viernes, 13 de octubre de 2017

JAVIER GOMA Y JAVIER ZUGAZA HABLAN DE LA PINTURA Y EL HUMOR

En el video vemos obras de artistas como Andy Warhol, Picasso, Fernando botero, David Horcney, Francis Bacon, Dalí, Eduardo Zamacois, Eduardo arroyo, Klimt, Chagal, los impresionistas. Javier Goma entrevista a Miguel Zugaza sobre el humor en la pintura. Goma siempre ha sentido envidia de los autores que suben y después le dan un aplauso. Cuando el acaba un trabajo le invitan a cenar, pero nadie le aplaude. Fernán Gómez decía que cuando iba al notario nadie le aplaudía y que él tenía un trabajo que le aplaudían. Lo increíble es que les aplaudan cuando no has hecho nada como ahora, solo por lo que son. Hablar de arte no tiene que ser humorístico sino muy grave, serio. La relación entre el arte y el humor es problemática. En el cine o literatura es más sencilla. Goma trata de explicar porque a su juicio el arte ha sido más serio antiguamente y se ha hecho más popular y divertido con el paso del tiempo. Estructura la charla en 15 minutos para definir como un esbozo nada concluyente unas notas sobre el humor y su relación con el arte. En segundo lugar, se ha repartido los papeles así; Miguel propondrá unos cuadros en evolución histórica y un discurso sobre la evolución del arte en general y la pintura en concreto con el humor y cerrarán con unas viñetas alusivas al arte contemporáneo. 
  
Les ha parecido prudente no empezar con una sucesión de obras concretas sino una breve introducción de que es el humor y su relación con el arte plástico. Basta con madurar, salir del gineceo de la infancia adolescencia, para ver que la vida es seria. El destino funerario nos espera y añoramos lo que podemos llamar unas vacaciones de la realidad, unos instantes donde las reglas de la realidad queden temporalmente suspendidas. El juego, el sueño, el erotismo son formas o modos alternativos de vivir. Lo que un teólogo alemán llamaba el sentimiento oceánico de lo divino, la mística y el arte y el humor. Nos ayudan a negar la tremenda sequia de la vida y nos da la ilusión de un mundo sin dolor. Esto admite muchas modulaciones. Son varias las modalidades de humor que existen; ingenio, agudeza, broma, chiste, parodia, sarcasmo, ironía… el principio común de estas modalidades es que en todas las formas hay un empequeñecimiento o disminución del tamaño moral de lo que es sujeto de la broma. Kant dice que la risa, o el humor, es la súbita trasformación de la ansiosa espera de la nada. En lo cómico hay cierto nihilismo, que reduce a la nada el todo o disminuye el tamaño en términos morales de algo que pretende constituirse en el todo. Es el enemigo de las formas variadas de totalitarismo, ideológico, político teológico. Lo primero que no acepta, lo primero que Platón expulsa de la república es el humor y a los poetas. Se ve en el terror estalinista o el islamismo, suprime la proposición relativista del humor. Hay también un totalitarismo del ego freudiano. Si nos dejaran el yo ocuparía como el gas todo el espacio disponible. No se trata tanto de negar el ego como de civilizarlo, educarlo, sublimarlo. Y para ello el humor es un instrumento muy socorrido. No hay nada más terrible que un hombre que se toma tan serio que no admite un tono de humor. No hay nada más civilizado que un hombre que haga una auto ironía. Su ego se ensancha ampliamente, pero conoce los mecanismos que civilizan el totalitarismo de su ego. Al final está el totalitarismo de la muerte, la aceptación del principio de realidad que es un absoluto que nos abruma y necesitamos algunos trucos para conllevar esa realidad. Max Sheler el filósofo recomendaba aplicarse un poco de frivolidad metafísica, una jovialidad o sentido deportivo de la existencia que permita y haga tolerable nuestro destino. Aunque él era muy serio. El humor desdramatiza la existencia y hace vivirla con una liviandad soportable. ¿A quién no le ha dado un ataque de risa en el momento menos apropiado, en un entierro, funeral o acto oficial? Este elemento hace que la realidad insoportablemente seria se haga soportable. El humor es como unas vacaciones de la realidad, un relativismo, empequeñecimiento, anonadamiento, para sobrevivir a la vida. ¿esto es o no aplicable al arte? No le parece tan evidente que lo sea. Les han dado un regalo envenenado porque el tema es complicado, pero se han esforzado en llegar a unas conclusiones. En la antigüedad grecolatina se desarrolló la pintura, pero apenas ha quedado nada de ella. Han quedado