He leído el libro las
ambivalencias de Carlos de Agustín. Es el primer y único libro que ha escrito. Él
mismo lo fotocopió y distribuye a sus amigos ejemplares. Además, lo tiene en un
cd. He encontrado en el texto un contenido filosófico coherente, aunque señale
que Yung dijo que "detrás de los significados o los símbolos no hay
nada". No se queda en el mero juego de palabras y significantes, tiene
mucho contenido detrás. Aparece el lenguaje como "hembra engañadora"
que busca la belleza "cruel" aunque sea mentira. (la belleza es lo
único que no es mentira. Todo es mentira. Sí, es verdad)
Con la forma de los aforismos,
pequeñas píldoras o capsulas del saber, Carlos de Agustín nos adentra en su
universo filosófico. No es amigo de escribir compendios filosóficos o sistemas
cerrados y hegelianos. Prefiere mostrar en estas pequeñas frases originales su
pensamiento. Juega con el lenguaje. La mayoría de aforismos o ambivalencias son
ocurrencias que iba teniendo en su proceso del vivir y el sentir. Aparecen muchas
frases de películas o música. Esta expresado de una forma muy original y llena
de in-genio. Se mezclan existencialismo y nihilismo, pero del positivo y vital,
se adivina algún Si (a la vida, al hedonismo...) detrás del NO como palabra
sagrada.
Está muy presente la gastronomía
en su ambivalencia; hedonismo placentero versus forma de lo concreto y
conformista, (tomarse un marmitako en vez de luchar en el 15m). Lleno de citas
sin resultar pedante, estas funcionan como apuntes de libros concretos, de
frases de películas, cuadros de arte, la música de Aute, incluso aparece Amaia
Montero o Manolo García. Me ha gustado lo del traje nuevo del emperador, a
veces debemos decir a nuestros políticos que van desnudos, aunque se crean con
los mejores ropajes. Aparece la visión de una religión heterodoxa, el no
rechazo ni a lo físico ni a lo metafísico, la ironía con los MOVILes y los PCs
(PCEs) "El ordenador te promete el cielo", dije una vez antes de que
se me estropeara por décima vez.
El único fallo que he encontrado
en el libro es que el “puedo escribir los versos más tristes esta noche “Es de
Neruda, y no de Vallejo, pero supongo que lo puso adrede. Cuando lo escribía se
estaba acordando de España aparta de mi ese caliz de cesar vallejo
Estas reflexiones son muy actual,
del 2014, sale Kirmen Uribe o Carmen Machi o películas como un método peligroso
sobre Freud o los días que Nietzsche lloró o libros como el discurso del método
de Descartes. Agustín me recomienda ver la película más allá bien mal de
lidiana kabanni de los 70 finales. Aparece Irún como metáfora, pues quizá esta
ciudad donde Carlos da conferencias y charlas tal vez no exista. Quizá es un
invento personal. En el libro aparece el rechazo claro al nacionalismo, (desde hace
50 años es poco txistulari), el amor por Spinoza, que imagina siempre en blanco
y que es algo que le emociona. Aparece el individuo ciudadano, el recuerdo de
su maestro García Calvo (el Libre te quiero), una mezcla de panteísmo
monoteísmo, el Individuo con compromiso y el infierno de los otros. Habla de la
movida madrileña, de Nacha pop, la chica de ayer. Encuentro en sus ambivalencias el respeto y la
fraternidad, cierto cristianismo (en el análisis del padre nuestro y el ave María)
y mucha reflexión política. Aparecen libros y películas que hemos analizado en
entrelineas y las estanterías abandonadas, la comedia como tragedia tras
tiempo, la existencia antes que la esencia, la estética y ética, el
individualismo, la razón y el logos, Sartre, Schopenhauer Hesse... Heidi, la
movida, incluso el fútbol, Carlos ha muerto, ¿de qué? de Agustín.
