La verdad tiene muchas caras, la mentira solo una.
(Cocteau.)
EL
PSICOANÁLISIS ES... MENTIRA (WOODY ALLEN)
La locura no existe.
FREUD
ERA UNA SALCHICHA VIENESESA ENVUELTA EN DOS PANES
(DAVID HOOPER, anti-
psicólogo alternativo de los 80)
“No sé quien soy ni que alma tengo. Tan pronto soy
yo como otro que no sé ni si existe. Me siento múltiple, habitación con
innumerables espejos fantásticos que desvían una única realidad. Como los
panteístas se sienten árbol o flor, yo me siento viviendo vidas ajenas,
participando en todos los hombres sintetizados en un mismo yo” Apuntes íntimos
de Pessoa.
El norteamericano medio actual, según las
estadísticas, teme a dos cosas más que a la muerte; a los terroristas y a caer
en la locura. El alzheimer es una de las enfermedades más extendidas en nuestra
sociedad postmoderna, junto al SIDA (en África) y el cáncer (sólo de tabaco. La
tecnología, los ordenadores, los móviles no son cancerigenos. La relación entre
estas empresas tecnocraticas y los cánceres son
“metafísicas”. Un cáncer te toca por pura casuística, azar y efecto
mariposón, nos dicen los empresarios)
El alzheimer atenta contra una de nuestras
facultades básicas, según Aristóteles; la Memoria. Pero es que la
memoria pura no existe, en nuestra memoria se mezcla lo vivido, lo leído, lo
sentido, lo racionalizado, lo auto sicoanalizado, lo imaginado, lo que pudo ser
y no fue, lo que fue pero se nos ha olvidado en nuestra laguna cultural o en
nuestra carencia afectiva..... Puff. Así no hay quien se recuerde a sí mismo de
niño objetivamente, y es que el “conócete a ti mismo” platónico sólo era
un slogan que quedaba muy bonito allí colgado en la academia, pero nada más. No
hay que creerse todo lo que leemos en los libros; un hombre nunca podrá conocer
a otro hombre de verdad, sólo juzgarle. Es decir; todo hombre emite ante otro
juicios de valor, bien sean de moralidad descriptiva (pretendidamente objetiva)
o prescriptiva (abiertamente subjetiva). En el fondo NADIE CONOCE A NADIE. A mi
modo de ver no existen los juicios de hecho. (describir “objetivamente” es la
forma positivista de juzgar actual) Los que te dicen “no te insulto, yo sólo te
describo” realmente sabes que te están insultando, ¿a que sí?. Por mucha
estadística manipulada que aporten, que como decía Borges es la base de la
democracia.
La memoria, al fin y al cabo, es imaginación
proyectada hacía el pasado. Y claro, siempre pecamos de “subjetivismo” (es lo que tiene ser
sujeto. ¡humano, demasiado humano!) Por mucho que a todos nos gustara ser
historiadores sociologistas y positivistas de nosotros mismos: fecharnos,
datarnos cuantitativamente, etiquetarnos numéricamente, ponernos precio /y no
valor/... nosotros mismos seremos siempre nuestro principal Misterio, la X, la
Incógnita, el Noúmeno. Por eso el hombre es como un Dios; porque nunca podrá
conocerse del todo a sí mismo. Nadie conoce a nadie. La memoria es por su naturaleza una
miscelánea fragmentada, ¡que le vamos a hacer! Cést le vite. No podemos ir en
busca del tiempo perdido, no vaya a ser que perdamos de vivir el tiempo
presente. Sin duda, la mejor forma de frenar la perdida senil de la memoria es
pensar, recordar, leer mucho, hacer trabajar nuestras neuronas, que estas se
hallen en momiviento, dinámicas y peripatéticas ellas, heraclitanas, que se den
garbeos, que floten y flipen por nuestra mente con total libertad de
movimientos. Sin libertad de pensamiento no hay libertad de movimiento. Si uno
no sabe qué hacer con su libertad no hará nada y clamará al cielo o a Bush unas
cadenas. Sólo así, quitándonos la auto- censura, uno logra no ser “bien o mal
pensante” sino un “libre pensante”. ¿Por qué todos los espíritus libres
conservan un memorión de elefante? ¿cuál es su secreto? ¿qué mascarilla
cerebral usan? ¿qué producto se echan en el cráneo para acordarse de todo? El
dinamismo. Es una marca nueva que usamos
nosotros, los filósofos metro- sexuales.
