PATXI LANCEROS-IMANOL ZUBERO
(especialista en sociología del trabajo movimientos sociales, y profesor en la
UPV) -IÑAKI ESTEBAN “EL ROBO DEL FUTURO.FRONTERAS, MIEDOS, CRISIS"
Patxi Lanceros es articulista,
tiene unos 12 libros. Hoy presenta El robo del futuro en la biblioteca de
bidebarrieta. El libro habla de 4 cosas. Es un título muy descriptivo. La idea
básica que aparece también en libros de Patxi es la ruptura con una época donde
el futuro tenía signo positivo, cabía la mejora a nivel material y a
espiritual. Existía una expectativa o horizonte de mejora que se nos ha caído
encima como un techo o el cielo para los galos. Surgió el miedo, basado en una
sensación de control sobre lo que iba a venir, y una magnificación hacía la
ciencia y técnica. Por mucha técnica que hemos manejado nos da la sensación de
que no manejamos nada y la incertidumbre es el signo de nuestros tiempos. Patxi
nos explica ese robo del futuro, quién nos lo ha robado y sí podría
devolvérnoslo. A la inauguración del libro han venido alumnos y profesores de
la UPV. Están sus alumnos viéndole. Lo último que se escribe en las novelas son
las introducciones y el título. Se trabaja con una perspectiva, pero al final
va cambiando el resultado obtenido. Aborda tres o cuatro ámbitos temáticos. Es
un título doble. Habla del sujeto, robo, el objeto robado y el que ha sido
robado. Alguien ha robado el futuro y su ilusión. El futuro era un sujeto de
confianza frente a un pasado triste. Ahora el futuro np lo miramos ni con
esperanza ni con confianza. Nos da la impresión de que tenemos todo nuestro
futuro a nuestras espaldas y no sabemos cuánto pasado nos queda por delante.
Hay una comparativa con las expectativas subjetivas. Creíamos que íbamos a
mejorar social intelectual y moralmente. Esto nos lleva a pensar que en algún
momento nos hemos adelantado a nosotros mismos. Hemos conseguido un estado de
bienestar, que tiene su historia. Es un estado más o menos generalizado. Eso va
quedando atrás. Queremos conservar algo de los restos de este naufragio;
impuestos, educación. Eran marcas objetivas de unos deseos sociales
mayoritarios donde había mecanismos de convergencia. Los ideales de la
revolución francesa, igualdad libertad fraternidad, dejaron de ser ideales y se
convirtieron en una cooperativa histórica y política. La figura del nosotros y
el nuestro genera problemas, ¿hasta dónde llega? Una mayoría de gente lamentaba
el pasado y no tenía seguridad en el presente, lanzaba todas sus expectativas
al futuro, creyendo que este les daba un grado razonable de confianza. Uno
quiere dar mecanismos de seguridad a sus hijos porque no están dados. La ley de
la historia tiene el mismo carácter implacable que la ley de la naturaleza o la
relatividad. Nos han dado una falsa confianza al futuro. La historia de los últimos
años ha sido un auténtico robo al futuro.
En una tesis del texto póstumo de
Walter benjamín en el concepto de historia, venía a decir que la suerte del
fascismo radica en que sus enemigos salen a su encuentro amparados en la
filosofía positivista del progreso. Así cualquier reacción puede entenderse.
Todo fascismo competía con el progreso. La intención del título recoge todas
las preocupaciones del libro. Tenía una intención doble, generar inquietud y ambigüedad
en el contraste entre el título y la primera línea de la portada. El robo del
futuro tiene una lectura doble; la evidente es que con mayores o menores
matices podemos constatar esta inquietud al respecto. Y otra más perversa y filosófica
que habla del papel que ese actor invitado a finales del siglo XVIIII, el
pensamiento tecnocientífico, a la escena política económica ha sido también
cómplice del robo. Eso trataba de establecer.
