lunes, 11 de junio de 2018

CHINA MIEVILLE Y EL FINAL DEL CURSO DE HISTORIA DE LA LITERATURA

CHINA MIEVILLE Norwich 72
Le pusieron China porque los padres eran hippis y molaba poner China. Se crio en Willesden en una familia trabajadora. Su madre era una profesora que se separó del padre cuando China tenía un año. Viajó mucho a Egipto y a Oriente Medio donde se interesó por su cultura y su política. Ha devuelto este autor el prestigio literario al género de la ciencia ficción, es representante de la nueva ciencia ficción. Contrapone sus ficciones a las de Tolkien que le parece un reaccionario conservador. Ha escrito el rey rata, el azogue, kraken, Embasytonn, la cicatriz, la ciudad y la ciudad, y la estación de la calle perdido, el mar de hierro, ralisea, los últimos años de Nueva Paris o Octubre. Es una radiografía de la sociedad perdida de su época, o el consejo de hierro. 

 



De muchacho pertenecía a la asociación troskista del partido socialista de trabajadores británicos. British Socialist Workers Party, No salió elegido en las elecciones a cortes de diputados (cámara de los comunes) a las que se presentó por alianza socialista en el 2001. Tiene un blog político, la tumba de Lenin. Es un marxista convencido desde su juventud y reniega del postmodernismo. Tiene el aspecto de un hombre grande que da miedo si te lo encuentras en un callejón oscuro. 

Tiene muchas influencias cruzadas en su literatura. Es fan del surrealismo de Breton y Buñuel, de Kafka, Cortázar o el Conde de Lautréamont. El estilo de Miéville se reconoce influenciado por la ciencia ficción pulp de los años 20, tanto de series de televisión como de películas, así como por diversos escritores de terror y fantasía. Destaca la influencia de M. John Harrison, Michael Moorcock, Thomas M. Disch, y J.G. Ballard, a los que considera prácticamente como sus ídolos; pero también son importantes otros autores como H.P. Lovecraft, Mervyn Peake, y Gene Wolfe. Se pueden incluir, además, los juegos de rol como Dungeons & Dragons o similares. La pregunta no es cómo ha llegado al género fantástico sino por qué el resto del mundo lo ha abandonado. A los niños les gusta la fantasía y lo irreal pero los adultos han renegado de este género. Lo fantástico no está reñido con la realidad pues él fomenta el debate político y la critica social en sus obras. No es que ahora resurjan tendencias literarias fantásticas, sino que nos hemos apropiado de estos elementos fantásticos que siempre han estado en el inconsciente colectivo. Obras como la criada de Margaret Atswood o Nunca me abandones de Ishiduro tienen estos elementos fantásticos. Hay otro autor inglés mayor que va en su línea, Ellian Watts.

 
Estudió antropología en Cambridge. Y en su juventud fue ecologista, comunista y antiapartheid, por la familia que tenía, tan liberal. Estudió un master de derecho internacional allí en Cambridge y filosofía del derecho, pero canta en un grupo de hip hop. El rey rata del 98 es la primera novela de las 12 que ha publicado. Es la fantasía de un Londres que se descompone al ritmo del hip hop. Crea una tierra media de Tolkien mezclada con el Londres de su época que llama Baldac. Combina la política revolucionaria y la creación de mundos imaginarios. Son dos aspectos que surgen de la misma preocupación; los monstruos políticos y los de la ficción nacen del mismo lugar. 
 

En los últimos días de Nuevo París plantea una historia alternativa, los nazis tratan de resucitar demonios muertos mientras una organización comunista quiere salvar los cuadros del Louvre. Habla del papel creador del arte. Dice que hemos entrado en la época del Trump-oceno, al que asemeja a lo que ha pasado con el Brexit o Cataluña. Hay una pulsión freudiana de muerte y destrucción culpables de estas catástrofes. Ya nadie puede fingir que las cosas van bien. Desde los 20 año le han interesado el socialismo, las relaciones internacionales y el derecho que estudia en Cambridge y Harvard. También ha escrito la conspiración de la arquitectura, notas de la modernidad, edificios en general. Habla del gótico urbano de nuestra postmodernidad. 