Hay que ser hombres con reflexión en acción, no
quedarse “asofados” frente al televisor, estáticos, conformistas, resignados y
serenados por Marco Aurelio o por el líder de opinión. Hay que moverse, de-
construir unos conceptos, edificar otros, jugar con el lenguaje...jugar con la
vida. ...Destruir ciertas cosas, construir otras.... (y con destruir no me
refiero a destruir papeleras, que es cosa pequeña que a nada lleva, sino a
derrocar paulatinamente viejas estructuras caducas del capitalismo para erigir
otras distintas) Los EEUU atentan terroristamente contra otra de las facultades
humanas; nuestra Voluntad, nuestra libertad. Un hombre con
Voluntad e Imaginación puede hacer lo que se proponga. Puede ser un súper
hombre, puede ser divino (pero mejor ser divino y sublime en el arte y no
meterse en política, recomiendan al final Shopenhauer y Nietszche, los grandes
antisociales y malditos de la filosofía.)
Los sicólogos intentan desestabilizar nuestra
tercera facultad; nuestro Entendimiento. El concepto de Razón
sustituyó al de alma (sique, espíritu) después de que los curas
se pelearán por las diferencias de género (la mujer tiene anima y el hombre ánimo,
concluyeron absurdamente), pero este palabro “Razón” ha durado lo que tenía que
durar. Llegará el positivismo y el materialismo- socialismo científico, muy
realistas ellos, a decirnos que sólo somos mente y cuerpo y por razón práctica
se entiende una moral cívica y sonriente como la que Comte recomienda; pensar
siempre en verde, no tener pensamientos negativos contra este Gran Hermano
orwelliano en el que vivimos. Pero eso sí, una mente en interrelación con el
cuerpo. Y es que la mente es inseparable del cuerpo. (al contrario de lo que
creían platónicos, románticos y racionalistas cartesianos) Una mente no fona
sin su cuerpo sano, que es la “carcasa” de nuestra mente “móvil”. Sin cuerpo:
adiós mente. Sin infraestructura no hay superestructuras.
Y cuando uno tiene el cuerpo sanote, todas las
necesidades alimentarías cubiertas en esta sociedad del bien- estar... entonces
se dedica a introspeccionarse y hurgarse un poco ese costructo ficticio que
llamamos sique (porque hay que llamar de alguna forma a los misterios y así
creer que los desvelamos). Somos una sociedad desiderativa, del deseo, donde el
vendedor o el psicólogo preguntan “¿qué deseas?” y no ¿qué necesitas? Ese
vendedor da por sentado que tus necesidades maslowianas primarias están ya
cubiertas. Los que no tienen esas necesidades suplidas no pueden dedicarse a
filosofar, sermonizar o sicoanalizarse, que en el fondo son las mismas “artes
liberales”. Por eso África es un continente menos “neurotizante”
que el europeo, y menos tendente a la depresión. No tienen nuestro morro fino
ni nuestros sublimes sentimientos burgueses. Ya les extenderemos la buena nueva
de Freud un día de estos para que puedan ellos también vivir de ilusión, prozac
y dudas. Nunca veremos a un africano en
el diván del psicólogo porque estos tienen menos cuento que nosotros, los
cuentistas, los sicólogos, los políticos, los gurús, los fabuladores-
mentirosos y todos los poetas que intentamos vivir del cuento. Cuando llueve nosotros nos sentimos poéticamente
“melancólicos” (melancolía inventada en el siglo XVII) pero ellos cuando hay
sequía simplemente tienen hambre. No tienen tiempo para andarse con sicólogos o
para sentirse un poco inestables emocionalmente, neurasténicos o hiper-
sensibles. Ya lloramos nosotros por ellos. O al menos hablo por mí. Ya lloramos
unos cuantos por ellos, los que aún somos capaz de sentir humanamente y no sólo
desear, berrear o patalear como personajes de una serie yanqui televisiva.
