La música ha ocupado el casco
viejo. Es un día esplendido para hablar de libros con la feria de Bilbao aquí
mismo. Xabier Guell está aquí en Bidebarrieta para hablarnos de su segunda
novela Prisioneros del paraíso.
Xabier Guell es un autor barcelonés,
de formación musical, director orquestas, ha trabajado en campos de
interpretación también. Hace dos años publicó un relato novelado de
compositores famosos. Debutó a una edad no muy habitual entre escritores,
aunque no olvidemos que Saramago publicó su primera novela a los 60 años. (Había
escrito otras novelas sin éxito antes).
Prisioneros del paraíso es su segundo libro. Cuenta en 15 segundos lo
que se puede contar de la novela. Trata de la historia de un campo
concentración en la república checa. Hubo un número de artistas y músicos muy
elevado. Hubo un programa cultural, el régimen nazi quería blanquear lo que
estaba haciendo. Aparece una serie de personajes de notable importancia en la
novela como músicos, Víktor Ulllman o san craus. Otros menos ilustres. Aparece
un personaje femenino realmente inventado, la protagonista de la novela. ¿Cómo
surge la idea de esa novela?, esa mujer es experta en ingeniería genética, y música
de vocación que lo deja todo por el campo de la investigación. Refleja lo que
hizo el órgano nazi de investigación con los judíos, cuyos cuerpos ponían en el
laboratorio para que los médicos investigaran sobre genética.
Bilbao es una de las ciudades
preferidas del escritor. Parte de su familia es del país vasco, de san
Sebastián y de Bilbao también. Tenía dos necesidades antes de escribir esta
novela. Dar a conocer la creación de esos artistas, músicos, directores de cine
de escena escritores pintores que estuvieron encerrados hasta octubre del 44,
dos años. Con su obra hace un testimonio de la capacidad de lucha y por
sobrevivir del ser humano. Nos da una elección maravillosa de hasta que punto
el ser humano se sobrepone a las más terribles circunstancias que surgen de la noche
a la mañana y se enfrenta con un coraje tremendo en su lucha por sobrevivir. Es
una respuesta de dignidad maravillosa. Se convirtieron en héroes de su tiempo,
creadores de obras maravillosas cuyo espíritu penetra en nuestro tiempo y nos
da esperanza. La esperanza no se puede acabar mientras siga existiendo el amor.
Entre una parte importante de los prisioneros lo que hay es una relación
solidaria, intensa, de compañerismo y de lucha conjunta por superar las
dificultades terribles que se encuentran que es muy emotiva. Son creadores
formidables. Necesitaba escribir de esa creación que ayuda a sobrevivir y da
testimonio de que el ser humano (a pesar de sus limitaciones y parte oscura
sórdida que sin duda tiene) tiene algo maravilloso. Se desvela con nitidez
absoluta cuando al ser humano se le coloca en el filo de la navaja, en el límite,
en ese instante momento que no sabes si esas últimas horas serán las ultimas de
tu propia vida. Al margen de eso no se limitó a explicar lo que pasó en
realidad con el campo. Tenía la necesidad de explicar que muchos alemanes colaboraron
en 1930 cuando el nacional socialismo tenía escasa representación en el Reichstag, cuando solo
tenían 12 diputados. Hacían mucho ruido en la calle, pero tenían poco poder.