Importa lo que dice el libro y
como lo dice. Tiene mucho rigor y mucha capacidad de escribir al margen de lo
que dice. Es un libro para disfrutar. Cuando publica libro el libro es suyo
solo en parte, pertenece luego a los lectores. Hace un resumen de su guía de
lectura, lo que le ha parecido sugerente. Es un libro escrito contra la idiotez
inicua rampante trasversal. Escrita contra la idiocia y su paralización.
Termina hablando de los idiotas. Se acuerda de una frase del gringo viejo de
Carlos fuentes y de la película de Puenzo; en los años 20 el gringo muy viejo
abandona EE.UU. natal y se va a la revolución de México con Zapata y Pancho
Villa y desaparece y se convierte en leyenda.
Citando a Bierce, Idiota es el miembro de una tribu enorme poderosa cuya
influencia en los asuntos humanos ha sido siempre generalizada y preponderante.
Es un libro contra el idiotismo de todo pelaje y origen. Es igualitarista en su
réplica de idiotez. Critica la democracia, el mundo sometido a un fatuo destino
incontrolable y solo queda adaptarnos. Critica la idolatría de las tribus, que
defienden lo que deben defender. Son campos de gigantes o molinos contra los
que se planta lanza en ristre, haciendo del morrión de la filosofía celada de la
razón frente al idiotismo moral. Va contra el concepto de razón indolente como
lo formula Santos. Es breve pero no de lectura ligera. Es una escritura
elevada, culta, cincelada con herramientas de la mejor gramática y el latín,
depurada, muye exacta, cada cursiva del libro es una advertencia, no está por
estar, cada paréntesis es una llamada a la reflexión. A pesar de su profundidad
nos habla de cosas que están pasando ahora mismo. Habla de Cataluña, de las elecciones
alemanas, del ascenso de la derecha, del incumplimiento de España en el tema de
personas refugiadas. Habla de todo eso sin citarlo. Explica muy bien no cosas que
están pasando (que lo explica la sociología y el periodismo que es la
sociología rápida) sino que explica que está pasando y por qué está pasando. No
se agota en las problemáticas actuales, sino que remonta esta coyuntura hasta
ese punto en que podemos observar qué nos pasa y por qué nos pasa. Tenemos muchas
preocupaciones y ocupaciones. El libro parte de un fracaso, de unas
expectativas un poco reflexionadas que han fracasado. Es el fracaso de la modernidad
que se entendió como un camino de salvación al margen de la religión. La
Modernidad nos prometía vivir cada vez mejor apoyados en nuestro esfuerzo. Es
una salvación autónoma. Esto no ha sido siempre así. La modernidad ha fracasado
en muchas de sus promesas. ¿Podemos vivir sin una forma de trascendencia?, eso
es una falacia ahora. Los discursos solmenes nos rodean por todos lados y las personas
solemnes. Han vuelto a surgir formas de tradición como religión con ropa
distinta. El ser humano natural excede toda definición que le hacía la modernidad.
Mas que razón, más que interés, más que lo que parece que somos materialmente.
Somos más complejos. El libro es una invitación a pensarnos bien desde esa
complejidad. Esto ha roto el discurso de la modernidad. El problema de la
política democrática se alimenta del conflicto e inestabilidad. Hace falta una política
porque no somos absolutamente coherentes o genios o iguales. La política
gestiona el conflicto de forma humana. Se puede hacer política desde la identidad
trascendente, la patria, la identidad. La religión. La política exige la
diversidad. En esas condiciones podemos ser libres. Pensarnos sobre una
instancia superior. Hablo en nombre de.,. del pueblo catalán, español… eso
cortocircuita el debate. No vemos las ideas cuando se habla en nombre de
muchos. Hay que salir del escenario publico opinando y sabiendo que hay gente
que piensa cosas distintas y sostener la discusión hasta que haya que sostenerla.
