sábado, 20 de mayo de 2017

ENTREVISTA A KARMELO LACALLE



Karmelo Lacalle nace en Androllino Lutxana. Trabajo en Sefanitro y soportó el olor a amoniaco. Tras una huelga le despiden en el 84. Tenía 30 años y llevaba trabajando desde los 15. Las grandes manifestaciones fueron en los 70. Marchó a Mozambique con la empresa. No le gustaba la vida en Mozambique donde estuvo un año y 7 meses.
Siempre había escrito, sentía necesidad de expresarse y se metió en la galleta del norte. Vuelve de Mozambique y defiende la justicia social y el comercio igual entre norte y sur. Participa en la ONG Mugari Gabe con otra gente. Contacta con la galleta del norte en el 82, se reunieron el ultimo día que salía publicada la gaceta del norte. Se congregaron en el café Iruña. Hicieron el primer cartel de propaganda del taller. Se juntó la gente en el casino. Era un tipo de taller muy loco, entretenido y entrañable. Hizo muchas amistades que mantuvo muchos años. Salieron muchas revistas locas. En la revista metían cosas de teatro o música.
Había estudiado ingeniería y se metió en la enseñanza tras hacer un CAP. Pidió un año de excedencia. Tenía que volver si no encontraba trabajo. En los 80 se cierra euskalduna Aurrera y fue mucha gente al paro al cerrar las fábricas. Se planteaba volver a Mozambique, pero como sabe eusquera le cogen de profesor. Va a la delegación en mayo del 88 y en septiembre ya le habían dado trabajo en la escuela de minas. Hace una sustitución todo el año y ya se queda. Ha trabajado 40 años. Ahora tiene 63 años y le han jubilado. Se lo toma como unas largas vacaciones en las que no sabe qué hacer, a veces es mejor no hacer nada. Trabajó en Basauri y Beurko. En la fábrica no quiso comprometerse con las ofertas que le hacían. No quería dejar de defender a la gente y así mismo. Fueron a por él en el despido de la fábrica. Despidieron a 3 y se quedaron uno. Sefanitro era una fábrica franquista, modelo del franquismo. Se contrataba por amistades, como ahora lo hacen por partidos. Fue creada para conseguir abonos en la posguerra, según los planes franquistas de después de la guerra. Ahora se dedica a la música. Lleva 5 años estudiando y es un hobby como la escritura. Estudia saxofón. Es inquieto y creador y le gusta el jazz.
Se vio en Mozambique muy cansado de todo. Tenía un puesto alto, pero no le gustaba como trataban a la gente y la filosofía de la empresa. Era una fábrica de importación y exportación y el hacía de ingeniero. Guarda el recuerdo de varias amistades con las que siguió manteniendo correspondencia hasta las inundaciones del 83. Tomó contacto con una familia, ella era profesora de portugués. Se aficionó a la literatura africana. Trajo muchos libros de allá. La galleta publicaba relatos de un hombre de Bilbao que escribía cartas desde un hotel de Mozambique. Eran sus cartas, sus poemas y cuentos. La revista era un sobre con cartas dentro, fotos y mapas del lugar.
Lee mucho ensayo. Le envenena lo que lee últimamente. Lleva 3 meses de jubilación y está recolocando su tiempo y espacio. No quiere hacer nada. (De repente, en medio de la entrevista, aparece una vieja que dice: “hoy estoy aquí o en Santurce si el demonio no me ha llevado”).
En la empresa entró en el 68 y eran mil empleados. Cuando se marchó quedaban 300 y ahora son 84. Se fue reduciendo hasta 150. Se cerró no hace mucho. Con 52 años se están jubilando los más jóvenes. Estaba en los comités de trabajo, en el taller de mantenimiento. “Siempre me ha gustado enredar”, dice. No hizo carrera allí. Siempre estuvo castigado y de peón y con un sueldo pequeño. AHV llegó a tener 5 mil 12 mil trabajadores y se termina con 115 o 85. Con la muerte de Franco se asustaron los empresarios. “Colaboró gente de izquierda en la transición. La democracia no es equiparable a la de otros países. Tenemos derecho al trabajo, pero no hay. Salimos con 3 carreras trabajando por 500 e 10 horas. Los jóvenes viven peor que sus padres. Los jóvenes tienen más miedos y están más presionados. Perdemos los derechos que conseguimos con sufrimiento. Es un mundo diferente. En los años 60 todos éramos hijos de obreros. Era tener dignidad. La gente se ayudaba en los barrios y echaban una mano. Si alguien iba mal las madres ayudaban y había más empatía. Ahora no sabemos quién vive abajo en la comunidad. Si alguien quedaba viudo se le ayudaba. Había campas libres. Hubo una división de la sociedad franquista. La madre se quedaba en casa, en la zona de las campas y caseríos hasta el hospital.” “Siempre había alguien que nos tenía controlados”. Iban al campo de los gitanos. Venían a Gorostiza e iban a comer allí con la portera, donde están las piscinas. En Sestao lutzana había gente con pañuelo en la boca por Sefanitro. No se protestaba por la contaminación en los aires. Tenía una hermana muy guapa. Ante una amenaza de amoniaco, salían todos escapando por Cruces porque los bomberos no querían venir y las mujeres jóvenes mayores se quedaron en camisón medio desnudas. Los críos encantados. Recuerda el bar de Gurutxaga El bar foro, el de manazas sigue estando, la pastelería Martínez en Carlos hermanos. El biontxi, el Nueva york….
Hizo una tontería con el ordenador y borró todos poemas que había escrito en el curro. Estaba muy nervioso. Recurrió a David García el pintor. (Hemos estado en su estudio). Él le dijo; tengo un programa que usa la guardia civil para recuperar documentos. Le dejó el programa, recuperó algo. Aparecía material encriptado, pero dio a la tecla, y lo borró todo. Había cosas que no recuperaba, y se sintió como libre al borrar todo. Hay gente que está la cagada venga a mirarla. Peor él no es así.  Es algo que has necesitado en su momento y ya está, ha sido solo una herramienta. Quizá le dé por escribir algo ahora que esta larri.
Su afición a leer poesía tiene que ver con la infancia. El padre muere en un accidente de moto. La madre queda viuda. Era el mayor de los 3 y se hizo reservado y maduro, no tuvo juventud. La madre cargó el peso de la familia en él. Tuvo que ir a trabajar. De los 12 a los 15 años iba al instituto. Tenía que hacer el desayuno, cuidar de sus hermanos, planchar... A los hermanos los meten en colegios internos. Él se quedó en casa. Desarrolló un carácter místico introvertido. Tenía mucha responsabilidad. Necesitaba sacar su interior y lo que no cuenta a la gente, lo lleva al papel. Sale a borbotones, a veces cosas inconexas. Puede ser terapéutico hablar sin dirigirse a nadie con libertad en el concepto de poesía. No es amigo de concursos y la poesía le parece un lenguaje para comunicar a la gente. No tiene necesidad de decir a alguien que la quiere. La poesía es un lenguaje común a todos los seres humanos, puede ser incomprensible pero la gente capta esa oscuridad. Como lo que hace Goiko, el poeta reversista. Desde su surrealismo y libertad puede mandar todo a la mierda. Lee cosas en la casa cultura de cruces. Es lo último que escribió, hace 12 años. Ahora vive con su pareja y compañera Maribi.
Karmelo recuerda a Pili Arana la pianista que se casó con su amigo Pedro y tenía dos hijos; su hijo Eneko recibió una beca por virtuoso para ir a Alemania. Toca la viola. Jurena, la hermana, hacía un cuarteto. Con Pedro, el padre de los dos músicos, oía radio nacional. Había conseguido tocar en el grupo de Eneko zuhaitx. Pilar Arana era la musa de Pedro con la que ha tenido dos hijas. El grupo incluso editó CDs. Durante 6 años cada vez que tocaban en radio nacional lo grababan. “Está en Alemania, comen mal, no tienen dinero”, se preocupaba Pedro. Adivinaban como lo estaban pasando en Alemania por la música que tocaban Manu Urtaga pintaba cuadros de partituras e insectos, pentagramas con animales. Lo tiró todo. Había gente que quería comprarle esos cuadros, pero como no tenía espacio en casa los quemaba los cuadros en el jardín. Karmelo conoce al padre de una de las que asisten al rally. Jurado, el relojero, es el padre de Virginia que ahora se ha roto la cadera. Jurado estuvo implicado en unos juicios que llegaron al tribunal supremo de Bélgica.

