(La primera de Aramburu ya la he incluido en el blog. así como la última de Pedro Ugarte)
Introducción.
Llevan 5 ediciones del autor en
el nuevo mundo de la edición. Está organizada por la asociación de escritores y
se realiza del 13 al 14 de Octubre en el edificio Azkuna, biblioteca Alhóndiga.
Hablan 20 ponentes: especialistas del sector y creadores que explicarán cómo el
escritor debe satisfacer al lector con estos nuevos medios. Beatriz Celaya es
la vicepresidenta. El equipo técnico y personal de Azkuna lo representa Fernando
Pérez, su director. Es el abrigo de estas jornadas, junto al patrocinio del
Gobierno Vasco. Lectores profesionales y críticos, agentes literarios, periodistas
culturales, técnicos de márquetin, editores hablarán en esta jornada de estas nuevas
líneas de mercado.
En el 105 d.c en China, Lao Chin,
usando cañas de árboles, creó el papel. 9 siglos después llegó a Europa con los
viajes de Marco Polo y en 1405 Gutenberg inventó la imprenta y con ella el
libro impreso moderno. Los manuscritos medievales eran escasos, costosos,
conservados en universidades y monasterios, y para minorías, pero esto de la
lectura es anterior y tan vieja como el invento de la escritura. En los
monasterios la lectura era colectiva. San Agustín descubrió a San Ambrosio
leyendo en silencio. “Su corazón buscaba sentido, sus ojos se deslizaban entre sus
páginas”. Leer en silencio fue una revolución. “Es imposible saber qué pasa con
su cabeza, voz y lenguas estaban quedas”, decía San Agustín impresionado de la lectura
de su monje amigo. Hay que llegar a ese lector silencioso que no silenciado.
La literatura siempre ha sido una
actividad social aunque sea oficio de solitarios. Catulo y Marco Valerio Gracial
demostraron cómo la ironía e incluso los insultos elaborados por mentes
brillantes podían tener calidad literaria. Son conocidos e interesantes los juicios
del escritor hacía sus compañeros. Las puyas entre Góngora y Quevedo en el
siglo de oro fueran muy seguidas con autentico interés por sus contemporáneos. Las
diatribas entre autores han demostrado que son unos lectores más que malévolos.
Gustav Flaubert definió a George Sand como “una gran vaca llena de tinta”. Laurence Durrel dijo “preferiría que me
apretaran la cabeza entre dos piedras antes de leer el Ulises de Yoyce”. H. G Wells le definió como un “hipopótamo
tratando de coger un guisante”, y Virginia Wooolf calificó Retrato de un artista adolescente como “el esfuerzo de un estudiante
lleno de granos en reventarse uno”.
Maewy Mc escribió sobre Carth
Lilian Herman: “cada palabra que escribe es una mentira incluyendo –los- y –las-“.
C. H Lewis dijo de Tolkien: “¡no por favor, no otro elfo de mierda!” Martin
Amis del quijote dice que es una visita por tiempo indefinido del más
inaguantable pariente viejo con sus viejas bromas, hábitos, espantosos amigotes
y viejas anécdotas. Irving Wels, autor de Retorno
a Brideshead, dijo sobre Steven Spender “hacer esos malabares con nuestro
rico lenguaje es el error de un jarrón chino en manos de un chimpancé”. Gore Vidal
dijo al morir Truman Capote era su muerte era el más excelente giro en su
carrera. Le definió como un ama de casa de Kansas llena de prejuicios y hecha y
derecha. Dijo también “Las palabras más desalentadoras de nuestro idioma inglés
son: Joyce Carol Yoyces”. Nabokok decía: “No puedo soportar ese estilo de
Conrad de tienda de subvenir, clichés románticos y botellas con conchas”, y no quería
ni oír hablar de Dostoyecky y “sus tratos con personajes con complejos pre-freudianos”,
Dorothy Parker con su estilo caustico decía que esto no era una novela, hay que
tirarla a la basura. “La historia de amor entre Marco Auschwitz y el mismo
vivirá siempre en la literatura”.
