miércoles, 11 de octubre de 2017

PATXI LANCEROS, EL ROBO DEL FUTURO

PATXI LANCEROS-IMANOL ZUBERO (especialista en sociología del trabajo movimientos sociales, y profesor en la UPV) -IÑAKI ESTEBAN “EL ROBO DEL FUTURO.FRONTERAS, MIEDOS, CRISIS"
Patxi Lanceros es articulista, tiene unos 12 libros. Hoy presenta El robo del futuro en la biblioteca de bidebarrieta. El libro habla de 4 cosas. Es un título muy descriptivo. La idea básica que aparece también en libros de Patxi es la ruptura con una época donde el futuro tenía signo positivo, cabía la mejora a nivel material y a espiritual. Existía una expectativa o horizonte de mejora que se nos ha caído encima como un techo o el cielo para los galos. Surgió el miedo, basado en una sensación de control sobre lo que iba a venir, y una magnificación hacía la ciencia y técnica. Por mucha técnica que hemos manejado nos da la sensación de que no manejamos nada y la incertidumbre es el signo de nuestros tiempos. Patxi nos explica ese robo del futuro, quién nos lo ha robado y sí podría devolvérnoslo. A la inauguración del libro han venido alumnos y profesores de la UPV. Están sus alumnos viéndole. Lo último que se escribe en las novelas son las introducciones y el título. Se trabaja con una perspectiva, pero al final va cambiando el resultado obtenido. Aborda tres o cuatro ámbitos temáticos. Es un título doble. Habla del sujeto, robo, el objeto robado y el que ha sido robado. Alguien ha robado el futuro y su ilusión. El futuro era un sujeto de confianza frente a un pasado triste. Ahora el futuro np lo miramos ni con esperanza ni con confianza. Nos da la impresión de que tenemos todo nuestro futuro a nuestras espaldas y no sabemos cuánto pasado nos queda por delante. Hay una comparativa con las expectativas subjetivas. Creíamos que íbamos a mejorar social intelectual y moralmente. Esto nos lleva a pensar que en algún momento nos hemos adelantado a nosotros mismos. Hemos conseguido un estado de bienestar, que tiene su historia. Es un estado más o menos generalizado. Eso va quedando atrás. Queremos conservar algo de los restos de este naufragio; impuestos, educación. Eran marcas objetivas de unos deseos sociales mayoritarios donde había mecanismos de convergencia. Los ideales de la revolución francesa, igualdad libertad fraternidad, dejaron de ser ideales y se convirtieron en una cooperativa histórica y política. La figura del nosotros y el nuestro genera problemas, ¿hasta dónde llega? Una mayoría de gente lamentaba el pasado y no tenía seguridad en el presente, lanzaba todas sus expectativas al futuro, creyendo que este les daba un grado razonable de confianza. Uno quiere dar mecanismos de seguridad a sus hijos porque no están dados. La ley de la historia tiene el mismo carácter implacable que la ley de la naturaleza o la relatividad. Nos han dado una falsa confianza al futuro. La historia de los últimos años ha sido un auténtico robo al futuro. 
En una tesis del texto póstumo de Walter benjamín en el concepto de historia, venía a decir que la suerte del fascismo radica en que sus enemigos salen a su encuentro amparados en la filosofía positivista del progreso. Así cualquier reacción puede entenderse. Todo fascismo competía con el progreso. La intención del título recoge todas las preocupaciones del libro. Tenía una intención doble, generar inquietud y ambigüedad en el contraste entre el título y la primera línea de la portada. El robo del futuro tiene una lectura doble; la evidente es que con mayores o menores matices podemos constatar esta inquietud al respecto. Y otra más perversa y filosófica que habla del papel que ese actor invitado a finales del siglo XVIIII, el pensamiento tecnocientífico, a la escena política económica ha sido también cómplice del robo. Eso trataba de establecer.
