domingo, 21 de octubre de 2018

CHARLAS DE LA EDICION LITERARIA EN EL AZKUNA

(La primera de Aramburu ya la he incluido en el blog. así como la última de Pedro Ugarte)
Introducción.
Llevan 5 ediciones del autor en el nuevo mundo de la edición. Está organizada por la asociación de escritores y se realiza del 13 al 14 de Octubre en el edificio Azkuna, biblioteca Alhóndiga. Hablan 20 ponentes: especialistas del sector y creadores que explicarán cómo el escritor debe satisfacer al lector con estos nuevos medios. Beatriz Celaya es la vicepresidenta. El equipo técnico y personal de Azkuna lo representa Fernando Pérez, su director. Es el abrigo de estas jornadas, junto al patrocinio del Gobierno Vasco. Lectores profesionales y críticos, agentes literarios, periodistas culturales, técnicos de márquetin, editores hablarán en esta jornada de estas nuevas líneas de mercado.
En el 105 d.c en China, Lao Chin, usando cañas de árboles, creó el papel. 9 siglos después llegó a Europa con los viajes de Marco Polo y en 1405 Gutenberg inventó la imprenta y con ella el libro impreso moderno. Los manuscritos medievales eran escasos, costosos, conservados en universidades y monasterios, y para minorías, pero esto de la lectura es anterior y tan vieja como el invento de la escritura. En los monasterios la lectura era colectiva. San Agustín descubrió a San Ambrosio leyendo en silencio. “Su corazón buscaba sentido, sus ojos se deslizaban entre sus páginas”. Leer en silencio fue una revolución. “Es imposible saber qué pasa con su cabeza, voz y lenguas estaban quedas”, decía San Agustín impresionado de la lectura de su monje amigo. Hay que llegar a ese lector silencioso que no silenciado.
La literatura siempre ha sido una actividad social aunque sea oficio de solitarios. Catulo y Marco Valerio Gracial demostraron cómo la ironía e incluso los insultos elaborados por mentes brillantes podían tener calidad literaria. Son conocidos e interesantes los juicios del escritor hacía sus compañeros. Las puyas entre Góngora y Quevedo en el siglo de oro fueran muy seguidas con autentico interés por sus contemporáneos. Las diatribas entre autores han demostrado que son unos lectores más que malévolos. Gustav Flaubert definió a George Sand como “una gran vaca llena de tinta”.  Laurence Durrel dijo “preferiría que me apretaran la cabeza entre dos piedras antes de leer el Ulises de Yoyce”. H. G Wells le definió como un “hipopótamo tratando de coger un guisante”, y Virginia Wooolf calificó Retrato de un artista adolescente como “el esfuerzo de un estudiante lleno de granos en reventarse uno”.
Maewy Mc escribió sobre Carth Lilian Herman: “cada palabra que escribe es una mentira incluyendo –los- y –las-“. C. H Lewis dijo de Tolkien: “¡no por favor, no otro elfo de mierda!” Martin Amis del quijote dice que es una visita por tiempo indefinido del más inaguantable pariente viejo con sus viejas bromas, hábitos, espantosos amigotes y viejas anécdotas. Irving Wels, autor de Retorno a Brideshead, dijo sobre Steven Spender “hacer esos malabares con nuestro rico lenguaje es el error de un jarrón chino en manos de un chimpancé”. Gore Vidal dijo al morir Truman Capote era su muerte era el más excelente giro en su carrera. Le definió como un ama de casa de Kansas llena de prejuicios y hecha y derecha. Dijo también “Las palabras más desalentadoras de nuestro idioma inglés son: Joyce Carol Yoyces”. Nabokok decía: “No puedo soportar ese estilo de Conrad de tienda de subvenir, clichés románticos y botellas con conchas”, y no quería ni oír hablar de Dostoyecky y “sus tratos con personajes con complejos pre-freudianos”, Dorothy Parker con su estilo caustico decía que esto no era una novela, hay que tirarla a la basura. “La historia de amor entre Marco Auschwitz y el mismo vivirá siempre en la literatura”.