documentos gráficos en paredes y techos. Cuando en el renacimiento se trata de renacer imitando en la pintura a los clásicos pintaron imitando la escultura porque no les llegó obras pictóricas. Los renacentistas asumieron temas como propios, muy serios, algunos heredados de tiempos anteriores. Los temas eran los grecorromanos, la fuente bíblica y las hazañas épicas y guerreras de los príncipes, emperadores y reyes que llenan paredes y paredes del renacimiento. El renacimiento trajo muchas novedades. El retrato, por ejemplo, que surge cuando la individualidad pide reflejar unos rasgos individuales. Antes era una pintura de modelos más que de rasgos individuales. Otro tema serio fue el bodegón. El humor relativista, de empequeñecimiento no es fácilmente compatible con estos temas de seriedad que quieren elevar y dignificar a una nueva clase social, la nobleza. El arte que se hace es de estado, de reyes, de las partes nobles y la iglesia. Esos estamentos estaban para poca broma, quieren dignificarse, glorificarse. Son retratos de estado donde se vanaglorian, nadie quería comprar un retrato que apareciera ridiculizado el noble. Hay ironía, juego mental, agudeza, ingenio, y relatividad sobre los temas anteriores de una forma sutil. Hay cierta evolución, pero muy lenta, porque los pintores están ideológicamente controlados por algún tipo de autoridad. Hay una idea que no es suya, sino que viene del mundo de la literatura, pero se puede aplicar a la pintura. Durante milenios se había repetido la misma ecuación. En literatura es clarísimo. Si se quiere hablar de temas serios (dilemas morales, Edipo, Sófocles, la toma de Troya, la justicia, la dignidad…) el artista debía utilizar grandes héroes idealizados y en literatura normalmente era verso. Si uno tenía el capricho de meter en sus obras una persona cotidiana, (no a dioses o héroes del olimpo) la regla era que fuera en un registro cómico. Sófocles hace temas serios con personajes míticos. Aristófanes retrata pescaderos o verduleros, pero siempre en registro cómico. Una peculiaridad del renacimiento es la conquista de la vulgaridad, de la cotidianidad como registro serio y de lo cortesano como algo cómico. En los bodegones renacentistas tenemos una naranja plátano y vasija pero aunque sea de la vida cotidiana el registro es serio. ¿Los borrachos de Velázquez es una ironía respecto al mito de Baco o es un subterfugio para dignificar la dignidad de los borrachos? El cuadro es profundamente serio. En la familia de Carlos IV de Goya, con esos rastros lerdos de la familia y ese porte tan poco distinguido, ¿está ironizando sobre la familia real? Es algo inverosímil en un cuadro de arte mandado hacer por los reyes. ¿o está más bien reconquistando la vulgaridad dotándola de una gran dignidad? Existía un arte más esquivo, más popular con otro registro, a veces panfletario o que ilustraba o iluminaba los libros. En la edad medía el pueblo se ilustraba a través de un lenguaje icónico, con los cantos y santos y los libros iluminados. Las caricaturas que Lutero y lucas Cana el viejo hicieron en “el libro contra el papado de Roma fundado por el demonio de 1545” son cómicas. Le ha venido a la cabeza estas imágenes sin saber porqué. Lutero se muestra bárbaro, popular, incluso con mucha escatología cuando Lutero es capaz de los mayores refinamientos espirituales. Esto sólo demuestra que había en otro nivel más popular y no elevado un arte satírico, de crítica. Esto se desarrolla en el siglo XVIII con un grabado de denuncia social, de crítica de las costumbres. Y con el desarrollo del periódico y la generalización de esas viñetas de tono satírico, burla y denuncia. Todo lo que acaba de decir es anterior al arte de las vanguardias, de finales del xix y del siglo xx. Todo en el arte contemporáneo es una especie de gran broma, basta ironía, casi sarcasmo del arte original. No hay un principio heredado del arte tradicional, que de maestro a discípulo se había generalizado en los gremios. Si querías pintar debías aprender y respetar unas reglas como el arquitecto. Uno aprende del maestro la forma, la proporción, la línea, el canon, los colores... La vanguardia demuestra que todo esto que parecía inherente al arte se puede prescindir de ello. El arte consiste en la libertad. Es igual un coche de alta velocidad o el bigote de la mona lisa que la capilla Sixtina. Las vanguardias son explícitamente humorísticas como el arte surrealista, el dada o el arte abstracto, el arte del ingenio llevado al máximo terreno. 
