Hoy se presenta
a uno de los mejores poetas vivos actuales. Con el presentador Juanjo Lanz tiene relación
desde hace muchos años. Antonio Gamoneda. Recuerdan al director de Zurgai que
estuvo detrás de la poesía de Bilbao, que nos abandonó desde hace un año y pico
o dos; Pablo González de Langarica.(La asociación de
poetas vizcaínos le rindió homenaje este 26 de Octubre, con De la Sota, Blanca
Sarasua y algunos familiares escuchando a los rapsodas. ¿Dónde estás Pablo? En
estas cenizas ya no)
En el Fredo se
trata del dialogo o discusión entre la adecuación de la escritura y la palabra
dicha de los discursos. Platón critica a los logógrafos, los que escribían
discursos y los vendían en los tribunales y plantea en boca de Sócrates el
problema de teuz y Tamuz, el primero indica la divinidad pues el conocimiento
de las letras y la palabra escritura es un fármaco de la memoria y la
sabiduría, el “farmacon” Derrida decía que era incompatible escritura y verdad
en la epistemología platónica. Garantiza a la filosofía palabra escrita la
adversidad que la crea. La filosofía seduce. Para la divinidad egipcia, en el
relato evocado por Sócrates, el conocimiento de las letras no es un fármaco,
sino que es olvido en las almas de quienes las aprenden. El que piensa, dice Sócrates,
que al dejar un arte por escrito deja algo claro y firme por el hecho de estar
en letras rebosa ingenuidad. Con la escritura pasa lo mismo que con la pintura,
sus vástagos estan ante nosotros como si tuvieran vida, pero si se les pregunta
algo responden con el mas altivo de los silencios. La palabra que cura y
envenena, escritura como plasmación de la memoria y construcción del olvido,
valor saluticio de la palabra y condenatorio, mortal, evocación de lo ausente y
construcción de esa ausencia que trata de derogar. Es esa dualidad implícita a
la palabra escrita farmacon la que subyace en la escritura de Gamoneda y
sustenta la raíz ultima de su obra. Como declarara el poeta el arte es un lenguaje
paradójico, la palabra es ambivalente, evoca la memoria, pero se construye en
el olvido. Carece de identidad ideal y de la plasmación explicita de una ideología.
Gamoneda vivió
las cosas de poesía social en 1987. Pero en su poesía no hay proyecto social ni
ideología. Pero hay una fraternidad sin esperanza como trasfondo. Ahí radica el
núcleo de su escritura que se condensa en el libro de los venenos, del 95, la palabra
como farmacon, como veneno que trasciende el concepto ideal de la verdad para
formularse como una poética y epistemología desde el lenguaje. “No me importa
otra verdad o mentira que el resplandor de la obra en dichas palabras”. Es la
palabra sin origen, lenguaje diciéndose así mismo, “solo sé lo que digo cuando
ya está dicho” dice en el 92. La palabra adquiere identidad de veneno,
saluticia y mortal, dirigido a los que viven con temor y sospecha como a todos
que toman causa preservativa que debilite la fuerza de los venenos y los haga
impotentes. La concepción de la palabra
como veneno en su obra nos da una dimensión de la poesía que enlaza con la
pretensión kantiana que el leones adquiere en los años 70.
Sartre le da
poco poder a la palabra en su concepción de literatura comprometida. Se trata
de buscar una poesía que se instale en la acción, como el resultado de la relación
dialéctica de la conciencia individual con el espíritu social de una época
determinada. Poesía que supera el realismo social y convierte al objeto poético
en un sujeto de trasformación histórica. Gamoneda en noviembre del 73 escribe
en un artículo poesía y conciencia a la luz del debate que se estableció en torno
a la antología de su poesía ultima. “La política no puede condicionar a la
poesía ni intervenir en su naturaleza. La conciencia es el método del poeta responsabilizado
en instrumentalizar su poesía para participar en la naturaleza dialéctica de
las cosas que importan”.
