La primera cantiga es de amor
porque en el poema un hombre se dirige a su amada. Esto le da un carácter de
visión “masculina” del amor, frente a la cantiga de amistad en que el autor
asume (con voluntad de estilo) la voz poética de la amada, por lo que es una
visión “femenina” del amor. El poeta se refiere a su amada en términos
de senhor (señora) o dona (dueña) Esta cantiga provenzal usa el léxico medieval
ambiguo que lo mismo designa el sistema feudal que el religioso del Señor. Se
rinde respeto a la dama igual que se rinde pleitesía al noble o se debe
reverencia al señor Dios.
El poema se basa en una
contraposición abstracta entre el acercamiento y el alejamiento, el encuentro y
desencuentro, de los amados. Decimos que el poema es abstracto ante la ausencia
de un marco espacio- temporal en que pudiéramos concretarlo, como sucede con la
cantiga de amistad. El hombre se lamenta de haberse alejado de ella y dice que
ningún hombre halló nunca a nadie como ella. (en el sentido de que conserva su
virginidad y en el sentido de enfatizar su excepcionalidad) Además no se dan
repeticiones ni redundancias y sí una fuerte hipérbole o exageración hacía los
rasgos de la amada que resulta, a sus ojos, la mejor. Enfatiza su belleza
física (su aspecto) y sugiere que es virtuosa ya que “ningún hombre podría
hablar de ella”.
La segunda cantiga es de amistad porque el narrador asume “la
voz poética” de la amada. La mujer en la edad medía no podía ser la amadora
sino que era el erotos o el objeto de amor, idealización y cristalización del
amador. Por eso se dice eufemísticamente que la mujer añora a su “amigo”. En
este poema la amada se dirige a una presencia superior, a Dios, mientras que en
el anterior el amador se dirigía concretamente a ella. (una mujer que se
dirigiera directamente al hombre podía ser considerada “buscona” según el
machismo de la baja edad medía y de la clerecía)
En las cantigas de amigo vemos la
presencia de elementos naturales como en este caso la referencia a las flores.
La mujer se dirige al Dios presente en toda la naturaleza y así ha de
entenderse la pregunta retórica que hace a su ramo de flores sobre donde se
halla su amado.
Ambos poemas versan sobre la
soledad y la añoranza de un amante ante la ausencia del otro, pero sí en el
primero el hombre intenta convencerse así mismo de la “virtud” y fidelidad de
su señora, en el segundo la mujer se queja de la falta de lealtad que ella da
por supuesto en su hombre. Ella le reprocha a él haber roto su juramento o
contrato amoroso y por tanto faltar al honor. (a su amado se refiere como “el
que mintió en lo acordado conmigo”) En este poema, sentimos el reproche
sentimental de la amada hacía su hombre desaparecido. A diferencia de la
cantiga de amor, se dan más repeticiones y redundancias en la idea principal
(¿Dónde andará? ¿Dónde esta? ¿por qué me mintió?) Incluso estas “ideas- fuerza”
o “formulas tópicas” pueden verse como estribillos dentro de estas coplas
pareadas que según la teoría textualista partían de la tradición oral y hasta
del refranero popular. Cada verso se
inicia con la misma formula que el verso anterior (en los dos primeros versos
Ay, flores, repetido dos veces. Y el ¿sabéis noticias?) El último verso empieza
como acaba el anterior y a esto se le llama anadiplosis o leixapren (“deja y
toma”). Esta estructura repetitiva y en paralelo caracteriza la
cantiga de amistad ya que las retahílas en forma de quejas o
reproches sentimentales se usan como el recurso más claro en este tipo de
composiciones.
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