martes, 30 de mayo de 2017

FRANCOISE SAGAN BONJOUR TRISTESSE



FRANCOISE SAGAN BONJOUR TRISTESSE   1935 2005
Vivió rápido, condujo potentes automóviles, se gastó miles de francos en fiestas y borracheras y acabó endeudándose y siendo perseguida por la hacienda y el fisco. Fumó como una carretera toda su vida, el alcohol le ayudaba a escribir pues da confianza en uno mismo, según decía. Tomó estupefacientes. Se llamaba Francoise Ourief y por eso cambió de nombre la pobre. Tuvo una vida galopando por la carretera y en cada paso le gustaba sortear y tentar al peligro. Vivió peligrosamente. En el 57 de hecho tuvo un accidente de coche que casi la mata. Pero muere a los 69 años de una embolia pulmonar, no dejó nunca de fumar, beber y drogarse. En 1954 con 18 años publica su primera novela; Bonjour Tristesse. La novela que la catapultó a la fama, muy temprana y que le jodió y arruinó la vida. En Francia la mayoría de edad era a los 18 años y su familia de clase bien alta no quería que figurara su apellido en la novela. Por eso Francoise se puso el seudónimo de Sagan que es un personaje de en busca del tiempo perdido, del capítulo Albertine desaparecida. Y es que Proust le encantaba por su tratamiento de ese tiempo que siempre se pierde, que siempre se va. Ella admiraba el intento de Proust de hacer eterno el momento presente y el instante. Igual que había fascinado a Carson Mc Cullers por sus constantes descripciones de comidas y banquetes señoriales. Pero Francoise Sagan provenía de una clase media alta y Mc Cullers no. El libro destaca por su sed de libertad y se convirtió en el best seller de la segunda mitad del siglo XX. Vendió un millón de ejemplares en Francia en un año. No sé si ocupo un lugar en la historia de la literatura, pero si en el mundo editorial y comercial, dijo la joven autora. Otto Preminger llevó la novela al cine. La película es buenísima, igual que el libro. La novela es autobiográfica, Cecile es su alter ego, es ella de adolescente. La protagonista y la escritora venían de una familia adinerada y ella rechaza a la amante de su padre que se lo estaba robando. Está muy bien escrita, al contrario que el amante o el amante de la China del norte de Duras lo que importa es lo que se cuenta, aunque está muy bien escrito el cómo se cuenta, con mucha frescura y originalidad. El cine es una novela sin palabras y es otro lenguaje distinto al verbal. Pero la película supo captar la importancia que el lenguaje y la reflexión filosófica tiene en la novela. Es una película muy bien lograda. Otra de sus novelas, no me digas adiós también se llevó al cine con Anthony Perkins y Deborah Kerr. La situación que se plantea es la de una escritora ya mayor que se enamora de un joven. A la protagonista le dan seguridad los hombres mayores pero ese chico es un lanzado que la ama con energía pese a todo. Es la historia del cariño por una persona que se va. 
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Buenos días tristeza habla de una pelea generacional entre hija y padre, de un complejo freudiano de Electra. Se la considera como autora de una sola novela, como a Carmen Laforet con Nada (de hecho, guarda similitudes su vida con la de la española). Pero escribió más de 50 novelas. Escribía para cobrar, para conseguir dinero para sus vicios. Esta novela fue un suplicio y una etiqueta de la que se intentó librar toda su vida. Eterna niña mujer, por esta novela. La autora se casó dos veces y tuvo solo un niño. Sus últimos años fueron un infierno en la que fue acusada de tráfico y pertenencia de drogas, de evasión fiscal. Tuvo que cambiar de domicilio pues la perseguían. No la dejaban entrar en los casinos y todo lo que ganaba de las novelas iba para hacienda. Ella temía ser condenada al hospicio y dependió de la ayuda económica de sus amigos y familiares. Escribió una autobiografía, memorias de los hombros que es difícil de encontrar. También escribió la novela un disgusto pasajero. Con su talento marcó la literatura francesa contemporánea. Es un mito de las letras y una eterna niña grande generosa y arruinada como muchos de los personajes de sus libros. Murió a los 70 años. 


