viernes, 5 de mayo de 2017

LA PASIONARIA, DOLORES IBÁRRURI

1. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo contiene un análisis de la vida y repercusión de Dolores Ibárruri a lo largo de las distintas etapas de su vida tanto en España como en el exilio. Como objetos de investigación y para dividir el trabajo en diferentes apartados se realizó una investigación general sobre la vida de la Pasionaria, que conforma una pequeña biografía y más adelante se detallan sus pasos por las diferentes etapas de cambio que sufrió España durante la Segunda República, la Guerra Civil, su exilio durante el franquismo y su vuelta al país.
Se hace hincapié también en su carrera política en el Partido Comunista y a modo de final se indaga en su influencia en la posteridad y se realizan las conclusiones.
La investigación de la vida de Dolores Ibárruri se realizó por el interés de conocer a uno de los ejes del tramo de historia elegido y debido a su procedencia, el País Vasco, que resulta especialmente atractiva debido a la cercanía. Establecer un escrito conjunto con las distintas etapas de la Pasionaria con detalles y unido en una línea temporal resulta interesante y práctico para poder conocer
mejor su obra y sus ideales.
Tras escoger y acotar el tema del trabajo a presentar, se escogieron los puntos a tratar y se prosiguió con la investigación pertinente para desarrollarlos. Internet y varios libros dedicados a la Pasionaria sirvieron de fuentes documentales para configurar el trabajo que a continuación se presenta. También se indagó en la historia del Partido Comunista de España, ya que la militancia de la Pasionaria en sus filas fue una de las claves de su vida política.
Uno de los objetivos de este trabajo es el logro de una mayor profundización en la vida de Dolores Ibárruri, así como en sus ideales y sus distintos pasos a lo largo de su historia. Otro de los objetivos fue el de retratar su influencia posterior. Al unirlo todo en un mismo texto se consigue una imagen detallada y en conjunto de lo que supuso su existencia en periodos determinantes de la historia de España.
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2. BIOGRAFÍA
Dolores Ibárruri era conocida como la Pasionaria, pues arengaba sus discursos con gran vehemencia y pasión. Fue la secretaria general del PCE desde el 42 a los años 60, antecesora de Santiago Carrillo en el cargo. Fue también la presidenta del Partido comunista español desde los 60 hasta 1989.
Su imagen siempre va asociada a la de Santiago Carrillo y al recuerdo de la vuelta de ambos del exilio durante la Transición. Fueron recibidos en España con gran ovación y se convirtieron en símbolos de la nueva democracia.
Sin embargo, se tardaron muchos años en legalizar el Partido Comunista, que vivía marginado de la vida política española. Se reunía clandestinamente y ejercía mucha fuerza desde el exilio. Participó en la Segunda República siendo diputada en Cortes por Asturias desde el 36 al 39, cuando tras la guerra tuvo que exiliarse.
Dolores Ibárruri Gómez nació el 9 de diciembre de 1895 en Gallarta, cerca de las minas de los montes de Triano en la zona de Abanto y Cierbana que se caracterizaba por sus cuencas mineras. Con la revolución industrial comenzó la explotación de estas minas.
Ante las nuevas necesidades de los trabajadores, construyeron pueblos mineros y obreros por la zona. Eran casas muy modestas, en las que vivían varias familias, con poco espacio y sin medidas higiénicas o saludables. Es en este contexto donde se crió Ibárruri.
Era hija de Antonio Ibárruri (obrero de ideología carlista) y Juliana Gómez (que era de Castilruiz, en Soria). Su apellido deriva de la anteiglesia de Ibárruri anexionada en el 65 a Múgica. Se casó con Julián Ruiz Gabiña (1890-1977, murió en Baracaldo) y tuvo 6 hijos; Ester, Rubén, Amagoia, Azucena, Amaya y Eva.
Ester (1916-1919), Rubén (1920-1942) su único hijo varón era era teniente del Ejército Rojo y feneció en la batalla de Stalingrado, en el 1942) Amagoia, Azucena y Amaya (trillizas nacidas en 1923, Amagoia murió al poco de nacer y Azucena a los dos años) y Eva (1928; murió a los tres meses). No tuvo una vida fácil y muchos de sus hijos se murieron prematuramente.
Ejerció también el Periodismo y fue premiada con el premio Lenin de la Paz y la orden de Lenin ya que viajó a Rusia y a otros países comunistas
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La Pasionaria no solo destacó como dirigente de la República y gran política, sino también por ser una gran feminista que denunció el machismo imperante rebelándose a la visión franquista de la mujer en la sección femenina.
Ella misma fue una gran intelectual, aunque en 1910 tuvo que abandonar los estudios. Dejó la Escuela Normal de Maestras y sus estudios de magisterio para trabajar de costurera y sirvienta.
Fue su marido quien la introdujo en la ideología marxista. Se rebeló contra la educación tradicionalista y católica que había recibido hasta el momento abrazando el ateísmo. Se aficionó a la lectura de los socialistas utópicos, autores como Saint Simon, Proudhon o Robert Owen[1].
En 1917 participó en la huelga general que tuvo lugar ese año. También se desarrolló la Revolución Rusa, acontecimiento que le marcó profundamente y le llevó a convertirse en la fundadora del Partido Comunista Obrero Español.