Los sicólogos vienen a sustituir a los curas y sus
confesionarios. Y el confesionario del Gran Hermano es un ejemplo. Si Ana
Ozores (nuestra regenta) naciera en esta época en vez de ir donde un cura,
pájaro espino, que de ella se enamora, iría al diván a enamorarse ella del
psicólogo. En la gran era postmoderna de
la muerte del Sujeto son muy bien venidos chamanes, gurús, la nueva era, la
nueva ola, Buda, los salvadores, los redentores, los Mesías, los filósofos
terapéuticos, los consejeros vitales, los profetas y demás sanadores de reiki. Todo este yoga y estas filosofías undergroup baratas
y esta seudo ciencia geneticista son las
mentiras que necesitamos creer, las mentiras sedantes para reconciliarnos con
el Sistema (el objeto, la realidad, “lo que hay”). Son nuestros sofismas
baratos y consejitos de empresa, las pequeñas mentiras con las que poder
acostarnos cada noche.
Hay que serenarse, resignarse, conformarse,
templarse, equilibrarse y ocupar la mente en blanco, sin preocupaciones.
Pasatiempos para que el tiempo pase sin que nada pase. Para perder el tiempo,
en definitiva. Para perder tiempo, que es vida. (y no oro)
En la muerte del Sujeto sólo importa el Objeto; la
Realidad, el Sistema (que es el nuevo Dios, ósea el nuevo determinismo. El
Sistema capitalista inamovible que siempre ha estado ahí desde siempre y
siempre estará, según piensa el postmoderno) Los sicólogos, en especial los
conductistas y los sicólogos de la adaptación, van de ingenieros sociales por
el mundo y luego pasa lo que pasa; que la gente esta histérica por ser
“normal”. Hay miedo, mucho miedo, en el Pueblo a pensar diferente y no digamos
a ser considerado diferente. ¡Que indecente pensar diferente, ser
considerado un divergente! Hay que ser todos iguales. Como ovejas Dollys
genéticamente plagiadas las unas a las otras adoptamos el pensamiento único
políticamente cuerdo, ropa de marca única y Unidad, mucha Unidad.
Pero aquí chocan dos tensiones en conflicto; la
heretogeneidad y el derecho a la diferencia (diferancé) del postmoderno choca
con el afán unificador y homogeneizador de la globalización y su pensamiento
único y excluyente. Ojalá eso de
Heidegeer de aceptar la diferencia en cuanto diferencia o la lectura de Derrida
sobre Nietzsche sean un ejemplo de tolerancia hacía lo diferente.
Les gusta mucho a los psicólogos manipularnos
sicológicamente, desde los metidos en publicidad hasta los intelectuales
orgánicos que asesoran al político o los que escriben test de inteligencia para
medir algo inmedible a unos pobres niños. Y no digamos los sicólogos de empresa
encargados de los psicotécnicos y las dinámicas de grupo que parecen histéricos
por hacer psicodramas, quizá por exceso de visionar cine neorrealista italiano
o ¿quien sabe?, lo mismo, estos sicólogos leyeron de niños demasiadas novelas
sicologistas del XIX. Los verdaderos
locos son ellos, empezando por el cocainómano y obseso sexual de Freud.
