Ya lleva 50 años dedicado al teatro, ¿Qué fue lo que le
impulsó a dedicarse a ello?
Alfonso:
En mi caso, el comienzo se da
por una vocación teatral. Entré en el mundo del teatro por causas azarosas. Una
enfermedad me obligó a tomar reposo y así empecé a leer muchos textos
dramáticos. Esto fue posible porque mi padre era actor y las lecturas que yo
tuve fueron textos de teatro que había en casa. Y luego ya es una serie de
relaciones con problemas que van configurando el que uno acabe siendo un autor
de teatro y no otra cosa. No naces con una determinación terrible, sino que es
en la vida en la que se producen las contradicciones que van conduciéndole a
uno por un camino o por otro. He contado muchas veces un episodio rarísimo que
me ocurrió cuando tenía yo diez años y era la guerra civil. Vivía en Madrid, y
unos milicianos asaltaron un convento en frente de mi casa, e intentaron
quemarlo. Empezaron a tirar libros por las ventanas, y yo que estaba por la
calle comencé a recogerlos y me los lleve a
mi casa. Mi vocación empieza por un robo en una biblioteca. (se
ríe). Aquellos libros en vez de
quemarlos me los llevé a mi casa. Ahí recogí libros de varios autores que me
influyeron mucho. Por último, lo que me determinó mucho, fue que mis padres me
hicieron ingresar en un colegio para el Bachillerato, en plena guerra civil con
bombardeos todos los días, en el cual éramos pocos estudiantes, y entre ellos
estaba Alfonso Paso. Era hijo de un autor teatral y yo hice mucha amistad con
él, aunque luego llegó a ser mi enemigo. A través suyo y de su padre, empecé a
conocer el mecanismo teatral. Y fue entonces cuando los dos decidimos
dedicarnos al teatro. Las primeras obras las escribí en colaboración con él
aunque luego seguimos cada uno nuestro camino. Él siguió una línea comercial franquista
y hostil a mi, enemigo en los años
disidentes, y por otro lado mi aportación, sin aceptar ningún magisterio, algo
de magisterio había en esta relacionó por su parte si no por parte de su padre, el descubrimiento del teatro, como una
metáfora de la vida, como algo que merecía la pena, como proyecto para toda la
vida, ahí decidimos, vamos a escribir para el teatro y esto va a ser nuestra
vida. Ahí fue, desde entonces todo fue en ese sentido, desde ahí mis batallas
fueron por defender esa vocación, ya existía, ya escribíamos a los 16 años 17
escribimos unas obras de teatro, policíacas, intentamos estrenarlas y no lo
conseguimos. Muy pocos años después 1945, cuando termina la 2 guerra mundial
con la bomba de Hiroshima Nagashaki, escribí una obra sobre la bomba atómica
ese tema Uranio 235, componente de esta bomba atómica, 200.00 muertos en unos
minutos, uno de los grandes crímenes de la humanidad. En ese mismo año fundamos
un grupo de teatro experimental de
Vanguardia, “arte nuevo”, donde estrenaron las primeras obras. 1965 estrenó
otra sobre la explosión de una bomba, ante ese clima de destrucción del mundo,
tenía 20 años cuando estrené la primera obra, y bajo esa impresión de la era de
la bomba atómica, pues esa vocación se fue reformando, el núcleo esta ahí en
ese momento.
(
se miran y deciden quien contesta
primero)
Alfonso: Eso estalla en una situación mas o menos dentro de la clandestinidad y
todas la amenazas que sufríamos pues más o menos las íbamos sobrellevando y
evitando no ser presos y cuidando todo. Nuestra familia funcionaba como una
familia cualquiera, nadie desde fuera imaginaría que estábamos tan implicados.