Un año después publicó un artículo: El minero vizcaíno, con el seudónimo de Pasionaria. Siempre estuvo en puestos de compromiso dentro del partido y fue apresada en numerosas ocasiones. Formó parte del Comité Central en 1930 y después se presentó a las elecciones a las Cortes Constituyentes, pero no ganó.
En 1931 acudió a Madrid y ejerció de periodista en Mundo Obrero, el periódico del Partido. Dos años más tarde presidió la recién fundada Unión de Mujeres Antifascistas. Tras divorciarse de su marido, mantuvo una relación amorosa con Francisco Antón, un dirigente del PCE en Madrid, catorce años menor que ella. Escribía artículos periodísticos en La lucha de clases y El minero vizcaíno firmando como Pasionaria.
Entre sus frases más famosas se encuentran: “Más vale morir de pie a vivir arrodillado” o su “¡No pasarán!”. Entre las sombras de esta gran mujer está aquello que le dijo a Calvo Sotelo: “Este será tu último discurso”, unos días antes de que lo asesinaran.
La derecha del país se encargó de crear una leyenda negra en torno a ella, atribuyéndole muchos amantes e infidelidades que ella no había cometido. Dolores Ibárruri luchó por la sociedad, pero muchas veces sin el apoyo de esta.
Esta mujer vehemente y pasional pasó a la posteridad, a las enciclopedias y a la historia. Su mito trascendió su propia vida y obra adquiriendo un carácter de leyenda. Dolores Ibárruri murió a los 93 años el 12 de noviembre de 1989 en Madrid.
Notas:
[1] Robert Owen (1771-1858), socialista utópico, considerado como el padre del cooperativismo.
Nueva visión de sociedad (1814), ensayo sobre la formación del carácter humano.
1825: Observaciones sobre el efecto del sistema manufacturado (1825). Claude-Henri de Rouvroy (1760-1825), Vues sur la propriété et la législation (1814).



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3. CONTEXTO
Debido a su creciente importancia en el PCE, se la reconoció en la conferencia clandestina del Partido, conocida por motivos de seguridad como “La conferencia de Pamplona”, que realmente se llevó a cabo en Bilbao a principios de 1930. Fue elegida entonces vocal del Comité Central.[2] Todo ello y el hecho de que fuera mujer, atrajo la atención de la Internacional Comunista o Komintern.
A principios de 1931, fue presentada a un activista de la organización, el soviético Mijail Koltsov: “En una barriada de Bilbao, en una pequeña taberna a orillas del Nervión, unos camaradas me presentaron a una mujer alta, delgada y de pocas palabras. Como todas las españolas del pueblo iba vestida totalmente de negro, pese al tórrido calor (…)”. Koltsov advirtió enseguida que la mujer de sencillo vestido negro constituía una enorme adquisición para el Partido[3].
Dolores Ibárruri durante la Segunda República Española (1931-1936):
Antecedentes:
Segunda República Española:
En Septiembre de 1931, con la II República proclamada, fue asignada para trabajar en Mundo Obrero (órgano de prensa del Comité Central del PCE) bajo las órdenes de quien a la sazón era su director, Vicente Uribe. Es entonces cuando se suceden sus idas y venidas por detenciones y estancias en la cárcel, las cuales no la hacen cejar en sus obligaciones con el Partido.
En Madrid es detenida y acusada de ocultar a un camarada huido de la Guardia Civil. Pasa en prisión los últimos meses de 1931 y a principios de 1932 recupera la libertad por falta de pruebas. En el IV Congreso del PCE, celebrado en Sevilla en marzo de 1932, fue nombrada miembro del Secretariado del Partido como responsable de la Comisión de Mujeres.
Volvieron a encarcelarla al volver de Sevilla acusada de insultar al gobierno en un mitin celebrado en enero. Su hijo Rubén había quedado al cargo de una familia en el lugar donde ambos se alojaban; al enterarse de la detención de la madre, maltratan al muchacho que contaba con 12 años y éste se las arregla para llegar hasta la cárcel donde está Dolores, quien encomienda su custodia a unos camaradas hasta que pueda volver con su hijo a Bilbao. Después la trasladan a la cárcel de Larrinaga, hasta que queda en libertad en enero de 1933.
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Durante su estancia en prisión no pudo participar en el cambio de dirección del Partido con la sustitución de Bullejos, enfrentado a la estrategia de clase contra clase que impedía a los comunistas apoyar a la nueva República, considerado un régimen decadente y burgués al que no se debía apoyar, proceso llevado bajo la tutela del italo argentino representante de la Komintern Victorio Codovilla.
A Bullejos le sustituye el sevillano José Díaz Ramos (1932-1942), antaño miembro del sindicato anarquista de panaderos de la CNT. Díaz se hizo comunista durante una estancia en la cárcel en los años veinte. En noviembre de 1933 Dolores viajó por vez primera a la URSS como delegada del PCE al XIII Pleno de la Komintern. Permaneció en Moscú hasta febrero de 1934 para asistir al XVIII Congreso del PCUS, durante el cual su oratoria impresionó a Stalin.
