“UNA ANTIGUA CAÍDA SOBRE LOS
LIMITES ENTRE FILOSOFÍA Y COMEDIA”
-PATXI LANCEROS presenta a la doctora CARLOTA FERNÁNDEZ-JÁUREGUI Rojas, profesora en la universidad, doctora en la universidad autónoma Madrid, y profesora en Ámsterdam. Es fundadora de la revista despalabro. Es autora de numerosos y fecundos juicios de textos; el poema y el gesto, poemas y gestos de Dante, artículos sobre Gamoneda, Cesar Vallejo o Paul Celan. Le parece un espacio bello esta biblioteca de bidebarrieta donde tiene lugar la conferencia.
En su conferencia habla de las tentaciones
sobre lo trágico; la poética de la tragedia y la filosofía de lo trágico. La comedia
es un género literario, pero hay que hacer una filosofía de la comedia. Hay un
impulso o gesto de deseo de revitalizar la naturaleza trágica que alberga toda
comedia. Históricamente se ha vinculado la tragedia más con la filosofía. A la
comedia se le ha relegado a un segundo plano, Virgilio decía que era de segundo
grado y de estilo bajo o vulgar, un pensamiento débil frente a uno fuerte y saludable.
Aristóteles decía que la tragedia despierta temor y compasión en el auditorio.
Hay que sacar las cosas nuevas de la comedia. Relevar el lado oculto de la
comedia, que se ha eclipsado con otros aspectos. Los altos vuelos de la
tragedia han servido para declinar la comedia.
Los comidos y monólogos, los chistes y enredos e ingenios y las formas de amabilidad aparecen presentes hoy en día. Al haberse revitalizado la comedia como algo brutal y animal no hemos entendido verdaderamente lo que es la comedía. La comedía era aquello que hacía a Platón tener risa entre sus guardianes de la república. Lo ridículo era un mal o vicio. La comedia algo objetable, relacionado en la biblia siempre con la hostilidad. Era un gesto provocador y hostil en nuestra tradición. Baudelaire escribió que lo cómico solo puede ser absoluto en la realidad con una humanidad caída. Hay una intención utópica en diseminar esta separación entre tragedia y comedia. En un estadio eran la misma cosa. En el Fedón Platón cuenta que Sócrates antes de morir experimentó una sensación insólita a la vez de placer y dolor. A pie de su lecho a veces reía, a ratos lloraba. Para Darwin eran emociones animales, y dice que risa y llanto son igual. Son las mismas lágrimas de un acceso de llanto o de risa. El placer y dolor están unidos en la misma cabeza. Sócrates dice que hay llanto y dolor en la tragedia, y dolor y placer en la comedia. Así lo expresa en las últimas líneas del banquete de Platón.
En la comedia se ve el mundo de
arriba que se precipita hasta abajo. La comedia es ironía trágica, el espectador
sabe más de lo que saben los personajes. En uno es motivo de compasión, en otro
de risa. En ambos casos son ignorantes. La poesía y la filosofía están unidas
en un antiguo desacuerdo. Tragedia y comedia provienen del tronco de Dionisos y
Apolo. El tema de la caída en la comedía es el eje principal de esta charla. La
ponente se volcará en lo que distinguen ambos géneros, y en los factores que
provocan risa en el hombre. Pinciano, humanista español del siglo XVI, dice que
la comedía es tropiezo y fealdad. El contrahecho Hefesto es un recto hacedor,
poeta por excelencia, que provocaba la risa de los dioses. En el paraíso
perdido de Milton se asocia la comedía a toda caída. No se detendrá Milton en la
torpeza de Adán y Eva sino en las estrategias del diablo para sacarlos de allí.
