miércoles, 23 de agosto de 2017

“DE LOS VASCOS SIN HISTORIA A LOS VASCOS CON HISTORIA” JOSEBA AGIRREAZKUENAGA-

“DE LOS VASCOS SIN HISTORIA A LOS VASCOS CON HISTORIA”
JOSEBA AGIRREAZKUENAGA-
PRUDEN GARTZIA presenta el ensayo de Joseba. Afirma que no quiere hacer una discusión tabernaria de si el mejor jugador es Messi o Ronaldo o si es mejor el nacionalismo español o el vasco. A Ramón Menéndez Pidal, Ortega y Gasset y Txillarde y Koldo Mitxelena los aúna que los cuatro son profundamente nacionalistas, sitúan la nación y su identidad nacional en la raíz de todas sus reflexiones. Todo lo que escribían y pensaban versaba sobre ello. La nación es centro de debate en España, Francia y Euskadi desde el siglo XVIII. ¿La nación es algo moderno que data del siglo XVIII o es algo antiguo que se rastrea ya en la edad media, o incluso antes? El establishment universitario vasco, con unanimidad, dice que es lo primero, que la nación vasca es un concepto muy moderno. La inventó Sabino Arana precisamente aquí en estas calles de Bilbao, en estos salones intelectuales hace más de 100 años. En sus versiones más extremas, la nación vasca simplemente no existe. Es como el sueño de una noche de verano en la mente calenturienta de unas personas melancólicas, neuróticas y de escasas luces que se entretienen en fantasías sin sentido. ¿desde cuándo podemos hablar de nación vasca si es que se puede hablar de ello? 
  

La nación es un artefacto moderno. Pero esta teoría no es la teoría hegemónica ni la única. No se tiene reparo de hablar de los griegos como nación en los tiempos de Herodoto. Pero no va a citar teóricos y escritores de peso. El ponente cuenta una anécdota personal; leía su tesis doctoral en la autónoma de Madrid sobre Menéndez Pidal que fue un nacionalista nato. Reflexionaba sobre la esencia y orígenes de la nación española. Son las claves para interpretar correctamente su pensamiento. En su tesis se ocupaba del nacionalismo español. Tras su disertación, en los tribunales de tesis fueron tomando palabras los miembros para hacer las observaciones que había suscitado su tesis. No va a contar de que trataba su tesis, como tampoco como nació su primer hijo o consiguió el carné de conducir. Recuerda a un miembro de ese tribunal, ilustre catedrático al que admiraba y admira abiertamente, pluma habitual en la prensa española progresista, una personalidad académica de mucho peso.  Este le dijo que había tratado el nacionalismo en términos existencialistas y religiosos, pero que no había hablado del nacionalismo vasco. Así que el catedrático estuvo diez minutos hablando de Sabino Arana. La tesis fue cum laude por unanimidad y fueron a comer tan contentos. Esta situación se repite muchas veces. Intentamos hablar del nacionalismo español y nos responden hablando del vasco. Es para taparlos la boca. ¿Se puede hablar de la identidad nacional vasca sin que inmediatamente alguien salte hablando de una cosa que en principio no venga al caso como el exceso en la política lingüística del país vasco, la condena al terrorismo, el concierto económico, el cupo, o el acercamiento de presos vascos…? 
 De todas las figuras que el doctor repasa en su libro hay dos que destacan. Los dos intelectuales vasos más importantes en su momento histórico contemporáneo concreto y cuya aportación sigue siendo una luz que sirve para reflexionar sobre el nacionalismo hoy en día. Son  A. Oihenart del siglo XVII y  Larramendi del XVIII. La política foral es la cuestión intelectual más importante de nuestra historia desde el siglo XVI. El lehendakari se refería a la nación foral, en una afirmación que provoco ironías en la universidad y en el ámbito político. Dejará discusiones políticas al margen y se centrará en la historia intelectual o del pensamiento. El lehendakari hace afirmaciones compartidas por los vascos que remiten a Manuel Larramendi. Sobre la teoría foral se basa el gobierno vasco en tres comunidades desde el XVI hasta la actualidad. El fija las bases más sólidas, mirando al pasado y al porvenir que llega hasta nuestros días. Pero no es la única teoría que se asienta en los anhelos de los vascos. Oihenart presta poca atención a lo foral, y centra sus reflexiones en los orígenes del antiguo reino de navarra. Es un cambio de acento. 