Encarna en su poética
el pensamiento de la resistencia como se materializa en blus castellano del 82
aunque escrito más de 20 años antes, entre el 61 y 66. La labor del poeta
quedaba claramente expresa ahí. “Está mal hecha esta verdad. Hagan ustedes la
verdad mejor”. Son versos del 74, la poesía es ya sol o conciencia que canta,
solo el son que descubre fraternidad. “La única poesía es la que calla y aun
ama este mundo”, concluirá el poeta. Poesía como conciencia que canta. Es una
distinción de su escritura. Establece el espacio poético de la ausencia, del
hueco, del vacío, de la desocupación como el más propicio para su palabra. La
belleza no es un lugar donde van a parar los cobardes, es resultado de un acto
de conciencia y voluntad porque proclama su libertad. Un acto doloroso que nace
entre la conciencia mortal. “Únicamente porque muere canta mi palabra desnuda y
retorcida”. Es en esa poética de la acción surgida de una conciencia que canta
en el silencio, nacida como consecuencia de los límites que había llevado la sublevación
inmóvil (finalista del premio Adonáis 60)
Se instauran
las traducciones que mediados los años 60 lleva a cabo Gamoneda de los poemas
espirituales. Es el proceso de experimentación de una escritura trasparente que
lleva a cabo y inicia en blus castellano. “lo escribo con estas mismas manos,
pero no con la misma conciencia” Formula una palabra trasparente, una escritura
blanca como la que Roland Barthes dice que había inaugurado Albert Camus en el
extranjero, pero para la que también podría evocarse el modelo del ultimo juan Ramon
Jiménez. Un estilo de la ausencia que reduce la escritura a un modo negativo, a
la plasmación del vacío, “la geografía del final es blanca”, escribe. En
sublevación inmóvil lee versos proféticos, “es herido de trasparencia mi
corazón y se oculta en la belleza”. Al frente de blus castellano advierte la no
poética de la trasparencia.
Comprueben la
densidad y la trasparencia como imagen del silencio en el lenguaje y la desaparición
del sujeto enunciador en la poesía, es un elemento reiterado en su poesía de
principio al fin. Su último libro de poemas se titula la prisión trasparente en
2016. Invisibilidad, trasparencia, pureza absoluta, escritura en blanco sobre página
blanca, búsqueda de luz dentro de lo invisible, desaparición, silencio. La
geografía del final es blanca pero su inicio radica en una estética de la
negación. Desde esta perspectiva aparece en estos años en su poesía un concepto
tan característico de su obra vinculado con la estética de la negatividad como
es la retracción. Ese elemento se formula de modo trasparente en descripción de
la mentira, en el 67. “Permanecí mi obra como la retirada a una especie
maternal. Mis pasos se adelgazan dentro del silencio”. El tema de la retracción
se vincula con el olvido (“me poseyó el olvido”), con la memoria (“fortaleza está
en olvidar”) y con la búsqueda de la verdad, pero también con el hallazgo de la
traición. La verdad conducía a la traición con una regresión que implica desocupar
un espacio y tiempo concreto. “Harías mejor abandonando, desocupando un tiempo
que se coagula en la dominación”.
Retorna con el
lenguaje y la palabra regresa a su silencio primigenio donde callar es
negación. Vuelve a eso en el libro del frio, sobre este volverán arden las
perdidas, canción errónea y la prisión trasparente. Escritura que se desarrolla
como espiral, indagando constantemente en el lenguaje. Es una escritura
abismal, responde a una poética del abismo donde se sitúa el lenguaje a cada
momento. Si retomando la fábula socrática la palabra escrita es fármaco de la
memoria lo es en cuanto está es plasmación del olvido. La palabra constata una
ausencia. Lo que la memoria plasma es el olvido. Y en consecuencia, dice Blanson,
la palabra coincide con su separación. Si la poesía es arte de la memoria, la
escritura es la que proclama su ausencia, la desaparición, el olvido entre la
lengua. “No tuvo otra conducta que el olvido”. La poesía es la construcción del
olvido como evoca en el libro del frio o en lapidas que titula su libro del 86,
crónica de la desaparición del sujeto que solo existe en cuanto nombra.
