Si algo es la literatura es
libertad. Empieza con el acto de rebeldía de la pubertad y la adolescencia
donde desechas lo que te obligan a leer, toca leer los rusos. No los leíste en
el tiempo que te obligaban en el colegio y tampoco los lees ahora que lo
recomiendan en el club de lectura. De repente se ponen de moda los africanos y
todos a leer autores africanos. Los adolescentes van madurando sus lectoras,
lees lo que te gusta y las lecturas se te quedan. Para perderte en las
librerías y encontrar algo hay que tener criterio. Buscas que el autor te
sorprenda, no todo está contado, te fijas en cómo me lo dicen, o lo que no
dicen, pero está ahí, ¿qué querrá decir? No salimos a veces de un autor o género.
Por eso nos invitan hoy a perdámonos en bibliotecas y librerías, y no ir a lo cómodo,
a un autor que ya conoces, que no te exige pensar, que se lee para dormir. Hay
buena y mala literatura, escritores que escriben para otros escritores y
críticos. Leer es enseñar a leer. La única exigencia al autor es tener una voz propia,
escribir es un arma cargada de presente. El humanismo ha pasado a la historia,
somos lectores acomodadizos y los propios editores fomentan la novela comercial.
Un best seller lo hacen diez personas, los anuncios publicitarios nos manipulan
y asistimos a la agonía de las letras. La cultura engorda, no pienses, los
intelectuales son chorlitos. Flaubert buscaba llegar al alma de las cosas, no
solo intercambiar opiniones. La literatura se fundamenta en las palabras, los
silencios, lo que no se dice con palabras. Ahora parece que hay una maquina
absurda que fabrica novelas, ¡si por lo menos fueran nuevas palabras! Hay literatura
seria y otra más baja. Michael criptón reconoció que no era literatura lo que
el hacía, que esta le aburría y que la literatura no estaba muerta. Hay que diferenciar
y seleccionar con criterio ante el exceso de información. A veces pecamos y
necesitamos algo ligero, light, sencillo. Igual que de vez en cuando vemos el
cotilleo de la tv. ¿por qué leemos mala literatura y poca de la buena? La buena
literatura no siempre es sesuda, a veces es divertida. Solo buscamos pasar un
buen rato. Nos dejamos llevar por la lista de ventas, la publicidad, lo que
todos leen, la opinión pública. Hasta las bibliotecas traen autores comerciales
y todo se basa en las presentaciones que se hacen de escritores. Podemos
descargarlas de internet. Nos intentan vender mucha mierda. A veces leemos la
sinopsis de los libros y otras compramos por la portada. En la presentación de
Almudena grandes no cabía ni un alma, estaba hasta la bandera. En otro momento
habrían ido 40 personas. Las novelas de Almudena son viscerales y emocionales y
sobre todo comerciales. Es una buena comunicadora, intenta emular los episodios
nacionales de Galdós con la guerra civil. Es políticamente correcta, de
izquierdas. Detrás tiene al periódico el País. A todas horas ves a Aramburu en
tv con su Patria. Detrás hay intereses políticos. Dolores redondo apenas
aparece en los medios. Vas formando tu criterio, pero a veces nos equivocamos,
como cuando vamos al cine a ver una de matar. Una lectora nos recomienda a Fred
Vargas y la vida negociable de Landero. Somos muy manipulables. Hablamos del
ultimo Goncorurt de Francia. Si no te gusta lo dejas a las 3 páginas, porque cada
vez tenemos menos tiempo. Hay intereses comerciales editoriales siempre detrás.
Nadie compraba manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlín y en cambio
había montañas de las 5 esquinas de Llosa. Llosa describe una relación lésbica
entre dos amigas, una novela subida de tono. A veces aciertas o no, a veces te
pierdes cosas. Los periódicos, las críticas, nos dan pistas. Antes era más
fácil escoger en las librerías y no había tanta oferta, tanto título. Ahora las
libreras se limitan a buscar la obra en el registro en vez de recomendarte
libros. En los libros de bolsillo reditan clásicos como las cuatro novelas de
Jane Rhygts, la autora de ancho mar de los Argazos, por diez euros. El criterio
se forma con el conocimiento, la experiencia y el buscar, dejarse sorprender.
Nos gusta lo que más se vende. Hay mejores novelas que la última de Paul
Auster. Una alumna del taller ha leído los pazos de Ulloa, el pazo de Meirés
que lo regalaron a Franco Otra ha leído la versión original de Mary Poppins de
una victoriana que no quería que crearan un personaje ñoño como se ve en la
película sobre ella, al encuentro de Mr Banks. Nos recomiendan canción dulce de
lela Salmani. Necesitas atención y concentración para leer. Suspendes el yo y a
la vez te vincula con la esencia intima. Dejas suspenso el yo al entrar en algo
ajeno y a la vez nos vincula con el interior. Es una paradoja. Leer Yoyce puede
ser un castigo. Hay literatura como arte y otra como pasatiempo y consumo
basura. Hay que formar un lector sensible, de educación sentimental. Es un
trabajo en que necesita soledad y esto te causa problemas con la familia. Es un
espejo para vernos a nosotros mismos. Con la literatura nos leemos a nosotros
mismos. El origen de la literatura está en el conjuro mágico, es magia vivir
algo que no vives realmente. Nos recomiendan Lampedusa Y Europa. Y tierra de
campos de David Trueba que bromean, ha copiado a Faulkner. El árbol de las Torayas
es la novela última de Plilipe Claudel, el autor de aromas. Ácido sulfúrico es
una novela sobre un Gran Hermano, pero a lo bestia. Shmuel Yosef Agnón de
Israel es otro buen autor, y la casa la mezquita. Es árabe y vive en Holanda.
Otra alumna dice que con las novelas románticas de Victoria Holt le pasa que no
sabe si el libro ya lo ha leído, puede leer el mismo 5 veces. Han leído una
palabra tuya de Elvira lindo, la historia de dos barrenderas, que ya tratamos
en el club de lectura, por la autora de Manolito. Nos recomiendan leer a Elsa
Morante. Y el realismo mágico del señor presidente de miguel Ángel Asturias, o
hombres de maíz. Pocos saben que la oda
a Roselvert de Rubén Darío es el primer poemario anti yanqui. De todo esto hemos hablado en el primer día del taller literario de clara Campoamor, Barakaldo.
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