Necesitamos a los lectores y
nosotros a ellos, nuestras vidas merecen ser compartidas con nuestros
semejantes. Son 4 milenios de palabra escrita, 25 siglos de teatro, hilando
historias, inventando tramas argumentos, creando personajes, tratando de llamar
atención a quien la dirigía. La información no nos aporta todo el conocimiento
que necesitamos. Vivimos 30 años más que
nuestros antepasados, un regalo o lo contrario si no sabemos qué hacer con ella.
Nos movemos en redes sociales, viajamos mucho y muy lejos, asistimos a eventos
políticos y deportivos, fotografiamos todo… pero poco nos trasforma vitalmente.
La literatura es artículo de lujo y de primera necesidad. La modernidad ha cambiado
los hábitos. Walter Benjamín comparaba la cultura con una hoguera: “no hay que
preguntarse por la madera que la alimenta, sino por la llama que le hace arder”.
José Manuel Díaz, presidente del
gremio de editores de Euskadi, sale al estrado. La lectura puede enriquecer
personalmente, transformar internamente, afirma. Hacer de los libros diferentes
con un protagonismo material exige trabajar en comunión con los autores, sacar el
ser del autor en cada creación y eso pasa por la colaboración. El trabajo del
editor debe hacerse invisible hasta que llega a la librería, propagar lo que ha
hecho el autor por todo el mundo. Buscan autores nuevos y mantener los
existentes, con un apoyo especial al éusquera. Demográficamente somos pequeños
pero debemos ser grandes. De editar mil cien titulos en eusquera han pasado a 2.200.
El 91% de las ediciones están hechas por empresas asociadas al gremio. El
número de titulos vivos crece un 6%, 23300 libros, y un 20% respecto a otros
años. Es el tercer gremio en España, tras Madrid y Cataluña evidentemente. Según
datos de comercio interior, estas empresas han incrementado los derechos de
autor en 2,9 millones de euros respecto al año pasado, perciben un 2,5 los
autores más, el 55% son autores extranjeros y el resto nacionales. Este Plan
vasco de promoción de cultura se dirige a instituciones públicas y privadas, es
un pequeño borrador para trabajar entre todos y promocionar el libro. Quieren
internacionalizarlo. Están empeñados en la protección intelectual en pos de los
escritores. Necesitan más apoyos institucionales, que los tienen y agradecen.
El responsable del gobierno vasco
de lingüista se disculpa porque se tiene que ir y no se puede quedar: los
autores abren horizontes y el progreso y hay que acentuar la innovación.
Quieren recuperar la memoria de este país en una biblioteca nacional con
accesibilidad pública. Es una asociación profesional que no reúne a los que les
gusta escribir sino a los que publican, en relación con los editores y tiene
que ver con los lectores, clave final de este proceso y la que más está
cambiando. Hay una trasformación de hábitos culturales que tenemos que mejorar
en su distribución, asomarse a una nueva identidad. Centros culturales,
escuelas, el sistema bibliotecario público y otros nuevos son los que se han
acercado, los que se ven, los que resisten, y hay que pensar en estas nuevas
comunidades, acercarlo a la juventud.
Tiene lugar 40 minutos de conferencia
de Molly Barton. Entrevista y debate. ES directora digital de libros
internacionales y “book country”, colaboración y autoedición de autores ficción.
Imparte charlas en docena de países. Habla de editar en tiempos modernos. Italo
Calvino decía que escribía en una mezcla de información, lecturas y relecturas.
Habla de que el audio y ebook es el futuro de los Bestsellers.
Primera charla. La trasformación de la escritura en otra cosa.
