lunes, 16 de octubre de 2017

RUBEN DARIO

Rubén Darío mezcla lo veterano y antiguo con las vanguardias. Nace en 1887 en el pueblecito de Metapa que hoy se llama ciudad Darío. Nace en un pueblo perdido de un país perdió de Centroamérica que es el más grande, pero con menos habitantes, unos 6 millones, como el salvador. Fue llamado a revolucionar la lengua castellana tanto en España como en Sudamérica. Los conquistadores llevaron el castellano a América. Neruda tiene un texto en prosa sobre estos conquistadores que arrasaron el país, pero nos dejaron el tesoro del castellano. Quito las lenguas de ellos, diferentes formas de interpretar la vida y la realidad. Durante el siglo XX nos lo han devuelto enriquecidos el idioma que les dimos. Darío revitaliza y renueva el castellano. Se llamaba feliz Rubén García sarmiento. Es un poeta bastante arcaico y suele ser comparado con What Whitman que es el primer poeta de EEUU. Whitman crea la poesía de la nada, desde cero, haciendo tabla rosa. Darío poco después crea la lengua, pero parte de la nada. Es antiguo y moderno a la vez. Mama de la poesía clásica, la renacentista italiana y la barroca española. Habla del eros thanatos como Góngora o los místicos. La poesía de vanguardia eran los simbolistas franceses Baudelaire Verlaine Rimbaud Apollinarire. La primera vez que va a Francia lo hace durante tres meses en 1893 con la intención de empaparse de poesía y conocer a Verlaine. Fueron los años más felices de su vida cuando publica su primer libro azul. Muere a los 49 años, muy joven, pero escribió mucho y revolucionó la literatura en castellano. Le siguen cantos de vida y esperanza, prosas profanas y canto errante. Los raros los escribe después de conocer a los poetas franceses. Siempre está presente su lugar de nacimiento, la Nicaragua mestiza y antillana. Juega con las esencias y ritmo musical, el color, la sensualidad y la osadía a la hora de escribir. Recoge influencias y absorbe y trasforma en esa nueva poesía. Era mestizo. Azul lo publica en Valparaíso, Chile. Varela le hace una reseña muy buena y laudatoria en el periódico, y eso que era más arcaico y clásico que él. “tengo sangre de africano que juega a despecho de mis manos de marques” Es un escritor con grandes ínfulas de grandeza. Fue miserable económicamente siempre, sin un duro. Fue periodista y embajador de Nicaragua en Madrid. arrastró toda su vida la pobreza. Sentía horror por el paso del tiempo y la muerte y por eso empieza unas memorias inconclusas. Era alcohólico empedernido y murió de cirrosis sin haber cumplido los 50. Tiene poemas llenos de marquesas, la aristocracia y la riqueza y hasta el lenguaje rico y elegante contrasta con su forma de vivir. Le llamaban despectivamente negro y mulato. En luces de bohemia Max Estrella le llama negro con desprecio, así le tratan a pesar de su admiración por su obra. Se casó en Nicaragua y tuvo un hijo, su mujer falleció al poco. Se volvió a casar. Con esta segunda estuvo casi todo el tiempo separado. Cuando viene a España s arrejunta con Francisca Sánchez, la abuela de Rosa Villacastín. Tenía mala relación con su segunda esposa que no le concedía el divorcio. Paca era analfabeta. Han hecho una película hace poco sobre este amor. Él era alcohólico y tuvieron una relación tremenda. En 1914 empieza la primera guerra mundial y él va a morir a Nicaragua y lo hace dos años después. La había dejado embarazada. Paca se fue a vivir a un pueblo de Ávila y durante el franquismo Carmen Conde (l primera mujer en entrar en la RAE, casada y con una amante mujer) en la universidad central de Madrid en los años 50 va en bica de esta mujer que vivía perdida en ese pueblo. Tenía material del poeta y vivía en la miseria le llevan a una residencia a Madrid y hacen así el rescate de la última compañera vital de Darío. En 1888 publicó azul con criticas estupendas. En 1843 conoce a Verlaine en París. En 1899 es enviado a España por el periódico argentino la Nación el principal de buenos aires para hacer artículos de las colonias filipinas pérdidas del 98, la guerra con EE.UU. y las crónicas sobre la decadencia española. Estuvo en Barcelona donde encuentra animación, industria civismo e intentos independistas (a finales del XIX). Madrid, en cambio, es una ciudad donde pululan los mendigos harapientos, soldados repatriados, la prostitución infantil de una ciudad que es un organismo putrefacto, a nadie le importa el exterior ni leen libros. En 1907 es enviado a España como embajador de Nicaragua y toma notas para sus memorias. Habla de la vitalicia penuria. Se entrega al alcohol del que depende en demasía. París le deja de gustar a principios del siglo xx por la excesiva americanización. El descubrimiento primero se convierte en desilusión. Tiene una tremenda influencia de autores españoles del barroco. Cuando muere Antonio Machado escribe un réquiem largo y Borges, que admiraba a pocos y menos en castellano, dice que “tiene materia, vocabulario, magia en las palabras, métrica y sensibilidad de poeta. Su misión no ha acabado pues le continuamos. Le podríamos llamar el libertador de la poesía”: Hay muchos herederos de su poesía como Lorca, Juan Ramón, Machado o Aleixandre, o Borges, Neruda y Márquez. Su obra es nacionalista, la respuesta frente a la presencia estadounidense, que ocuparon varios países durante tiempo o las grandes multinacionales que ponen y quitan presidentes. 
  