Es fácil caer en la tentación de recurrir a una instancia superior que cierre
de una vez la discusión, es cortar por lo sano la polémica política o de la
calle. Muchas páginas del libro están dedicadas a las referencias para cerrar
las conversaciones en el recurso de la identidad. Uno se cree capaz de definir
lo que somos, todos entraríamos en esa definición, el que no entra no cabe o está
fuera de lugar. Luego está el que rompe la baraja, el que termina la
conversación. Son apelaciones a la comunidad cálidas y sencillas. Nadie ha
visto nunca la universalidad. Escuchamos el lenguaje, el acento, compartimos un
paisaje territorio o sangre. Son paginas para leer e interpretar, reflexionar.
La sociedad es irrepresentable como unidad, carece de unidad, está constituida
de diversidad. La representamos cuando hablamos de nación patria, pero desborda
cualquier limite la comunidad. Hacemos política reconociendo que representamos
parte de una sociedad. El pueblo está a la vez en el gobierno y en las
oposiciones. La unidad que aspirábamos choca con la realidad compleja, diversa.
Se sigue hablando de estado-nación, que ha pedido históricamente dos cosas;
eficiencia o eficacia, y la visibilidad que vemos en la burocracia. Eso se hace
poco, queremos que además de gestionar bien nos emocione y caliente el corazón.
Son dos peticiones comprensibles. Pero ¿Quién estaría dispuesto a dar la vida
por la unión europea? Queremos calidez, enarbolar banderas, estar juntos. Eso
entra en contradicción con la globalización. La Globalización y sus flujos
económicos hacen que los partidos no nos garanticen derechos y libertades.
Pensamos; por lo menos nos caliente el corazón, nos animan, nos hacen salir a
la calle. No somos sin cultura, pero con cultura no somos humanos. Las identidades
son operadores políticas de primera orden. Surge el miedo, presente en el
libro. El miedo deja de ser un estado de excepción y se hace normal, estado de
excepción permanente. El libro al final atisba que la mejor manera de convivir
en este mundo complejo, sin fronteras y convulso (y sin recurrir a los ídolos
de la tribu o el discurso de la adaptación a un destino inexorable), es aceptar
que somos eres débiles, frágiles, vulnerables contingentes, temporales, y nos
hace eso ser seres humanos. ¿Cómo se relacionan estos discursos de movimientos
de mujeres en la democracia en los cuidados, la dependencia, la vulnerabilidad?
Nos invita a final de su libro a que si queremos respetarnos y respetar a los
otros debemos compartir lo que nos hace y constituye humanos; la fragilidad, la
dura imaginación, la relatividad, “eso me convence, me conmueve mucho y me moviliza
también”. Somos nacionalistas porque compartimos una sangre, tierra tradición
cultura lengua e idioma. ¿Cómo convertir la fragilidad en potencia
trasformadora? Se puede cooperar y hacer algo en la práctica con la debilidad. ¿Cómo
la vulnerabilidad fragilidad convertirla en un principio activo
trasformador? Hay muchas dudas. Es una
cuestión de aplicabilidad o pragmática.
Él es profesor de sociología. Se genera una deformación profesional y un
dialecto característico. Los filósofos buenos o malos entienden lo que es una
reflexión teórica de la política, los principios corresponden a la pragmática
política. El final queda abrupto. Aparece
el make off del libro. No quería reventar el libro con citas. El libro acaba
con el ascenso al capitolio de Donald Trump. Es un texto de 3 páginas que no
alegra el día a nadie. Así acaba el libro. Eso nos provoca el cortocircuito. Hegel
dice que hay dos filosóficas; la de la vida y la del concepto, la sistemática y
la edificante. Nunca intentó ser ni una de otra. La única salida del hombre es
la de un determinado modo de escritura que se sirve del rigor formal conceptual
y lógico. No es una postura muy cómoda. Habla de la cartografía del miedo, la
frontera y la crisis, establecer su eje dialectico y detenerse en el momento del
qué hacer. Con sus alumnos no hace consignas. La moral queda fuera de sus
clases. Las condiciones son dramáticamente escasas. Se debe suspender el juicio
cuando corre el peligro de convertirse en subjetivo y ya el dialogo no tiene
lugar. El profesor anima, sugiere, puede participar con los de la mesa o entre
el público si los ve en una manifestación pidiendo cosas. Podría asociarse a
una iniciativa x. Uno firma el libro o el contrato del libro, el libro es aquello
que está dispuesto a defender argumentalmente y con instrumentos dialecticos.
