Qué paso en el paraíso es una
exclamación, un interrogatorio a la vez. Se divide en tres partes. Esta enfocado
en el otoño, el invierno y la primavera. El núcleo de los poemas es claro, pero
no sencillo. Encierra el sombrío destino de un programa frustrado. Esas cinco
palabras del titulo nos invitan a un retrato de la sociedad actual con el que emocionarnos.
El mensaje que quiere trasmitir es denunciar lo que todos saben y callan. En los
poemas se ve como él es el más pobre de los hombres incapaz de evitar que la
gente sufra, pero se convierte en la voz de su denuncia. Siente vergüenza sobre
lo que está abandonado, lo que se silencia. El nos plantea preguntas que no
podemos respondernos, pero eso no implica que haya que huir del debate. Supuestamente
vivimos en una civilización desarrollada, pero esta permite el sufrimiento. En este
libro estan recogidos muchos problemas sociales, para que tomemos conciencia de
que somos los privilegiados de la sociedad. El otoño es el tiempo de la poesía triste,
de la enfermedad (el cáncer), la contrariedad y los silencios y la oscuridad. Pero
después de cada anochecer llega la mañana. Y después del invierno la primavera.
En la primera parte, el otoño, nos muestra la luz tenue del atardecer. Hay que
hacerse muchas preguntas, ¿Qué pasó en el paraíso? Su poesía atraviesa el
murmullo del agua y nos hace sentir como un día de lluvia o sirimiri versado
por Blas de Otero. Nos llegan noticias de Ucrania, de oriente medio, de Palestina,
del África que se muere de enfermedad y miseria. Aparece el mundo de la calle y
la pobreza mientras la cínica Europa florece en paraísos fiscales. ¡qué bárbaro
es nuestro mundo! Dios se hartó de nosotros. Hay un niño muerto en Alepo, niños
que se prostituyen mientras los ricos siguen ganando. Frente a esa tristeza
Carlos Launaz propone la rebeldía a todo lo que le rodea. Porque pertenece a la
realidad y al mundo y porque ha vivido el dolor en su propia vida. Entierra el
temor en lo cotidiano y resucita el anhelo de que podemos mejorar lo que esta
pasando. El anhelo es la palabra básica del romanticismo pues el poeta anhela
el mundo y su misterio y refleja su sociedad. A pesar de ese escenario amargo Carlos
no desdice de su fe, de su rebeldía ni abandona la lucha por nada.
Alza la voz para decir que el
amor mueve el mundo. Llega al corazón. Usa con libertad y sensibilidad el
lenguaje para provocarnos deleite en su poesía. El mensaje cala y empapa como
lluvia que cae del cielo. Hay despedidas a Marcos o a Pablo González de Langarica,
homenajes a Gloria Fuertes o a Blas de Otero. Hay poemas de despedida y también
amorosos. La despedida es siempre dolorosa. Sus poemas están ordenados cronológicamente.
Carlos ha recibido cordiales elogios por estos poemas. El amor no se olvida ni
el sentimiento de alegría. Su verbo está lleno de vigor y sus imágenes tienen
poder. Se convierte todo en un ímpetu de sentimentalidad. Opta por una posible recuperación
del mundo, por el compromiso. Nosotros decidiremos lo que sembramos. Quien siembre
el amor de verdad recogerá esperanza y alegría. Quien siempre la fe recobrará
las certezas. Es necesario construir, aunque otros se dediquen a destruir con
el odio. Su credo es seguir denunciando las injusticias, invitando a amar, aunque
antes estuviéramos decididos a odiar. Ojalá este libro nos provoque deseos de despertar
y oír su mensaje entre sus versos. La poesía no es ningún adorno pues se acerca
al corazón. Donde palpita un corazón humano las estrellas se estremecen.
Carlos nos dedica esta tertulia a
nosotros. Este espacio de las tertulias le ha ayudado en su vida y solo pide
que pasemos un rato agradable con sus poemas. Carlos no comulga con el
pretendido axioma de que el poeta es un fingidor, porque lo que cuenta es real.
Podría haber hecho una poesía amable del cielo azul y mar acogedor, pero opta
por la rebeldía. Como dijo Frida Kahlo; “quise ahogar mis dolores, pero ellos
aprendieron a nadar”. Es dura la vida de los hombres. Pero el calor de la
sangre baja por el agua de los ríos, y hay esperanza en medio de hambrunas y
guerras. Los grandes capitales y empresas hacen huir a muchas personas de sus
tierras. Se encuentran exiliados, sin lecho ni cubierta, sin más pan que las
espigas del camino, desahuciados de la vida. Por eso hay que empuñar en el
combate una lanza por todos los que sufren.
Carlos estudió en el colegio Santiago
Apóstol. Allí empezó su amistad con Javier Mouriz de Eguidazu. Era un chico
extraño que no jugaba a futbol. Javier era un intelectual, parecía estar por
encima de ellos. Carlos estaba hospitalizado cuando su amigo murió y se enteró
de su muerte días después y no pudo ir a su funeral porque no le dejaban salir
de la cama del hospital. Sintió no haber ido. Recuerda su ultimo homenaje, en
el que Javier se apoyaba en sus brazos para bajar las escaleras. Carlos estaba
encantado de llevarle. Era muy alto, el más alto de la clase, y tenía una voz
profunda como ruta, de bajo. Por eso ha hecho un poema a Javier Mari que tenía
una voz extraordinaria. Y lo ha titulado
“la voz”. Se pregunta el poeta donde está su amigo para abrazarlo, tanto si es
cielo como si es nada. Muchas mujeres se enamoraban de la voz de los locutores
sin haberles visto nunca. La voz de su amigo era una voz extraordinaria y por
eso le ponían a recitar en todos los concursos de poesía.
