PETER HADKE

he encontrado estos apuntes de la coferencia de peter hadke. buscando en el baúl de los recuerdos de mi disco duro del ordenador he encontrado aquello de lo que se habló hace 12 años en la biblioteca Koldo Mitxelena de San Sebastián. 

PETER HADKE

Su obra es la potenciación del vacío. Se demora en el proceso narrativo descriptivo para crear un cúmulo de energía, una fuerza gravitatoria. Escribir es seguir el curso del mundo detenido, del tiempo parado. Peter Hadke nace en 1945. pertenece al grupo 47 Pública Insulto al público que es una forma de tenerlo en cuenta, el insultarlo. Escribe manifiestos contra la impotencia descriptiva del establishment literario. El escritor ha de servir al escritor sin engañarle ni engañarse a sí mismo.

En Gaspar 68 un personaje repite mecánicamente “quiero ser alguien”

Peter Hadke es un manipulador de la mass media y un destructor literario con juegos lingüísticos. Su obra se inscribe dentro de la meta literatura posmoderna. En sus narraciones se trasluce un gran vacío existencial y sus personajes son egoístas, individualistas, narcisistas, encerrados en sí mismos, en su intimidad. En la perdida de la Imagen vemos como la imaginación ha muerto ante la avalancha de mensajes de la mass media.

SOLEDAD/ SOCIEDAD

Sólo desde la extrema soledad es pensable la sociedad. No existe la literatura social o comprometida sino personas comprometidas, mayormente políticos. Soy un habitante de la torre de marfil, dirá Peter Hadke, que de vez en cuando sale al exterior. Peter Hadke defiende a los serbios y le preocupa la política austriaca. No hay que imitarse a uno mismo, sino buscar siempre nuevos estilos, nuevos temas. Tampoco hay que copiar modelos ni repetir a otros autores. Lo peor que le pasa al escritor es que se amanere.

La literatura medieval era oral. La moderna era escrita, leída en silencio e individualmente. Habla de la SOLEDAD LETRADA. En la posmodernidad la literatura es audiovisual. Nietzsche dice que fuera del texto hay más realidad, fuera del discurso. El modelo literario ya no es la retórica sino voz lectora y ahora en la posmodernidad es la imagen y el sonido.

En Desgracia Empeorable entrelaza el suicidio materno y su experiencia creativa.

Lo prescrito es lo escrito, lo tópico, lo reconocible en una frase no más verla. Las palabras son el reino de todos y de nadie. La experiencia de lo verdadero (esencial) en lo concreto y rutinario se halla, y al encontrarse se sabe por las ganas de contarlo. Hay que narrar las intimidades compartidas, esos silencios de todos y de nadie. El peligro conceptual esta en cada frase. Hay que salir del lenguaje (del límite cerebral) hay que buscar la imagen interior y que las palabras no nos aparten de ellas. Al leer convertimos la voz interior en exterior, nos habla otro.

Quiere escribir la épica de la paz, hecha de haycus, de momentos duraderos, de instantes prolongados, puestas en común de la intimidad sin que esta quede vanalizada. Se trata de secuencias duraderas de instantes basado en lo nimio, sofisticado y minucioso. El mundo no puede perder su Homero.

QUIEN ESCRIBE CON SANGRE NO QUIERE SER LEIDO SINO APRENDIDO DE MEMORIA, dijo Nietzsche. Hadke ve que falta la trasmisión de la experiencia. El hegelismo, la ilustración del “profesor” ha convertido a la filosofía en académica. Hadke quiere devolver la relación experiencia entre profes y alumno, autor y lector. Por eso reivindica el lenguaje creativo- artístico.

La verdad es una serie de retruécanos, metáforas, metonimias, retóricas que hoy se toman por verdades canónicas y vinculantes. Ilusiones que se olvidaron de que lo eran. Monedas que perdieron su troquelado y de las que sólo queda el metal.

 Lo concreto ha de abstraerse para que el lector lo desabstracte. Del impulso o instinto nervioso al sentido. Convertir la impresión interior en universal. Lo concreto- abstracto para que sea puesto a prueba por el lector. No escribir con conceptos sino con imágenes

“Quiero que lo que escriba el lector lo pueda reconocer como algo que ha soñado”.

“Actúa de tal manera que tu acto pueda convertirse en un relato universal”, concluye Handke parodiando a Kant.