En la comedia hay astucia y engaño. El origen del mal está en su fin. El fin de
Satán es persuadir. No hay nada más maligno demoniaco que la retórica, la creación
de los males. Hesíodo en el trabajo y los días relata como Prometeo roba el
fuego a los dioses. Hay algo cómico en ello. Zeus crea a Pandora que recibe
todos los dones. Le otorga la gracias y la
persuasión que le da la persuasión amorosa. Hermes recibió las formas de astucias
y engaño y el don de la palabra, como forma de persuasión. El lenguaje es para
el hombre su caída.
Lo cómico es condenable y de origen
diabólico, dijo Baudelaire. El paraíso perdido tiene mucho de comedia. En los efectos
seductores de Satán, se rebela el ángel caído como un ser gesticulante e histriónico.
Un mismo dios es Hades y Dionisos, dice Hesíodo. Baco celebra los ritos dionisiacos,
germen de la comedia. Se ha encontrado un monumento con forma de falo que se
adoraba en estos ritos. Incitaba a la danza, el placer y la risa. Baudelaire
escribió sobre lo cómico y la caricatura, en un libro traducido y editado: la
risa está ligada al accidente y a la antigua caída, y a la degradación física y
moral. Risa y dolor se manifiestan en ojos y boca. El manierismo de lo cómico y
trágico concluye en lo que tienen ambos de infernal gesticulación. En la
tradición medieval occidental se distingue el gesto exagerado e inmoral
asociando lo cómico con lo diabólico lascivo, se asocia lo cómico al pecado en las
escenas de los libros de oración de las monjas, varios corredores corren en
dirección contraria a donde miran. La gesticulación no se corresponde a su
causa. Dante describe naturalezas discordantes. En el infierno están condenados
por no mirar al mismo lugar donde caminan. El otro gesto es armonía, contención,
serena grandeza, lo que se orienta a sus propios fines, la naturaleza de Dante
dispuesta a Beatriz.
En la aproximación a la comedia y
a la tragedia. Aristóteles define los dos géneros. Amartia, es el hierro o la falta
de él. El héroe trágico hace de intermedio y no cae en desgracia por su bajeza
sino por tener la cosa mucho hierro. (quitar hierro al asunto) En el ensayo de la
comedia aparece mencionada esta pero no desarrollada. El segundo libro de la poética,
el dedicado a la comedía, se perdió. Es el libro que Jorge de Burgos en el
Nombre de la Rosa no quería que se conociera pues la risa nos libera del miedo,
del temor a Dios y acabaría con la religión. Se define la comedia como
oposición a la tragedia, pero no por sus cualidades. “la comedia es la imitación
de los hombres inferiores en la extensión del vicio. Lo risible es parte de lo
feo. Es una fealdad que no causa dolor ni ruina. La máscara cómica es algo feo
y contrahecho sin dolor.”
Hay una falta de distinción, de
límites claros, entre comedia y la tragedia. Dijo Aristóteles que con las
mismas letras pueden hacerse ambos géneros. Beckette dijo; no hay nada más
cómico como la tragedia, pero no se lo digas a nadie. La caída del héroe
trágico nos da temor y compasión. el tropiezo es elemento básico de comicidad.
Contempla el ridículo de quien se ha caído. Se ve al que se caído ¿desde arriba
como en la comedia o desde lo inferior, que permite empatía, en la tragedia?
Ese alguien que se ha caído podríamos ser cualquiera de nosotros. En la
retórica ética, el error del héroe trágico no es la maldad sino la ignorancia.
En la comedia es la ignorancia del ser que se cae lo que hace reír. Son las comedias
de la superioridad. Lo cómico lo es, porque sabemos lo que va a ocurrir, pero
el actor no lo ve. Esto es lo que causa risa. Es una fealdad anodina y no
destructiva lo que motiva al cómico. Hubo una grande estela de autores que
imaginaron con paralelismo o contraste a Aristóteles como habría sido la
comedia. Roberelus, en su tratado ridiculis, o la peotia toscana de Minturno.
Dieron a la comedia un valor edificante para defender este género virtualizado.
