Carlos de Agustín nació en la
misma calle Bailén en Bilbao la Vieja de Bilbao donde ahora está dando sus
charlas filosófico-literarias de entrelineas en la asociación Norai. Esta
asociación tiene una cúpula religiosa, pero muchos de sus profesores son ateos
o agnósticos, es el caso de Iban profesor de teatro o del propio Carlos. La
asociación tiene dos pisos llenos de libros que regalan a la gente, no hay que
devolverlos. También hacen un taller de teatro y es escenario recurrente en las
oraciones de árabes, africanos o gente de otras culturas. Suelen organizar
comidas populares, viajes al monasterio La Canal de Cantabria o visitas
culturales. A Carlos sus padres no le apoyaron mucho en su decisión de estudiar
periodismo, trabajar en la radio y hacerse filosofo seguidor de García Calvo. A
su madre le gustaba Pear s Burck. Quizá de ella heredó su gusto por la lectura.
De su colegio Carlos recuerda a un profesor religioso que tenía que decía que
una redacción de Felipe II debía empezar diciendo “Felipe II era..”. Cuando un
estudiante solo decía Felipe él se ponía debajo de la mesa y decía; Felipe, ¿Dónde
está Felipe? ¿quién es Felipe?.. Desde luego no fue el colegio el que le
inculcó su amor por los libros.
NOCHEVIEJA EN BAILEN Recuerda una discusión que tuvo con una tía
abuela. Aquella nochevieja, retrasmitieron en la TV las chicas de oro y Carlos la
señaló que ella no era libre de ver ese programa, sino que se lo habían
impuesto los directores de contenido de la televisión. Claro que la abuela se
sentía muy libre de apretar un botón u otro en el mando a distancia. Carlos no
tiene nada contra esta serie, por cierto. En esa casa vivió la familia de
Carlos del 17 al 47, estuvo en ella la madre 30 años y la abuela 80. Recuerda
que salían al balcón con los puños en alto mientras desfilaban los
republicanos. Recuerda el bar de manolo y la pintada en la que ponía; Marcelino
Camacho de Comisiones obreras y Nicolás redondo de UGT ¿Cuándo vais a trabajar?
En una Carlos bendijo la mesa diciendo;
que dios nos otorgue por muchos años este odio y que la capacidad de odiarnos
aumente de manera progresiva y geométrica otros tantos años más. Mientras lo
decía la cruz colgando en el pecho de la abuela se iba manchando con la salsa
musa de mahonesa y temblaba en el cuello de la señora. Había llenado la cruz de
mahonesa como el milagro de los panes y los peces; era la sangre de cristo manifestándose.
La señora entró en estado de shock, traspuesta como una mística. Se tumbó en la
cama. Esto no es de recibo ante una chica joven, sentenció. Y después llorando
le dijo a la sobrina “me da miedo su ironía”. Este personaje de la familia era
tan dictador que ponía en un papel un programa de lo que debían cantar en la
mesa y la música New Age de Enya que debían escuchar mientras celebraban la
nochevieja. El sobrino joven se escondió en el armario, no quería salir, sal
del armario que ha venido tu tío. Luego salió un tío de la ducha medio desnudo,
¿no sabes lo que es la decencia?, le dijo la Bernarda alba. En broma la
preguntaron si todavía tenía orgasmo o si acaso había tenido un orgasmo alguna
vez, si había sentido gustito. La cena de nochevieja está llena de esos
episodios graciosos en que el individuo familiar y no ciudadano explota su
artillería de bombas de destrucción masiva. Estas nocheviejas son pequeñas
batallas bélicas y resulta que sus primos son propietarios de una fábrica de armas.
Es como la película Celebration, en la que los hijos van acusando al padre,
pater familis, de haberlos violado de niños. El patriarca había abusado de
ellos. ¡cuánta imaginación tienes, te ha costado siempre distinguir la realidad
de la ficción!, le responde la madre fría. Todo esto me recuerda al día de
reyes en que mi familia me dejó de hablar por decir que unas alubias no eran
comida para una celebración navideña y que se había gastado el dinero a lo
tonto en un reloj de oro cuando yo me manejo muy bien con el del chino todo a
un euro. Mi tío dejó de hablarme, no
podría tomar cafés con él hasta mayo. Y entonces fui al baño y mi abuela
aprovechó para decir a la familia que escribía como un nobel, pero no era otra
cosa que un pirado. Lo oí todo tras la puerta y luego ella lo negaba todo. En
su reunión de ancianos en el círculo burgalés había dicho que tenía una hija
enfermera y un nieto loco. Ya he hecho las paces con mi abuela. Soy el único
que va a verla a casa y el único con que se mete. Mi madre y mi tío le han
regalado una tele de plasma para que no sienta soledad. Mi abuela piensa que me
río de la gente. Con 31 años me han castigado por no portarme bien a no tomar
café.