Los nazis fueron protegidos por el tejido industrial y aristocrático de
Alemania para que alcanzaran el poder. El varón von loyeder es un empresario
reconocido como uno de los más grandes industriales de su época. Tenía una
compañía farmacéutica. Durante la república de Weimar su estabilidad
empresarial se tambalea, puede llegar a perderla. Apoyar a Hitler le da
estabilidad a ese conjunto empresarial que tenían grandes industriales
alemanes. Esto pasó. Una parte de ellos pronto se dieron cuenta del error
brutal que habían cometido y del engendro que habían sido capaces de crear. Esa
contradicción dolorosa y culpable está reflejada en la novela los prisioneros
del paraíso. La novela habla de miedo, todos tienen miedo (los prisioneros, los
nazis), y la necesidad de vivir con pasión (todos viven con pasión por
sobrevivir unos, o por imponer sus ideas los nazis) Habla de la pasión
acompañada de la compasión. Creían muchos alemanes verdaderamente en la regeneración
espiritual de su pueblo, de su país, pero no tenían compasión. Es la diferencia
entre vivir el mundo entregándote a tu tiempo, a lo otro, servir a lo otro, y sentirte
parte pequeña pero importante de algo más importante que nosotros mismos, esa
armonía general que tenemos que oír. El campo de concentración estaba
condicionado por esa melodía interior que todo ser humano tiene y que debe ser
capaz de interpretar. Se puede interpretar bien o mal como lo dice uno de los
personajes. El padre industrial pone dinero y se da cuenta de la barbaridad que
ha hecho. Ya no tenía marcha atrás, era el problema, habían alimentado a la
bestia y aquello no iba a pararlo nadie. El personaje de la hija está
convencido de lo que está haciendo. Pregunta de dónde proceden estos órganos
que estamos investigando en 1943. Crea personajes como el del padre y la hija y
los incluye en la trama de otros personajes; judíos checos alemanes artistas
nazis, todos estaban ahí en ese momento. Elisabeth es el personaje principal,
que vertebra toda la novela. Por eso es novela y no un relato histórico de lo
que pasó. Hay mucha materia para hacerlo, es interesante explicarlo y se ha explicado
poco. Elisabeth es un personaje que tiene todo, es una niña mimada, forma parte
de la aristocracia alemana, del Reich, tiene una carrera fulgurante como
científica, educada como princesa en la música y el arte. Desde niña
adolescente tenía un hilo musical que perseguía por los escenarios de media Europa
cuando iba de viaje al extranjero con su padre. Ese compositor lo rencuentra
muchos años después roto en el campo de concentración de Terezin, hay algo que
se remueve dentro de ella. Hace un viaje y pone en cuestión todos los
principios que había dado por validos puesto que había vivido solo el nacional
socialismo. El Ideal de su identidad perdida, el ideal de la belleza musical
que perdió en determinado momento y que necesita volver a encontrar. Es un proceso
convulsivo interior que le lleva a jugársela de verdad. Nadie se la juega más que
ella. Los nazis crearon una vorágine de vomito brutal, con condiciones
catastróficas que ni preveían. Los judíos van a tener un destino final en los
campos de concentración y cámaras de gas. Elisabeth parte de esa situación de
privilegio absoluto y es capaz de jugársela y replantearse toda su vida para rencontrar
ese espíritu de belleza que representa el compositor que toca música sacra y
música en general. Le importaba porque lo que le preocupa es ver como las
emociones son sometidas en nuestro cerebro a tal presión que no han tenido gran
evolución, siguen siendo las mismas. La vorágine técnica y tecnología ha sido
tan grande que chocan esas dos partes del cerebro de los seres humanos. Se
plantea su vida, jugársela a punto de perder todo lo que ha conseguido hasta
entonces y luchar por esos ideales que pensaba que había perdido.
Hay muchos personajes con un papel
secundario, algunos son reales, otros son ficticios. Se enfrentaron a un dilema
terrible los que conformaban el consejo judío del campo. Los judíos hacían de
capataces, de vigilantes y prolongaban su vida 3 o 6 meses más al tener
raciones mayores. Organizaban actividades culturales, opera para niños, representaban
el réquiem de Verdi… Hay un consejo judío y el presidente y vicepresidente
firma las disposiciones y deportaciones, firma un papel para ir a Auschwitz para morir en dos días.