 
Ha ganado numerosos premios, incluido el Premio Arthur C. Clarke (tres veces), el Premio Británico de Fantasía (dos veces), el Premio Locus a la Mejor novela de fantasía (cuatro veces) y la Mejor Novela de Ciencia Ficción, Premios Locus a la Mejor Novelette y Mejor Libro para adultos jóvenes, así como el Hugo, Kitschies y World Fantasy Awards.
  

INTRODUCION DEL REY RATA
Serpenteo entre los edificios por huecos que ni siquiera puedes ver. Camino tras de ti, tan cerca que mi aliento te pone la piel de gallina en el cuello sin que me oigas. Oigo cómo se contraen los músculos de tus ojos cuando tus pupilas se dilatan. Me alimento de tu mugre, vivo en tu casa, duermo bajo tu cama y nunca lo sabrás sin yo quererlo.
Trepo por los muros de las calles, tengo acceso a todas las dimensiones de la ciudad. Tus paredes son mis paredes, y mis techos, y mis suelos.
El viento azota mi abrigo como la ropa tendida. Los mil arañazos de mis brazos se estremecen como si estuviesen electrificados cuando escalo los tejados y paso a través de los pequeños arbustos de las chimeneas. Esta noche tengo trabajo.
Me derramo como el mercurio sobre el borde de un edificio y me deslizo por los tubos de desagüe hasta llegar al callejón después de caer desde cinco metros de altura. Avanzo en silencio a través de las pilas de basura bajo la luz sepia y abro la tapa de metal de las alcantarillas, la dejo a un lado, sin hacer el más mínimo ruido.
Ahora estoy en la oscuridad, pero puedo ver. Escucho el ruido sordo del agua que atraviesa los túneles. Vuestra mierda me llega hasta la cintura, siento cómo me oprime, puedo olerla. Conozco el camino en estos pasadizos.
Me dirijo al norte sumergido en la corriente, me cuesta avanzar, y me aferro a los muros y al techo. Seres vivos se hunden y dan vueltas en círculo para apartarse de mi camino. Zigzagueo sin titubear por los corredores fríos y húmedos. La lluvia había sido inconstante e indecisa, sin embargo, parece que esta noche en Londres toda el agua ansía llegar a su destino. Los ríos de ladrillo subterráneos han crecido. Buceo bajo la superficie y nado en la oscuridad total hasta que llega la hora de emerger y salir de las profundidades. Atravieso la acera otra vez sin hacer ruido.
Mi destino de ladrillo rojo se alza ante mí. Una masa grande y oscura, rota en celdillas de luz imperceptible. Me fijo en un destello entre las sombras del voladizo. Me encajo en la esquina del edificio y comienzo a subir. Ahora soy más lento. El ruido de la televisión y el olor a comida se cuelan a través de la ventana, a la que ya estoy llegando, en la que estoy repiqueteando con mis largas uñas, arañándola con un ruido como de paloma o de ramita, con un sonido intrigante, que sirve de cebo.

 

