Antonio colinas, Martínez Sarrion,
Felipe Juaristi y pere Gimferrer se reúnen en Bidebarrieta el 15 de marzo en
que se cumplen 100 años del nacimiento de Blas de otero. Ayudan entre todos a
defender y difundir su figura. Blas de Otero nace en Bilbao el 15 marzo de 1916
en hurtado de Amezaga número 30. Su familia viene del cercano valle de Orozco
que tanto aparece en la poesía de Otero, en el poema el mar por su tierra. En
este homenaje participan el gobierno vasco, el ayuntamiento de Bilbao, la
fundación Blas y la fundación caballero Bonald. Hay muchos trabajos de investigación
hechos por especialistas sobre la poesía oteriana. Caballero Bonald fue su amigo
desde los años 50, sus años y su enfermedad le impiden viajar hoy para
acompañarnos. Por eso para tenerle aquí, para traerle con nosotros, han
instalado una pantalla con una videoconferencia grabada por él en su casa. Le
hemos traído para verle sonreír en la pantalla con la película que vamos a ver
dentro de un rato. José Fernández de la sota fue amigo de Blas y biógrafo. Juan
Goytisolo fue el ángel de la guarda que cuido de Blas en parís. Goytisolo
tampoco pudo venir al homenaje. Decía apenado por teléfono; los años y el viaje
desde Marruecos me impiden ir a Bilbao, es imposible ir según el médico. Ambos
poetas están presentes en la vida de Blas de otero, presentes en nuestro
corazón y en el de todos. Se han celebrado muchas jornadas en torno al centenario.
Esta es la primera de todos.
La revista voz para todo el mundo
surgió aquí. Se trata de cantar, hablar, expresar con poesía las cuestiones
esenciales en poesía; la paz y la palabra. Otero retrata una sociedad centrada
en lo humano, propuso la imagen de ángel fieramente humano, algo importante y necesario.
Desarrolla una poesía innovadora, diferente y nueva en castellano, es importante
reivindicarlo. Blas de Otero tuvo una relación viva con muchos autores en
eusquera, fundamentalmente con Gabriel Aresti. Se ha leído a Otero y a Aresti,
los puentes entre ellos son evidentes. Hay que cuidar no este año sino siempre el
legado de Blas de Otero. Honrar su memoria y poesía, su experiencia personal
fuerte. Tenía 14 años de la Sota cuando encontró Ancia, no entendía si era
ansia o ancla, no entendía el título, con esas magnificas portadas de editorial
visor. Le compró su padre la poesía, no entendió su poesía, pero admiró su
potencia, la musicalidad sonora y seca, con esa voz profunda que hablaba de
cosas tan fuertes. En el colegio te enseñan Bécquer pero te encuentras con algo
tan directo, tan al estómago, que te hechiza en su encanto. Otero no se daba en
las escuelas, era algo trasgresor leerle, se leía a escondidas. Esa voz de Otero
tan directa y con esa resonancia. Llegó Paco Ibáñez que puso música a las letras
de Otero, por ejemplo en el disco Olimpia que condicionó a la sociedad, estaba ahí
presente también Otero. Te llamaran, a todos nos
llamarán, nos volveremos del cristal hacia la muerte. Es un poema
cantado por Paco Ibáñez, voz que pertenece a toda generación, la que se ha
formado en las más bellas palabras de Blas. Las instituciones y el país han de recordarle.
A título personal, hay que seguir leyendo su poesía. Es el Poeta vasco bilbaíno
por antonomasia, del valle Orozco. Las connotaciones de su obra y su memoria
incesante ocupan la geografía vasca, retrata sus vivencias de adolescencia e
infancia, Bilbao y sus calles están a lo largo de toda su obra. Los versos de Ancia
deslumbraron a Dámaso Alonso en 1950
Cuervo,
mujer, rio, oro, donde con los hundido brazos recibimos el relámpago azul, unos
racimos de luz fruncida en el oro Es un poeta excepcional, su sentido
del ritmo, su musicalidad, sus aliteraciones, palabras que llevan un ritmo penetrante.
Otero leía en voz alta sus poemas para corregirlos. Es una música de palabras,
sonidos, entonaciones regionales, dialectos de la lengua de Castilla, Cuba, los
pueblos de Palencia, la lengua de Bilbao, desde China u otro lugar del mundo.