El libro comienza con una
entrevista de Marijose ateiltza para el Diario vasco donde da sus opiniones políticas
y suelta eso del traje nuevo del emperador. Me gusta la cita de “cuando estoy
triste y pienso voy a morir, me pongo manta y echo a dormir”
Las ambivalencias pretenden un
ajuste de cuentas contra cualquier forma de absoluto intentando desmigajar ese
concepto y que sea la unión de los contrarios la definición del todo. Por lo
tanto, es una desmitificación y desmotivación y deconstrucción sobre cualquier
homogeneidad que se escribe con Mayúsculas. Ese individuo que se convierte en
ciudadano, a través del conocimiento, tiene un deber consigo mismo y los demás
de descifrar y descodificar esa realidad y que la realidad que nos circunda sea
lo más placentera posible. Y que el gozo hedonista, en la línea spinozista esté
presente. De manera que todo está sometido (el arte, la cultura y el conocimiento)
a lo divino de la idea. Todo está sometido a un libre pensamiento donde no hay
ninguna verdad verdadera, pero nos acercamos a lo que pretende que sea verdad. al no estar definido como verdad, son los
contrarios de cada cosa lo que me hacen entender qué es la verdad. En todos
esos escritos el humor e ironía está presente, y es constante.
El aforismo es algo concreto,
pequeño, breve, lo perfecto para los vagos. Al ser breve no profundizas en exceso
en extensión. Invitas a quien lo lea a que se acerque a la reflexión. El
aforismo no es algo baladí, débil, sino profundo y sometido a una reflexión de envergadura.
Hay cierta prosa poética, juega con el recuerdo, los anhelos, con la reflexión
en silencio, con la necesidad de placer. Sabe que la presencia del dolor es una
constante, pero dolor y placer van unidos y son inseparables como ambivalencia.
El libro forma parte del bagaje personal cultural de su persona. Hay
influencias de las lecturas, García Calvo, xubiri, Pániker, Spinoza… (estuvo a
punto de ir a un curso de Xubiri en los años 80 pero no fue). Es una narrativa
de la ironía, le gusta mucho Bryce Echenique, la narrativa francesa y el cine
francés. El cine en blanco y negro es para él una fuerte dosis de filosofía en
que se mezcla buenos guiones, el juego de la imagen, la cámara, un cine psicológico.
Por eso esas citas que aparecen en alguno de esos aforismos extraídos de clásicos
del cine que le sirven para reafirmar lo que él ha escrito con frases y
expresiones de cine. Thomas Mann, la poesía machadiana.. son influencias que
uno ha cogido a lo largo de sus lecturas
Los aforismos son pequeños
bocetos de lecturas de una vida. Uno por vivir tiene su filosofía y la plasma
en esos aforismos y es un añadido de frases y sentencias de otros; directores de
cine, literatos, actores. Muestra el bagaje cultural de una vida o persona. Se
ha encontrado cómodo escribiendo esas reflexiones, esas instantáneas de una
vida. No lo tenía planeado. Los aforismos los iba sacando de su imaginación al
ir observando cosas de la realidad que despiertan en él la vena filosófica que
uno tiene. Junto a esa vena filosófica hay un añadido de vena literaria
narrativa. Jugando con el recuerdo pone el añadido de instantes y fotogramas de
cine y de reflexiones de estos actores. Tiene la influencia cultural de las
humanidades, de la pintura de Friedrich. Y es que el romanticismo siempre
aparece en los escritos; la exaltación del yo, el deseo del yo como algo
sublime, como pista de patinaje sobre hielo en el que se va deslizando por sus
escritos con los patines de su ingenio y su recuerdo. No hay nada premeditado.
Iba viendo y sintiendo la realidad y la realidad la plasmaba en palabras. Tiene
una prosa poética con mucha ironía, pero no sarcasmo. El sarcasmo es la destrucción
del otro y la ironía es la destrucción de realidades que parecen estúpidas.
Ejercer el arte de la ironía no va contra personas, pero si contra realidades
injustas en lo cotidiano.
Aparece el deseo del otro. Schopenhauer
decía que todo deseo es una necesidad y por tanto una carencia. No necesidad
destruir a gentes y personas, pero si a situaciones alejadas de su realidad
combativa. Con pretensión de ironía y conocimiento, estos escritos son una luz
que ilumina para que el camino sea más verdadero. Escribe para sí mismo y para
los otros; sirva para lo que sirva.
