sábado, 18 de febrero de 2017

BLAS DE OTERO

Blas de Otero 1916 1979
Sabina de la Cruz ha formado en Sestao y Vizcaya la fundación Blas de Otero.  La acusaban de haber tenido secuestrada la obra de Blas de Otero años y años. Es el aniversario este año de Blas. Umbral se burlaba del mal carácter del poeta al que decía que tenía un cáncer de huevos, e incluso se burla del poema; avión, capitalista cabrón.  Los derechos de estos escritores se los suelen quedar las viudas; Maria kodama, Pilar del Río… en 1979 murió Blas de Otero, y hasta 2013 no se han publicado sus obras. Su última obra publicada es Hojas de Madrid en la galerna. Su viuda es catedrática de literatura.  Tachia es la mujer con que vivió en cuba, que no se lleva bien con Sabina. Blas estudió en los jesuitas derecho, se fue a Madrid, Bilbao era esa ciudad tremenda en la que “llueve, llueve y llueve”. Blas acabó harto de las tardes de anís, futbol y del nacionalismo y el catolicismo de la villa. Es el padre de la poesía social junto a Gabriel Celaya, Gloria Fuertes, José Hierro, Gabriel Aresti… empezó escribiendo poesía existencialista, religiosa si bien alejada del garcilasismo de la época. En el franquismo los poetas publicaban en la revista Garcilaso de la Vega, de ahí el nombre.
Maneja las formas tradicionales de poesía y métrica, en especial el soneto. La poesía social estaba y está en crisis, es una comunicación ético estética. Es una poesía fácil de leer y difícil de escribir, llena de protestas, reivindicaciones, pone cosas del exterior muy negras, José hierro, Gloria Fuertes eran los poetas del momento. Parten de la realidad de que nadie leía poesía, la poesía se había alejado del pueblo. Los pobres oprimidos trabajadores y obreros no leen, preocupados por ganar el jornal. Es a ellos a los que Blas de Otero se dirige. No busca una poesía experimental, hermética, que solo entiendan los intelectuales. Es la antítesis de la sonatina de Rubén Darío pues no busca el efectismo, la palabra sonora, el purismo de Juan Ramón. No busca la excelsitud en la forma sino una poesía sencilla, clara y divulgarla al mayor número posible de personas. a la inmensa mayoría. Publican en el extranjero debido a la censura. Blas otero viaja mucho. (china, México) Ángela Figuera vive con franco escribiendo poesía social. Los cantautores de moda que luego pasan de moda hacen canciones con sus poemas. Blas de Otero era amigo de Celaya, de Oteiza y Chillida
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El padre era capitán de barco marina mercante, y los ancestros por parte de madre venían de una familia de abolengo del valle de Orozco. El abuelo era un médico famoso. Muere el hermano mayor de una infección pulmonar. Cuando muere el padre el tiene 16 años. Con la crisis económica de 1925 Se va a Madrid, arruinado, estudia Derecho, a la par que trabaja. En el 36 Lorca estrena en el Arriaga bodas de sangre y él pertenece a una cofradía jesuita, y escribe poesía religiosa, sonetos de fe. Es amigo de Jaime del Closs que muere en el año 37, fue un golpe duro. En el grupo alea se junta con escritores y lectores en grupo. En el 41 trabaja en la fabrica forja de Amorebieta, para mantener a la familia. La hermana está trabajando y mantenido a la familia enferma. Se basa en sus poemas religiosos en el cantico espiritual de San Juan de la Cruz, es una época seudo mística e imita los poemas de Santa teresa de Ávila. La censura se mete con él, sobretodo la eclesiástica, por su excesiva sensualidad. Es demasiado místico. Tiene una crisis y deja de escribir, y toma clases particulares de derecho. Quema todo lo escrito hasta ahora y en el Sanatorio de usurbi es recluido un año entero para reponerse. Desde entonces le acompañaran las crisis y depresiones toda su vida. Podía pasarse días tumbado en la cama deprimido. Sabina se lo permitía. En ese periodo de existencialismo escribe; yo, él, tú, Dios, tu que jamás respondes. De ese yo intimista pasa en la poesía social al nosotros de los camaradas Siente amor y repulsión por España. 
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Escribe ángel fieramente humano en el 50, redoble de conciencia en el 51. Estos poemas son de gran trascendencia. Habla directamente con Dios y le reprocha cosas, a veces le reprocha su silencio, su crueldad, el que permita cosas malas. A veces deniega de él, le rechaza, piensa que no existe. A veces, y como en Unamuno, lo necesita. De no existir Dios habría que inventarlo. Si Dios no existe todo está permitido. Si Dios no existe pedirá el hombre al cielo cadenas. Y todas esas frases que se solían decir a raíz de la muerte de Dios diagnosticada por Nietzsche. Blas de otero escribe a mediados de los 50 60, por lo tanto, está dentro de la generación del 50. En poesía; Caballero Bonald, Ángel González, Jesús Ángel Valente, Luis