Eso, que los sicólogos están más locos que sus
pacientes, lo sabemos todos, aunque no nos atrevamos a decirlo. Las empresas
llaman a sicólogos para elegir personal. “Ummm Un vago y maleante, y encima de
letras, ummm y sin inglés, y además de izquierdas, fuera, fuera. Ya- te
llamaremos” y así te dan “ya- te” tras “ya- te” lo mismo en un casting que en
ese trabajo donde el de recursos humanos se mofa de tu “curruculu”. (¡y tú que
te habían “titulizado” por prefecto del tiránico mercado, de la tiranía de la
multinacional!) Las empresas llaman a los sicólogos para diseñar maquinas
tragaperras que enganchen a los ludo patas. Les llaman los publicistas para ver
de qué pata cojea su consumidor y a ver con qué mensaje subliminal le comen la
cabeza. Nos captan las sectas de
sicólogos para que compremos en los súper mercados una nueva creencia, una
ideología, una religión o una súper- estructura. A los sicólogos les encanta el sociologismo y
se dedican a juzgar, a valorar moralmente lo políticamente cuerdo y lo que se
sale de la tangente, del límite mental, del edificio mental, de la cosmovisión,
del paradigma, que por comodidad y vagancia sigue vigente. El funcionalismo actual no es más que
positivismo seudo científico y útilitarismo tecnocratico. Y ese funcionalismo
impregna todo el conocimiento “interrelacionado” entre sí, incluida la
sicología. Y ya hasta se habla de la mente como de una pantalla de ordenador en
blanco (esta concepción viene ya de Descartes que nos veía como una pantalla en
blanco a llenar de palabras)
Los sicólogos de un tiempo a esta parte usan un
vocabulario informatico; ahora la clásica dualidad platónica de pensamiento que
tiene el hombre resulta que es un código binario informatico. O001 es la
alegría. 0002 la tristeza. Y así llegamos a desentrañar el corazón humano,
desglosando sus signos y sistemas sentimentales. Y así es como intentamos
racionalizar el corazón y los sentimientos, ya no con palabras, sino con números,
pero a los sentimientos, como nos
dijeron los románticos, no.se les puede etiquetar ni poner nombres.
Y un día horrible para la humanidad lograremos
descubrir que el amor sólo lo producen unas feromonas y que la inteligencia
emocional consiste en una formula matemática que nos llevará a la felicidad
personal del bien- estar y al I+D de nuestra comunidad, al bien común. Y los malos pensamientos, los pensamientos
contra- sistema, son “virus” y”terroristas” mentales. Siempre es mejor la serenidad, esa calma
mental que te da el curso de yoga que las dudas filosóficas, políticas y
vitales que le entran a todo pre- ocupado. ¡atrévete a pensar por ti mismo
sin necesidad de que te asesore tu gurú personal!
Lo
normal es la norma y las excepciones a esa norma son los extremos que ya el
mismo Aristóteles censuraría. Los contrarios a esa norma son los “terroristas
islamistas” de nuestra cabeza, ósea los virus malignos de nuestra mente.
Son estos pensamientos negativos los que
debemos evitar en todo momento, pensando siempre en positivo como si viviéramos
en un Happy World, en un anuncio de compresas continuo o en una película de
Ameli a la que le gusta ser “mujer mujer”. Ya se sabe, ya lo decía Comte o
cierto entrenador de fútbol: hay que ser siempre positivo, nunca negativo. Hay
que ponerle buena cara al Sistema. Al mal tiempo; buena cara. En tiempos de
penumbra; ciudadanos sonrientes. Que
te jode la patronal... póngale usted a la patronal la otra mejilla y el culo y
a seguir tragando como un perfecto taoísta, estoico o pringado, un pardillo del
sistema sin conciencia de clase (perdón, de su “rol” o “función” que dicen
ahora los funcionalistas). Nada, nos toca llevar el peso de nuestro karma con
resignación y a quejarse al muro de las lamentaciones. (¡ay, no, que ahora nos
han puesto un muro de la vergüenza los pobrecitos israelíes!)
Si
te quejas, si te lamentas, si te rayas o angustias... el prozac te aliviará.