La comedía es equiparable a la tragedia. Lo catártico, los mitos de la tragedia
ética son el teatro clásico y se olvidan de la comedía. Se rastrea en Cicerón
otra definición de los dos términos. El retorico interpretó el tema de Aristóteles.
La incapacidad del mal era la debilidad y el deshonor y vergüenza que crea. Adán
Eva padecen vergüenza ante su propia desnudez. El mito trágico da un matiz que
acerca la tragedia a la vergüenza de los personajes cómicos. Edipo al
arrancarse los ojos, órgano del conocimiento, representa una absorción de su
culpa, de la hibris, de la soberbia del conocimiento, querer saber más que los
dioses. Es una desmesura mayor. La vergüenza está incluida en el conocimiento,
al rechazar el conocimiento rechaza la vergüenza. Se arranca los ojos como no
querer ver ni querer ser visto por el otro, es su ser viéndose. No asume
ninguna culpa en el fondo. Sigue en su ignorancia. Es desestimado socialmente
como un personaje de comedia.
La ponente habla del efecto
catártico de la comedia. La compasión y temor llega con la tragedia, la famosa catarsis
aristotélica. La comedia lo hace mediante la risa, y libera pasiones de un modo
más sincero. La compasión en la tragedia es mimética, es una compasión por el
demás que en el fondo es auto compasión. En la comedia el espectador no se
identifica con el personaje al considerarle menor y la risa es algo hibrica. Lo
risible es un defecto anodino. Es aquello que calma el dolor. Una pugna se libera
a través de un dolor que no es grande sino insignificante, un pequeño dolor. Representa
el dolor originario, y la separación del dolor, no sentir el dolor. Son los esquemas
de la distancia dramática, del juego del simulacro, de la meta representación, ese
estar fuera de escena que motiva la filósofa socrática en sus orígenes.
La estrategia retorica del mal es
como una estrategia cómica retórica. Unas sirenas son criaturas que en el limitar
de ambos géneros causan atracción y espanto. Están asociadas con Perséfone.
Hechizan al silbano como una serpiente o Satán. Le sacan del camino recto y lo
lleva a la mala vida de los que viven en la comedia. Las sirenas, como Hermes, representan
el placer sensual musical de la sensación, está vinculadas al infierno. El canto
fascinante de las sirenas seduce, leemos en la Odisea. Hesíodo dice que encantan
a los vientos, aletargan a los hombres que se olvidan de comer y beber, pudriendo
sus cuerpos en las playas. Es equiparable
a las artes liberales que crean y en la que los griegos se deleitaban. Como
planteaba Cicerón; no se preocupan de la salud o la hacienda, inmersos en el deseo
de conocer y saber, y el placer que encuentran en el aprender les aparta de las
cosas inmanentes. El canto de sirenas lleva al placer. Es una tentación de
serpiente. Hambre del conocimiento. Mediante el análisis, las sirenas son las
que separan. El único modo de matar a las sirenas es que su canto no nos persuada.
Que nadie crea en sus palabras, era la maldición de Casandra. Al perder las palabras
se pierde la persuasión. Esquilo en el Agamenón dice que Casandra perdió la
confianza en el buen hacer y Apolo le hizo por ello perder su capacidad de
persuasión, nadie creyó en la veracidad de sus presagios. El valor de la verdad
descansa sobre el de la justicia. Es un valor decisorio. En los argonautas
Apolonio de rodas dice que Orfeo nos libra del canto de sirenas. Entona su canto
libre con la lira, en acuerdos del instrumento. El canto de las aves es
domesticado con el canto artificial de la lira. Así la lira supera la voz
virginal de las sirenas. Ulises deja de remar, salta al mar, bañándose en la
lujuria de la espuma. Es una voz virginal. Apolonio lo llama canto animal, voz
acrítica, no separada, distinta. No se separa en sintagmas, no se articula, es
un mismo sonido. El ritmo domestica al animal. El marinero se tira al agua. La
violencia viril va asociado al canto acrítico. Es lo anodino de la comedia.