Rosales y los poetas sociales antes dichos. En narrativa la generación del 50 está formada por Matute, Gaite, Ferlosio, Ignacio y Josefina Aldecoa, Benet, Rosa Regás, Torrente Ballester, Cela, quizá Umbral…  y los dramaturgos Buero Vallejo, Sastre, Mihura, Poncela, Alejandro Casona.. Pido la paz y la palabra sale en castellano. Ancia es un juego de palabras entre el comienzo de ángel fieramente humano y el final de redoble de conciencia. Luego publica que trata de España. A finales de los 60, en el tardofranquismo y la época del seiscientos o la televisión viaja mucho. Se afilia al partido comunista y gracias a él viajará a Rusia (la URSS), China, Cuba de Castro… Blas nunca rompió con los comunistas, visitó la habana castrista, y China. Había muerto Stalin, pero seguía el fenómeno estalinista, las misas, los cerrojos, los extraños del hambre. Siempre espera otro día, otra semana, otro tiempo. Su infancia y juventud no sigue un hilo lógico, pasa del taller de Bilbao a Madrid donde encontrará la libertad Pertenece al comunismo como otros poetas, como Alberti. Era abogado, pero nunca ejerció. Al principio vivió de las rentas familiares y luego de su trabajo como poeta. Vivió en las condiciones en que vivían obreros y mineros, y participó en movimientos obreros, sindicalistas y socialistas. Historias fingidas verdaderas surgió del libro de Borges de la infamia. En sus poemas en prosa relata cuando estaba enfermo, y echa la vista atrás, a su vida y su obra. Al final de su vida acaba renegando de la poesía social. Ya se proclama por entonces que este tipo de poesía cansaba ya, que estaba muerta. Y se ponía la vista en los poetas de los 60, y 70; los novísimos, los experimentales y los comerciales. Estuvo en el siquiátrico de Usurbi en Mondragón. Fue siempre muy ligón, tuvo varias mujeres y grandes amigos, y camaradas de su partido
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En los 70 escribe el libro hojas de Madrid en la galerna, ya tremendamente enfermo y poemas a los altos hornos, y recuerdos de infancia. Sus poemas iban destinados a la inmensa minoría. Paco Ibáñez musicó muchos de ellos. Y otros cantautores como Serrat o Ana Belén y Víctor Manuel (camisa blanca).  Se autoexilia y va a vivir a París, afiliado al partido comunista y premio de la crítica en el 58. Escribe Pido paz palabra. Viaja a china y a Cuba en el 64. Se casa con Yolanda en Cuba en el 67 y se separa Restablece su amistad con sabina de la cruz Se queda con ella hasta su muerte. Escribe poemas sueltos, revisa su poesía muchas veces. Hace ediciones diferentes de sus poemas, y correcciones hasta su muerte en 1989. Muere de una embolia pulmonar. Escribió e inspiró mítines políticos en la transición Si algo me gusta es hablar contigo como camarada, vivir, mirar los escaparates Hojas de Madrid en la galerna es su testamento y es su palabra viva.
Pide la palabra y siempre le queda la esperanza. Aunque allá perdido la vida y el tiempo, aunque haya roto todos sus versos, aquí tenemos su cuerpo y alma. Él daba todos sus versos por un hombre en paz. Pide el aire que no es de nadie, el agua del sediento. Escribe para el hombre de la calle, para el que no sabe leer ni escribir. Es solo un poeta español. Aquel niño que recuerda a su abuela en Orozco es ya un hombre maduro y viejo, enfermo de cáncer. su mujer, Sabina de la Cruz, le perdonó todo y cuidó de él en su enfermedad y hasta su muerte y aún después. En sus poemas recuerda a la niña objeto de su primer amor; jarroncito de porcelana y a madmuaselle Isabel, la chacha en París. Le gustaba el aire frio y el aire libre, hablar con sus amigos como camaradas. Su gran amante fue España, el problema de España que decían los del 98. Su relación será de amor y odio. Él defiende verdades como puños, con el puño en alto y habla de España en el que trata de España. “ya no me leerán ni los niños”. 
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Los barcos mercantes alzan su arboladura gótica contra el bosque de grúa y chimeneas, a cuyo pie los cargadores y estibadores hormiguean entre fustes de sacos, cajas de pino, raíces de sogas y alambres.
Nubes de ceniza cierran el cielo hacia el noroeste, emborronando la cima del Ganecogorta, deshilachándose por entre las quiebras del Pagasarri. El plano de las siete calles se extiende descolorido y resquebrajado; la fuente de Carlos III aclara el dédalo de cantones y tabernas que alternan con beatas confiterías y olorosas sacristías.
(la fuente a la que se refiere es la del perro llamada así aunque era un león la fuente. Carlos III era el alcalde de Madrid)
El abra, a catorce kilómetros, se restriega las manos contra el rompeolas y, desde el molino de Punta Galea, el vagamundo otea la lejanía, tras la que el mundo abre sus ciudades de espejos y sus islas de verdor recién escrito.