Nos vimos de pronto arrebatados a una imposibilidad de continuar nuestra vida
total como era, a Eva la detuvieron poco después me detuvieron a mi, los hijos
quedaron sueltos, los amigos se hicieron cargo de algunos, de otros en un
momento determinado, los ayudaron a salir, Juan el hijo mayor esta en Cuba,
Pablo a Roma , Evita acogida por una familia de amigos, y nosotros en la cárcel, así que estallo
completamente todo el sistema, lo demás fue
un intento de recomponer aquello de la mejor manera ,sobrellevarlo lo
mejor posible y de volver a reconstruir
una situación mas o menos semejante a la que se destruyó entonces, ese fue el
periodo mas patético, más activo de nuestra vida, que hay cárceles hay
todo tipo de aventuras la parte novelesca si ahora se quiere recordar.
Yo he reconstruido una parte de toda esa historia en mis poemas, que hay un libro
que se publicó hace poco , obra
lírica y doméstica lo publica hiru, un tomo gordo que contiene 5 libros de
poemas y muchos de esos reflejan lo que
fue aquella crisis, de la importancia, gravedad de aquélla crisis y la forma en
la que la vivimos. La falta de las libertades, falta de democracia, como colea
todo aquello, otra vez puestos en libertad y se van uniendo de nuevo las piezas.Eva:
Nos involucramos en la denuncia de torturas y en la solidaridad. Tuvimos muchos amigos.
¿ Cuál es la obra /trabajo /proyecto que más esfuerzo les
ha supuesto a lo largo de su carrera?
Alfonso: Ha habido algunos obras que han tenido mas significación en mi
historia por factores exteriores a mi, no porque para mi fueran mas o menos
importantes, porque de hecho produjeron fenómenos más fuertes, en ese sentido
escuadra hacia la muerte, es una obra que estrené en el 53 en Madrid cuya
aventura fue muy fuerte porque la censura militar la prohibió, entonces empezó
todo por un proceso y la obra esta considerada como una especie de manifiesto
antimilitarista y antifranquista, como un panfleto de la juventud contra el
régimen, adquiere una significación política mayor a la que yo nunca hubiera
imaginado, y esa obra tiene esa importancia, aunque me parezca que es mejor o peor.
Yo estimo particularmente como obra de teatro, pero objetivamente es importante
por los hechos que desató.
Otra
obra es La taberna fantástica porque es una obra que yo escribí y solamente se
estrenó 19 años después de haber sido escrita y que tuvo un gran éxito, máximo
éxito. Éstas dos obras han sido quizás las más importantes, independientemente
de que yo las estime o no.
Eva: yo obra no tengo nada,
Las
formas de curar en psiquiatría concretamente a la que yo me dedicaba eran de
agresividad visible (electroshock, lobotomías...) vi muchos problemas humanos
relacionados con la homosexualidad o una neurosis obsesiva, en los que yo veía
que había que darle un tratamiento de otro tipo, y me interesaba mucho lo que
les pasaba a esas personas pero veía que el tratamiento que le daban no tenía
nada que ver. En ese desconcierto, yo pensé que no tenia vocación de curar, por
lo tanto no tenia vocación de médico, si de investigar la fenomenología, lo que
ocurría. Y eso es una crisis para mi que hace que yo en cierto modo abandone la
medicina. Así me empezó a interesar la sicología y la política. Recupero mi
afición por escribir. Siempre he querido escribir cuentos y novelas, de ficción,
pero siempre he acabado haciendo literatura de urgencia que yo llamo. Es decir, igual recogía documentación sobre
torturas y se me ocurría un ensayo sobre aquello. O a lo mejor viene la
revolución cubana y están ocurriendo cosas y me resultaba interesante ir a
grabar a los campesinos cubanos o más adelante lo de Irak y me voy allí... Cuando
yo pienso en mi literatura o en escribir cartas, me documento mucho y voy a los
lugares donde puedo recoger la información, es una vocación de periodista y de
investigadora también, pero siempre de urgencia, por eso le llamo literatura de
urgencia, que no debe interpretarse como cosas escritas a lo ligero, no, para
mí es tanto o más seria que la otra literatura. De todos modos, siempre voy
soñando en escribir cosas que voy dejando de lado, y eso es un poco mi
problema. Por eso, bueno, la obra que ha tenido más éxito ha sido Operación
Ogro, Diario y Cartas también tuvo mucha repercusión en el momento porque
además fue traducido a 16 lenguas y se leyó en muchas partes. Estos escritos
hicieron tomar conciencia a mucha gente. Objetivamente, han tenido éxito, pero
no son las obras que yo hubiera querido hacer, siempre he tenido otros sueños.