  
Zugaza va a hacer de picadero banderillero tras recibir Javier goma a este toro del arte que le tocará matarlo. Es un toro de cuernos, serio y asesino. Hay tres alternativas, ¿la pintura burlándose del hombre, provocando la risa? ¿el hombre burlándose del arte en las vanguardias? O una modalidad más retorica ¿o el arte burlándose de si mismo? Son las tres alternativas del debate. Ha elegido los cuadros del museo de bellas artes de Bilbao y del prado, los dos museos que más conoce. Es difícil encontrar el humor lo ´cómico en el prado si no estuviera muy presente la obra del Bosco y sus seguidores en esa exposición que se celebró el año pasado y que presidieron los reyes de España. Tendríamos que esperar a Goya y al mundo contemporáneo para encontrarnos con el humor. Estamos en el norte de Europa en el mundo del renacimiento entre el mundo medieval y el moderno. Gracias a la paciencia de Felipe II tenemos la obra del Bosco en el museo. Tiene una resistencia en considerar humorística la obra del Bosco, aunque es una persona muy liberal. Tratan de defender al Bosco quitándole ese carácter humorístico que tiene, convirtiéndolo en un pintor más moralizante que crítico con la sociedad de sus tiempos. El tríptico del jardín de las delicias, su obra más famosa, entró en el escorial. El que hizo el inventario del cuadro dijo; un cuadro sobre la variedad del mundo. Una pintura de historia no creada para un templo religioso sino para la corte. Los cortesanos hablaban delante del cuadro del edén en una conversación sobre lo humano, lo divino, la naturaleza. No hay que quitarle esa cualidad intelectual ni renunciar a su potencia intelectual. Incluso el padre Sigüenza, el primer defensor del Bosco, se contradice. Trata de proteger al Bosco de la pasión a la obra del Bosco y de los críticos que lo pueden considerar herético. El cuadro lo acepto el propio rey que era tan caótico. Hay que darle al Bosco ese carácter profundamente religioso. Se interpreta el Bosco en su jardín con un registro humorístico, aunque hayamos perdido sus códigos simbólicos. Aparecen los pecados capitales, obras que relacionamos con una visión moralista y con vocación de ser ejemplificador, identificar los pecados y debilidades de lo humano a través de la pintura. Hay una clave de humor, cree. El propio padre Sigüenza pretendía demostrar que el Bosco denunciaba las malas costumbres, los malos hábitos de las almas miserables que se condenaban al infierno. “Son hombres que por soberbia son leones, por venganza tigres, por la lujuria mulos caballos y puercos, por tiranía peces, por vanagloria pavos, por diabólicos; aves rapaces, por la gula lobos, por la insensibilidad y malicia asnos, por la simplicidad vastas ovejas, por travesura cabritos” “Y otros accidentes, metamorfosis y formas que corresponden y transitan sobre este ser humano. Se hacen monstruos y disparates por el fin tan vil del gusto de una venganza, la sensualidad, la honrilla y la apetencia y la estima hasta el punto de que no llegan a paladear y mojar la boca del saborcillo de una fresa o madroño y muchos sólo con el olor se sustentan”. Unamuno decía cuando escribía la historia de la orden jerónima que la mejor prosa del XVII estaba en Sigüenza que tiene un castellano verdaderamente delicioso como podemos apreciar en la cita. Cuando hacen la exposición del centenario del Bosco hicieron un documental del jardín de delicias y reunieron 20 voces autorizadas de intelectuales y artistas. Todas tenían una opinión del cuadro, pero el único que entendió esa vis cómica fue Mikel Barceló que en el documenta no paró de reírse buscando esas formas diferentes de representación de la condición humana y las malas costumbres. 