  

Se centra en Navarra en toda su extensión. Las tesis de Larramendi se centran más en Guipúzcoa. Larramendi es provincialistas. Ambos conceden un papel importante al eusquera, lengua oficial. Larramendi es el padre de las políticas defendías por el PNV. Oihenart es el padre de la izquierda abertzale. Está hablando de inspiradores, no de codificadores. Todo lo que defiende el lehendakari no se remiten a Larramendi ni las de Otegi se vena justificadas en su tocayo del XVII, Oihenart. Demasiado fácil sería estar a favor o en contra y demasiado teórico. Hace una pregunta final más difícil, ¿has escrito el libro porque crees que reflexionar sobre la historia de los vascos nos va a ayudar a solucionar los problemas de ahora? Es ingenuo pensar que escribir libros de historia tiene una utilidad inmediata. ¿Este libro va a servir para algo?
Al que interesa el pasado, le interesa el presente y futuro. Hay que fijar la historia en el pasado. En el universo solo existen historias, además de átomos de acuerdo con las teorías físicas. Sin alguien que cuente historias no seríamos nada. La religión es importante. La biblia nos enseña una manera de analizar los problemas en el tiempo. El concepto de tiempo se ha desvanecido, vivimos en el presente continuo. En sus clases el ponente observa una incapacidad para ver la diferencia entre pasado y futuro a través del presente. Eso cuesta, es un oficio que hay que aprender. Fue educado en la escuela pública o escuelas nacionales con una enciclopedia. Salía de ahí e o iba a la catequesis al lado y el cura les enseñaba historia sagrada. Dos historias muy diferentes; la nacional y la religiosa. Tenían códigos distintos. En la historia religiosa aprendemos verdades sin dudas ni preguntas ni oposiciones. La biblia se dota de esas verdades y se inspira en un pueblo que se auto elige o elige Dios. Esa idea de pueblo elegido está en el sustrato de todos los nacionalismos además de todas las religiones. 
  
No es un libro sobre identidades nacionales o nacionalismos sino de vascos. La identidad nacional es un producto muy reciente. Lo que llamamos nación viene mucho de la religión. Hay nacionalidades forzosas en los países europeos en el siglo XIX. La biblioteca real o ejercito real (de rey) se convierte en biblioteca ejército nacional… Lo real se trasforma en nacional. Este libro se inspira en las preocupaciones de Pidal y las interpretaciones de Diego Catalán, su nieto. Escribe la introducción a los españoles en la historia. Pidal es lingüista y literato y analiza la historia de Castilla y su nieto critica las concepciones nacionales de Pidal porque las pone en la historia. Pidal construye una historia metafísica pero su nieto, Diego Catalán, ve que la historia primero es de gentes, de territorios…los del andalus adaptan eso, el territorio hace a la persona, no la sangre. Los cristianos aprenden esa concepción y Alfonso X dice que Castilla va a ser España. Todos se van a definir a partir del territorio, no de donde vengan. La historia se historializa cuando se cambia de castellanos a españoles. Estaba haciendo una crítica a la obra canónica de la historia de España que es la obra de Pidal. La preocupación de hacer este libro viene de ahí, no de las identidades nacionales. Las crónicas, relatos e historias parten de lo fantástico religioso y luego se trasforma en historia. Hay un método de acercarse a las verdades, y diferenciar lo falso y verdadero (hoy día crean oficinas para crear noticias falsas)
Estamos sufriendo un ataque escéptico desde 1970 o 80 a la actualidad donde se crea el equivoco de que todo es una ficción. Da igual la ficción del poeta que la del historiador. Frente a eso reacciona el historiador. Eso ya sucedió en la Grecia clásica, diferenciando mitos y logos y en el siglo XVII donde se ponen las bases del método histórico. Dilucidar lo que era verdad y mentira. Oficinas para crear noticias falsas han existido siempre. Las bulas falsas, y los diplomas falsos en las guerras permanecen en la historia. El siglo XVII pone las bases y distinguimos de forma secular lo que es una historia sagrada, la biblia y una historia secularizada de acuerdo a otros patrones. Es una respuesta al escepticismo del siglo XVIII donde la única ciencia verídica era la geometría, así surgen los métodos de verificación histórica.
