Jung y el despertar del alma humana occidental
Carl Gustav Jung 1875 1961. No
hay distancia en el tiempo con nosotros. Sus textos siguen siendo vigentes y de
plena actualidad. Ha hecho una contribución importante en la historia de la psicología
y las humanidades. Que el alma despierta es fundamental para la
autorrealización. Hay que buscar caminos para que nos sea posible esto.
Sentirnos más reales, seguros, equilibrados, armónicos. Dedica toda su vida a el
estudio de esto. La ponente se ha ido acercando a este hombre durante muchos
años y es difícil abarcar lo que trasmite e incorporarlo. Es difícil comprender
esta filosofía de lo que él nos habla, pero Jung siempre causa una enorme
fascinación, hay muchísimos seguidores del pensador. Queremos recoger los
pensamientos para usarlos en la vida y a veces encontramos dificultades de
traducir textos teóricos a la aplicación en nuestra propia vida. Es lógica esa contradicción.
Jung es un hombre científico, muy razonable, con mucho sentido común, muy
sensato y muy abierto. A nivel d investigadores filósofos científicos no ha
encontrado nadie tan interesante. Jung descubre que las guerras crisis catástrofes
de toda índole son consecuencia de unos seres perdidos, desarraigados de su
propia identidad. Las personas que están mal crean el conflicto, tenemos crisis
porque estamos mal. El descubre que el origen viene de ahí. En la historia se
suman muchas orientaciones humanas que nos alejan de nosotros mismos y construimos
una sociedad llena de conflictos. Guerras y conflictos dominan parte de la
vida. No estamos capacitados para afrontar estas tragedias o holocaustos a
pesar de los medios científicos teóricos que tenemos, ¿cómo es posible que esto
no se resuelva tenido tantos medios como tenemos? Somos conscientes de la dificultad
del mundo. Jung despierta el alma humana y da elementos para construir al ser
humano. Hace experimentos y trabajos con el mismo y los demás que le confirman
una y otra vez esto; la necesidad de reflexionar en nuestro interior. Es un incansable
estudioso. Dedica tiempo a la reflexión y dialogo para acercarnos a ella. Es un
constante dialogo donde reflexiona tomándose todo el tiempo del mundo para
estas cuestiones que considera tan importantes en el ser humano. Nos cansamos a
veces, ¿por qué tarda tanto en hacer ese estudio? Tarda mucho tiempo en probar
algo. Necesitamos paciencia para entrar en él y enterarnos. Jung nos señala que
el problema de nuestro tiempo es sentirnos perdidos y arrastrados en un mundo
que hemos creado nosotros mismos. Se hace verdaderamente difícil entender que nuestro
mundo interior determina el exterior. Salimos de lo colectivo, entramos en lo
individual. Jung es una persona que interactúa con mucha gente, recibía muchos pacientes
en su consulta. Es necesario escucharnos a nosotros mismos, tener contacto con
el interior, que es un ejercicio llevado a cabo personalmente. Jung encuentra
casos sorprendentes de personas tozudas contundentes que no le dan realidad a
ese mundo interior. Se vuelca por entero en plasmar la realidad a ese mundo interior.
La actitud materialista es inmadura. Lo no demostrado parece que no existe. No
le damos realidad. No ha habido un proceso racional que demuestre la existencia
de lo espiritual, pero todo ser humano ha tenido experiencia de lo divino. Un
médico estudia el cuerpo y sus manifestaciones de calor color movimiento. Se puede
estudiar por dentro, en la ramas de neurología, fisiología. La psicología
estudia las manifestaciones del espíritu humano igual que lo corporal. Hay
momentos lucidos, manifestaciones de lo psicológico.
Jung soportó las risas de sus
colegas porque interpretaba sueños, trabajaba para diagnosticar problemas y
traumas. El psicoanálisis fue una revolución. La realidad psíquica es más
poderosa que lo material. La medicina no puede diagnosticar esas enfermedades. A
una persona que tiene dolores y síntomas le hacen chequeo y da todo bien. La psicología
estudia lo interno para llegar a explicar lo que sucede y eliminar esos
síntomas. Hace una curación incluso en lo físico. La sique nos influencia en nuestra
vida. Hay advertencias serias de cómo conducir nuestra vida. Hay una conciencia
universal que aconseja a la sique. Es el proceso de individuación, de
unificación de todos esos síntomas. Jung identifica el problema, la solución y
la orientación de a dónde se dirige. Hay un yo consiente externo que es la máscara
o el ego, está en conexión con el entorno, los criterios sociales o la
educación recibida que se queda en el subconsciente. Esos sueños pueden dar
información de la realidad que se encuentra en una persona.