Caballero Bonald recuerda los
poemas que aparecían en esos años de Juan Ramón Jiménez, él hizo una lectura en
torno a su obra. Juan ramón era admirado por poetas amigos de Otero. Blas edita
Dios deseante y deseado, con sustantivitos como candor o frondor, el oro, la frondosidad
luminosa que se apodera del pensamiento panteísta y divino de JRJ esos años.
Juan Ramón deja huella en la poesía de Otero. Sacralidad del amor. Otero toca
el amor físico con un atrevimiento que
en esa época es nuevo. Con respeto e intensidad desboca lo erótico a un
campo aún mayor. Ahí está el influjo de Juan Ramón. En el año 62 publica su
trabajo ensayístico gustoso. Escribe buenos ensayos sobre poesía, ensayos
caprichosos e injustos con la historia de su propio tiempo. Creencias y
descreencias. En el ensayo elogia el trabajo de cualquiera, de un mecánico
jardinero, que gusta de su trabajo. Habla del gusto del trabajo bien hecho,
independiente de que sea trabajo bajo o importante. En esta generación de los nacidos
en los años 10 se valora el sentido del trabajo gustoso, del sacrificio, de la
honradez, eso recorre toda la obra de Otero. Otero es un poeta contagioso, como
decía Juan Ramón Jiménez; se contagia de todos los poetas anteriores o de su
época. Hay algo de premiosidad y dureza y voluntariedad externa. Quiere hacer el
poema, decir determinadas palabras. En otras esta lo profundo del yo, un oficio
gustoso pero intimo que se dona y regala sobre el papel. Cuenta los huecos, las
caídas normales de una persona en su vida. Es un certificado de autentificada
honradez. Se centra en lo que piensa y desea con limpieza de alma desde el
principio al final de su vida. No comulgamos con lo que dice pero nos provoca
un respeto enorme. En su obra poética cada libro es más libre. Acaba de
publicar su antología completa. Se va desnudando Blas, sin ser pornográfico. Pierde
la sabiduría poética entre comillas para hablar de la proximidad humana hacia
todos los hombres que le rodean. Va deshaciendo su anterior vieja retorica
maravillosamente dominada en Ancia, para llegar a los poemas de hoja de Madrid en la galerna. Este poemario refleja su parte última,
el poema es ya dicho en sordina, es un poema hablado, un poema sabiamente
precisamente calculado. No son palabras vanas derramadas sin más al papel, sino
palabras dichas con acierto y verdad. La poesía nos parece algo marginal,
extraña y rara, pero la poesía de Otero merece esta apuesta institucional del
ayuntamiento de Bilbao y el apoyo de la fundación de Otero. Es un poeta que
tiene algo que decirnos de manera continua, todos los días, en un poema, en un
libro completo. Queda ahí como referente y memoria de un pueblo. Esto es por lo
que Otero permanece en nuestro recuerdo,
Caballero Bonald de la generación
de los 50, es la persona que más conoció y entendió a otero. A sus 90 años
Bonald no ha podido venir. Blas de Otero ha sido traducido al eusquera por Andrés
Urrutia. Ahora se sacan las Obras completas de Otero. El poeta se refiere a su
obra en un poema como su letra impagada. A Bonald le había encantado el libro y
era para él un honor haber sido traducido al eusquera junto a su amigo Blas. Cuando
le otorgaron el premio cervantes a Bonald, le entrevistaron en su casa que fue asediada
de periodistas. En su entrevista habló
mucho de Blas. Sus encuentros fueron muchos, y sus vidas fueron paralelas en cierto
modo. Blas escribe en la Habana historias fingidas y verdaderas cuando recibe la
visita de Bonald. Bonald habla de ese encuentro en el 67 en la Habana. “fue
ante todo una persona honesta, honrada” “los grandes poetas casi siempre son
grandes desobedientes” A sus 90 años Pepe Bonald lleno de lucidez y rebeldía
sigue siendo un gran desobediente. Y tiene grandes palabras para honrar a un gran
poeta.
