lunes, 23 de octubre de 2017

JUNG Y EL INCONSCIENTE COLECTIVO

Jung y el despertar del alma humana occidental
Carl Gustav Jung 1875 1961. No hay distancia en el tiempo con nosotros. Sus textos siguen siendo vigentes y de plena actualidad. Ha hecho una contribución importante en la historia de la psicología y las humanidades. Que el alma despierta es fundamental para la autorrealización. Hay que buscar caminos para que nos sea posible esto. Sentirnos más reales, seguros, equilibrados, armónicos. Dedica toda su vida a el estudio de esto. La ponente se ha ido acercando a este hombre durante muchos años y es difícil abarcar lo que trasmite e incorporarlo. Es difícil comprender esta filosofía de lo que él nos habla, pero Jung siempre causa una enorme fascinación, hay muchísimos seguidores del pensador. Queremos recoger los pensamientos para usarlos en la vida y a veces encontramos dificultades de traducir textos teóricos a la aplicación en nuestra propia vida. Es lógica esa contradicción. Jung es un hombre científico, muy razonable, con mucho sentido común, muy sensato y muy abierto. A nivel d investigadores filósofos científicos no ha encontrado nadie tan interesante. Jung descubre que las guerras crisis catástrofes de toda índole son consecuencia de unos seres perdidos, desarraigados de su propia identidad. Las personas que están mal crean el conflicto, tenemos crisis porque estamos mal. El descubre que el origen viene de ahí. En la historia se suman muchas orientaciones humanas que nos alejan de nosotros mismos y construimos una sociedad llena de conflictos. Guerras y conflictos dominan parte de la vida. No estamos capacitados para afrontar estas tragedias o holocaustos a pesar de los medios científicos teóricos que tenemos, ¿cómo es posible que esto no se resuelva tenido tantos medios como tenemos? Somos conscientes de la dificultad del mundo. Jung despierta el alma humana y da elementos para construir al ser humano. Hace experimentos y trabajos con el mismo y los demás que le confirman una y otra vez esto; la necesidad de reflexionar en nuestro interior. Es un incansable estudioso. Dedica tiempo a la reflexión y dialogo para acercarnos a ella. Es un constante dialogo donde reflexiona tomándose todo el tiempo del mundo para estas cuestiones que considera tan importantes en el ser humano. Nos cansamos a veces, ¿por qué tarda tanto en hacer ese estudio? Tarda mucho tiempo en probar algo. Necesitamos paciencia para entrar en él y enterarnos. Jung nos señala que el problema de nuestro tiempo es sentirnos perdidos y arrastrados en un mundo que hemos creado nosotros mismos. Se hace verdaderamente difícil entender que nuestro mundo interior determina el exterior. Salimos de lo colectivo, entramos en lo individual. Jung es una persona que interactúa con mucha gente, recibía muchos pacientes en su consulta. Es necesario escucharnos a nosotros mismos, tener contacto con el interior, que es un ejercicio llevado a cabo personalmente. Jung encuentra casos sorprendentes de personas tozudas contundentes que no le dan realidad a ese mundo interior. Se vuelca por entero en plasmar la realidad a ese mundo interior. La actitud materialista es inmadura. Lo no demostrado parece que no existe. No le damos realidad. No ha habido un proceso racional que demuestre la existencia de lo espiritual, pero todo ser humano ha tenido experiencia de lo divino. Un médico estudia el cuerpo y sus manifestaciones de calor color movimiento. Se puede estudiar por dentro, en la ramas de neurología, fisiología. La psicología estudia las manifestaciones del espíritu humano igual que lo corporal. Hay momentos lucidos, manifestaciones de lo psicológico. 