Nietzsche en el nacimiento de la tragedia decía que las sirenas son las
atadoras, las que dividen el conocimiento en parcelitas estanco y estructuras.
En la división géneros, la filosofía va unida a poesía. Para llorar se ríe y para
reír se llora. Es el rictus en la jerga médica. La contracción de los labios deja
al descubierto los dientes y da a la boca aspecto de risa. La comedia se une al
mal, a la risa, a la seducción y a la caída, y da lugar a la perversión de Milton
en el paraíso perdido. Es la paradoja de que el que sufre debe luchar por su
vida, elegirla en cada momento de su sufrimiento. La risa es la animalidad
anterior, el pensamiento de las flautas y de las melodías pastoriles o
orgiásticas, pero en cualquier caso cómicas. Libera al estudio de la flauta de
esa clasificación, y se excluye de artes generales. Su ejercicio libidinoso
hincha las mejillas y deforma el gesto. La rosa es diabólica. La flauta y el canto
son prácticas indignas.
El uso de la lira representa lo
no violento, la compostura y el rostro o libertad de movimientos de un hombre
libre. La clave es la diferencia entre la flauta y la lira. La filosofía es la
sociedad de los hablantes y cuando se toca la lira se habla a la vez que se
hace música. Hay una distancia impuesta por la mano. Son instrumentos teóricos
o críticos, el discurso domesticado por la razón. Es anegarse al aire, tirarse
al mar. La flauta coge el cuerpo del propio músico que se convierte en
instrumento. Las flautas están relacionadas con la comedia, y con la caída antigua
de la filosofía. Orfeo, hijo de Apolo, rechaza a las mujeres y ellas lo
destripan, según cuenta Ovidio en la metamorfosis. Lo ahogan. La filosofía, representado por Odiseo, se
enfrenta a lo cómico. Se ve en la actitud con las sirenas. La comedía es un
estado dionisiaco, una catarsis y éxtasis y salida de si. Odiseo no se tira al
agua, pide a sus amigos que le aten al mástil con las cuerdas de Orfeo.
Representa la experiencia estética. Frente a la posición sedente del que rema está
el que toca la lira o escribe, se entrega al mar y se entrega a la flauta
abismal del agua y no del aire. El marinero se suicida en el relato. El teórico
es quien tiene esa visión de las sirenas, la especulación de que pasa el
tiempo. La filosofía es la adecuación asentada del que se pone ceras en los oídos
y no corresponde a la comedia. Precipitarse al mar es la anulación de toda
voluntad. Es la voluntad de la caída. La persuasión es, según dice Esquilo en las
suplicantes, la que nunca sufre rechazo. Si persuade la verdad y enajena es
gracias a la persuasión de las palabras. Orfeo se defiende de las sirenas con el
lenguaje inarticulado de la música
Satán tienta y engaña. La ponente
intenta separar los argumentos. Entre la sirena y la cuerda hace un análisis, se
trata de desatar algo en partes. Convive con los límites del cuerpo antes de desperezarlo.
Blake decía que Milton estaba sin saberlo de parte de Satán. Se refiere a la trama
ética judicial de la obra. La voz de Satán es dramática. Se corresponde con el género
épico y con la invocación a las musas. Pide la inspiración divina y que ilumine
lo que en él hay de oscuro. El poeta reclama maldad y oscuridad. Son poemas monstruosos,
donde se hace patente el peso de su caída. El canto es arriesgado y persigue
cosas no intentadas en la prosa o verso. El poema pide que se respete la
trasgresión de ese gesto. Estar de parte de Satán.
Existe una concepción cómica del
diablo. Que haya alguien que crea dicho personaje. Ponerse de parte de satán es
eliminar la distinción entre verdad y la forma que se adquiere, con las palabras.