Maribel Riaza, responsable de la relación ent4e editores habló del
story telling y audio libros. Hay tres tendencias; la fragmentación, la seriación
de contenidos y el audiolibros y cambios en la audiencia. El Story tell, estilo
Netflix x 12,99 (9,99) permite consumir miles de audiolibros en castellano e
inglés en el móvil. Es una narración profesional de un actor que nos cuenta la
historia o historias seriadas originales. José
cabeza, realizador de guiones y profesor de universidad, hizo la película 7
años con Paco León, fue la peli mejor distribuida ese año. La película 7 años se
resume en “4 socios, un delito, una noche y una sola pregunta, ¿Quién sacrifica
7 años de su vida para salvar al resto?” Ponerles en un conflicto para que
salga lo bueno malo de nosotros. Itziar Mínguez,
poeta premiada, guionista profesional. Habla del renacimiento del género de la
poesía en el teatro que paga por escucharla. Iñigo Mediagua, ingeniero informático ha hecho una investigación de
algoritmos, esa rama de la inteligencia artificial, da clases en la universidad,
aplica estas técnicas en robótica, para la generación de música y audiolibros.
Se pueden crear robóticamente cuadros, novelas, música. Va a ser el punto
discordante de la charla.
Iñigo Mediagua nos explica que en
el aprendizaje automático, el algoritmo aprende de los datos que le damos,
podemos clasificar el periodo en que fue escrita una obra. A un subconjunto de
obras etiquetadas le damos información y esa aplicación informática saca reglas
generales y puede clasificar esas obras según sus parámetros, puede fallar,
como los humanos. Se aplica en medicina, y en la interacción de ordenadores con
el lenguaje humano, el lenguaje natural. Y en la simplificación de texto. Se
puede convertir una obra en más simple, cambiando palabras difíciles por más
comunes, o frases más cortas. Se puede hacer llegar a los niños o personas que
estudian un nuevo idioma. Se trabaja en el Walke traslation, traductor
automático de idiomas. Funcionaba este mediante reglas y modelos estadísticos,
pero necesita una persona que los ponga. Google cambió el chip, con las redes sociales,
al introducir documentos de la ONU a esa red para que aprendiera y ha tenido
una mejora porque no usa ingles intermedio sino que traduce directamente de un
idioma a otro. El algoritmo es difícil que entienda el texto y más aún que lo escriba.
Puede genera el verso nuestro robot versolari, nos dice. Se hacían para
boletines meteorológicos, con plantillas. Calcula temperatura máxima, mínima,
porcentaje de humedad, para hacer boletines. Para aumentar entradas de
Wikipedia, añadiendo pueblos de Francia en un artículo: tienes nueva
información y lo añades con una plantilla. Egunkaria le pasó un corpus de
frases en eusquera del diario a este versolari bot. El verso tiene una métrica
excepcional, sortxiko txikia, 7 silabas más 6. Limpias el corpus y te quedas
con frases de 7 con 6 y todas tienen que rimar. Lo mismo con Puntuka, 4 puntos
y generas el verso. Ponían en relación esas frases y se quedaban con las frases
con más relación semántica y coherencia. Para continuar el verso funcionaban
igual. Se hizo una voz sintética para que el robot hablara en eusquera y recitara
como un perfecto abertzale armado de txistu.
Microsoft sistema mitelite podía
generar poesía. En 270 horas generó 10 mil poemas y se seleccionaron 139
poemas, y fueron publicados en un libro. Google creaba pies de página, añadían
conocimiento creando poesía, 12 mil novelas, 3 mil relatos fantásticos y mil de
poesía. “No hay nadie más en el mundo, ni a la vista, ellos eran los únicos que
importaban, él tenía que hacerlo, quería matarlo, me giré hacía él”. Lo creó el
sistema este texto. Siempre aprenderán de lo que le demos.
Pablo Herbás, profesor de la UCM,
es referente en crear poesía y ha participado en un musical de Broadway
generado automatizado: primero creaban la estructura, los puntos claves,
musicales y canciones. Esto nos asusta. Para crear un sistema de amor el programa
es capaz de generar esas emociones, pero no las siente. ¿Cómo sabes si lo ha
creado una persona o una máquina? Y más si las detenciones de robotizaciones y automatismo
son tan absurdas como “elija usted las fotos en las que hay farolas y así sabré
qu no es un hacker o un bot”. Nos gustaría sabotear estas informaciones, a estos
nuevos poetas robots, que serían temibles. Él habla de fragmentación de
espacios, posibilidades, fragilidad, imperfección del hombre que no tiene la maquina...
no me convence.