Teñido de negro el paisaje industrial, negra tu cara, negro el continente africano, pero esa oscuridad la sacas y se llena de luz. No te quedas mirando las heces, tiras de la bomba y desaparecen los poemas para dejar paso a la claridad del bosque de Zambrano, la luz y la verdad, aunque a veces queme el sol y nadie entienda el surrealismo
Providencia. Esbelta figura a lo lejos de la brisa. Susurros que hablan de libertad. Añora su cuaderno marrón. Todo se paga al momento. El borrador de sus poemas es un tesoro de dignidad. Manos del tiempo con sudor pasan las paginas dichosas Duermen las paginas al calor de sus parpados. Humo de altas chimeneas, pulmones de rebeldía y trabajo.  Fue a otros países donde las arenas invaden. Vio a una muchacha entre el sol y la luna. Y luego muchas palabras Encontró lo que ya tenía. Fue combatiente y ahora músico. Está quemado de que la vida siga igual 40 años después. Espera a lo que venga. Las deudas se pagan al contado. Fotos en blanco negro. Una bomba de cargada mirada. Apoyado contra la farola, recita con su voz trémula y sus gafas de visión reducida. Tiene los brazos cruzados. Trabajó de peón y le echaron por reivindicativo. Una vieja va mendigando de puerta a puerta. De esa lucha nada queda, el capitalismo especula hasta con las ruinas, entre las casas del fondo. No tuvo juventud y cuido de sus hermanos. Con 15 años ya eres mayor, la soledad le ha hecho introvertido. Escribe surrealismo, pero la gente lo capta

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