Importa lo que dice el libro y como lo dice. Tiene mucho rigor y mucha capacidad de escribir al margen de lo que dice. Es un libro para disfrutar. Cuando publica libro el libro es suyo solo en parte, pertenece luego a los lectores. Hace un resumen de su guía de lectura, lo que le ha parecido sugerente. Es un libro escrito contra la idiotez inicua rampante trasversal. Escrita contra la idiocia y su paralización. Termina hablando de los idiotas. Se acuerda de una frase del gringo viejo de Carlos fuentes y de la película de Puenzo; en los años 20 el gringo muy viejo abandona EE.UU. natal y se va a la revolución de México con Zapata y Pancho Villa y desaparece y se convierte en leyenda.  Citando a Bierce, Idiota es el miembro de una tribu enorme poderosa cuya influencia en los asuntos humanos ha sido siempre generalizada y preponderante. Es un libro contra el idiotismo de todo pelaje y origen. Es igualitarista en su réplica de idiotez. Critica la democracia, el mundo sometido a un fatuo destino incontrolable y solo queda adaptarnos. Critica la idolatría de las tribus, que defienden lo que deben defender. Son campos de gigantes o molinos contra los que se planta lanza en ristre, haciendo del morrión de la filosofía celada de la razón frente al idiotismo moral. Va contra el concepto de razón indolente como lo formula Santos. Es breve pero no de lectura ligera. Es una escritura elevada, culta, cincelada con herramientas de la mejor gramática y el latín, depurada, muye exacta, cada cursiva del libro es una advertencia, no está por estar, cada paréntesis es una llamada a la reflexión. A pesar de su profundidad nos habla de cosas que están pasando ahora mismo. Habla de Cataluña, de las elecciones alemanas, del ascenso de la derecha, del incumplimiento de España en el tema de personas refugiadas. Habla de todo eso sin citarlo. Explica muy bien no cosas que están pasando (que lo explica la sociología y el periodismo que es la sociología rápida) sino que explica que está pasando y por qué está pasando. No se agota en las problemáticas actuales, sino que remonta esta coyuntura hasta ese punto en que podemos observar qué nos pasa y por qué nos pasa. Tenemos muchas preocupaciones y ocupaciones. El libro parte de un fracaso, de unas expectativas un poco reflexionadas que han fracasado. Es el fracaso de la modernidad que se entendió como un camino de salvación al margen de la religión. La Modernidad nos prometía vivir cada vez mejor apoyados en nuestro esfuerzo. Es una salvación autónoma. Esto no ha sido siempre así. La modernidad ha fracasado en muchas de sus promesas. ¿Podemos vivir sin una forma de trascendencia?, eso es una falacia ahora. Los discursos solmenes nos rodean por todos lados y las personas solemnes. Han vuelto a surgir formas de tradición como religión con ropa distinta. El ser humano natural excede toda definición que le hacía la modernidad. Mas que razón, más que interés, más que lo que parece que somos materialmente. Somos más complejos. El libro es una invitación a pensarnos bien desde esa complejidad. Esto ha roto el discurso de la modernidad. El problema de la política democrática se alimenta del conflicto e inestabilidad. Hace falta una política porque no somos absolutamente coherentes o genios o iguales. La política gestiona el conflicto de forma humana. Se puede hacer política desde la identidad trascendente, la patria, la identidad. La religión. La política exige la diversidad. En esas condiciones podemos ser libres. Pensarnos sobre una instancia superior. Hablo en nombre de.,. del pueblo catalán, español… eso cortocircuita el debate. No vemos las ideas cuando se habla en nombre de muchos. Hay que salir del escenario publico opinando y sabiendo que hay gente que piensa cosas distintas y sostener la discusión hasta que haya que sostenerla. Es fácil caer en la tentación de recurrir a una instancia superior que cierre de una vez la discusión, es cortar por lo sano la polémica política o de la calle. Muchas páginas del libro están dedicadas a las referencias para cerrar las conversaciones en el recurso de la identidad. Uno se cree capaz de definir lo que somos, todos entraríamos en esa definición, el que no entra no cabe o está fuera de lugar. Luego está el que rompe la baraja, el que termina la conversación. Son apelaciones a la comunidad cálidas y sencillas. Nadie ha visto nunca la universalidad. Escuchamos el lenguaje, el acento, compartimos un paisaje territorio o sangre. Son paginas para leer e interpretar, reflexionar. La sociedad es irrepresentable como unidad, carece de unidad, está constituida de diversidad. La representamos cuando hablamos de nación patria, pero desborda cualquier limite la comunidad. Hacemos