Al papa
No vayas al altar, Santo Tirano,
Que profanas de Dios la eterna idea
Aún la sangre caliente roja humea
En tu estola, en tu cáliz, en tu mano:
La sacra luz del pensamiento humano
Ahora ante tu frente centellea:
Proclamas tu poder ¡maldito sea¡
Pues es tu bendición augurio insano.
La basílica cruje en conmociones
Y se enciende la luz de los ciriales,
Tú cantas los oremus y oraciones
Y te besan el pie los cardenales
¡Oh! No ensucies al Cristo entre tu cieno
No escupáis en el rostro al Nazareno!...

Amo, amas
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
El ser y con la tierra y con el cielo,
Con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
Amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.

Y cuando la montaña de la vida
Nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
Amar la inmensidad que es de amor encendida
¡Y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!

A los liberales
(Concepto económico conservador, comercio mundial. Tradicionalmente eran los progresistas)
Porque cantáis la eterna Marsellesa
que maldice el poder de los tiranos;
Porque alzáis ardorosos en las manos
el pendón de la cruz con entereza;
Porque deseáis que caiga la cabeza
de la hidra aristocrática, y ufanos
dais al pueblo principios soberanos
que destruyen del mal la niebla espesa...
.. porque gritáis que es libre el pensamiento;
que no tiene cadenas la conciencia,
y proclamáis con fuerza y ardimiento
que hoy impera nomás la inteligencia;
la muchedumbre criminal y necia,
os escupe y os odia, y os desprecia.
porque sois soldados de la idea;
porque rompéis la tiara y la corona,
y vuestra voz la libertad pregona;
la libertad que irradia y centellea;
porque deseáis que el Universo vea
cómo una catedral se desmorona
al son del himno que la voz entona
del genio de la luz que vida crea;
porque las tablas de la ley del hombre
mostráis al mundo llenas de verdades,
y de la democracia el sacro nombre
escribís en la faz de estas edades,
tendréis mil bendiciones en la historia
y una palma en el templo de la gloria.

A roselvert
¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman,
que habría que llegar hasta ti, Cazador!
Primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.

Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.
Y domando caballos, o asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de energía,
como dicen los locos de hoy.)
Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción;
en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.

Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras».
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.

Mas la América nuestra, que tenía poetas
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida,
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del gran Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!


FATAL
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...


NOCTURNO

Silencio de la noche, doloroso silencio
nocturno... ¿Por qué el alma tiembla de tal manera?
Oigo el zumbido de mi sangre,
dentro de mi cráneo pasa una suave tormenta.
¡Insomnio! No poder dormir, y, sin embargo,
soñar. Ser la auto-pieza
de disección espiritual, ¡el auto-Hamlet!
Diluir mi tristeza
en un vino de noche
en el maravilloso cristal de las tinieblas...
Y me digo: ¿a qué hora vendrá el alba?
Se ha cerrado una puerta...
Ha pasado un transeúnte...
Ha dado el reloj trece horas... ¡Si será Ella!...

WHITMAN
En su país de hierro vive el gran viejo,
bello como un patriarca, sereno y santo.
Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo
algo que impera y vence con noble encanto.

Su alma del infinito parece espejo;
son sus cansados hombros dignos del manto;
y con arpa labrada de un roble añejo
como un profeta nuevo canta su canto.

