jueves, 12 de octubre de 2017

LA RELIGION Y LA TRASCENDENCIA



LA RELIGIÓN no es la única “administradora” de lo Trascendente, Sagrado o Misterio.
Epistemo-logía = meta-física =  teleo-logía = escato-logía = esperanza del más allá. Nacemos con un sentimiento de trascendencia. Es decir que no nos basta este mundo, queremos otro, más y mejor. No nos basta esta Vida, pedimos la Eternidad, Inmortalidad. Y este anhelo de trascendencia lo vemos ya en el canto de Gilgamesh, el texto literario más antiguo que data de los sumerios. ¿Cuál es el tema del “retrato de Dorian Gray” o de “Peter Pan” sino la eterna juventud? Y así podría seguir citando obras (pedantemente por cierto). Lo único que quiero decir es que los autores religiosos (de estos libros de “presencia social” que el profesor nos manda leer) se están cuidando muy mucho de cambiar tácitamente un vocablo: lo que siempre se llamó “sentimiento trascendente” lo llaman “sentimiento religioso” que ya implica la necesidad de una religión.
Otros, como Goethe, lo llamaron “enamoramiento del infinito”. Novalis lo llama “trascendencia fantástica” También se puede denominar “necesidad del Absoluto o Misterio” “nostalgia de lo Eterno” (así lo llaman filósofos postmodernos como Vattimo) o “sentimiento mágico de la vida”. Todas son nomenclaturas y etiquetas para referirse a la necesidad de que haya un “misterio”, siempre que por “misterio” entendamos algo más que Dios, pues hay misterios cristianos efectivamente, pero también misterios órficos, misterios de Eleusis, misterios de las ciencias ocultas, misterios de si hay vida extraterrestre o no, e infinidad de enigmas aparte de si existe o no Dios.
La trascendencia no se queda en lo religioso.
Sí, sed de absoluto, avidez de infinito, sueños de trascendencia… son distintas formas de llamar a lo mismo, a eso que Kant llamó “noúmeno” o inaprensible e inteligible, eso a lo que no podemos poner etiquetas. (llamarlo Dios ya es una etiqueta y por eso en la tradición judaica no podía mentarse a Yavhé o los hindús no podían representarlo) Del noúmeno sólo podemos intuir e imaginar, jamás intentar aprehenderlo con la Razón, sólo cabe tener fe con el Corazón. Por más que los filósofos ilustrados deístas y teólogos como San Agustín intentaran vender un Dios intelectualizado que conciliara fe y razón, la religión es cosa más de fe que de razón. Por eso todas las religiones, más en la postmodernidad, apelan a lo emocional.
Y hemos de percatarnos de que un poeta ateo puede ser más trascendente que un religioso. (El hombre que rezaba el ángelus no ha de ser más religioso que el actual pues él lo daba por sentado como creencia y hoy lo discutimos. Un ateo que discuta todo el rato sobre Dios es más religioso que un cura que no se lo cuestione.)
No es lo mismo hablar de un sentimiento de trascendencia que de un sentimiento religioso. El sentimiento de trascendencia es un termino que me agrada porque engloba más allá de la experiencia religiosa, se halla presente en toda manifestación humana; en la filosofía, en la literatura, en nuestra vida cotidiana...
Somos vacío ávido de sustancia, de todo o de al menos algo, según ese gran ateo de Sartre, somos una NADA que quiere llamarse ADÁN, dando la vuelta a la palabra. Quiere ser Hombre y luego SUPER HOMBRE y aún más, no le basta con su naturaleza mortal. El hombre quiere ser héroe y de ahí el hombre pasa a querer emular y ser (como) Dios.  El hombre es un héroe, como los de la mitología griega, a medio camino entre el dios y el mortal, entre el ángel y el ser humano.
Decía Borges que toda la teología es una rama de la literatura fantástica. De hecho, consideramos los grandes libros religiosos (los vedhas, el libro del Tao, los evangelios...) como grandes obras literarias, pero tienen la misma legitimidad que un relato de Cortazar: nadie las cree más que como Literatura, no es ya esa verdad divina manifestada en unos evangelistas inspirados, sólo es doxa (opinión común, tópicos de la sociedad judaica de la época, aunque hay quien sigue a rajatabla lo que dice la biblia o el corán). Debemos leerlo en su contexto y no tomarlo al pie de la letra.  
Lo que Durkheim reprocha a la religión institucional es haberse erguido como única administradora de lo trascendente. Hegel define en su “historia de la filosofía” que ambas, teleología y teología, comparten la misma búsqueda; la de la esencia, el sentido vital, lo trascendente, lo más profundo. Pero se intentó hacer a la filosofía criada de la religión. Fe y Razón no se daban cuenta de que buscaban lo mismo, como en ese poema de Unamuno que habla de reconciliar su corazón y su cabeza. Lo “Trascendente” es sinónimo de lo más importante, de lo vital, de lo esencial frente a un mundo de apariencias, lo profundo sobre tanta superficialidad. ¿Y acaso la dialéctica de Platón no la vemos ahora como una religión para iniciados? ¿y los pitagóricos no eran una secta?
Los peripatéticos de Aristóteles, los ritos órficos son corrientes culturales que no sabríamos si englobarlas en lo religioso o en lo filosófico y que seguramente hoy, con esta mentalidad políticamente correcta, tacharíamos de “sectas”. 
