Renoir: intimidad es la primera exposición retrospectiva en nuestro país
sobre el pintor impresionista francés Pierre-Auguste Renoir (Limoges,
1841-Cagnes-sur-Mer, 1919). Se presentó en el Museo Thyssen-Bornemisza de
Madrid el pasado otoño comisariada por su director artístico, Guillermo
Solana, y ahora se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Bilbao hasta el
próximo 15 de mayo gracias al patrocinio de BBK. En Bilbao la muestra reúne 64
obras procedentes de museos y colecciones de todo el mundo, como el Musée
Marmottan Monet y el Musée Picasso de París, el Art Institute
de Chicago, la National Gallery de Londres, el Metropolitan Museum of
Art de Nueva York o el propio Museo Thyssen- Bornemisza de Madrid, entre
otros.
La selección de obras tiene como objetivo resaltar un
rasgo característico del estilo de Renoir, que se mantendrá a lo largo de toda
su trayectoria: la importancia que concede a los valores táctiles de la
pintura. A este respecto el cineasta Jean Renoir escribió refiriéndose a su
padre: "miraba las flores, las mujeres, las nubes del cielo como otros
hombres tocan y acarician". De este modo, y frente a un impresionismo
puramente visual, los lienzos de Renoir potencian los aspectos sensoriales relacionados
con el tacto por ejemplo, la piel o el cabello de sus modelos o la espesura de
un jardín, particularidad que se percibe en todos los géneros que cultivó,
desde los retratos, desnudos y escenas de grupo hasta los paisajes y
naturalezas muertas.
La exposición, además, incide en otra característica
especialmente perceptible en los numerosos retratos que pintó y que diferencia
a Renoir de los de los demás pintores impresionistas: la constante búsqueda de
empatía con el modelo y con el espectador. Para ello, las composiciones se
concentran en el sujeto representado al tiempo que invitan a quien las
contempla a asomarse a escenas que pertenecen a un mundo privado. El recorrido
expositivo permite descubrir cómo el pintor se sirve de las sugerencias de
volumen, materia o textura para recrear escenas de una intimidad que no sólo
adquiere carácter erótico sino también social, amistoso o familiar.
Así la peculiar atmósfera de las composiciones de
Renoir y la delicada sensualidad de su pincelada consiguen establecer una
estrecha conexión entre el espectador y la obra. No en vano el artista
recomendaba ver sus pinturas de cerca y usaba recursos como el primer plano o
el juego de miradas para involucrarnos en la escena. Siempre rechazó
abiertamente el dogma de la pintura impresionista que imponía una distancia con
el cuadro adecuada para que la mezcla óptica de las pinceladas conformara en la
retina la imagen final.
INTIMIDAD
El nombre de Renoir evoca imágenes de diversión
colectiva al aire libre, pero buena parte de su obra está centrada en escenas
que se desarrollan en ámbitos privados: una figura caminando sobre un jardín,
una mujer tocando el piano, dos muchachas leyendo... Esto refleja una actitud
del pintor que su hijo Jean Renoir definía así: «no pintaba sus modelos vistos
desde el exterior, sino que se identificaba con ellos y procedía como si
pintara su propio retrato». El comienzo del recorrido introduce al espectador
en el mundo pictórico de Renoir con cuatro retratos femeninos ejecutados entre
1864 y 1872.Monet Drgas adoptaron mirada de flameur o observadores
distanciados. Renoir tiene empatía entre sus personajes y el espectador que
entra en escena. Son cuadros de intimidad, cercanía, contacto físico, un brazo
por encima del hombro o el tacto de la novia. La pura visualidad de Monet es
superada y se despierta la imaginación táctil del espectador. Podemos pasear por
los paisajes, pasar la mano sobre un pecho o espalda como si fuera la figura de
una mujer
En el verano de 1860 Renoir Monet pintan en un recodo
del Sena, en un café flotante con baños y embarcadero. En Grenoullere. Con el espíritu
de watheau y pintores del rococó. Sugieren personajes son pensar su historia. Es
una poeta de la ambigüedad y variedad de recursos, modificando su paleta o
pincelada de un cuadro al siguiente o en la misma pintura
Retrato maria zelie laparte 1864
Señora con abrigo piel 1866
Ñlise cichol blanco 1872
Sñora clementine valensi stora
La argelina 1870
IMPRESIONISMO
Se reúnen aquí pinturas de la década de 1870 que
recogen el espíritu más impresionista de Renoir, que muestra una sorprendente
variedad de recursos estilísticos. Se incluyen el florido paisaje perteneciente
a la colección del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid Mujer con sombrilla en
un jardín, plenamente impresionista, y un estudio preparatorio para el
célebre Le Moulin de la Galette. Esta sección presenta además retratos
tan significativos como los de Monet y su mujer, procedentes del Musée
Marmottan Monet de París, o Mujer al piano del Art Institute of Chicago.