Cuenta muchas anécdotas Jung de
sus pacientes. Un hijo de campesinos tiene ambición, ha ido progresando, ha
conseguido puestos im0ortantes y cuando está en la cumbre le viene una oportunidad
laboral, pero se le presentan problemas. Tiene náuseas, vómitos, dolores y pesadez
de estómago y cabeza y no puede respirar. Le cuenta dos sueños que ha tenido.
En el primero está en su pueblo con niños del colegio que le dicen; “este es de
los que vienen ya aquí”. En el segundo sueño tiene la idea de emprender un
viaje y está nervioso acelerado, tiene prisa porque va a perder el tren. En la
estación se percata de que se le ha olvidado una cartera con documentos
importantes y cuando llega el tren ya se ha ido. El tren hace una curva rara,
van a descarrilar los últimos vagones. Grita en el sueño, el maquinista acelera
y hay una catástrofe y descarrilan. El primer sueño revela que empezó abajo y
ha llegado muy alto. No se conforma con donde ha llegado pero esa nueva
oportunidad en la que la ambición le pincha le va a hacer descarrilar en su
vida. Siente que sus energías se han consumido y no se plantea seguir adelante.
Ve el tren, el maquinista acelera, lleva a la catástrofe. Estaba en una neurosis.
Le parece poco serio el diagnostico de Jung. Es una oportunidad que debe coger.
Peor Jung no está de acuerdo el. Jung le dice al paciente que tiene el mal de
montano. Igual que cuando subes a un lugar demasiado alto. Jung ve con claridad
los acontecimientos humanos que van a suceder, casi como sueños premonitorios,
aunque no hay magia en Jung; predice según el contexto de su paciente, llevado
por el sentido común. Jung estudió la hipnosis y a veces se ha hecho una
lectura de él exotérica, cuando no religiosa o interesada por sectores
sectarios. Jung siente alegría por los pacientes curados de su neurosis, pero
también hay casos negativos. Nunca abandona sus estudios de la trama interna de
la conciencia y cómo funciona la vida. El trabajo de sus pacientes sigue en
paralelo con las textos orientales que también estudia. Su amigo Richard Wilhelm
le da a investigar un libro chino sobre el tao; el secreto de la flor de oro. Al
principio lo recibe con escepticismo, pero luego llega a exclamar; a partir de
ahora debo estudiar la alquimia. Luego leyó el «Rosarium philosophorum» en
1550. Escribe el libro psicología y alquimia en el 44. Lee enseñanzas de
espiritualidad orientales. Se encuentra con el libro, hacer mándalas (dibujos,
representaciones de la espiritualidad) es parecido a lo que hacía con sus pacientes.
No conocían la tradición china, pero vivan el mismo proceso de individuación,
atender a lo exterior e interior. En oriente es algo normal, una tradición
milenaria. El sendero que encuentra lleva al centro del en si mismo y ya lo recorrieron
los sabios de la antigüedad. Todos tenemos dificultades en aprender a vivir. No
debemos improvisar la vida, creer que viviendo se va a solucionar solo. Entra
en confrontación el mundo interior e exterior. Jung habla de un inconsciente individual
y otro colectivo que es la suma de individuales. Hay contenidos en los procesos
interiores y son los mismos que los indios de los pueblos de EE.UU. o los
orientales de sus viajes. Se expresan acontecimientos humanos con los mismos símbolos
del ser en la cultura. Igual que la anatomía general humana se parece una a
otra, hay una estructura humana en el inconsciente o id colectivo. Estos
contenidos pertenecen a toda la humanidad, son aspectos que todos vivimos y que
hoy se presentan en todos, otra cosa es como cada cual los resuelve. Ese
inconsciente está habitado de modelos o prototipos subjetivos y de arquetipos
objetivos. El prototipo es individual pero el arquetipo común y colectivo. Lo
terrible es cuando no reconocemos esos modelos que vienen de esa necesidad humana
de unificación y totalidad, entonces se produce la sombra del arquetipo.
