martes, 5 de septiembre de 2017

POETA DE BARAKALDO; GANDARIAS Y NUBE Y CUCHARA

Javier Aguirre Gandarias publicó en el 77 bosque olvido, en los 80 sol espacio, en el 82 otra edad, en el 84 día y noche, en el 85 música y rio, en el 89 como lobos nubes. En el 93 piedras, en 94 calle blanca. En el 98 arena, en el 2003 manzana, en 2007 sumar restar, en 2012 nieve y cuchara. Ha escrito un volumen de soles para la UPV en 1991 y perteneció a la Galleta del note, lleva 11 años sin escribir una línea. Cuando la poesía te abandona, la inspiración te pille trabajando, son los fantasmas que salen de los que hablaba Bécquer. El poema sale solo, luego es el trabajo de quitar, dar forma, pausa, respiración, ritmo, que no quede nada extraño al poema. Que el poema se volatilice, se convierta en aire. Como el hueso de un melocotón hay que quitar la piel, que hablen los poemas,  Pessoa decía; pienso en algo y estoy pensando en otra cosa.
Gandarias escribe como se habla, quita lo superfluo y rechaza el barroco florido.
Gandarías piensa en la necesidad y en la posteridad, el sistema filosófico se agudiza con la edad.
Gandarías reconoce la influencia de José Bergamín, Bécquer Celaya Cernuda y Lorca, ¿qué queda del amor cuando se olvida? Queda en pie la lujuria, las anti poesías de Nicanor Parra. Son poesías de lo concreto, pero también del pensamiento, poesía corta como un haikus, con el ritmo de una canción; economizar las palabras, escribir con silencios, el espacio negativo (el vacío) es tan importante como la palabra (lo lleno), y tu poesía dice lo preciso, nube, cuchara, y ya está,
Gandarias es un iconoclasta que rompe con lo anterior en el arte, la mierda está cerca de la genialidad, y resulta en sus poemas irónico bromistas.
En su libro nieve y cuchara la protagonista pregunta al enfermo para saber tiene alzheimer las palabras cuchara y nieve. su mujer ha estudiado su poesía, su poética, pero su fan número 1 es él mismo, la secretaria de la oficina solo le lleva la máquina de café
Tras leer a Gandarias nos perdemos en el parque botánico, cuatro torres nos espían entre árboles y setos tras leer los sonetos. Puto sol que sacude y jode mis ojos. Lagartija. Humildad, ritmo perfecto. Hablaba la luna en el jardín botánico, temático. Flota en el estanque el reflejo de esta luna. Puentes como boca, gestos de piano de cola, camisetas de deporte, grafitis, tacón alto, un sauce llorón, familia y televisión Jardín escalera caminando hacia atrás, mano en el piano, una mujer bella, copas de vino, palabras y brazos extinguidos. Dos rosas rojas en el pecho palpitando. A lo lejos las casas inglesas. El poeta lee a Lorca, Jorge guillén, Moreno Villa, Aleixandre y Blas de otero Cuenta silabas por intuición y sentido común. Su poesía debe mucho a Guillén, el verso es lo profundo del aire. Es heavy pero le gusta la música clásica. Se escribe con el culo, sentado en una mesa, nos dice el poeta.

