jueves, 10 de agosto de 2017

LA POSTMODERNIDAD

 LA POSTMODERNIDAD

 SOÑAR   SABIENDO QUE SE SUEÑA    NIETZSCHE
El malestar de la cultura moderna.
El postmodernismo es la critica de los valores modernos dirá quien sólo lea el nombre, de las grandes utopías y palabras que tantos regueros de sangre nos costaron.

Artísticamente se refleja antes esta crisis de identidad cultural “los hombres vacíos” “el hombre sin atributos” “el ser y la nada” “la nausea” “la tierra baldía”... son obras que ya sólo el título nos ofrecen una imagen desengaña, nihilista, del mundo. 
En el Ulises de Joyce el monologo interior desarrollado durante un día de una vida anodina, insulsa y absurdamente prosaica (como todas) refleja los limites de nuestro propio pensamiento discursivo. (Ver mi trabajo sobre la toma de conciencia lingüística)

El teatro del absurdo (Beckett, Brecht, Ionet, Pirandello...) también refleja esta crisis de la racionalidad burguesa y de sus formas narrativas clásicas. Los románticos son los primeros contra- sistemas, rebeldes con causa y revolucionarios. Los beatnicks, los bohemios, los hippies o flowers sons (hijos de las flores) intentamos emular a estos genios de la trasgresión artística y vital. Se extiende una aptitud  esnobista critica con la modernidad. Baudelaire llama a la modernidad “una vanguardia continuada” Hay que ser moderno, estar siempre en la última trasgresión, en la mayor liberalidad posible. También dijo este estético poco ético que “el progreso es el paganismo del imbecil”
La posmodernidad nace con la caída del muro de Berlín y el mayo del 68 francés. El mundo se nos derrumba, asistimos al desencantamiento de las ilusiones antiguas del niño y de las utopías e ideales del joven moderno.
La Internacional Situacionista o Imaginista constituye entre 1957 y 1972 un grupo de filósofos que cuestionan el papel del hombre en la sociedad de consumo de posguerra. Su conclusión es que nuestra sociedad es mera apariencia sin esencia ni verdad, con la filosofía muerta. ¿Y por qué? Porque nos han matado la Imaginación, la han enajenado.
La postmodernidad es un mero teatro de diferentes roles que confrontan en diálogos de besugos, sin verdadera comunicación, en la más completa soledad e incomprendidos puesto que el lenguaje nos malinterpreta aquello que para Wittgenstein era mejor callar. Pero si nos callamos, nos morimos ya que también dijo que “los límites de mi lenguaje son los límites de mi realidad” En el mayo francés se comprobó este desencanto juvenil ya que no se gritaban tanto eslóganes políticos como personales, vitales “Imaginación al poder”, "bajo los adoquines hay una playa", "No queremos un mundo donde la garantía de no morir de hambre se compense con la garantía de morir de aburrimiento".

La mayoría de pensadores posmodernos provienen de este psicomarxismo hippie que han visto fracasar en sus realizaciones practicas. Al margen de su crítica al totalitarismo encubierto y subliminal actual, cabe señalar algo más en común: la desconfianza y aversión hacia toda macro estructura de poder. Rechazan el materialismo marxista y  defienden un espiritualismo, un idealismo, una re- mitificación; la  "nostalgia de la Trascendencia". ¡No todo esta inventado, aún queda tanto por soñar...!.

La postmodernidad es la superación de la modernidad, pues en época de Bauleaire del proyecto moderno apenas quedaban unas vanguardias artísticas trasgresoras "transitorias, efímeras y contingentes" según crítica el poeta.
La posmodernidad es la crítica a los mayores críticos de la historia; los filósofos de la sospecha (Nietzche. Marx y Freud) y sus dogmas más sagrados: Razón, emancipación, igualdad, progreso... Váttimo definió la filosofía posmoderna como un pensamiento débil, pues aporta más criticas que soluciones prácticas. Frente a las afirmaciones categóricas, las aseveraciones ex cátedra y la pretensión aprehensiva, Derrida propone la "deconstrucción", los  "juegos lingüísticos" o como diría Lyotard; el rechazo de cualquier "meta narrativa", el desengaño de las grandes palabras.
En contraposición con el pensamiento único de la globalización, estos filósofos posmodernos proponen la diferencia, lo aleatorio, el Otro, lo contingente, indeterminado, impensable, discontinuo y diseminado. En este contexto muere la filosofía en ciernes. La postmodernidad transmite en su conjunto una cierta ansiedad.
La excesiva modestia de una razón –"cansada"- que se siente incapaz de reflexionar sobre los grandes temas y se conforma con pequeños segmentos, con minúsculas y fragmentarias certezas, conlleva la renuncia de la Razón a emprender grandes empresas.