No hay
construcción de la memoria, ni nostalgia que conllevaría una dimensión elegiaca
en su escritura que no hay. Hay una elaboración del olvido, de la perdida.
Arden las perdidas 2003. “Cansancio incluso de mi enemistad conmigo mismo”. No
debe verse en esta poética de la negación y la desocupación una dejación de la
conciencia crítica que solo se formula indirectamente como ideología en la
escritura. Combina la dimensión idealista mallarmiana con el materialismo
dialectico de la conciencia crítica. Subía un principio en su poética de la
negación. “No recurriré a la verdad porque la verdad ha dicho no”. Subvierte la
negación histórica oficial subvirtiendo su lenguaje y la lógica de poder de que
este es deudor. Pone la falsedad del lenguaje, mostrando la mentira porque la
verdad ha sido usurpada y no puede hacerse presente en su tiempo histórico sino
como vacío, hueco, espacio desocupado. Cuestiona el lenguaje de poder, plantea
la formulación de una pregunta antitética. Es utopía sin esperanza, una
profecía que conoce su fracaso, una pregunta que se sabe de ante mano sin
respuesta. Es una canción errónea como su libro de 2012. En el espacio de
contradicción la lógica se niega a sí misma y la razón se cuestiona en su
silogismo. En textos de prisión trasparente, (último libro de poemas) no hay
búsqueda de un conocimiento sino la constatación constante de un no saber que
se vuelve pregunta continua, retorno continuo para cuestionarlo, discurso que
se desdice a cada momento, en una escritura concebida como constante extravío
que proclama cierta liberación no del lenguaje, de las palabras. La voz poética
discurre por varios extravíos para llegar a un no lugar que se vuelve cárcel de
sí misma. “La vida es fracaso intransitivo”. Su escritura no es elaborar un
espacio ni constatar el vacío de su ausencia sino desocuparlo, construir su
desocupación, constartar el vacío de lo que estuvo falsamente ocupado y es
irremplazable. No elabora un discurso habitable sino la inhabilitad misma.
Desaparecida la figura, el nombre que les daba sentido y significación, las
palabras como quería Sócrates en su fabula responden a las más altivas con los
silencios. La sabiduría ocupada es la del olvido, des conocerse, in saber. No
sé conoce una sección de la prisión trasparente en la que indaga sin angustia
en la agonía.
Le han ofrecido firmar el libro en
esta casa. El lleva la peor parte de este dialogo, pero no es la primera vez
que viene. Esta casa es un poco suya ya. Le hubiera gustado que el prologuista
se extendiera más para hablar él menos. Estamos en situación de aprendizaje, de
saber algo de sí mismo. Está ahora mas informado sobre sí mismo que hace una
hora. No es capaz de recordar los poemas o libros que ha traído aquí en
ocasiones anteriores. Trata de que no coincidían demasiado con los que trae hoy
para hacer una sencilla lectura. No va a hablar las condiciones de su
escritura. Ha rozado la sensibilidad de la poesía en su presentación. Se ha
hecho el propósito de decir lo que él sospecha, lo que puede ser la poesía, no
la suya. Evita así todo comentario posterior que pueda interrumpir el lujo
poético si se produce. Se lo ha puesto difícil, pero intentará decir algo, no
mucho menos distinto, pero si con palabras más sencillas. Seguro que aquí hay
poetas que se han preguntado qué es la poesía. Se lo han preguntado desde hace
miles de años. En términos de recapitulación no hay una contestación breve,
aunque haya muchos estudios. Esta mañana le decía a un amable periodista que le
hizo una pregunta que había encontrado términos de pocas palabras para
dirigirse a la naturaleza de la poesía. San juan de la Cruz decía, aunque no es
una definición (que suelen preguntar y él no va a hacer) sino una aproximación;
“un no saber sabiendo”. Es una paradoja. Es una contradicción. Él ha llegado a
sospechar que el no saber sabiendo es un pensamiento impensado, no pertenece al
discurso mental propio de la reflexión o cualquier fórmula de averiguación
mental. Es antes sensible que
inteligible. Los orígenes están en la sensibilidad, aunque sea intelectual.