Vivimos vidas con expectativas, historias, pero no estamos del todo bien pues
hay algo interior a lo que no atendemos o prestamos atención y se va cargando
hasta que se rebela. El arquetipo genera
su sombra. Seguimos movidos por arquetipos, esta vez por sus sombras deseos,
caprichos, apetencias, hay una rebelión. Damos importancia al mundo exterior,
pero no al interior. Y esos instintos, esos deseos o apetencias o sueños o
instintos que no se llevan al consciente y que se reprimen en el subconsciente
salen luego en forma de catarsis o revolución en el enfermo de neurosis. Por eso
debemos hacer consciente lo que sucede inconsciente en nosotros y tratar de no
reprimir esas pulsiones o instintos de toda índole sino sublimarlas en el arte,
la religión, los sueños, y todo lo que Freud ya había estudiado.
Richard Wilhelm su amigo
sicoanalista (autor de la revolución sexual) comparte con él una anécdota.
Escribió que en una provincia china habría una tormenta; los católicos hacían
peregrinaciones y ayudas y penitencias, los protestantes hacían peticiones de
lluvia porque había gran sequía. Los orientales ofrecieron juegos artificiales.
Buscan a un hacedor de lluvia. (Son sucesos históricos. No hay que creer las anécdotas
al pie de la letra sino reflexionar en ellas. Por encima de todo era empírico,
da realidad a los acontecimientos, pero no es dogmático, explica los psíquicos
también) El hacedor de lluvia solo necesita una casa a las afueras del pueblo
que no le moleste nadie. Cae una nevada de copos de nieve. mejor que lluvia.
Fueron a visitar al hombre, a preguntarle como lo había hecho científicamente. “No
he hecho nada”. Pero le han traído para ello. “Vengo de una provincia sin sequía,
todo está en orden. Todo estaba allí en orden. Cuando vengo aquí pierdo el
orden y en la casa me he fundido en el tao para buscar el orden dentro de mí y
cuando lo he conseguido ha llovido”. Era un trabajo interior. Es difícil
aceptar sus enseñanzas en nosotros, nos desconocemos a nosotros mismos, pero en
nuestro nivel hemos hecho algo parecido, vivimos algo fuerte, pero lo superamos
y nos ordenamos a nosotros mismos. Entra en nuestra conciencia el sentido de
las cosas y el que damos a la vida. No lo planteamos. Te das cuenta de lo
importante y lo demás se ordena. Observamos comportamientos de personas que
manifiestan sus necesidades anteriores. Viven situaciones nuevas, los aceptan
con naturalidad y con ellas crecen. Justo encuentran a esta persona que me dice
tal cosa. Él los estudia, dice que esas personas llegan a ese estado por dejar
un espacio libre para la interioridad. Son más trascendentes y trascienden los quehaceres
de la vida material. Hay necesidad de vida que se manifiestan en la sique
cuando esta reprimida, son negatividades como pulsiones que no podemos controlar.
Realizamos cosas a veces, aunque vayan en contra de nuestra propia naturaleza.
No nos sirven demasiado las enseñanzas de oriente, reconoce Jung. Insiste mucho
en no dejarnos arrastrar o imitar los caminos o un método concreto. Afirma que
un método correcto en manos de un hombre erróneo se convierte en un método erróneo.
El hombre occidental esta siempre buscando materiales, recetas porque no busca
dentro, sino que está orientado hacia afuera. Vive en la unilateralidad. Es
fuente de represiones de sus pulsiones. Se ponen en juego aspectos para la vida.
