PRESENTACION DE POEMARIO “SOL DE INVIERNO Isabel González
No se puede aplaudir en los
poemas. A la presentadora le gustó el titulo cuando ella lo dijo. Un sol de
verano puede ser caluroso, pero también asfixiante, agobiante, demoledor. El
sol de invierno en este Bilbao gris y plomizo y su llegada es un regalo para
los huesos y la piel, su presencia es una caricia para el ánimo, nos cambia el
cuerpo y espíritu. Mediodía de invierno con sol es una promesa de esperanza
maravillosa. La autora no tiene la fuerza arrolladora de juventud ni falta que
le hace. Mantiene el mismo entusiasmo e ilusión que una joven. Le acompañan
elementos que vienen dados por su madurez, su experiencia, la trayectoria de su
vida marcada por varios acontecimientos. Es lo que sugiere el título. Abrimos
el libro y nos adentramos en los poemas que contiene. Ha leído los poemas y más
de una de vez. Nos propone un ejercicio de imaginación. Habéis quedado una
tarde con una persona amiga para tomar un café, hace tiempo que no os veis y os
sentáis a charlar. Esa persona os va haciendo muchas confidencias, va abriendo
su interior y nos regala trocitos de intimidad. A veces van a sorprender o nos
vamos a identificar con ella. En otras ocasiones nos vamos a incomodar, nos
vamos a sentir incomodados, pero al terminar la charla nos encontramos más
llenos, más completos. Hemos compartido algo tan personal e íntimo como las
vivencias de otra persona, sus reflexiones, sus opiniones, las cosas que le
llaman la atención de lo que ve de su alrededor. Todo de lo que charlamos con
una persona amiga. Es interesante y apetecible leer el poemario sol de invierno.
Es muy parecido a ese ejercicio al que nos acaba de invitar. Esa ha sido la
experiencia personal de la presentadora. Conoce a Isabel desde hace casi 3
años, han compartido cursos y clases, una afición enorme por la poetisa y la literatura
que las une mucho, pero no lo que mas las une es lo cerca que se siente de
ella. Han compartido cafés, experiencias e historias. Cuando ha leído el libro
ha comprendido mas cosas, pero no solo de la autora, sino también de ella
misma. Josu Montero nos dice; “recurrimos a la poesía para decir con palabras
lo que no se puede decir con palabras.” Este poemario es muestra de ello.
Isabel usa lenguaje poético pero real que nos alcanza, llega y se nos cuela por
dentro. Le cede la palabra a Isabel para que sea ella quien nos hable.
Entra dentro de nosotros, en el
lugar en que estamos más solos, hay unos poemas y música dentro de una chimenea
encendida que solo se apagará con la muerte. Agradece al auditorio su presencia.
Es consciente de que han renunciado a otros planes y cosas interesantes y lo
valora mucho. Es su primer libro de poemas. La primera vez que se hace algo
tiene una magia especial. Una buena amiga decía que cuando le pasa algo por
primera vez le deja una huella imborrable, difícil de olvidar. Ha sido receptiva,
anotando mental y emocionalmente las cosas que le han sucedido desde esta
mañana. Hay un poeta catalán con cuyas palabras ha empezado su intervención,
contemporáneo de ella, Jon Margarit, por ese hombre siente debilidad. Se apoya
en el para trasmitir sus ideas y sentimientos sobre la poesía. Ese hombre dice,
refiriéndose a los poetas: “cantamos al misterio propio”. Queda definir desde
donde cantamos, es la búsqueda de cada poeta. Los recitales son un regalo con
que no contaba. Recitar ante el público de una sala es una experiencia y más
con el silencio con que uno es escuchado. Desde un auditorio nunca llegan dos
silencios iguales. El poema penetra en la mente de la persona que está
escuchando. Eso es lo que esta sucediendo ahora, un recital, la mejor manera de
poder desgranar los poemas de este libro, acompañado por 4 rapsodas. Quiere
terminar con una frase de Margarit; “decir los poemas ante un publico me ha
descubierto y reafirmado en cuestiones fundamentales. La recomendación de amar
a los otros como a ti mismo solo lo he podido llevar acabó con la poesía”.
Intentar escribir un poema es para él una forma de amar. Nos trasmite su sentir
acerca de la poesía. Presenta a una cantautora que ha venido desde león para
envolver los poemas con su música y sus cantos. Txaro, Carmen y Luisi. Todas
ellas, la escritora incluido, pertenecientes a la asociación poética Poetalia.
