NATALIE SARRAUTE
Pertenece a la ola experimental
de los años 50 60. Al movimiento que se denominó Noveau Roman que fue un movimiento experimental que se dio en
Francia y rebotó en Europa y en España. Aporta nuevos recursos estilísticos
como el afán de objetividad, el recurso al discurso cinematográfico, quiere que
desaparezca la figura del narrador. El narrador siempre es subjetivo, aunque
sea en tercera persona pues cuenta una historia subjetiva. Se trata de que sea
objetivo y no nos venda la moto de su verdad. La verdad cambia depende de dónde
vives o lo cuentas. Son estos años de rechazo a la experimentación por lo que
ahora es más fácil encontrar novelas experimentales. Hay un rechazo y prima la
comercialidad. Los escritores experimentales son relegados, despreciados y olvidados.
Es una escritora interesante pero radical al experimentar con el lenguaje-.
Nace en Bonavo en Rusia en 1900 y muere en parís en 1999 por lo que vivió 99
años, todo el siglo xx. Es la voz más destacada de la literatura francesa junto
a duras, Claude Simon, Michel Butor que pertenecían a este movimiento. Escribe
en 1956 el ensayo la era de la sospecha,
el principal texto teórico sobre la experimentación en la novela del siglo xx.
En 1938 publica tropismos, su primera novela. En el 46 publica retrato de un desconocido, prologado
por Sartre. Se la considera la primera novela de la nouvele roman que significa
nueva novela pero que en francés queda mejor. Le siguen planetario en el 69, las frutas de oro en el 66, entre la vida y la muerte en el 68, tú no te quieres del 69 e infancia del 83. A principio de este
curso sobre la literatura americana vimos a Mary Mc Carthy que hizo una crítica
sobre la autora; al principio el lector se encuentra en
un territorio desconocido y desconcertante. Escucha varias voces y charlas,
pero no relaciona con las marcas que lo identifican. Escuchas la conversación a
través del tabique de la pared de un hotel. Te entran ganas de preguntar al
conserje sobre esos hospedados, pero no hay nadie. Los que discuten se han
marchado del hotel antes de que llegues a conocerlos. No sabes nada que los
identifique, ni su peinado ni sus vestidos o su tono de voz. No sabemos nada de
ellos.
Estas novelas fueron publicadas en
el NY rivers network y en España por la editorial alfaguara. En el 68 en
Francia y en el 82 en España. En la transición había una vena de
experimentación y se publicó mucho de ella. Antes era más fácil de encontrar y
ahora se encuentra solo en bibliotecas. Fragmento de la palabra amor y otros
relatos:
Es un
café lleno de humo y mal iluminado, un bar de estación. Se oían ruidos de tren
y silbatos. Dos rostros borrados discuten en la mesa. Se escuchan voces que no
percibo con nitidez, solo las palabras, puedo inventarme palabras más comunes,
las que se intercambian en un viaje sobre el té o la naranjada. O los
inconvenientes del tren. Les dejo que imaginen esas palabras. Lo que me atrae e
intriga es la impresión que dan de levedad cuando hablan del sabor de la
granadina y del viaje en tren. Dejo que en la conversación haya espacios vacíos,
imagino palabras que han sido previstas para recibirlas. Esas palabras se
elevan, se postran, como haciendo carambolas, me atrae me obsesiona las
palabras vacías en una conversación. Nunca han sido descritas. Ninguna palabra
ha venido a recoger o mostrar lo que se dicen. Las palabras se reflejan y
parecen andar. Son agradables esas luces. Tienen cercanía, radiaciones,
vibraciones. Caen en un lugar intacto como el resplandor de fondos lejanos.
La autora sospecha en la
comunicación, en la identidad. Ves los hechos reales como arenas movedizas,
dudas de su realidad como si en realidad no se hubieran dicho esas palabras.
Ese es su estilo y se parece a textos de Duras o a la narrativa del dramaturgo
Samuel Beckett. Da una vuelta de tuerca al lenguaje y eso no está de moda.
Sientes des familiarización e irrealidad con los personajes. De ella no sabemos
sus amantes, sus viajes, sus borracheras. De esta autora no vamos a cotillear.
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