No vamos a encontrar el equilibrio o la armonía, pero descubrimos aspectos de
la totalidad. Se generan fuerzas que nos conducen a la sensatez y a la manera
que buscamos, pero lo tenemos que decidir para integrar esa totalidad en
nuestra conciencia. Tenemos que ser conscientes, no es “lo sé porque lo sé”. Lo
reprimido lo mandamos al inconsciente y hacemos algo que no tiene que ver con
esa conciencia. “Soy consciente de algo, pero no puedo evitarlo”. Interiorizarlo
es estar pendiente de ello en nuestra vida. Exige cambios en los pensamientos
emociones aptitudes acciones y comportamientos. No es el saber intelectual de
tengo tal problema, sino que cuando ha de ocurrir lo sabemos porque viene un
calor hondo en nuestra vida. No se trata de racionalizar intelectualmente sino
de comprenderlo anímicamente, en un estado de kairos, de plenitud con el todo
dentro de la ambigüedad. La neurosis, (todos lo somos, pero no psíquicamente
desde ese punto de vista) no resolvemos esas disoluciones del yo. No buscamos
ya la armonía sino integrarlo todo en todos sus aspectos.
Un chico inteligente al que trató
Jung tenía neurosis, cogió bibliografía del tema, tenía formación, hizo un
trabajo y se lo presento a Jung. Seguía todos los pasos y teniendo clara la
estructura causal de su neurosis no se curaba, estaba clarísimo todo, ¿por qué
no me curo? Era un trabajo exquisito, Jung quería imprimirlo y publicarlo. No
se cura porque hay algo que forma parte de sus instintos y actúa en contra de
ellos. Los ignoraba él, pero esto es ciencia pura. En el historial del joven
Jung encontró algo que le llamó la atención y que no estaba en la
sintomatología que él había hecho. Ese joven iba a Niza y a otros balnearios
todos los inviernos, llevaba así 3 años, intentando curarse. Tenía Jung mucha
intuición, su inconsciente le guio para llegar a estas conclusiones. Le
preguntó quién pagaba la estancia en esas ciudades. Se las pagaba una maestra
de escuela que con sacrificios ahorraba para pagarle la estancia allí. Su
neurosis no se curaba por esa conducta inmoral que en el fondo se reprochaba. No
puede en el fondo soportar un comportamiento tan amoral. Un ser civilizado no
puede soportar eso. ¿Qué tiene que ver la moral con la ciencia?, le dijo él. En
que la moral da integridad y coherencia. Ella me lo da voluntariamente, objetó
él. Sí, pero se estaba aprovechando de una persona y su integridad no le dejaba
curarse. Estaba traicionando sus principios. Él no tenía eso consciente, no lo sabía.
Hay coincidencias en el sendero
de autorrealización con la religión oriental pero no podemos cambiar de mentalidad
occidental. No hay recetas para ese trabajo interior. Ni libros de autoayuda. Jung
advierte a los sicoanalistas que pueden conducir a desastres a sus pacientes.
Es fundamental avanzar por el sendero de nosotros mismos. Vivimos a veces en un
autoengaño a nosotros y los demás. Hay que dar voz a la interioridad. Estamos
desencantados del exterior. En el psicoanálisis no se resuelven los problemas,
se sobrepasan desde una conciencia más trascendental, total. Es ir subiendo a
lo alto de la montaña, lo que ha sucedido está en el valle. Ves desde arriba lo
que pasaba abajo. Es una visión trascendente, por encima de los afectos, las
cosas que nos afectan. Somos cumbre y valle, pero desde arriba vemos todo. El estado
de conciencia nos da oportunidades. No es lo mismo estar de cabeza en el sufrimiento
que verlo como un objeto, el sufrimiento que es ajeno a mí, aunque este
sufriendo. Distanciarse. Verse así mismo desde el tercer ojo del místico. O verse
desde el observador, observarse así mismo. Busquemos el refugio interior que
buscó el hacedor de lluvia y no el tren a toda velocidad que va a descarrilar.