Alfonso: he escrito muchas obras, pero seguramente a la que más cariño le tengo
es Los hombres y sus hombres, pero no se representó más que por un grupo de
teatro experimental de Madrid. Es una obra que es como si no se hubiera
escrito. La verdad es que me gustaría que algún día se representara, ahora
cuando alguna vez me preguntan que quieren hacer alguna obra mía, tengo el
problema de escoger entre las obras que no se han hecho ni han tenido ninguna
resonancia. Entonces me suelo acordar de esta obra, que sí está publicada.
En
cuanto al ensayo, considero muy importante, y lo digo sin sonrojo, El drama y
sus lenguajes. Es una especie de tratado de dos tomos que es una especie de
teoría general del teatro y su relación con el lenguaje. No existe ningún libro
en la cultura española semejante a ese libro. Lo han leído muy pocas personas,
pero creo que es un libro para leer y que me costó mucho trabajo. Yo creo que
merecería la pena que se leyera porque introduzco nuevas nociones como
“gramaturgia”... que algún día alguien recogerá. Ensayo
general sobre lo cómico es otro que me gusta y me parece insólito. Y por
último, nombraría Sobre la imaginación que es una trilogía. No son obras
ocasionales, son trabajos de envergadura, con un gran propósito.
(ríe)
Sí, pero yo como tantos autores. La cuestión tuya es muy interesante. Un drama
pasa a ser comedia teniendo en cuenta el estilo. La misma historia puede ser
una tragedia o una comedia, y lo que los divide es el estilo con el que se
trata. La forma de tratar el tema es esencial. Hay una gran comedia, que es Anfitrión,
de Plauto, que yo no lo sabía, pero investigando descubrí que estaba recogida
de una gran historia trágica. de hecho, todas las historias se pueden ver
de un modo cómico o trágico. También es
cierto que la misma obra, una vez escrita, puede ser cómica o trágica según la
representación de los actores. Recuerdo una obra que se titula El cuervo, que
estrené en el teatro María Guerrero de Madrid, que no era nada cómica, pero un
día me acerqué a verla y vi que el público se reía con mi obra porque los
actores, aburridos, la hacían graciosa. Pero en fin, el estilo lo considero
primario. El Quijote se pude contar de otra manera y ser una historia estúpida,
el estilo de Cervantes es lo que hace que sea una obra maestra.
Sobre la época de la universidad, ¿Cómo le influyeron las
reuniones en la Universidad libre de Ganbrinus?
Eva: Esa fue una época muy importante, porque había una lucha clandestina,
descubro que la hay pero no tomo contacto con ella. Solamente con aquella gente
a la que daba medicamentos. Pero paralelamente a esto, se iba creando en
Ganbrinus una tertulia muy interesante, porque la gente que se reunía ahí era
gente de distintos sectores, unos escritores, ingenieros, científicos... y
realmente había un intercambio de opinión. Era una ventana abierta. Para
entender esto, hay que entender que había determinados lecturas censuradas, y
que comprábamos a Kafka a escondidas, y salir a Europa era muy difícil.
La
Universidad de Ganbrinus en realidad era una cervecería donde tomábamos algo
mientras hacíamos lecturas. Ahí descubrí a Miguel Hernández, autores
existencialistas, obras revolucionarias... era una tertulia muy seria que
hacíamos durante toda la tarde de los sábados. Fue muy importante, porque era
una de las ventanas, íbamos descubriendo una serie de cosas en pequeños focos
donde se fermentaban cuestiones importantes.
Sabemos que está muy concienciada sobre el tema de Irak,
que ha viajado varias veces allí, ¿Cómo cree que se está desarrollando la
política exterior?