Sacerdote, que alienta soplo divino,
anuncia en el futuro, tiempo mejor.
Dice el águila: «¡Vuela!», «¡Boga!», al marino,

y «¡Trabaja!», al robusto trabajador.
¡Así va ese poeta por su camino
con su soberbio rostro de emperador!
Es la América protestante sajona contra la católica. Se caga en el papa.
Devuelve a la poesía la musicalidad. Desde el barroco no había música y la poesía era un pálido relevo. Recoge todo lo que se ha hecho en España y lo continua y facilita el camino a los escritores del siglo xx. El romanticismo basa la musicalidad en la rima. Usa formas clásicas de poesía y las rompe. Recupera el ritmo de la poesía latina, donde la musicalidad no lo crea la rima o el número de silabas de cada verso sino la disposición de los acentos en la prosodia.
  
MARCHA TRIUNFAL
¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines,
la espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes,
los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas
la gloria solemne de los estandartes,
llevados por manos robustas de heroicos atletas.
Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros,
los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra,
los cascos que hieren la tierra
y los timbaleros,
que el paso acompasan con ritmos marciales.
¡Tal pasan los fieros guerreros
debajo los arcos triunfales!

Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro,
su cálido coro,
que envuelve en su trueno de oro
la augusta soberbia de los pabellones.
Él dice la lucha, la herida venganza,
las ásperas crines,
los rudos penachos, la pica, la lanza,
la sangre que riega de heroicos carmines
la tierra;
de negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.

Los áureos sonidos
anuncian el advenimiento
triunfal de la Gloria;
dejando el picacho que guarda sus nidos,
tendiendo sus alas enormes al viento,
los cóndores llegan. ¡Llegó la victoria!

Ya pasa el cortejo.
Señala el abuelo los héroes al niño.
Ved cómo la barba del viejo
los bucles de oro circunda de armiño.
Las bellas mujeres aprestan coronas de flores,
y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa;
y la más hermosa
sonríe al más fiero de los vencedores.
¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera
honor al herido y honor a los fieles
soldados que muerte encontraron por mano extranjera!

¡Clarines! ¡Laureles!

Los nobles espadas de tiempos gloriosos,
desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros
?las viejas espadas de los granaderos, más fuertes que osos,
hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros?.
Las trompas guerreras resuenan:
de voces los aires se llenan...

?A aquellas antiguas espadas,
a aquellos ilustres aceros,
que encaman las glorias pasadas...
Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas,
y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros,
al que ama la insignia del suelo materno,
al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano,
los soles del rojo verano,
las nieves y vientos del gélido invierno,
la noche, la escarcha
y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,
¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha triunfal!...

SONATINA PRINCESA
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».

Poema Melancolía de Rubén Darío
A Domingo Bolívar
Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía.
Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.
Voy bajo tempestades y tormentas
ciego de sueño y loco de armonía.
Ése es mi mal. Soñar. La poesía
es la camisa férrea de mil puntas cruentas
que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas
dejan caer las gotas de mi melancolía.
Y así voy, ciego y loco, por este mundo amargo;
a veces me parece que el camino es muy largo,
y a veces que es muy corto…
Y en este titubeo de aliento y agonía,
cargo lleno de penas lo que apenas soporto.
¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?
Es barroco, existencialista, profundo en sus poemas de canto y esperanza
Del otiño

Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.

Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡dejad al huracán mover mi corazón!

ú, que estás la barba en la mano
meditabundo,
¿has dejado pasar, hermano,
la flor del mundo?

Te lamentas de los ayeres
con quejas vanas:
¡aún hay promesas de placeres
en los mañanas!

Aún puedes casar la olorosa
rosa y el lis,
y hay mirtos para tu orgullosa
cabeza gris.

El alma ahíta cruel inmola
lo que la alegra,
como Zingua, reina de Angola,
lúbrica negra.

Tú has gozado de la hora amable,
y oyes después
la imprecación del formidable
Eclesiastés.

El domingo de amor te hechiza;
mas mira cómo
llega el miércoles de ceniza;
Memento, homo...

Por eso hacia el florido monte
las almas van,
y se explican Anacreonte
y Omar Kayam.

Huyendo del mal, de improviso
se entra en el mal,
por la puerta del paraíso
artificial.

Y no obstante la vida es bella,
por poseer
la perla, la rosa, la estrella
y la mujer.

Lucifer brilla. Canta el ronco
mar. Y se pierde
Silvano, oculto tras el tronco
del haya verde.

Y sentimos la vida pura,
clara, real,
cuando la envuelve la dulzura
primaveral.

¿Para qué las envidias viles
y las injurias,
cuando retuercen sus reptiles
pálidas furias?

¿Para qué los odios funestos
de los ingratos?
¿Para qué los lívidos gestos
de los Pilatos?

¡Si lo terreno acaba, en suma,
cielo e infierno,
y nuestras vidas son la espuma
de un mar eterno!

Lavemos bien de nuestra veste
la amarga prosa;
soñemos en una celeste
mística rosa.