El director de cine José Cabeza habla
de cómo cincelar un relato a las circunstancias, a qué medio, a qué público. Le
gusta llenar la nevera pero también abrirla y verla llena. Habla del lector
maquiavélico, que te manipula en tu texto. Ahora el tiempo de producir tiene
ritmos más rápidos, plazos. Pero el encuentro con el lector/ espectador no es
nuevo, y está lleno de posibilidades, e inseguridades. Es un espacio muy íntimo
e intocable. Los autores por dentro llevan un millón de años sin cambiar, la
obra no cambia. (Disiento. Sí que cambian las significaciones y las relecturas
e interpretaciones, en el escritor y en los lectores. No hay significados
universales eternos como nos han hecho creer, aunque los temas se repitan
porque son finitos y siempre los mismos. ) Es una falsa novedad la literatura.
Se hace nueva para el lector. Kafka decía que era un manjar. No se dirige el
cine a un lector sino a espectador, es a distancia. Habla de la relación con los
nuevos espectadores. Su relación es a distancia. Lo aprendió con Jhon Irving que
en Mis líos con el cine habla de cómo
adapta la novela Príncipe de Maine, rey
de nueva Inglaterra a Las normas de
la casa de la sidra.
Es la odisea de convertir tu propia novela en un
guion. Decía con sinceridad y sin aspaviento, jon Irving que es mejor hacer una novela que
una película pues esta depende de muchas personas. 7 años, con netflix, es su única película, es el autor del guion. Pero
Julia Fontana participa en la parte final de forma decisiva, luego estaba el
director de Smookin room que
participó en créditos añadidos y uno de los actores quiso participar. Dio
libertad a los actores para que improvisen. El autor ya es algo lejano. Ese
rodaje teatral fue el 70%. ¿Quién es el autor al final? Al ver la obra sintió
mágicamente que estaba él, y le tranquilizó. Carrier, que trabajó con Buñuel
dice que el guion original es el gusano y la peli la mariposa. En esa
metamorfosis tiene que asumir que él ya no está. El guion se hace es con unas normas
estrictas y concretas para ser trasformado en otra cosa. La gente lo lee, pero
su sentido pleno lo tiene cuando se trasforma, el guionista es un trapecista
que se lanza al vacío, no hacía unos lectores pues se convierte en algo
audiovisual. Tras la película 7 años, como autor ve esta metamorfosis necesaria
y a veces maravillosa. Tiene que proteger la obra eligiendo a las personas que
respeten el espíritu dramático pero no la literalidad que es imposible. Y para
eso hay que tener el poder del no. 250 mil dólares en Colombia le ofrecieron
por hacerla allí, en medio de la guerrilla y les dijo que no, porque tenía otro
trabajo, aunque luchó con la vanidad que es un tigre también que pega
mordiscos, pero no con la nevera. Se lo dio a alguien del que se fio, que
respetaría el espíritu.
Itziar Mínguez pensaba que sería
un combate de boxeo con el ingeniero informático que viene a seducirnos con
este poeta bot. Quizá en las próximas haya un robot plateado que nos sustituya
en el siguiente debatee. Comparte profesión con José, él hace guiones de
ficción y ella estuvo 17 años como guionista, para una productora, de la serie
Goenkale que estuvo 21 años en emisión. Ha sido un poco robot ese tiempo, tiene
un poco de automática.