Jung soportó las risas de sus colegas porque interpretaba sueños, trabajaba para diagnosticar problemas y traumas. El psicoanálisis fue una revolución. La realidad psíquica es más poderosa que lo material. La medicina no puede diagnosticar esas enfermedades. A una persona que tiene dolores y síntomas le hacen chequeo y da todo bien. La psicología estudia lo interno para llegar a explicar lo que sucede y eliminar esos síntomas. Hace una curación incluso en lo físico. La sique nos influencia en nuestra vida. Hay advertencias serias de cómo conducir nuestra vida. Hay una conciencia universal que aconseja a la sique. Es el proceso de individuación, de unificación de todos esos síntomas. Jung identifica el problema, la solución y la orientación de a dónde se dirige. Hay un yo consiente externo que es la máscara o el ego, está en conexión con el entorno, los criterios sociales o la educación recibida que se queda en el subconsciente. Esos sueños pueden dar información de la realidad que se encuentra en una persona. 
 
Cuenta muchas anécdotas Jung de sus pacientes. Un hijo de campesinos tiene ambición, ha ido progresando, ha conseguido puestos im0ortantes y cuando está en la cumbre le viene una oportunidad laboral, pero se le presentan problemas. Tiene náuseas, vómitos, dolores y pesadez de estómago y cabeza y no puede respirar. Le cuenta dos sueños que ha tenido. En el primero está en su pueblo con niños del colegio que le dicen; “este es de los que vienen ya aquí”. En el segundo sueño tiene la idea de emprender un viaje y está nervioso acelerado, tiene prisa porque va a perder el tren. En la estación se percata de que se le ha olvidado una cartera con documentos importantes y cuando llega el tren ya se ha ido. El tren hace una curva rara, van a descarrilar los últimos vagones. Grita en el sueño, el maquinista acelera y hay una catástrofe y descarrilan. El primer sueño revela que empezó abajo y ha llegado muy alto. No se conforma con donde ha llegado pero esa nueva oportunidad en la que la ambición le pincha le va a hacer descarrilar en su vida. Siente que sus energías se han consumido y no se plantea seguir adelante. Ve el tren, el maquinista acelera, lleva a la catástrofe. Estaba en una neurosis. Le parece poco serio el diagnostico de Jung. Es una oportunidad que debe coger. Peor Jung no está de acuerdo el. Jung le dice al paciente que tiene el mal de montano. Igual que cuando subes a un lugar demasiado alto. Jung ve con claridad los acontecimientos humanos que van a suceder, casi como sueños premonitorios, aunque no hay magia en Jung; predice según el contexto de su paciente, llevado por el sentido común. Jung estudió la hipnosis y a veces se ha hecho una lectura de él exotérica, cuando no religiosa o interesada por sectores sectarios. Jung siente alegría por los pacientes curados de su neurosis, pero también hay casos negativos. Nunca abandona sus estudios de la trama interna de la conciencia y cómo funciona la vida. El trabajo de sus pacientes sigue en paralelo con las textos orientales que también estudia. Su amigo Richard Wilhelm le da a investigar un libro chino sobre el tao; el secreto de la flor de oro. Al principio lo recibe con escepticismo, pero luego llega a exclamar; a partir de ahora debo estudiar la alquimia. Luego leyó el «Rosarium philosophorum» en 1550. Escribe el libro psicología y alquimia en el 44. Lee enseñanzas de espiritualidad orientales. Se encuentra con el libro, hacer mándalas (dibujos, representaciones de la espiritualidad) es parecido a lo que hacía con sus pacientes. No conocían la tradición china, pero vivan el mismo proceso de individuación, atender a lo exterior e interior. En oriente es algo normal, una tradición milenaria. El sendero que encuentra lleva al centro del en si mismo y ya lo recorrieron los sabios de la antigüedad. Todos tenemos dificultades en aprender a vivir. No debemos improvisar la vida, creer que viviendo se va a solucionar solo. Entra en confrontación el mundo interior e exterior. Jung habla de un inconsciente individual y otro colectivo que es la suma de individuales. Hay contenidos en los procesos interiores y son los mismos que los indios de los pueblos de EE.UU. o los orientales de sus viajes. Se expresan acontecimientos humanos con los mismos símbolos del ser en la cultura. Igual que la anatomía general humana se parece una a otra, hay una estructura humana en el inconsciente o id colectivo. Estos contenidos pertenecen a toda la humanidad, son aspectos que todos vivimos y que hoy se presentan en todos, otra cosa es como cada cual los resuelve. Ese inconsciente está habitado de modelos o prototipos subjetivos y de arquetipos objetivos. El prototipo es individual pero el arquetipo común y colectivo. Lo terrible es cuando no reconocemos esos modelos que vienen de esa necesidad humana de unificación y totalidad, entonces se produce la sombra del arquetipo. Vivimos vidas con expectativas, historias, pero no estamos del todo bien pues hay algo interior a lo que no atendemos o prestamos atención y se va cargando hasta que se rebela.  El arquetipo genera su sombra. Seguimos movidos por arquetipos, esta vez por sus sombras deseos, caprichos, apetencias, hay una rebelión. Damos importancia al mundo exterior, pero no al interior. Y esos instintos, esos deseos o apetencias o sueños o instintos que no se llevan al consciente y que se reprimen en el subconsciente salen luego en forma de catarsis o revolución en el enfermo de neurosis. Por eso debemos hacer consciente lo que sucede inconsciente en nosotros y tratar de no reprimir esas pulsiones o instintos de toda índole sino sublimarlas en el arte, la religión, los sueños, y todo lo que Freud ya había estudiado. 