el mar
Lo primero que vieron mis ojos fue el mar: violentamente, como siempre estuvo el Cantábrico ante mí, airado, refunfuñando y dándome la razón a regañadientes.
Pasaron muchos árboles y meses y estaciones, al fin me hallé en el límite de Tarragona con el Mediterráneo, parado en el andén, mirándome a las manos, tan distinto de cómo lo vi en la guerra, tres veces más cruel y siempre mirándome, parado, a las manos.
Más tarde bajé a los mares de China, jadeantes de nocturno marfil, según hice constar en una angosta callejuela de Pekín. Sin más, salté hacia el Báltico, yo pisaba su lisa espalda de lámina indiscutiblemente fría, restos estalinistas, trizadas cruces nazis.
Ahora, esta tarde, golpean las olas en la memoria, olas redondas, locas, con coronas de tela, mientras el mar Caribe se abre a mi vista limpio como un cristal donde hubiese caído esa asquerosa mosca del consabido buque norteamericano.
CASI BIOGRAFIA El niño está en la terraza contemplando un gato azul. El cielo se mueve como una barca. Desde la calle asciende el tintineo de los tranvías y una voz que pregona ¡El Nervión..., La Tarde! El niño se apoya en el barandal de la terraza que hace esquina a la plaza de Isabel II. El cielo es de color naranja; abajo suena la bocina de un auto, una voz aguardentosa chilla ¡Informaciones.. maciones! El niño se rasca la nariz junto al estanque del Retiro. Un anciano señala con su bastón la estatua de Alfonso XII. El aire pasa con traje marinero y un molinillo de papel verde, amarillo, blanco. En un puesto de chucherias se agitan Crónica, Gutiérrez, Pulgarcito... El niño va al colegio, baja por Fernández del Campo y llega a Indauchu con dolor de estómago; en la capilla siente ganas de vomitar

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Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser y no ser eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
EN LA INMENSA MAYORÍA

Podrá faltarme el aire,

el agua,

el pan,

sé que me faltarán.

El aire, que no es de nadie.

El agua, que es del sediento.

El pan… Sé que me faltarán.

La fe, jamás.

Cuanto menos aire, más.

Cuanto más sediento, más.

Ni más ni menos. Más.