La trascendencia es anhelo de “algo más”. “Más allá” del límite del mundo físico esta la meta- física. Más “lejos” del mundo lógico tenemos la “teleo”- logia. Más allá de nosotros mismos y la comunidad. Por algo Dalí llamaba a su arte, el PLUS ULTRA, oséa lo que va más allá, lo que empujado por la HYBRIS de Aristóteles nos hace soñar y siempre desear y querer más.
Y la postmodernidad se caracteriza por esa vida al límite, en el umbral del más allá, en los extremos de la vida, en el momento de (re) ajuste existencial, siempre trasgresora, siempre transcendiéndose a sí misma, en la última vanguardia o moda. Por todo ello la postmodernidad es un escenario idóneo para el reencantamiento del mundo, para que Fe y Razón reconozcan brotar de lo mismo; de la Imaginación humana (hay hombres a los que se les ocurren teorías científicas y otros que barruntan dioses y poemas).
Para Lyottard la filosofía erró el día que superpuso el Logos sobre el Mito, pues ambos intentan explican las mismas cuestiones, responden a las mismas preguntas que se hace el hombre asombrado y curioso (filosofía que brota del asombro ante lo ajeno, distinto, lo otro, lo extraño, lo desconocido y misterioso, igual que la religión).
Para nuestra mentalidad postmoderna la filosofía, la literatura y la religión brotan de la Imaginación y se ocupan de lo mismo; de la trascendencia humana. No se trata por tanto de decir que el Arte comparte valores con la religión o que la religión es también un arte (ambas afirmaciones me parecen ciertas), sino que arte y religión están hermanadas en su búsqueda de ese “algo más”. ¿Fray Luis de León es poesía o religión?  La literatura homérica saciaba los sentimientos trascendentes de los griegos hasta que la religión cristiana se convirtió en administradora de lo trascendente. No pretendo superponer a la Literatura o a la Filosofía sobre la Religión, pero hemos de reconocer que ambas tres comparten la misma búsqueda: El Absoluto (que no tiene por que ser Dios. Absoluto es el “Eterno Femenino”, absoluto es el “Azul” de un poeta como Rubén Darío, absoluto es “La Mar” etc. Pero ese Absoluto topa con un muro, que es el darse cuenta de que este mundo es pura ambigüedad, ambivalencia, circunstancia, apariencia, casualidad, azar, sin sentido, absurdo, como quieras llamarlo. No se puede aislar el absoluto de la ambivalencia ni esta del absoluto, igual que la física cuántica nos enseña que es imposible observar la vida. Si observamos la vida en movimiento no podemos estudiarla porque necesita la vida estar quieta para ser objeto de estudio. Pero si paramos la vida y la convertimos en un poema o un cuadro o una teoría científica tampoco podemos englobarla en su totalidad pues al parar la vida nos perdemos su movimiento. Al escribir sobre un momento nos perdemos el movimiento de ese momento (pues el tiempo no se para) y si vivimos el movimiento o danza de la vida no podemos a la vez inmortalizarla o estudiarla.  No se puede vivir del todo la vida pues necesitamos pararnos a pensarla. Y tampoco se puede pensar del todo la vida pues tenemos que vivirla en movimiento. Existe la nada, el vacío, pero también el todo.  Existe el infinito, inabarcable, pero también lo ínfimo que es igual de inabarcable.
Tu Dios cristiano sólo es uno de los mil absolutos a los que el hombre ha aspirado. El hombre es ese polvo enamorado, esa ceniza que quiere ser aire, y quedarnos sólo en una visión cristiana de este ansía de trascendencia es quedarnos con la punta del iceberg)
Cosmología en la tierra. ¡Orden en este mundo del más acá.!
La religión tiene fuerza de cohesión social y una clara función política pero también afecta a la sique individual que interioriza esa religión. Todos sabemos que el Estado y la Iglesia nacen a la vez, de la mano, en un matrimonio que se sigue cumpliendo (Bush habla de guerra santa, de cruzada, del “Dios con nosotros”)
Todos los individuos somos sociales por naturaleza, somos yo y la polis. Todos los seres tenemos un SENTIMIENTO GRUPAL, gregario. Nuestra Conciencia Personal se funde en la Conciencia Universal (No tiene porque ser Dios puede ser el absoluto- el cosmos- el todo de una Naturaleza sin hacedor) La Conciencia Universal sólo es la suma de cada conciencia personal, no un sinónimo de Dios.
EL HOMBRE FRENTE A SU SOCIEDAD, frente a la “COMUNIDAD RELIGIOSA”
El Yo se anula como tal y se hace un Nosotros Colectivo, o mejor dicho; Un Ello Universal, un Inconsciente Colectivo. (según lacanianos)
El hombre se pierde para encontrarse, se mata para nacerse en Dios dentro de su comunidad religiosa. (según místicos)
El hombre se enajena (ajeno- extraño- a sí mismo) en todo grupo religioso. (según estructuralistas) y aliena (según marxistas)
El hombre se objetiviza (se hace objeto) a sí mismo en ese infierno de los Otros (según existencialistas)
El hombre supedita su Voluntad de poder a la Voluntad General del grupo religioso (según Rosseau y Nietzsche)
El hombre se salva a través de la solidaridad con los Otros (según Cristo)
Tememos nuestra libertad (Eric From) y por ello preferimos la sociedad a la soledad, aunque esto signifique una perdida irrecuperable de nuestra libertad personal.

