FRAGMENTO DEL CANTAR DEL MIO
CID
El fragmento pertenece a la
segunda parte del poema, la de las bodas de sus hijas con los infantes de
Carrión. En este fragmento el Cid obedece la orden de su rey “natural” Alfonso
VI de que case a sus hijas con los infantes de Carrión. Estos pretenden optar a
las riquezas que ha adquirido el Cid en sus campañas contra los moros, mientras
que esto supondría para la familia del Cid una subida en el rango o estatus
social.
Una ascensión en la escala de la
sociedad estamental refleja históricamente la obra, cuyo trasfondo político-
social- económico son las guerras entre la alta y la baja nobleza y las
tensiones de poder que se dieron paralelas a las luchas contra los árabes.
RASGOS FORMALES O ESTILÍSTICOS
El poema del Mío Cid (mi señor)
se escribe en lengua castellana antigua o romance.
Y la estructura de sus versos es
la del romance. Por ello, su estructura métrica es muy irregular y sus ripios
riman en asonante. Se dan versos de distintas sílabas, pero siempre de arte
mayor (más de ocho) ya que la épica es un género mayor (según la mentalidad
de la época, que vemos por ejemplo en el marques de Santillana y que deriva de
la clasificación de géneros clásica, elaborada por Aristóteles, Horacio etc).
En esta estructura irregular
dominan los versos alejandrinos de catorce sílabas.
Se trata de tiradas o series
(laisses) ,desde tres versos a cien, por lo que tampoco el número de
estrofas (o de versos dentro de ellas) permanece regular.
Estos versos se rompen
internamente en una pausa o silencio poético justo en la mitad. A esta cesura
se la conoce como hemistiquio y servía al poeta como signo de puntuación
o pausa (descanso), como recurso rítmico y además facilitaba su memorización.
Por ello denotamos una ausencia de encabalgamientos poéticos y también de las
estructuras clásicas de estrofas y un anasilabismo en los versos.
Además se dan estribillos
que se repiten alrededor del poema estructurado con paralelismos y
repeticiones.
Claramente abunda la
perífrasis que es el recurso retórico consistente en ralentizar o
lentificar un hecho o de describir un espacio abordándolo desde muchas
perspectivas y con un hipérbaton o cambio de la estructura lógica de la
narración. (en la descripción de la hacienda del Cid comienza describiendo
suelo y cortinas, y de ahí pasa a comentar las telas y al final la entrada de
los infantes de Carrión. Y esto en un lenguaje no poético se diría simplemente
“entraron en el aposento”)
Además se produce una mezcla
confusa de tiempos verbales que da al poema un carácter de atemporalidad en
los hechos que narra. Empieza en pasado y luego pasa al presente directo para
enfatizar la imagen de los infantes cabalgando. Y vuelve al pasado para seguir
describiendo.) Además se usa mucho la pasiva (todos son bien acordados,
los caballeros son juntados, en pie el cid es levantado), quizá por el fuerte
determinismo o fatalismo natural y social de la época (todo obedecía a causas
divinas y se observa a los personajes desde un narrador omnisciente y
omnipresente que asume el papel casi de un Dios que los observa) Un
narrador que además esta presente durante todo el poema, y no sólo narra o
describe, sino que interviene dando su propia opinión y poniéndose claramente a
favor del personaje heroico.
Este narrador interrumpe la
acción en una digresión emotiva para comentarnos: ¡Dios, que
quedos entraron!, ¡Dios, que bien hizo el reparto! ¡Dios, que bien lidiaba!
Etc. En estas frases el narrador interrumpe la narración y parece dirigirse a Dios
en un estilo muy expresivo para acercarse así más al lector. Parece emocionarse
ante lector (emocionándole) mientras relata los hechos. No los retransmite de
forma fría u objetiva, sino de forma sentida y pasional. La narración de los
hechos es muy subjetiva ya que cada acción va acompañada de una adjetivación
explicativa, y no sólo especificativa.
Por ello abunda en términos
valorativos como los aumentativos de cualidad (tan bien, tan bueno, tan
caro). Se producen hipérboles y exageraciones, intentando reflejar la
realidad no sólo como es (según la teoría de la mimesis aristotélica) sino
también “como debe ser”, retrato idílico e idealizado muy propio del estilo
literario medieval. (o del estilo clásico; de la literatura grecolatina hasta
el renacimiento) Esta exageración junto
a este formulismo del poema épico origina el epíteto épico que es el adjetivo
explicativo tan subjetivo que llega a embellecer al héroe, y por tanto
colorea un retrato idealizado del mismo. Y cuya función en el texto es más ornamental
que necesaria.
La obra abunda en repeticiones y
reiteraciones ya que los juglares debían recordarla de memoria (la tradición
oral de estos poemas cantados antecede a su puesta por escrito) También se da
una clara repetición léxica que es una de las características de todo
poema épico. (En este fragmento por ejemplo se repite por cuatro veces al menos
la palabra palacio). Se dan muchas palabras con valor connotativo, lo cual
refleja la subjetividad. Y por lo mismo abunda en formulas ya hechas que
actúan como tópicos en el poema, por ejemplo; la costumbre de besarle las manos
al Cid o los epítetos religiosos que acompañan al Criador, al Señor
(espiritual) o a la Virgen (gloriosa).
Por ejemplo, en este fragmento se
recurre a lo del Cid “en buena hora nacido” que es muy repetido a lo largo del
poema. Cada personaje en la obra tiene su anclaje correspondiente, para
que el oyente asocie epíteto con personaje y no se pierda quizá porque hay
varios nombres comunes. En vez de describir al personaje al autor le basta
anclarlo y encasillarlo en un epíteto que refleja aquello que representa esta
persona. .
El Cid (mi señor en árabe) por
ejemplo es llamado a lo largo del poema “campeador”, “el de Vivar” “ el que en
buena hora ciñó la espada” o “el de la luenga barba”(ya que se la deja larga
para que le traiga suerte en el combarte). Y este anclaje se da en más
personas, aparte del héroe, como por ejemplo en Albar Fáñez (minada, el hermano
simbólico del Cid), Martín Antolinez (el burgalés modelo) o Felez Muñoz (sobrino
del Cid) y es una característica típica de las epopeyas y épicas. (ocurre lo
mismo en Gilgamesh, en la Odisea, en la Iliada o en la Eneida por poner cuatro
ejemplos)
En el poema domina la
yuxtaposición y la subordinación sobre las frases coordinadas (las unidas
mediante elementos copulativos como el Y, O u U). Y también se dan paralelismos
pues todas las frases parecen seguir un mismo “molde” y se parecen unas a
otras. Todas las frases o versos siguen la misma estructura gramática, con
parecida o idéntica longitud y sin mucha complejidad. Un paralelismo
claro en este extracto concreto es
“Metolas en vuestra mano y dadla con vuestra mano”. No hallo muchos tropos de metáforas, salvo la
comparación del Cid con un león (la autoridad representada como un león es
motivo recurrente en la edad medía) La mayoría de recursos son de repetición y
fónicas, quizá por el carácter oral que tenía el poema.
Hay muchas frases que seguramente
coincidían con el refranero popular o con las leyendas que corrían sobre el Cid
en esa época, por lo cual el poema efectivamente puede ser una fuente
documental tanto histórica como incluso si queremos entender la filosofía
popular de la época.
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