 
Richard Wilhelm su amigo sicoanalista (autor de la revolución sexual) comparte con él una anécdota. Escribió que en una provincia china habría una tormenta; los católicos hacían peregrinaciones y ayudas y penitencias, los protestantes hacían peticiones de lluvia porque había gran sequía. Los orientales ofrecieron juegos artificiales. Buscan a un hacedor de lluvia. (Son sucesos históricos. No hay que creer las anécdotas al pie de la letra sino reflexionar en ellas. Por encima de todo era empírico, da realidad a los acontecimientos, pero no es dogmático, explica los psíquicos también) El hacedor de lluvia solo necesita una casa a las afueras del pueblo que no le moleste nadie. Cae una nevada de copos de nieve. mejor que lluvia. Fueron a visitar al hombre, a preguntarle como lo había hecho científicamente. “No he hecho nada”. Pero le han traído para ello. “Vengo de una provincia sin sequía, todo está en orden. Todo estaba allí en orden. Cuando vengo aquí pierdo el orden y en la casa me he fundido en el tao para buscar el orden dentro de mí y cuando lo he conseguido ha llovido”. Era un trabajo interior. Es difícil aceptar sus enseñanzas en nosotros, nos desconocemos a nosotros mismos, pero en nuestro nivel hemos hecho algo parecido, vivimos algo fuerte, pero lo superamos y nos ordenamos a nosotros mismos. Entra en nuestra conciencia el sentido de las cosas y el que damos a la vida. No lo planteamos. Te das cuenta de lo importante y lo demás se ordena. Observamos comportamientos de personas que manifiestan sus necesidades anteriores. Viven situaciones nuevas, los aceptan con naturalidad y con ellas crecen. Justo encuentran a esta persona que me dice tal cosa. Él los estudia, dice que esas personas llegan a ese estado por dejar un espacio libre para la interioridad. Son más trascendentes y trascienden los quehaceres de la vida material. Hay necesidad de vida que se manifiestan en la sique cuando esta reprimida, son negatividades como pulsiones que no podemos controlar. Realizamos cosas a veces, aunque vayan en contra de nuestra propia naturaleza. No nos sirven demasiado las enseñanzas de oriente, reconoce Jung. Insiste mucho en no dejarnos arrastrar o imitar los caminos o un método concreto. Afirma que un método correcto en manos de un hombre erróneo se convierte en un método erróneo. El hombre occidental esta siempre buscando materiales, recetas porque no busca dentro, sino que está orientado hacia afuera. Vive en la unilateralidad. Es fuente de represiones de sus pulsiones. Se ponen en juego aspectos para la vida. No vamos a encontrar el equilibrio o la armonía, pero descubrimos aspectos de la totalidad. Se generan fuerzas que nos conducen a la sensatez y a la manera que buscamos, pero lo tenemos que decidir para integrar esa totalidad en nuestra conciencia. Tenemos que ser conscientes, no es “lo sé porque lo sé”. Lo reprimido lo mandamos al inconsciente y hacemos algo que no tiene que ver con esa conciencia. “Soy consciente de algo, pero no puedo evitarlo”. Interiorizarlo es estar pendiente de ello en nuestra vida. Exige cambios en los pensamientos emociones aptitudes acciones y comportamientos. No es el saber intelectual de tengo tal problema, sino que cuando ha de ocurrir lo sabemos porque viene un calor hondo en nuestra vida. No se trata de racionalizar intelectualmente sino de comprenderlo anímicamente, en un estado de kairos, de plenitud con el todo dentro de la ambigüedad. La neurosis, (todos lo somos, pero no psíquicamente desde ese punto de vista) no resolvemos esas disoluciones del yo. No buscamos ya la armonía sino integrarlo todo en todos sus aspectos. 