Aparece la necesidad del otro; el
otro nos puede envolver y suplir la carencia subjetiva emocional de cada cual en
su individualidad. Buscamos en el otro un complemento a nosotros mismos, lo que
nos falta. Igual hay insuficiencia en lo que tienes. El otro te puede ayudar o
destruir. El infierno son los otros. La presencia del otro puede ser
prolongación de tu yo y aceptarte y por tanto puede ser un buen valor. Pero el
otro se convierte en infierno si te pone obstáculos en la realización de tu
vida. No hay necesidad de parrillas, el infierno son los otros, decía Sartre en
su obra a Puerta Cerrada. No es que el demonio te meta en el infierno, es que
la propia realidad y sociedad es el infierno. en Puerta cerrada conviven 4
personas y el infierno que aparece en la convivencia es muy grande. El otro no
es ayuda cuando es obstáculo. Las filosofías personalistas cristianas dirán que
el otro es un abrazo. Los personalistas dicen que el yo se prolonga en el otro,
en el abrazo como en el poema de Pedro Salinas; no yo no tu sino el nosotros.
El personalismo cristiano francés, Emmanuele Mounier, Gabriel Marcel… revindica
ese nosotros esta la vida, y por tanto no hay infierno como pensaba Simone de Beavour
o Sartre.
Las ambivalencias las crea ante la
impresión de realidad de la que está viendo que le despierta ciertas ideas. Usa
el lenguaje para plasmarlas. Dentro de ese lenguaje, a veces poético o filosófico,
aparecen citas de autores… No hay nada premeditado, pero tampoco surge como
escritura automática. La propia realidad que le circunda le condiciona para
abrir camino a la reflexión, no es fruto del azar ni del orden tampoco. Es un
desorden planificado. Surge cuando surge. Sin ninguna planificación, le toca
hilar, unir diferentes textos con añadidos de cine y teatro. “Escucho a manolo García.
A lo largo de ese día surge alguna idea relacionada con el anhelo, el tiempo,
el recuerdo. Aparece el texto y la cita a Manolo García2. Aparece un deseo de
libertad en el libre te quiero de García calvo, por ejemplo. El libro está
lleno de citas y referencias que han surgido tras sus lecturas a lo largo de su
vida. Tiene ubicaciones concretas. Esto es machadiano, “melancolía de lluvia
tras los cristales”. Ve a Bogart en Casablanca e incluye la cita. No hay nada
premeditado ni predispuesto. Sabe que son suyas, pero no se acuerda de nada. No
se acuerda de las 100 páginas que tiene ese librito. “Si me dices que te haga un
análisis detallado del libro no sabría decirte”, reconoce de Agustín. El libro
surgió hace 4 años como una terapia con el lenguaje. Tienes necesidad de usar
un lenguaje determinado, lo plasmas en estos pensamientos. Bien sea novela,
ensayo o poesías. Y la forma literaria más breve y más concreta a su vez son
los aforismos. A la mañana escucha una canción. A la tarde escribe, sueña una
frase de interés, la apunta, al día siguiente la desarrolla un poco más. En ese
momento viene la imagen de una actriz o de dibujos animados. Nada hay analizado
detenidamente o buscado en una enciclopedia. Va saliendo así. Y Carlos de
Agustín se abstrae y mira, al otro lado de la ría, la sede cultural de Podemos.
En la Calle bailen número 1, entrada por la naja, está el apartado cultural de podemos,
su centro neurálgico. Organizan el apartado cultural y dan conferencias, no
solo políticas. En Jardines de albia está la sede burocrática de Podemos. Hay
un cartel que pone Morada. Morada le recuerda la obra de Santa teresa o las coplas
de Jorge Manrique; “Nuestros ríos vienen a dar en el mar del morir. Esta vida
es el camino para otra que es morada”. ¿era Manrique un precursor de podemos?
Su centro de cultura se llama morada. ¡vaya azar, casualidad! Mezcla ironía,
humor, conocimientos de poesía, el paso del tiempo y el juego con el lenguaje.