 
Pieter Brueghel el viejo pintó la fiesta de san Martin, era discípulo directo del Bosco. Es una obra perteneciente a a familia Medinaceli, una de las grandes colecciones del arte del país que hace poco la han recuperado para el museo del Prado. Allí vemos el recurso a lo cómico que toma mayor visibilidad. Lo veíamos escamoteado en el caso del Bosco. En esta bacanal popular se reúnen centenares de figuras en torno a la fiesta del vino todos tratando de beber el vino. Es un tríptico imitando la escena ejemplificadora, el religioso cubre con su capa a un pecador. Está llena de escenas cómicas. No oculta los caracteres, cada personaje está caracterizado en la pretensión de tomar ese vino usando todas sus armas. En la parte izquierda de ese tríptico esta la consecuencia del vino, la embriaguez, los vómitos, la mala práctica de la madre que hace beber el vino al niño. Hasta que punto lo cómico por ser realista siempre se asocia a lo popular. No vemos registros de un rey o obispo haciendo algo cómico. Siempre le ha chocado a Goma que a finales del siglo xviii apenas haya opera con humor. Preguntó a un asesor de ópera, y efectivamente en el siglo xx no hay opera con humor. Después del romanticismo nos llenamos de énfasis y solo podíamos hablar de amores, desamores, muertes, despechos y venganzas. No está el humor en la ópera. Lo humorístico se asocia a la clase baja que ya está empequeñecida en si misma. No es más que el ejemplo de una moraleja. En otra obra del museo de bellas artes de Bilbao, vemos una obra de Jan Manyn, un pintor flamenco de Amberes del siglo XVI. Pertenecía al marqués de Leganés que en su inventario figuraba como el Bosco. Es una boda campesina con ese humor aún moralizante; se critica la ignorancia, la novia con cuchara, las cascaras de huevo representado la lujuria. Es el triunfo de lo anecdótico. Se pueden añadir muchos ejemplos a este género. De David Teniers a la propia pintura vasca, Antonio Lecuona fue profesor de Unamuno. Unamuno le tenía y le decía que era el Tenier vasco. Pinta escenas en torno a la embriaguez, y a la alegría de vivir, la anécdota del vivir, que tienen que ver con el humor. El humor en la pintura de costumbres. Unamuno en un artículo en 1904 habla del sentido humorístico propio del vasco; “Se ha dicho que el vasco es triste, triste habría que creerle según los escritos de Baroja. Pero tiene una alegría casera y recogida, el estallido de la vid que se desborda. Para alegría la de mi país; una sonrisa casera, la alegría del vasco como el sol que sonríe entre las nubes entre las montañas verdes, a través de la lluvia. Es una alegría agridulce como la del chacolí o la sidra, una alegría de dentro. No la que el sol impone sino la que brota del estómago saciado. No del cielo sino de tierra. Alegría a la holandesa, sobremesa tras grandes cenas pantagruélicas y comilonas. No la que se nutre de manzanilla, aceitunas y pinchos morunos”. Esa cita de Unamuno nos lleva a la pintura de Rubens, aún clásica pero con gordas de chiste, con humor. 