Pensar por ti mismo hace mover nuestras anquilosadas neuronas y provoca jaqueca
que el gelocatil remedía y por eso los estudiantes no piensan por sí mismos,
repiten en su universitaria cultura de la queja todos los eufemísticos “multi-
culturalidad” que les permitan ir aprobando sus carreras técnicas y
empresariales que fragmentan el saber.
Hay
que anestesiar la mente, por la vía blanda (los sicólogos) o por la dura (los
siquiatras) Quien se pase de demasiado listo o quien se quede en demasiado
corto; ¡fuera con él!. ¡Es un patológico!. ¡Dios Mío! ¡Anda como un pato y es
lógico! ¡Ósea que es un peri- patético, un filosofo!. ¿cómo se atreverá todavía
a pensar por sí mismo en esta época?
Patológico etimológicamente sólo es quien se queda estático,
parado, en el pathos, en el determinismo, sin moverse, sin reaccionar, sin
salir a la calle (no a montar barricadas, sino a vivir.) Patológico es el
neurótico que se queda en su búnker- casa a ver el partido, asofado a su
televisor, cargado de informaciones, y quemado del trabajo. Ese es el verdadero
patológico. El demasiado hiper- sensible
es patológico. Antes sería neurasténico, luego se decía nenaza y ahora parece
que se dice metrosexual.
Hay que mediar, templar, la sociedad. Buscar el
punto medio, el perfecto equilibrio, la isonomía de la libra romana y la
templanza aristotélica. Y con este orden, con este equilibrio de fuerzas,
tensiones y poderes, conseguimos que en este gran Todo ninguna parte falle. Ese
es el engranaje social que condiciona nuestra vida y fomentan los sicólogos,
publicistas y todo el Sistema en general. Sí eso antes, en la edad medía, se
conseguía a través del opio religioso ahora se encauza con la sicología social.
Y claro, el esquizofrénico en nuestra
sociedad es quien se pasa de la raya, del BORDE mental, quien se sale de la
tangente, quien se desmarca de la medía, el que hace eliquibrismos en la cuerda
floja entre la cordura y la locura. El que juega a Hamlet. Quien escapa a los
limites del cerebro cuadriculado, del pensamiento unidimensional (que diría
Marcuse) ese es el loco. El loco, como
vio Foucault en su discurso de la locura, es cualquiera que piense distinto a
la mayoría. Porque en una democracia la mayoría ha de pisotear a las minorías.
¿El mero hecho de ser mayoría es garantía de una
democracia? Por esa regla de tres, Hitler sería demócrata. Una mayoría que
no respete a las minorías no es democrática. La democracia ha de respetar a las
minorías absolutas, a la diferencia. El
que escapa de las cuatro paredes de esa jaula auto- represora y auto-
censuradora de nuestra mente, ese es el esquizoide. ¿pero acaso existe el Ego o
es sólo una palabra?
El yo, ego o Razón es tan pura apariencia y
superficialidad que ni existe. El concepto de Razón anda desfasado desde
Nietzsche. (Y Nietzche no estaba loco por abrazar a un caballo. El loco fue
Descartes que dijo que los caballos no tienen alma. ¿acaso tiene alma el
hombre? Pensó Nietzsche y luego se sintió tan mal que abrazó a un caballo. Fue
“el hombre que susurraba a los caballos”, como en la película) Claro, el loco
era Nietzche porque tenía blandito el cerebro, y era demasiado sincero,
demasiado sentimental y demasiado profético. ¡Humano, demasiado humano!.)
Y mientras este esteta pacifista se pudría en un
manicomio, los verdaderos locos (léase nazis) campaban a sus anchas,
respaldados por las corrientes seudo científicas y seudo sicológicas que
afirmaban la supremacía del volk- geist alemán.
