Virginia Woolf 1882 Londres 1941 59 años
Virginia Woolf tenía una casa de campo
al sur de Inglaterra en el canal de la mancha. Era vecina de Klaus Mann. Allí se
suicidó. Virginia está a medio camino entre la sociedad victoriana y la
modernidad. Todos admiramos su aptitud vital, tenía un punto con el sexo y el
pudor. Todos los autores de Bloosbury jugaban con el darse aires aristocráticos,
ironizan con ello. Virginia es la madre de la moderna novela pues tenía un
estilo muy moderno de escribir, experimental y adelantado a su época. Además,
estaba en la vanguardia del feminismo, muy avanzado para la época. Virginia
reflexiona en la habitación propia sobre lo difícil que era averiguar la
personalidad de Jane Austen y lo sencillo que era adivinar la vida de las
bronte, pues sabemos mas de sus vidas que de Jane Austen. Es fácil entender la
vida de Bronte. Virginia Woolf nos suena a todos, por las pelis basadas en sus
obras. Es un icono literario en Inglaterra, la camiseta más vendida con su foto
es como las de aquí del ché. Es un mito, un icono, no por su literatura sino
por su vida. Cualquiera la conoce, aunque no la haya leído. Su vida, su
suicidio y su locura la conocemos todos. No tuvo una aburrida vida recogida
como Emily Dikinson que no salió de su casa. Austen era una mujer normal y
corriente. Sin embargo, tenemos la imagen de Virginia como una mujer depresiva,
tendente al delirio, introvertida y no lo era en absoluto. “Me sorprendo que la
gente la vea como una torturada reclamada por las tinieblas. Tenía una voz de terciopelo
rojo, la daban información sosa como el polvo y la devolvía luminosa como los diamantes”.
Hablar con Virginia Woolf era como beber la mejor copa de vino. Era realizadora de la vida. La vida se
diferencia entre los que realzan la vida y los que la merman. Era una mujer muy
sociable y encantadora, pero con un punto oscuro. No era introvertida. Escribió
diarios y cartas abundantes. Se han publicado 5 volúmenes gruesos de diarios. 6
volúmenes gruesos de cartas. Escribía 6 cartas al día. Escribía a gente de muy lejos,
sus cartas forman el grueso de su obra. Es ardua difícil de leer. Una mujer
sesuda, farragosa. Quien teme Virginia no tiene nada que ver con ella. La
relacionamos con el alcohol y las relaciones difíciles por esta película,
aunque ella no bebió jamás. Ni alcohólica ni loca, acaso reflexiva. Tiene un punto
feminista la habitación propia. Su locura le llevó al suicidio. Es agradable
fácil de leer sus pensamientos. Orlando no es significativa como obra. Ha abandonado
a su novia cuando escribe esta obra y su poesía original. En Orlando el personaje
hombre se convierte en mujer, vive en la Francia del siglo XVIII, vive mucho
tiempo. Se basó en su amante Vita para escribirlo. Un hermano abusó de Virginia,
el hermanastro en su adolescencia. Esto determinó su difícil relación con el
sexo. A los 30 años era virgen aun y esto la traumaba. No podía ser una buena
escritora si era seudo virgen, pensaba. Se casó con este hombre bueno, un
amigo, para no quedarse sola. Al principio no tuvieron relaciones sexuales sino
esporádicas. Mantuvo la relación con este hombre hasta su suicidio pero siempre
desde cierto distanciamiento. Tuvo amantes mujeres. Fue novelista, ensayista,
feminista. Nos han llegado sus correspondencia y diarios. Le angustia el hecho de
escribir y de enfrentarse a la novela. Escribía y entraba en depresión durante mucho
tiempo, podía estar semanas deprimida. A las novelas más serias las continuaban
pequeños divertimentos. Orlando es un divertimiento, no es que sea mala novela.
Los dos autores del modernismo (Joyce y Virginia) nacen y mueren el mismo año.
Del análisis de la conciencia, Joyce va más allá. Son escritores no tradicionales.