Tiene un poema al Ché Guevara. El
Ché era asmático. Esto le sirvió a los capitanes bolivianos para encontrarlo. Buscaron
en las farmacias cuales habían suministrado medicamentos contra el asma. Cuando
le cogen preso solo tenía un huevo duro en el bolsillo. Mandaron a una persona
para que le matara, pero este, cautivado por la personalidad que tienen los
lideres, solo le pegó un tiro. Luego le ametrallaron. Pero a aquel que debía
matarle le impresionó tanto que no pudo matarlo. También tiene un poema a Muhammad
Alí que sufrió cárcel por no ir a la guerra de Vietnam.
Pequeña entrevista.
¿cuándo decidiste escribir y por qué? Siempre ha querido escribir. No
hubo un día en que se dijo “ahora empiezo a escribir” El fraile del Santiago Apóstol
le puso un diez en una redacción y al lado un cero. Él fue a protestar, ¿esto
qué significa? La redacción era de 10 pero a él le pusieron un 0 por haberla
copiado de alguien. El profesor no creía que Carlos fuera capaz de escribir un
poema así y eso fue como una orden para él; tú no eres capaz. Dejó de escribir.
Luego en la vida se dio cuenta hasta de que se había equivocado de carrera,
perito industrial. Lo dejó todo y empezó a escribir y hasta hoy. (tenía 11 años
entonces y ahora tiene 73 y no ha dejado nunca de escribir. Aquel profesor
tendría 50 años, así que ahora estará muerto) Frecuentaba una librería en la
que había una pequeña tertulia de libros. Un amigo le llevó a la asociación artística
vizcaína y hasta hoy. Han pasado 25 años. Y la asociación tiene 75 pero hace 25
empezó a realizarse en el edificio la Bolsa del casco viejo. Las tertulias
empezaron en el bar la concordia de Bilbao, donde ahora esta el casino y la
sociedad Bilbaína. Zenón García era el presidente. Luego con Marino Montero les
cedieron el boulevard de Bilbao donde se reunían en una mesa mientras tocaban
el piano. Empezaban con una introducción, luego iban recitando y haciendo
comentarios, pasándose el micrófono mientras tomaban cafés. Begoña Melero, tan aficionada
a los balnearios de Cestona, fantasea con que ha conocido a María Zambrano y su
padre a Unamuno. Carlos tiene un poema también cuando murió Ana María Matute.
(Begoña Melero tiene una hermana música en Italia, donde pudo conocer a la Zambrano)
Él empezó a editar sus poemas hace 22 años, más o menos cuando empezó en la
sociedad artística vizcaína. Tiene ya 11 poemarios publicados y muchos poemas
guardados en el cajón. La sociedad artística vizcaína en su origen era una
tertulia de pintores y estaba Luis de Castresana, el autor del árbol de Guernica.
Propusieron que los poetas también fueron a la concordia hace más de 50 años. Ahora
rendirán homenaje al socio fallecido Daniel Ojanduren. Carlos Launaz ha sido
durante años profesor de gimnasia en varios colegios y entrenador de yudo. Maribel
es su mujer y la conoció en un bar Urquijo. Él ha sido quién la ha introducido
en la poesía.
Tiene un poema a la quimioterapia.
Cuando le diagnosticaron la enfermedad aquello le derrumbó, pero también pasado
el impacto le sirvió para escribir. Ha escrito cosas sobre esa experiencia como
enfermo de cáncer. Recuerda cuando le dijeron la palabreja “tienes un cáncer”
Al principio no se ponían de acuerdo y en las biopsias le sacaron un ovulo del
cuerpo, tenía un linfoma, que es de lo que murió Gabo. En ese momento pensó que
se moriría, “soy ya mayor y me toca” Tuvo que acudir a largas sesiones de quimioterapia
y dos años de inmunología, cada sesión duraba 6 horas. Se defendía construyendo
historias y poemas. En casa tomaba apuntes de lo que recordaba estaba sintiendo
debajo de aquella máquina. El fruto de esos años es este libro. Tuvo el apoyo
de su esposa y de sus hijos. No le ha faltado cariño. La literatura fue su afición,
la forma de afrontar esto. ¿Despues de
vivir esto aún le quedaban ganas de escribir? La mente le traicionaba mucho
y la escritura fue su refugio y su recurso. Se concentraba en estos poemas.
Tiene un poema dedicado a su
nieto en el que habla del niño interior. Le ha dedicado también un cuento,
aunque no le ve mucho pues vive en Madrid. ¿Cuáles
son sus influencias? Su escritor favorito es Machado, aunque hay que
aprender de todos. Le gusta Andrade, un poeta portugués, Miguel Hernández y
Unamuno y Lorca y Blas de Otero. Lee más ensayo que novela. Y mucha poesía. Él
diferencia entre un poemario y un libro de poemas. El libro de poemas contiene
poemas, pero el poemario sigue un hilo conductor, un alma. Es una recopilación más
cálida.
¿La poesía te ha hecho mejor
persona? La poesía es uno de tantos caminos para el auto conocimiento. Si te
planteas ser honesto, veraz, al final te das cuenta de quien eres, de las cosas
que te motivan o te hacen reaccionar. El tiene unos fundamentos religiosos
cristianos, pero en estos poemas no se plantea si existe dios o no sino por qué
permite tanta injusticia. Muchos en la asociación recuerdan que cuando entraron
en ella la primera sonrisa fue la de Carlos. Desde entonces todos nos hemos hecho
adictos a sus libros. Sus poemas son intimistas y expresivos en sus temas que
toca.
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