política reconociendo que representamos parte de una sociedad. El pueblo está a la vez en el gobierno y en las oposiciones. La unidad que aspirábamos choca con la realidad compleja, diversa. Se sigue hablando de estado-nación, que ha pedido históricamente dos cosas; eficiencia o eficacia, y la visibilidad que vemos en la burocracia. Eso se hace poco, queremos que además de gestionar bien nos emocione y caliente el corazón. Son dos peticiones comprensibles. Pero ¿Quién estaría dispuesto a dar la vida por la unión europea? Queremos calidez, enarbolar banderas, estar juntos. Eso entra en contradicción con la globalización. La Globalización y sus flujos económicos hacen que los partidos no nos garanticen derechos y libertades. Pensamos; por lo menos nos caliente el corazón, nos animan, nos hacen salir a la calle. No somos sin cultura, pero con cultura no somos humanos. Las identidades son operadores políticas de primera orden. Surge el miedo, presente en el libro. El miedo deja de ser un estado de excepción y se hace normal, estado de excepción permanente. El libro al final atisba que la mejor manera de convivir en este mundo complejo, sin fronteras y convulso (y sin recurrir a los ídolos de la tribu o el discurso de la adaptación a un destino inexorable), es aceptar que somos eres débiles, frágiles, vulnerables contingentes, temporales, y nos hace eso ser seres humanos. ¿Cómo se relacionan estos discursos de movimientos de mujeres en la democracia en los cuidados, la dependencia, la vulnerabilidad? Nos invita a final de su libro a que si queremos respetarnos y respetar a los otros debemos compartir lo que nos hace y constituye humanos; la fragilidad, la dura imaginación, la relatividad, “eso me convence, me conmueve mucho y me moviliza también”. Somos nacionalistas porque compartimos una sangre, tierra tradición cultura lengua e idioma. ¿Cómo convertir la fragilidad en potencia trasformadora? Se puede cooperar y hacer algo en la práctica con la debilidad. ¿Cómo la vulnerabilidad fragilidad convertirla en un principio activo trasformador?  Hay muchas dudas. Es una cuestión de aplicabilidad o pragmática.  Él es profesor de sociología. Se genera una deformación profesional y un dialecto característico. Los filósofos buenos o malos entienden lo que es una reflexión teórica de la política, los principios corresponden a la pragmática política.  El final queda abrupto. Aparece el make off del libro. No quería reventar el libro con citas. El libro acaba con el ascenso al capitolio de Donald Trump. Es un texto de 3 páginas que no alegra el día a nadie. Así acaba el libro. Eso nos provoca el cortocircuito. Hegel dice que hay dos filosóficas; la de la vida y la del concepto, la sistemática y la edificante. Nunca intentó ser ni una de otra. La única salida del hombre es la de un determinado modo de escritura que se sirve del rigor formal conceptual y lógico. No es una postura muy cómoda. Habla de la cartografía del miedo, la frontera y la crisis, establecer su eje dialectico y detenerse en el momento del qué hacer. Con sus alumnos no hace consignas. La moral queda fuera de sus clases. Las condiciones son dramáticamente escasas. Se debe suspender el juicio cuando corre el peligro de convertirse en subjetivo y ya el dialogo no tiene lugar. El profesor anima, sugiere, puede participar con los de la mesa o entre el público si los ve en una manifestación pidiendo cosas. Podría asociarse a una iniciativa x. Uno firma el libro o el contrato del libro, el libro es aquello que está dispuesto a defender argumentalmente y con instrumentos dialecticos. No se trata de esquivar la cuestión. En este libro se ve frente a otros y da excesivas pistas de cómo le gustaría a él como persona privada (con la necesidad como persona frágil) de asociarse a otras manifestaciones públicas. No debe haber ostentación de intenciones en un libro de filosofía. No se trata de ver el lugar de sus preferencias o deseos. Uno al escribir el libro no es consciente de sus carencias y fallos, pero al leerlo en público llega la humillación pública. Podría haber modificado algunas expresiones indicadoras de donde podemos ir. Cuando el que analiza se vuelve juez no es un papel que le gusta. La honestidad de la filosofía está precisamente en acompañar con unos instrumentos no habituales en la conversación cotidiana, acompañar al lector hasta ese momento en que se pierden las jerarquías. El deja de ser profesor para ser uno más. Así se habla de alternativas entre personas privadas previamente informadas de lo que hay. En las prestaciones de la filosofía existe lo que no se puede pedir honestamente a la filosofía. Hegel distingue entre filosofía sistemática y edificante. Él