No se trata de esquivar la cuestión. En este libro se ve frente a otros y da
excesivas pistas de cómo le gustaría a él como persona privada (con la
necesidad como persona frágil) de asociarse a otras manifestaciones públicas.
No debe haber ostentación de intenciones en un libro de filosofía. No se trata
de ver el lugar de sus preferencias o deseos. Uno al escribir el libro no es
consciente de sus carencias y fallos, pero al leerlo en público llega la
humillación pública. Podría haber modificado algunas expresiones indicadoras de
donde podemos ir. Cuando el que analiza se vuelve juez no es un papel que le
gusta. La honestidad de la filosofía está precisamente en acompañar con unos
instrumentos no habituales en la conversación cotidiana, acompañar al lector
hasta ese momento en que se pierden las jerarquías. El deja de ser profesor
para ser uno más. Así se habla de alternativas entre personas privadas previamente
informadas de lo que hay. En las prestaciones de la filosofía existe lo que no
se puede pedir honestamente a la filosofía. Hegel distingue entre filosofía
sistemática y edificante. Él no es competente para hacer una filosofía de la
vida. Es un engaño, un refugio, recorrer el sistema y ver como el sistema se
comporta, cuáles son sus núcleos, calificar como triunfos los triunfos y los
fracasos como fracasos. La crisis de la modernidad es una fractura que ha
dejado rotos sueltos en la filosofía. Esa es la intención del libro. Se echa de
menos en el libro una orientación. Da pie a intervenciones prácticas. Un libro
se hace complejo, cada palabra esta medida repensada. Ve los debates que
tenemos en el día a día. El libro sirve para iluminarle todo eso edificante que
no quería incorporar en el libro. El libro en la práctica es un arma arrojadiza
de combate. No es una descripción neutral; nos incomoda, nos saca de zonas de
confort y nos hace pensar cosas, a unos más que a otros. Es evidente que la
lectura lleva a temas actuales desde conceptos abstractos. es una lectura
inmediata, concreta, evidente en las cosas. Es el hilo de fuerza del libro. El
bienestar se puede convertir en un instinto o ideal conservador. Cuenta el comienzo de un pequeño cuento de
Kafka sobre la comunidad. 5 amigos no le dejan ni participar en la
comunicación, no le dejan entrar en el grupo. Queremos una comunidad caliente,
atrincherarnos en nuestro bienestar. Al final la comunidad política se
convierte en una instancia conservadora y establece fronteras a gran altura. No
solo pasaporte, exclusiones, expulsiones físicas y hasta oblicuas. En todos los
rincones de la sociedad se da esta exclusión. Mucha gente está esperando que
les echen. Anhelan esa vuelta al calor de la comunidad. Hay un anhelo del
estado-nación que viene de ese calor. Parece una idea fría, un principio de
organización de otro tiempo, pero hay todavía un anhelo muy evidente, el deseo
caliente de tener un estado nación. El impulso de escribir un libro de estas
características está dado por la realidad. Miedo, fronteras, crisis, son palabras
y cosas que están en el debate. El autor arranca de que uno es ciudadano movido
por ciertos intereses, atravesado por afectos y pasiones que hace que una persona
privada tenga ciertos conocimientos. Estado nación son palabras de un lenguaje
publico cada vez más problemático y deberíamos pensarlo en todas sus
dimensiones, ver cuál es su alcance lógico e incorporan a ella elementos de
trauma histórico. Empezar y terminar, dar a eso una estructura comprensible.