BAUDRILLARD. Código y Simulación.
Su último escándalo fue negar la existencia de la Guerra del Golfo. Este Ex estructuralista analiza nuestra sociedad de consumo y bienestar con sus valores simbólicos, y la noción de código aplicada a todos los ámbitos de la vida social.
Según Marx hay un valor de uso y otro de cambio, pero en la posmodernidad ya no se distingue el original de su reproducción, las copias de productos, los inter textos, lo homogéneo que viste la gente...  Todo se copia, nada queda original o autentico. Vivimos en un simulacro de mundo, en un mundo ficticio e incierto donde mañana pueden caerse las torres o destruirse. Supone el fin de la concepción clásica de realidad e incluso de la historia. Nos hallamos así abocados "a la incertidumbre radical sobre la verdad, sobre la realidad misma del devenir".
                                                                                          
LYOTARD. Critica del meta relato.
Lyotard se dedica al arte y la política. Ex marxista que critica la “meta- narrativa” del proyecto moderno. Para  él las grandes teorías clásicas sólo han sido eso; bellas utopías. Sus libros cuentan como meros juegos verbales a la manera de Wittgenstein. Mas no cree en los relatos meta- literarios. Es decir; no cree que podamos ir más allá (meta), que exista el más allá o el poder trascender lo concreto. Él analiza también la perfomatividad, es decir; la alianza de la ciencia y el poder (Conocer es poder)

DELEUZE. El pensamiento horizontal.
Deleuze arremete contra el pensamiento vertical desde Platón aquí. El pensamiento vertical establece una dicotomía entre la idea y la realidad para así reducir la múltiple, heterogénea diversidad.  Hegel significa la culminación de esta pretensión unificadora con su concepto de Razón. Deleuze rescata a Nietzche para hablarnos del pensamiento horizontal, el del diferente, el del otro, el del raro, el de librepensador marginal, como ya he expuesto antes. Este pensamiento no pretende erigirse como Verdad, sino reclamar su sana diferencia.  También se lo llama pensamiento nómada por lo subjetivo, mutable y cambiante que es. No tiene jerarquías, estructuras ni orden lógico, pero sí autenticidad, sinceridad. 

DERRIDA. Crítica del logocentrismo.
Critica el logocentrismo, sobreestimar  a la diosa Razón, aunque el error fue anterior aún; suponer que la realidad se conocía a través del logos y no del mito.
No podemos escapar de esa frase de Hegel "lo que es real es racional y lo que es racional es real". Él culpa el aristotelismo y el platonismo de la actual imagen de la realidad.  Sólo creemos en el lenguaje, en las ideas de la realidad y por eso la realidad es para nosotros inaprensible. El propone, al igual que Deleuze, la filosofía de la Différance. 

VATTIMO. El pensamiento débil.
Gianni Vattimo teoriza contra una metafísica objetivadora que intenta interpretar y buscar el fundamento de la realidad. Es lo que él denomina un "sujeto fuerte", detrás del cual se oculta un afán de dominación, de imponer su propia subjetividad al objeto. Para él se ha acabado con ese pensamiento fuerte y el débil, el que no se pretende único ni unifica la realidad desde su subjetividad. Sin embargo, el sujeto del pensamiento débil es acrítico, amnésico, sin criterios ni fundamento, muy fácilmente manipulable.

DOLLÉ. Lo impensado.
Surge del mayo del 68, radicalmente antimarxista, Interpreta el pensamiento occidental como una metafísica y esto –para él- quiere decir una filosofía conceptual, una filosofía en la cual el único valor es lo abstracto, lo inteligible, lo universal. La califica como "filosofía de la noche", es decir, oscura, tenebrosa. Nuestros sistemas filosóficos en lugar de "iluminar", o "aclarar" la existencia, lo que consiguen es "oscurecerla", "ennegrecerla". Utilizar el método conceptual es como salir a admirar los colores de las flores en plena noche, como recorrer las salas de una exposición de pinturas en la más completa oscuridad. Intentar aprehender conceptualmente la realidad es como apagar la luz antes de entrar a ver los cuadros.
Los términos genéricos no son aptos para aprehender el ser. Por esto Dollé designa el ser como lo "impensado", es decir, como lo que no puede ser pensado, que no se puede aferrar mediante conceptos, lo que nunca podrá ser sustituido por un concepto. Para indagar el ser, Dollé propone otras vías alternativas a la filosofía, como son la poesía o el mito. Tal como lo hacían los griegos antes del momento, nefasto, en que intentaron sustituir el mito por el "logos".

Criticando a los críticos de la posmodernidad, diría que una vez desmontadas las estructuras y descostruido los edificios conceptuales, ¿qué nos queda? Si todo ha muerto, desde Dios hasta la historia,¿Qué queda? El horizonte es de una humildad sorprendente; un desencanto, desengaño, una apatía, un endeble sujeto "débil", unos flojos "regímenes de frases" que no llegan a ser filosofía, la "pluralidad de universos éticos" aislados, el sujeto "acrítico", la "simulación", la "incerteza en torno a la realidad del acontecimiento", el "esteticismo fruitivo", el pensamiento "amnésico",
el "vagabundeo incierto", el "considerar sospechoso y anticuado cualquier intento por establecer unas reglas de juego universales", la "ausencia de criterios objetivos", el "pluralismo heteromorfo", los "géneros de discurso", la "imposibilidad de un consenso mínimo". En definitiva, la imposibilidad de llegar a establecer unos valores que fueran el fundamento de una actitud comprometida, un fondo teórico en el que repose el compromiso personal, ético, social, político. Sin embargo, muchos de los pensadores postmodernos han estado comprometidos en causas humanitarias justas. No todo es la vida fácil de las apariencias y debemos luchar por buscar esa esencia personal, ese perfume que emana nuestra libertad. 