Debaten mucho sobre ello, es el terrible
dilema moral en que ellos se movían. Si no firmaba les matarían y otro en su lugar
detrás tendría que firmar. Discuten si vamos a firmar o no, o nos vamos a
rebelar y de qué servirá. Lee un capitulo fragmentos de la novela en que sitúa a
sus personajes en los límites de la ética y resistencia del ser humano. Son capítulos
fundamentales los dedicados al estado judío, refleja con crueldad los judíos
importantes dentro de los campos. Todo el trabajo sucio, el día a día, estaba
cedido al consejo de ancianos judíos, como un ayuntamiento que decidía sobre el
destino de los prisioneros. Son ellos los que apuntaban en listas los nombres
de los prisioneros que cogían los convoyes para los campos del este, de Auschwitz. No les importa quien fuera, Emiliano o Fulanito.
Eran miles cada día. Lo decidía ese consejo. Eso implicaba tensiones grandes en
el campo. La conciencia de que jamás serian perdonado por la población de
prisioneros que pudieran sobrevivir. Parte de ese capítulo en que el vicedecano
se enfrenta a la decisión de sus superiores de firmar deportaciones de los 50
niños que han participado en el estreno participación de la obra, el abejorro.
La intensidad de esos diálogos era increíble, él se los ha imaginado, para
entender lo que realmente pasó. Lo que cuenta Anna Harendt en Aidman Jerusalén
y otros escritos. Pone en cuestión esa colaboración evidente de parte
importante de judíos que colaboraron con los nazis. Muchos lo hicieron por
mido, o por tener condiciones de vida un poco menos miserables, una ración un
poco más de comida. La mayor parte de ellos tampoco sobrevivieron. El consejo
se reúne para decidir si firman las deportaciones de los niños o no.
Recuerdo el primer día que llegue
aquí. Venía desde Viena un tren con ancianos de buena posición, era un tren de segunda
clase, con asientos acolchados. Los viejos habían sido engañados por la
propaganda nazi. Le dijeron que era un balneario, hogares para ancianos, donde
tendrían tranquilidad y asistencia médica y buena alimentación para esperar hasta
que la guerra acabase. En el corazón de la hermosa bohemia, aquellos viejos judíos
ricos entregaron sus bienes al departamento de inmigración llevado por el más
corrupto de los nazis. Les prometieron un lago y un parque, un lago insistente
en aquel gueto para personas mayores. Llevaban fracs, sombreros. Nadie había
llevado mantas o comida. Todos esperaban una buena vida o una vida mejor mientras
esperaban que la guerra acabase. Les habían engañado. El viaje había acabado y
sus esperanzas e ilusiones también. De la curiosidad pasaron a la duda y de ahí
al terror. Trataron de bajar del tren, que alguien les ayudara. Nadie, ningún
mozo les ayudó con sus equipajes. Se cayeron los sombreros que rodaron por el
suelo. Empujones, gritos llamando al orden, bofetadas, llantos de mujer, un batiburrillo
de cuerpos, muletas, maletas, una visión apocalíptica durante horas para dominar
el caos. Les daban ataques de angustia. Los ancianos en fila india tomaron el
camino de 3 kilómetros mientras los demás les seguían tirados como troncos en los
camiones. Aparecieron mozos para cargar maletas que quedaron oficialmente
pendientes de inspección y que fueron confiscadas en realidad. El final de esta
historia lo conocen bien. Al cabo de unos pocos meses han acabado sus días
ateridos de frio en sótanos mugrientos. Era la gran farsa. Llegaron muchos
judíos ricos pensando pasar la vida con tranquilidad por haber pagado a todo el
departamento nazi la mayor parte de sus ahorros. Se encontraron en situaciones
horribles. Ver al final esa terrible decisión de tener que colaborar para dar
mejor imagen a los nazis como tuvieron que hacerlo. No pudo ser evitado.
Necesitaban ejercer sus profesiones, la música, el arte, la pintura y el teatro,
como el aire que respiraban. Fueron utilizados y han dejado un testimonio
extraordinario que ha llegado a nosotros, conmovedor por la potencia que se
desprende y la calidad humana que está allí escondida.