no es competente para hacer una filosofía de la vida. Es un engaño, un refugio, recorrer el sistema y ver como el sistema se comporta, cuáles son sus núcleos, calificar como triunfos los triunfos y los fracasos como fracasos. La crisis de la modernidad es una fractura que ha dejado rotos sueltos en la filosofía. Esa es la intención del libro. Se echa de menos en el libro una orientación. Da pie a intervenciones prácticas. Un libro se hace complejo, cada palabra esta medida repensada. Ve los debates que tenemos en el día a día. El libro sirve para iluminarle todo eso edificante que no quería incorporar en el libro. El libro en la práctica es un arma arrojadiza de combate. No es una descripción neutral; nos incomoda, nos saca de zonas de confort y nos hace pensar cosas, a unos más que a otros. Es evidente que la lectura lleva a temas actuales desde conceptos abstractos. es una lectura inmediata, concreta, evidente en las cosas. Es el hilo de fuerza del libro. El bienestar se puede convertir en un instinto o ideal conservador.  Cuenta el comienzo de un pequeño cuento de Kafka sobre la comunidad. 5 amigos no le dejan ni participar en la comunicación, no le dejan entrar en el grupo. Queremos una comunidad caliente, atrincherarnos en nuestro bienestar. Al final la comunidad política se convierte en una instancia conservadora y establece fronteras a gran altura. No solo pasaporte, exclusiones, expulsiones físicas y hasta oblicuas. En todos los rincones de la sociedad se da esta exclusión. Mucha gente está esperando que les echen. Anhelan esa vuelta al calor de la comunidad. Hay un anhelo del estado-nación que viene de ese calor. Parece una idea fría, un principio de organización de otro tiempo, pero hay todavía un anhelo muy evidente, el deseo caliente de tener un estado nación. El impulso de escribir un libro de estas características está dado por la realidad. Miedo, fronteras, crisis, son palabras y cosas que están en el debate. El autor arranca de que uno es ciudadano movido por ciertos intereses, atravesado por afectos y pasiones que hace que una persona privada tenga ciertos conocimientos. Estado nación son palabras de un lenguaje publico cada vez más problemático y deberíamos pensarlo en todas sus dimensiones, ver cuál es su alcance lógico e incorporan a ella elementos de trauma histórico. Empezar y terminar, dar a eso una estructura comprensible. Empezó a escribir ese libro, 4 temas fundamentales y arrancó de una preocupación publica y unió a ella elementos literarios, políticos, jurídicos que es capaz de gestionar. Uno tiembla cuando escribe. Trata de llevar el esquema texto ante los puntos ciegos, lugares que sabe que no llega. La filosofía que no ejerce puede participar en el debate público. Pensamos las tribulaciones de la crisis con elementos realmente filosóficos. La horquilla que presenta, el estado de bienestar, son reclamos afectivos del estado. El estado nación es un hibrido, un monstruo de Frankenstein hecho de retales, un concepto que tiene historia y mucho lastre en su definición y siempre ha vivido la incertidumbre que describía Imanol guerrero. Hay una administración burocrática en la parte del estado a la que exigimos que debe satisfacer ciertas necesidades. No hay diferencia entre las de necesidades de afecto o vinculo paleolítico. No hay diferencia entre el paleolítico y el ser humano actual. Una teoría de la evolución no desmonta eso. Su identidad se ve desbordada por estados supra nacionales y decisiones extra políticas. Aún hay un grado importante de incertidumbre en eso que llamamos globalización. La parte de estado se resiente con otros términos y otro tipo de análisis. Parte del estado se resiente y no puede satisfacer ciertas necesidades que además habían sido garantizadas por el estado del bienestar y generaban una rutina de futuro asegurado. Entonces se demanda a la parte de acción que sea más presente. Es un egoísmo compartido el estado de bienestar, pero es para nosotros. Hay teorías aciagas, el partido de Trump es un partido en ciertos aspectos deplorable y en otros claramente neonazis. Los nazis lograron la representación de diez millones de alemanes. La explicación es esa; dado que el estado alemán no es precisamente un estado tercermundista, no puede satisfacer todas las demandas legítimas de términos de bienestar y se acaba con ese régimen. Ciertos estándares que estaban asegurados son recortados y se nota el recorte. La solución no pasa por universalizar el estado de bienestar. El estado de bienestar es técnicamente posible y moralmente legítimo, eso pasa si y solo sí es universalizable. El estado de bienestar contra Asia o África es una contradicción de los términos. No se trata de si