En sociedad religiosa jamás somos del todo libres, del todo nosotros mismos, a costa de la presión social. Existe un innegable condicionamiento social, aunque no determinismo, compartimos condición humana y esto nos obliga a con-vivir. (tesis coexistencialista) En todo grupo social dejamos de ser personas para convertirnos en personajes, no somos como nosotros somos sino como el grupo nos ve, somos un estereotipo o rol social. No somos nosotros en nuestra esencia interior sino en la apariencia exterior.  Por otra parte, la Comunidad religiosa nos ofrece apoyo, un sentimiento de pertenencia al grupo que interiorizamos (las pandillas o el nacionalismo comparten esto con las religiones) Es la eterna adaptación del hombre a su medio, a su especie, a su colectivo, el encuentro con ese cielo o infierno de los Otros, la Otroidad, el Nosotros colectivo, la Conciencia Universal e Inconsciente Colectivo que siempre margina a quien no se adapte.
  Políticamente diremos que la religión institucional es por naturaleza conservadora ya que legitima las formas tradicionales, las hasta ahora validas, reafirma las viejas superestructuras, y siempre estará contra todo cambio y liberalización social. (Un día estos temas de aborto, matrimonio homosexual o del sacerdote, eutanasia, mujer sacerdote etc las aceptará la iglesia, igual que aceptó un día el sacerdote negro, que los colonizados o la mujer tenían alma, que estaba mal apoyar a Franco y quemar herejes etc, pero habrá llegado tarde, porque la sociedad va a pasos agigantados frente a la vieja iglesia, la iglesia enriquecida y aletargada de San Pedro, esta roca pétrea, este monolito prehistórico que es la Iglesia actual. Suena hipócrita y cínico ese latinismo “Ecclesia semper reformada” en boca de una iglesia que se niega a repartir preservativos en África, la zona con mayor tasa de SIDA del mundo excusándose en que eso incita a la promiscuidad y que el fin de la sexualidad es la procreación. (en unas tribus africanas con familias numerosas, excedente demográfico que no puede subsistir en una agricultura precaria y dependiente aun de un colonialismo occidental encubierto)