En 1897 en san juan de luz el ponente preguntó ¿tienen los vascos historias? ¿o derecho a tenerla? Y un republicano le respondió; los vascos son como las mujeres, carecen de historia. Es la visión típica del coloquialismo europeo, como Engels que clasificaba a los pueblos como pueblos con historia y sin historia. Era el truco de los europeos para ir a África y decir estos negros no tienen historia y nos compete civilizarlos. Esto atribuido al siglo XIX lo hace Sarkozi ahora. Hay paternalismo en los discursos europeos. En Asia menos porque había una potencia llamada China que funcionó 200 años.  En Australia, Oceanía… se liquidan poblaciones aborígenes enteras. Es una visión de un sistema y la idea de progreso típica del siglo XVIII que sirve para justificar las conquistas. Hay un reto historiográfico, ¿somos capaces de construir historias de acuerdo con un canon científico de pensamiento, critica de fuentes y la construcción del discurso? Unas cosas son los documentos y otra el discurso. En el siglo XVIII ya se marcaba eso. Es un libro de historia de la historia el que ha escrito y no de identidades nacionales
Los intelectuales vascos pensaron en una Vasconia, orbita de la monarquía francesa. Los libertinos eran una red de intelectuales con la mala costumbre de pensar por ellos mismos. De los que vendrían los ilustrados. Era una monarquía compuesta y así escriben, reflexionan con una crítica de fuentes y critican todos los mitos que se sustenta el poder público y las juntas generales de las tres provincias vascas. Por eso a Larramendi no le gustó Oihenart, el teórico anterior. Se les puede comparar a los dos intelectuales. Larramendi es jesuita, afirma y niega de manera no problemática cualquier sentencia. Es un ejército que desarrollan dialécticamente todos los jesuitas como parte de su formación. No es padre de la teoría foral sino del populismo vasco. Afirma Larramendi que Guipúzcoa es una república monárquica aristocrática. Guipúzcoa es un mayorazgo creado por Dios. En sus discursos usa esa mitología para justificar el poder público atenazado por los funcionarios borbónicos. Eleva a canon de lengua el eusquera que era solo un lenguaje, un dialecto. Hace una gramática y un diccionario. Tenemos diccionario, y por tanto tenemos lengua. Lengua y lenguaje son distintos. Podemos hablar de 3 lenguajes vascos, pero solo hay una lengua. La diferencia entre lengua y dialecto la establece el poder público, y las academias. Pasamos de muchos dialectos a lenguas codificadas. Sucede lo mismo con la nación. Una nación se puede hacer a través de grupos, de clases sociales. Larramendi hace un discurso favorable a los machinos, no la de 1786 que no la conocieron. Tiene discursos para todos, al mejor postor. El libro pregunta cómo se han hecho los discursos y los hitos.
Hay un proceso de nacionalización vasca. Hay una desaparición en las nuevas monarquías constitucionales, todo el mundo se vuelve ciudadano (salvo negros, mujeres y esclavos), según la constitución de Cádiz. Se vuelven ciudades, homogeneizando bajo el concepto de ciudadanía. Surgen resistencias en todos los estados europeos. La nacionalización es un proceso de homogeneización. Hay procesos de resistencias, como el austrohúngaro donde surgen varias naciones. Ese proceso en el país vasco es más largo, se da en el XIX, más tarde, y se crea la diputación de Vizcaya. Surgen los jertxales modernistas, vanguarditas, que inician un proceso de nacionalización vasca hacía las 3 comunidades e incluso Navarra y empieza el concepto de un gobierno vasco. José Antonio Aguirre, al que dedica un capítulo, tiene que hacer o inventarse una historia vasca. En 1947 presenta una ponencia de como deber ser la nueva historia política vasca. La historia se crea con instituciones políticas, las juntas políticas tenían contratados con juristas que hacían historias e interpretación del pasado y futuro. En el siglo XX hay dos obras desde el punto de vista económico, la historia de la civilización material vasca (prensa, industria del XVI a la actualidad) Es una obra vanguardista a nivel europeo, antes de la escuela de los árabes, vinculada a la geografía humana de París.
Caro Baroja escribe los vascos continuando esa obra. Hace una reflexión de los vascos en su conjunto, vascos de España, vascos de Francia, independiente de la organización representativa política. El sustrato o idea en estas obras no es evidente, pero es una ley motiv; dotar a los vascos de historia. Unos niegan la historia para homogeneizarlo en el concepto aséptico de ciudadanía en conjunto. Dentro del país vasco había un concepto disuasorio entre vascos aborígenes y no aborígenes, corrientes. (como ahora entre maquetos y vascos) Los vascos de las montañas eran los que buscaban los románticos en el siglo XIX: la mayoría de vascos no vivían en montañas sino en ciudades dedicado a otras labores. Las costas están llenas de vascos, dedicados a muchas actividades. Barandiarán, otro maestro, enfoca la historia prehistórica y trasforma a los antecesores en línea con los presentes, obviando todo un tiempo de los últimos mil años, que es en lo que insiste Caro Baroja.  Habían desaparecido los vascos de la historia, pero emergen con gran fuerza al ritmo de la historia europea. La historia vasca está muy relacionada con la historia de los europeos.