El sigo de tao está compuesta por
la cabeza, la conciencia deja el camino atrás. Es un despertar del suelo, ser conscientes
de la vida. No con la conciencia intelectual del raciocinio o racionalización
sino producir tao. Hay un centro que llamamos yo, pero hay un centro de
totalidad que llamamos “el si mismo”. Ese centro abarca el consciente e
inconsciente. Va hacia dentro, y afuera. El yo consiente ignora su inconsciente
y el inconsciente es precisamente inconsciente, no se conoce, aunque parezca
una obviedad. Hay que acceder a la totalidad de lo que somos, no llegar a más,
sino que en cada dimensión podemos acceder a esa parte de nosotros mismos que
busca realizarse y que nos manda mensajes. Es un mensaje la situación que
tenemos, el no saber que hacer con ella. Trabajemos las manifestaciones de lo
psíquico. Un poco de conflicto siempre viene bien. La ponente ha evitado
conceptos psicológicos, pero es el momento si los necesitáis. Se ha entendido
ese introducir algo pequeño paulatino en nuestro quehacer cotidiano. Jung es un
personaje tremendamente culto. Se preparó mucho para explicar sus teorías al
mundo. No se necesita tanto conocimiento para llegar al interior. El europeo
busca más relatos en vez de poner en marcha lo que ha aprendido. Jung nos
propone un cambio de mentalidad, renunciar a la necesidad de buscar de fuera
para buscar dentro. Hay que armonizarse con el tao. Interiorizamos por
meditación, filosofía, pensamientos, emociones. Creamos puentes de comunicación
entre consciente e inconsciente. Los sueños en general no nos dicen nada y los
apartamos, los dejamos de lado. Hay manifestaciones psicológicas, pero no interiorizamos
esa interioridad. Hay que estar atentos a ella, darles realidad, chequearnos a
nosotros mismos. Un occidental no está preparado para la religión oriental,
tiene una mentalidad diferente. En sus tratados de meditación comenta anécdotas
de sus compañeros. La ponente dio una conferencia Jung el yoga y la meditación.
Meditación es todo menos lo que pensamos que es. Trabajan con imágenes y
procuran que la mente no se vaya del sitio, no es dejar la mente en blanco, aunque
eso siempre está bien, evadirnos de nuestros problemas un rato. Habla Jung de reflexión,
de movernos hacia dentro, a los acontecimientos de nuestra vida y no
asustarnos. No meter velocidad al tren sin saber a dónde vamos. Es mejor
pararse, el retiro interior, más que acelerar el tren. Era Jung un hombre de medicina
antiguo, un sabio que sabe de todas las cosas de la vida. Se dirige en las
situaciones y adivina lo mejor para el paciente porque mira dentro. Su
filosofía está en todas las tradiciones orientales. En ese inconsciente
colectivo hay vivencias colectivas. Hay algo que nos mueve a ir en otra
dirección. Si nos negamos complicamos las cosas. Hemos de volver a lo que hemos
conquistado como humanidad. Hacer girar la espiral de la historia y conseguir
un momento más luminoso y menos dañino que este que nos encontramos. ¿Qué hago
con la vida? No es esto o lo otro, blanco o negro sino la integración del ying
yang que no es la mezcla de lo bueno y malo sino su superación en la
trascendencia. Esos aspectos los hemos trascendido, nos situamos por encima. El
ying ya no es ying ni el yang es yang. Nos entregamos a un lado y siempre rehuimos
el colapso.
Un hombre de negocios (le
visitaba siempre gente de dinero) había dedicado toda su vida a trabajar y al
retirarse cae en una neurosis llorando como una viejecita. Se cumple el
principio según el cual a un ying que se pasa se trasforma en yang. Se había
ido al otro lado. No es que fuera homosexual. Cuando somos conscientes de algo
hay que dar pasos para abrir esas situaciones. Hay grados, nos lo vamos planteado.
Hay un autoengaño en la parte consciente, porque tenemos la visión de la
apariencia, de la imagen o la máscara, con la que nos mostramos al mundo.