 
Un chico inteligente al que trató Jung tenía neurosis, cogió bibliografía del tema, tenía formación, hizo un trabajo y se lo presento a Jung. Seguía todos los pasos y teniendo clara la estructura causal de su neurosis no se curaba, estaba clarísimo todo, ¿por qué no me curo? Era un trabajo exquisito, Jung quería imprimirlo y publicarlo. No se cura porque hay algo que forma parte de sus instintos y actúa en contra de ellos. Los ignoraba él, pero esto es ciencia pura. En el historial del joven Jung encontró algo que le llamó la atención y que no estaba en la sintomatología que él había hecho. Ese joven iba a Niza y a otros balnearios todos los inviernos, llevaba así 3 años, intentando curarse. Tenía Jung mucha intuición, su inconsciente le guio para llegar a estas conclusiones. Le preguntó quién pagaba la estancia en esas ciudades. Se las pagaba una maestra de escuela que con sacrificios ahorraba para pagarle la estancia allí. Su neurosis no se curaba por esa conducta inmoral que en el fondo se reprochaba. No puede en el fondo soportar un comportamiento tan amoral. Un ser civilizado no puede soportar eso. ¿Qué tiene que ver la moral con la ciencia?, le dijo él. En que la moral da integridad y coherencia. Ella me lo da voluntariamente, objetó él. Sí, pero se estaba aprovechando de una persona y su integridad no le dejaba curarse. Estaba traicionando sus principios. Él no tenía eso consciente, no lo sabía. 
 
Hay coincidencias en el sendero de autorrealización con la religión oriental pero no podemos cambiar de mentalidad occidental. No hay recetas para ese trabajo interior. Ni libros de autoayuda. Jung advierte a los sicoanalistas que pueden conducir a desastres a sus pacientes. Es fundamental avanzar por el sendero de nosotros mismos. Vivimos a veces en un autoengaño a nosotros y los demás. Hay que dar voz a la interioridad. Estamos desencantados del exterior. En el psicoanálisis no se resuelven los problemas, se sobrepasan desde una conciencia más trascendental, total. Es ir subiendo a lo alto de la montaña, lo que ha sucedido está en el valle. Ves desde arriba lo que pasaba abajo. Es una visión trascendente, por encima de los afectos, las cosas que nos afectan. Somos cumbre y valle, pero desde arriba vemos todo. El estado de conciencia nos da oportunidades. No es lo mismo estar de cabeza en el sufrimiento que verlo como un objeto, el sufrimiento que es ajeno a mí, aunque este sufriendo. Distanciarse. Verse así mismo desde el tercer ojo del místico. O verse desde el observador, observarse así mismo. Busquemos el refugio interior que buscó el hacedor de lluvia y no el tren a toda velocidad que va a descarrilar.