Empezó a escribir ese libro, 4 temas fundamentales y arrancó de una
preocupación publica y unió a ella elementos literarios, políticos, jurídicos
que es capaz de gestionar. Uno tiembla cuando escribe. Trata de llevar el
esquema texto ante los puntos ciegos, lugares que sabe que no llega. La
filosofía que no ejerce puede participar en el debate público. Pensamos las
tribulaciones de la crisis con elementos realmente filosóficos. La horquilla
que presenta, el estado de bienestar, son reclamos afectivos del estado. El estado
nación es un hibrido, un monstruo de Frankenstein hecho de retales, un concepto
que tiene historia y mucho lastre en su definición y siempre ha vivido la
incertidumbre que describía Imanol guerrero. Hay una administración burocrática
en la parte del estado a la que exigimos que debe satisfacer ciertas
necesidades. No hay diferencia entre las de necesidades de afecto o vinculo
paleolítico. No hay diferencia entre el paleolítico y el ser humano actual. Una
teoría de la evolución no desmonta eso. Su identidad se ve desbordada por
estados supra nacionales y decisiones extra políticas. Aún hay un grado
importante de incertidumbre en eso que llamamos globalización. La parte de
estado se resiente con otros términos y otro tipo de análisis. Parte del estado
se resiente y no puede satisfacer ciertas necesidades que además habían sido
garantizadas por el estado del bienestar y generaban una rutina de futuro
asegurado. Entonces se demanda a la parte de acción que sea más presente. Es un
egoísmo compartido el estado de bienestar, pero es para nosotros. Hay teorías aciagas,
el partido de Trump es un partido en ciertos aspectos deplorable y en otros
claramente neonazis. Los nazis lograron la representación de diez millones de
alemanes. La explicación es esa; dado que el estado alemán no es precisamente
un estado tercermundista, no puede satisfacer todas las demandas legítimas de términos
de bienestar y se acaba con ese régimen. Ciertos estándares que estaban
asegurados son recortados y se nota el recorte. La solución no pasa por
universalizar el estado de bienestar. El estado de bienestar es técnicamente
posible y moralmente legítimo, eso pasa si y solo sí es universalizable. El
estado de bienestar contra Asia o África es una contradicción de los términos. No
se trata de si queremos o no, no es si protegeríamos a su hijo o no, o si no
preferiría que trabajáramos los españoles antes que los marroquís. El bienestar
se convierte en nuestro mal estar cuando reacciona contra el bienestar de
otros. Conservamos lo conseguido históricamente, es la pulsión inicial. Vemos
que eso dramáticamente se pierde ahora. La solución pasa por el blindaje, las
pulsiones conservadoras se conviertan en realidad, en las practicas xenófobas. Él
ha intentado mostrar que toda política digna incurre en contradicciones lógicas
si cierra las fronteras o aptitudes estatales a las que no solo caben de
calificar de ineficaces, sino del incumplimiento de un contrato poco auto
exigente. El impulso progresista en situaciones de las mal llamadas crisis se
convierte en pulsión conservadora y esta puede generar políticas de blindaje fronterizo,
dramatismo, el muro de Méjico, o cuchillas en la valla de Melilla.. Es
necesario el estado de bienestar junto a esas actitudes, conceptos que presenten
en debate y organizaciones políticas que lo respalden. Algo se ha entendido
mal. El estado del bienestar o progreso no era eso. Tiene el progreso unos límites
geográficos históricamente situados. La historia y la sociología lo ven así, el
progreso de forma lógica se cierra a la universalidad. Si no son universalizables
no son derechos, habrá que tomar medidas. Son una trampa conceptual y política
si no son universalizables. Construir
identidades, colectivos, son grandes problemas de humanidad racionales para que
podamos vivir como hombres políticos. La ciencia y la propia experiencia nos
enseña que hay experiencia en montar desmontar fronteras. Un politólogo
madrileño cuenta la anécdota de su familia que era de un pueblo de Mallorca y
dice que en los 70 una generación se queda a vivir en el pueblo africano. Uno
de los hijos quería conocer a su padre. Va al pueblo pequeño, sin turismo.