Durante los tres meses de su primera estancia en la Unión Soviética conoció Moscú y Leningrado, admiró el orden y el progreso soviético tras los primeros 15 años de Revolución e hizo numerosos contactos internacionales al serle encomendada una misión que luego sería muy importante: la organización en España de la Unión de Mujeres Antifascistas. En dicha organización, en 1934, conoció a quien sería su asistente, secretaria y mano derecha durante décadas, Irene Lewy Rodríguez, más conocida como Irene Falcón[4].
A través de la Unión de Mujeres Antifascistas, Dolores Ibárruri adquiere todo su protagonismo contra los efectos de la brutal represión que sufrieron los mineros tras la Revolución de Asturias de octubre de 1934 (durante el llamado Bienio negro republicano). Dolores Ibárruri se ocupó de la evacuación de los hijos de los mineros muertos o encarcelados en la lucha para trasladarlos hasta otras partes de España y ponerlos bajo el cuidado de familias de acogida.
En noviembre de 1934 fue detenida tras organizar la evacuación de 150 niños de los valles mineros. Cuando es puesta en libertad cruza a pie los Pirineos y participa en un mitin en abril de 1935 en París a favor de las víctimas de la represión en Asturias. En estas circunstancias tomó una decisión que resultó muy dolorosa para ella; pidió el traslado de sus hijos Amaya y Rubén a la Unión Soviética.
En julio pudo visitarlos al ser elegida delegada al VII Congreso de la Komintern, en la que se adoptó la estrategia del Frente Popular, que sería ensayada con éxito en España, Francia y otros países. Al volver a España vivió en la clandestinidad hasta la vuelta a la legalidad del Partido, poco antes de la campaña de las elecciones de febrero de 1936 que daría la victoria al Frente Popular (coalición integrada por candidatos del PCE, PSOE y partidos republicanos de centro-izquierda). Antes organizó la evacuación en enero de otros 200 niños asturianos, por lo que fue de nuevo detenida para ser liberada durante la campaña de las elecciones.
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Los asturianos premiaron sus acciones y Dolores Ibárruri ganó el escaño por Asturias. Al día siguiente corrió a las cárceles de Gijón y Oviedo para ordenar la liberación de los presos comunistas, anarcosindicalistas y socialistas gritando por las galerías: “Camaradas, ¡sois libres!”, asumiendo ante los alcaides de las prisiones -como diputada electa al Congreso de la República Española- la responsabilidad de las excarcelaciones. A su vuelta a Madrid el PCE organizó una gran manifestación para acogerla como a la heroína que ya era.
Durante la primavera de 1936 Dolores estuvo cada vez más presente en la vida pública y política: hizo campaña por la amnistía de los presos, estuvo con los mineros huelguistas de Sama de Langreo, amenazando con encerrarse con éstos en la mina, realojó a un grupo de inquilinos desahuciados.
En otra ocasión obligó a una clínica de maternidad a reingresar a dos mujeres en avanzado estado de gestación y a las que habían expulsado por negarse a rezar, demostrando en muchos casos cotidianos, codo a codo con la gente del pueblo, su compromiso con la justicia social.
Como diputada de la República tuvo éxito. Sus inteligentes intervenciones sorprendieron incluso al dirigente socialista Indalecio Prieto (ministro en varias legislaturas y afamado orador parlamentario), quien le preguntó dónde había aprendido a hablar tan bien, a lo que Dolores le contestó con cierta sorna:Acudiendo a sus mítines”.
El 6 de junio se produjo en las Cortes un interesante debate en el que participaron el católico autoritario Gil Robles y el ultraderechista Calvo Sotelo. Fingiendo pedir moderación, el primero justificó largamente el alzamiento (clerical-fascista) que se estaba preparando y con despiadada exageración leyó una larga lista de asesinatos, palizas, robos, incendios de iglesias y huelgas, un catálogo de desórdenes de los que culpó al gobierno. Calvo Sotelo exigió virtualmente un alzamiento: “Considero que también sería loco el militar que al frente de su destino no estuviera dispuesto a sublevarse a favor de España y en contra de la anarquía”.
Ante la debilidad de la respuesta del primer ministro Casares Quiroga, Dolores Ibárruri tomó la palabra y, según el Diario de Sesiones del Congreso, dijo:“Permítame su señoría poner al descubierto la dualidad del juego, es decir las maniobras de las derechas, que mientras en las calles realizan la provocación, envían aquí unos hombres que con cara de niños ingenuos (risas), vienen a preguntarle al gobierno qué pasa y a dónde vamos (grandes aplausos)…” y continuó enumerando las torturas y crímenes sufridos por los trabajadores en Asturias y otros lugares. “Y si hay generalitos reaccionarios que en un momento determinado, azuzados por elementos como el señor Calvo Sotelo, pueden levantarse contra el Estado, hay también soldados del pueblo (…) que saben meterlos en cintura”.Resultado de imagen de dolores ibarruriResultado de imagen de dolores ibarruriResultado de imagen de dolores ibarruri
De este discurso ha salido el mito franquista de que Dolores Ibárruri amenazó a los líderes de la extrema derecha parlamentaria, aunque en el Diario de Sesiones de las Cortes no conste tal amenaza”[5].