CAPITULO 1

Los trenes que llegan a Londres son como barcos que navegan sobre los tejados. Pasan entre las torres sobresaliendo en el cielo como bestias marinas de largo cuello y los grandes cilindros de gas se revuelcan en la espuma sucia cual ballenas. En las profundidades, hay filas de tiendas pequeñas y franquicias de dudosa legalidad, cafés con la pintura de sus fachadas desconchadas y negocios insertados entre los arcos sobre los que pasan los trenes. Los colores y las curvas de los grafitis marcan cada pared. Las ventanas de los pisos superiores están tan próximas que los pasajeros pueden intuir el interior de las pequeñas oficinas insulsas y de los almacenes; pueden imaginarse los contornos de los calendarios de negocios y las pin-upsde las paredes.
Los ritmos de Londres se tocan ahí fuera, en la zona de pisos desperdigada entre los alrededores y el centro.
Las calles se ensanchan gradualmente y los nombres de las tiendas y los cafés se vuelven más familiares. Las carreteras principales son más salubres, el tráfico más denso y la ciudad se eleva para acoger las vías.
Al final de un día de octubre, un tren recorría su trayecto hacia King’s Cross. Flanqueado por el aire, avanzó sobre los alrededores de North London, sobre la ciudad construida por debajo, mientras se aproximaba a Holloway Road. La gente de debajo no le prestó atención. Sólo los niños alzaron la mirada cuando traqueteaba sobre sus cabezas y algunos bebés también lo miraron. A medida que el tren se acercaba a la estación, iba descendiendo el nivel de los tejados.
Varias personas que iban en el vagón vieron que el ladrillo los rodeaba. El cielo desapareció sobre las ventanas. Una nube de palomas con rumbo al Este surgió de un lugar escondido entre las vías.
La ráfaga de alas con cuerpos distrajo a un joven rechoncho del fondo del compartimento. Intentaba no mirar abiertamente a la mujer que estaba sentada frente a él. Se había untado el pelo de un spray alisador que le estiraba los rizos cerrados y los llevaba enrollados a la cabeza como serpientes. El hombre cesó en su escrutinio furtivo cuando pasaron los pájaros y se pasó las manos por el pelo rapado.
Ahora el tren iba por debajo de las casas, serpenteando a través de un profundo surco de la ciudad, como si los años pasados hubiesen ido gastando el hormigón bajo las vías. Saul Garamond observó de nuevo a la mujer sentada frente a él, después fijó su atención en las ventanas. La luz del vagón las había convertido en espejos, y se miraba, miraba su cara redonda. Por encima de su cara había una capa de ladrillo apenas apreciable, y, sobre ella, se alzaban los bajos de las casas como precipicios a ambos lados.
Saul llevaba días sin pisar la ciudad.
Cada traqueteo lo acercaba más a su casa. Cerró los ojos.
En el exterior, el surco por el que se deslizan las vías se iba ensanchando a medida que se acercaban a la estación. A ambos lados, los muros se salpican de oscuros pórticos y de pequeñas cavas llenas de basura a pocos metros de las vías. Las siluetas de las grúas se arquean sobre el contorno de los edificios. La sucesión de las paredes que flanquean el tren se ralentiza. Las vías van desvaneciéndose cuando el tren disminuye la velocidad a su llegada a King’s Cross.
Los viajeros se levantan. Saul se echa la bolsa al hombro y arrastra los pies hasta la salida del vagón. Un aire helador se extiende hacia el magnífico techo abovedado. El frío le coge por sorpresa. Saul aprieta el paso entre los edificios, entre la multitud, haciéndose sitio entre los grupos. Aún le quedaba un buen trecho. Se metió en el metro.

La lluvia antes de caer Jonatan Coe
El rey rata China Melville
Porno irina welsh

MERENDOLA DEL CURSO HISTORIA DE LA LITERATURA DE JOSU MONTERO

Este curso hemos hecho cursos monográficos literarios sobre los autores judíos actuales, los narradores sudamericanos, los polacos desde el romanticismo, los autores ingleses y el Oulipo.  
En anteriores cursos hemos dado dos años de la literatura por décadas desde 1900 y dos años de la literatura escrita por mujeres. Tienen más interés los novelistas, pero hay que conocer de todo, poesía y teatro incluidos, aunque nadie se va a leer las Lusiadas. A partir del 20 de junio se puede formalizar la matrícula en el centro, aunque va a ser por sorteo. 
 
AÑO QUE VIENE   La clase será el martes (se cambió por el cine de los miércoles) a la misma hora. Una estudiante ha terminado filología hispánica y yo periodismo y bromeamos que si hemos leído a Ken Follet habremos leído a Maxim Huerta, ministro de cultura. Leemos mierdas, pero leemos.
Para el próximo año se baraja la posibilidad de seguir con los monográficos literarios (el Portugal desde el siglo XVI a los contemporáneos y otro a los escritores raros, heterodoxos) o optar por la literatura no occidental (áfrica, árabes) o por comentar 50 relatos, algunos de 20 páginas. Él hará una introducción colocándoles en estilo, época y autor, pero obligará a leerlos (los enviará escaneados al email o correo electrónico de cada persona, lo de escanear se lo puede encargar a la propia casa del centro Campoamor) Se mezclarán los datos históricos con el comentario. Para eso debemos ser más activos leyendo y comentando. Pero debemos elegirlo con tiempo y no probarlo, pues él se prepara los monográficos en verano. Hay que optar por una cosa o otra, y votamos mientras comemos los pinchos que hemos traído para esta merendola. Al final optamos por los COMENTARIOS. Por último, nos pasa una noticia del periódico con las cien mejores obras de la historia de la literatura.


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