Mandaré al cuerno el poema, a tomar vientos, fue anteayer cuando dije; No lo oigo venir con sus tenazas para atraparme las manos. Si duermo estaré desamparado. Tarda en llegar pero viene con sus tenazas, oigo sus pasos suben escaleras, no debo dormir
Teclea la maquina poemas, destellos azules, el camarero sonríe y cobra el dinero
Tengo cita, elegir vernos esta calle, este bar, una calle corta donde apenas sale el sol, a su manera es alegre, llego antes, cruzo la puerta del bar, dos bebedores, hileras de botellas calladas como planetas, que he de hacer, miro al perro, al vaso que bebo, me miro, como si estuviese idiotizado mientras no viene y espero
Este momento y no otro, nube cuchara di nombre, di el poema, di la rosa, siquiera di que me amaste. Me enamoré, te escribí un poema de amor, llené casi el cuaderno, hizo crecer a mis ojos, durante años anduve estas calles esbelto y flexible, ligero, con chaqueta blanca marina, pantalón de perneras, ocurrió hace 50 años y parece que fue ayer
La corneta toca el himno, brillan los pechos todos, como bayoneta que mata en el aire, que breves cráneos, morir… solo la palabra te hace vivir de cojones, me estoy encabronando
Si no he roto taza para que me dices lo has roto, tienes el corazón de piedra
Cacareaba el gallo aquel altivo y esbelto, ¿a dónde se lo llevó el viento?
Fantasía, apoyas la cabeza en tu hombro, cabellera rubia, cerrar los ojos, soñarte mejor aunque nunca abriré y sentiré la cascara de oro, la clara conciencia de que aun sigues ahí
No leo a Bécquer, es el mar y la tierra inmenso
Me he dejado las gafas en un bar, como ha sido el gesto rotundo, había gente, en un acto espontaneo, sin malicia, muy expresivo de la clase media alta. Además de breve era serio y rudo, estoy seguro, lo han aplaudido mucho
Como nube que borra el cielo, papel blanco de escribir cosas que no entiende, palabras largas sin autor ni título. Sonríen las olas, pasan días y noches por mis ojos
Son muy viejos, miran la cuchara que llevan, herida en la mano, uno de ellos grita padre, de acuerdo, se rompe el silencio, casi en el umbral todos gritan lo mismo, galería de conchas, es terrible lo que orinan, infinita tristeza salida de la que manan muertos que se iluminan
Soñando hace frio, con otra manta me duermo, ahora que sueño estoy dormido o despierto, me sobra la manta al subsuelo, los ojos abiertos, sigo soñando o me duermo, miro el reloj ¿es día o noche, vivo o hace siglos que he muerto?
Codornices jamones y avellanadas, jardines y palmeras, los pies se cansan, risa diabólica en el fondo de los vasos
Vuela la golondrina al plato, miro la ventana pasar el rato, pasan gentes, me voy a la cama volando
Tengo menos de lo que tengo, no pienso, noche larga, me sobran dedos, estoy circuncidado, cuantos cerebros tengo
Estaba muerto, la mano invisible mueve las hojas verdes amarillas rojos, arboles del jardín donde todo pasó, estaba muerto y los oía
La demás era la ficción de cuando las nubes pasan y pasa lo único verdadero, decir sí todos los días, como fuera falso, dices días y pasan nubes azules
Pensar en un libro mínimo que brilla por la noche bajo la luz amarilla, en un escaparate de librería de un callejón. Entra el viento, aroma salitroso del mar, humedad, fantasma o árbol Me quedaría mirando el libro
Sonaban vientos largos, por lugar o flecha, cálida y tendida bella en la cama, las puertas de arriba se cerraron, y sopló una mezcla de vientos varios. Sonoras noches de vientos y puertas cerradas
los hijos de los condes ríen, dan brincos, dormitan, pretendía la cabeza alta y juraron pleitesía
Visita al museo, el guía, la anti columna, sin base ni fusta, ni capitel, jónico ancestral, no sé que de  corintio y hacia fio
Librería en que los prostáticos se echan a llorar, era la mejor librería y no tenían el libro
La poli les busca, andan por la ciudad, un hombre con una mano entrenada trepa de noche por las fachadas y entra por los balcones, se lleva ni comida y los delicados cristales que podían hacer ruido al romperse. Joyas, coronas y diamantes, al bajar de la fachada lanzan un alarido salvaje.
Sintetizar. Posar resbalas palabras, desnudos conmigo, mis fuerzas no perecen, germen puro raíz
Máquina de escribir poesía con alcohol y sonrisa gratuita, agua aceite, gama de poesía, hierro entre teclas, escribe poemas con la máquina

la Poesía no es nada, si siquiera rima. Es algo concreto, piedra, rio, mejor rio con nombre de ciudad. Es un sentimiento, no es una enumeración, pero si algo condensado, algo sentido, no es nada superlativo, ni siquiera más grande que el poeta, parece difícil, pero es sencillo, solo hay que escribir
La Economía del lenguaje habla de silencios ocultos, estela en la mar, ¿me verán los hombres como yo los veo?, ¿cómo me verán los simios en Bermeo?