Cojamos la flor del instante;
¡la melodía
de la mágica alondra cante
la miel del día!

Amor a su fiesta convida
y nos corona.
Todos tenemos en la vida
nuestra Verona.

Aun en la hora crepuscular
canta una voz:
«Ruth, risueña, viene a espigar
para Booz!»

Mas coged la flor del instante,
cuando en Oriente
nace el alba para el fragante
adolescente.

¡Oh! Niño que con Eros juegas,
niños lozanos,
danzad como las ninfas griegas
y los silvanos.

El viejo tiempo todo roe
y va de prisa;
sabed vencerle, Cintia, Cloe
y Cidalisa.

Trocad por rosas azahares,
que suena el son
de aquel Cantar de los Cantares
de Salomón.

Príapo vela en los jardines
que Cipris huella;
Hécate hace aullar a los mastines;
mas Diana es bella;

y apenas envuelta en los velos
de la ilusión,
baja a los bosques de los cielos
por Endimión.

¡Adolescencia! Amor te dora
con su virtud;
goza del beso de la aurora,
¡oh juventud!

¡Desventurado el que ha cogido
tarde la flor!
Y ¡ay de aquel que nunca ha sabido
lo que es amor!

Yo he visto en tierra tropical
la sangre arder,
como en un cáliz de cristal,
en la mujer

Y en todas partes la que ama
y se consume
como una flor hecha de llama
y de perfume.

Abrasaos en esa llama
y respirad
ese perfume que embalsama
la Humanidad.

Gozad de la carne, ese bien
que hoy nos hechiza,
y después se tornará en
polvo y ceniza.

Gozad del sol, de la pagana
luz de sus fuegos;
gozad del sol, porque mañana
estaréis ciegos.

Gozad de la dulce armonía
que a Apolo invoca;
gozad del canto, porque un día
no tendréis boca.

Gozad de la tierra que un
bien cierto encierra;
gozad, porque no estáis aún
bajo la tierra.

Apartad el temor que os hiela
y que os restringe;
la paloma de Venus vuela
sobre la Esfinge.

Aún vencen muerte, tiempo y hado
las amorosas;
en las tumbas se han encontrado
mirtos y rosas.

Aún Anadiódema en sus lidias
nos da su ayuda;
aún resurge en la obra de Fidias
Friné desnuda.

Vive el bíblico Adán robusto,
de sangre humana,
y aún siente nuestra lengua el gusto
de la manzana.

Y hace de este globo viviente
fuerza y acción
la universal y omnipotente
fecundación.

El corazón del cielo late
por la victoria
de este vivir, que es un combate
y es una gloria.

Pues aunque hay pena y nos agravia
el sino adverso,
en nosotros corre la savia
del universo.

Nuestro cráneo guarda el vibrar
de tierra y sol,
como el ruido de la mar
el caracol.

La sal del mar en nuestras venas
va a borbotones;
tenemos sangre de sirenas
y de tritones.

A nosotros encinas, lauros,
frondas espesas;
tenemos carne de centauros
y satiresas.

En nosotros la vida vierte
fuerza y calor.
¡Vamos al reino de la Muerte
por el camino del Amor!
Poema gloria, tandio

¡ EHEU ! –
Junto al mar latino,
digo la verdad,
siento en roca,aceite y vino,
yo mi antigüedad.
¡Oh, qué anciano soy, Dios santo,
oh, qué anciano soy!
¿De dónde viene mi canto?
Y yo, ¿adónde voy?
El conocerme a mí mismo
ya me va costando
muchos momentos de abismo
y el cómo y el cuándo.
Y esta claridad latina,
¿de qué me sirvió
a la entrada de la mina
del yo y el no yo?
Nefelibata contento,
creo interpretar
las confidencias del viento,
la tierra y el mar.
Unas vagas confidencias
del ser y el no ser,
y fragmentos de conciencias
de ahora y de ayer.
Como en medio de un desierto
me puse a clamar,
y miré el sol como un muerto
y me eché a llorar.

Estos poemas no son los más conocidos, hace referencia a héroes de la mitología clásica o personajes bíblicos. En cantos de vida y esperanza se considera cercano a la muerte porque vivía como vivía y se imagina cuando era joven visto desde el momento presente. Con auto ironía hacia si mismo, compara como escribía antes, la poesía es contraposición de su vida. Es lo contrario su poesía y su vida, la poesía le lleva a la perdición, a perder pie en la vida. Tiene un punto existencialista que se ve también en la poesía barroca, lo trágico del ser humano, amor y muerte a la vez. Lo hace con elegancia, de forma gentleman.

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