Entra al bar del pueblo, como en el oeste cuando entra un forastero. Al
camarero le pidió el extranjero un café con acento mallorquín. Cuando le oyeron
el acento le dijeron; pensábamos que usted era negro. El hombre es
identificado, a favor o contra la tribu, la familia, la nación. Cuando nos
descubrimos como partiendo algo, todos somos hijos de emigrantes, sufrimos
mucho en la guerra… cuando más allá de lengua patria descubrimos cosas en común
las fronteras se hacen sutiles o desaparecen. Esto le da esperanza al escritor.
Una virtud del libro es que comprendemos como son los seres humanos. No es
moralista. Dice como somos, no como deberíamos ser. Tenemos miedos provocados
por cosas lógicas, miedos mal gestionados, somos así. Sabiendo que somos así no
nos creamos que somos la leche, somos solo razón y lo gestionemos de la mejor
forma posible. Preocupado por la teoría del agua de da Vinci. ¿por qué se puede
calificar de mala (falsa errónea) determinada gestión de la identidad? El
análisis de la identidad, recopilación de gestión histórica, arroja una verdad;
que hay poco inter culturalismo encontrado. Hume decía que la filosofía era la conversación
inteligente entre propietarios. Si no nos ponemos estupendos podemos llegar a
ciertos acuerdos. Lo identitario es múltiple y multicolor. Existe al creencia
errónea de que uno solo se identifica con su dios, su pueblo, su familia. Es
una análisis limitado, falso. En el plazo de un día, según los encuentros y
desencuentros, van variando diversos significantes y significados de identidad.
Si observa al público o se observa así mismo resulta que la identidad no es una
sino varias. Es una trampa el profesionalismo identitario. Soy solo únicamente
católico, catalán.. las identidades son dimensiones de afecto con las que se
puede dialogar. No son identidades con, sino hacia contra.. la pulsión
identitaria es mucho más compleja. Cuando hablamos de la robótica el principal
problema es que además de animal racional tenga afectos, no solo sea inteligente.
Un robot capaz de identificaciones y proyecciones. Se puede enseñar a gestionar
identidades múltiples. Muchos de los problemas que tenemos es de cierto
profesionalismo identitario. El principio más perverso y falso de la tradición
historia política es el principio monárquico. En el primer volumen de la
historia de la sexualidad de Foucault dice una frase lapidaria; en la teoría
política todavía no se ha decapitado al rey. El principio monárquico es de la única
patria, pueblo, gobernado pro el rey y sigue atenazando conciencias. No hay que
demostrar que es malo sino demostrar que es erróneo. Usted tiene más
identidades de las que cree, o de las que confiesa en el momento en que grita
x. Una vez que salga de esta manifestación iglesia o empresa, cierra la puerta
de casa y vuelve a ser usted y no se fía del resto de hombres. Cada contexto y
encuentro genera otras identidades. No desaparece repentinamente. Se trata de
intensidades de una gestión más espinoziana que cartesiana de nuestra identidad.