El levantamiento militar fascista del 18 de julio reveló pronto la capacidad de Dolores para interpretar el estado de ánimo del pueblo e inspirarlo. El 19 de julio de 1936 leyó un comunicado del PCE apuntado por ella misma un conmovedor llamamiento a cada hombre, mujer y niño de todas las regiones de España que acuñó el lema “El fascismo no pasará. ¡No pasarán!”.
El eco de esa voz resonó en todo el mundo durante los años siguientes, en la defensa numantina de Madrid y otras ciudades y frentes, convirtiéndose desde entonces en el grito de la resistencia antifascista.
Notas:
[2] José Bullejos, La Comintern en España, Impresiones modernas, México. D.F., 1972 y Joan Estruch, Historia del PCE (1920-1939), El Viejo Topo, Barcelona, 1978, pp. 57-58.
[3] Mijail Koltsov, Diario de la guerra de España, Ruedo Ibérico, París, 1963, pp. 412-413.
[4] Irene Falcón, autora de Asalto a los cielos, autobiografía que tiene el ilustrativo subtítulo de “Mi vida junto a Pasionaria”, es una fuente inagotable de datos sobre Dolores Ibárruri. Asalto a los cielos. Mi vida junto a Pasionaria, Temas de Hoy, Madrid, 1996.
[5] Paul Preston: Las tres Españas del 36, pp. 350 y 351.
En Las Ventas. Madrid, febrero de 1936.


Dolores Ibárruri durante la Guerra Civil Española (1936-1939):
“Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir la España democrática y popular en un infierno de terror y muerte. Pero, ¡no pasarán!”[1], así realizó su llamamiento la Pasionaria frente a los micrófonos del Ministerio de la Gobernación el 19 de julio de 1936. Su nombre resonó en todas partes durante los días de resistencia a la sublevación. En las Brigadas Internacionales, tanto en el frente como en la retaguardia, entre los soldados y las madres, en la batalla del Ebro y en la defensa de Madrid. Durante el periodo de guerra Dolores Ibárruri
se convirtió en leyenda.
El frente fue su primer destino como diputada, acudió a la sierra de Guadarrama con las filas del Ejército y el Gobierno republicano sumidos en la confusión. Los soldados se mostraban escépticos antes las palabras de Ibárruri mientras ella aportaba su contribución a la formación de las milicias y del Ejército Popular. Además, haciendo honor a su condición de mujer del pueblo, animó a las mujeres a pelear junto a los varones y a crear unidades milicianas dentro del V Regimiento: “¡Jóvenes en pie para la pelea! Mujeres heroicas, mujeres del pueblo, acordaos del heroísmo de las mujeres asturianas; luchad también vosotras al lado de los hombres para defender el pan y la tranquilidad de nuestros hijos amenazados” [2].
La primera experiencia de incorporación de la mujer a la vida económica y política fue en la retaguardia, donde se encontraba Ibárruri en los hogares para niños y hospitales luchando por la inclusión de la mujer en los trabajos en fábricas, participando así en la revolución de las mujeres españolas. Su identificación de la defensa de la revolución obrera con la emancipación de las mujeres propició su participación en la lucha por la defensa de la República.
Pero este enaltecimiento de la figura femenina como miliciana fue breve ya que en octubre del 36 se les retiró de los frentes y su imagen quedó dañada tras el argumento de destruir el desarrollo del esfuerzo bélico. También se utilizó para que los hombres asumiesen sus deberes patrióticos y se reforzó la imagen de la madre combatiente, que ayudaba en la guerra desde la retaguardia.
El discurso de la Pasionaria cambió al adoptar la Guerra Civil el talante de guerra patriótica en el bando republicano. Incluso su figura de líder comunista femenina se acercó cada vez más a la imagen de madre protectora y sufridora: “Lucháis por librar a vuestras mujeres, a vuestras madres, a vuestras hermanas y a vuestras novias de las atrocidades de los fascistas.” [3].
A su carácter agitador se une el de una dirigente del Partido Comunista Español que va adquiriendo más autoridad e interviene activamente en la vida política. Desde noviembre del 36, cuando Largo Caballero abandonó Madrid y todo el Gobierno se encuentra en Valencia, Ibárruri intervino en la organización de la defensa de la capital, que frenó el avance de las tropas de Mola sobre Madrid y otorgó prestigio a los comunistas. En este momento la dirección de las Juventudes Socialistas Unificadas se incorporó al PCE. Cuando se acercó el final de la contienda y Casado estaba preparando la capitulación y el golpe, Dolores Ibárruri se encontraba entre los dirigentes del PCE que permanecieron en la capital hasta el último momento. Creyó hasta el final que era necesario y posible organizar la resistencia, no quiso irse.
Tampoco quiso marcharse de Alicante cuando los soldados, diputados, milicianos y generales ocuparon el último trozo de territorio legítimo. Togliatti y Negrín, con la autoridad de la III Internacional la convencieron en la mañana del 6 de marzo de 1939 para que ocupase una plaza en un avión que despegó con un destino incierto hacia la costa de África.
Notas:
[6] Pasionaria, Memoria Gráfica, Madrid, 1985, p. 47.
[7] Robert Low, IBÁRRURI, 1992, p. 103.