Satán intenta persuadir, convencer. Provoca desconfianza. Milton refleja la verosimilitud
de la maldad con la que crea su personaje. Desconfiamos de la moral misma.
Descubrimos que la ley sobre el bien o mal la pronuncia un ángel que no es más
que un puñado de palabras, un discurso especulativo. Desconocemos lo que, como
diría la copla, si lo que nos pasa es verdad o mentira. Se trata de una ficción
moral, de un artium retorico, que pone a prueba a los justos. Satán cazara al
vuelo a la presa caída. El propiciará la caída, al terciar la ocasión. Cuando
algo se divide lo hace en tres partes, aunque nos haga pensar en dos. Se divide
en la trinidad aristotélica, aunque reciba forma bipolar, dual, doble, los dos
mundos de Platón. El diablo va allí donde hay maldad. El origen del Satán de Milton
es la figura de Hermes. El demonio es como un felino que juega indolente con un
ratón, la verdad en la palabra es un problema de orientación. Puede convencernos
el diablo de una cosa y a la vez de la contraria. Es el poder del lenguaje filosófico,
esa vieja hembra engañadora en palabras de Nietzsche. En el Fedón se dice que hace parecer las cosas
pequeñas grandes. Trasviste la verdad Satán. Tiene los dones de la mala y buena
persuasión. Vemos la ternura de los deseos y palabras amorosas como una trama
positiva. Las palabras engaño mentira sustituyen a las palabras amorosas. Es la
naturaleza retórica de la persuasión. Y la doble naturaleza maléfica y benéfica
de las sirenas.
Mucha gente del público no llega
a esas disquisiciones maravillosas que ha dado la ponente durante toda la charla.
Bajando a la tierra, parece que los grandes pensadores griegos todos terminaron
con la cicuta. Eran pensamientos que no aceptaban sus discípulos o otros
pensadores griegos. La persuasión o seducción son de lo más cómicas, pero
disfrazadas. Hay una afición en separar lo mental de lo sentimental. Pero los
griegos no desatendían el cuerpo del que surge el pensamiento. En la disuasión
mente y alma de la edad media, el cuerpo era malísimo, concupiscente y pecado.
La comedia hace salir de la frustración. No hemos venido a sufrir a este valle
de lágrimas.
La filosofía tiene el sentido de
presentación escénica. El propio dialogo del que nace tiene que ver con ese
carácter teatral de fundamentos de la razón. Persona en el griego es mascara,
la que los actores se ponían sobre el rostro y con la que se personaban en
sociedad, con el sonido y vibraciones que hacían sobre la máscara. Asi creaban
sus personajes. Luego se integra la idea de personalidad. La persona era una
máscara que uno se puede quitar o poner, para representar. No olvidemos sus
caracteres dramáticos.
La comedia nos ha llegado en la
historia como marginal, desterrada, secundaria. Seducir es sacar del camino por
el que uno iba y llevarlo a otro. Eso lo consigue Satán y la comedia con sus
estrategias dramáticas. Está relacionado el nacimiento de la filosofía con la
comedia y los misterios de la religión. De lo poco que se sabe de los ritos de
Eleusis es que había un acto de explosión de la risa como manifestación
mística. Lo citaba Darwin en sus estudios de fisionomía; hay que ver lo que se
parece un gesto que ríe y otro que llora. Difuminar límites entre comedia y
tragedia puede acercarnos a otra definición de la filosofía. No todos recurrían
a la cicuta, algunos se cortaban las venas.
Jorge de Burgos en el nombre de
la rosa quería prohibir el libro de la risa de Aristóteles. La risa es como una
mueca, un estado de excepción en la condición normal. Divertirse es partirse en
dos partes, uno se parte de risa. La risa explota y estalla. Esta
diversificación está en nuestro lenguaje cuando lo dividimos por partes. Cuando
es una persona cabal decimos es una persona seria. No es un momento de la
tradición, la solemnidad se la ha llevado la tragedia. El carnaval dura poco y
lo nuestro es la cuaresma. Primero representaban tragedias y luego comedias.