Necesitamos a los lectores y nosotros a ellos, nuestras vidas merecen ser compartidas con nuestros semejantes. Son 4 milenios de palabra escrita, 25 siglos de teatro, hilando historias, inventando tramas argumentos, creando personajes, tratando de llamar atención a quien la dirigía. La información no nos aporta todo el conocimiento que necesitamos.  Vivimos 30 años más que nuestros antepasados, un regalo o lo contrario si no sabemos qué hacer con ella. Nos movemos en redes sociales, viajamos mucho y muy lejos, asistimos a eventos políticos y deportivos, fotografiamos todo… pero poco nos trasforma vitalmente. La literatura es artículo de lujo y de primera necesidad. La modernidad ha cambiado los hábitos. Walter Benjamín comparaba la cultura con una hoguera: “no hay que preguntarse por la madera que la alimenta, sino por la llama que le hace arder”.
José Manuel Díaz, presidente del gremio de editores de Euskadi, sale al estrado. La lectura puede enriquecer personalmente, transformar internamente, afirma. Hacer de los libros diferentes con un protagonismo material exige trabajar en comunión con los autores, sacar el ser del autor en cada creación y eso pasa por la colaboración. El trabajo del editor debe hacerse invisible hasta que llega a la librería, propagar lo que ha hecho el autor por todo el mundo. Buscan autores nuevos y mantener los existentes, con un apoyo especial al éusquera. Demográficamente somos pequeños pero debemos ser grandes. De editar mil cien titulos en eusquera han pasado a 2.200. El 91% de las ediciones están hechas por empresas asociadas al gremio. El número de titulos vivos crece un 6%, 23300 libros, y un 20% respecto a otros años. Es el tercer gremio en España, tras Madrid y Cataluña evidentemente. Según datos de comercio interior, estas empresas han incrementado los derechos de autor en 2,9 millones de euros respecto al año pasado, perciben un 2,5 los autores más, el 55% son autores extranjeros y el resto nacionales. Este Plan vasco de promoción de cultura se dirige a instituciones públicas y privadas, es un pequeño borrador para trabajar entre todos y promocionar el libro. Quieren internacionalizarlo. Están empeñados en la protección intelectual en pos de los escritores. Necesitan más apoyos institucionales, que los tienen y agradecen.
El responsable del gobierno vasco de lingüista se disculpa porque se tiene que ir y no se puede quedar: los autores abren horizontes y el progreso y hay que acentuar la innovación. Quieren recuperar la memoria de este país en una biblioteca nacional con accesibilidad pública. Es una asociación profesional que no reúne a los que les gusta escribir sino a los que publican, en relación con los editores y tiene que ver con los lectores, clave final de este proceso y la que más está cambiando. Hay una trasformación de hábitos culturales que tenemos que mejorar en su distribución, asomarse a una nueva identidad. Centros culturales, escuelas, el sistema bibliotecario público y otros nuevos son los que se han acercado, los que se ven, los que resisten, y hay que pensar en estas nuevas comunidades, acercarlo a la juventud.
Tiene lugar 40 minutos de conferencia de Molly Barton. Entrevista y debate. ES directora digital de libros internacionales y “book country”, colaboración y autoedición de autores ficción. Imparte charlas en docena de países. Habla de editar en tiempos modernos. Italo Calvino decía que escribía en una mezcla de información, lecturas y relecturas. Habla de que el audio y ebook es el futuro de los Bestsellers.
Primera charla. La trasformación de la escritura en otra cosa.