Tengo miedo,
madre, de no poder llegar, de lo acumulativo y lo disperso, de no callar, de
estar callado, de la memoria, lo inmanente, de lo alejadizo, regresar anciano
hasta tu vientre, oír aquí la voz universal que alienta en lo más intimo
A mediados de los 50, con pido la
paz y la palabra, se hizo una lectura poética en un aula que dirigía Hierro en
Ateneo de Madrid. Fue una lectura compartida con un tercer poeta que ha olvidado
el nombre. El año 58 coincidieron en Barcelona. en casa de un pintor, Paco Revés,
que se dedicaba al descubrimiento de bailarinas. Abandonada la pintura, en su
casa en el Duranguesado aparece gente dispersa y errante que dormía allí una
noche, y luego se iban. Les hospedó en una época que no era buena para ellos, fue
una etapa un poco depresiva. Blas estaba silencioso, introvertido, como fue
siempre, de cuando en cuando. Se fue con José Agustín Goytisolo cuando se
conmemoro los 20 años de la muerte de Machado, celebración más política que
literaria. Blas tuvo un eco considerable con su oposición al franquismo en
aquellos años. Acudió gente del exilio, de París, Roma. El único superviviente
de esta foto es él. Paco Vriñes queda del 50, el único que queda de la foto. La
foto la sacó Castellet. Fue una foto improvisada, que ha dado la vuelta al mundo.
De la promoción anterior es Blas de Otero. Paco era mayor que ellos, como diez
años, en Cuba le trato más. Cuando fue a la Habana en el hotel Habana Riviera,
en el malecón, descubre allí a Blas. En el 67, a punto del mayo del 68. Yolanda
era la mujer con que se casó Blas. Ella intentó enemistarle con otero. Le acoso
a llamadas. Blas estaba bien de ánimo, hablaba mucho, le gustaba pasear por
allí. Su personalidad era compleja, y conoció a Yolanda en aquellas mañanas
habaneras. Blas estaba entusiasmado con la revolución cubana. Le gustaba la
ciudad, las casas y apartamentos. Era para él la revolución una referencia de
posibilidades, de libertad, de hacer cosas distintas. Se fueron desinflando sus
ilusiones por la propia evolución de la revolución. Pero Blas quedó maravillado
de la revolución triunfante, del clima de alegría y dinamismo y vitalidad que
se despertaba en Cuba. Eso fue desapareciendo. Sus ideales fueron oscureciéndose.
Blas se divorcia. Vuelve de Cuba. Bonald fue a Colombia 3 años. Blas había
estado en URSS, China o París. Fue a vivir a Majahonda con Sabina, que fue una
tabla de salvación magnifica. Lo centró en la vida (y en el plano político lo
radicalizó). En el año 74 Gabriel Celaya, Blas y Bonald coincidieron en el
estudio de la bailarina Escudero, amiga de Blas y de Gabriel. Celaya decía que
la poesía es un arma cargada futuro. La poesía tiene valor curativo, la poesía alivia,
evita ciertas obsesiones y enriquece la sensibilidad del que lee. La poesía
hace sacar la mierda y purificarla, sublimarlo, hacer algo bueno con ello. La principal
función de la poesía es el placer estético para el propio autor. La poesía de Blas
está basada en un lenguaje selecto y laborioso como si la Poesía fuera acto del
lenguaje. Lo conseguía en todo momento. “Ni una palabra brotará de mis labios que
no sea verdad ni una silaba que no sea necesaria”, decía Blas. Esta fue su clave
o proyecto poético. La verdad en poesía se genera a medida de que se hace el
poema. No es previa al poema, está en el poema. Blas tenía dos fundamentales definiciones
que reflejan bien su obra y personalidad; el sentimiento de peregrino en su patria (el
problema de España) y el sentido religioso. Dios es Otero es el interlocutor
perfecto al que comunicarse. La persona con que se puede dialogar o dirigir a él
en busca de explicaciones. Lo maravilloso de su poesía son sus aliteraciones,
paralelismos, contrastes, encabalgamientos hábiles. Era magnifico convirtiendo
en poesía modismos, dichos proverbiales, refranes que incluía en poema y ya
significaba otra cosa, no un lugar común. Blas tenía la virtud de hacer poesía
todo lo que tocaba.