Es
un problema también de cultura, de saber, de estar informado. Hay medios
alternativos para estar realmente informados, pero son muy pocos y no se
conocen, tales como Rebelión. Tanto en Latinoamérica como en Estados
Unidos existe un movimiento popular. La salida está por ahí, si se crea una
organización, aunque es difícil. Ahora existe un ensayo de organización, pero
los medios importantes no hablan de ello. Por lo tanto es un problema de
educación, de pensar en colectivo. Por ejemplo, yo veo que están ocurriendo
cosas importantísimas en Cuba sobre experiencias democráticas en el movimiento
popular, pero de esto no se habla nada. Los periodistas aquí tienen un campo
tremendo de investigación, aunque también de barreras para publicar. Pero ya no
se trata tanto de publicar, sino de crear puntos de resistencia, periódicos
alternativos, revistas, cosas nuevas que no sean marginadas sino que se
conviertan en puntos de referencia. Por eso yo he creado la editorial
Algo que nos sorprende es que no
haya militado en política.
Eva: Yo siempre he apoyado a Herri Batasuna en este país, pero nunca me ha
interesado, simplemente apoyo sus causas como apoyo otras. De todos modos yo
creo que este sentido de independencia me ha quedado de la infancia. Me parece
que es mejor someterse a determinadas situaciones.
Respecto a su editorial, ¿qué
tipo de autores publicáis?
Eva: Es como todo, una parte es una idea y lo siguiente es la práctica.
Sobre la práctica se hacen las cosas. Al principio teníamos la idea de publicar
autores jóvenes de teatro, pero nos dimos cuenta de que no podíamos hacerlo
porque eran desconocidos y no vendían. Buscando una fórmula pensamos publicar
tres autores contemporáneos muy buenos, y luego meter uno no conocido por
medio. Esto ha funcionado muy bien. Así tienen oportunidad de salir publicados.
Así hemos conocido gente muy interesante que ha acabado vendiendo muy bien,
otros no se han vendido pero los seguimos vendiendo porque nos parece que son
buenos. Quiero aclarar que no nos apoyamos sobre subvenciones porque si nos las
quitaran acabaríamos cerrando la editorial, por lo tanto no despreciamos
ninguna pero si no seguimos editando. Hay dos cosas claras: los autores no
pagan por publicar pero tienen una línea política muy amplia que estimulen a
pensar. La editorial es un modo de resistencia.
¿Cómo ve la situación del teatro actual?
Alfonso
Hace
30 años podía decir qué tipo de línea había, pero hoy en día no puedo decir
nada porque el teatro no tiene ninguna línea divisible. Pasan cosas que parecen
partículas que se mueven en la luz del sol que no se sabe si hay alguna línea
ahí, porque no se nota nada. No se puede decir que haya algo que va en algún
sentido. Ha prosperado la línea del narcisismo, eso sí, los actores son
narcisistas, exhibicionistas de sus facultades y su cuerpo, espectacularizan su
condición humana y corporal. Los productores de teatro no saben hacia dónde
van, sólo hacen muchas cosas sin un camino predecible. Están ocurriendo muchas
cosas y no pasa nada (ríe), porque se produce mucho pero no lleva a nada
concreto.
Nos hemos enterado de que cuando estuvo en la cárcel
escribió Sonetos a un retrete, poemas que le robó la policía en un registro.
¿Qué siente un escritor cuando le roban algo que ha escrito?
Alfonso: Eso para un
escritor es terrible. Mira que me han sucedido cosas, pero esa..., ¡esa fue
terrible!
Eva:Alfonso: eran poemas preciosos que había escrito en la celda, cada día, al retrete. Al principio me dio asco, y escribí una protesta hacia el retrete. Al día siguiente, me reconcilié con él y le escribí la reconciliación. Pues cada día le escribí un soneto distinto. De pronto, un policía en un registro se los lleva y no los pude reconstruir. Escribí al Jefe de la Brigada Social al día siguiente, con todo el peligro que suponía, pero nunca regresaron a mí.
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