 
Damos un salto a lo contemporáneo. El triunfo de los borrachos de Diego Velázquez que es el más contemporáneo de todos los artistas contemporáneos. Había varias opciones en la época.  Estaba la risa filosófica. Los bufones, profesionales dedicados en la corte al recreo y divertimento de reyes y cortesanos. Pero nos encontramos que Velázquez con su gran inteligencia trasporta y trasmuta los géneros de la historia del arte. A el genio le decían que solo sabía pintar cabezas. Había sido contratado para pintar los retratos del rey y tenía la mala fama de ser solo retratista. Su suegro Pacheco en “el arte de la pintura” sale en defensa de su yerno diciendo que en Sevilla pintaba escenas de género, y de bodegones, el triunfo del bodegón. Pintado este cuadro antes de su primer viaje a Italia, está anticipando el arte que se va a encontrar en el arte italiano. Allí es donde se celebra la historia del arte moderno. Empieza el conflicto entre el clasicismo y el naturalismo o realismo. Nos habla de la pintura, de un discurso interno de la pintura, entre Caravaggio y sus discípulos, entre el olimpo de la divinidad con el pueblo, lo divino apolíneo y lo dionisiaco de los personajes populares. Tiene una forma de expresar el humor. La risa es uno de los temas del cuadro. Hay pocos cuadros en el prado donde encontremos personajes riendo, esa escena del Baco coronando a uno de esos personajes populares. No es una crítica. Ha superado la idea moralizante del Bosco y Brueghel y lo convierte en una fábula donde habla del consuelo que reciben las personas más humildes; el vino. No existe una recriminación moral en ese cuadro. Coge un tema serio por antonomasia que era el mito griego junto a lo bíblico y las guerras o pintura de historia. Pero no hace un tema serio del mito del Baco sino que lo protagonizan personas de una cierta vida miserable, de un submundo. ¿el cuadro es una crítica o degradación o sarcasmo de un mito? ¿o es una redención de esas personas del submundo que nos eleva y ensalza de pronto al mito? Elevan lo bajo a lo sublime. Esa vida de las pobres gentes (que diría Dostoievski) se puede representar con la grandeza del mito. Es una ambigüedad buscada por Velázquez y es muy enriquecedora. Aparece el realismo. La gran misión de la pintura, de los grandes tratados del arte del renacimiento, es la representación de historias ejemplares, en la edad medía también. Velázquez se da cuenta que ya no se puede contar esto, que el pueblo se ha alejado de Dios y la iglesia. Rubens era anticuado, un pintor demasiado clásico. Se da un salto a Goya. Este va de su Zaragoza natal a la corte y le encargan hacer grabados sobre obras de la colección real. Elige el cuadro de Velázquez. En la versión de Goya es más cómica. La seriedad del original de Velázquez es aún más burlesca, tiene que ver con la versión más contemporánea. Representa la embriaguez con personajes populares y es más cómica en su doble escena, el boceto y el gran cartón que convierte en un tapiz de la gran fábrica de tapices. Es la escena del albañil borracho. Cargan con él los compañeros. No es políticamente correcto, lo trasforma en una escena de crítica social a las condiciones de trabajo. De pronto el borracho es un herido laboral. Lo cómico es contemporáneo. Willian hogarth pinta la carrera del libertino, es un grabador y pintor ingles que introduce un nuevo camino a lo cómico.  Ya no es moral sino un divertimento. Triunfan los caricaturistas, el mundo actual. Baudelaire es el gran teórico de lo cómico. Escribe por primera vez un ensayo sobre lo cómico, una historia de la caricatura. El humor aparecía de forma indirecta. El arte era de encargo, siempre elevando a quien lo encarga. Lo ha heredado del renacimiento, pero hay una conquista de la realidad frente a la visión ejemplar moralizante que habían heredado de los griegos. Es una realidad dándole seriedad a esa realidad. Lo bajo se eleva y lo altivo se baja, en el fondo se nivelan los estamentos, que luego serán clases sociales. Lo popular que era siempre cómico empieza a ser serio y lo cortesano que era siempre elevado y serio se vuelve más humorístico. Se rompe la teoría del genero elevado idealizado y el popular siempre cómico. El evangelio en un análisis literario es profundamente cómico y popular; aparece un individuo que se dice hijo de dios y redentor del universo que entra sobre un pollino y se rodea de pescadores y analfabetos. Esto no había aparecido nunca. Cuando aparecían Sempronio o Apuleyo, personajes del pueblo, eran siempre cómicos. La ruptura de los dos niveles se da en el evangelio y en la novela realista del siglo xix. Aparecen individuos como tú y como yo sin comicidad y que tienen la misma seriedad que las comedias de Shakespeare. Esto se introduce de forma indirecta, levemente en el arte, en formatos menores, en la clase baja, siempre ocultándose. Lo cómico encuentra su soporte, la