viernes, 26 de octubre de 2018

¡QUIÉN INFLUYE EN LA LECTURA?

Tercera charla.


¿De quién nos fiamos para seguir leyendo? ¿Quién influye en la lectura? 

Rullé Domingo, licenciado en humanidades por la Pom fabra, master en edición en la universidad de Nueva York y pertenece al sello Planeta y de formación on line.  Han cambiado los modos de suscripción. En el 86 pasó el cometa Halley y todos queríamos verlo. Podríamos haber ido a la librería del barrio a ver qué libros había de astronomía, pero ahora iríamos directamente a google y encontraríamos una pléyade de información y aplicaciones, aunque siga habiendo libros de astronomía, pero ya no es el único medio. El suscriptor ya no solo es el librero o la crítica del periódico, sino la suscripción en Amazon. Se leen reseñas de otros autores y lectores, se crítica a la vez que lo vas leyendo, se ve lo que han subrayado otras personas, y otros que actúan de suscriptores simultáneamente. Hay nuevas formas de llegar a un libro.  Elvira Sastre es traductora, escritora y licenciada e filología hispánica, ha escrito 43 maneras de soltarse el pelo, La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida, Costura de tu acuarela, y Yo la alegría. Acaba de publicar su quinta obra La orilla nuestra en Alfaguara, aforismos y prosas poéticas ilustrados. Ha editado los poemarios Los hijos de Bob Dylan y ha traducido discos. Encabeza las listas de los libros de poesía más vendidos y tiene 100 mil seguidores en la red social twitter y 200 mil en Instagram, y en su blog. Borja Martínez es director de la revista Leer, premio Nacional fomento de lectura, licenciado en Historia por la UCM, por la Fabreu y director cultural de El Mundo y redactor y coordinador y director de esta revista Leer. Es fundador de una empresa de márquetin y ha trabajado en multinacionales como Vodafone, Telefónica y Sonic. Publicó el año pasado Quiero trabajar con influencers.

Las RSS son imprescindibles para dar a conocer la obra. Con 15 años Elvira Sastre abrió el blog cuando nadie escribía ni leía, pero se creó un micro mundo de gente de diversas edades y países. Tenía enlazados todos los blogs que iba descubriendo. Las lecturas parten de esos poemas que colgaba y esos textos. La comprendían, podía hablar de literatura y la criticaban para bien y la permitía mejorar y la daban ganas de seguir. Escribía textos en prosa y le escribió un profesor de Galicia de lengua con un Nick y le animó a hacer versos. Subió un video a YouTube recitando, en un descanso de sus propios estudios, se hizo viral y aún tiene muchas visitas y se lo ponen en todas partes. Ella pensaba que no iba a llegar a ningún lado y tenía 3 mil visitas y va por las 500 mil. Una editorial la escribió para publicar su primer libro. Había naturalidad, y no impostura ni artefacto en sus primeros contratos. Los niños con 15 años se enteran de que hay más libros aparte de los del colegio. Han sido fundamentales las redes sociales para su trabajo como elemento de difusión, para llegar a todo el mundo. Creía que el 80% de sus seguidores, que son de Latinoamérica en Facebook, no leían sus libros, pero ha hecho varias giras por allí. No es que solo hayan apostado por ella sino que ha generado un público que demanda que vaya a las ferias y festivales, son insistentes y no se cansan. Tiene la seguridad de que va a ir gente. En la feria de Bogotá en Colombia acabó corriendo escapándose de la gente y refugiándose en el hotel. Conoces otras culturas y allí está muy valorada la cultura. Tuvo que aprender a delegar, gestionar los animadores y decir que no, y ha tener cuidado con los hípster. Si te vas alguien habrá ocupando tu lugar aunque tengas un público muy fiel, todo cambia y se van a otro. Siempre tienes que dedicarles tiempo y ofrecer cosas en internet, pero hay que tratar de controlarlo y mandar Pott generales. Un poema porque tenga 20 mil “me gusta” no es bueno. No hay que engañar al que te siga. Es fácil compartir: sacar una foto al poema. No sabe ni cuantos la siguen, cuando comparte deja de ser suyo el poema y es de quien lo lea. Pero no hay que renunciar a tu vida real por la virtual.

Borja Martínez opina que antes había que tener reseña en Babelia, Cultural del Mundo, ABC etc y ahora surgen nuevas revistas especializadas en internet. Las revistas como Leer y los suplementos periódicos tenían más relevancia y presencia y el monopolio de la prescripción, la difusión de libros y la crítica. Buscan la reflexión y el análisis de la cultura. La revista ha de adaptarse a la nueva realidad, en papel mensual ya no tiene sentido. Obliga a un ritmo endiablado la nueva realidad mediática. Sigue habiendo una demanda de la reflexión reposada. Aramburu y Cerezo hablaban de que Patria es un artefacto, un coctel Molotov que combina la literatura y el Bestsellers. Un éxito. Nunca se han creado fenómenos de ventas con los libros sino que a veces el éxito los acompaña. Forman parte de una realidad pequeña el milagro Aramburu dentro del mundo literario convencional.  Aramburu hizo tres copias y las mandó a tres editoriales. Es una historia clásica que querría tener todo escritor convencional de hace 30 años y lo Elvira es la historia que querría tener todos los de su generación (tiene blog, un público y RSS, produce algo viral que le convierte en un fenómeno) Son realidades que están conviviendo y hay que contar estas historias y analizarlas. Él ha fundado un club de 3 mil socios, que se leen así mismos, que leen los suplementos… Las revistas son baluarte y refugios de valor. En los periódicos no sabes si es verdad o mentira lo que están diciendo. Cierto corporativismo les hace flaco favor, les dan importancia a escritores que conocen o de su grupo editorial y han perjudicado la credibilidad. No hay trasparencia. Como editor ve que la prensa es cada vez menos prioritaria. En prensa seria al día siguiente se desmienten las noticias. El libro se apoya en datos y hechos objetivos, no discutibles. Aun así hay quien se fía más de un Instagram.  Solo 1/3 del público confía en los mensajes convencionales de una marca, el 99% confiamos en otras personas y de ahí la importancia de los influencer.