El sigo de tao está compuesta por la cabeza, la conciencia deja el camino atrás. Es un despertar del suelo, ser conscientes de la vida. No con la conciencia intelectual del raciocinio o racionalización sino producir tao. Hay un centro que llamamos yo, pero hay un centro de totalidad que llamamos “el si mismo”. Ese centro abarca el consciente e inconsciente. Va hacia dentro, y afuera. El yo consiente ignora su inconsciente y el inconsciente es precisamente inconsciente, no se conoce, aunque parezca una obviedad. Hay que acceder a la totalidad de lo que somos, no llegar a más, sino que en cada dimensión podemos acceder a esa parte de nosotros mismos que busca realizarse y que nos manda mensajes. Es un mensaje la situación que tenemos, el no saber que hacer con ella. Trabajemos las manifestaciones de lo psíquico. Un poco de conflicto siempre viene bien. La ponente ha evitado conceptos psicológicos, pero es el momento si los necesitáis. Se ha entendido ese introducir algo pequeño paulatino en nuestro quehacer cotidiano. Jung es un personaje tremendamente culto. Se preparó mucho para explicar sus teorías al mundo. No se necesita tanto conocimiento para llegar al interior. El europeo busca más relatos en vez de poner en marcha lo que ha aprendido. Jung nos propone un cambio de mentalidad, renunciar a la necesidad de buscar de fuera para buscar dentro. Hay que armonizarse con el tao. Interiorizamos por meditación, filosofía, pensamientos, emociones. Creamos puentes de comunicación entre consciente e inconsciente. Los sueños en general no nos dicen nada y los apartamos, los dejamos de lado. Hay manifestaciones psicológicas, pero no interiorizamos esa interioridad. Hay que estar atentos a ella, darles realidad, chequearnos a nosotros mismos. Un occidental no está preparado para la religión oriental, tiene una mentalidad diferente. En sus tratados de meditación comenta anécdotas de sus compañeros. La ponente dio una conferencia Jung el yoga y la meditación. Meditación es todo menos lo que pensamos que es. Trabajan con imágenes y procuran que la mente no se vaya del sitio, no es dejar la mente en blanco, aunque eso siempre está bien, evadirnos de nuestros problemas un rato. Habla Jung de reflexión, de movernos hacia dentro, a los acontecimientos de nuestra vida y no asustarnos. No meter velocidad al tren sin saber a dónde vamos. Es mejor pararse, el retiro interior, más que acelerar el tren. Era Jung un hombre de medicina antiguo, un sabio que sabe de todas las cosas de la vida. Se dirige en las situaciones y adivina lo mejor para el paciente porque mira dentro. Su filosofía está en todas las tradiciones orientales. En ese inconsciente colectivo hay vivencias colectivas. Hay algo que nos mueve a ir en otra dirección. Si nos negamos complicamos las cosas. Hemos de volver a lo que hemos conquistado como humanidad. Hacer girar la espiral de la historia y conseguir un momento más luminoso y menos dañino que este que nos encontramos. ¿Qué hago con la vida? No es esto o lo otro, blanco o negro sino la integración del ying yang que no es la mezcla de lo bueno y malo sino su superación en la trascendencia. Esos aspectos los hemos trascendido, nos situamos por encima. El ying ya no es ying ni el yang es yang. Nos entregamos a un lado y siempre rehuimos el colapso.