No recuerdas nada más, por tu Alzheimer, pero tus versos ya no son tuyos sino del pueblo, porque escapan tus versos como en Bécquer los fantasmas


en el actor estudio Paul Newman mira como una persona normal sobreactúa. Vuelve loca a su mujer al apagar y encender la luz y sale Íngrid Bergman
Es el pilar que sostiene el castillo de naipes, duras piedras de arena, roca dura, sobriedad en el canto, baja el agua del rio, rostro que guarda piedras, lamento y lagrima, bailar antes tropezar en las piedras
Los dedos duros garabateando la infernal letra, cuando el deseo se equivoca
no habrá calle con mi nombre ni libro ni biblioteca ni algún familiar que encargue mi lapida. Desearme felicidad eterna y asegurarse que no respiro
en el cojín mullido de una sociedad fraternal se posan estrellas y flores me agarran, tarde primaveral, otoño invernal, corazón, me desencanta la flor y el árbol, es nuevo lo que veo, corazón furioso, este presente será un pasado floreado, arbolado, pajaril en el mes de abril
en el conjuro de la noche tenue, brotan sueños delgados, campos de nieve, fugaz vida sobre los campos
de boca en boca, claro de luz, péndulo en las zonas solitarias de la noche, gato que mira tras la luz de la luna la fuente, los caballos, las bóvedas de piedra en la noche, musculo profundo
sostiene el corazón pulsos y destinos, cabeza de un muerto. Huyen los días claros y pausados, por encima

soy el primero en el baile como en la carrera, bailarín empedernido, solo así me hallaba a mí mismo, bailar y bailar, que los músicos vayan saltando sus notas, un joven escuchimizado escribía versos llenos de melancolía para señoritas, un dos tres, me encanta el violín, un dos tres
la coqueta bajó el árbol con un salto, era una golosa pelirroja
devora el fuego en invierno el cerezo, silba el cristal y las flores y el aire lleno de tristeza infinita y los mirlos y todo barrido y duerme el corazón. No desea vivir, el corazón simula
nadie oirá esta noche nadie nunca
sabemos poco, casi no sabemos, escribir en un cuarto con poca luz, escribimos para amar de otra manera, discutimos con nosotros mismos, entre lo hermético y el pájaro
arrojaste la llave por la ventana, brilló el sol en la llave
en la fonda suenan pasos entrecruzados, mis pasos, me voy, un solo paso, dos pasos, nadie oye ya pasos
en los patios la luna por un instante deja el mundo iluminado, brilla el aire, siéntate en esta silla, blanca junto a tu destino, posas la blanca mano sobre la silla, temblaban tus labios y el cielo resplandecía