viñeta, con finalidad satírica. Lo icónico tiene una fuerza de persuasión increíble, lo cuenta literariamente y tiene menos gracia. La viñeta representa una arca de alianza donde en vez de estar las dos tablas de Moisés con los diez mandamientos está el becerro de oro y es una sátira del materialismo de 1840, época de esplendor en París. El arca lo soporta un banquero, un pirata a la derecha y un obispo judío en medio, un emperador, monedas por el suelo. Es una crítica a un materialismo grosero que se está imponiendo en París. Lo literario no tiene esa fuerza de lo icónico. Ha encontrado su forma en el periódico. La vida de París parece la carrera del libertino. Luis Paret vuelve del destierro a París a Bilbao, a 40 leguas de la corte porque no podía acercarse a ella. Pinta un cuadro entretenido, no cargado de demasiado humor, peor que es la primera vista del espacio urbano del Arenal donde ya hay escenas de idilio al lado del trabajo muy presente en las escenas de cortejo. El cuadro de Ignacio Zuloaga representa el mismo escenario en el Arenal, lo pinta para sus amigos del Curry, que montaron el club “el escritorio”, jóvenes de familias adineradas de la ciudad, muchos grandes artistas. Es el amanecer, el final de una noche de embriaguez, de “una gaupasa”. Formaban parte de la decoración de ese club. Esa forma de ver la pintura es Baudelaire teorizando sobre la vida moderna. Olimpia de Manet en 1863 causó gran escándalo cuando se presentó en el año 64. Está inspirada en la venus de Urbino de Tiziano. Es un desnudo femenino. Deja de ser diosa y mira directamente al espectador. El espectador se siente burlado y responde ridiculizando y burlándose de la obra de Manet. Baudelaire que era su amigo le consuela de las críticas del cuadro en su salón; “se burlan de usted. No es el primer hombre que se ve en ese trance. Tiene más genio que Chautebriand o Wagner .Esos dos hombres son modelos cada uno en su género en un mundo propio muy rico cuando usted solo es el primero en la  decrepitud de su arte.” Baudelaire anticipa que la pintura se desprende de representar un mundo ejemplar. La crítica a la Olimpia es que había perdido su calidad de ejemplaridad. Se convierte en un retrato realista, naturalista. Se inicia una serie de escándalos en torno a lo artístico que han caracterizado el arte contemporáneo con los que quiere terminar su discurso Javier. 
  
De 1863 a 1917 Duchamp crea la fuente Urinario, obra maestra del arte del siglo xx, que cumplimos su centenario este año. Una pieza de aseo que hubiera sido de utilidad para los borrachos del cuadro de Zuloaga. Lo presenta en Nueva York, dio una vuelta de turca al arte. No hay nada más realista que tomar un objeto de la realidad como objeto del arte. Picasso lo había hecho ya pero no con la voluntad de escandalizar de Marcel Duchamp. Frente a la burla del arte conceptual el premio grande se lo llevaba un artista clásico que formaba parte del proceso de decrepitud del arte. Volvemos a otra obra del museo de bellas artes Bilbao que está en depósito. Uno de los cuadros grandes de Zuloaga. El limito de lo cómico en el arte español está en lo tragicómico, no llega a lo cómico, sino que se queda en el punto medio entre la visión trágica y cómica del mundo. Zuloaga es criticado por proponer una visión de España que proyectaba internacionalmente, como una españolada. José Gutiérrez Solana refleja esa visión negra que seguía proyectando la pintura negra de Zuloaga; “cielo negro de pesadilla. Destaca en la pintura un viejo bárbaro cansado con lanza, mirando al suelo. Quijote sin ideales que no conoció día de gloria. Triste rocinante, viejo caballo que produce pena y que recorre viejos y pobres caminos de España entre las burlas de un pueblo bajo y cruel”. Ya decía Dostoievski; pobre España. Termina con una obra contemporánea del tragicómico pintor Eduardo Arroyo que a principios de este año ha pintado inspirándose en Zuloaga esta versión que titula “el regreso de las cruzadas”. Reflexiona sobre su propia biografía, la pintura se ríe de si misma. Se convierte en una ironía de la propia pintura, que una visión cómica de la misma nos devuelve. Nos anticipa que a finales de este año habrá una exposición de las obras ultimas de Eduardo Arroyo. Y de Arcimboldo el 7 de noviembre gracias a la colaboración de Javier goma y la fundación Max, las tres originales de Arcimboldo que están en colecciones privadas y públicas españolas, cabezas compuestas de flores. Por último, da contexto histórico a la obra de arte más famosa de Bilbao, el Puppy, que se inventaron, por conciliar el desencuentro entre la sociedad y el público contemporáneo. En el límite de lo frívolo, es un mensaje más de ternura que de humor, para conciliar al público con el arte. Es una imagen con la que le gustaría terminar este recorrido con márgenes. Le hubiera gustado a juan Carlos Eguillor al que quiere dedicar estas palabras.