[8] Cruz R., IBÁRRURI, 1999, p. 99.
En el frente de Brunete saludando a los soldados junto al general Walter y Francisco Antón.


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Dolores Ibárruri durante el exilio (1939-1977):
Dolores Ibarruri residió en Moscú durante la mayor parte de los casi 40 años que duró su exilio. Desde que en 1960 dejó la secretaría general, su papel político quedó reducido, pero en momentos cruciales, como el de la invasión soviética de Checoslovaquia, su apoyo a las decisiones de Carrillo fue decisivo para mantener la unidad del partido.
Por lo demás, a medida que cumplía años, su vida fue convirtiéndose en la de una señora anciana, llena de tristes recuerdos, que dedicaba buena parte de su tiempo a la lectura y al cuidado de sus nietos y con una enorme añoranza por su España natal.
Vivía en una pequeña casa situada en uno de los barrios del antiguo Moscú. Su afición por la lectura se vio favorecida por el insomnio que padecía. Leía muchos libros políticos, de literatura e historia, antiguos y modernos: Unamuno, el padre de Mariana. Séneca, Balmes, Cicerón, Cervantes, los grandes poetas españoles, desde Quevedo hasta García Lorca, los clásicos rusos y franceses; todos los libros que sus amistades le enviaban desde España, Francia o América.
En aquellos años también se dedicó a escribir. Publicó su primer libro de memorias, El único camino, que tuvo un éxito considerable y fue traducido a varios idiomas, y dirigió el trabajo de las comisiones del partido que redactaron primero una breve historia del PCE y más adelante una extensa historia de la Guerra Civil, en cuatro tomos.
Su función de presidenta del partido hacía que asumiera la máxima representación de éste en diferentes actos, nos fundamentalmente protocolarios y otros con mayor contenido político. En 1960 participó en la famosa conferencia de Moscú, en la que participaron 81 partidos comunistas y salió a la luz la ruptura entre Moscú y Pekín.
No comenzó a viajar a países occidentales hasta los años setenta. A Francia, por ejemplo, no podía viajar oficialmente porque seguía vigente una orden de expulsión de septiembre de 1950, aunque en septiembre de 1968 le fue concedido un visado de corta duración para que pudiera visitar a su hermana Teresa. Sin embargo, en los años 60 viajó a Cuba y a Yugoslavia. El viaje a Cuba fue en 1963 y Yugoslavia en 1965.
Pero no todo eran viajes, también existían las preocupaciones causadas por la dura represión que los comunistas sufrían en España y otras por disputas internas en el partido. Ibárruri, en su papel de presidenta del PCE, pronunció un notable discurso en el debate que condujo a la condena de Fernando Claudín y Jorge Semprún.
El papel político de Dolores era cada vez más reducido, pero seguía representando un apoyo importante para Carrillo frente al sector más pro de su partido. En Moscú comenzó a correr el rumor de que el apoyo de Dolores Ibárruri a la línea antisoviética de Carrillo era el resultado de su senilidad y, con un mal juego de palabra, comenzaron a denominarla “Pensionaria”, al tiempo que las autoridades intentaban mantener el respeto a su pasado.
En 1971, Dolores volvió a intervenir, después de muchos años, en un mitin masivo que congregó a miles de españoles y representó un espaldarazo a la nueva línea política que Santiago Carrillo había dado al partido. El mitin tuvo lugar en Francia, donde ella se tuvo que trasladar clandestinamente. Y en 1974 participó de nuevo en un gran mitin también dirigido a los españoles.
Esta vez tuvo lugar en Ginebra y las autoridades suizas se mostraron menos complacientes que las francesas. El momento era crucial: la revolución de los franceses había barrido hace unos meses a la dictadura portuguesa y el PCE se preparaba para presentar públicamente una junta democrática. Debía reforzar la imagen interna del partido. Pese a ciertos acontecimientos,
ella recuerda en sus memorias que “resultó un éxito rotundo”.
Notas:
[9] Juan Avilés: La mujer y el mito. Pasionaria, capítulo 10, ‘Siempre en Moscú’, (2005).
Llegada a la Habana. 1963.

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Regreso a España de Dolores Ibárruri (1977-1985):
Tuvieron que pasar casi 40 años de exilio antes de que Dolores Ibárruri viera cumplido su sueño de regresar a España. Lo hizo en mayo de 1977 y poco después volvió a ser elegida diputada por Asturias, como en 1936. Pero el regreso se produjo demasiado tarde para ella, ya que tenía ochenta y un años y tuvo que dejar su escaño parlamentario.
No eran ya los tiempos gloriosos de 1945, cuando los comunistas italianos y franceses se beneficiaron del prestigio de una Unión Soviética triunfadora en la guerra mundial. Cuando la democracia llegó a España, el movimiento comunista internacional estaba ya en declive, mientras que los países de Europa occidental estaban alcanzando unos niveles de prosperidad económica y de bienestar muy alejada de la del país.
La crisis económica desencadenada por el alza de los precios del petróleo en 1973 no puso en cuestión esa prosperidad, pero en España tuvo consecuencias notorias que ralentizaron la transición democrática. Los últimos meses del régimen de franco fueron duros y tensos, ya que las acciones terroristas de ETA y del FRAP agudizaron su tradicional tendencia a buscar en la represión la única respuesta a los desafíos de la oposición.