Esa parte de las conversaciones
está más literaturizada. No sabemos las conversaciones que tuvieron esos
músicos que murieron. Morían muchos. Pero los lotes fundamentales iban a Auschwitz, una fábrica factoría de muerte, donde mueren - según
las estimaciones- un millón 400 mil personas o 2 millones de personas. Era
inimaginable algo así. De esas conversaciones se ve que formaban orquestas para
cantar un réquiem o hacer actividades culturales. Prolongaban su vida mientras
la hacían. Prolongan el rodaje lo más que podían. Si hacen cine que no les
salga a la primera porque como es una película de propaganda traerán comida. La
música es un lenguaje de esperanza, un elemento de salvación. Todos lo
destacan. Leyó unas memorias de una pianista que estuvo mucho tiempo en un
campo. No se volvió loco porque interpretaba las 33 sonatas de Beethoven por
dentro. Se habrían suicidado algunos de ellos por no poder tocar música. Mucha
gente sobrevivió hasta que le mandaron a cámara de gas porque podían tocar
música. Consiguieron que durase más de dos semanas la filmación de una película
que encargan a un prisionero, director de cine. El dirigió esa película que se
llamaba “Hitler regala una ciudad a los judíos”. Entre las presentaciones, y el
embellecimiento de la ciudad al recibir la cruz roja, la filmación del film
duró varias semanas. Las deportaciones se paran en ese momento y eso consigue
salvar a mucha gente. Más de cinco meses estuvieron sin que saliera un convoy a
Auschwitz o otros campos. Eso servía. Prolongaron esta
pausa importante en las deportaciones. Israel le condena como colaboracionistas
con los miembros nazis, pero son gente que había intentado aumentar la vida de
estos judíos. La música salva. No dice nada, pero te hace intuir cosas. Mucho más
que otro tipo de actividades culturales o de arte. La música no tiene palabra,
pero tiene capacidad de llevarte a espacios donde solo ella te puede llevar.
Intenta intuir, que no responder, las grandes preguntas que todo ser humano
tiene desde que nace. El impulso de hacerse. Qué significado tiene la vida que
vivimos, que nos hayan puesto en este mundo sin preguntarnos, qué reacción
debemos tener, porqué es mejor el bien que el mal. La posibilidad de
trascendencia tenemos, de dónde venimos y a dónde vamos, preguntas que han
golpeado a los seres humanos y no tienen respuestas con palabras. La música tampoco
tiene soluciones, pero te da intuición, te hace intuir algo que te haga estar más
cerca de tener un tipo de respuestas a esas preguntas. Los testimonios de los
que sufrieron coincidían al decir que todas las manifestaciones artísticas, y sobre
todo música, les obligó a sobrevivir. Los que componían y hacían música y las
que lo escucharon. Muchos participaron como espectadores en muchos de los
conciertos de Terezin. Era como el festival de Salzburgo. Estaban todos los
intelectuales centro europeos judíos de ese momento. Había 4 o 5 eventos
diarios, más actividades. En Europa estaban clausuradas la opera Viena, el festival
de Salzburgo, habían disminuido todas sus actividades. Se convierte Terezin en
el centro desde el que irradiaba el arte, con gente de calidad extraordinaria y
artistas. Hacen mucha labor cultural. Sirvió a los que participaron activamente
o los que escuchaban esas operas o teatro. Estaba permitido la música de
cabaret o el jazz. La música estaba prohibida en todos los lugares de los
nazis. Era un milagro ese sitio. En ese sitio de creación hay un sufrimiento
intenso. El escritor se fue una semana a visitar ese pequeño pueblo en el
centro de bohemia, 80 kilómetros al sur de Praga. Era un pueblo de 5 o 10 mil
personas, pero en Terezin no había menos de 50 mil. Había epidemias,
enfermedades. El escritor estudió sus archivos, todos sus documentos y archivos
de los que estuvieron prisioneros, el ambiente que se vive allí. Enorme
sufrimiento y dolor es el que allí se vivió. Vivieron en situaciones difíciles,
y es asombroso como convirtieron ese dolor en alegría, compartieron con el arte
y la música todo lo que en ese momento pasaban. El final de los protagonistas
es conocido. Buscamos en Wikipedia si murieron en ese campo o donde. Al
personaje femenino al que ha hecho sufrir tanto, le da un final distinto. Había
sufrimiento también en la fe de los nazis, en ese gobierno y esa guerra. En el
final se ceba con ella. Hay una escena de sexo violenta, sufre una casi
violación por parte de un amante. Es el final de ese personaje y lo que simboliza.
