Dentro de mi trabajo final de grado de periodismo
“Los hombres heterosexuales deberían leerme”
Lucía Etxebarria (Valencia, 1966). Vivió de niña en Bermeo. Estudió
Periodismo y Filología Hispánica en la Complutense. Su tesis sobre Kurt Cobain y Courtney Love se asoció a
la generación Kronen. En una de las multinacionales en que trabajó escribió su
primer éxito en 1997 Amor, curiosidad, prozac
y dudas. Beatriz y los cuerpos
celestes recibió el Nadal 1998, De
todo lo visible e invisible el Primavera 2001. Y Un milagro en equilibrio el Planeta 2004. Es autora de
Nosotras
que no somos como los demás y de varios ensayos.
¿Cuándo sintió su vocación
literaria?
En
mi colegio de monjas me enamoré de los cuentos de Ana María Matute. Me sentía
gorda y sin amigos, una cucaracha con la autoestima por debajo de la de Kafka y
leía mientras otros se emborrachaban. Me dieron el premio de redacción escolar
de la Coca-Cola, me apoyaron mis profesores. Con esa ilusión decidí ser escritora
y compaginarlo con el periodismo. Al vincularme a los kronen llegó el éxito.
¿Cómo es su relación con ellos?
Nos
pusieron esa etiqueta generacional. Nos vendían como los sucesores de la del
68. Quienes más lejos iban a llegar dan ahora clases, el propio José Ángel
Mañas, o son funcionarios. La obra cumbre parece la propia vida del autor: la
criada, la piscina en la Moraleja…Aunque no sea autobiográfica, es verosímil,
que es lo que importa en literatura. Mantengo contacto virtual con algunos a
través de Facebook y redes. Con
Internet se difunde la literatura como nunca y las redes permiten una
comunicación inmediata con el lector. A mi web subo fotos, recibo insultos y
fotomontajes con desnudos míos. Nunca se ha publicado tanta oferta cultural,
pero falla la demanda: Nadie lee.
En su libro De todo lo visible o lo invisible habla del éxito literario ¿Muchos
de sus protagonistas son reconocibles miembros del Kronen?
La
protagonista que intenta suicidarse soy yo. La empecé en un taller tras una
crisis. Almodóvar es el cineasta gay al que ella intenta seducir. Aparecen Juan
Manuel de Prada y Espido Freire. La obsesión por los cinco minutos de fama
lleva a bulimias, anorexias, a perder contacto con la realidad, a ser una supermujer: ama de casa, profesional, madre,
esposa, ¡y, encima, famosa!
¿Hay más compromiso en los
escritores mileuristas actuales que en los kronen?
Las novelas de ahora no tienen ideología, sino cierto postureo político y algo de nostalgia por la movida. En mis novelas trato la antiglobalización, el feminismo o el colectivo gay.
¿Cómo ve la literatura de los kronen a los mileuristas?
Al
comercializarse se ha vulgarizado. Son un negocio los libros de autoayuda, Adelgazar comiendo peras y yo saqué dos
de ese estilo. Pero si un país pierde su cultura también su rebeldía. No se
puede vivir de la escritura y se compagina con trabajos alimenticios. Solo
Vargas Llosa cobra 18000 euros por artículo. Un periódico, aunque sea de
derechas, tiene a un columnista de izquierdas para quedar bien. Planeta ha absorbido
editoriales en crisis, Prisa o Alfaguara, y te pide tres novelas, una
continuidad. Te das a conocer en Madrid, Barcelona, o en la avanzada Francia.
Una novela buena cuesta dos años, con la inmanencia de mantener a tu familia
dando clases de filosofía en un pueblo. No se come con el 5% ni autopublicando.
La cuantía del Nadal equivale a un año de mileurista. Los ebooks se piratean y escribes por amor al arte, regalas tu obra. La
propiedad se asienta en el robo burgués, pero la intelectual reconoce un
trabajo.
El 15 M, el tratado de Bolonia, las
protestas contra los desahucios… ¿La juventud ha tomado más conciencia social
en estos últimos años?
El
libro Indignados de Hessel ha vendido
cientos de miles de ejemplares y quedó como un sartre de un nuevo mayo del 68. Hubo muchas manifestaciones con
Zapatero, salimos de la guerra, se legalizó el matrimonio gay... Con Rajoy,
¡todo cambia para que nada cambie!
¿Vivimos una crisis en el arte?
Las
actrices ganan una miseria. Mariscal vive en la indigencia. La sirvienta del
cuento de Chejov no se atreve a quejarse y según el poema de Beltor Brecht los
nazis se llevan a los judíos, luego a los gais… y cuando te toca a ti el
desahucio ya es tarde para concienciarte. Las chicas buenas van al cielo, las
malas a todas partes. ¡Encima de putas, no pongamos la cama!
¿Usted escribe literatura para
mujeres o literatura a secas?
Me
considero feminista no radical. La mujer necesita una habitación propia y más
realidades que la de casarse, tener hijos y cuidar una casa. Antes no había ley
del divorcio, necesitabas el permiso del tutor o marido para viajar y para
todo. Me deberían leer más hombres y no sólo homosexuales.
¿El capitalismo es el menos malo de
los mundos posibles?
Creemos
en un neoliberalismo salvador del mundo. Los mediocres ocupan puestos
importantes con tráfico de influencias. Se coge a la más tonta, aunque la otra
tenga diez másteres. Aznar eligió al que menos sombra le hacía. En sus memorias
afirma que lo eligió Dios. Los presidentes demócratas suelen ser más guapos,
pero todos los republicanos han oído voces.
¿El escritor debe participar en lo
extraliterario o limitarse a escribir?
Lo
fundamental es tener algo que decir. La promoción es importante, pero
accesoria. El escritor activista social viene de Emile Zola y su Yo acuso, caso Dreyfus. En toda época el
escritor se ha implicado políticamente. Aristóteles opinaba de todo. Whitman
reclamaba a la persona detrás del poema en su primer verso: “Quien toca un
libro toca a un hombre”. Ahora importa más el circo mediático y la vida
personal del autor que la obra o su opinión. Así pasa que un niño en vez de
Messi de mayor quiere ser kronen.
¿Ha sido censurada o recibido
críticas por estos aspectos extraliterarios?
Tras
tantas demandas al final me autocensuro, sé qué no decir, aunque soy una
escritora borroka, de Bermeo. El compromiso ético viene de una. Me han llamado
apologista del terrorismo, me han acusado de plagio y me criticaron ir al Campamento de verano. Una Planeta no se mezcla con la chusma
famosa, aunque deba pagar su hipoteca en Atocha.
“He
evolucionado”
¿Se ha alejado del kronen y del
feminismo?
Ya
no soy la adolescente bisexual de Beatriz,
ni la universitaria que idolatra a Nirvana. Ni la mujer abnegada en su trabajo
de Amor, curiosidad, prozac y dudas.
Cada vez siento menos necesidad de escribir de mí misma, como hacía en Una historia de amor como otra cualquiera.
Me abro a los demás, escucho la historia que tienen. Mis últimos ensayos versan
sobre la crisis y los desahucios (Liquidación
antes de derribo) y la especulación y corrupción en Marbella (Dios no tiene tiempo libre). Una amiga
me habló de su experiencia en una secta y surgió la novela El contenido del silencio. La novela Lo verdadero es un momento de lo falso narra el crimen de un músico
de la movida según la idea de accidente
de la filosofía posmoderna, situacionista, la
deconstrucción de Derrida, Vattimo, Lyotard, Foucault... Así que no me he
alejado del todo.
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