Hay que estudiar el público y el mercado porque cada influencer va dirigido a un tipo de persona. No tiene que ver con el número de seguidores. A una diseñadora de moda por medio de 500 euros le compraron 100 mil seguidores en granjas virtuales de Turquía y Grecia. No son personas lo que hay detrás. Se hizo la prueba para ver si el influencer era bueno, no importa la cantidad sino la calidad de seguidores, como todo medio de comunicación. A las modelos de Victoria´s Secret la siguen más mujeres que hombres y cuando promocionan un bikini tiene un sentido pero no tendría publicitar la marca con un libro. Que una influencer sea mujer o española no significa que sus seguidores sean mujeres o españoles. Se debe usar las redes como medios de comunicación que son y ver cuantos seguidores hay. Hay que contar una historia. No tiene sentido que unos diseñadores de moda sujeten un libro de Ken Follet. Mil veces hasta mil, un libro que se vendía fácil, estaba dirigido a un público joven, exigían leerlo al influencer, y una vinculación entre el suscriptor y el lector. Muchos influencer decían que el libro les había hecho reflexionar y Fernando Jaso contó que el sufría un trastorno obsesivo compulsivo y que el libro le ayudaba a dar visibilidad al problema. A todos los seguidores del chico les habían llegado, conectados desde el plano emocional. El influencer no es solo un sujeta libro bajo el brazo, conecta con el libro y lo trasmite porque le ha gustado y le ha hecho sentir emociones. Hay que medir todo, medir no el número de link, que se pueden comprar o se puede ser engañados con la medición. El link tiene un valor generacional, no vale lo mismo el “me gusta” de un chaval de 15 años que el de uno de 40. Para un adolescente un link es “te he visto, te dejo la marca”. Para un adulto es un premio, tienes que estar por encima de sus expectativas. Lo normal es que no pulse links, si te lo da es porque realmente le gusta. Si un influencer tiene más links o me gusta puede significar que su comunidad es más adolescente y si busca un público adulto habrá de buscar otra opción. El éxito se mide por las ventas, la publicidad tiene como objetivo generar ventas.

Link Mikela cuenta una historia de amor: le ha quitado el novio a otro robot, Bermuda, en Instagram y son las embajadoras de Chanel y otras marcas de lujo. No le gusta ese apocalipsis de “el papel desaparece”. En Sudamérica no están implantados el influencer y las redes, no sabe si porque no se vende como un zapato o porque no hay interés. Elvira si recibe ofertas para hacer un libro repetido, parecido al que acaba de hacer, para otra editorial, dice que no. Hay que cuidar y respetar al que pierde su tiempo en ella y en su libro, porque sabe que el libro vale un dinero y un tiempo. Las editoriales invierten más en redes que en revistas. No funciona bien el márquetin o la publicidad por falta de presupuesto. Es mínimo lo que se destina de un libro para invertirlo en el influencer.

Una mujer entre el público estuvo en un curso de verano literatura y mujer. Hablo la escritora constantemente de sí misma y del premio que la había dado fama y del que vivía a lo largo de los años. Hicieron una carta al director: no habían aprendido nada y habían perdido un dinero, pero esa tipa va a seguir haciendo cursos. La sensación que tuvieron es que el producto era la autora, que no aportó nada. Esta escritora no tuvo profesionalidad, porque la contrataron por lo que era, lo que representaba y no por lo que había escrito. En los YouTube que escriben libros el producto es el autor. Es como sacar un perfume: el valor no es el perfume, es el modelo y todas las niñas van a comprarlo. ¿Qué pasa con los escritores tímidos, que no quieran ser una celebridad y reticentes a tener un perfil o se hagan fotos horribles? Lo tendrán muy difícil, reconoce el influencer. Elvira le contradice porque tiene más repercusión que ella comparta un poema que una foto suya, aunque a veces comparte información de sociedades animalistas y aprovecha su fama para ello. Pero hay gente que cuando acabe esta fama tendrán crisis de identidad. A Elvira le han llegado ofertas por publicar un libro de poesía y lo ha rechazado porque no tiene la editorial un buen catálogo de poesía. Le daría dinero para vivir unos meses pero no va a estar orgullosa por esa publicación cuyo único interés son las ventas. Ahora esta con una novela y le dijo al editor que poesía no, pero que tenía entre manos una novela. El editor aceptó la novela, pero insistió que después la poesía, y no vio interés de verdad. Elvira se lo toma muy en serio y está muy bien aconsejada, quiere estar orgullosa de lo que hace cuando haya pasado un tiempo. Hay que readaptar el modelo de negocio, reacomodarse y reciclar prejuicios y egos y trabajar conjuntamente por ello, desde la humildad.

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