Betty Friedan. Licenciada en psicología con posgrado en sicoterapia en
California. Líder feminista militante. Compaginó sus investigaciones
académicas, sus colaboraciones periodísticas y estudios de mercado para
revistas femeninas con su labor doméstica. Por esta obra del 63 gana el
Pulitzer. Funda en el 66 el NOW (Organización Nacional de Mujeres) y publicó
luego La 2ª fase. Nació en la zona rural de la América profunda, vivió
los años 50-60 en EEUU (el conservadurismo republicano de Nixon): la mujer que
asumió puestos laborales en la 2gm vuelve a recluirse en residencias de
extrarradio. La insatisfacción existencial “sin nombre” de esta ama de casa
llevó a las revueltas sociales y estudiantiles de los años 70. También es
interesante señalar que la madre era editora y el marido publicista y recalcar
que es un estudio objetivo, pero reconoce en ella misma estos modelos de mujer,
y que ha experimentado en carne propia muchas de las situaciones que expone. Ya
existen publicaciones anteriores del ensayo entero, destacando la de Cátedra
del 63.
Apreciación general de la obra: Este ensayo de 465 páginas está dividido en 14 capítulos. Es un estudio psicoanalítico, de mercado y publicitario de las revistas femeninas, basado en entrevistas a numerosas mujeres que sufrían lo que Friedman define como “el mal que no tiene nombre” y en su propia experiencia.
Tema: Independencia y capacidad de la mujer con carrera frente a la opresión del
ama de casa.
Argumento: La evolución de las revistas femeninas desde los años 30 a los 60. Los
relatos con heroínas independientes (“la mujer nueva” existencialista y de
carrera, que proponía Simone de Beauvoir) se han ido sustituyendo por artículos
de sicología conductista con fines utilitarios de cuidado de “hijos, marido y
hogar” como recetas de cocina, consejos matrimoniales y poblándose de anuncios
publicitarios de productos de belleza, moda, y electrodomésticos. Estos las
dejan más tiempo muerto, tedio y vacío que no saben cómo llenar. Contribuyen
estas revistas a perpetuar “la mística de la feminidad”. Una prolongación del
“eterno femenino” como pasiva musa y no creadora, desconocedora de su
sexualidad propia, sumiso “ángel hogareño”; madre-esposa-virgen (Sumisión de
Eva). Frente a este modelo ella reivindica a “la mujer fatal” con carrera
profesional (rebeldía de Lilith) El “mal que no tiene nombre” no se reduce a un
problema sicosexual (histeria, depresión, ansiedad, neurosis que solucionaban
los psicólogos de entonces con psicofármacos, electroshocks y deporte, o de
dependencias alcohólicas) Es también un problema económico (una ama de casa no
es remunerada ni reconocida, y a veces hace de “superwoman” compaginándolo con
un mundo laboral machista de “techo de cristal”) y un mal e insatisfacción aún
más profunda y existencial al que no pone nombre la autora.
Valoración: Es un ensayo divulgativo, ameno, interesante, profundo, en un registro culto, pero no especializado (aunque refiera a términos psicoanalíticos). Transmite información de manera clara, ordenada, y sobre todo eficaz, puesto que el mensaje puede alcanzar a un amplio número de personas, no necesariamente con educación universitaria o superior. Creemos conveniente la publicación fragmentaria de determinadas partes con los puntos principales de su argumentación, ya que entero resultaría denso. Por todo lo expuesto, se considera necesaria esta publicación a fin de concienciar sobre los procesos publicitarios y mediáticos capaces de modificar un paradigma social en un periodo de unas pocas décadas, hecho que tiene más actualidad que nunca. Y sobre todo, porque el paradigma que siguen imponiendo es el de esta “mística de la feminidad”.
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