España ha parecido volver al aislamiento de décadas atrás cuando, en septiembre de 1975, el fusilamiento de cinco militares de ambas organizaciones provocó protestas en distintos países europeos. Y una vez más denunció entonces Dolores la represión franquista desde los micrófonos de la Pirenaica, con un llamamiento en el que enfatizó su condición de madre sufriente[10]
Los últimos años de vida de Dolores se pueden resumir en varios momentos importantes: en 1978 acudió al funeral de Largo Caballero; en 1979 renunció nuevamente a ser candidata en las elecciones legislativas; en 1980 estuvo presente en un mitin en la Plaza de toros de Madrid por el 80 aniversario del PCE; en 1981 se estrena en la capital de España una película sobre ella llamada Dolores[11]; en 1983 redacta la segunda parte de sus memorias[12] (y se publican al año siguiente) y es reelegida presidenta del PCE; en 1985 es homenajeada por su 90 cumpleaños en Asturias y no asiste; muere en 1989, unos días después de la caída del Muro de Berlín el 12 de noviembre, menos de un mes antes de cumplir los 94 años[13].
Notas:
[10] Juan Avilés: La mujer y el mito. Pasionaria, capítulo 11, ‘El regreso’, (2005).
[11] Dolores. José Luis García Sánchez, Andrés Linares. Alea Films (1981)
[12] Ibárruri, D. Memorias de Dolores Ibárruri, Pasionaria: la lucha y la vida. Editorial Planeta, (1985).
[13] Cruz, R. Pasionaria: Dolores Ibárruri, historia y símbolo (Vol. 1). Editorial Biblioteca Nueva, (1999).

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4. CARRERA POLÍTICA, PARTIDO COMUNISTA
No es posible realizar un retrato fidedigno de Dolores Ibárruri sin asociarla con su militancia en el Partido Comunista de España del que fue fundadora, llegó a ser presidenta y en el que proyectó una huella imborrable y simbólica. Como ella, este partido pasó por muchas fases a lo largo de su historia,y ambos están ligados íntimamente.
El Partido Comunista nació a principios del siglo XX a partir del socialismo. Tras la Primera Guerra Mundial, junto a la revolución bolchevique del 17 se creó la primera Internacional Comunista. En la Segunda Guerra Mundial, los socialistas se radicalizaron, siendo los mencheviques más conservadores.Es un partido democrático representante del pueblo en el que, desde su nacimiento, hubo facciones y crisis internas y disidentes. Nació del marxismo, del socialismo científico y utópico y la vanguardia fundamentando sus bases en el Capital y en el Manifiesto Comunista de Marx y Engels. Sus filas se nutrían de obreros industriales más que de campesinos.
En España se fundó el 14 de noviembre de 1921 por disconformidades dentro del Partido Socialista Obrero Español. El Partido Comunista Español y el Partido Comunista Obrero Español se unieron mediante una Conferencia de fusión formando el Partido Comunista de España con la intención inicial de unirse a la Internacional Comunista convocada por Lenin. Entre sus fundadores se encontraba Dolores Ibárruri. El partido se componía de estudiantes, intelectuales, cierta burguesía progresista, obreros y campesinos.
Los comunistas querían adherirse a la III internacional y los socialistas no. Antonio García Quejido, fundador del PSOE y UGT, se separan del PCE. Facundo Perezagua fue otro fundador. Con la dictadura de Primo y Alfonso XIII se cierran los locales del partido y se detiene a mucha gente. El partido es clandestino y sectario, pues estaba prohibido en España. En el 27 se adhiere la CNT de Sevilla. Durante la dictablanda de Berenguer se recuperan algunas libertades, pero sigue sin legalizarse. El 23 de agosto del 27 aparece el primer periódico semanal diario del partido,
el Mundo Obrero.
Al proclamarse la Segunda República el 14 de abril del 31 se legalizó el PCE, pero los comunistas veían esta república burguesa y traidora. Se eligió al primer alcalde comunista, Luis Cicúendez en Toledo y se convirtió en un partido de masas. En el 33 se eligió en Málaga el primer diputado comunista, Cayetano Bolívar Escribano. Se creó la federación Comunista de Euskadi.

Cuando la CEDA llegó al poder, el PCE vuelvió a la clandestinidad. El partido participó en el primer gobierno de izquierdas de la república y en el Frente Popular. Muchas milicias antifascistas provenían del partido. Se creó en el 36 la Juventud Socialista Unificada JSU que aglutinaba las juventudes socialistas y las comunistas lideradas por Santiago Carrillo. Ese mismo año se creó el partido socialista unificado de Cataluña PSUC.
Durante la Guerra Civil el partido buscó siempre la unidad contra los golpistas. Al inicio de la guerra se unificaron la UGT y la CGTU y la República recibió ayuda de la URSS. El 29 de julio de 1936, a los diez días de haber empezado la guerra, Dolores Ibárruri hizo una llamada internacional por radio para defender la República que escucharon millones de personas.