Esto el autor lo dice para que no se entienda y nos podamos ir todos ya a casa
tras la conferencia. ¿con qué parte del libro se quedaría, cuál le ha gustado
más? ¿Ha habido censura en su libro? La única humillación realmente terrible es
la autocensura, la demás son simplemente accidentes. La peor humillación es la
que se infringe uno mismo, se da cuenta que no está a la altura. Lo que él quería
del libro era otra cosa y ha llegado solo a esto. Una vez que sale y hace la
ultima corrección el libro deja de ser suyo y se vuelve un dialogo con el
lector. La sinceridad está sobrevalorada en la comunicación pública. No es un
lector bastante competente. No sabría decir con qué parte se queda. Es incapaz
de volver a leer un libro suyo cuando lo ha publicado. Tienes las compañías que
elige uno. Las teselas que permiten pensar y dar una clase, preparar una
conferencia y que finalmente permiten trazar un argumento que es durante un
tiempo propio pero no apropiado. Cuando alguien le recuerda lo que cita él
piensa que está mal, y no es falsa modestia. Habla en el libro de la apertura de
fronteras, de un estado de bienestar universal, de ceder cosas propias y
dejárselas a otros. ¿Cómo lo asume el filósofo que cierra la puerta de su casa
y sale a la calle? Vives en un mundo que es el que es. Wittgenstein decía que
quería escribir un libro del mundo tal y como me lo he encontrado. Al escritor
se le obliga a respetar ciertas leyes y se le aconseja usar ciertas rutinas,
pero uno no tiene por qué justificar esas leyes o entender que esas rutinas son
las más apropiadas. No lleva este libro una consideración positiva de la
generación humana. Él es Hobbes sobre Maquiavelo; no todos los hombres son
malos pero la mayoría sí. Se puede hacer con eso, con una sola ley. La
condición natural buena del hombre no es un factor que haya que tener en cuenta
al hacer política. No dice que no sea cierta. Hay que tener en cuenta el error
del ser humano. Eso le hace ser cauto al dejar abierta la puerta de su casa. Si
se nos llena la boca con ciertos conceptos que además han tenido una mínima
verificación institucional sigámoslo hacia el final. La pregunta que él se hace
inicialmente es comprensible, lógicamente consistente, un estado del bienestar es
limitado a una familia, una empresa, una nación.. ¿por qué no hacerlo
universal? Para algunos siempre ha habido un estado bienestar que se apoyaba en
un gran malestar para los demás. Es difícil comprender que de la misma manera
que hubo un mayor bienestar a partir de las revoluciones burguesas, las mayores
de la historia a juicio de Marx, debe haber una ampliación que no solo afecte a
las clases sino a las naciones. Hay que hablar del estado del bienestar
pensándolo como universalizable. Y eso luego se lleva a la filosofía. ¿Cómo se
hace eso técnicamente posible? No hay limitaciones técnicas a la extensión conceptual del estado del
bienestar. No puede haber esas limitaciones. Hay cosas que por esencia,
consistencia o cantidad no son universalizables. El estado bienestar se arruina
si no se piensa por universal. igual que los derechos humanos que son
contradictorios si no se ven como universales. Miedo, frontera, estado
bienestar, justicia.. vamos a estar a la altura y hagamos una leyenda. Puede
ser injusto, hay que tener cuidado con la apalabra justicia que compromete
mucho. No es contradictorio lo uno y lo otro. Se comporta según normas y fondas
y modales y modas de las leyes. Las leyes tienen un fundamento histórico y
otras son la resolución de un conflicto ganadas por unos o otros. Ciertas
manías de leyes arrancan todavía del colonialismo. Que cumpla las normas no
significa que esté de acuerdo de ellas o que no pueda discutirlas. En una
conversación relajada podemos llegar a conclusión de que ciertos miedos que
compartimos y usos que compartimos tienen una tradición, una historia de cómo hemos
cerrado la puerta con miedo. Las contradicciones de la vida son terribles.
Cuando vaya a morir escribiré un libro, al contrario que Wittgenstein; el mundo
tal y como lo dejé. Si es capaz de decirse “He dejado el mundo un poco
distinto, algo mejor de cómo lo encontré”, habrá ganado la batalla a la muerte.
Es una afirmación de gran realismo Cuando queremos hacer de ángel hacemos de
bestia. Hay que huir de discursos impecables e implacables. A lo mejor he hecho
algo mejor y algún día seamos capaces de poder cerrar la puerta de casa sin
llave.
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