Critican el concepto de nación foral, al hilo de las identidades. Jon Juaristi en el ABC ironizaba con el término. Rosa diez se quejaba, todo el mundo estaba de acuerdo con el cupo, con algo tan injusto. Ironizaba Juaristi que había usado el original término “nación foral” por lo que debía pasar a la historia. Hay una cosa que nos ha unido a todos los vascos, pero no es ese concepto de nación foral. Esto de nación foral es un invento que responde a una necesidad actual y que identifica a todos los vascos, al menos los de abajo del pirineos. Ha encontrado una forma actual, reactualizada, con formas antiquísimas para que estemos todos felices y contentos; ahora estamos todos reunidos en la nación foral.  Intenta centrar el debate en lo intelectual, no en lo político. Le llamó la atención cuando el lehendakari dijo nación foral. Es un invento muy bueno.
Si uno lee a Larramendi no hay ninguna novedad en lo que dice Urkullu. Cuando hacemos afirmaciones controvertidas o polémicas nos centramos en un tema concreto. Bernardo Atxaga nos recuerda que Guipúzcoa en su pasado no tiene nada de rural, era una ciudad continua. Vive en núcleos urbanos y es un continuo. Esto de Euskal Herria ya lo dijo Larramendi en otro contexto, con otro sentido. El término que Bernardo Atxaga nos recuerda es “un pueblo continuado”. Así llamaban a Euskadi entonces. El poder político guipuzcoano esta en los municipios que se juntan en juntas generales pues el pueblo vive en ciudades. Entonces se pensaba; nuestro amigo es la monarquía española, este rey mal aconsejado nos va a proteger de los guipuzcoanos de los pueblos. El concepto de nación foral está ya en Larramendi aunque no con esas mismas palabras.
Pruden Gartzia anima a leer el libro de Joseba y al de Larramendi que es muy inspirador. No debemos tomarlo como esto es lo dejo dicho y no hay que quitar ni una coma. Es una inspiración. El constructo teórico de nación foral es suyo y ahora se ha tergiversado el término. Es una contradicción in terminis hecha por dos patrones políticos distintos, aunque complementarios. Desde 1917, desde hace 100 años, se decide hacer la historia en términos nacionales (nos compete ser nación) fomentando la constitución. Gobierno vasco era un término rechazado por todos los monárquicos y Malparta inventa en 1919 el termino vasco catalanismo para fustigarlo. La constitución monárquica españolista del país vasco ha rechazado ese vasco catalismo.    No había referencias a los fueros ni nada. El gobierno vasco se inspira en la nación vasca. Existían diputaciones que controlaban la hacienda. Este nuevo termino de nación foral es una salida por la tangente, y una construcción. La nación para los griegos es sinónimo de grupo, comunidad. El nombre Ignacio viene de nación, los que nacimos en el mismo lugar. Vizcaíno era sinónimo de vasco, o de euskaldún. Unos le llaman vasco, navarro, guipuzcoano… a todos estos los llamo vascos y se acabó. Euskalduna se refiere a todo.
Ese proceso de nacionalización política vasca no habla de una comunidad cultural lingüística sino en un sujeto que se erige en comunidad política. Esta desde el siglo XVI. Navarra también. A los andikes se les encarcela y se hace las juntas generales y asambleas representativas. Las diputaciones siguen el ejemplo republicano de las potencias europeas. Apelar ahora a la nación foral es usar in elemento jurídico que está en la constitución española para construir un estado asimétrico apelando a un término jurídico que vale como artificio jurídico, pero en el siglo XXI tenemos formulaciones más modernas, que pueden dar salidas sin esconderse en artificios historicistas.
El historiador Joseba AGIRREAZKUENAGA explica la historia no poética, sino de acuerdo a un pensamiento más racional, científico, con contraste de fuentes. El poeta tiene libertad para ver quizá con mejores ojos que el historiador nacionalista. Analizamos hechos sociales con metodologías diferentes.