queremos o no, no es si protegeríamos a su hijo o no, o si no preferiría que trabajáramos los españoles antes que los marroquís. El bienestar se convierte en nuestro mal estar cuando reacciona contra el bienestar de otros. Conservamos lo conseguido históricamente, es la pulsión inicial. Vemos que eso dramáticamente se pierde ahora. La solución pasa por el blindaje, las pulsiones conservadoras se conviertan en realidad, en las practicas xenófobas. Él ha intentado mostrar que toda política digna incurre en contradicciones lógicas si cierra las fronteras o aptitudes estatales a las que no solo caben de calificar de ineficaces, sino del incumplimiento de un contrato poco auto exigente. El impulso progresista en situaciones de las mal llamadas crisis se convierte en pulsión conservadora y esta puede generar políticas de blindaje fronterizo, dramatismo, el muro de Méjico, o cuchillas en la valla de Melilla.. Es necesario el estado de bienestar junto a esas actitudes, conceptos que presenten en debate y organizaciones políticas que lo respalden. Algo se ha entendido mal. El estado del bienestar o progreso no era eso. Tiene el progreso unos límites geográficos históricamente situados. La historia y la sociología lo ven así, el progreso de forma lógica se cierra a la universalidad. Si no son universalizables no son derechos, habrá que tomar medidas. Son una trampa conceptual y política si no son universalizables.  Construir identidades, colectivos, son grandes problemas de humanidad racionales para que podamos vivir como hombres políticos. La ciencia y la propia experiencia nos enseña que hay experiencia en montar desmontar fronteras. Un politólogo madrileño cuenta la anécdota de su familia que era de un pueblo de Mallorca y dice que en los 70 una generación se queda a vivir en el pueblo africano. Uno de los hijos quería conocer a su padre. Va al pueblo pequeño, sin turismo. Entra al bar del pueblo, como en el oeste cuando entra un forastero. Al camarero le pidió el extranjero un café con acento mallorquín. Cuando le oyeron el acento le dijeron; pensábamos que usted era negro. El hombre es identificado, a favor o contra la tribu, la familia, la nación. Cuando nos descubrimos como partiendo algo, todos somos hijos de emigrantes, sufrimos mucho en la guerra… cuando más allá de lengua patria descubrimos cosas en común las fronteras se hacen sutiles o desaparecen. Esto le da esperanza al escritor. Una virtud del libro es que comprendemos como son los seres humanos. No es moralista. Dice como somos, no como deberíamos ser. Tenemos miedos provocados por cosas lógicas, miedos mal gestionados, somos así. Sabiendo que somos así no nos creamos que somos la leche, somos solo razón y lo gestionemos de la mejor forma posible. Preocupado por la teoría del agua de da Vinci. ¿por qué se puede calificar de mala (falsa errónea) determinada gestión de la identidad? El análisis de la identidad, recopilación de gestión histórica, arroja una verdad; que hay poco inter culturalismo encontrado. Hume decía que la filosofía era la conversación inteligente entre propietarios. Si no nos ponemos estupendos podemos llegar a ciertos acuerdos. Lo identitario es múltiple y multicolor. Existe al creencia errónea de que uno solo se identifica con su dios, su pueblo, su familia. Es una análisis limitado, falso. En el plazo de un día, según los encuentros y desencuentros, van variando diversos significantes y significados de identidad. Si observa al público o se observa así mismo resulta que la identidad no es una sino varias. Es una trampa el profesionalismo identitario. Soy solo únicamente católico, catalán.. las identidades son dimensiones de afecto con las que se puede dialogar. No son identidades con, sino hacia contra.. la pulsión identitaria es mucho más compleja. Cuando hablamos de la robótica el principal problema es que además de animal racional tenga afectos, no solo sea inteligente. Un robot capaz de identificaciones y proyecciones. Se puede enseñar a gestionar identidades múltiples. Muchos de los problemas que tenemos es de cierto profesionalismo identitario. El principio más perverso y falso de la tradición historia política es el principio monárquico. En el primer volumen de la historia de la sexualidad de Foucault dice una frase lapidaria; en la teoría política todavía no se ha decapitado al rey. El principio monárquico es de la única patria, pueblo, gobernado pro el rey y sigue atenazando conciencias. No hay que demostrar que es malo sino demostrar que es erróneo. Usted tiene más identidades de las que cree, o de las que confiesa en el momento en que grita x. Una vez que salga de esta manifestación iglesia o empresa, cierra la puerta de casa y