De hecho ahora los yanquis no dicen esquizofrénicos,
que eso ya pasó de moda, ahora se dice BORDE LINE. Y claro, cuando a uno
le llaman Borde line se piensa que es una forma fina de llamarte borde, pero
no, parece ser que tal término viene del que se pasa de la línea y de la raya y
se pasa al otro lado, a la otra acera, al otro lado del espejo de Alicia (a
tomar el té con los sombrereros locos y a celebrar la vida y los felices
felices No Cumpleaños) El borde line es el que no distingue lo interior, su
fantasía, de su exterior, su realidad, y quien vive por tanto en el límite, en
esa cuerda floja, del equilibrista. Entre la fantasía y la realidad, la cordura
y la locura. Y ese umbral que cruza el quijotesco, la bobary o el soñador es
visto socialmente como un borde, un precipio, un abismo. El soñador vive en el
límite. ¡Uuuhh, que miedo!. Ya censuraba
Aristóteles a los que vivían en el limite, mirando cara a cara al precipicio o
acantilado decadententista: a los hybricos. Es decir; a los trasgresores, a los
“avant la letres”, los vanguardistas, a
todos los adelantados a su tiempo, a todos los artistas, a los poetas
malditos, a los rojos, a los bohemios... todos estos estaban locos. Y ya esta,
así evitamos leerles. Toda esa mugre y
escoria social que vive en el otro borde de la acera (los de la acera de
enfrente también son unos enfermos patológicos censuró Freud porque lo correcto
es sólo el matrimonio burgués y canónico heterosexual y ni siquiera es legitimo
el adulterio o la barraganía, ¡y no digamos la poligamia!) Todos esos viven al
borde, lejos de la buena sociedad neurótica y sus respetables leyes de buena
convivencia, lejos de la perfecta vecindad, de la comunidad bien pensante, de los
ciudadanos de bien....
Esos bohemios rozan la psicosis, ósea la salvajidad, la irascibilidad,
la concupiscibilidad y encima dicen tacos y palabras mal sonantes. Practican el
amor libre y se enfadan cuando hay que enfadarse, ¡que escándalo! Toda esa
gente son unos malos salvajes, unos sicópatas sociales. Todo antisocial y todo
solitario es a su vez sospechoso de ser un psicópata en potencia. Todos los
lánguidos taciturnos nos miran mal y planean matarnos. Estos solitarios son
como el psicópata de la novela del Perfume, parece que no tienen olor propio.
Son los apestados sociales, hay que rehuirles y marginar a los “freakis”
(monstruitos sociales) y a los “flipados” como Jokin de Hondarribia porque son
raros y no son normales. ¡a la hoguera con ellos! ¡quememos su diferencia!
Estos loqueros me decían a mí que me adaptará al
entorno, que fuera más como los demás cuando los demás te sacan navajas y te
pegan palizas. Así son los loqueros. No se puede esperar más de unos hombres
que han estudiado lo que han estudiado temerosos de no ser normales. La mayoría
de loqueros que conozco antes iban de hippies y ahora de yuppies, y es que
ahora deben haberse integrado y adaptado socialmente, reconciliándose con su
self.
Los rebeldes o los románticos lo son para el come-
cocos por un complejo edipico (por no aceptar la legitimidad de autoridad del
padre) Pero ¡basta ya!.El romántico o el rebelde lo es porque, como dice
Vattimo, contempla el mundo abiertamente, con amplitud de miras, tolerancia y
sin juzgar a nadie. Es ese un pensamiento horizontal y no el pensamiento
vertical que va del jefe al empleado, de Dios a los creados, de arriba abajo,
del yuppie de “mente sana en corpore sano” a las pobres inseguras becarias como
Bridney Jones que se pasan el día paseando su fragmentación de personalidad por
la oficina.
