera. La historia tiene su peso y su poso. El mensaje conservador de la
época era dejar que los grandes señores solucionen los problemas. Eso me trae a
la memoria la frase lapidaria de Primo de Rivera cuando Giner de los ríos le
dice que hay que enseñar al pueblo; “España
no necesita obreros que piensen sino bueyes que trabajen”. Lo piensan mucho y
en todas las naciones. En Inglaterra cultivan la elite, pero quieren tener una
clase obrera trabajadora. El tema del conformismo con esa abstracta dignidad es
una esclavitud consentida, el orgullo de ser esclavo. Lo importante es servir,
el padre es lo de menos, su vida privada y el tema afectivo no tiene nada que
ver. Hay que hacer lo que tienes que hacer.
impresionó la película mucho. Anthony
Hopkins y Emma Thompson. Mr keyton le pregunta, ¿le cierro los ojos? Y le
cierra lo ojos al padre muerto. Primero el castillo y luego los de dentro. El
humor es abundante. Se anula así mismo el mayordomo. Es un personaje kafkiano
total. Se podía usar para los hermanos Marx. En casa de los Taylor, cuando
recargan la gasolina, Smith expone lo que entiende por dignidad; ser libres es
ser dignos y siendo esclavos es imposible serlo. Los ingleses luchan contra la Alemania
nazi para ser libres. En la página 193 del libro ba llegando gente del pueblo. El
que dice esas cosas de libertad es el pesado, el zumbado del pueblo, el que va
siempre a los mítines. Aparece el médico también. La dignidad de sirviente es servir
a una persona importante. Se le pega la dignidad del señor al que trabaja para
él. Es estar apoyando a alguien que lucha por el bien de la humanidad. Y era
otro nazi. La generación de mayordomos era como una escalera, subir, pero la
nueva es una rueda, estar más cerca del eje, de los que mueven el poder para
apoyarlos. No desde un punto vista maquiavélico perverso sino por ayudar
filantrópicamente a la humanidad. Qué tío más iluso, pensamos, que no quiere
ver la realidad, lo que hay mas allá de lo que quiere ver. Eso nos pasa a
todos. Lord Dallynton es otro iluso, cree que va a cambiar las cosas
convenciendo a los nazis y a los ingleses, cuando le estan instrumentalizando, utilizando.
El mayordomo se despide del padre cuando sabe que se está muriendo, pero muy
frio, sin mostrar sentimientos o cariño.
Al final el mayordomo intenta ser
humorista. Quiere ser gracioso, aprender a contar chistes porque se quiere
amoldar al nuevo amo. Hay sentimientos. Siente que no lo está haciendo bien.
Dice una gracia su nuevo amo ¿me tendré que reír o callar? El nuevo dueño
americano le dice que coja el automóvil lo primero. Aprende chistes y por mucho
que le quiere idealizar el nuevo amo no tiene esa dignidad que tenía el
primero, el anterior. No puede decirse así mismo estoy entregando mi vida a
cuidar un payaso o rufián. El dueño dollinton se había muerto hace 3 años y es
un periodo de tránsito entre el viejo y nuevo dueño. Está más frágil en ese
periodo y por eso cuenta más y es más abierto y cercano.
Lo vemos al mayordomo desde
nuestra óptica, la mentalidad de este siglo. Cuando muere el padre de un famoso
lo digno es que pases de la vida privada y salgas a contar chistes. Murió el
padre, pero ella sigue haciendo su número, el espectáculo debe continuar. Los
famosos no se emocionan. La obra nos hace ver como asumimos nuestro papel para
salvarnos. Si nos despegamos de ese rol nos enfrentamos a cosas. La madre a los
dos días estaba trabajando pues prefiere trabajar para o pararse a pensar y
darse cuenta de cosas. Está en su papel- Vemos la dignidad con el prisma del
nacido aquí. Japón Inglaterra no tiene nada que ver con España- tienen sus formas
de comportase. Manifiestan sentimientos rara vez. No besan, tocan, abrazan.
Expresarse es un síntoma de debilidad. Nuestra generación es así y no ha
cambiado ni puede cambiar. Y miedo de como vienen los jóvenes que han perdió el
norte. Había unas necesidades en la época también y el que entraba a trabajar
en una familia tenía un estatus, riqueza. Nos choca leer cosas de otros pueblos,
pero tenemos que aceptarlas o entenderlas en su contexto. Es una lectura cómoda
del lector, que los ingleses son así. Si nos ha gustado a todos es porque no
cuenta las costumbres de un país, sino que cuenta algo que atañe a todos los
humanos, no a ingleses o a mayordomos. Murakami es otro japonés, pero no tiene
nada que ver. Hay una serie de nuevos personajes excéntricos en Japón e
Inglaterra.
Cuando el mayordomo se hace un
viaje le sale el dilema. Ha trabajado toda su vida, pero no tiene dinero ni un
traje o ropa que ponerse más que el de mayordomo. No ha salido ni de su pueblo,
ni apenas de su casa. Él se justifica, es un pobre hombre. Los mayordomos no
tenemos que viajar, bastante tenemos con la gente que nos cuenta las cosas.
Necesita explicarse así mismo. Hay que darle un poco brillo, reinventar nuestra
vida y darle sentido. Por diferente que sean los países es el carácter de cada
persona. El mayordomo nos da pena, lastima, es triste el libro, yo vivo mejor
que él. Pero allá donde hay necesidad se trabaja por dinero. Aunque este
mayordomo no lo hace por dinero sino por estatus, por dignidad, por costumbre. Ha
dependido siempre de otro. igual que los que trabajaban todo el día en la
fábrica. Nos produce también rabia el desgraciado pues él además es feliz
siendo esclavo por voluntad propia. No hay peor esclavo que el que no se
considera tal y el sistema nos hace creernos individuales y especiales; yo
trabajo para algo mayor, algo que me excede. ¿Es feliz o se intenta convencer
así mismo de que lo es? Provoca rabia, rebelión. Al final solo piensa en
satisfacer al nuevo amo mientras piensa que el amo ha podido equivocarse, pero
él ni eso. Dan pena las criadas judías echadas y encima le echan a su amor. Es
feliz laboralmente pero no en su vida personal. Solo se ve un resquicio de
emoción e ilusión al emprender este viaje final. Se da explicaciones y piensa
lo contrario a lo que siente, propio de la ironía británica; decir cuando
quieres decir lo contrario. Nos retrata a todos. Lo juzgamos desde el aquí y
ahora, pero es la sociedad neguritica o la de Madrid era igual. Está publicada en
el 89, hecha para nosotros- No tiene interés en hacer una novela costumbrista a
lo Jane Austen que sí la podemos leer así. Pero aquí hay una clara conciencia
social y el querer retratar un personaje con carencias afectivas, en el plano
del amor- Nosotros no somos tampoco igual que hace 40 años. Los valores cambian
según que época, algunos permanecen. Ahora en Inglaterra no es lo mismo, aunque
haya mayordomos. Hemos conocido abuelos con esa mentalidad. No habla de
mayordomos sino de nosotros mismos. Recibían una educación distinta, la disciplina
inglesa o victoriana, los niños no estaban con sus padres y eran más fríos. Los
españoles fuimos a las américas haciendo amigos, la mayoría moría de
enfermedades. No escribe para que entendamos esa época sino como denuncia
social a una actitud que todos tenemos; la frialdad y el engañarnos a nosotros
mismos.
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