Un hombre de negocios (le visitaba siempre gente de dinero) había dedicado toda su vida a trabajar y al retirarse cae en una neurosis llorando como una viejecita. Se cumple el principio según el cual a un ying que se pasa se trasforma en yang. Se había ido al otro lado. No es que fuera homosexual. Cuando somos conscientes de algo hay que dar pasos para abrir esas situaciones. Hay grados, nos lo vamos planteado. Hay un autoengaño en la parte consciente, porque tenemos la visión de la apariencia, de la imagen o la máscara, con la que nos mostramos al mundo. Es gradual. Lo voy viendo y apartando lo que no me gusta de la vida y cada vez lo aparto más pues más me molesta hasta que no lo veo más, porque lo he borrado de la mente, del consciente y lo he llevado al inconsciente. Es otro aspecto de mí que quizá no soy yo pero que me he construido para funcionar en el mundo. Hay que tener paciencia con nosotros mismos, no ser extremados. Vigilia y sueño van unidos. Bien y mal están dentro de nosotros, lo generamos nosotros para dar unas pautas de cómo debemos ir, de comportamiento. Pero es una construcción nuestra. La moral no es un arquetipo universal. Jung se encuentra la sombra en el proceso de la individuación. Esa mascara genera una sombra que dejamos en la oscuridad, valores que dejamos y no usamos o no queremos ver. Es el reverso; si en mi vida trabajo con valores del mundo social, pensando en el que dirán, no trabajo los valores reales. Hay que ir al encuentro con la sombra para recuperar lo que es inconsciente. Debo afrontar defectos que no quiere ver o no veo o no acepto. Hay que hacer el esfuerzo, porque la unilateralidad es un hábito, si no me sale dejo de jugar. Dejamos de jugar a ser otro, a aparentar lo que no somos, a ir hacia dentro y esto tiene etapas. Todo se mueve en nosotros, cosas que trasladamos del consciente al inconsciente los podemos recuperar, podemos recuperar elementos de allí. El subconsciente está a medio camino entre la oscuridad y la iluminación, es una zona intermedia con foco a orientarnos. Las cosas pasan al subconsciente cuando nos molestan. Jung demuestra que Freud tiene una forma unilateral de enfocar al hombre. Y además una visión hiper sexualizada. El inconsciente es como el basurero donde tiramos experiencias que no hacemos conscientes. El inconsciente es un océano de potencialidades y elementos para despertar la capacidad intuitiva creativa, gestionar problemas con más soltura. Algo nos mueve a caminar en la dirección correcta. En el centro del yo mismo, hay una esencia que imprime sentido y es universal. Es el proceso intermedio de conocimiento. El alma crece, la personalidad interior pasa de la máscara del ego y de ahí a la personalidad interior esencial... no se trata de reprimir sino de sublimar. Hay un inconsciente individual del que habló Freud y otro colectivo del que habló Jung. Freud era un filósofo de la sospecha y rechaza la religión a la que ve como una patología y una neurosis, pero Jung nos devuelve a la religión como respuesta a la necesidad de trascendencia del hombre. Hay arquetipos universales. Es una parte arcaica primitiva que está en se colectivo universal. : el Héroe (Sigfrido, la serpiente negra), la Sombra, el propio Yo como complejo, el Viejo sabio (Elías, Filemón, el Ka egipcio), el Ánima (Salomé). Asoció los arquetipos con los patrones de comportamiento. Sueño, arte religión mitología… 
 
La civilización se basa en el conocimiento, la dirección, en la conciencia de nuestros deseos. Es una concienciación. Freud es insuficiente para explicar el inconsciente colectivo. Es una versión muy unilateral. No se llega a la curación por la terapia parcial. Se separa de Freud y su híper sexualización del mundo cuando ve que la libido aludía a una energía psíquica en conjunto y abstracto que excedía la sexualidad individual. Critica el rechazo freudiano a la religión. Estudia lo introvertido y extravertido. En la tercera fase de individuación, después de encontrarse con la sombra, te encuentras con los arquetipos anima y ánimo.