  
La última sesión la buena noticia es que es muy corta, nos dice Javier Gomá. Le da angustia al público que al dar una conferencia suele decir “divido mi intervención en 18 partes” y cuando llevan una hora dice “vamos rápidos a la segunda parte”. El arte de vanguardia se basa en la negación de las normas. Arte en griego y latín significa reglas, aprender un oficio no muy diferente a otros hasta el xix. De pronto hay unos artistas que dicen que esas reglas no van con ellos y que lo que hacen es arte también. Te ponen un cuadro todo negro o blanco y te dicen que es arte. Arte significa figura, fondo, perspectiva… o el urinario, la propuesta decisión de que la esencia del arte es la invención. Un instrumento funcional se convierte porque lo digo yo en arte. No se basa en reglas sino en la intimidad del artista. Es algo de burla poner un urinario pretendiendo que gente a la que le gusta Turner o Rubens le guste esto. Es una denuncia social, pero tiene una intención burlesca. Pero el arte ha sufrido la burla de los demás. No es fácilmente identificable lo que es arte o no. Cuantas veces hemos oído hablar de que el arte contemporáneo es una tomadura de pelo. Que regocijo produce en las noticias del telediario; Señora de la limpieza del museo reina Sofia tira al contenedor una obra a la basura pensando que era un contenedor o un conjunto de piedras mal colocadas. O al revés; observamos un individuo que pasea por la sala de exposiciones y se pone a admirar una botella de incendios. No, esto no es arte. Es una botella. No hay reglas objetivas. El arte contemporáneo ha sido objeto de mofa y chiste. Una pareja que viene deprisa ha aparcado a toda prisa y solo tiene unos segundos para contemplar la mona lisa. Actualmente no podemos ver la mona lisa, están 35 personas viéndola y levantas la cámara para sacar una foto. Ahora se hace un selfie directamente. Se dice que el arte imita a la naturaleza, pero en la caricatura de esta academia se imitan unos a otros y nadie observa a la mujer, sino que todos ya la ven de forma cubista. O admiras una pantalla de salida, un expositor. Yo mismo no lo sé que es arte y que no. Este tiene pinta de académico neoyorquino mirando muy sesudo una salida de incendios. El arte ya es interpretación. No es la fisicidad sino lo que interpretas intelectual, críticamente. Ya no es ni siquiera emoción o sentimiento. No es el público sino la crítica y las subastas millonarias las que deciden que es arte o no. Esas exposiciones que tienen espacios exhaustivos…lo voy a contar todo del artista y se inicia con lo que hizo con 6 años.  No se dejan nada del artista, ni lo más prescindible. O la donación que hace su mujer de su marido al museo del Prado. Aquí mató dos pájaros del tiro, se desgravó la donación y prescindió del marido. Nos muestra la imagen de Rosseti, un artista prerrafaelista muy precoz que fundó la hermandad y llegó a hacer una gran fortuna cuando expuso en 1864 el retrato de una niña. Se extendió una moda manía de la infancia, multiplicó muchos cuadros con el motivo de esa niña. Termina Javier Gomá el dialogo con una reflexión; todas las obras tienden ellas mismas al sermón. Ha reflexionado sobre la expresión hermosa de “prestar atención”. No se regala la atención, sino que se presta y como todo préstamo hay que devolverlo con intereses; el conocimiento, un poco más de sabiduría. Los anglosajones lo saben y el orador ha de hacer pasar buen rato a los oradores. Ha ido a miles de conferencias de personas que le han hecho daño, han cogido sádicamente su atención. No cogen la atención y la devuelven con gracia, sino que piensan que le han dado un ladrillo, que han caído en la trama del intelectual que les ha soltado un rollo tremendo. Termina la conferencia con la imagen de un cuadro de una niña durmiendo. Que no sea este el caso de lo que ha suscitado la conferencia en el público de la sala BBK de la gran vía bilbaína.
 

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