Si el postmoderno es un conjunto complejo y
fragmentado de esquizo- yos no nos queda otra que recomponer cachitos y
pegarlos con el súper glú, crearnos una personalidad fuerte (que no prepotente
o preponderante)
Eso es lo que entiendo por súper- hombre: un tío
integro, muy infantil pero muy duro, que ríe cuando hay que reír y llora cuando
hay que llorar. Y cuando seamos así de fuertes, tan fuertes como lo eran
nuestros abuelos trabajando en la mina o como éramos de niños, en ese momento
dejarán de ser necesarios los sicólogos. ¡al diván con ellos!
Entonces seremos lo suficientemente fuertes para vivir por nosotros
mismos, sin dependencias externas, con madurez personal y una ética autónoma (y
no la ética heterónoma representada en nuestro psicólogo) Los sicólogos se
ceban en las personas con más debilidad o vulnerabilidad emocional; en mujeres,
niños y ancianos, y no podemos dejar que atiborren a nuestras parejas e hijos
de pastillas, calmantes, sedantes, nopensantes, tranquilizantes y
conformizantes.
Yo
tengo depresión pero lloro, porque llorar es de hombres, y luego me sorbo las
lágrimas (que son muy nutritivas) y sigo adelante. A toda vela. Y no me
engancho a los libros de autoayuda porque me drogo con mis chutes de
literatura. Estamos en nuestro
derecho (natural) a ser todo lo lunáticos que nos de la gana. Reclamo mi
derecho a escribir poemas a la luna, a enamorar damiselas fatales o a montar
“Mayos del 69” ¡Ya esta bien de psicoanálisis barato! No estamos locos, sabemos lo que
queremos, no nos racionalicen por favor.
A Platón la locura le parece algo divino, y es que
hay que ser soñadores y lunáticos en esta vida porque sí no la vida es muy
aburrida. Lo peor de nuestra vida es que no es ni trágica ni cómica; es
tediosa, aburrida, monótona, apática, rutinaria.
Y lo único trágico que nos pasa son muertes
familiares o frustraciones amorosas (sólo hay dos temas; amor y muerte) Y lo
cómico de nuestra vida son los pequeños momentos de sketzh televisivo. ¡hay que ser un poco divinos en esta vida!.
Tenemos que abrir nuestra ventana y gritar; “Soy un Edipo ¡pero sin
complejos!”.
Los sicólogos son embaucadores en cuanto escritores
o oradores, son sofistas como yo, y se sirven del lenguaje, de la manipulación
de las palabras, palabras, palabras, para tenernos enganchados a su larga, muy
larga, muy muy larga, terapia, que cada día te saca más dinero y que nunca
acaba. Y nos tienen ahí en el diván divagando mientras se vagan ellos a comer
un sándwich al bar de abajo y luego vuelven y hacen que apuntan todo en una
libretita azul. Los conductistas no lograrán que todos acaten la autoridad a
cambio de un estimulo positivo (una zanahoria atada a un palo) y el miedo a un
castigo o estimulo negativo (¡una patada al perro de Paulov!)
Sobretodo cuando la autoridad hace cosas como
llevarte a una guerra, entonces hay que ser lunáticos como la Susan Sontag, y
punto, y hay que cometer locuras y encadenarse a la Casablanca si hace falta.
¡Que se vaya Skinner con su Walden2 y sus niños probetas con la música clásica
a otra parte! ¡que no venga Freud con sus histerias y su obsesión sexual a
pervertirme! Nosotros somos inocentes y puros y nos ha costado muchos siglos
quitarnos los pecados originales, las histerias de redención e idealismo,
purificación y demás platonismos.... ¡como para que ahora vengan estos a
cargarnos de traumas, de complejos y de etiquetas con las que nos racionalizan!
¡No dejemos que el sicoanalis derroque nuestro
fuerte Yo fitserano y soñador!
¡Que se adapten entre sí los sicólogos de la
adaptación! ¡que Piaget no me toque a mis “niños salvajes o perdidos” que son
felices como son y no quieren hacerse cuerdos ni civilizados! Este articulo es
como decía Herman Hesse en el Lobo Estepario; SÓLO PARA LOCOS.
