sábado, 16 de septiembre de 2017

EL CANTAR DEL MIO CID



FRAGMENTO DEL CANTAR DEL MIO CID
El fragmento pertenece a la segunda parte del poema, la de las bodas de sus hijas con los infantes de Carrión. En este fragmento el Cid obedece la orden de su rey “natural” Alfonso VI de que case a sus hijas con los infantes de Carrión. Estos pretenden optar a las riquezas que ha adquirido el Cid en sus campañas contra los moros, mientras que esto supondría para la familia del Cid una subida en el rango o estatus social. 
Una ascensión en la escala de la sociedad estamental refleja históricamente la obra, cuyo trasfondo político- social- económico son las guerras entre la alta y la baja nobleza y las tensiones de poder que se dieron paralelas a las luchas contra los árabes. 
RASGOS FORMALES O ESTILÍSTICOS
El poema del Mío Cid (mi señor) se escribe en lengua castellana antigua o romance.
Y la estructura de sus versos es la del romance. Por ello, su estructura métrica es muy irregular y sus ripios riman en asonante. Se dan versos de distintas sílabas, pero siempre de arte mayor (más de ocho) ya que la épica es un género mayor (según la mentalidad de la época, que vemos por ejemplo en el marques de Santillana y que deriva de la clasificación de géneros clásica, elaborada por Aristóteles, Horacio etc).
En esta estructura irregular dominan los versos alejandrinos de catorce sílabas.
Se trata de tiradas o series (laisses) ,desde tres versos a cien, por lo que tampoco el número de estrofas (o de versos dentro de ellas) permanece regular.
Estos versos se rompen internamente en una pausa o silencio poético justo en la mitad. A esta cesura se la conoce como hemistiquio y servía al poeta como signo de puntuación o pausa (descanso), como recurso rítmico y además facilitaba su memorización. Por ello denotamos una ausencia de encabalgamientos poéticos y también de las estructuras clásicas de estrofas y un anasilabismo en los versos.
Además se dan estribillos que se repiten alrededor del poema estructurado con paralelismos y repeticiones.
Claramente abunda la perífrasis que es el recurso retórico consistente en ralentizar o lentificar un hecho o de describir un espacio abordándolo desde muchas perspectivas y con un hipérbaton o cambio de la estructura lógica de la narración. (en la descripción de la hacienda del Cid comienza describiendo suelo y cortinas, y de ahí pasa a comentar las telas y al final la entrada de los infantes de Carrión. Y esto en un lenguaje no poético se diría simplemente “entraron en el aposento”) 
Además se produce una mezcla confusa de tiempos verbales que da al poema un carácter de atemporalidad en los hechos que narra. Empieza en pasado y luego pasa al presente directo para enfatizar la imagen de los infantes cabalgando. Y vuelve al pasado para seguir describiendo.) Además se usa mucho la pasiva (todos son bien acordados, los caballeros son juntados, en pie el cid es levantado), quizá por el fuerte determinismo o fatalismo natural y social de la época (todo obedecía a causas divinas y se observa a los personajes desde un narrador omnisciente y omnipresente que asume el papel casi de un Dios que los observa) Un narrador que además esta presente durante todo el poema, y no sólo narra o describe, sino que interviene dando su propia opinión y poniéndose claramente a favor del personaje heroico. 
Este narrador interrumpe la acción en una digresión emotiva para comentarnos: ¡Dios, que quedos entraron!, ¡Dios, que bien hizo el reparto! ¡Dios, que bien lidiaba! Etc. En estas frases el narrador interrumpe la narración y parece dirigirse a Dios en un estilo muy expresivo para acercarse así más al lector. Parece emocionarse ante lector (emocionándole) mientras relata los hechos. No los retransmite de forma fría u objetiva, sino de forma sentida y pasional. La narración de los hechos es muy subjetiva ya que cada acción va acompañada de una adjetivación explicativa, y no sólo especificativa.
Por ello abunda en términos valorativos como los aumentativos de cualidad (tan bien, tan bueno, tan caro). Se producen hipérboles y exageraciones, intentando reflejar la realidad no sólo como es (según la teoría de la mimesis aristotélica) sino también “como debe ser”, retrato idílico e idealizado muy propio del estilo literario medieval. (o del estilo clásico; de la literatura grecolatina hasta el renacimiento)   Esta exageración junto a este formulismo del poema épico origina el epíteto épico que es el adjetivo explicativo tan subjetivo que llega a embellecer al héroe, y por tanto colorea un retrato idealizado del mismo. Y cuya función en el texto es más ornamental que necesaria.
La obra abunda en repeticiones y reiteraciones ya que los juglares debían recordarla de memoria (la tradición oral de estos poemas cantados antecede a su puesta por escrito) También se da una clara repetición léxica que es una de las características de todo poema épico. (En este fragmento por ejemplo se repite por cuatro veces al menos la palabra palacio). Se dan muchas palabras con valor connotativo, lo cual refleja la subjetividad. Y por lo mismo abunda en formulas ya hechas que actúan como tópicos en el poema, por ejemplo; la costumbre de besarle las manos al Cid o los epítetos religiosos que acompañan al Criador, al Señor (espiritual) o a la Virgen (gloriosa).
Por ejemplo, en este fragmento se recurre a lo del Cid “en buena hora nacido” que es muy repetido a lo largo del poema. Cada personaje en la obra tiene su anclaje correspondiente, para que el oyente asocie epíteto con personaje y no se pierda quizá porque hay varios nombres comunes. En vez de describir al personaje al autor le basta anclarlo y encasillarlo en un epíteto que refleja aquello que representa esta persona. .
El Cid (mi señor en árabe) por ejemplo es llamado a lo largo del poema “campeador”, “el de Vivar” “ el que en buena hora ciñó la espada” o “el de la luenga barba”(ya que se la deja larga para que le traiga suerte en el combarte). Y este anclaje se da en más personas, aparte del héroe, como por ejemplo en Albar Fáñez (minada, el hermano simbólico del Cid), Martín Antolinez (el burgalés modelo) o Felez Muñoz (sobrino del Cid) y es una característica típica de las epopeyas y épicas. (ocurre lo mismo en Gilgamesh, en la Odisea, en la Iliada o en la Eneida por poner cuatro ejemplos)
 
En el poema domina la yuxtaposición y la subordinación sobre las frases coordinadas (las unidas mediante elementos copulativos como el Y, O u U). Y también se dan paralelismos pues todas las frases parecen seguir un mismo “molde” y se parecen unas a otras. Todas las frases o versos siguen la misma estructura gramática, con parecida o idéntica longitud y sin mucha complejidad. Un paralelismo claro en este extracto concreto es  “Metolas en vuestra mano y dadla con vuestra mano”.  No hallo muchos tropos de metáforas, salvo la comparación del Cid con un león (la autoridad representada como un león es motivo recurrente en la edad medía) La mayoría de recursos son de repetición y fónicas, quizá por el carácter oral que tenía el poema. 
Hay muchas frases que seguramente coincidían con el refranero popular o con las leyendas que corrían sobre el Cid en esa época, por lo cual el poema efectivamente puede ser una fuente documental tanto histórica como incluso si queremos entender la filosofía popular de la época.
 

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