El inconsciente colectivo está más allá de los condicionamientos sociales. No está tan claro identificar los arquetipos universales que son objetivos a diferencia de los prototipos que son subjetivos. Por ejemplo, la interpretación de sueños tenía sentido en una sociedad reprimida como la victoriana donde la sexualidad estaba reprimida y la pornografía perseguida. Aquellos sueños eran sutiles, mostraban sin explicitar. En cambio, ahora quien tiene un sueño erótico lo tiene tan evidente como una película porno. Pero el inconsciente colectivo va más allá de condicionamientos del tiempo histórico. En los sueños eróticos hay 4 etapas, desde el hombre que seña con la mujer fatal o animal hasta la mujer símbolo de la sabiduría. Eso determina su estado exterior. Cuando el sicoanalista te pregunta por tu hermana tu abuela no lo hace porque quiera conocerlas sino por ver las proyecciones que esas mujeres tienen en ti. Hay que trabajar la interioridad que está en pañales. Estamos a años luz de los sentimientos, de sentir el amor universal... La relación con la mujer, aunque sea la del vecino, representa el ánima. Hay conflictos con la propia interioridad. El hombre superficial epidérmico rechaza los sentimientos. La mujer pasa del adonis bello hasta llegar al hombre sabio o filosofo. Soñamos con hombres o mueres dependiendo nuestro sexo y tiene que ver con el proceso interior y como reaccionamos a esa bipolaridad. El arquetipo masculino femenino en su interior percibe su interioridad si es hombre o mujer. La mujer tendría que llegar al animus masculina de ella, por eso interioriza sentimientos emociones, pero por dentro es más dogmática. Una mujer llega a ese proceso de interiorizar el animus que se manifiesta y así es más madura. Hay mujeres con mucha vida interior y gran creatividad. Hombres que desarrollan amores profundos. Se complementa el ser humano con su contrario. Hay mujeres que no soportan la autoridad, se quedan enganchadas culpando la autoridad o no saben ingeniárselas. Hay que cultivar o reconciliarnos con los valores del sexo contrario, pero ¡cuidado! Vivimos en un mundo hermafrodita de confusión de géneros. Los hombres se feminizan y ellas masculinizan. Los valores potenciales de cada uno están en paro. Para activarse al modo sano debemos reafirmarnos en nuestro sexo, pero aceptar la parte femenina en el hombre, la masculina en la mujer. Jung lleva a un trabajo interior que conduce a la salud e higiene individual colectiva. No vayamos contra el sentido de la vida. Los dos sexos están confundidos, se han desordenado. Hay que reafirmar lo que ya somos. Ahora puedes cambiarte de sexo, pero muchas veces a la edad de la adolescencia no sabes bien lo que quieres.
El encuentro con nuestros miedos es el encuentro con la sombra. Este trabajo interior requiere de esfuerzo, tiene gran dificultad. Freud era misógino machista homófobo. La mujer tiene envidia al pene, eso le frustra y le provoca histeria que viene del útero. Por eso cuando el hombre la penetra tiene la ilusión de tener uno. Para Freud los gays son enfermos de la libido. La visión de Freud esta híper sexualizada y la de Jung es más mágica, religiosa y trascendente. Lo que trabajamos en el interior no se pierde, se va a acumulando. Este trabajo interior a través de meditaciones y filosofía, nunca se acaba, pero se va accediendo a diferentes niveles y fases. Jung tuvo una premonición porque un amigo se burlaba de él y le contó un sueño en que llegaba a una cima. Era alquimista. Jung le recomendó no subir el monte, pero él lo subió y murió, por no hacerle caso a su colega sicoanalista. Le había pillado una avalancha de nieve. Jung estudió el mándala, la alquimia, la teosofía, el gnosticismo, el yoga, el esoterismo, la meditación, las diferentes religiones filosofías y mitologías. En todos estos fenómenos encontraba la presencia de los arquetipos y la sombra. Tuvo un intercambio de ideas en su correspondencia con el filósofo zen budista japonés Suzui. Su influencia en la cultura occidental ha sido enorme, desde el pintor Wilfredo Lam al filósofo Gaston Bachelard, incluyendo al escritor Herman Hesse (se ve en Demian), al filólogo Ernst Robert Curtius, el psicólogo conductista Eysenck,  al historiador de las religiones Mircea Eliade  y al ensayista Joseph Campbell (el héroe de las mil caras) Para Borges Yung era un museo o enciclopedia de saberes curiosos, y en él se basa para escribir sus obras de realismo mágico, así como los demás del boom latinoamericano. James Joyce, en retrato del artista adolescente parodia sus textos. Aparece en las novelas de Alice Walker y Morri West como sicoanalista o paciente respectivamente. Aparece en la Génesis de todas las novelas de distopías (el mundo feliz de Huxley, el gran hermano de Orwell, rebelión en la granja, Walden 1 y 2, Blade runner) y en la ciencia ficción o en Fhilip Dick. Aparece su filosofía en películas como Matrix, el señor de los anillos, la guerra de las galaxias, el cine de David Linch, aparece en la película un método peligroso sobre Freud. Influyó en el surrealismo y la pintura de Remedios Varo o Leonora Carrington o en la pintura de Pollock, y el cine de Fellini, Buñuel y Bergman
 

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