Maribel Riaza, responsable de la relación ent4e editores habló del story telling y audio libros. Hay tres tendencias; la fragmentación, la seriación de contenidos y el audiolibros y cambios en la audiencia. El Story tell, estilo Netflix x 12,99 (9,99) permite consumir miles de audiolibros en castellano e inglés en el móvil. Es una narración profesional de un actor que nos cuenta la historia o historias seriadas originales. José cabeza, realizador de guiones y profesor de universidad, hizo la película 7 años con Paco León, fue la peli mejor distribuida ese año. La película 7 años se resume en “4 socios, un delito, una noche y una sola pregunta, ¿Quién sacrifica 7 años de su vida para salvar al resto?” Ponerles en un conflicto para que salga lo bueno malo de nosotros. Itziar Mínguez, poeta premiada, guionista profesional. Habla del renacimiento del género de la poesía en el teatro que paga por escucharla. Iñigo Mediagua, ingeniero informático ha hecho una investigación de algoritmos, esa rama de la inteligencia artificial, da clases en la universidad, aplica estas técnicas en robótica, para la generación de música y audiolibros. Se pueden crear robóticamente cuadros, novelas, música. Va a ser el punto discordante de la charla.
Iñigo Mediagua nos explica que en el aprendizaje automático, el algoritmo aprende de los datos que le damos, podemos clasificar el periodo en que fue escrita una obra. A un subconjunto de obras etiquetadas le damos información y esa aplicación informática saca reglas generales y puede clasificar esas obras según sus parámetros, puede fallar, como los humanos. Se aplica en medicina, y en la interacción de ordenadores con el lenguaje humano, el lenguaje natural. Y en la simplificación de texto. Se puede convertir una obra en más simple, cambiando palabras difíciles por más comunes, o frases más cortas. Se puede hacer llegar a los niños o personas que estudian un nuevo idioma. Se trabaja en el Walke traslation, traductor automático de idiomas. Funcionaba este mediante reglas y modelos estadísticos, pero necesita una persona que los ponga. Google cambió el chip, con las redes sociales, al introducir documentos de la ONU a esa red para que aprendiera y ha tenido una mejora porque no usa ingles intermedio sino que traduce directamente de un idioma a otro. El algoritmo es difícil que entienda el texto y más aún que lo escriba. Puede genera el verso nuestro robot versolari, nos dice. Se hacían para boletines meteorológicos, con plantillas. Calcula temperatura máxima, mínima, porcentaje de humedad, para hacer boletines. Para aumentar entradas de Wikipedia, añadiendo pueblos de Francia en un artículo: tienes nueva información y lo añades con una plantilla. Egunkaria le pasó un corpus de frases en eusquera del diario a este versolari bot. El verso tiene una métrica excepcional, sortxiko txikia, 7 silabas más 6. Limpias el corpus y te quedas con frases de 7 con 6 y todas tienen que rimar. Lo mismo con Puntuka, 4 puntos y generas el verso. Ponían en relación esas frases y se quedaban con las frases con más relación semántica y coherencia. Para continuar el verso funcionaban igual. Se hizo una voz sintética para que el robot hablara en eusquera y recitara como un perfecto abertzale armado de txistu.
Microsoft sistema mitelite podía generar poesía. En 270 horas generó 10 mil poemas y se seleccionaron 139 poemas, y fueron publicados en un libro. Google creaba pies de página, añadían conocimiento creando poesía, 12 mil novelas, 3 mil relatos fantásticos y mil de poesía. “No hay nadie más en el mundo, ni a la vista, ellos eran los únicos que importaban, él tenía que hacerlo, quería matarlo, me giré hacía él”. Lo creó el sistema este texto. Siempre aprenderán de lo que le demos.
Pablo Herbás, profesor de la UCM, es referente en crear poesía y ha participado en un musical de Broadway generado automatizado: primero creaban la estructura, los puntos claves, musicales y canciones. Esto nos asusta. Para crear un sistema de amor el programa es capaz de generar esas emociones, pero no las siente. ¿Cómo sabes si lo ha creado una persona o una máquina? Y más si las detenciones de robotizaciones y automatismo son tan absurdas como “elija usted las fotos en las que hay farolas y así sabré qu no es un hacker o un bot”. Nos gustaría sabotear estas informaciones, a estos nuevos poetas robots, que serían temibles. Él habla de fragmentación de espacios, posibilidades, fragilidad, imperfección del hombre que no tiene la maquina... no me convence.
El director de cine José Cabeza habla de cómo cincelar un relato a las circunstancias, a qué medio, a qué público. Le gusta llenar la nevera pero también abrirla y verla llena. Habla del lector maquiavélico, que te manipula en tu texto. Ahora el tiempo de producir tiene ritmos más rápidos, plazos. Pero el encuentro con el lector/ espectador no es nuevo, y está lleno de posibilidades, e inseguridades. Es un espacio muy íntimo e intocable. Los autores por dentro llevan un millón de años sin cambiar, la obra no cambia. (Disiento. Sí que cambian las significaciones y las relecturas e interpretaciones, en el escritor y en los lectores. No hay significados universales eternos como nos han hecho creer, aunque los temas se repitan porque son finitos y siempre los mismos. ) Es una falsa novedad la literatura. Se hace nueva para el lector. Kafka decía que era un manjar. No se dirige el cine a un lector sino a espectador, es a distancia. Habla de la relación con los nuevos espectadores. Su relación es a distancia. Lo aprendió con Jhon Irving que en Mis líos con el cine habla de cómo adapta la novela Príncipe de Maine, rey de nueva Inglaterra a Las normas de la casa de la sidra.
Es la odisea de convertir tu propia novela en un guion. Decía con sinceridad y sin aspaviento, jon Irving que es mejor hacer una novela que una película pues esta depende de muchas personas. 7 años, con netflix, es su única película, es el autor del guion. Pero Julia Fontana participa en la parte final de forma decisiva, luego estaba el director de Smookin room que participó en créditos añadidos y uno de los actores quiso participar. Dio libertad a los actores para que improvisen. El autor ya es algo lejano. Ese rodaje teatral fue el 70%. ¿Quién es el autor al final? Al ver la obra sintió mágicamente que estaba él, y le tranquilizó. Carrier, que trabajó con Buñuel dice que el guion original es el gusano y la peli la mariposa. En esa metamorfosis tiene que asumir que él ya no está. El guion se hace es con unas normas estrictas y concretas para ser trasformado en otra cosa. La gente lo lee, pero su sentido pleno lo tiene cuando se trasforma, el guionista es un trapecista que se lanza al vacío, no hacía unos lectores pues se convierte en algo audiovisual. Tras la película 7 años, como autor ve esta metamorfosis necesaria y a veces maravillosa. Tiene que proteger la obra eligiendo a las personas que respeten el espíritu dramático pero no la literalidad que es imposible. Y para eso hay que tener el poder del no. 250 mil dólares en Colombia le ofrecieron por hacerla allí, en medio de la guerrilla y les dijo que no, porque tenía otro trabajo, aunque luchó con la vanidad que es un tigre también que pega mordiscos, pero no con la nevera. Se lo dio a alguien del que se fio, que respetaría el espíritu.
Itziar Mínguez pensaba que sería un combate de boxeo con el ingeniero informático que viene a seducirnos con este poeta bot. Quizá en las próximas haya un robot plateado que nos sustituya en el siguiente debatee. Comparte profesión con José, él hace guiones de ficción y ella estuvo 17 años como guionista, para una productora, de la serie Goenkale que estuvo 21 años en emisión. Ha sido un poco robot ese tiempo, tiene un poco de automática.
El guion es un triple salto mortal que espera unas manos que amortigüen el golpe. Está en las antípodas de la otra profesión que es la de poeta. Ella quiere mantener el control del poema, para llegar directamente al lector, y que entre su cabeza y su corazón no haya ningún salto intermedio o persona por la que pase. El foco está en el lector, en su forma de consumir historias y de responder al escritor. La oferta se ha multiplicado exponencialmente con plataformas digitales, audiolibros, para consumir material cultural. Lo que más ha influido en el autor, más que esas herramientas técnicas y de difusión es el cambio de hábitos. El Prime time, medido por el mando a distancia, esa fidelización del consumidor ha cambiado. El espectador de ahora es infiel por naturaleza, no se sienta todo los martes con su familia para ver un programa de máxima audiencia. Imposible si viaja en metro consumiendo contenidos audiovisuales en él, va al gimnasio, o otros sitios. Ella tiraría la toalla, si no va a llegar a nadie, y sí pensaría en ese consumidor potencial, y que obra se quedará en ese espacio infinito. No debemos someternos demasiado a esa dictadura del espectador, el poder lo tiene más el escritor que el lector, opina. Hay que seguir poniendo el acento en nuestra misión de contar una historia, haciéndolo de la forma más orgánica: si es un poema tratando de enfatizar con el lector, y si es un guion hacerlo según sus formas porque un la escritura de un guion no se te va ocurriendo, es más metódica y matemática de lo que pueda parecer y tiene poca literatura. Hay que ser fieles a esas normas de creación, independientemente de esas herramientas de creación. Hay procesadores de texto, traductores, ya no hay que escribir a mano, podemos emplear más tiempo en la creación y menos en la elaboración del producto que llevamos a cabo.
En el guion en trasformación, ha explotado la oferta, con muchas formas de consumir medios audiovisuales y la función de las redes sociales ha influido en la poesía, que era un arte minoritario, y había más poetas que lectores que poesía. Ha pasado de ser un fenómeno social a uno fans media, que llena teatros y a un público nuevo en el umbral de la adolescencia, en una poesía clara directa casi a golpe de tuit que apela a sentimientos que estaban huérfanos en ellos y no sabían dónde encontrarlos, necesitaban reconocer esos contenidos. Tiene dudas de si tiene todo el poder el lector. También hay hilos que nos mueven, grandes editoriales, programadores que crean nuevas necesidades que colocan en el escaparate para que pueda elegir. Los que menos poder tenemos somos los escritores que ponemos esa piedra fundacional. No importa lanzar botella con mensaje al mar, lo importante es el impulso que te lleva a ello, buscamos un destinatario, alguien que llegue pero haya o no respuesta necesitamos hacerlo, y el lector necesita que le cuenten cómo es una voz amiga al lado.
En relación con este tema de la movilidad, de estar escuchando leyendo o viendo en el Smartphone, viene el tema del control de irrupción y continuación de contenidos. No sabes si va a ver un capitulo o 7 de la misma serie o cortar el video en dos segundos en el metro. La plataforma de big data hace un registro de nuestro comportamiento, en sus divisiones de story tell, netflix, que puede reconsiderar que esa obra debe estar con una duración diferente de la que pensó el autor o modificada.
La serie La casa de papel en antena3 con formato tradicional, horario y día determinado, tuvo un éxito relativo. Pasa a netflicx, con su éxito internacional, pero la clave es que ha acortado los capítulos y ha cambiado los giros argumentales. En la pausa te perdías una parte del contenido, pero ahora eliges en que momento paras y en qué momento viene bien. Si llega un wasap lo contentas sin dar a la pausa, e interactuando en directo con la multitarea, con tuits, a la vez que se consume. El creador no puede controlar esto. También somos consumidores y sabemos que eso no se puede controlar. El capítulo duraba 60 min sin publicidad, pero era inviable para consumirlo y exportarlo. En Europa se consumen capítulos de 50 min, 30 o 10.
Somos trapecistas sin red, esperamos que alguien nos recoja y no podemos prever esas cuestiones. Hay que seguir la regla de los tres actos (¡maldito Aristóteles!) y la organicidad unidad, que palpite la historia porque tiene vida. Si hacen con eso una estructura nueva y que sea interesante tiene más salida la recapaquetación. El guionista debe ser firme como una montaña y flexible como una mariposa, como decía el libro del Tao de Lao. Franco para que no invadieran España puso un ancho más pequeño al puente, pero esa no es la solución. Franco no era mariposa.
Tele5 dijo que ese capítulo de Médico de familia tenía que durar más para que hubiera más profundidad. Esa es la explicación “profunda” de que duren más las series. De 50 min pasaron a 70 minutos. Pero no hay ninguna acción que sobra cando la creas, si desplazas una ficha de domino se rompe el juego, no puede faltar ni sobrar nada en los nudos de acción si amplias mucho una historia. A los adultos de cine de José Cabeza les piden pruebas para entrar a una productora: desarróllame una historia en 14 pasos dramáticos. No es lo mismo quitar lo aristotélico, el tres del nudo inicio final de un capitulo pero con 15 lo notas. Ya es otra obra, le robas parte de la esencia. En el guion recibes tantas presiones que nadie es montaña porque todos son flexibles como el tallo de una amapola, y tiene sentido con la velocidad en que se consume. Es una mutilación porque quita una parte, pero no tiene por qué ser negativa. Hay gente que quiere maratones, capítulos seguidos si se engancha y no lo suelta, y otros que cortan, quieren poco.
El big data o caja negra mágica, hace maxime lervin como en netflix, saca conclusiones de la duración óptima, los momentos épicos y mejores. Puede ser un sistema asistente, flexible. Estas son las mejore características para que ellos flexibilicen la serie. Lo que no tiene sentido es que si está preparado para una hora que sea veinte minutos. Sobre todo en medicina, la decisión la toma al final el creador. Es una ayuda, más que algo determinante. El capítulo de esta serie llega a su final y un giro imprevisto en el guion es abrir el turno de preguntas.
La voz a ti debida de Pedro Salinas del 27 no se siente ni explica si no entiendes la historia personal que tuvo con una alumna. Esto no lo vamos a ver con la inteligencia artificial. Ve en eso el hecho diferencial en la vida, en lo humano y personal. Si eso también lo logramos ya no sabe si tirarse a la montaña o a la mariposa. El ingeniero seductor dice ¡ojala!, porque nos permite crear menos, y crear coas nuevas para el público.  La ventaja es que genera mucho, pero la desventaja es que aprende de lo que le damos. Ese poema elegido es el que impactó más. Está en el otro lado, no en el de escritor ni guionista, y si os quita el trabajo ya lo siento, dice. El coche eléctrico existe desde hace años y no ha quitado ninguna gasolinera, como creían los ludistas que se rebelaban a las maquinas. Los poetas no tienen gasolina ni petróleo y esa es la diferencia, le contestan enfadados. Aunque usen estos robots y maquinas en su trabajo, son humanos.
Hoy es un escándalo que se descubra que es corta-pega, un instrumento artificial, un motivo de plagio puede hacer que una ministra dimita. Es una buena herramienta en malas manos mal usado, se defiende el ingeniero. Hay técnicas de inteligencia artificial para detectar el plagio. Razonamiento, creatividad y sentimientos no puede generar una máquina. No va a llegar a ese punto. Si le damos información de estas charlas quizá sí. Ojala llegue el momento que las maquinas trabajen por nosotros, dice el ingeniero que no trabaja textos de ficción. las máquinas de hoy en día son mejores que los futbolistas y hay gente que va a ver al equipo del pueblo antes que a los de primera división. Y las maquinas también harán obras malas, no todas fantásticas. Nadie se enamoraría de no ser por qué ha leído ya lo que es el amor, como decía Sthendal, puede sentirlo pero no expresarlo. Hasta el año 2500 o 300 no habrá un robot más inteligente que el humano. Las técnicas de software son de hace 20 año, las mejores son muy pequeñas y no podemos imaginar a dónde van a ir. Las redes neuronales simulan el cerebro humano, las relaciones neuronales y sí ponemos las neuronas en el aparato saldrían las neuronas humanas y de ahí podría salir el amor. Iñigo ha triunfado con su charla, le pondrán una puerta de seguridad solo para él, amenazas en clave de humor incluidas del resto de confidentes. A su cancionero Petrarca.com le falta la Laura.

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