Cada
punto, cada coma, es para que la gente se entere de como siente
No sabia
que tenia que mimarte como uno de mis hijos
Estar
pendiente del más mínimo detalle
Que cuando
me vean de tu mano reciban mi hermosura
Y sientan
deseos de conocerte
Desconocía
que pasaría tantas horas contigo
Como piel
de una madre con su criatura
A la hora
de mostrarte como me siento
No pensé
que tu puesta de largo iba a atemorizarme de esta manera
He de
abrir el arca de generosidad, buscar por dentro para dejarte marchar
Una vez
que te presentes ya no volverás a ser mío
Es una introducción, no un poema
en si mismo. El primer poema tiene su historia. Hace 2 o 3 años estaba sentada
entre el público, donde estamos ahora nosotros. Y en el escenario había dos
compañeras que presentaban un libro. Estaba con los ojos bien abiertos, ojo
plática, viendo esa hermosura. Cuando llegó a su casa escribió este poema que
abre el libro:
A mis
poemas les gustaría vivir en hojas del libro
Con un
brillo de satén
Cuyo
tacto acaricie las yemas
Invitando
a los dedos a recorrer por ellas
Como hojas
que acarician las manos
Mientras
los versos dejan desenredar
Y de
tanto en tanto una página en blanco
Una foto
de hace años
Una flor
apagada con querencia de eternidad
Verde macilento
en hoja de castaño
¿por qué ha elegido el sol entre
cristales? Se siente mas arropada cuando el sol de invierno nos regala su
cálido latido.
Sol de
cristales en un día de invierno me baña hasta los huesos, me vuelve todo turbia
y me da entereza en los dedos, me lubrica, me arropa, me mece en su cuna de
luz, me concilia conmigo que siempre fui de luna, sol azul, por lo cóncavo de
mi piel me invita a merodear, traspasar su frontera y arrullarme en el fondo
mientras contemplo la misericordia de su calor afuera.
¿Por qué va a recitar el poema Sorbo
de café? En el se puede condensar un momento o toda la vida Se siente arropada
cuando el sol de invierno le regala su luz.
Un sorbe
de café, el tiempo de saborearlo, una mirada hacia dentro, pensamiento,
convergencia en un momento impreciso de felicidad y sufrimiento, una
respiración, silencio de vez en cuando, unos cuantos, la duda de querer seguir,
un giro de 180 grados, un desaprender, un te amo.
Delicado y salvaje como el agua. Si fuera de
agua no me pesaría el cuerpo, podría lavarme sin explicaciones, escaparme por
sumideros, quedarme estancada cuando estoy cansada, andar con las gotas por
cristales, hacer espuma en la playa, caer del cielo, por las caras de los
niños, regar el suelo escapando de la fruición de mangueras y subir de nuevo al
cielo sin que nadie se enterara, empaparte la ropa que tienes en la ventana,
perder las formas, ser redonda cuadrada tragada por la tierra, lavar tus manos
mi niño a chocolatadas, ser regato de tu calle, saltar salvaje en cascada,
cuando viene la furia pedrusco de duro fuego, apaga fuegos, persuasiva persistente,
horadar de rocas y esculpir estatuas, por amor voy a favor de todo, fluyo,
canto, desaparezco, renazco, me constituyo, hizo tu ser y no te pido nada, solo
por amor el agua es agua
Hoy tengo día de barrer, poema que
tiene ironía y humor, algo que no suele tener la poesía y a ella le encanta
Hoy tengo
día de barrer, jamás sospeché que esto fuera a sucederme, algo se solaza con
suave peinado del parque, me voy sintiendo como cuando acaricio un jersey de
terciopelo, he estado enfadada con los suelos mucho tiempo y hoy barro por
placer, mi ángel negro, la oveja descarriada que llevo dentro, me han instalado
audífonos en el alma y me gritan al unísono: Barre solo cuando te dé la gana
Esta
forma mía trasfronteriza de existir, nostálgica, por la falta de raíces, isla a
la deriva, va conmigo una tierra de nadie donde todos cabemos, ¿Dónde estan mis
hijos? Sobre todo, los que no tuve, los que murieron. ¿Dónde estan mis amores,
los que ya no están? Existe una brisa que al morir los cabellos dice palabras
eternas con las que escribir poemas. Ese es mi reino, tocan extremos, risa y
llanto conviven y se disfrutan por igual, donde sé quien soy, mi mayor riesgo es
atreverme a amar, mi instinto, anciana de cabellos de luna, es una que soy yo.
