Esta es
la historia de dos hermanos que no se llevan bien. El hermano le pega, le quita
el lego, el mecano y el play movil.. Mientras estudia matemáticas, todas las
cosas son para el otro hermano. Se sentía celoso y no tenía ganas de jugar con
el. A veces él hacía de hermana monja y les mandaba a todos a misa. Quieren ir
a Disney a subirse a las montañas rusas. La pacha era la criada. Le dice al
padre que le presentara a una compadrita de cuba que le puede curar de su
enfermedad. Debe beber una sopa de ajos ojos, que le va a dar la madre Pabergo.
Ella tiene conocimientos de magia, y vive en una choza cochambrosa. Es gorda y
bajita. Le dice que le han echado un mal de ojo. Le pasa un huevo por el
cuerpo. “me empleare a fondo para quitarte el mal de ojo”. Le da una hoja de menta
y sacrifica un gato y le hace beber su sangre. Su sabor recordaba a la
morcilla. Le hace adorar a un cuervo negro y tras unos rezos les da a los
hermanos una medalla de la virgen para que estén siempre juntos. Pero al poco
tiempo murió el niño. Le pusieron el traje de la primera comunión. Fue un
entierro alegre. Y ahí quedo en el cementerio. Al poco habían profanado la tumba.
Vino hasta la policía. El hermano se le apareció de pronto al hermano, quería
comerle. Le hermano le metió en el armario ropero y le dijo que le buscaría
algo de comer… el cuento debéis terminarlo vosotros.
En la
historia del funicular de Artxanda ha habido varios accidentes. Por eso lo
rociaron con agua bendita al poner de nuevo en marcha la maquinaria. Después de
estos cuentos de terror daremos vuelta por ahí. Junto a los restaurantes y la ermita
de san roque, hay una urbanización de 6 casas en parcela. Se llama Mendizaharra.
Murió la vecina más mayor pues todos vamos a morir, (algunos esta noche) Muere
doña rosa y ocupan la casa en los 80 los punkis. Llegó un nuevo ingeniero, un
maestro retirado, al vecindario. En el vecindario se reunían en la junta de propietarios,
donde el nuevo vecino quería exponer dudas que tenía sobre las basuras. En la
reunión de vecinos había cosas de picar y vinos. En 1913 se abrió el casino Artxanda.
Artxanda pasó a manos municipales que querían poner el funicular. El administrador
les contó que el ayuntamiento le había propuesto lo de construir el ferrocarril
a ver que opinaban los vecinos. Doña rosa se había negado. Si ponemos el funicular
esto se llenará de domingueros que se meten casi en las casas a comer. Doña
Rosa se fue dejándoles con la palabra e la boca. No querían que viniera la
gente, porque habían comprado la casa para estar tranquilos. Hablaron de cómo
es doña rosa y se fueron cada vecino a su casa. Apagaron las luces, veían la tv,
y cuando el ultimo vecino cierra las puertas sale Luis (el ingeniero retirado)
cuchillo en mano y va quedamente como quien pasea. Abre la puerta de doña Rosa
que le deja entrar. La mata. Se oye el fregar de los platos por la noche. Quedaría
alguien cenando, o haciendo una misa negra. Hace tiempo que no ven a Rosa. Le
dan un toque a la hija, seguía cerrada la casa. Decían que la habían metido en
una residencia pues los hijos no la aguantaban. El administrador en la reunión
de la comunidad de vecinos volvió a hablarles del proyecto de construir el funicular.
Esta diseñado en Austria como el funicular de Bolueta. Era la crisis de los 80
y con el funicular darían puestos de trabajo. Pero otro de los vecinos no quería.
Me habéis puesto de mala ostia, dijo marchándose. Nadie miró por la ventana. no
se volvió a saber más de ese vecino. Era bastante raro. Habría metido mano en la
empresa y se habría fugado. Me contaron, dijeron. Le han embargado. Los vecinos
le imaginan en Brasil o matado por la mafia. La casa estaba cerrada y en
oscuridad. Así el administrador ahorra en fotocopias. Esta vez pidió que cada
uno llevase una cosita para comer; pimientos rellenos, una tortilla socorrida. Se
notaba la recesión. Queremos calma y tranquilidad, y si ponemos el funicular se
llenará esto de domingueros. Lo hablaré con maría, mi mujer, dijo el vecino joven.
Los demás no querían poner la parte de él. Ha quedado bien el seto, dale un
abrazo, dinero no, a tu primo que lo ha podado. Luis, el maestro retirado, sale
de casa con un hacha. Nadie le ve. María
queda sorprendida por la hora, pero le abre la puerta. Se oye trinchar un pavo.
Una de las vecinas, una mujer mayor y soltera con muchos gatos, ha encontrado por
qué no abren la puerta María y su novio. Seguro que cultivaban esas plantas
raras de marihuana y ha venido la ertxantxa y se los han llevado. Por eso los
gatos no querían ir a su casa. Estamos mejor sin ellos, zanja tajante. Esas noticias
no salen en la prensa. Eran hypis. El ayuntamiento es insistente con lo del
funicular, les dice el administrador. Se trata solo de dar una pequeña aportación
para construirlo y daremos trabajo a gente. Se ponen de acuerdo en construir el
funicular y brindan con champán. Cuando llega la noche se ve salir a Luis, el
maestro, rumbo a otra comunidad donde ponerles a todos los vecinos a buenas. Eso
es ser un vecino ejecutivo y resolutivo en comunidad
En la
ladera de Artxanda hay un colegio concertado religioso. Mejor no dar nombres. Allí
dos tías son monjas de la hermandad del santo frito. En sus jardines tienen manzanas
y perales. Se suele robar la fruta del vecino que es más rica que la propia.
Murió la madre Rosaura, la madre superiora. Al morir todo se llenó de un
delicioso olor a frutas, narciso, y jazmines. Se oyeron sonidos celestiales y beatíficos.
La carne de la monja era incorrupta, tensa, tan apetecible… Hicieron reliquias
con su cuerpo y luego se la comieron-. A eso Freud lo llamaba la introyección
del objeto amado. Los huesos estaban dulces. En el retiro el eterno descanso, vivían
pobres necesitados y abuelos que no tenian donde caerse muertos. La madre es de
corazón generoso. Entró la nueva madre superiora. Habia un maestro rojo que no
iba a misa. -No me parece bien, dijo la monja jefa. Blasfema y dice cosas feas.
Paséale por el huerto, que parezca un accidente. Los perros tienen la función de
defender el seto y los frutos de señor. Hay carteles de “cuidado perro”. Las
fauces de esos perros eran enormes, eran auténticas bestias. A unos niños se
les cayó el balón jugando a fútbol. Tiraron piedras a las ventanas sin
cristales. Uno de los niños bajó del muro, cogió la pelota, y los perros
bestiales le masticaron. Vino la policía. Las monjas decían haber comido moras
pues tenían la boca llena de sangre roja.
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