AZORIN José
Martínez Ruiz nació en Monóvar Alicante en 1873. Estudia en Yecla, y derecho en
valencia. Lee a kropotkin y le influye el ex jesuita Faure. Es un anarquista
convencido. Escribe Diario de un enfermo en 1901 y la voluntad 1902. Hay
influencia de camino perfección de Baroja. Confesiones de un pequeño filósofo
es su obra más conocida donde se muestra como un intelectual abúlico. En 1905 escribe
la ruta del quijote y en 1912 la ruta por Castilla. Escribe cuentos como blanco
en azul. Le influencia el surrealismo, Gonzalo de Berceo, el arcipreste juan
Ruiz, Manrique, Santillana, incluso el Greco. Escribe la obra de teatro, Vieja
España en 1926 y escribe sobre el estado del teatro español. En 1915 escribe
Tomás rueda y analiza el Don juan en 1922. Escribe María Fontán en 1944 y el
mito de doña Inés en 1925. Habla del paso del tiempo y el eterno retorno de Nietzsche
y Schopenhauer. Muere en Madrid en 1967. Filosofa sobre España y Europa, y
sobre el tiempo. El concepto de intra historia había sido un invento de Unamuno
y él habla de esa historia subterránea de los pueblos. Escribe artículos de
opinión como Las nubes, el análisis de Calixto en la huerta de Melibea o un análisis
de las meninas de Velázquez. Escribe sobre los mudéjares. En su poesía, las nubes
redondas son ideas que el viento ha condenado. Habla del traslado insondable del
porvenir. La existencia es un juego de nubes. Vivir es ver pasar y ver volver angustias,
alegrías, y esperanzas. Las nubes son redondas y blancas. Ante el paso del
tiempo, vivir es ver volver. Habla de un retorno perdurable, eterno, es la imagen
del tiempo. Lentamente se dibuja sobre el cielo azul en lejanía. Sentimos el
tiempo de forma trágica. En sus novelas no hay argumento, acción ni diálogo.
Son obras de gran ironía filosófica. Escribe fragmentos narrativos y descriptivos;
el lugar en que viven, los objetos que les rodean. Habla del siglo XV, de la labrada
escalera de piedra, de los salones vastos, los corredores penumbrosos, el tapiz
de verdes ramas, el silloncito de cuero rojo, la cajonería de pintada y de estofada
talla. Siempre aparecen objetos y paisajes llenos de detalles. Marfil de nácar,
verde boscaje de rosas son metáforas que emplea. Nos habla de la quietud, la calma,
y la paz, el silencio, el piar de las golondrinas. Una taza de mármol con agua.
Sus adjetivos siguen una técnica impresionista. Hay en su prosa poética muchos
sustantivos, y ausencia de verbos. Hay mucha descripción y poca acción. Es claro
y sencillo y simple, sin complicaciones sintácticas, ni subordinadas, ni frases
adverbiales. Son construcciones de gerundio, frases breves y simples, con puntos
y comas. Emplea muchas imágenes en un lenguaje desnudo sin barroquismo
efectista. Es de un gran lirismo poético. Habla de las palabras, su significado
y su disposición. Escribe los trabajos infatigables del campeador mío Cid. El protagonista
único es él mismo, y da unidad a la obra, sin mucha intriga argumental, con
elementos autobiográficos en sus personajes. Los párrafos retóricos recuerdan a
las novelas del XIX. Su existencialismo critica el positivismo y habla de la
condición humana. Sale el tema de castilla y su obsesión por el paso del tiempo. Fue el inventor de la palabra generación del 98, palabra parcela estanco para definir a los escritores y pensadores coetaneos suyos.
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