Pretende ser ingenioso con el lenguaje, unir muchas cosas, cambiar los significados.
la ONG Caritas le sugiere al filósofo caritas de gente menesterosa. No hay
predisposición. Van surgiendo sus aforismos como perlas en una concha.
Le hablo a Carlos de mi amigo Borja
que no ha terminado psicología por dos asignaturas que con la crisis no podía pagar
y matricularse. Este amigo también se expresa en aforismos. Y es que el
aforismo es una forma literaria muy socorrida y que da muy buenos resultados.
El aforismo es la reflexión de
cada cual y la identidad de cada cual con el uso del lenguaje como medio para
dar sentido a la realidad subjetiva. Siempre tiene ese gozo y placer, a la vez
que usas la narrativa y poesía y el intelecto. También convive la filosofía en
un pequeño habitáculo espacio de texto. No es largo en exceso. Es ajustado. En
esa condensaciones breves y pequeñas aparece la grandeza de todo lo que nos
rodea. Todos los filósofos (desde Bergamín a Schopenhauer) tienen deseos de
explayarse y lo hacen con el aforismo. Son ensayos de reflexión filosófica. Publican
los aforismos como aperitivos del plato fuerte que sería el compendio o sistema
filosófico. Nietzsche se expresaba a través del aforismo. Son píldoras que te
ayudan a digerir la gran comida filosófica de los propios autores. Así surgen
los aforismos.
Generalmente cuando lo termina lo
lee y lo corrige. Lo lee solo dos veces, y así ve si hay alguna incorreción o
duda, si es de un autor u otro, lo analiza con más detalle. No se acuerda de
las cosas que ha puesto. Ve algunas fechas y por las fechas se sitúa. La
realidad funciona dentro de su subjetivismo. Sin ningún orden de cambio, de
corrección. Alguna de esas ambivalencias las escribió en inviernos que hacía
mucho frio. Ante el ordenador, veía el monte nevado. Los escribió en el centro de
ordenadores públicos de Txurdinaga. En el exterior había nieve y hacia mucho
frio. La ambivalencia del calor y el frio se le ocurrió en esos inviernos. Así se
le ocurrió la idea de un libro sobre ese género nuevo inventado por él de las ambivalencias.
La ambivalencia es el aforismo en que dos términos contrarios, tesis antítesis,
se sintetizan en una hipótesis filosófica, y por tanto en una dialéctica.
Hablamos de la obsesión por corregir un texto. (Mi primera novela la hice en 10
años hasta que me dije; ya no corrijo más. La segunda me ha salido en tres
meses. Siempre queremos añadir más y más cosas a la novela)
Carlos no quiere hacer ningún compendio
filosófico, pero se desliza por estos aforismos, mostrando su pasión por la
filosofía. El compendio filosófico que no existe se ve en esos aforismos. Quiere
dar la imagen de un librepensador que deja la puerta abierta a la ambivalencia.
La ambivalencia es la forma revolucionaria de entender la realidad. Una moral
suave libertaria se adivina en estos aforismos, no dogmática ni homogénea, sino
profundamente heterodoxa. Por desgracia, se le borraron 60 páginas del
ordenador. Nos hemos quedado sin esos aforismos. Los aforismos los ha escrito
en año y medio, del 2013 al 2014. Podía haber tenido 160 páginas ese libro en
vez de 100, pero nunca sabremos ni conoceremos los aforismos perdidos. Carlos
supone que las otras 60 páginas seguirían en esa misma línea. No piensa
escribir más. Es un hombre muy vago y los vagos dejan caer alguna cosita pero
sin compromiso. Si se le ocurre otra cosa, pondrá más aforismos. La vagancia
nos devora y somos presa fácil de los dientes afilados de quien nos devora; la
propia vagancia, concluye irónicamente. Y espera que no le encierren en la
cárcel de Basauri tras leer su libro de ambivalencias, o tras la entrevista que
le he prometido hacerle o tras ver sus fotos en internet con la kaimada y la
bandera republicana.
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