Aristóteles dice que antes de la
catarsis hay un reconocimiento o neurosis en el oyente. La risa lo convierte en
mueca. La comedia lo es cuando nos reímos de los otros. Pero cuando nos vemos identificados
deja de ser comedia. La risa se convierte en una ofensa. La risa implica
reconocimiento. Si una persona se está riendo, ¿de qué se está riendo? ¿qué
sabe que yo no sé y le provoca la risa? La risa y saber algo están
relacionados. La risa es instrumento y crítica social para criticar algo. Si
uno deja de reírse pierde el control del conocimiento con el que cree contar.
Se rompería esa distancia. La noción capital es el de la distancia del
espectador. Uno deja de reírse si se identifica, si el otro sabe más de mí, si se
está riendo de mí. En esas teorías de superioridad, está por encima el espectador
de lo que ve representado. La comedia expurga el dolor añadido. Se tropieza
desde un punto cercano al espectador o desde el punto más alto. No vamos la
comedia como falta de auto compasión. El diablo como adversario o como envidioso,
es un ser diferente. La comedia es el ocultamiento de que ese puesto que no es
el mío, que está más alto y cae el otro, es el punto que a mí me gustaría
tener.
La comedía estrecha lazos con la
ironía. parte de esa argumentación retórica. De la relación de la ironía con la
comedia hay mucho escrito. Se rompe el trato del juego, representación y la
posibilidad de engaño y representación. Es un pacto retorico. San Antonio se
resiste a la tentación, según la tradición iconográfica de ese santo. Job asiste
a la mentira y el engaño. La palabra frente a la música. Hay relación de la
tragedia con lo teocrático. La gran tragedia es teológica y lo demás burda
comedia. Hay comedia que produce la sonrisa, es allí donde está la filosofía.
El quijote es una comedia, y un gran libro filosófico. O Shakespeare que es
cómico cuando quiere. La medianía es la tragicomedia, la comedia de la sonrisa.
Y la sonrisa siempre es romántica. Es el gesto ambiguo de la sonrisa. El
irónico ríe de una perdida, pero de lo no perdido totalmente. No llega al estallido
completo que es la risa, comparable con el llanto en su expresividad.
Contenerse o medirse con un autocontrol es la distancia que uno pone sobre si
mismo. Hablamos de la audición sentada del que toca un instrumento de cuerda o
escribe, esta distanciado y no se entrega a la música de las sirenas, al mal.
Se queda en lo que tiene partes, pero no en esa cosa en que uno no puede
distinguir mentira y verdad y hace pie y cae. Hermes y Satán nos hacen perder
el pie. Quedan definidos en la tradición. Hacen perder el pie y caer.
Autocontrol es reflexionar en algo sin entregarse del todo. No se entrega del
todo porque se perdería. La verdad no tiene partes, es entera pero el discurso
tiene partes. La filosofía es más irónica, es una sonrisa romántica.
A la conferenciante siempre le ha
impresionado la noción de mimesis. La tragedia y la comedia impiden la identificación.
El héroe que sufre es inalcanzable, nadie se pone en el lugar del que sufre,
sería el pecado de hybris. Y en la comedia no se quiere reconocer lo propio en
eso mimético y bajo. Lo burdo en Aristóteles es la expresión pública de lo que
se hacen en privado. No podía juzgar el público griego, era un tribunal de
peritos que juzgaban la pericia de la tragedia. En la comedia el público está
preguntado. Aristófanes hablaba con su público y pedía su voto. Se daba en la
comedia la verdadera democracia porque eran lo que sabían. Cuando el personaje
defeca o Lisistrata hace su primera y última huelga de sexo para acabar con la
guerra… la tragedia las hace públicas. Las dos vías de imitación son difíciles
de identificarse con ellas. A la tragedia
hay que asistir con seriedad cívica. En la comedia se expresa el pueblo, no
subliminalmente. Vóteme a mi porque ustedes saben de la comedia, aunque no
saben de los sufrimientos de Ayax o Edipo, nunca podrán experimentar sus altos
elevados dolores, pero de las bajas pasiones ustedes si saben.