Comenzaron a formarse las brigadas internacionales de voluntarios europeos y estadounidenses que querían luchar en la Guerra Civil al ver la realidad española, eran representantes de centenares de países. Largo Caballero llamó a la unificación de todas las izquierdas en el 36 y el partido se incorporó a la administración gubernamental.
Mientras duró el franquismo se asesinó, torturó y encarceló a muchos comunistas. El partido siguió en la clandestinidad y en el exilio. Surgieron los periódicos “Unidad”, “El Obrero” “Verdad”, y “Nuestra bandera” El partido permaneció ilegalizado durante toda la dictadura, recluido y no se legalizó hasta el 77 mediante la ley de Reforma Política de Adolfo Suárez.
El secretario general José Díaz murió de sífilis y Dolores Ibárruri ocupó su lugar. Resistieron contra el Nazismo en la Agrupación de Guerrilleros Españoles en las Fuerzas Francesas del Interior (FFI). Muchos terminaron en campos de concentración como Mauthausen. Los comunistas tenían la esperanza de que Hitler fracasara y que EEUU interviniera en España, pero nunca ocurrió. El partido abandonó la vía guerrillera en 1948 aunque algunos focos guerrilleros se
mantuvieron hasta 1952.
El Partido Comunista Español se pronunciaba desde Radio España Independiente. En 1951 hubo una huelga general en Cataluña a la que siguieron otras como las de Euskadi o Madrid. Se quería formar un gobierno provisional que devolviese las libertades democráticas y otorgase la amnistía a presos y exiliados políticos. En el 56 se rediseñó la política de “Reconciliación Nacional”del partido y en 1960 se creó Comisiones Obreras (CCOO).
Estados Unidos, debido a la Guerra Fría que mantenía con la Rusia comunista, apoyó el franquismo ya que la dictadura se oponía al comunismo y España entró en la ONU. Fueron muy importantes la revuelta de Asturias en el 58 y la huelga pacífica del año siguiente, demostraban que España atravesaba una crisis y los salarios cayeron un 40%, se suspendieron las horas extras, primas y pluses, se despidió a gente y subieron las cifras del paro. Entre 1961 y 1964 1500 comunistas fueron detenidos.
En 1962 fue detenido y torturado Julián Grimau, miembro del Comité Central del PCE y de la Brigada Político-Social del régimen. En el 63 le condenaron a muerte. Esto desató una reacción internacional de protesta con manifestaciones generales por toda Europa. Franco atribuyó esta presión a una conspiración masónico-izquierdista mientras Fraga, ministro de Información y Turismo, hacía una intensa campaña dirigida a la prensa internacional y le atribuía a Grimau los crímenes. Grimau fue fusilado la madrugada del 20 de abril de 1963.
En 1974, durante la Transición, Carrillo se juntó en París con otros partidos de la Junta Democrática de España. El PCE pasó de querer la reconciliación nacional a querer una ruptura democrática. Aunque eran anti-monárquicos y republicanos pactaron con el Rey los términos de la Transición, pero después lo vieron como algo simbólico. Se desvincularon del marxismo-leninismo. El OPI se escindió del partido con el nombre Partido Comunista de los Trabajadores PCT.
El 9 de abril del 77 fue legalizado el partido. Regresaron del exilio los dirigentes históricos, entre ellos Ibárruri y Carrillo se presentó a las elecciones. María Zambrano o la propia Pasionaria, ya no reconocían el país, habían estado apartadas de la realidad española en su larga ausencia y llamaron metafóricamente a España: “la madrastra”. Famosa es la anécdota de que Carrillo volvió de incógnito con una peluca al pararle en la frontera.
Carrillo y los carrillistas crearon la figura del vicesecretario general nombrando a Nicolás Sartorius para este puesto. En la federación vasca Roberto Lertxundi se integró en Euskadiko Ezkerra (EE). El sector pro-soviético formó su propio partido en Cataluña (PCC) y el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE). En 1982 en las elecciones generales en España gana el PSOE y Carrillo dimitió, tras lo que se eligió a Dolores Ibárruri como presidenta.
El partido fue reconocido por la URSS y el pacto de Varsovia, pero en 1984 Felipe González elaboró una reforma electoral con Alianza Popular, que mantenía la Ley de D’Hondt que perjudicaba a los comunistas y favorecía el bipartidismo y el caciquismo.
En 1985 Julio Anguita, Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius y la Pasionaria expulsaron a Carrillo del partido. En el 86 el partido se convirtió en Izquierda Unida al unirse a Izquierda Republicana. Se renovaron tomando como modelo a los partidos verdes de Europa; plural, ecologista, pacifista, a favor del colectivo LGTB, feminista obrero y alejándose del dogmatismo. Carrillo lo consideró el final del verdadero comunismo. De esta forma obtuvieron 7 escaños en las elecciones.
El 12 de noviembre, murió Dolores Ibárruri y en el 96 IU logró sus mejores resultados en la historia. Superó el 10% de los votos obteniendo 21 diputados. El partido defiende una España republicana, federal, con derecho a la autodeterminación. Anguita sufrió un infarto y se retiró del partido. En el 2000 IU fracasó en las elecciones y Gaspar Llamazares fue elegido secretario. IU se enfrentó al PCE y pactó con el PSOE en unas elecciones polémicas. Dolores Ibárruri fue declarada Presidenta de Honor a perpetuidad. Se apostó por la reconstrucción y el relanzamiento del partido integrado en IU apartándose del comunismo al caer la URSS. Siguen luchando por la III república, el federalismo, la democracia radical.
