“LAS LAVANDERAS DE GAUGUIN” es la nueva novela
de J.I.FERNÀNDEZ BAÑUELOS. ROBERTO LASTRE -JUEl presenta al escritor y su
novela en la biblioteca bilbaína de Bidebarrieta.
El personaje es un fotógrafo con
amor y respeto por la profesión, pero su vocación verdadera es ser pintor. La
fotografía recoge la realidad, pero quiere ser pintor para llegar más allá. La
fotografía esta terriblemente anclada a la realidad. Es difícil hablar de los
sueños, explicar cosas, para eso necesitas la palabra. La pintura se dirige mas
fácil a los sueños, pero es difícil interpretarlos. Es más fácil soñar con la pintura
que con la fotografía. La fotografía muestra la realidad de las cosas, pero la
fotografía es mala para explicar las cosas. En el capítulo se describe al
asesinado por ETA por una serie de detalles. Es una escena muy cinematográfica.
Son situaciones que ha vivido. Es fundamental el punto de vista del fotógrafo.
Las fotos no podían ser una cosa homogénea, que cualquier persona supiera cómo
se podían hacer las cosas. Si alguien fotografiaría este acto sacaría fotos a
la mesa y luego al público. Ahora se puede unir la mesa con el público con el
fotoshop. Se ha automatizado la forma de sacar fotos.
Para hacer esta novela se ha basado
en la experiencia previa de los demás, cada fotógrafo tiene su propio punto de
vista que tiene que ver con sus ideas, con su pensamiento. Esa descripción del
cadáver, asesinado por ETA, es muy cinematográfica, muy minuciosa. La palabra
no sustituye a la cámara con una descripción. Aunque son descripciones muy minuciosas,
y con muchos detalles literarios. Describe la desolación del accidente aéreo,
de aquella tragedia. Hay enviados especiales y corresponsales que han vivido
situaciones tremendas. Le remueve todo meterse en esa situación. Te hace
plantearte muchas cosas, cómo uno es capaz de trasladar todo ese horror a la fotografía
o a la novela. Hay que explicar eso, pero ¿es necesario entrar en detalles que
solo causaría más dolor en las personas?
el novelista trata de contar la tragedia de forma más literaria. Se
siente mejor contándolo así que en el recuerdo que tiene. Es una forma de
exorcizar ese demonio. La realidad a veces hace muy buena literatura. Todos son
cadáveres destrozados repartidos por el monte y solo un cadáver entero. Es
cierto, fue así. Los etarras prepararon la bomba en su casa. La novela tiene
humor bastante negro y esperpéntico, no son muy espabilados sino muy simples
los etarras. De repente todo se vuelve una tragedia absurda y gratuita como fue
aquello. Tuvo dudas al elaborar esos diálogos, eran idiotas. Elabora los
porqués que les ha llevado a hacer eso. Los personajes femeninos son
importantes, sobre todo el de julia. Es una música del azar desfavorable. Tiene
la sensación de que le salen las mujeres malas, aunque hay de todo en la viña
del señor. No es un personaje tierno, dulce el de esta mujer.
El novelista reflexiona sobre la fotografía
y también sobre la pintura; hay cuadros que le marcan en la infancia. De niño
iba al museo de bellas artes de Bilbao, le llevaba su padre, vio cuadros una y
otra vez. Pero el cuadro que aparece en la novela lo conoció después. El
recuerdo a veces traiciona tu mente de niño. El cuadro el rapto de Europa de Martin
de Vos o los cuadros de Joaquín de Ribera… los martirios de san Bartolomé o de san
Sebastián curado por las santas mujeres. Eran imágenes de cuerpos dolientes,
cenicientos; las flechas, la sangre, el dolor… era algo muy terrible. Son cuadros
propios de la época, del siglo XVII, y una pintura tenebrosa, de tonos
tenebrosos. Los personajes pequeños de la pintura holandesa están
constantemente en una mesa celebrando todo, con cerveza. Los cuadros religiosos
de esa época eran un poco tremendos. Estuvieron un tiempo los aguafuertes de
agua de Goya, no sé si una copia, pero él de niño miraba horrorizado sus
desastres de la guerra. No recuerdo en esa época, pero sí, quizá más tarde los
vio.
Si llevaran tu novela al cine… ¿Qué
director lo haría? Puedes elegir desde Jon Ford al que quieras, da igual si
están muertos. Los tonos van cambiando. Es difícil traducir eso al cine. Esa
parte humorística es una parte muy de Berlanga. Representa el estado puro de lo
cómico. El verdugo… es difícil hacer algo mejor, o Placido que es fantástico.
La novela puede dividirse en partes, podría rodarla el Francis Coppola del
Padrino. Para la parte de Bilbao, la parte inicial, lo haría el mejor Fernando
Trueba, el del artista y la modelo o belle epoque. La parte de EEUU le iría muy
bien a Isabel Coiset, aunque el escritor no la conoce mucho. Vidas cruzadas es
su obra maestra. El autor agradece a todos nuestra presencia. Es una novela
luminosa como la pintura de Gauguin. Esperemos que haya muchas ediciones de
esta novela.
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