El guion es un triple salto mortal
que espera unas manos que amortigüen el golpe. Está en las antípodas de la otra
profesión que es la de poeta. Ella quiere mantener el control del poema, para
llegar directamente al lector, y que entre su cabeza y su corazón no haya
ningún salto intermedio o persona por la que pase. El foco está en el lector, en
su forma de consumir historias y de responder al escritor. La oferta se ha
multiplicado exponencialmente con plataformas digitales, audiolibros, para
consumir material cultural. Lo que más ha influido en el autor, más que esas
herramientas técnicas y de difusión es el cambio de hábitos. El Prime time, medido por el mando a distancia,
esa fidelización del consumidor ha cambiado. El espectador de ahora es infiel
por naturaleza, no se sienta todo los martes con su familia para ver un
programa de máxima audiencia. Imposible si viaja en metro consumiendo
contenidos audiovisuales en él, va al gimnasio, o otros sitios. Ella tiraría la
toalla, si no va a llegar a nadie, y sí pensaría en ese consumidor potencial, y
que obra se quedará en ese espacio infinito. No debemos someternos demasiado a esa
dictadura del espectador, el poder lo tiene más el escritor que el lector,
opina. Hay que seguir poniendo el acento en nuestra misión de contar una
historia, haciéndolo de la forma más orgánica: si es un poema tratando de
enfatizar con el lector, y si es un guion hacerlo según sus formas porque un la
escritura de un guion no se te va ocurriendo, es más metódica y matemática de
lo que pueda parecer y tiene poca literatura. Hay que ser fieles a esas normas
de creación, independientemente de esas herramientas de creación. Hay procesadores
de texto, traductores, ya no hay que escribir a mano, podemos emplear más
tiempo en la creación y menos en la elaboración del producto que llevamos a
cabo.
En el guion en trasformación, ha
explotado la oferta, con muchas formas de consumir medios audiovisuales y la función
de las redes sociales ha influido en la poesía, que era un arte minoritario, y
había más poetas que lectores que poesía. Ha pasado de ser un fenómeno social a
uno fans media, que llena teatros y a un público nuevo en el umbral de la
adolescencia, en una poesía clara directa casi a golpe de tuit que apela a
sentimientos que estaban huérfanos en ellos y no sabían dónde encontrarlos,
necesitaban reconocer esos contenidos. Tiene dudas de si tiene todo el poder el
lector. También hay hilos que nos mueven, grandes editoriales, programadores
que crean nuevas necesidades que colocan en el escaparate para que pueda
elegir. Los que menos poder tenemos somos los escritores que ponemos esa piedra
fundacional. No importa lanzar botella con mensaje al mar, lo importante es el
impulso que te lleva a ello, buscamos un destinatario, alguien que llegue pero
haya o no respuesta necesitamos hacerlo, y el lector necesita que le cuenten
cómo es una voz amiga al lado.
En relación con este tema de la
movilidad, de estar escuchando leyendo o viendo en el Smartphone, viene el tema
del control de irrupción y continuación de contenidos. No sabes si va a ver un
capitulo o 7 de la misma serie o cortar el video en dos segundos en el metro.
La plataforma de big data hace un registro de nuestro comportamiento, en sus
divisiones de story tell, netflix, que puede reconsiderar que esa obra debe
estar con una duración diferente de la que pensó el autor o modificada.
La serie La casa de papel en antena3 con formato tradicional, horario y día
determinado, tuvo un éxito relativo. Pasa a netflicx, con su éxito
internacional, pero la clave es que ha acortado los capítulos y ha cambiado los
giros argumentales. En la pausa te perdías una parte del contenido, pero ahora
eliges en que momento paras y en qué momento viene bien. Si llega un wasap lo
contentas sin dar a la pausa, e interactuando en directo con la multitarea, con
tuits, a la vez que se consume. El creador no puede controlar esto. También somos
consumidores y sabemos que eso no se puede controlar. El capítulo duraba 60 min
sin publicidad, pero era inviable para consumirlo y exportarlo. En Europa se
consumen capítulos de 50 min, 30 o 10.
Somos trapecistas sin red, esperamos que
alguien nos recoja y no podemos prever esas cuestiones. Hay que seguir la regla
de los tres actos (¡maldito Aristóteles!) y la organicidad unidad, que palpite la
historia porque tiene vida. Si hacen con eso una estructura nueva y que sea interesante
tiene más salida la recapaquetación. El guionista debe ser firme como una
montaña y flexible como una mariposa, como decía el libro del Tao de Lao. Franco para que no invadieran España puso
un ancho más pequeño al puente, pero esa no es la solución. Franco no era mariposa.