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Los 17 congresos del PCE
I 22 Madrid con Quejido como secretario general.
II 23
III 25 París.
V 32 Sevilla.
V 54. VI 60. Carrillo reemplaza a Dolores Ibárruri.
VII 68 Socialismo pacífico. Se condena la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968.
VIII 72. Partido Comunista Obrero Español se escinde del PCE.
IX 78 Se elige a Carrillo como secretario y a Ibárruri como presidenta del partido. Se pasa de una estructura celular a una territorial. Se distancian de la URSS y de pacto de Varsovia. La organización hace una apertura y aumentan los votos al partido.
X 81
XI 83
XII 88 Gerardo Iglesias es sustituido por Julio Anguita, el califa (alcalde de Córdoba).
XIII 1991 Córdoba. Se disuelven dentro de IU.

5. INFLUENCIA EN LA POSTERIDAD
La imaginaria de Dolores Ibárruri es muy variada y está llena de leyendas, desde las que la admiraban con cariño hasta los que los que la acusaban de crímenes políticos o infidelidades a su marido. Tenemos su imagen de anciana entrañable, viuda de moño recogido y arrugada, exiliada en el franquismo y que volvió en la transición, en el 77, como una heroína. Conoció muchos líderes políticos y sindicales de la época y viajó a Dublín y la URSS. Era una especie de virgen católica, madre dolorosa de todos nosotros. Es el personaje más emblemático de Gallarta. Una sufridora y gran oradora que arengaba en Radio Pirenaica.
De la minería hablan novelas como El intruso de Blasco Ibáñez donde sale el doctor Areilza. Muchos intelectuales han quedado fascinados por su figura y la política. De la Pasionaria se han escrito muchos libros de no ficción, pero también novelas de ficción: Pasionaria y los siete enanitos de Manuel Vázquez Montalbán y aparece en Inés y la alegría de Almudena Grandes. También en Verdes Valles, Colinas Rojas del recientemente fallecido Ramiro Pinilla, aparece retratada en el personaje de Isidora[14]. Junto a su casa está el museo de la minería en Gallarta
que dedica un pabellón a la política revolucionaria.
Recordada por poetas como Rafael Alberti, Antonio Machado y Miguel Hernández, y por cantantes como Ana Belén[15], se convierte en un icono de la transición
en sus poemas y canciones. Dolores Ibárruri luchó por los derechos de las mujeres, las mujeres debían ser libres para elegir su destino, aunque nunca se consideró feminista ni partidaria del aborto, según unas declaraciones que hizo
para la revista Interviú en 1982[16].
Notas:
[14] Miguel Hernández, Vientos del Pueblo. Poesía en guerra, Pasionaria. (1937). Rafael Alberti, Signos del día, ‘Una Pasionaria para Dolores’, (1963). De Víctor Manuel e interpretada por Ana Belén, Homenaje a la Pasionaria, ‘Sí, veremos a Dolores’, (1976).
[15] Manuel Vázquez Montalbán, Pasionaria y los siete enanitos, (1995). Almudena Grandes, Inés y la alegría, (2010). Ramiro Pinilla, Verdes Valles, Colinas Rojas, (1986).
[13] Cruz, R. Pasionaria: Dolores Ibárruri, historia y símbolo (Vol. 1). Editorial Biblioteca Nueva, (1999).

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6. CONCLUSIONES
En este trabajo hemos querido contemplar la figura política de Dolores Uribarri pero también aspectos de su vida personal y familiar. Al hacerlo hemos denotado como se mezcla mito y realidad en los libros que hablan de ella. Había adeptos que la amaban y detractores que la demonizaron inventando rumores sobre ella, pero sin duda era una mujer que no dejaba a nadie indiferente. Era fácil quererla, por la pasión que ponía en cada discurso, no en vano la apodaron enseguida la Pasionaria. Fue una mujer comprometida con el partido.
Aunque tomara de modelo la praxis revolucionaria bolchevique, no se anegaba en un radicalismo cegado a los cambios. Ya era una anciana cuando se cumplieron sus dos sueños; volver a España y legalizar el partido el Partido Comunista durante la transición. Una España que ya no reconocía, en la que se veía de pronto vitoreada por las masas y tratada como a una diosa. Su papel en la transición fue más simbólico que real. Ella era un símbolo y se convirtió en mito y leyenda.
Su vida personal fue la de otras tantas mujeres de la época. Se casó con un minero de Gallarta y tuvo varios hijos que fueron muriendo uno tras otro. Sin embargo, ella llevó a su propia vida el ideal de libertad que quería en política. Fue una mujer transgresora y adelantada a su época, periodista y feminista, y gracias a sus libros conocemos su pensamiento libre.
Para bien o para mal, su paso por la vida y por la historia de España no dejó a nadie indiferente y prueba de ello son esas sensaciones contrarias que provoca en las personas dependiendo de su ideología política. Fue una mujer que marcó las vidas y la manera de pensar de muchas personas, hizo historia y jamás quedará en el olvido.
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