Escribe
Isabel: el dolor es la barrera que traza un túnel en mi interior abriendo
caminos insospechados por donde empieza a pasar la luz y el aire. Tengo que
deciros que en el dolor hay un tiempo nuevo, un antes y un después que marcha
al ritmo de nuestra vida de forma inexorable. Cuanto nos cuesta sentirnos vivos
e ignoramos lo que significa. Huimos una otra vez aterrorizados por el miedo a
sentir, el voltaje de la vida es demasiado alto para nosotros, nos dejamos
deslizar por el lado conocido de las cosas, nos subimos al tren de la inercia
cada mañana sin apercibirnos de los apeaderos que muestran nuestra vida, en el
surco del habito condescendiente, es ya demasiado profundo.
De agua
clara y serena inundas el alma y el viento susurra canciones de amor. Como
tierra mojada, escarcha de nieve y de lluvia, empapas de vida el corazón. van y
van buscándote. Voy detrás de ti como árbol que crece y extiende sus ramas,
recorre su cuerpo por su sabia de amor. Eres lo que amanece, eres fuego que
quema, iluminas y trasformas lo más profundo.
Tiene una nieta que aun no tiene
3 años y vive lejos de ella, en Aragón y viene mucho a verla. Y esto le pasa a
ella cuando ella se va; cuando te vas me dejas una alfombra
de luces, una estela de luciérnagas que me alumbran en la noche, huérfana,
cuyas incertidumbres nos acechan agazapadas bajo la almohada. Al despertar
aguarda tu risa guardada en cada cajita con la que sueles jugar, en el bote de
lápices que duermen cansados de caer y rodar, trasportados por tus manos
callosas ensayando exactitud. La cuchara con la que comes, el plátano empezado,
el babero olvidado, la papilla que comes, en el más lejano rincón trae la luz.
Canta esta canción la última que cantamos. Me parece que no existe la
separación.
Abatida
me mostró sus cicatrices, costuras de dolor, visibles en el presente, hasta el
último golpe de emoción, se ocultaba bajo sus heridas, quien me va a querer a mí,
no sabía qué hacer con aquel aluvión de amor salado y dulce, las manos se
escapaban hasta su piel, luz y hermandad me cubrió inesperadamente,
desbordamiento de fuente de mis ojos, mi boca no dejaba de sonreír, ella volvió
a repetirme; ¿quién me va a querer así?
Joven
mujer negra de piel negra y elásticos huesos camina erguida delante de mí, con
su cría pegada al cuello como los animales llevan a las crías en la selva. La
civilización nos ha hecho olvidar la necesidad de piel que tienen los cachorros
después del alumbramiento. Ajusta un trocito de ébano al brazo de su madre, con
brazos y piernas en posición de abrazo. Junto a la enamorada el amor
primigenio, yo misma me sentí amada y amando con su sola contemplación. Pensó
en su nieta que es blanca y no le falta de nada
Me duele
algo que no puede tocarse. Hoy es el día que vendería cualquier parte de mi o a
mi entera a cambio de una certeza, aunque fuera falsa. Hoy me perdería sin
remordimientos, me encantaría echarme a perder sin arreglo ni medida, desbordar
el borde de mí misma, con la vertiente de la cascada, los cabellos los peinen
dedos del agua y caerán a no sé donde
Milagro de la complicidad es lo
que sintió al leer el poema. Esto me ha pasado a mí. ¡donde
esta aquella que siempre pensé que sería? La que dí por hecho, la que odié
durante tanto tiempo. la que nunca iba a visitar. Se fue un día sigilosa, de la
mano del momento eterno que dura un instante, cuando regresó tuve que expandir
las paredes de mi sangre en su casa de antes,
Quiso
ponerle los puntos sobre las ies, decirle que aquello no estaba bien, que su
vida y sus tempos merecían un respeto por encima de sus ires y venires, de
pronto se vio admirando el verde de sus hojas y se sintió cautiva su sonrisa,
como si la viera por primera vez, pasó la mano por su barba de tres días. Era
su hijo.