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 EN EL PRINCIPIO
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Aquí tenéis, en cato y lama, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al aviento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
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España camisa blanca de mi esperanza
reseca historia que nos abraza
por acercarse sólo a mirarla.
Paloma buscando cielos más estrellados
donde entendernos sin destrozarnos
donde sentarnos y conversar.

España camisa blanca de mi esperanza
la negra pena nos amenaza
la pena deja plomo en las alas.
Quisiera poner el hombro y pongo palabras
que casi siempre acaban en nada
cuando se enfrentan al ancho mar.

España camisa blanca de mi esperanza
a veces madre y siempre madastra;
navaja, barro, clavel, espada.
Nos haces siempre a tu imagen y semejanza
lo bueno y malo que hay en tu estampa
de peregrina a ningún lugar.

España camisa blanca de mi esperanza
de fuera a adentro, dulce o amarga
de olor a incienso, de cal y caña.
Quien puso el desasosiego en nuestras entrañas
nos hizo libres pero sin alas
nos dejos el hambre y se llevó el pan.

España camisa blanca de mi esperanza
aquí me tienes nadie me manda
quererte tanto me cuesta nada.
Nos haces siempre a tu imagen y semejanza
lo bueno y malo que hay en tu estampa
de peregrina a ningún lugar.
"
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Me gustan las palabras de la gente.
                Parece que se tocan, que se palpan.
                Los libros, no; las páginasse mueven
                como fantasmas.
                Pero mi gente dice cosas formidables,
                que hacen temblar a la gramática.
                ¡Cuánto del cortar la frase,
                cuánta de la voz bordada!
                Da vergüenza encender una cerilla,
                quiero decir un verso en una página,
                ante estos hombres de anchas sílabas,
                que almuerzan con pedazos de palabras.
                Recuerdo que una tarde
                en la estación de Almaden, una anciana
                sentenció, despacio: "—Sí, si; pero el cielo y el infierno
                está aquí" Y lo clavó
                con esa n que faltaba.

Aire libre

Si algo me gusta, es vivir.
Ver mi cuerpo en la calle,
Hablar contigo como un camarada,
Mirar escaparates
Y, sobre todo, sonreír de lejos
A los árboles…
También me gustan los camiones grises
Y muchísimo más los elefantes.
Besar tus pechos,
Echarme en tu regazo y despeinarte,
Tragar agua de mar como cerveza
Amarga, espumeante.
Todo lo que sea salir
De casa, estornudar de tarde en tarde,
Escupir contra el cielo de los tundras
Y las medallas de los similares,
Salir
De esta espaciosa y triste cárcel,
Aligerar los ríos y los soles,
Salir, salir al aire libre, al aire.
Quiero encontrar, ando buscando la causa del sufrimiento.
La causa a secas del sufrimiento a veces
mojado en sangre, en lágrimas, y en seco
muchas más. La causa de las causas de las cosas
horribles que nos pasan a los hombres.
No a Juan de Yepes, a Blas de Otero, a León
Bloy, a César Vallejo, no, no busco eso,
qué va, ando buscando únicamente
la causa del sufrimiento
(del sufrimiento a secas),
la causa a secas del sufrimiento a veces…
Y siempre vuelta a empezar.
Me pregunto quién goza con que suframos los hombres.
Quién se afeita a favor del viento de la angustia.
Qué sucede en la sección de Inmortalidad
cuando según todas las pruebas nos morimos para siempre.
Sabemos poco en materia de sufrimiento.
Estamos muy orgullosos con nuestro orgullo,
pero si yo les arguyo con el sufrimiento no saben qué decirme.
Mire usted en la guía telefónica,
o en la Biblia, es fácil que allí encuentre algo.
Y agarro la Biblia telefónica,
y agarro
con las dos manos la Guía de pecadores…, y se caen al suelo
todos los platos.
Desde los siete años
oyendo lo mismo a todas horas, cielo santo
santo, santo, como de Dios al fin obra maestra!
Pero, del sufrimiento, como el primer día:
mudos y flagelados a doble columna. Es horrible.
 Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los ojos para desgarrármelos,
me queda la palabra.
Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho

«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra

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