Tele5 dijo que ese capítulo de Médico de familia tenía que durar más
para que hubiera más profundidad. Esa es la explicación “profunda” de que duren
más las series. De 50 min pasaron a 70 minutos. Pero no hay ninguna acción que
sobra cando la creas, si desplazas una ficha de domino se rompe el juego, no puede
faltar ni sobrar nada en los nudos de acción si amplias mucho una historia. A
los adultos de cine de José Cabeza les piden pruebas para entrar a una
productora: desarróllame una historia en 14 pasos dramáticos. No es lo mismo
quitar lo aristotélico, el tres del nudo inicio final de un capitulo pero con 15
lo notas. Ya es otra obra, le robas parte de la esencia. En el guion recibes
tantas presiones que nadie es montaña porque todos son flexibles como el tallo
de una amapola, y tiene sentido con la velocidad en que se consume. Es una
mutilación porque quita una parte, pero no tiene por qué ser negativa. Hay
gente que quiere maratones, capítulos seguidos si se engancha y no lo suelta, y
otros que cortan, quieren poco.
El big data o caja negra mágica,
hace maxime lervin como en netflix, saca conclusiones de la duración óptima,
los momentos épicos y mejores. Puede ser un sistema asistente, flexible. Estas
son las mejore características para que ellos flexibilicen la serie. Lo que no tiene
sentido es que si está preparado para una hora que sea veinte minutos. Sobre
todo en medicina, la decisión la toma al final el creador. Es una ayuda, más
que algo determinante. El capítulo de esta serie llega a su final y un giro
imprevisto en el guion es abrir el turno de preguntas.
La voz a ti debida de Pedro
Salinas del 27 no se siente ni explica si no entiendes la historia personal que
tuvo con una alumna. Esto no lo vamos a ver con la inteligencia artificial. Ve
en eso el hecho diferencial en la vida, en lo humano y personal. Si eso también
lo logramos ya no sabe si tirarse a la montaña o a la mariposa. El ingeniero
seductor dice ¡ojala!, porque nos permite crear menos, y crear coas nuevas para
el público. La ventaja es que genera
mucho, pero la desventaja es que aprende de lo que le damos. Ese poema elegido
es el que impactó más. Está en el otro lado, no en el de escritor ni guionista,
y si os quita el trabajo ya lo siento, dice. El coche eléctrico existe desde
hace años y no ha quitado ninguna gasolinera, como creían los ludistas que se
rebelaban a las maquinas. Los poetas no tienen gasolina ni petróleo y esa es la
diferencia, le contestan enfadados. Aunque usen estos robots y maquinas en su
trabajo, son humanos.
Hoy es un escándalo que se descubra
que es corta-pega, un instrumento artificial, un motivo de plagio puede hacer que
una ministra dimita. Es una buena herramienta en malas manos mal usado, se defiende
el ingeniero. Hay técnicas de inteligencia artificial para detectar el plagio.
Razonamiento, creatividad y sentimientos no puede generar una máquina. No va a
llegar a ese punto. Si le damos información de estas charlas quizá sí. Ojala llegue
el momento que las maquinas trabajen por nosotros, dice el ingeniero que no
trabaja textos de ficción. las máquinas de hoy en día son mejores que los
futbolistas y hay gente que va a ver al equipo del pueblo antes que a los de
primera división. Y las maquinas también harán obras malas, no todas
fantásticas. Nadie se enamoraría de no ser por qué ha leído ya lo que es el
amor, como decía Sthendal, puede sentirlo pero no expresarlo. Hasta el año 2500
o 300 no habrá un robot más inteligente que el humano. Las técnicas de software
son de hace 20 año, las mejores son muy pequeñas y no podemos imaginar a dónde
van a ir. Las redes neuronales simulan el cerebro humano, las relaciones
neuronales y sí ponemos las neuronas en el aparato saldrían las neuronas
humanas y de ahí podría salir el amor. Iñigo ha triunfado con su charla, le
pondrán una puerta de seguridad solo para él, amenazas en clave de humor incluidas del resto de
confidentes. A su cancionero Petrarca.com le falta la Laura.
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