El final se lo deja para un personaje que es ficticio y no real. Todos acaban
sus vidas en las cámaras de gas. Pero había que dar una salida a todo ese
sufrimiento ahí acumulado y una salida de cierta esperanza, cierto aire fresco
en medio de esa brutalidad inhumana que paso, también el pueblo alemán. Por eso
esa rendición de sí misma de Elisabeth. Representa al propio pueblo alemán que
desde sus errores terribles es capaz de afrontar un futuro, estando abochornado
de ese futuro para el que sabe no hay perdón. El padre dice para esto no hay
perdón. Es como un pecado original que trasmitiéremos de generación en generación
y nunca será perdonado. Hará que los alemanes miren cabizbajos, esa culpa
tardará mucho tiempo en librarse de ella. Pero ve futuro y esperanza en Alemania.
No quiere desvelar el final de la novela. Pero era importante que hubiera una
salida, que no acabara con el drama final de las cámaras de gas deshaciéndolo
todo. La novela tiene 320 algo de letra relativamente apretada. Le faltan
elementos de la sociedad alemana, no solo la elite de las SS, del gobierno, de
la cúspide. Le falta describir a la clase media que mira a otro lado cuando ve
humo saliendo de las chimeneas y no se pregunta que está pasando ahí. Había
demasiado ruido en la novela, o no lo considera importante. Se podía haber incluido
más cosas, se centra en esos personajes. el pueblo alemán sabia más de lo que
confesó y tardó una barbaridad en reconocer su error y todavía hoy lo confiesa con
terror y es un desgarro importante y eso no está expuesto en la novela, pero lo
tratará en otro momento. Eso es importante también. Se sabía más de lo que en principio
se aparentaba. Veían desaparecer a esas familias judías y eran protegidos por
los miembros de las ss. El testimonio de Benjamín repite el contenido atroz de
lo que pasaba en los campos, era algo que se desconocía al margen del grupo
nazi. Hay un par de momentos o tres que se refiere a la novena sinfonía de
Beethoven, música que además fue himno de la fraternidad, a partir del poema,
la música y la intención del músico. Era una música para grandes celebraciones,
empezando por el cumpleaños de Hitler. Celebraban los cumpleaños de Hitler con
la novena. Es esa absoluta contradicción de una música de cómo fue creada a lo
que sirvió. El mensaje final de la novena del cuarto tiempo no es solo un himno
de fraternidad, va más allá; o nos salvamos todos o nos condenamos todos. La salvación
no puede ser individual. Abrazaron millones de espíritus como hermanos y eso es
consustancial para la salvación de todos. La novena fue usada como estandarte
para los nazis para las celebraciones mas importantes.