Mujer del piano 1875
Monet leyendo 73
Mujer sombrilla sentada jardín 1872
Mujer de Monet 73
Retrato señora x 1875
Ingenua joven 74
Estudio moulin galete 1875
Mujer con sombrilla 75
RETRATOS DE ENCARGO
La Tercera Exposición Impresionista en 1877 fue la
última en la Renoir participó personalmente. A partir de entonces se distanció
del grupo para, sin abandonar del todo el lenguaje impresionista, iniciar una
renovación de su estilo con referentes en la tradición clásica y añadiendo a
sus composiciones una mayor preocupación por el dibujo. De este modo se inspiró
en la pintura del siglo XVIII Fragonard, Watteau o Boucher, en el Renacimiento Miguel
Ángel o Rafael y, en el caso del tema de las bañistas, en la obra de Tiziano o
Rubens, y en la de otros artistas del siglo XX Bonnard, Matisse, Modigliani o
Picasso
Desde finales de los años setenta y a lo largo de la
siguiente década buscó reconocimiento en el retrato de encargo, especialmente
de mujeres y niños, y se convirtió en uno de los pintores más solicitados de la
sociedad parisina. En esta sección se reúnen algunos de los más célebres
retratos pintados por Renoir a lo largo de tres décadas. Destacan la serie
dedicada a la familia Durand-Ruel y el que representa a la señora Thurneyssen y
su hija. Picaso en el 78 le llama
retratista eminente por la serie a la familia duran duel.
Charles George duran ruel 82
Masas en jarrón 80
Josep durrand ruel 82
Su Padre 1910
Señora bannnieres 89
Señora piilin 85 90
PLACERES COTIDIANOS
Dentro de esta sección se presentan también cuadros
que, bajo el epígrafe Placeres cotidianos, están dedicados a mujeres solas
o en grupo, generalmente jóvenes y en interiores concentradas en alguna
actividad, como la música, la lectura o la toilette, que les hace
desentenderse del espectador. En estas obras Renoir nos hace partícipes de un
mundo privado, que nos invita a contemplar.
Maceta verde 82
Joven leyendo 91
Jóvenes viendo álbum 1892
Señora hurneyseen e hija 1910
Poetisa Alice vallieres merzbach
1913
Gertrude osthaus 1913
Joven 1901
Charlote berthier 1883
PAISAJES NORTE SUR
A diferencia de la mayoría de los impresionistas,
Renoir fue sobre todo pintor de la figura humana, por lo que sus paisajes de
pequeño formato fueron un campo de experimentación con la paleta y la factura
pictórica. En esta sección se reúnen vistas de Normandía y sus alrededores como
Colinas alrededor de la bahía de Moulin Huet, Guernsey, procedente del
Metropolitan Museum of Art de Nueva York y de la Costa Azul o Provenza donde
compartió motivos con su amigo Cézanne, como la icónica montaña Sainte-Victoire,
o las vistas de su propia finca de Les Collettes, donde vivió sus últimos años.
También aparecen diversas localizaciones del sur de Italia, como la bahía de
Salerno.