ALGUNOS DE LOS IMPRONUNCIABLES NOMBRES DEL DIOS PADRE
Adonai. Agiel. Aglos. Agla. Aglaya. Agnus dei. Alpha y omega. Ariel. Athanathos. Bamboy. Cados. Charitas. Chocm,ah. Creator. Delys. Deus. Dominum. Eleyson. Eloy. Eloym. Ely. Eternus. Flos sactorum. Hei. Heth. Homon. Infinitus. Inmortalis. Jafaron. Jaufta., jay. Jesu cristus. Josy. Joth. Jother. Ketker- lenyon. Magnificus. Magnus homo. Maniel. Mesías. Oborel. Omiel. Omni potente. Oreon., otheos. Panteón. Paracletus. Pastor. Pathel. Polyel. Principius et finis. Ra. Rasäel. Redemptor. Sabahot. Saday. Salus. Salvator. Sanctus. Sapientia. Summum. Supremus. Tetragamaton. Thor. Trinitus. Unitas. Veritas. Viña. Virtus. Yael. Yavhe. Yochiros. Zeus. Zamayr. zulphí. etc
ALGUNOS DE LOS NOMBRES DE LA DIOSA MADRE
Afrodita. Amaterasu. Anahita. Anapurna. Anat. Aradia. Aracne. Aanhord. Arinna. Artemisa. Astarteé. Atagratis. Atenea. Auchinalgu. Avalokiteshvra. Biman. Bona. Branwen. Birgid. Cibeles. Ceres. Coatlycue. Core. Coyoalxaunqui. Dana. Démeter. Devi. Dharani. Diana. Dolma. Durga. Epona. Ereskigal. Erzulie. Esala. Eurínome. Europa. Eva. Flora. Fortuna. Freyja. Ganga. Gauri. Gea. Hator. Haumea. Hécate. Hestia. Heket. Hele. Hera. Hiaka. Hina. Ianna. Isis. Isthar. Izanagui. Izanami. Kali. Kalwadi. Laksmi. Lilith. Lilitu. Juno. Maha kali. Mahadevi. Mahamaia. Mahatara. Mahuika. Maia. Maya, Maria. Menesis. Metis. Minerva. Miltra. Miru. Morgana. Morrigan. Nashe. Neftis. Neit. Nemesis. Nejbet. Ninhursag. Ninhil. Nitur. Noche. Nugua. Nur. Oba. Ogoun. Oshun. Oxum. Oya. Pachamana. Papa. Parvati. Pele. Pentesina. Persefone. Pitón. Radha.  Raddga. Sachi. Sanjan. Sule. Sedna. Sejmet. Selene. Shapsh. Seela na gig. Shekina. Siduni. Sofia.  Starhawk. Srid lcam. Tara. Temis. Tetis. Tiamat. Tonantzin. Ur. Utcho. Uzume. Venus. Vesta. Walutahanga. Wuraka. Yemanyó. Yemonja. Zaria. etc

ATRIBUTOS DE LA DIOSA FEMENINA
Diosa madre. Diosa naturaleza. Diosa virgen, anciana, doncella. Luna llena, nueva , creciente y menguante. Diosa de las aguas primigenias, del río y del mar. Diosa tierra. Diosa guardiana. Diosa guerrera. Diosa amor. Diosa serpiente. Diosa creadora. Diosa destructora. Hacedora destino. Reina cielo. 


3 comentarios:

  1. La religión es muy trascendental en el mundo tal y como se dice en éste blog, porque gracias a la religión algunas personas basan su vida en la moral y en buenos valores, sin importar lo que piensen los demás.

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  2. Buen blog, me gusta como lo explicas. Además pareces una persona entrañable

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  3. Luis Manteiga Pousa6 de marzo de 2023, 8:52

    Muy interesante tu artículo. Del mismo modo que existe la sed de Eternidad, de lo Absoluto, del Ser, del Infinito, de la Existencia, de la Trascendencia...también existe el miedo a la Eternidad y supongo que al Absoluto, y supongo que también existirá la sed de Finitud, la sed de Inexistencia, la sed de no Ser, o dicho de otro modo, la sed de la Nada o del Vacío...Cada uno es como es y también va cambiando. Quizás bastantes suicidas tengan esta sed de la Nada o del Vacío, o simplemente vean la muerte como un mal menor, incluso supongo que los habrá que piensen que van a un mundo mejor. Pero no podemos elegir lo que pasará al otro lado. Ni siquiera tenemos capacidad ni conocimientos como para poder elegir con criterio. Pero yo soy de los que tienen sed de Eternidad, de Infinitud, de Absoluto, de Ser, de Existencia, de Trascendencia...Pero ¿que hay al otro lado?. Quien sabe. Puede ser bueno, malo o inexistente. Obviamente, mi sed de todo lo dicho, sólo es si lo que hay al otro lado es bueno, o por lo menos no malo. Si es malo supongo que será mejor la Nada.

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