Aristóteles habla del ritmo como elemento antecesor de la poesía, generadora de
poesía. No se puede desasociar la música del ritmo poético de la significación.
Radicaliza esto como una osadía que no debiera, es una significación a un
impulso musical. En la canción hay una
melodía, un ritmo y una significación. Sería el estado máximo de la poesía. Son
aspectos resbaladizos. Eliot dice que hay una sensibilización en la poesía. No
conoce su pensamiento poético hasta que no se lo dicen sus propias palabras
escritas. Hay una inocencia, no una clara premeditada conciencia. Lo escribe
impulsivamente. Les ruega que no le interrumpan con aplausos. Aunque los
agradece. No piensa comentar sus obras. No puede convertir su poesía en una
significación intelectual. Trae dos libros editados y uno inédito. Está un poco
sordo y no puede medir la cantidad de voz que emite. El último libro se titula
Cecilia, nombre concreto, libro dedicado a su única nieta. En este libro se ha
reconocido que no es intimista en el sentido directo, pero si hay cierta
reconciliación suya con la vida.
Tengo
frio junto a los manantiales, he subido hasta cansarme, hay hierba negra en la
pradera y azucena cárdenas entre la hierba, que hago yo ante el abismo bajo las
águilas silenciosas, la inmensidad carece de significado
Sobre excrementos
de rebaño subo y me acuesto sobre robles musicales, rozan palomas entre mi
cuerpo y el crepúsculo, cesa el viento, hierbas de soledad, palomas negras, he
llegado por fin, este no es mi lugar, pero he llegado
Quien mi
cuerpo sobre las maderas agrietadas sobre las lágrimas, el amor viene a mi
corazón, duermo con los ojos abiertos ante un territorio blanco abandonado por
las palabras.
Alguien
ha entrado en la memoria blanca, en la inmovilidad del corazón, veo una luz
debajo de la niebla y la dulzura del error me hace cerrar los ojos, ebriedad de
la melancolía, acercar el rostro a una rosa enferma y decirla del perfume y la
muerte
No tengo
miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino veo una playa negra y
lejanos los grandes parpados de una ciudad cuyo dolor no me corresponde. Tengo
el amor. Ríe bajo los tubos de la muerte. Ahora contemplo el mar. No tengo
miedo ni esperanza
Tardes
bajo las túnicas cardenales, ha sido inútil la escritura negra, no hay agua en mí,
las fuentes emanan en otra edad, la pureza de la copa vacía enmudece
Vida
vértigo y luz en arterias del relámpago, semillas y germinación desespera,
desgarraba la posibilidad, hoy me perdía en la espesura vaginal, entraba en
ella olvidaba los ojos blancos de mi padre. vivir parece ser vivir, ser distraído
por un estertor, no hay en mi memoria ni olvido, lucidez, han desaparecido los
significados y nada estorba ya a la indiferencia, definitivamente me he sentado
a esperar a la muerte como quien espera noticias ya sabidas
Amo mi
cuerpo, sus vertebras hendidas por acero viviente, mi corazón ligeramente
húmedo, mis cabellos enloquecidos en tus manos, mi sangre atravesada por
gemidos. Amo la calificación y la melancolía arterial y la pasión del hígado
escarbando en el pasado las escamas de mis parpados heridos. Amo el orificio de
la infidelidad, las medulas de la tristeza, los anillos de la vejez y la tiniebla
intestinal. Amo los círculos grasientos del dolor y las raíces de los tumores.