Es gradual. Lo voy viendo y apartando lo que no me gusta de la vida y cada vez
lo aparto más pues más me molesta hasta que no lo veo más, porque lo he borrado
de la mente, del consciente y lo he llevado al inconsciente. Es otro aspecto de
mí que quizá no soy yo pero que me he construido para funcionar en el mundo. Hay
que tener paciencia con nosotros mismos, no ser extremados. Vigilia y sueño van
unidos. Bien y mal están dentro de nosotros, lo generamos nosotros para dar
unas pautas de cómo debemos ir, de comportamiento. Pero es una construcción
nuestra. La moral no es un arquetipo universal. Jung se encuentra la sombra en el
proceso de la individuación. Esa mascara genera una sombra que dejamos en la
oscuridad, valores que dejamos y no usamos o no queremos ver. Es el reverso; si
en mi vida trabajo con valores del mundo social, pensando en el que dirán, no
trabajo los valores reales. Hay que ir al encuentro con la sombra para recuperar
lo que es inconsciente. Debo afrontar defectos que no quiere ver o no veo o no
acepto. Hay que hacer el esfuerzo, porque la unilateralidad es un hábito, si no
me sale dejo de jugar. Dejamos de jugar a ser otro, a aparentar lo que no
somos, a ir hacia dentro y esto tiene etapas. Todo se mueve en nosotros, cosas
que trasladamos del consciente al inconsciente los podemos recuperar, podemos recuperar
elementos de allí. El subconsciente está a medio camino entre la oscuridad y la
iluminación, es una zona intermedia con foco a orientarnos. Las cosas pasan al subconsciente
cuando nos molestan. Jung demuestra que Freud tiene una forma unilateral de enfocar
al hombre. Y además una visión hiper sexualizada. El inconsciente es como el basurero
donde tiramos experiencias que no hacemos conscientes. El inconsciente es un
océano de potencialidades y elementos para despertar la capacidad intuitiva
creativa, gestionar problemas con más soltura. Algo nos mueve a caminar en la dirección
correcta. En el centro del yo mismo, hay una esencia que imprime sentido y es
universal. Es el proceso intermedio de conocimiento. El alma crece, la
personalidad interior pasa de la máscara del ego y de ahí a la personalidad
interior esencial... no se trata de reprimir sino de sublimar. Hay un
inconsciente individual del que habló Freud y otro colectivo del que habló
Jung. Freud era un filósofo de la sospecha y rechaza la religión a la que ve
como una patología y una neurosis, pero Jung nos devuelve a la religión como respuesta
a la necesidad de trascendencia del hombre. Hay arquetipos universales. Es una
parte arcaica primitiva que está en se colectivo universal. : el Héroe (Sigfrido,
la serpiente negra), la Sombra, el propio Yo como complejo, el Viejo sabio (Elías,
Filemón, el Ka egipcio), el Ánima (Salomé). Asoció los arquetipos con los
patrones de comportamiento. Sueño, arte religión mitología…
La civilización se basa en el conocimiento,
la dirección, en la conciencia de nuestros deseos. Es una concienciación. Freud
es insuficiente para explicar el inconsciente colectivo. Es una versión muy
unilateral. No se llega a la curación por la terapia parcial. Se separa de Freud
y su híper sexualización del mundo cuando ve que la libido aludía a una energía
psíquica en conjunto y abstracto que excedía la sexualidad individual. Critica el
rechazo freudiano a la religión. Estudia lo introvertido y extravertido. En la
tercera fase de individuación, después de encontrarse con la sombra, te
encuentras con los arquetipos anima y ánimo.
El inconsciente colectivo está más
allá de los condicionamientos sociales. No está tan claro identificar los
arquetipos universales que son objetivos a diferencia de los prototipos que son
subjetivos. Por ejemplo, la interpretación de sueños tenía sentido en una
sociedad reprimida como la victoriana donde la sexualidad estaba reprimida y la
pornografía perseguida. Aquellos sueños eran sutiles, mostraban sin explicitar.
En cambio, ahora quien tiene un sueño erótico lo tiene tan evidente como una
película porno. Pero el inconsciente colectivo va más allá de condicionamientos
del tiempo histórico. En los sueños eróticos hay 4 etapas, desde el hombre que
seña con la mujer fatal o animal hasta la mujer símbolo de la sabiduría. Eso
determina su estado exterior. Cuando el sicoanalista te pregunta por tu hermana
tu abuela no lo hace porque quiera conocerlas sino por ver las proyecciones que
esas mujeres tienen en ti. Hay que trabajar la interioridad que está en
pañales. Estamos a años luz de los sentimientos, de sentir el amor universal...