Con las elecciones francesas de esta semana se han comentado las corrientes euro escépticas, la salida de Gran Bretaña, el brexit. La formación de estados nación en el XIX se hace con la homogeneización de muchos pueblos. Los vascos fueron obligados a entrar en la concepción de nación vasca. La crisis europea puede ser una ocasión y oportunidad para que los vascos o corsos (que encontramos en Francia) ganen protagonismo político en la unión europea. El estado nación es también un invento de fines del XIX, a partir de la revolución francesa que está cayendo actualmente. Vivimos en estados supranacionales. La monarquía francesa también era una monarquía compuesta con jurisdicciones gobiernos muy diversos y la corona coordinaba. El caso de navarra. Existe hasta 1841 el reino de navarra. La corona es el coordinador de los territorios, con sus propias asambleas, sus burocracias. Son monarquías compuestas. Los estudiosos reformulan la historia desde una visión europea. Pidal hace una historia estrictamente del estado español y lo retrotrae en el tiempo a la edad media, o al diluvio universal. Pidal se puede resumir sencillamente; cuando habla del emperador romano Teodosio o el español Seneca para él es estrictamente serio que ellos eran nacionalistas españoles. Se resume en un aforismo; “lo que es” es “lo que fue”. El tiempo no pasa. España es España ahora o hace mil años. Si nosotros somos españoles, el emperador Teodosio o Seneca son españoles. Pero entonces ni siquiera se llamaba España sino Hispania, Iberia. Son historias sagradas, bíblicas y no es la historia científica. Se ha publicado recientemente la historia desde Atapuerca hasta el seiscientos de Juan Eslava Galan. Los de Atapuerca eran españoles también, según él. A cada uno hay que entenderlo en su contexto.  Volvemos de nuevo a una construcción parecida a la de la paz de Westfalia, donde todos los poderes están en competición de jurisdicciones. Por eso habla de poderes más que de identidades nacionales. Identidad nacional es algo más etéreo. Antes se hablaba de los poderes. La iglesia católica era un poder universal. Un gran poder en si mismo y ejemplo para todos los poderes civiles. La organización administrativa era copia del sistema canónico.
Una señora del público se muestra a favor de los que estudian historia. En un curso monográfico sobre la historia de Bilbao la hablaban de la historia vasca desde el siglo 12. Existían los pueblos autrigones, los vascones y los francones que vivían en Euskadi. Eran todos ones. Los vascos cogían un poco de Cantabria. Y los franceses un poco de Guipúzcoa. Los francones todo Asturias. Los celtas estaban aislados y habían venido del norte. A través de los siglos hay muchas maneras de organizarse. En ese curso sobre el país vasco, le dijeron que Bilbao se había formado en el siglo XI con los primeros pobladores y en el XIII se escribe la carta puebla; Bilbao es oficial. Queremos echar a los árabes abajo. Los francones a veces pertenecía al reino de Aragón y otros al reino de Castilla. Hemos estado en todos los lados. Después de la revolución francesa, se habla de los derechos de los ciudadanos, liberté igualité fraternité. Se forma el estado nación en el XIX. El siglo XX es el gran lío de guerras de los estados nación. Y ahora en el XXI, con la globalización y la economía y el dinero (más que el ideal) tenemos nuevas organizaciones. Antes también el mundo lo movía la economía. Bilbao era un puerto que competía con Bermeo y en 1610 se hace la carta puebla para que todos los barcos de Bermeo tuvieran que pasar por Chávarri.  Los mercaderes de Bermeo empiezan a vivir en Bilbao.
Otro señor en el público confiesa que las dos intervenciones han sido magnificas y aunque no está de acuerdo darían para escribir mucho y analizar. La visión de nación vasca del historiador es más histórica y la de Pruden Gartxia más política. Ha dado carácter político al término nación foral y el otro le ha dado carácter histórico. Pero Urkullu no lo dijo ni con carácter político ni histórico sino desde el punto de vista del derecho positivo. No se refiere al pueblo vasco en conjunto sino en un momento en que hay un debate sobre que la constitución no debe ignorar y debe reconocer identidades nacionales. Se intenta reformar la constitución para solucionar el problema catalán. Urkullu dice que ya tenemos un encaje en la historia en que se nos reconoce como nación foral. No dice cuales son nacionalidades y cual regiones. Habla de los derechos del pueblo vasco que la constitución dice reconocer y amparar. Se había dicho que en cuanto fueran vigentes quedarían derogadas esas leyes de 1839 y 1876. El término nación moral no nace con Larramendi sino con la ley de 1839 en la que el conde de los Andes interviene y dice algo interesante; o se reconoce la identidad nacional o los fueros. No las dos cosas. No habla de identidad nacional constitucional de la monarquía. La constitución actual es una secuela histórica de aquella. España cambiará de constitución, pero la ley del 39 seguirá vigente hasta el sexenio democrático. Por eso no habla de los fueros porque consideran que esa ley sigue en vigor. En 1977 no había muchas soluciones., no se hablaba aun de autodeterminación. Desde el derecho positivo, la constitución española admite la interpretación de que tiene un reconocimiento de los vascos como nación foral. Urkullu opina que los vascos somos una nación sin adjetivos.