Turno de preguntas;
La escritura tiene una responsabilidad
con la historia, es algo con que se trasforma el relato. Se trata la historia más
de eso o de una trasformación de ella. Lo que le preocupa profundamente es esa
responsabilidad del peso de la historia de la que aprendemos poco. No tenemos
demasiado presente nuestro propio devenir como seres humanos, la devastación
que hemos producido desde que el hombre es hombre. Se plantea con la intranquilidad
de hablar lo que pasó en ese momento, el más oscuro de la historia de la
humanidad. Es difícil abordar la entrada en el tiempo presente de todos los
prisioneros en la cámara de gas. ¿Qué piensas en ese momento? ¿qué haces al
margen de gritar y suplicar? Lo que realmente le importa es intentar aprender
de nuestra historia para no seguir cometiendo errores parecidos. El ser humano
no ha aprendido mucho desde entonces. Se siguen cumpliendo infamias en el día a
día. Sin atender al otro, escondido dentro de nosotros mismos. Somos incapaces
de oír ese sonido general que te hace intentar abrazar a ese mundo, que es lo
que pedía Beethoven al final de la novena. En ese sentido la historia que
debería enseñarnos mucho más tiene la sensación de que hemos aprendido poco de
ella. Volver a explicarla le parece fundamental, desde un ámbito particular de
la heroicidad y el valor con que esas víctimas fueron capaces de afrontar el
final de sus vidas. Lo demás le resulta más difícil.
Leyó en su día el diario de Ana
Frank que recomienda a todos. El genocidio de Auschwitz fue
armonizado con esta música, algo que realmente era para volverse loco. La
música era como un engaño general cuando los iban a matar. Wagner ponía la valquiria,
¿cómo se pudo utilizar algo tan bello, tan maravilloso para una matanza tan
grande? Se sigue preguntando. La historia nos cuenta lo que quiere. Es una
historia de ayer mismo. Hay quien clasifica a Wagner como nazi. El no era nazi
porque murió antes. Es un tema que no se puede contar con frivolidad. Era
antisemita reconocido por cuestiones personales. Entiende que todo musical y
loby judío no había sido justo con él y le había fastidiado su carrera. Era
nazi, porque entendía que los judíos habían perjudicado al desarrollo de su
carrera, más que por convicción genética o racial. Él hace escritos terribles
lamentables contra los judíos, pequeños panfletos de libros, según piensa, como
consecuencia de eso y no por un antisemitismo intelectual. El mundo era una fiesta
y él era su anfitrión. Todo el que no hubiera colaborado con su conquista del mundo
era un enemigo. Desarrolló un potencial enorme de talento. La prueba de que no
era un antisemita convencido es que trabaja con músicos judíos, cantantes
colaboradores judíos, con los que hace el Parsifal y otras obras. Otro tema son
los descendientes de Wagner, kosiva Wagner era antisemita convencida, directora
de la organización. Su nuera, casada con el hijo de Wagner Sigfrido, era una
inglesa absolutamente racista, amiga íntima de Hitler etc. Se alía con el
nazismo como elemento espiritual para dar espíritu a través de la música de Wagner
al propio tercer Reich. La cabalgata de las valquirias y otras obras de Wagner
se usan para el régimen. Eso no puede olvidarse. Israel se niega
inevitablemente a que se represente Wagner en su país. Grandes directores han
intentado tocar obras de Wagner en Israel. No ha sido posible, no han pasado
suficientes generaciones., hablamos de 80 años solo. Es difícil que la memoria,
que esta tan cercana, pueda superarse. Fue un enorme compositor de toda la
historia de la humanidad. Conocer su música nos mejora como seres humanos. Lo
importante no son esos libros horribles que escribió, por su resquemor de no
haber sido ayudado por el pueblo judío. Queda una obra descomunal que nos hará
disfrutar y gozar durante mucho tiempo. Llegará un momento en que Israel
permita tocar Wagner en sus territorios. Terezin, ese pueblo, llegó a estar
liberado al final de la guerra por las tropas antifascistas. Ese pueblo aldea
fue liberado por tropas de tito o al acabar la liberación fue liberado por
tropas soviéticas. Fue uno de los últimos campos en ser liberado. El 9 de mayo
de 1945. El último de los campos de concentración liberados. Quedaron algunos
supervivientes. Pasaron 2 años y hubo 140 mil prisioneros. De los cuales
sobreviven poco menos de 15 mil. De los 15 mil niños menores de 12 años sobrevivieron
solo 150, poco más. Esos niños fueron asesinados allí o enviados a campos de
exterminio. Una imagen horrible que difícilmente será borrada de nuestra
retina.
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