La relación con la mujer, aunque sea la del vecino, representa el ánima. Hay
conflictos con la propia interioridad. El hombre superficial epidérmico rechaza
los sentimientos. La mujer pasa del adonis bello hasta llegar al hombre sabio o
filosofo. Soñamos con hombres o mueres dependiendo nuestro sexo y tiene que ver
con el proceso interior y como reaccionamos a esa bipolaridad. El arquetipo
masculino femenino en su interior percibe su interioridad si es hombre o mujer.
La mujer tendría que llegar al animus masculina de ella, por eso interioriza
sentimientos emociones, pero por dentro es más dogmática. Una mujer llega a ese
proceso de interiorizar el animus que se manifiesta y así es más madura. Hay
mujeres con mucha vida interior y gran creatividad. Hombres que desarrollan
amores profundos. Se complementa el ser humano con su contrario. Hay mujeres
que no soportan la autoridad, se quedan enganchadas culpando la autoridad o no
saben ingeniárselas. Hay que cultivar o reconciliarnos con los valores del sexo
contrario, pero ¡cuidado! Vivimos en un mundo hermafrodita de confusión de géneros.
Los hombres se feminizan y ellas masculinizan. Los valores potenciales de cada
uno están en paro. Para activarse al modo sano debemos reafirmarnos en nuestro
sexo, pero aceptar la parte femenina en el hombre, la masculina en la mujer.
Jung lleva a un trabajo interior que conduce a la salud e higiene individual
colectiva. No vayamos contra el sentido de la vida. Los dos sexos están
confundidos, se han desordenado. Hay que reafirmar lo que ya somos. Ahora puedes
cambiarte de sexo, pero muchas veces a la edad de la adolescencia no sabes bien
lo que quieres.
El encuentro con nuestros miedos
es el encuentro con la sombra. Este trabajo interior requiere de esfuerzo,
tiene gran dificultad. Freud era misógino machista homófobo. La mujer tiene
envidia al pene, eso le frustra y le provoca histeria que viene del útero. Por
eso cuando el hombre la penetra tiene la ilusión de tener uno. Para Freud los
gays son enfermos de la libido. La visión de Freud esta híper sexualizada y la
de Jung es más mágica, religiosa y trascendente. Lo que trabajamos en el
interior no se pierde, se va a acumulando. Este trabajo interior a través de meditaciones
y filosofía, nunca se acaba, pero se va accediendo a diferentes niveles y
fases. Jung tuvo una premonición porque un amigo se burlaba de él y le contó un
sueño en que llegaba a una cima. Era alquimista. Jung le recomendó no subir el
monte, pero él lo subió y murió, por no hacerle caso a su colega sicoanalista.
Le había pillado una avalancha de nieve. Jung estudió el mándala, la alquimia,
la teosofía, el gnosticismo, el yoga, el esoterismo, la meditación, las
diferentes religiones filosofías y mitologías. En todos estos fenómenos
encontraba la presencia de los arquetipos y la sombra. Tuvo un intercambio de
ideas en su correspondencia con el filósofo zen budista japonés Suzui. Su
influencia en la cultura occidental ha sido enorme, desde el pintor Wilfredo
Lam al filósofo Gaston Bachelard, incluyendo al escritor Herman Hesse (se ve en
Demian), al filólogo Ernst Robert Curtius, el psicólogo conductista Eysenck, al historiador de las religiones Mircea Eliade
y al ensayista Joseph Campbell (el héroe
de las mil caras) Para Borges Yung era un museo o enciclopedia de saberes
curiosos, y en él se basa para escribir sus obras de realismo mágico, así como
los demás del boom latinoamericano. James Joyce, en retrato del artista
adolescente parodia sus textos. Aparece en las novelas de Alice Walker y Morri
West como sicoanalista o paciente respectivamente. Aparece en la Génesis de
todas las novelas de distopías (el mundo feliz de Huxley, el gran hermano de
Orwell, rebelión en la granja, Walden 1 y 2, Blade runner) y en la ciencia ficción
o en Fhilip Dick. Aparece su filosofía en películas como Matrix, el señor de los
anillos, la guerra de las galaxias, el cine de David Linch, aparece en la película
un método peligroso sobre Freud. Influyó en el surrealismo y la pintura de
Remedios Varo o Leonora Carrington o en la pintura de Pollock, y el cine de Fellini,
Buñuel y Bergman
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