vuelve a ser usted y no se fía del resto de hombres. Cada contexto y encuentro genera otras identidades. No desaparece repentinamente. Se trata de intensidades de una gestión más espinoziana que cartesiana de nuestra identidad. Esto el autor lo dice para que no se entienda y nos podamos ir todos ya a casa tras la conferencia. ¿con qué parte del libro se quedaría, cuál le ha gustado más? ¿Ha habido censura en su libro? La única humillación realmente terrible es la autocensura, la demás son simplemente accidentes. La peor humillación es la que se infringe uno mismo, se da cuenta que no está a la altura. Lo que él quería del libro era otra cosa y ha llegado solo a esto. Una vez que sale y hace la ultima corrección el libro deja de ser suyo y se vuelve un dialogo con el lector. La sinceridad está sobrevalorada en la comunicación pública. No es un lector bastante competente. No sabría decir con qué parte se queda. Es incapaz de volver a leer un libro suyo cuando lo ha publicado. Tienes las compañías que elige uno. Las teselas que permiten pensar y dar una clase, preparar una conferencia y que finalmente permiten trazar un argumento que es durante un tiempo propio pero no apropiado. Cuando alguien le recuerda lo que cita él piensa que está mal, y no es falsa modestia. Habla en el libro de la apertura de fronteras, de un estado de bienestar universal, de ceder cosas propias y dejárselas a otros. ¿Cómo lo asume el filósofo que cierra la puerta de su casa y sale a la calle? Vives en un mundo que es el que es. Wittgenstein decía que quería escribir un libro del mundo tal y como me lo he encontrado. Al escritor se le obliga a respetar ciertas leyes y se le aconseja usar ciertas rutinas, pero uno no tiene por qué justificar esas leyes o entender que esas rutinas son las más apropiadas. No lleva este libro una consideración positiva de la generación humana. Él es Hobbes sobre Maquiavelo; no todos los hombres son malos pero la mayoría sí. Se puede hacer con eso, con una sola ley. La condición natural buena del hombre no es un factor que haya que tener en cuenta al hacer política. No dice que no sea cierta. Hay que tener en cuenta el error del ser humano. Eso le hace ser cauto al dejar abierta la puerta de su casa. Si se nos llena la boca con ciertos conceptos que además han tenido una mínima verificación institucional sigámoslo hacia el final. La pregunta que él se hace inicialmente es comprensible, lógicamente consistente, un estado del bienestar es limitado a una familia, una empresa, una nación.. ¿por qué no hacerlo universal? Para algunos siempre ha habido un estado bienestar que se apoyaba en un gran malestar para los demás. Es difícil comprender que de la misma manera que hubo un mayor bienestar a partir de las revoluciones burguesas, las mayores de la historia a juicio de Marx, debe haber una ampliación que no solo afecte a las clases sino a las naciones. Hay que hablar del estado del bienestar pensándolo como universalizable. Y eso luego se lleva a la filosofía. ¿Cómo se hace eso técnicamente posible? No hay limitaciones técnicas a la  extensión conceptual del estado del bienestar. No puede haber esas limitaciones. Hay cosas que por esencia, consistencia o cantidad no son universalizables. El estado bienestar se arruina si no se piensa por universal. igual que los derechos humanos que son contradictorios si no se ven como universales. Miedo, frontera, estado bienestar, justicia.. vamos a estar a la altura y hagamos una leyenda. Puede ser injusto, hay que tener cuidado con la apalabra justicia que compromete mucho. No es contradictorio lo uno y lo otro. Se comporta según normas y fondas y modales y modas de las leyes. Las leyes tienen un fundamento histórico y otras son la resolución de un conflicto ganadas por unos o otros. Ciertas manías de leyes arrancan todavía del colonialismo. Que cumpla las normas no significa que esté de acuerdo de ellas o que no pueda discutirlas. En una conversación relajada podemos llegar a conclusión de que ciertos miedos que compartimos y usos que compartimos tienen una tradición, una historia de cómo hemos cerrado la puerta con miedo. Las contradicciones de la vida son terribles. Cuando vaya a morir escribiré un libro, al contrario que Wittgenstein; el mundo tal y como lo dejé. Si es capaz de decirse “He dejado el mundo un poco distinto, algo mejor de cómo lo encontré”, habrá ganado la batalla a la muerte. Es una afirmación de gran realismo Cuando queremos hacer de ángel hacemos de bestia. Hay que huir de discursos impecables e implacables. A lo mejor he hecho algo mejor y algún día seamos capaces de poder cerrar la puerta de casa sin llave.
  

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