Me gusta
noviembre, porque empieza por no, palabra difícil de conquistar. Solo con oírlo
se me dora el pensamiento, las ideas enrojecen de vergüenza y de deseo de salir
de este deseo para mostrar lo esplendorosas que pueden ser antes de dejarse
caer como las hojas. Movimiento misterioso que da sentido como ninguno a la
vida. Las hijas mueren para que mis pies conozcan lo que es pisar la gloria
Me
apetece dar la vuelta a la esquina de mi misma y encontrarme con esa que me
mira socarrona a la vez que entro en barrena por la vereda, la que vislumbro
por algún rincón, me pone cara de estar diciendo y ¿qué? De mayor quiero ser
como ella, y de pequeña por favor, que me lleven a su escuela de
incondicionales.
Tiempo
pasa y no mira atrás, no volverá el tiempo perdido; nacer, crecer, vencer el
miedo para avanzar, extiende tus alas y salta ya, vuela, alto, más allá de las
estrellas. No te rindas, hay fuego en tu alma, ya lo verás, entre luces y
sombras navegaras, no te rindas, que la vida viva en ti, libera tu mente y entenderás
el vuelo
Agujero
en forma de lagrimas relleno de ausencias, comienza en corazón y abraza el estómago.
Vive conmigo siempre que tu te vas, puntos suspensivas alojado en mi abdomen,
me interroga continuamente. Me mantiene ausente de todo. Nada mordiente que
ocupa toda mi casa, se adueña de cada instante. Aterriza en mi cabeza y me
eleva por los aires. Vacío invasivo, necesito algo en este mundo que me ayude a
llenarlo.
Toda mi
vida me habían propuesto un beso, me lo han regalado, me lo han impuesto, me lo
han pedido, me lo han robado. Llegaste tu aquella tarde, tarde, con tu risa de
amanecer, después de rescatar mil recuerdos, dar permiso a la añoranza entre
corcheas, llena de presente, dos copas de vino, de risas infinitas, siempre
cómplices. Llegó el momento de la despedida, y de tu proposición, acedo ausente
de mi cerebro confusa y lo que no esperaba es que me diera un escalofrío que
recorrió todo mi cuerpo, Sali como pude del momento, abandonaba mi condición de
amiga
Viaje en
metro. (No le ha pasado esto, pero encantaría que le pasara) Subo al metro. Mi
instinto es más rápido que el asiento libre. Lo ocupo. Observo vaqueros
auriculares y móvil a mi lado. Trascurre la rutina del vagón. Repentino
traqueteo. Apoyo mi brazo contra el del chaval. Ni él ni yo nos retiramos. El balanceo
de la marcha nos acerca a veces y nos aleja otras. Parece que todo mi cuerpo cobra
sentido en virtud de ese roce, de su apoyo. Un calor acogedor atraviesa su
camiseta y llega hasta mi piel haciéndome sentir en casa. Me pregunto si él lo
percibe igual que yo. Pienso que la realidad la altera el que la observa, según
la física cuántica. La burbuja que nos envuelve a los dos trasciende toda
física. Llega mi estación. Me bajo masticando la cobardía de no atreverle
decirle el placer que ha supuesto viajar a su lado.
Este
poema no lo elegí yo, llamó a mi puerta y lo dejé entrar. Me senté a tu lado,
las sabanas te cobijaban como única compañía. Yo a tu lado preguntándome cuanta
soledad podía caber en ese techo, preguntando qué podía hacer yo frente a tanta
soledad. Ante lo imposible de poderte salvar o siquiera ayudarte. Me senté a tu
lado y te miré una vez más buscando eso solo que tu podías ser, eso único que
no logra corromper mi enfermedad. A tu lado toda yo entera, sin fragmentar y
descubrir que estar ahí era lo único que deseaba.
Me
gustaría irme de aquí y abandonar esta supuesta paz que me ha traído. Recordar
el ruido de los coches, la gente, los amigos llamando por teléfono, el
afilador, me gustaría irme de aquí, de este silencio forzado, mandado hacer de
encargo, le tapa la boca al sol con una nube y no le deja soltar su carcajada
de luz, tiene al mar amordazado, castigándole sin olas para que no despierten
las sirenas y juro que si no fuera por ellas me gustaría irme de aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario