CARMEN BERNABÉ-PATXI LANCEROS
“DE
JOB A AUSCHWITZ. DIOS Y EL PROBLEMA DEL MAL”
Carmen Bernabé es presidenta de
la asociación bíblica española y autora de miles de artículos, si miras en
internet te asustas, y libros colectivos, re imaginando orígenes del
cristianismo, Magdalena entre apóstol, prostituta y amante, la mujer entre la
cocina y la plaza, mujer y primitivismo cristianismo, mujeres en la biblia e
historia, mujeres en el cristianismo primitivo, María Magdalena o la modernidad
cuestionable, ortodoxia radical…
Simón y Garfunkel cantaba noche
de paz en voz baja y en segundo plano y sordina un locutor contaba los sucesos
del día, terribles y luctuosos. Esa canción de adolescencia sirve de
introducción para la conferencia. La intención de la canción era denunciar la
incoherencia sin sentido de cantar el villancico mientras ocurren esas cosas en
el mundo. La noticia de que Dios viene a la humanidad es una buena noticia, una
buena nueva. Los noticieros vomitan horrores que indignan y escandalizan lo más
profundo; tragedias en Bosnia, Siria, crímenes machistas, atentados
terroristas, trata de mujeres y niños, la persistente esclavitud... Horrores
que desfilan ante nuestros hijos y oídos. ¿Dónde está la justicia de Dios y por
qué permite tanto dolor, sufrimiento de inocentes e injusticia? Hay personas
destinadas a la muerte, o a una vida infrahumana, víctimas colaterales del
sistema
Epicuro en el siglo IV plantea la
paradoja; o Dios puede y no quiere evitar el mal y entonces no es bueno o
quiere y no puede y no es omnipotente o ni quiere ni puede y entonces no es
dios. En demasía han debatido los teólogos la relación de dios y el mal. Lo hará
ahora ella desde la visión cristiana, ligada a la tradición judeocristiana,
plasmada en la biblia, inspiración de sucesivas generaciones. Se plasmó la
experiencia de dios en esos escritos y esto afectó a su identidad creyente.
La biblia es una obra plural de
contenidos diversos de épocas y formas, sin caer en una lectura fundamentalista,
literal. Su objetivo es religioso. Es el relato de la experiencia de encuentro
con Dios. La inspiración la encontraron los judíos al hacer memoria de esa
experiencia, circunstancias, plasmándola por escrito. En el cristianismo es el
mismo proceso, pero con Jesús. Hay esquemas culturales detrás de los relatos
que recogen de forma narrativa en diversos estilos. En el fondo late la
experiencia del pueblo como liberación y la respuesta divina a sus proclamas de
reclamo de justicia. No se puede leer de forma literal.
El pueblo de Israel experimenta a
Yahvé como liberador y luego desde la fe de Dios como creador. Primero fue la
experiencia y luego la reflexión planteando preguntas que se van respondiendo. “He
visto la opresión de mi pueblo, he oído sus gritos, y he ido a socorrerle”. No
es un dios apático, sino intervencionista. Dios baja a ayudar a los judíos que
oprimen los egipcios. En el éxodo se dice que Yahvé actúa en favor de los
oprimidos por el imperio. Moisés es el liberador enviado por Dios. Los profetas
decían que era una caricatura de dios y escribían escritos contraculturales de
un Dios afectado por otros pueblos. También ayudó a los arameos o filisteos.
Hay una experiencia de liberación, pero debemos rechazar la tentación
identititaria de hacer a Dios liberador único de un solo pueblo. En el libro de
Jonás dicen que Dios dice que tiene la misma lástima de un hombre que muere
como el de toda una ciudad. No es un Dios impasible ni apático. Es un Dios que
padece, implicado, compasivo, que sufre con los demás, que se moviliza para
salir al auxilio de su pueblo, a pesar de la visión del dios castigador que
tenemos del antiguo testamento. La derrota con los babilonios y la dispersión
del pueblo es una experiencia de dolor.
En el libro de Job vemos una
crisis en la fe de Israel. Choca con la imagen de un dios benevolente que
predomina en la biblia porque aparece como origen de los males. De él procede
todo y no hay ser más poderoso que él, por eso dice que cierra el corazón del
faraón para que no escuche a Moisés. Expresiones balbuceantes que aparecen en
la biblia. Por eso hay que leer la biblia críticamente. Es un correctivo, forma
de probar la fidelidad del pueblo y de castigar las fuentes el que Dios
castigue al pueblo. Las faltas cometidas por los antepasados se pueden castigar
en los sucesores. Surge esa reflexión, ¿por qué Dios permite el dolor de los
inocentes? Se pone en cuestión que Dios castigue a los que obran mal, porque
castiga a todos. Por eso se escribe Job. Job es un hombre bueno y justo, pero
es probado con las tentaciones, pero no peca.
El libro se escribe para ver si Dios le va a castigar o no siendo justo.
Los teólogos oficiales le dicen qué se habrá portado mal con Dios. Acaba el
libro con la ignorancia humana ante el silencio de Dios. Job ha protestado,
pero queda en silencio, reconociendo que Dios es mayor. No da una respuesta a
por qué Dios permite la justicia, el problema del mal.
En el génesis del nuevo
testamento tras el destierro de la luz se vuelve a hacer memoria y reflexionan
sobre el origen del mal. En el relato de la serpiente y la caída se plasma la
experiencia judía, con préstamos de la literatura babilónica, es una
antropológica teológica narrativa. Se da una respuesta a la experiencia y
origen del mal, la enfermedad, la muerte, las relaciones viciadas entre hombre
y mujer, la envidia entre hermanos y vecinos. El origen del mal está en la
libertad humana o libre albedrío, de distinguir entre el bien y el mal. Hace un
avance importante. La interpretación posterior del relato no le hace justicia,
porque se ha leído de forma literal o con lecturas posteriores
descontextualizadas como el del pecado original.
Jesús denuncia y actúa ante las
injusticias. Cree en la bondad de Dios. ¿Por qué me llamas bueno si solo dios
es bueno? Tiene una experiencia religiosa y se abre compasivamente a la
realidad de dolor y libera a su pueblo. “¿Pecó este o sus padres para que sea
ciego de nacimiento? Ni uno ni otro”. No alude a Satán sino a los malos
espíritus como causa de los enfermedades y pecados. Estos espíritus entraban en
las personas y las dañaban. Hace presente cómo veía el a Dios como un salvador
liberador. Había un empobrecimiento generalizado, deudas que se pagaban hasta
la muerte… la praxis exorcista de Jesús se debe hacer de forma contextualizada
con recursos evangélicos. En otras culturas se creía en la posesión por los
espíritus, que se introducían en una persona y dominaban su actitud. Los
estudios antropológicos de la literatura antigua han identificado las
características de las personas más propensas a estos exorcismos; personas que
sufren abusos dentro del grupo familiar o local y mediante la posesión alteran
el orden del grupo y son estrategias indirectas de protestas. Son los espíritus
los que dice y hacen esas cosas prohibidas y los poseídos no pueden ser
castigados por ellos.
Poner rostro al mal no le hace
menos malo. Muchos relatos muestran a Jesús exorcizando esos espíritus
devolviéndoles ser personas. Jesús les pregunta sus nombres a los demonios, en
presencia de colectivos sociales, que indica que tienen alguna responsabilidad
en ellos. Veía a Satanás caer como un rayo. Hay relación entre Satán y las
autoridades políticas religiosas, se sugiere una relación de causa efecto. Un
demonio dice llamarse legión, alusión a la invasión romana. Los grupos
dirigentes decidían qué personas estaban poseídas. La autoridad de dios contrastaba
con la del sistema religioso. Esa lucha contra el mal, en la que se siente
sostenido por Dios, la hace porque experimenta a un Dios como padre, que choca
con lo establecido. No se queda en el templo, se solidariza con los excluidos
del sistema, el buen samaritano, el padre del hijo prodigo, se conmueve ante el
sufrimiento humano. Es la compasión del dios buenista del nuevo testamento. Por
eso Jesús se rebela a las normas que excluían ante tanta gente. Hace presente a
Dios y a su voluntad allí ante la pobreza reinante de esa gente en la cuneta.
Experimenta un momento de fracaso y muerte. Pero su muerte en la cruz se
produce con el silencio de dios. Dios había anunciado la salvación y ese
momento no llega y Jesús ve que esto se acaba y se muere. Esto reflejan los
relatos del huerto de Getsemaní, Aparta de mi este cáliz (del Jesucristo super
estar) y el grito en la cruz, Dios, ¿por qué me has abandonado? Parece un grito
de desconfianza en Dios y abandono de lo que había sostenido su vida, pero es
el comienzo del salmo 22 es de confianza en dios. Aún en el momento final Jesús
confía que a pesar de todo el reino de Dios llegará. La liberación que ha visto
surgir le ha dado la confianza en un dios fiel y afronta la muerte con un
cierto sentido.
Eso lo trasmiten los apóstoles y
discípulos. ¿Y cómo afrontan el problema del mal? Es la experiencia pascual,
por eso dicen que lo ha resucitado Dios. ¿Qué dice la teología después? La
teología, sin ese discurso narrativo, hace aparecer el teísmo clásico e
ilustrado que piensa a Dios desde categorías intelectuales, más abstractas,
desde el pensamiento griego. Se guían por los ideales patriarcales griegos de
la perfección (no estar afectado por otros, poder sobre los demás, el ideal de
varón griego) Se proyectó en Dios de forma suprema. Lo presentan como un ser creador, impasible,
atemporal, todopoderoso. Esto lo completa Santo Tomás y se le empieza a definir
como actor inmóvil, ser necesario, causa final… y se piensa la relación entre
dios y el sufrimiento y allí se quebró algo. Fue un callejón sin salida la
paradoja de Epicuro.
La teología política, o de
liberación o feminista plantean nuevas formas de relacionar a Dios con el mal. Salen
de esa encrucijada porque lo piensan de otra forma. Tras liberar los campos de
concentración nazi y descubrir los horrores alli algo se fracturó en el
pensamiento y no se podía pensar a Dios de esa forma. Dorothee Sölle, los luteranos
y Jean Baptiste, pensador católico, abordan el tema; el daño que infringen las
personas destruye la capacidad de amar y extingue la vida. No ignoran el
sufrimiento ni lo intentan evitar prácticamente, abordan teológicamente el
dolor colectivo. Las clases medias alemanas lo tratan de olvidar, el genocidio
nazi y correr un tupido velo. Conecta el discurso de Dios con el de la ciudad,
la Polis. Recelan de la religión privatizada que se centra en la moral
individual. Eso había hecho que las iglesias no se opusieran a Hitler. Se
compadecen con las víctimas. Piensan a Dios al modelo judío, como el
sentimiento divino. De un Dios considerado como lo mejor en su cielo hablan de
un Dios solidario. Interpretan a Dios como una esperanza, el que concluirá la
historia estableciendo justicia. Hablan de un Dios en la cruz que se hace
sufrimiento. Molman habla de un dios que decide ser crucificado. Dorothee Sölle
no acepta que Dios entregue a Jesús a la cruz.
No dan una respuesta al
sufrimiento, pero proponen un modelo de vivir. Lo de la teología de la
liberación ni lo toca. La teología feminista cuestiona el atributo masculino de
la impasibilidad. Elisabeth Jonhson habla de dios que ya no es todopoderoso,
porque si es amor es sufrimiento. El amor es compartir penas y alegrías, salir
de sí y sufrir. Torres Queiruga se da una respuesta al dilema de Epicuro. La
esperanza existe a pesar de la amenaza del mal.
Dios ama sin límites y puede librarnos del mal. La base la pone Leibniz.
Considera el mundo con autonomía en el conocimiento empírico. El mal se apoya
en la praxis humana y no se puede culpar a Dios. Es pensar la realidad de forma
secular. Muchos atacan la teodicea. La ponerologia (poneros- malo) es el
tratado del mal, queda como pregunta universal previa a cualquier adscripción
religiosa o no. Cuestiona incluso las leyes humanas. La pistedologia (pistes-
fe) es dar respuesta particular al problema general, aceptando las cosmologías
y fes de sentido religiosas o no. Piensa que debe haber una pistedologia
cristiana, en un Dios que es amor, pero no puede evitar el mal humano. El mal
no es problema de dios sino del hombre. No podría haber mundo sin sufrimiento.
La finitud también es necesaria en el mundo. Un mundo sin mal es como un
circulo cuadrado. La resurrección simboliza la victoria sobre el mal. No le da
a Hobbes la última palabra. Dios podría si quiera acabar el mal. Le deja Dios
sin respuestas a Hobbes. Memoria protesta, solidaridad y amor es hacía dónde va
el nuevo cristianismo.
La concepción griega y judía es
diferente. En el libro de Daniel y de los macabeos se plantean qué pasa con la
gente que muere de forma justa. Hay una lucha entre concepciones
resurreccioncitas o no. En Grecia las prolongaciones de la vida son la
divinización (héroes) o las escuelas pitagóricas de trasfiguración de las
almas. Hay escritos judíos dónde se habla de la pervivencia del alma, pero
tienen unos esquemas más semitas que griegos. Los griegos son más holísticas
politeístas, no dualistas. Los egipcios ya hablaban de dios y la
resurrección. La autonomía de este mundo
es tal que podemos ser una proyección fantasmagórica, o seres dormidos, “perdónales
porque no saben lo que hacen”. El ser humano está dormido y nos toca tener
pesadillas, no solo sueños. Cuando despertamos ya no hay problemas sobre el mal
al resucitar. Parece un juego para disfrutar luego más del despertar.
Ha tocado el tema de forma
parcial, y sin poner en jaque la biblia, le reprocha un espectador, ha puesto
tres ejemplos sólo. El libro del génesis y el éxodo es terrible, de un dios
torturador, psicótico, terrorífico, que por el pecado de los primeros padres
sufrieron su castigo todas las generaciones posteriores. Hasta 1930 se leía la
biblia literal y en EE. UU. creen literalmente que el mundo se hizo en 6 días y
hace 6 mil años. Es un libro escrito por 40 profetas, un cuento de terror para
no dormir, pero se cree que era palabra de dios. Hay guerras teocráticas, Dios mata a todo ser
vivo, es un ser belicoso. Dios no existe
porque si no habría que tenerle en el tribunal de la Haya. Jesús es parecido,
solo la fe te salva, si no crees serás destruido. El hombre es primitivo,
egoísta por naturaleza, como un niño. El espectador quiere confrontar dos
opiniones muy distintas pues no comparte en nada lo que ha dicho la autora. Hay
espacio para el debate, pero no hay tiempo, reconoce Patxi. Ha sido muy técnica
la conferencia y no lo ha entendido otro espectador. Seguirá su consejo y
estudiará la biblia unos cuantos veinte años más, bromea ella. “No es cosa de
risa. Habla de Hobbes con una ligereza… “Hobbes discute del dios benévolo que
permite que sus diez hijos mueran. Hace una lectura fundamentalista literal de
la biblia, le reprocha la autora. Lo de la autonomía secular es una aportación
novedosa de los teólogos de ahora en la que se piensa a un dios más humano, y
menos cruel, intenta defenderse ella. Pero la ponente tartamudea, y casi no
puede continuar cuando otro espectador la dice; pero sí sabemos todos que Dios
no existe.
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