¿Satán se ríe cuando nos hace tropezar? ¿O es incapaz de hacerlo? ¿Nos reímos de las mismas cosas, hay una universalidad en ello o es cultural? La risa está anclada a la cultura, tiene una pragmática. Ni dos personas que hayan nacido en circunstancias similares se reirán de lo mismo. En una misma vida no se ríen de lo mismo. Ahora nos hace gracia cosas que a los 13 años no nos hacían gracia. Son complementos circunstanciales culturales la risa, lo ridículo y visible. Podemos leer el paraíso perdido con esa pregunta de si Satán se ríe. Es una buena pregunta. Se habla de la risa diabólica. La risa es disgregadora, diabática. Hace que uno se parta y se divierta. Hay diablos que se ríen. El diablo cojuelo, el propio Fausto. Heidegger dice que originalmente el demonio no se ríe. Pero en la tradición literaria va riéndose. Ve la realidad con espejos que distorsionan, los espejos del callejón del gato de los esperpentos de Valle Inclán. Se le permite al diablo reírse. Aparece en la tradición con personajes perversos que se dan del orden de la sociedad. Representan diversos pecados. Se ríen, pero gesticulando, compulsivamente.
¿Para la vos cómica hay límites o todo es
susceptible de comedia? la risa disuelve los miedos y sin miedos no hace falta
dioses o se humanizan como en el mundo griego a través del mito. La risa calma
el miedo. Por eso tanto miedo de Jorge de Burgos en que se leyera el ensayo de Aristóteles
sobre la comedía. Es la frase hecha, de que se va cantando el miedo. Con la
música eliminamos el miedo, por eso uno canta cuando está en mitad del bosque y
de noche. Cambiamos conductas de comportamiento, lo políticamente correcto
limita las posibilidades de lo cómico. Como en la naturaleza, a lo cómico no se
le impone límites. Cualquier cosa tratada de modo oportuno puede tener un
elemento de comicidad. Quizá no de comicidad feliz; uno se ríe ante algo que
tiene miedo de que le pueda ocurrir. Podemos quitarle limites a lo cómico y
unirlo a otras formas de expresión y conocimiento. En pocos años en España ha
habido un desplazamiento de la tolerancia publica, legal y jurídica a lo cómico.
Es la hipersensibilidad de lo cómico. Situaciones de mal gusto ahora pueden
pasar por delitos. Hay penas de cárcel de un cantante por haber contado un
chiste malo, o cuando se condenó a los titiriteros que representaban a Lorca y
su barraca o por la letra de “la culpa la tiene joko ono”. Condenaron a los
músicos de siniestro total. Es una gran pregunta para hacerse, ¿hay límites
para la comedia? Pensemos en el Holocausto, o el terrorismo… ¿manifiestan cierta
complacencia estos temas o se permite la crítica? Hay ciertos temas de los que
no podemos reírnos, son demasiado serios y solemnes. La unicidad de lo cómico tiene
más pliegues de los que aparentemente se ven. Es una pregunta social y política,
¿de qué podemos reírnos? Esta pregunta nace en el presente como estallido de un
estado de excepción. La risa es un periodo de carnaval limitado donde todo se
invierte, lo profano y lo religioso, las autoridades, los sexos…. Pero luego se
vuelve a la cuaresma y al valle de lágrimas teocéntrico y teológico. No hay límites
a la risa salvo en un tiempo determinado. Los únicos límites son la percepción
de lo que hay.
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