Bahía Salerno 81
Marina 79
Campo trigo 79
Colinas en bahía de moulin huet
Huernesey 1883
Paisaje noche gujon 87
Sainte victoria montaña 88
Normandía 95
Estanque cagnes sur mer 1905 7
Les collettes 1908
Niña rosa 1903
Figuras playa 90
Vendimiadoras almorzando 88
RETRATOS DE LA FAMILIA
Desde el nacimiento de su hijo Pierre en 1885, los
temas familiares y las escenas domésticas ocuparon buena parte de la producción
de Renoir. En esta sección encontramos imágenes de su mujer Aline como
el pastel Maternidad, de sus hijos en la primera infancia Coco
tomando sopa o el gran retrato de Jean adolescente inspirado en El
príncipe Baltasar Carlos, cazador de Velázquez, que Renoir admiró en el
Museo del Prado en 1892. También aparecen otras mujeres del ámbito familiar como
la niñera Gabrielle, que se convertiría en una de sus modelos favoritas, o
Dédée, quien tras la muerte de Renoir se casó con su hijo Jean.
Maternidad 85
Claude neme 1902
Gabrielle jean Renoir y niña con manzana 1895
Jean cazador 1910
Edmund junior 89
Coro tomando sopa 1905
Joven con sombrero 1909
Joven mira espejo 1915
Concierto 1918
Gabriel vestida de argelina 1910
Christine lero0lle bordando 1895 98
Gabriel leyendo 1906
Costurera ventana 1908
BAÑISTAS
El desnudo femenino es uno de los temas centrales en
la pintura de Renoir desde los inicios de su trayectoria. Asociado a la
tradición académica, este género no se prestaba a los intereses de los
impresionistas, que, a excepción de Degas, apenas lo abordaron. Renoir fue el
primero en hacerlo, tal y como se aprecia en Ninfa junto a un arroyo,
perteneciente a la National Gallery de Londres. Más tarde, al alejarse del
impresionismo verano. en la década de 1880, el desnudo adquiriría aún mayor
importancia. Los desnudos tardíos de Renoir no son fáciles de clasificar. Se ha
dicho que el pintor aspiraba a la unión del cuerpo femenino con la naturaleza,
pero algunos de esos desnudos aparecen en interiores. También se ha destacado
la atemporalidad de sus bañistas, pero a algunas les acompañan vestidos y
sombreros modernos. Lo cierto es que estas figuras de pequeña cabeza y cuerpo
grande, desproporcionadas y monumentales, emulan a Miguel Ángel, Tiziano o
Rubens, y, además, suscitaron la admiración de Bonnard y Matisse, Modigliani y
Picasso, que fue propietario de Bañista sentada en un paisaje, llamada
Eurídice.
La fuente 1906
Bañista 1905
Mujer secándose 1912
Eurídice sentada 85 90 (propiedad
picaso)
Bañista sentada 1913
Bañista 1900
Joven brazos levantados 1895
Bañistas juega con cangrejo 1897
Desnudo secándose 1890 95
Bañista arreglándose pelo 1890
Desnudo espaldas 1876
Ninfa en arroto 1869
Renoir contempla la obra de arte
como experiencia para el espectador. Se vive porque se siente. Destaca la relación
de Renoir de intimidad con la obra. En la contemplación de la naturaleza y la
obra de arte hay una experiencia integral de los 5 sentidos. El hombre
interpreta la esencia verdadera y natural a través de los aromas sentidos y texturas.
Renoir recomienda protegerse la yema de los dedos al aire libre, se arriesga a
perder el sentido del tacto y privarse de los grandes placeres de la vida. Las sensaciones
táctiles son percibidas por la piel en un ambiente cálido de aire seco,
espesura de las hierbas rojas. La humedad la da un color oscuro, los verdes tienden
al amarillo y al azul es más seco, mas húmedo. Ofrece un espacio abierto, la
luz del sol incide en cenital. El punto de temperatura da esplendor a las figuras
del bosque como el árbol de mediana altura o el manto de hojas oculto. La luz del sol baja la temperatura en la zona de sombras
y hay oscilaciones de la luz visible. El cosquilleo de las hojas vaporosas lo
logra con un trazo sinuoso de lo largo de la hierba uy el viento, la brisa en
quietud y calma ambiental. Produce sensaciones psicológicas de bienestar, al pasear
por el aire libre, de armonía entre la vida y la naturaleza a través de los
rayos de sol. Lo logra con su pincelada larga y rápida, el jardín nos sugiere prosperidad y felicidad
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