Amo este cuerpo viejo y la sustancia de su miseria clínica. Me disuelvo en la
materia pensativa ante los grandes lirios de la mentira. Ya todo está dividido,
no hay causa en mí, no hay más que un cansancio y un antiguo extravío. De la
existencia a la inexistencia que es sueño vació, pero sucede, yo amo
ora. Cuando sus ojos entran en mis ojos tengo que mentir para decir
la verdad cuando esto sucede no tengo ninguna sensación de esperar, cierro los
ojos únicamente para que Cecilia no me abandone. Después atravieso muy despacio
las horas y advierto que en mi cabeza se está posando también suavemente la
luz.
El
silencio y apenas dolor temblor de palmeras, más allá del silencio el mar
acaricia arenas volcánicas y se retira a la profundidad surcada por espinas. Si
este instante se extendiera hasta cubrir mis asuntos y su pasión fuera a la
indiferencia y yo permaneciera ciego adivinando el poema quizá descansase de
esta extraña tarea, ser sin voluntad de ser ni de no ser, poseída por una
dirección de palmeras. Mañana las adelfas podrían exhalar el aliento d sus
campañas amarillas. De la germinación de sus frutos teleféricos. Quizá mi
preferencia sea que esta noche despoblada de estrellas se resuelva en un tiempo
inmóvil semejante a las arenas volcánicas que ahora acarician suavemente el mar
Han
escuchado el gemido del mar. Libre del pensamiento, me excede, no responsas al
sonido del mar, el destino no existe, pero esta atravesado, así fue mi
pensamiento atravesado pr la centella de la negación, pronuncian sus profecías,
la purpura y la extinción de la materia. La negación cabalga por mis venas. Se
aloja en la sentida cóncava del pensamiento. Propiamente no hay pensamiento, me
posee la falsedad, el luto por luto consentido en esta espesura viviente. La
luz funde en los patios, la luz sostiene suavemente la majestad de los pájaros.
Reúne en el mismo instante la quietud y el vértigo. ¿has pensado en la luz? No
puedes pensar, ella te piensa a ti. Cierra los ojos.
En el
fulgor de los equinoccios descienden apariciones y ciertos pájaros se suicidan
en el anochecer. Hoy más triste solo piensa en países negros y sendas
nocturnas. Entonces cesa la escritura enferma y en ti se anuncian reinas
naturales, incandescentes. El fulgor de los equinoccios. Eres roja y estás
ebria de ti misma y la música se desprende de ti. Eres como el mar que se
derrama como el corazón del pastor. Ardes y en torno a ti giran las palomas. Ciega
de luz dame tu extravío, ven dame tu vientre y tu demencia. Liba en mi
Duermes
bajo la piel de tu madre y sus sueños penetran en tus sueños. Vais a despertar
la misma confusión luminosa. Aun no sabes quién eres. Estas indecisa entre tu
madre y un temblor viviente.
Como si
te posases en mi corazón y entrase luz en mis venas y yo enloqueciese
suavemente. Todo es cierto. Te has posado. Hay luz dentro de mis venas y he
enloquecido.
Acerque
mis labios a tus manos. Y tu piel tenía la suavidad de los sueños. Algo
semejante a la eternidad rozó un instante mis labios
Con tus
manos conducidas con una música que vagamente recuerdas dices que no en el
umbral. Dices adiós en el umbral, insensata criatura y tus manos desprenden un
instante sin limites
Oigo tu
llanto, subo a las habitaciones donde la sombra pesa en las maderas, inmóviles,
pero no estás, solo están las sabanas que envolvieron tus sueños. Todo en mi es
ya desaparición, más allá del silencio oigo otra vez tu llanto. Que extrañó se
ha vuelto el mundo. Sonríes en el pasado. Y yo soñé que vivo porque te dejo
entrar
A veces sonríes
y te extraviase en ti mismo y sin saberlo adelanto mis manos, no llego a
tocarte, únicamente acaricio tu voz
Eres como
una flor ante el abismo, eres la última flor
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