Introdujo en sus poemas canciones
anónimas, tradicionales. La Inter textualidad era un dialogo con el de todos
los poetas y escritores que admiraba. Literatura meta literaria. Es la faceta
que más admira Bonald de Blas; incluir en su poesía a otros autores y citas.
Machado admiraba a Virgilio por incorporar a su poesía versos ajenos que
reconvertidos por él tenían otra capacidad de seducción. En la entrevista de una
revista habló de Ancia, Además de sus bondades técnicas y artísticas. Blas era
un ser honesto e indefenso. En Barcelona coincidieron con el pintor, allí
estaba la bailarina la Chunga, descubierta con Paco, que descubría a bailarinas.
Era una muchacha perdida, Blas la quería mucho, eran los dos como seres indefensos,
incapaces de defenderse de las cosas de la vida. Honestidad, decencia, Blas era
una persona decente por encima de todo. Ante
las corrupciones que le rodean, Blas tenía una única obsesión; la Paz. Los
poetas deben, es aconsejable que sigan pudiendo la paz y la palabra. La poesía
tiene obligaciones, lo sé, pero también derechos. Blas era un hombre de acción,
que estaba en la calle, escribía lo que debía escribir, bastaba con ello para
cumplir un proyecto político. Blas es poeta social pero también experimental y
de la experiencia, es su vida el principal material temático. Denunciaba las corrupciones,
las insolidaridades, la injusticia. En la vida degradada que estamos viviendo,
hay que imponer la paz, cada uno elige su concepto de la paz. Manual de infractores
es su libro de poesía dónde más hace un alegato a la desobediencia. Bonald identifica
la poesía de Blas con la gente indignada de Madrid, del 15 m. sus versos fueron
leídos en esta acampada protesta en Madrid. Aznar nos metió en esa guerra
terrible e ilegal de Irak. Blas escribió poemas no directamente vinculados a
esa temática pero si con sentido de rebeldía, desobediencia. El poeta desobedece
las normas, lo establecido, lo que te imponen por decreto. La gran literatura se
está haciendo por grandes desobedientes
Hay poetas que escriben, poetas
que se escriben. En su libro testamentario historia casi de mi vida acaba su
labor como poeta. No escribirá nunca más poemas. Ese poema rio en versículos
largos necesita una respiración especial para leerlo. Su último libro responde
bien a lo que quería escribir, con fragmentos de su propia biografía. Lo que se
adivina más allá del horizonte es la vida. Le falta el adverbio, aun la vida.
Eso que se adivina más allá del último confín es aún la vida. La lejanía, la
incertidumbre necesaria para seguir escribiendo. Somos seres de lejanía, decía
Heidegger. El que no tiene dudas no llega a ningún buen fin. En entre guerras
habla del Madrid áspero de la paz sin palabras, un Madrid sombrío, gris y mezquino
de la inmediata posguerra del 50. El Madrid de las restricciones eléctricas, del
racionamiento de víveres, ese Madrid oscuro y tenebroso, lleno de miedo, frio y
hambre que se palpaba aun. Se abre paso de mala manera. Lo cuenta en el libro
minuciosamente. Era la paz de los cementerios. Pesaba sobre España el crimen de
un millón de muertos (la guerra civil) Nadie se atrevía a hablar, esa “pax
romana” estaba decretada. Nadie se atrevía a ponerse contra el régimen, a decir
la verdad del chico que ve al emperador desnudo. ¿Tiene arreglo el ser humano?,
¿la paz existe?, se preguntaba Otero. Podemos atravesar periodos de calma y sosiego
aparente donde no hay violencia muy viva o potente. Después de eso volverá a
caer. El hombre no escarmienta en cabeza ajena. El adversario político es un enemigo
al que hay que insultar y perseguir. La virulencia no acaba nunca. Una
pregunta, una querella se propaga por los atolladares de la historia. Se
escucha en las patrias, foros e iglesias estas preguntas filosóficas y no
responde nadie porque la filosofía son preguntas y no respuestas. ¿a quién
pediremos cuentas? Una democracia de eufemismos que encubren crímenes. Hemos de
cotejar nuestros muertos antes de que por fin prevalezca la vida. Es el último
consejo de Blas de Otero; aprender de la historia.
WIKIPEDIA; BLAS OTERO Y CABALLERO BONALD
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