Larramendi habla de una nación en el 83, sobre los fueros de Guipúzcoa, un texto que no se publicó. Habla de la nación guipuzcoana y constantemente de los fueros. La expresión nación foral no se encuentra en Larramendi, pero es el inspirador de las actuales teorías autonomistas. No hay que separar los fueros y autonomía ni mirar con pinzas la idea de nación. El derecho de autodeterminación o principio democrático dice; el gobierno está en el pueblo, el poder reside en el pueblo. Eso no se puede defender fuera del principio democrático pero el concepto de la nación foral si. Larramendi no era demócrata, pero apelaba a los fueros de Guipúzcoa que no dependían del monarca de castilla. El poder venía de sí mismo. Ahí no había nada democrático. Larramendi no decía una cosa y otra porque fuera jesuita (nadie ha defendido a los jesuitas en esta conferencia, es extraño) Los fueros no son una antigualla a la que recurrir cuando no nos queda nada los que somos nacionalistas. Los fueros es algo importante en la historia de nuestra nación desde el siglo XVI. No es un recurso simplemente que nos sacamos de la manga. Se han trasformado los derechos históricos en derecho positivo. En 1788 se publicó el titilar; es un brindis al sol. En 1788 era un brindis. Era una apelación a las leyes del XIX derogadas, no las de Navarra. Navarra sigue sacándole chispas y han transformado aquello en nación foral sin referéndum ni apelación a lo democrático. En el franquismo había una escuela fueralista que trasformaban el derecho histórico en derecho real y positivo. Ahora con el cumplimiento del estado de soberanía esto se ha vuelto a desarrollar porque ha habido una voluntad política, democráticamente expresada, que usa artificios jurídicos para que las competencias de educación, ertxaina y del concierto económico tengan justificación política. Sirve para un roto o descosido este concepto de nación foral, depende todo de la voluntad democrática. Todo derecho positivo parte del derecho histórico. Los estatutos de autonomía surgieron por la apelación al estatuto de autonomía y el rechazo a los carlistas. No está en contra del uso artificial del término nación foral, pues todo sistema jurídico parte de un artificio, pero debe estar sujeto a la voluntad democráticamente expresada.   
Entre el público un chico teme preguntar una boutade. ¿Desde cuándo los vascos somos vascos?  En el alto medievo, oscuro, con los caristios y bardulos… esto daría para mucho. Yo no lo sé.  Joseba AGIRREAZKUENAGA-responde de acuerdo a la historiografía. La mayor fuerte con que contamos los historiadores es Julio Caro Baroja en el libro los vascos y las interpretaciones latinas que se refieren a los vascones. Tienen los vascos concomitancias con otros pueblos que describe Estragón. La vasconalización occidental de Sánchez albornoz es una tesis hipótesis que en 1960 y 70 ya quedo aparcada. Si se trata de crear novela el mejor novelista de los vascos en Navarro Villoeslava en el siglo 8, con su obra Amaya y los vascos. Crean ficción, los productores de documentales crean ficción. Donde mejor bascula el origen de los vascos es antes del año 1000. Así reflexiona en el 37 Aguirre en el congreso de Biarritz. Quiere hacer una historia político institucional que llegue hasta el gobierno vasco y que las potencias europeas reconozcan el gobierno vasco. En el siglo XI un rey dice que es rey de los vascos. En eso está de acuerdo con Azaola, y su obra los vascos y su destino, desde una posición del monarquismo opuesto a José Antonio Aguirre. Hacer una historia literaria es una cosa y otra cosa es el relato político y otra muy diferente la Historia objetiva. Ese rex vasconus, rey de Iruña, dice que es rey de los vascos y que va a reinar. En el siglo VIII por tanto se cree que nace la idea de pueblo vasco.   



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