Muerte de la historia, el sujeto, desfragmentación, desorientación del Yo, crisis total de la filosofía y la literatura. El nuevo Narciso ególatra.
La historia es una ilusión, no sólo la escriben los vencedores, sino que existe gracias a que hemos recordado datos puntuales historiográficos de reyes y batallas, pero no cada historia personal con lo que la historia sería un caos biográfico. No existe tampoco la idea de progreso histórico, somos tan estúpidamente platónicos como Platón y emocionalmente o en un plano ético no hemos evolucionado, aunque tengamos más armas de destrucción masiva que nunca. Por tanto, la historia se repite, se repite en el eterno retorno de lo mismo.
Ahora con la efigie del Ché se hacen camisetas en nuestra sociedad capitalista de consumo. Ha resucitado la carne, lo más salvaje del hombre, la pornografía o “follar” (la sensualidad es su sublimación, una estética de lo sublime como decía Dalí pero incluso Kant también), la autonomía de la carne. Hemos vuelto en muchos sentidos a la sinrazón del animal, al hedonismo mal entendido, al egocentrismo sólo en lo que interesa, al epicureismo del placer,  pero sólo del físico (no del intelectual, que también comporta placer)
Los nuevos Narcisos (como el de Dante Gabriel Rosseti) se burlan del Prometeo que se pringó por la humanidad, o de Sísifo que lastró una piedra rotándola  eternamente.
El moderno también puede ser considerado, como escribe Milan Kundera, un Atlas cargando la pesada gravedad de su destino, su vida, sus ideales... y frente a esto en la posmodernidad entramos en la insoportable levedad del ser. 
Narciso, enamorado de sí mismo cual Nietszche o Whitman, sólo cree de este mundo cínico en el momento de irse de vacaciones. Frente al tradicional homo sapiens surge una especie de homo sentimental (como la novela de Marías), un hombre más andrógino, de mentalidad más femenina, más débil y de consistencia externa más fuerte, más preocupado por acudir al gimnasio que por leer un buen libro. Ya no le importa “ser bueno” sino “estar bueno”, y en este sentido las estéticas han acabado con las éticas. Kundera también dice que el “pienso, luego existo” es propio de quien subestima un dolor de muelas, y que hoy día es el “siento, luego existo” más pascaliano; una especie de corazón Proustiano.
Concluiré mi resumen. Hemos vuelto a lo natural, y si bien creemos que no estamos reprimidos el sistema y los otros nos reprimen más que nunca. Esta feneciendo la cultura por culpa de la civilización decadente que ya no sublima nada, ni sueña ni trasciende ni se eleva ni idea ni inventa.
Carecemos de nuevas ideas, todo esta inventado, nada nuevo bajo el sol, todo dicho, no coment, just do it (no lo pienses, hazlo)... ¡qué patética falsa humildad! Se huye de lo intelectual “la sabiduría me persigue, pero yo corro más” Frente al intelecto brota el sentimiento y el afecto. Sólo existe un pensamiento fragmentario y débil “el aquí y ahora Yo digo esto” . Incluso Foucault loa al loco- sabio a través de la historia siguiendo el elogio de la locura de Lutero, y el llamado pensamiento divagativo frente al discursivo, las libres asociaciones de ideas o hasta el elogio a la esquizofrenia de Deleuce.
Es como reconocer que todo intelectual está loco, que toda idea es enfermiza, que todo idealista es un “pringado”, “pardillo”, “aparbado”, y sobretodo “flipado” (este neologismo proviene del anglicanismo “fly”, ósea “volar” con la imaginación, viajar con nuestra mente, abstraernos, soñar) Esta cultura del instante, del falso carpe diem y las criticas destructivas de toda idea es profundamente burguesa y conservadora (propia de la ancianidad como ya he expuesto en este trabajo)
Nos hemos pasado de maduros; somos niños- viejos descreídos del cuento de hadas. 
La vida es absurda, es “una historia contada por un loco con mucho ruido y furia,  mas no significa nada” (Shakespeare) Debemos significarla, darla sentido, nosotros mismos. 
Me parece digna esta conclusión, aunque la mayoría tenga miedo a esa concepción de la vida, de tu vida sobretodo, como un caos  que tú, y sólo tú, debes ordenar.

¡ATREVETE A VIVIR!     ¡ATREVETE A SOÑAR                                         ( ¡VIVIR, MORIR... SOÑAR!)
                  SAL DE TU CULPABLE VEJEZ   O  MUERTE EN VIDA.
 
THE END (PERO COMO TODO META- RELATO POSMODERNO; CON UN CONTINUARÁ)

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