Tampoco Mansfield. Sus obras están narradas en tercera persona omnisciente, nos
deja a los lectores asistir a lo que dicen los personajes, como un dios que
está por encima. La novela evoluciona en el XIX y XX, se busca eliminar a ese
narrador omnisciente. La historia se mueve desde dentro. Sigue habiendo un
narrador en tercera pero interviene menos. Joyce anula narrador, se introduce en
las mentes de los personajes, oímos lo que piensan. Pegamos la oreja a la
cabeza de alguien. Pensamos en palabras. No existen ideas abstractas ni pensamos en
imágenes. El discurso interior se hace con palabras, hay que desgajar el lenguaje
para pensar, es algo lingüístico. El pensamiento se estructura sin ordenación
ni argumentación, da saltos, sube, baja, cambia descambia. El monologo interior
es el hablarnos a nosotros mismos. En las imágenes de los sueños hay
pensamiento. Refleja el monologo el interior de los seres, su pensamiento
caótico, un monologo interior en primera persona. Woolf tiene una pierna en el
xix y otra en el xx. Introduce personajes pensantes dentro del narrador en
tercera persona. El perro no tiene monologo interior, no piensa, por lo que es
una licencia poética que en su obra flux el perro piense como un humano. Es la
madre del monologo artificial, cuando
intenta el monologo es artificioso. En Joyce no. Las olas es un monologo de 4
personajes donde no hay narrador. Asistimos a los monólogos interiores. Los
monólogos de Virginia son más difíciles de leer pues son pensamientos pero muy
poéticos.
Te coloca en una forma de pensar
muy poética. En Joyce se acerca más a la realidad de como pensamos los seres
humanos y no es poética. En estilo indirecto libre se escribió la señora dalloway.
Es el monologo de esta mujer, haciendo compras por Londres. Es la mujer de un
alto cargo político. Se narra en tercera persona. Tiene una intención satírica de
la crítica de las costumbres. Ridiculiza su clase social. Voy a escribir de mi
clase social, se dijo. Cuando nos hundimos en otro personaje, lo entendemos, no
podemos criticarle o satirizarlo porque hay contacto y empatía hacia esa mujer.
Jesús Marchamalo escribió sobre
Virginia Woolf; Virginia era bella pero nunca guapa. Su marido planta lirios, y
campanillas. Vivía en un castillo, recibía una nómina extensa, tenía gatos y perros
y amantes eventuales en su habitación propia. Esta habitación era como una
celda con una ventana y una chimenea y un velador. Repitieron su nombre en el funeral
y misa. Una editorial de prensa sacó sus libros encuadernados. Fue la editorial
Howard donde publicó Gorki Freud Eliot. Tenemos ya sus obras completas. En sus
escritos siempre estaba el olor a cigarro, las letras con polvo de tinta, el papel
y sus tripas. Era hija de stifer, que tenía amigos escritores, pensadores y
ensayistas. El padre le dejaba su biblioteca, se convirtió en un anciano huraño
cascarrabias, y gritón. La vecina pintaba. Tenía amigos cultos aseaditos,
limpios bebedores. Tenía miedo a la locura, escuchaba pájaros cantando en
griego en el jardín. Necesitaba silencio absoluto para escribir. Se encerró en
su estudio a escribir. La sacaba de quicio el ruido. En la caseta del jardín
dejaba los útiles y herramientas. Se sentaba en una butaca a escribir los cuadernos
que fabricaba ella misma. Su cuarto estaba lleno de libros, papeles, horquillas,
baratijas Cazaba mariposas poniendo miel en el tronco de los árboles. Oía voces
en la cabeza cuando los nazis bombardeaban a diario. Tenía bodegas y antes de
morir provocó un incendio y quemó media docena de cartas. Desapareció siempre
bella nunca guapa. Se llenó bolsillos de piedras, la molestaba todo ruido, dejaba
de escribir. En su casita refugio se cobijaba. Paseaba por el jardín sola,
lejos del mundo. Tardaron dos semanas en encontrar el cadáver
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