Bonjour tristese impresionó a los críticos amnésicos del momento. Era el milagro raro del siglo- una niña de papa de 18 años que coge el boli y escribe de un tirón en su cuaderno:
  "A ese sentimiento desconocido cuyo tedio, cuya dulzura me obsesionan, dudo en darle
el nombre, el hermoso y grave nombre de tristeza. Es un sentimiento tan total, tan egoísta, que casi me produce vergüenza, cuando la tristeza siempre me ha parecido honrosa. No la conocía, tan sólo el tedio, el pesar, más raramente el remordimiento. Hoy, algo me envuelve como una seda, inquietante y dulce, separándome de los demás."
El primer párrafo ya muestra la frescura y originalidad que caracteriza sus textos. Declina la suavidad de la tristeza, el miedo a la soledad. En el libro del 2004 inventario antes de liquidación Beigbeder, el autor, hace un retrato de ella. Ese horror al paso del tiempo quizá fue el que la hizo vivir tan rápidamente. La novela empieza con una cita del poema la vida inmediata de Paul Valery, el poeta surrealista. Buenos días tristeza es el comienzo de un poema y encabeza la novela. 
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Cecile es una niña bien con un padre viuda que pasa el verano con él y su amante en la costa azul. El padre la anuncia que quiere casarse con Anne, una mujer seria y equilibrada. Eso destrozaría el equilibrio paterno filial de su infancia. Así que urde un plan al estilo de las amistades peligrosas para librarse de la amante y que su padre no se case. Consigue su propósito, pero aprende que el amor es imposible, la felicidad espantosa y la frivolidad inunda todo de banalidad. Sagan captó su época, es una certeza que la autora logró un estado de gracia semejante a la de los grandes clásicos. Aunque luego la ha pifiado en otras novelas, Beigbeder en inventario antes de liquidación se manifiesta fiel a Cecile. Renovó la literatura francesa y ganó su casa en un juego de apuestas en un casino. Era una niña mimada que ganaba los concursos locales. Acabó siendo una mujer enferma y arruinada, enganchada a la cocaína, perseguida por el fisco y abandonada por su corte de fans. Esta novela crea una frágil emoción que es a su vez una tormenta de trasgresión. Es una obra maestra imposible de analizar o clasificar. Nos hace estar menos solos y más solos a la vez. La calificaron a su autora como un monstruo encantador, una friki. Fingió ser una juerguista toda su vida cuando era un genio. Beigbeder se confiesa amigo de ella cuando escribe esta reseña un año antes de que muriera. 
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La novela no tiene nada que ver con la nouvelle vage. El amante de Duras y esta fueron las novelas más vendidas en Francia. Del presente va al pasado. Aparece también la duda y la sospecha y hay algo de experimentación también. Duras diferencia entre ella en su intimidad escribiendo la novela y la niña sobre la que estaba escribiendo, que era ella misma de joven. Ella escribe sobre la perplejidad que siente al describir esa niña que está naciendo y acabara siendo ella por los caminos azarosos e inexplicables de la vida. Por eso escribe su trilogía de memorias, para destrozar ese bebe con carga genética del pasado. Ese bebe acaba siendo ella. Tanto en Duras como en Sagan hay una extrañeza por su propia identidad. La memoria se mueve en arenas movedizas también en Nathalie Serraute. Al hilo del presente observamos el pasado y en ese pasado lo que importa es la mirada que va cambiando constantemente y más en Duras que decía que la vida es pura trasformación y cambio. Duras había dicho; no saber a dónde ir no te exime de ir. En el amante coge el pasado con alfileres, como en la narrativa de Serraute, no es fácil de leer el amante, no tan fácil como buenos días tristeza. Duras pensaba que la novela iba a estar mediatizada por la película y por eso escribe una versión para el cine, la amante de la china del norte. 9 años después. Cambia la visión y los hechos, y escribe de forma diferente, hasta el punto de que parece más un guion de cine. Aquí va el comienzo, el primer capítulo, de buenos días tristeza:
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Tenía 17 años y era feliz. Los demás eran mi padre y su amante. Mi padre tenía 40 años y era viudo desde hace 15. Era joven y lleno de posibilidades. Tenía una amante distinta cada 6 meses. Me costó aceptar su vida sexual, pero me predispuse y obligué a amoldarme. Gustaba a las mujeres porque tenía un aire interesante y conmigo era bueno generoso alegre y cariñoso. Era mi mejor amigo. Era tan amable que me preguntó si me importaría la presencia de Ane en las vacaciones. Era una chica alegre mundana simpática simple y cabaretera en un espectáculo. Alquiló una casa con jardín en el mediterráneo en la costa dorada. Me mecía en el mar y nos bronceábamos y se nos quedaba la piel de color dorado. A ella se le quedaba la piel roja y se le pelaba entre dolores. Mi padre hacía ejercicios con las piernas para eliminar la barriga incompatible con su fama de don juan. Con los movimientos en el agua me purificaba y desprendía del polvo de París. La arena caía como lluvia amarillenta y suave. La arena se escapa como el tiempo. era una idea fácil y me gustan las ideas fáciles. Allí en el mar vi a un chico que zozobraba su velero en el mar. Era un estudiante de derecho. Tenía algo equilibrado y protector que me gustaba. Los estudiantes están preocupados por su juventud. Prefería a los amigos de mi padre, cuarentones con dulzura de padres y amantes. Mi padre alterna con gente estúpida y vacío El chico tenía una belleza que inspiraba confianza. Pero él no quería agradar. Aunque tenía un afán de conquista y deseo vital o de dominio. Se sentía seguro de sí mismo. Le enseñé a navegar en velero. Regresé a cenar sin apartarme de este pensamiento. No entable conversación y vi a mi padre nervioso. El cielo estaba cuajado de estrellas que surcan el cielo en su caída. Cantaban miles de cigarras, ebrias de calor y luna. Era el grito de las noches oscuras, un grito gutural instintivo como el de un gato en celo. Me dieron los embates del sueño y soñé con lunas de arena. En el sueño me anunciaron que iba a llegar alguien. Tanta tranquilidad no podía durar. Iba a venir Ane.  
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