Los que seguimos lunáticos y quijotescos, tras la
barricada, en un mundo de cuerdos y de racionales que apoyan siempre a la Razón
de Estado, igual que apoyan la autoridad que emana de Dios en el Papá, aunque
esto no sea racional sino cosa de fe. Porque a estos perros falderos les da
igual Razón, Fe o sentimiento, ellos apoyan a la autoridad, por el mero hecho
de ser autoridad, ya diga esta utopías o cosas racionales, lo mismo da.
Este tipo de personas “sólo obedecían ordenes”, sólo
eran unos mandados. Por eso ayer mataban judíos, hoy compran móviles y mañana
se tirarán por un puente si así lo quiere la autoridad que piensa por ellos
para que no tengan que pre- ocuparse ellos de nada, ni de pensar por sí mismos
ni de ser libres.
La Imaginación no es la loca de la casa, es Santa
Teresa la que esta loca cuando tenía miedo a estar loca. ¡acabemos con esos
miedos y represiones internas y cometamos pequeñas “locuras” en nuestra
vida! Elogiemos la locura, al modo de
Erasmo de Rótterdam o de Nietzsche de Basilea, nosotros que ya sabemos que todo
esto de la sicología es simplemente sugestividad y palabras, palabras,
palabras. Muchas patologías actuales son los males invisibles de esta sociedad
narcisista y victimista, miedos invisibles como sus terroristas. Este
Sistema de economistas aliados con sicólogos, publicistas y empresarios es
el que nos crea las inseguridades y las hipocondrías del enfermo imaginario de
Moliere.
En vez de usar nuestra Imaginación para sicoanalizarnos
unos a otros en cazas de brujas macarthianas, en cazas de LOCAS, usemos esta
imaginación para encontrar una forma viable – por utópica que hoy pueda
parecer- en la que los países del Sur puedan disfrutar de nuestro bien- estar económico y puedan
permitirse nuestro mal-estar psicológico.
Porque vivir es una necesidad y pensar,
sicoanalizarse, escribir o leer; un deseo, un privilegio que tenemos como clase
dominante (somos Bobos, bohemios burgueses, no lo olvidemos, tenemos que tener
conciencia de lo que somos, de nuestra clase medía y de que otros no llegan a
nuestro “nivel” de concienciación, cultura y civilización)
Hagamos todos nuestros esfuerzos, (por “lunáticos,
irracionales y utópicos” que sean), porque estos “pacientes potenciales” puedan
disfrutar del placer de auto realizarse durante una hora contando su vida al
matasanos del loquero. ¡Exportemos a África la buena nueva del psicoanálisis,
llevémosles las mentiras sedantes de nuestra civilización!
¡Locas del mundo: unamos nuestras identidades
fragmentadas en un fuerte Súper Yo social, porque nosotras lo valemos; somos
locas divinas, y la unión nos dará la fuerza!
Soñemos un nuevo mundo, otro mundo es posible,
aunque nos llamen locos por la calle. De hecho el mundo se renueva constantemente
desde arriba. ¿y nosotros como cambiaremos el mundo?
Desde abajo sólo tenemos impotencia.
Desde arriba el poder pervierte y corrompe. Hay que
cambiar el mundo desde un lado, desde el medio, desde el borde o precipicio,
desde el medio de la carretera, distanciándose y alejándose de nuestra época
para comprenderla con perspectivos prismas y objetivas gafas intelectuales.
Al fin y al cabo la muerte mental es lo mejor que
podría pasarnos. Sin conciencia (proletaria, sexual o simplemente humana) uno
vive genial. Cuando uno no piensa en nada y tiene la mente en blanco es feliz.
Como un animal autómata de sus instintos.
¿Y nosotros preferimos ser libres o ser felices?.
Si quieres ser feliz; adáptate. Si quieres ser tú mismo; libérate. No puedo ser
más sincero. C´ est le vite. Así es este loco loco mundo.
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