PERIODISMO EN LEJONA: Carlos de Agustín estudió periodismo en la UPV
de Lejona. Fue su profesor Urbieta, profesor de historia social de la
comunicación. En la época compró un libro de Manuel Vázquez Montalbán sobre la
historia social de la comunicación. Eran los tiempos de Mac Luhan o Wiliam
Reich (el otro día, en el Aberri Eguna, en la plaza nueva había un tío gritando
vivas a Euskadi y a Bilbao mientras Carlos ojeaba un libro de Reich contra el
fanatismo y el fascismo nacionalista) Ocurrió unos días antes de los san
fermines. En la universidad conoció a mujeres que han sido profesoras mías; Teresa
Santos, Nati abril o Begoña Zalbidea o a Legarda. Entonces eran compañeros de
pupitre, pero algunos optaron por hacer una tesis para funcionarias de por vida.
Carlos no se veía dando durante años el mismo contenido. Son horas y horas
repitiendo lo mismo, el mismo programa. Estos profesores tienen que dar cuenta
del programa que imparten en el curso al ministerio. Él pudo haber escrito una
tesis, pero no se veía dando un año tras año los mismos contenidos. Además, todo
esto ha sido inventado para dar contenidos a la nueva masa de estudiantes que
entonces poblaban las universidades. El sistema ha creado un mundo en el cual
nos pasamos media vida estudiando y nunca trabajando. Tenemos por tanto más
conocimientos que nuestros profesores, pero nosotros nunca seremos profesores
de nadie. Ya desde niños nos meten al inglés, al euskera, al yudo o al ballet o
la guitarra. Los contenidos que se dan ahora en la universidad son los que se
daban antes en el bachiller. Esta suavización de los contenidos lo que hace es
prorrogar infinitamente los estudios. Ahora un universitario sabe lo que antes
sabía un bachiller. En mi caso estudié una carrera porque siempre queda bien en
la solapa de tu libro. El que ahora no tiene carrera lo tiene muy difícil para
trabajar. No son los tiempos en que te podían contratar de chupatintas o de
botones a los 16 años. Ahora todo se ha burocratizado y formalizado y hay que
tener varias carreras. 4 carreras y en el paro, le pasa cada vez a más gente
mileurista. Además, ya no vale con la carrera. Ahora hay que estudiar el master
que no es más que la repetición de una serie de consejos de empresa y haikus del
formalismo y la estructura. Como decía el gran Henry Thoreau; los padres de
estos estudiantes se endeudan para que sus hijos conozcan las teorías de Adam
Smith o incluso las de los socialistas utópicos o los anarquistas. Paradojas
del capitalismo. Carlos recuerda cuando dieron la catedra a Nati Abril, en el
82, recién salida de una crisis personal o divorcio. Trabajaba en el periódico
Egin, que ahora es Gara. Teresa Santos presumía de que la había prologado su
tesis el mismo Luis del olmo. (quizá no fuera él sino parte de su equipo de
redactores. Con un equipo de negros es fácil hacer un programa diario de 4
horas) Teresa Santos le dejaba libros cuando sabía que Carlos estaba trabajando
en la radio. A veces le llamaba a altas horas de la noche, Carlos…decía con su
voz suavecita. Begoña Zalbidea era una hormiga trabajadora, arisca, dura,
difícil de penetrar en su interior, quizá porque creció sin padres que murieron
muy jóvenes. Con ella trabajó nada más acabar la carrera en el periódico el Hierro,
el oficial del régimen (a pesar de que su nombre nos sugiere marxismo),
buscando información sobre alcaldes de Bilbao o otra información fotográfica.
Esta Begoña fue una de las funcionarias que se rebelaron contra el sistema
salarial de los profesores de universidad pues querían estar sindicadas según
el modelo del país vasco. Se les conocía por “los Talibanes vascos”. Pedían la readmisión
de 20 profesores que habían sido despedidos. Esos 20 años profesores se negaron
a que les pagara la universidad del país vasco pues debía pagarles la euskal
univertsitatea y convocaron muchas manifestaciones e incluso huelgas de hambre.
De esos profesores la mayoría aceptaron las condiciones impuestas, dos hicieron
concesiones y les contrataron en la universidad de Sarriko, pero hasta hace
poco seguían un par de profesores manifestándose en las puertas de la
universidad, no se sabe bien que ha sido de ellos. Legarda era una persona un
poco pesada, en su opinión, aunque si le ve por la calle le saludaría
efusivamente y le invitaría a tomar algo.
Todas estas profesoras están en edad de jubilarse como Urbina que se
jubiló el año pasado a los 75 años o así. Carlos no quiso hacer la tesina.
“habré hecho miles de tesinas entre todas las charlas que he impartido en Irún
y en Norai en el espacio entre líneas” SI de cada sesión literario- filosófica
se hubieran escrito dos líneas ahora tendría un libro de 300 páginas. Durante
20 años ha dado charlas en Irún. Si hubiera habido un chico como yo, escribiendo
sus conferencias y ponencias, ahora habría un libro de dos mil páginas. Carlos
se graduó como periodista e intentó estudiar por la Uned. Le mandaban los autores
griegos, los presocráticos, de forma escrita y oral, en grabaciones. Muchos
profesores incluso le invitaban a su casa y le regalaban libros o invitaban a
comer. Carlos empezó a estudiar en la
uned, donde Isabel escudero (la mujer de García calvo) examinaba a sus alumnos
preguntándoles por una adivinanza. Después de periodismo no quiso hacer la
tesis y marchó a Madrid para estudiar filosofía y letras, pero por libre.
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