El amarillo sol está rubio e inmóvil bajo la luz. Aparece la sombra de mi madre, que mete en esta aguja este hilo- Cansado en un banco, luz amarilla de habitación- Pez en el mar, anchoa, , otoño y muerte entre las filigranas del pez brillante. Un hombre me dio una manzana hace 50 años, no puedo olvidarla, ni la radiante luz de mediodía, pues el hombre se acerca a mí ser inexplicable.
Luz de árbol. Extiendes la mano al aire, la luz aumenta. Varios pájaros caen en las hojas. Un hombre lleva algo colgado en la espalda, anda bajo el sol, se agita en sueños. Se enrosca en el aire, guadaña de hierba. Tengo sed, andando bajo el sol. Dañar uno a otro, llamar en sueños. La sonrisa borra mi dibujo, son los labios a la vida, y rechazo el beso. En el techo de mi cuarto crece un olmo, breve coleta en el aire, la lámpara china.
Ya vienen por la nieve, se llaman, cantan los caballos, al sol galopan. Defienden lo oscuro. Destellan mansos, feroces. Súbita aparición de jazmines.
Troncos, islas desnudas, buscando otros, el azul impecable de los cielos, perfume de naranjo.
Pájaros en el azul del aire, como hoja no pesan, ni gano, ni pierdo. Bandeja de uvas, agua del olvido. Mírame desnuda y blanca, cuidando del vencido. No tiemblan los ojos que hechizan. Dormir en una cama. sin techo, de hierba los bajo relámpagos. Mi jefe me vigila, es un muerto. Saco punta al lápiz, salen versos, afilo todos los lapiceros, sé que mi gente me vigila. Hechos con sangre, manos arrugadas, bajo el sol, cuelgan ropa, saludar a los muertos, escondida la mano, en tardes enamoradas, desmayada la mano en la flor, mano del carnicero. Trompetas cañones disparando muerte. Salir por la calle una tarde.

Cabra natural en un rio, sumergido entre ranas, cuerpos que tiemblan, herida de frente. Viento en la hierba, evaporada ansía, estatua en el cielo, besos como árboles, se mueve sigilosa en partes la luna pálida y grieta. Buscaba un poema, como cazador tras la libre por el monte. Cansado y dormido bajo el árbol, el poema me encontró a mí. Pájaros me llaman de noche por teléfono, cantan los árboles, he estado ella en este sitio, lo conozco. Cuelgan del teléfono, salpicado de hojas, cubierto de copos de nieve.  
Árbol con un pájaro triste sonriente desnudo, sombrero quieto del árbol de verdes y claras hojas. Lindo bolso rojo, árbol, cascada, avestruz, acera, olvidadas y muertas estrellas, largos ríos, hierba estremecida, sangre de las rosas. Cuando hay luna paso con la oscuridad del gato erizado. Noto en mi espalda ojos de gato. Yo paso por la iluminada luna y miro atrás, y me mira el gato, le llevo detrás. La luna, a mis espaldas, me persigue un gato. Encerrado en un portal, no da conmigo, y claro, detrás viene el gato.
Piedra blanca, mi último libro, amor que me da, eternidad y memoria, piedra en el deseo mitos y héroes en barrios y templos de piedra, impresisto fulgor que pasa, poema que no escribe, cerradura y llave en su destello se acomoda, primavera, muerte, piedra, dinamita, eternas vacaciones, árbol, río, vaca, no me importaría tampoco sin la vaca.
Llamaradas sal, agitar cabeza y pelo, silencio perpetuo, más tarde el verano, hojarasca, cantos, resplandores, pájaros de huesos. Promete cartas, corre el viento en hondonadas, mojarra, sombrilla naranja, madera que llevan, trampas de colores. Calle, sombra en la pared, no vive nadie más que el olvido, blanca pared.
En tus ojos, primavera, dejo mi alma en el ultramarinos, paso por largos teatros, museos de vuestros ojos, pinacotecas de invencibles mares de prosa poética,
He visto muchas veces esa casa abandonada, pasamanos la piedra donde crecen zarzos y flores amarillas. Que vértigo da el mirar al sueño. Con ella subo las escaleras, en una tarde de verano llamo a la puerta, se oye un gemido. Creía haber perdido fuerza, subo peldaños y llamo. Lunes fugitivo, ramo de estrellas, en la frente me las pongo, dulce ojos al dormir, flauta triste, severidad de los árboles, sol, rocas, y brillos. Afilador, hacer sonar mi silbato, cuchillos de pan y carne, rugido del mar, canto de ruiseñor, patos, gaviotas salvajes. Se encuentran huesos en el cementerio al comprar las huertas. Todos sentados cansados frente al cementerio donde acabaremos, arboles, reparación de máquinas de soldadura y corte y media. Mar de árboles y coches y tentáculos y viandantes y paseantes, por huertos, latifundios, expropiar, y la sensación de que las tumbas son una estantería más, y hay que comprar nicho

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